El brillo de sus ojos había regresado, el espejo le regresaba la mirada hacía su cuerpo desnudo goteante por el vapor del baño. Draco se había retirado hacía unas horas cuanto el hechizo de Daphne perdió su efecto, sin embargo aún podía sentirlo junto a ella. La soledad, el vacío, la tristeza, absolutamente todo desaparecía y solo quedaba ella, la versión mas autentica de lo que en verdad era.
Se coloco el uniforme cuando su cuerpo estuvo seco, trenzo su cabello. Era bastante temprano para ir al Gran Comedor, sin embargo tenía planeado ir a la lechucería antes del desayuno, no había tenido noticias de su madre desde el verano, y aunque no tuviese una gran cercanía hacía ella no significaba que no le importara, a pesar de todo era su madre, la mujer que le dio la vida.
Tomo pluma y un pedazo de pergamino, tampoco le escribiría una extensa carta donde le contaría con detalle todo lo ocurrido ese trimestre, le basto con un simple:
Espero que sigas con vida.
¿Empaco o me quedare en Hogwarts para Navidad?
Envíame tu respuesta, Olive.
Sello la pequeña nota, escribiendo Mirelle Elizabeth Hawk junto con la dirección de envío. No necesitaba mas que eso, nunca le escribía grandes cartas a su madre, al igual que sus padres tampoco se molestaban en enviarle cartas a Hogwarts a menos que se debiese a alguna mala conducta o para recordarle sobre ser la mejor alumna del colegio, podía decir que en toda su estancia en Hogwarts solo había recibido seis cartas por parte de sus padres.
Camino a la lechucería sin prisa, el frío se colaba por la torre oeste carente de ventanas, había que tener cuidado en donde pisaba por el hielo que se acumulaba sobre la paja en el suelo, una docena de lechuzas dormían plácidamente, ululando enfadadas cuando Olive piso un craneo de rata y las despertó.
-Lo siento -dijo Olive acercándose hacía las lechuzas del colegio con cautela-. ¿Quién de ustedes dejara una carta a la Mansión Hawk?
-Puedes usar la mía si quieres -Olive se giro instantáneamente al escuchar aquella voz masculina encontrándose de cara con Harry Potter-. Le vendría bien estirar las alas ¿No Hedwig?
La lechuza blanca ululo con animo y elegancia acercándose a la chica para que esta amarrara la carta a su pata.
-Gracias -les dijo Olive a ambos con una sonrisa-. Si mi madre esta dormida puedes picotearla hasta que despierte -susurro a la lechuza acariciando su cabeza antes de que saliera volando por una de las ventanas.
-¿Cómo estás? -pregunto Harry acompañándola por las escaleras-. Me preocupaba que pudieras resfriarte después de lo que paso.
-Estoy bien -Olive miraba a Harry con obvio desconcierto-. Gracias por cierto, creo que mi amiga te lo va a agradecer hasta que muera.
-No tiene porque agradecer -Harry se aclaro la garganta, parecía nervioso por alguna razón-. Me tranquiliza saber que te encuentras bien.
-Muy bien, Potter -Olive se detuvo quedando dos escalones sobre Harry-. ¿Qué demonios ocurre contigo? No esperaras que por eso me acueste contigo de nuevo.
-Por Merlín, no -exclamo Harry como si recordar aquello le produjera desagrado-. Tal vez fue una mala idea -musito mas para el que para Olive-, lo siento. No volveré a molestarte.
Sin mediar alguna otra palabra abandono a la joven en las escaleras, recelosa por la actitud de Harry Potter, suspiro, debía ser un comportamiento normal en cualquier Gryffindor. No era vital dale importancia así que no lo hizo, olvidando el tema por completo, sin embargo no pudo ignorar el hecho de que Harry la miraba constantemente de una manera sobreprotectora, asegurándose de que nada pudiese pasarle, al final de la semana comenzaba a resultarle incomodo.
