-Ella es Olive Hawk, cariño -dijo con dulzura Narcisa Malfoy a su pequeño hijo que observaba con el corazón acelerado a la niña frente a él-. Pueden quedarse jugando en el jardín, nosotros estaremos adentro.

Ambos niños asintieron pero no se movieron del lugar, Olive escondía sus manos detrás de su vestido y Draco solo atinaba a mirarla de vez en cuando sin entender que pasaba dentro se su pequeño ser. Había jugado con niñas antes, Pansy Parkinson y las hermanas Greengrass eran de sus mejores amigas, sin embargo aquello era diferente a estar con ellas. Podía deberse a su padre hablando sin cesar del odio que debían tenerse los Malfoy y los Hawk pero no sentía odio por la niña frente a él. El cabello negro le llegaba hasta la cintura y lo adornaba una cinta color rojo que resaltaba sobre la blanca piel y los ojos grises, haciendo juego con las rosadas mejillas de Olive, el vestido que usaba era blanco y encima llevaba un abrigo rojo. Olive se paraba recto, al igual que él, se quedaba callada como el lo hacía, no movía ningún musculo haciendo que Draco se aburriera con facilidad.

-¿Acaso no hablas? -pregunto Draco picándole las mejillas con fuerza, un pequeño calor se instalo en la punta de sus dedos, nada que pudiese preocuparlo o alterarlo.

-¿Podrías dejar de hacer eso? - las palabras de Olive salían de su boca como si fuese un robot, tampoco se aparto para que Draco dejara de molestarla

-¿Te molesta, pajarito? -Draco se rio de su propio chiste imitando de una manera muy pobre a lo que creía que era un halcón pero parecía mas el cacareo de una gallina-. Así es como hacen esos molestos animales ¿no?

-Por favor no hagas eso -dijo Olive con educación apartándose de Draco sutilmente.

-¿Te molesta?

Olive asintió alejándose de Draco cada vez más hasta que en un momento se vio perseguida por el niño quien deseaba atraparla, por fin Draco se sentía como cuando jugaba con Pansy o Daphne y Olive poco a poco se llenaba del mismo sentimiento ¿Sería posible que los hijos de las familias que mas se odiaban pudieran comenzar una amistad? Olive no conocía a nadie, no tenía amigos y cualquier amistad que le fuese brindada la aceptaría. Y Draco a pesar de estar rodeado de amistades aún se sentía un pequeño niño solitario en una gran casa que le negaba la diversión.

Solo bastaba verlo, con 8 años usaba un elegante traje hecho a la medida, su cabello impecablemente peinado, su postura, sus ambiciones; Todos guiados por su padre mientras que su madre solo se dedicaba a llenarlo de mimos y sobreprotegerlo, claro que había ocasiones donde a su padre llegaba a golpearlo mas allá de sus regaños, a veces a escondidas de Narcisa, Draco también se quedaba callado ante esas situaciones porque Lucius le hacía entender que cada golpe recibido se lo merecía y si los escondía de su madre era para no provocar ninguna pelea entre ellos.

Y Draco sabía que aquello llevaría a un regaño, lo sabía con claridad antes de tomar las tijeras, ¿pero que era un regaño antes que un poco de diversión? ¿Qué era comparado con que la niña dejara de correr y le prestara atención? Porque deseaba eso, atención por parte de Olive, se había decido cuando los pequeños pies de Olive se alejaron de el, que la quería de esposa, un sueño muy lejano considerando que apenas era un niño, y por ser un niño le valía soñar, por ser un niño era comprensible que tomara aquellas tijeras y cortara la mitad del cabello de Olive, nadie lo vería como un intento desesperado para que su futura esposa le hablara.

-Solo fue una travesura -decía Narcisa desesperada intentando de manera elegante retener a los Hawk.

-¿Una travesura? -exclamo Eldrick Hawk abrazando a su hija que lloraba amargamente-. Pudo cortarle el cuello.