Otra cosa que le causaba cierta confusión y emoción era la repentina cercanía de Draco. Claro que no se había acercado a ella declarando su amor abiertamente, era sutil, se reía de sus chistes en el Gran Comedor, en clase encontraba cualquier excusa para sentarse cerca de ella, rozaba sus manos por debajo de los escritorios, la encontraba en la biblioteca como si fuese una coincidencia que ambos estuviesen ahí, aprovechaba que Olive ahora pertenecía al circulo de amistades de Pansy que lo incluía a el, solo para estar cerca de ella. Con sutileza y astucia lograba inmiscuirse en su vida a excepción de esa noche.
Se encontraba como muchas otras veces disfrutando de un libro cerca de la chimenea en la sala común, aquel día leía Medimagia para principiantes mientras practicaba los movimientos de los hechizos curativos con la varita. La sala común comenzaba a quedarse desolada, solo quedabda ella y unos cuantos alumnos de primer año que repartían galletas entre ellos con las risas guardadas en sus gargantas para no delatarse.
-Mas les vale que esas no sean galletas canario -dijo Olive con voz firme sin despegar la vista del libro-. Si es así cada uno de ustedes comerá una al día.
Los niños de primero tomaron en sus manos a su compañero que había tomado la galleta de broma y ahora era un pequeño canario naranja, Olive les regalo una sonrisa complaciente antes de que salieran corriendo hacía sus habitaciones.
-Espero ver como todos ellos se convierten en canarios -Theo se sentó frente a ella, en su rostro se dibujaba una sonrisa sincera y autentica, llevaba el libro de Aritmancia entre las manos-. Supongo que se esconderán hasta que olvides el tema, aunque aún recuerdo que el año pasado petrificaste a los de primero cuando confiscaste esos caramelos escupe-fuego.
-¿Los volvieron a usar? -pregunto Olive cerrando su libro, aún no le hablaba a Theo por lo que se sorprendió de verlo ahí, tratando de entablar una conversación con ella-. ¿Todo bien?
-Ah sí -dijo nervioso-. Urquhart te busca, esta en el campo de Quidditch.
-¿Por que me buscaría a mi?
-Puedes preguntarle tu misma -Theo le brindo otra sonrisa, incomoda esta vez-. ¿Quieres que te acompañe?
Olive se quedo callada, no sabía como responder, el desasosiego era presente, creciendo en el ambiente, asintió sin comprender bien las razones, caminando junto a él por los fríos pasillos de Hogwarts, atravesando los nevados terrenos del colegio mientras el crepúsculo comenzaba a pintar el cielo, el equipo de Slytherin aún se encontraba entrenando, sin embargo faltaban tres de los siete jugadores. Cuando Urquhart vio acercarse a ambos jóvenes rápidamente descendió junto al resto del equipo.
-Olive, reemplazaras a Vaisey mañana.
-Espera ¿de que hablas? -pregunto Olive mientras la seguían las miradas de todo el equipo, solo Blaise le sonreía-. ¿Quieren que juegue mañana? ¿Solo así?
-A Vaisey lo golpearon con una bludger -explico Urquhart ante la confusión de Olive-. Y si no mal recuerdo el año pasado cuando audicionaste fuiste la mejor de hecho, tienes suerte de que yo no sea un idiota como Flint y pueda notar eso. Si hubieses audicionado este año Zabini ni siquiera estaría en el equipo, así que la vacante es tuya si la quieres.
-Gracias -dijo Olive con una sonrisa-. ¿Me darán su escoba? Porque tengo una Saeta de Fuego que competiría perfecto con la de Potter.
-Ve a probarte el uniforme -Urquhart también sonrió por el entusiasmo de Olive-. Los demás también, es todo por hoy, mañana destrozaremos a Gryffindor, y Olive, estoy confiando en ti.
-Felicidades -susurro Theo haciendo sobresaltar a Olive, por un segundo había olvidado quien estaba a su lado-. Te veré después.
-Nos vemos -Olive se dirigió a los vestidores con el resto del equipo, mientras los chicos se deshacían de sus uniformes sin pudor, ella se probaba la Túnica del equipo con el numero 3 grabado en la espalda. Poco a poco los vestidores se fueron vaciando aunque no loe presto atención hasta que alguien se despidió.
-Nos vemos mañana -dijo Blaise siendo el último en salir de los vestidores.
Olive observaba su imagen en el espejo de pie, aún no podía creerlo, después de tantos años formaba parte del equipo, claro solo sería un partido pero eso no le importaba en lo más mínimo, uno de sus sueños se veía cumplido, se sentía poderosa y extasiada.
-Te queda bien el uniforme -Draco se acercó a ella por detrás, tomando sus hombros delicadamente, clavando su mirada en el espejo, sobre la figura reflejada de la chica-. Puedes agradecerme después
-¿Disculpa? -pregunto Olive devolviéndole la mirada a través del espejo
-Dijiste que querías que fuese romántico -Draco le dio un beso en la mejilla-. ¿Qué podría ser mejor que jugaras Quidditch?
-¿Entonces fuiste tu? -Olive miraba consternada al Draco sin saber que sentir-. Urquhart no me eligió por mi talento.
-Si lo hizo -contesto Draco, con franqueza-. Pero fui yo quien le dijo que sin duda tu eras la mejor.
Olive se quedó callada, no sabía que contestar a ello, ni siquiera entendía que pasaba. Abrió la boca dos, tres veces pero la palabra gracias se quedaba atorada en su garganta. ¿Un gesto noble o solo había comprado su entrada?
-Por cierto, tengo algo que darte -continuo el joven tratando de recuperar a Olive a la realidad-. No tenía idea si esto funcionaría así que pensé en comprarte algo.
-Me compraste algo -susurro Olive dando vuelta para encararlo-. ¿Que tan materialista crees que soy? No puedes comprar amor.
-No pretendo eso -por primera vez en su vida Draco titubeó-. Quería algo que hiciera juego con esto -dijo acariciando con delicadeza el collar que Olive llevaba en el cuello-. Pero no encontré nada que pudiese superarlo.
-¿Entonces tú plan de superar un regaló de Theo?
Draco río a la vez que un poco de furia se presentaba. ¿Su amigo había tenido el descaro de atribuirse su regalo?
-Eso fue mío -dijo sin perder la compostura, la expresión de Olive cambio poco a poco, en el fondo lo sabía y aún le costaba imaginarse que Draco lo obtuviese para ella, era una de las cosas más bonitas que tenía, admiraba la belleza cautivante de ese colgante, a veces sentía que estaba unida a el, que el collar había sido creado solo para ella, ahora que sabía que Draco era el autor de dicho obsequio se enamoraba más de él-. Como dije, no encontré nada comparado y no quiero comprar tu amor, pero si quiero que tengas algo más contigo que pueda recordarte cuánto te quiero -se saco del dedo el anillo de plata que siempre portaba, algo valioso para el tanto como lo era Olive-. Ahora es tuyo.
-Tu me quieres -susurro Olive mientras Draco colocaba el anillo en uno de sus delicados dedos.
-Creí que lo sabías ya.
No pudo contenerse, tomo sus mejillas desesperadamente plantando un beso en sus labios, luego solo lo miró con ternura, Draco Malfoy la quería y ella lo quería a él. Lo abrazo aferrando sus brazos a su espalda, no necesitaba nada material, solo escuchar a Draco decir aquello, que la quería.
-¿Interrumpo? -pregunto Blaise con una sonrisa burlona.
Olive y Draco se separaron lentamente, Blaise los observaba con la sonrisa más divertida en su rostro, nunca había imaginado la posibilidad de ver a Draco y Olive en un momento tan vulnerable e intimo. Ni siquiera imaginaba que ambos pudieran estar saliendo.
-De hecho no -carraspeo Olive-. Malfoy solo me felicitaba.
-Por supuesto -se burló Blaise-. Después de todo fue gracias a él que estas en el equipo, fue una sorpresa para todos que Draco tuviese el detalle de considerarte. Claro que no sería tan sorprendente si es que ustedes están saliendo.
-No estamos saliendo -dijo Olive con mesura. tratando de dejar en claro aquello tanto para Blaise como para Draco.
-¿Pueden imaginar lo pasmados que estarían todos si así fuese? -pregunto Blaise, la mofa de su sonrisa no parecía desaparecer, se sentó en una de las bancas, tampoco el quería irse, aumentando la incomodidad en el espacio-. Bueno, saben a que me refiero, los dos se odian desde siempre.