-Si nuestra hija hubiese sido quien cortase el cabello de ese niño ustedes estarían igual de enfadados -Mirelle Hawk miraba con desagrado a los Malfoy-. Su hijo no es mas que un pequeño malcriado.

-No permitiré que le hables a mi hijo de esa forma -Narcisa elevaba la voz-. Draco es un niño ejemplar, tu hija debió ser quien lo provocara, quizá solo esta mintiendo y ella misma se lo hizo.

-¿Cómo te atreves... -Mirelle sacó su varita apuntando a Narcisa conjurando el primer hechizo que su mente recordó, aquello inició una batalla en el jardín de los Malfoy, hechizos volaban por todas partes hasta que los Hawk, ofendidos se fueron de la Mansión.

Draco entró al salón donde su padre lo esperaba sentado bebiendo una copa de Hidromiel, en ese instante ya no se sentía tan valiente y creía una estupidez que cortarle el cabello a Olive fuese una buena idea para llamar su atención, aunque si había dejado de correr, su atención fue puesta en el y solo en el con los ojos grises lagrimeando por la crueldad de Draco.

-¿Tienes idea de lo que tu travesura nos ha costado? -pregunto Lucius mirando con reproche a su hijo que negó con la cabeza-. Un contrato de varios millones de galeones, Draco. He de suponer que aquella hazaña valió la pena para ti pero dime ¿Tu podrás reponer el dinero perdido?

Nuevamente Draco negó apartando la mirada de su padre, hacía el suelo donde sus zapatos comenzaban a parecer lo mas interesante del mundo ganando una fuerte bofetada en el proceso.

-Jamás apartes la mirada de nuevo ¿Está claro?

-Si, señor -susurro Draco.

-Lucius, no puedes golpear a nuestro hijo -exclamo Narcisa acariciando la ahora roja mejilla de Draco-. Ve a tu habitación cariño, hablaremos de esto mas tarde.

Draco sorbio su nariz mientras salía de salón, sus ojos se anegaron de lagrimas que se permitió sacar, en definitiva Olive no valía la pena para ponerse a llorar, no había valido su atención por aquel duro golpe de su padre y la próxima pelea que se aproximaba, quizá si odiaba a la niña.

Para su suerte y desgracia los Hawk nunca volvieron a la mansión Malfoy, en los siguientes tres años Draco había aprendido a comportarse frente a su padre sin embargo aún hacía cosas a escondidas de él, una practica que perfecciono con el tiempo, sirviéndole para evitar regaños y golpes conservando una actitud arrogante, digna de un Malfoy.

Enorgulleció a sus padres cuando fue elegido Slytherin se rodeó de amistades de las que podría sacar ventaja y arruinó unas cuantas para posicionarse a la cabeza de Slytherin, con tan solo 11 años se convirtió en un líder ganándose la corona de Slytherin, respetado y temido, especialmente por aquella que en su tiempo había querido de esposa, pero ahora ese sentimiento no existía, aborrecía a Olive como sus padres le enseñaron, al igual que le parecía irritante y estúpida o eso quería creer. No soportaba sus constante lloriqueos, como siempre se escudaba tras Snape, que no le importara la pureza de la sangre al juntarse con Granger, dedicando ese primer año a superarla y probarle a su padre que siempre sería mejor que ella.

Cuando regreso a casa ese verano decepcionado y humillado al no poder superar a Granger, su decepción incremento al verse reemplazado por un perro que según su padre se debía a la falta de compañía en la Gran mansión Malfoy, algo dentro de él se hizo pequeño el vacío que había estado reteniendo a lo largo de su vida se hizo presente, tratando de llenarlo con lo que fuese pero ser un matón insoportable no lo llenaba.Mirarla le daba repulsión, no eso no era, sin embargo la odiaba y sus actitudes no hacían más que irritarlo, se paseaba entre las estanterías de la biblioteca mientras era perseguida por la mirada de Draco Malfoy, era la segunda vez que se detenía a observar el título de un libro. Draco sabía que no lo tomaría, conocía su rutina, cuando se detuviese por tercera vez tomaría un libro y tomaría asiento en la misma mesa de siempre, claro que lo ultimo se vería opacado ya que Draco había acaparado aquella mesa. Olive se detuvo por tercera vez, tomando el libro entre sus manos, Draco rodo los ojos y soltó un bufido, la chica era tan predecible, esperaba molestarla cuando viera su rutina arruinada, sonreía internamente ante la situación. Sin embargo, Olive dejo el libro en su lugar, regreso sobre sus pasos tomando otro libro que ni siquiera había observado antes y salió de la biblioteca sin siquiera mirar a Draco.