-Nos vemos mañana Blaise -Olive se apresuro a salir del vestidor sin siquiera pensar que quizá Draco le hiciera un maleficio a Blaise si hablaba, aunque siendo sincera si tuviese la oportunidad ella misma lo haría, quería a Draco pero no estaba lista aún para que el mundo que los había visto crecer entre insultos y bromas pesadas se enterase que después de todo solo había sido una forma agresiva de llamar la atención del otro, no deseaba que los demás se enterasen que ahora no queria a nadie si no era Draco, lo estaba haciendo igual que él, sutilmente hasta que fuese preciso confesarlo, si es que alguna vez llegaba la oportunidad.-¿Nerviosa? -pregunto Urquhart cuando Olive apareció ya con el uniforme del equipo puesto y su escoba en mano.
-Si dejara que el nerviosismo invadiera mi cuerpo no estaría donde estoy -contesto Olive con decisión-. Solo es Gryffindor, escuche que Weasley sigue en el equipo.
-Si es así entonces nuestras posibilidades de ganar aumentan -comento Batchley, el guardián de Slytherin.
-Solo bastara con que Olive le batee las pestañas para desconcentrarse -Blaise se paro al lado de la chica, aún no olvidaba lo que había presenciado la noche anterior, sin embargo tampoco le diría a nadie, no confiaba en la palabra de Olive de que solo fuese a felicitarla aún así no quería meterse a menos que quisiera molestarla con alguna broma, con riesgo de terminar en la enfermería a causa de la chica.
-Mi sola presencia lo va a desconcertar.
-¡Hey escuchen todos! -Urquhart exclamo llamando la atención del equipo-. Aún si Weasley juega no demos las cosas por sentado, nuestro equipo esta en desventaja, no solo Vaisey esta en el hospital, Malfoy se ha enfermado así que tampoco podrá jugar hoy. Harper, confío en que encuentres la Snitch antes que Potter, no podemos perder contra Gryffindor.
-No de nuevo -susurro Blaise solo para que Olive lo escuchara. Esta miro disimuladamente al rededor, era cierto, no veía a Draco por ninguna parte.
-Crabbe, Goyle espero que alguno golpee a Potter en la cabeza antes de que encuentre la snitch. Salgamos al campo.
Todo el equipo asintió, saliendo detrás de el hacia el campo de Quidditch encontrándose con un mar de estudiante en las gradas, la mitad dejaba ver los colores de Gryffindor, rojo y dorado. La otra mitad portaba con orgullo los colores verde y plateado de Slytherin mientras eran ovacionados por los alumnos de su casa quienes aplaudían y gritaban con ánimos.
-Capitanes dense la mano -dijo Madame Hooch, Urquhart le dio la mano a Potter con fuerza-. Monten sus escobas. Al silbatazo... tres...dos...uno...
El silbato sonó, ambos equipos despegaron del suelo congelado a la par que la Quaffle era lanzada por Madame Hooch y atrapada por Urquhart lo que llevo a Slytherin a vitorearlo. Olive volaba cerca de él, evitando fácilmente una bludger lanzada por parte de Gryffindor.
-Bueno, ahí van, y creo que todos estamos sorprendidos al ver el equipo que Potter ha organizado este año. Muchos pensaron, dado el irregular desempeño de Ronald Weasley como Guardián el año pasado, que estaría fuera del equipo, pero claro, una amistad cercana con el Capitán también ayuda... -dijo el nuevo comentarista Zacharias Smith, sus palabras fueron recibidas con burlas y aplausos del extremo de Slytherin-. Oh, y aquí viene el primer intento de gol por parte de Slytherin, es Urquhart pasando como rayo hacia la portería y Weasley la tapa, bueno, el puede tener suerte algunas veces, supongo...
Ginny Weasley se hizo con la Quaffle volando a gran velocidad hacía el otro extremo del campo, Blaise y Olive se colocaron a ambos lados de ella para lograr quitarle la pelota, Blaise logro arrebatársela del brazo para después lanzarla a Olive.
-Toda tuya Liv.
Voló con toda la celeridad que podía ofrecerle su escoba, esquivando de nuevo otra Bludger, lanzo la Quaffle al poste mas alejado de Ron, la pelota estaba a punto de marcar el primer gol, sin embargo el guardián de Gryffindor detuvo la pelota con la punta de sus guantes, un abucheo de parte de Slytherin se hizo presente opacado por el alboroto de Gryffindor.
Media hora después de iniciado el partido Slytherin perdía 60 a cero, Olive había estado cerca de anotar varios goles sin embargo Ron hacia unas salvadas espectaculares que no parecían normales, aún podían ganar el partido si Harper lograba atrapar la snitch aunque las cosas parecían solo ir a favor de Gryffindor. De nueva cuenta Olive tenía la Quaffle en sus manos, Ginny Weasley estaba a punto de arrebatársela cuando la lanzo a Urquhart quien la atrapo solo para lanzarla de nuevo, esta vez hacía los aros que Ron protegía, parecía que esta vez si anotarían un gol pero Demelza Robins atrapo la Quaffle en el aire volviendo la suerte a favor de Gryffindor.
-¡Y creo que Harper de Slytherin ha visto la Snitch! -dijo Zacharias Smith a través del megáfono-. ¡Si, el ciertamente ha visto algo que Potter no ha visto!
Y era cierto, Harper volaba como un rayo detrás de la pequeña pelota alada, muy por detrás lo perseguía Harry Potter, si Harper atrapaba la snitch Slytherin ganaría, el partido estaba en su mayor apogeo. Solo unos metros faltaban para ganar
-Tirale una bludger a la cabeza -grito Urquhart a Goyle, en una medida desesperada para ganar.
Sin embargo no fue a Harry a quien le dio con la Bludger, Olive solo pudo sentir como su cráneo se quebraba antes de caer de su escoba y desmayarse ante el dolor.
Sintió que se había quedado en la oscuridad solo unos segundos, al abrir los ojos se encontró rodeada de caras conocidas antes de perder la vista entre el cabello rubio de Daphne.
-Gracias a Merlín estas bien -dijo su amiga sin dejar de abrazarla.
-¿Qué ocurrió? -pregunto Olive desorientada y adolorida, tratando de recordar el partido.
-Fractura de cráneo y un brazo roto -explico Madame Pomfrey, Olive se dio cuenta de las vendas rodeando su cabeza-. Lo arreglé en un parpadeo pero preferiría que se quedara aquí a pasar la noche, señorita Greengrass deje respirar a la señorita Hawk.
-Lo siento -Daphne se aparto pero no soltó las manos de Olive, se veía preocupada como si su mejor amiga fuese a morir y solo sosteniendo sus manos la mantendría con ella.
-¿Qué tan difícil puede ser apuntar, Goyle? -exclamo Olive hacia el chico que se escondía detrás de Theo-. Cuando salga de aquí estarás muerto.
-Nada de muertos -Urquhart interrumpió a Olive-. Necesito a mi equipo completo así que recupérate para que puedas volar pronto.
-¿Hablas enserio? -la emoción de Olive salió a flote.
-¿Por qué no? Eres buena, incluso mejor que Vaisey.
-¿Qué hay de mi? -inquirió Blaise ofendido.
-Señor Zabini pueden discutir esto fuera de mi hospital -dijo Madame Pomfrey con firmeza-. Están alterando a mis pacientes, tendré que echarlos si siguen haciendo tanto ruido.
-Mejor nos vamos -susurro Daphne no sin antes darle un beso a Olive en la frente-. Mañana estarás mejor.
Cada uno se despidió de Olive para abandonar la enfermería, dejándola sola con Madame Pomfrey y un chico en una cama alejada a la de ella, era Vaisey quien descansaba plácidamente en la mullida cama del hospital, con cuidado miro hacía las demás camas pero no encontro a Draco en ninguna.
-¿Y Draco? Creí que estaba enfermo -pregunto Olive a la señora Pomfrey quien la miro con desconcierto.
-El señor Malfoy no ha venido por aquí desde hace meses -explico-. No debería moverse.
-¿Podría darme algo para dormir?
La señora Pomfrey asintió llenando una copa con un líquido violeta que a Olive le supo a barro, sin embargo cumplía su función, tan pronto como la poción toco sus labios el sueño la embriago y solo deseaba eso, dormir hasta el amanecer, sin preocupaciones, sin dolor...
-Tal vez no debí dejarte jugar -susurraba alguien sosteniendo la mano de Olive.
-¿Bromeas? -Olive estaba soñolienta, con los ojos cerrados sin querer abrirlos para mirar a su acompañante-. Fue lo mejor de mi vida.
-¿Cómo te sientes? -inquirió la persona a su lado acariciándole la mejilla.
-Drogada -soltó una casi inexistente risa, tomando la mano que reposaba en su mejilla con la suya, solo eso bastó para saber que era Draco, el sonido de su susurrante voz la hacía ir mas alto y su mano lograba calmarla-. No te vayas.
-No puedo quedarme -explico Draco-. Aunque eso quiero.
-También me quieres a mí -otra risa salió de sus labios, se encontraba entre el sueño y la vigía, ni siquiera tenía certeza que Draco estuviese a su lado, era real y a la vez no, en su mente iban y venían imágenes desconcentrándola del joven a su lado, el sueño era inevitable en ese estado-. Y yo te quiero a ti, porque eres mío, Draco Malfoy.
Volvió a caer en la profundidades de los sueños, ignorando la respuesta de Draco, aunque para ella eso también había sido un sueño.Aún le dolía la cabeza pero no quería quejarse, Madame Pomfrey la dejo irse esa mañana asegurando que estaba bien. No le gustaba para nada estar enferma o lesionada, por lo que aunque fuese una pequeña mentira no se quedaría ahí mas tiempo. Caminaba con lentitud hacía las escaleras que la llevarían a las mazmorras, diría que era fatigante bajar ocho tramos de escaleras hasta su sala común pero cinco años en Hogwarts la habían acostumbrado al ajetreo de tantas escaleras, no había nadie aparte de ella y una niña de Ravenclaw que llevaba un frasco de ojos de Salamandra, miraba estupefacta el tapiz de Bárnabas el chiflado, cuando Olive estuvo cerca dejo caer su frasco con sorpresa.
-Tranquila -dijo Olive con amabilidad sacando su varita-. Reparo
El frasco regreso a su estado original, aunque algo cambio, el tapiz cambio a una solida puerta de madera de la que se asomo Draco.
-Olive -saludo con una sonrisa genuina, tomándola de la mano para llevarla dentro con el-. ¿Te encuentras bien?
-Si -tartamudeo Olive sin entender que hacía Draco en la Sala de los Menesteres que en ese momento parecía una pequeña ciudad hecha de objetos amontonados-. ¿Qué haces aquí?
-Nada importante -mintió el joven-. ¿Segura estas bien?
Olive asintió recibiendo otra sonrisa por parte del chico.
-¿Y sigo siendo tuyo? -pregunto agrandando su sonrisa.
La cara de Olive se lleno de puntitos rosas, así que no había sido un sueño, Draco la visito la noche anterior y ella se avergonzó a si misma, escondió su rostro entre sus manos dándole la espalda a Draco, negaba con la cabeza ante aquella humillación.
-No te burles de mí -dijo, se sentía vulnerable y avergonzada, sentimientos que solo Cedric Diggory le había ocasionado en su momento, pero Draco era diferente, el no era Cedric, presentía que en cualquier momento no soportaría aquel bochorno y que el rubio se burlaría de ella como en múltiples ocasiones cuando Cedric la sonrojaba. Sin embargo nada de eso sucedió, Draco le tomo las manos para apartarlas de su rosada cara.
-Si lo deseas... -susurro cerca de su rostro, cohibiendo más a la chica que regresaba sus pasos sintiéndose una tonta chica enamorada que no podía enfrentar al chico que le gustaba, Draco no ayudaba mucho comportándose como el mismo, excitado por la vulnerabilidad de Olive que a la vez le parecía tierno y lo enloquecía, porque la quería, las actitudes de Olive confirmaban que ella también, terminando la frase de una manera seductora sobre los labios de Olive-... siempre seré tuyo.