Se sorprendió, por alguna razón el tenía estudiada la rutina de Olive, lo que hacía más fácil molestarla, aquello era nuevo. La chica siempre tomaba el tercer título que veía, siempre, también era algo nuevo que sacara el libro de la biblioteca, Olive nunca hacía sus deberes en la sala común o en cualquier otro sitio, la biblioteca era su refugio.

Draco estiró los brazos, deshaciendo la tensión de sus músculos. Frustrado puesto que había pasado ahí una hora tratando de molestar a la chica, justo ese día decidía cambiar su rutina. Igual no le importaba mucho, molestar a Olive iba perdiendo sentido con el paso de los años, más en esos momentos que cualquier broma la regresaría porque había cambiado, lo encaraba, lo retaba, no dejaba que nadie la rebajara, claro que Pansy aún se burlaba de ella a escondidas sobre todo por la repentina cercanía de Olive y Cedric Diggory a principios de año, solo había pasado un mes desde que su cuarto año empezó y ellos dos parecían inseparables, como si fuesen amigos de toda la vida.

Justo en ese momento los encontraba en el pasillo, riendo como si de repente todo fuese divertido.

—Miren a quienes tenemos aquí—se burlo Draco—. Hawk, ya tienes novio, sorpresivo.

—Cállate, Malfoy—dijo Cedric llevando a Olive con él tomada de la mano.

Otro rastro de burla se asomo sobre su rostro pero en el fondo se instalaba otro sentimiento, uno que no entendía y apenas lo sentía para comprenderlo. Claro que conocía los celos y la envidia pero como toda afección la enterraba en lo mas profundo de su ser intentando que el vacío no aumentara. Además se preguntaba ¿Por qué tendría celos de Olive? no tenía nada que pudiese envidiarle. Aunque fuesen iguales en más de un sentido, a sus ojos Olive era inferior a él.

Por lo tanto mirarla le provocaba aversión, no eso no era, porque no podía parar de mirarla. Sentada lo mas alejada en la sala común admirando un pastelillo de calabaza como si fuese lo que mas apreciaba en el mundo para luego comerlo y relamerse los labios cuando lo terminaba. Draco no conocía aquella rutina, Olive dejaba de ser predecible, solo en ciertos aspectos, aún curveaba los labios cuando se concentraba, se mordía el pulgar al leer, jugaba con su cabello sin darse cuenta. Claro que Draco se daba cuenta sin embargo lo atribuía a ser muy observador, nunca se detuvo a pensar que solo conocía los hábitos de Olive, si trataba de recordar cualquier costumbre que tuviese cualquiera de sus amigos mas cercanos no encontraría respuesta. Por lo que observarla mas que un disgusto era un agasajo, una practica que no sabía que hacía.

Y verla acercarse a su cita para el baile de navidad lo desconcertaba aún más, esa no era Olive. La chica que se movía con delicadeza y finura había abandonado las túnicas en las que se envolvía, la serpiente había cambiado de piel. Trataba de ser sutil, no mirar mas allá de Pansy, difícil cuando Olive y su cita tomaron asiento en la misma mesa. De nuevo se encontraba observándola, callado, sin poder encontrar algo de que burlarse para esconder como se sentía de verdad. Era elegante y sofisticada, podía reflejarse el mismo en Olive, cada detalle que daba era planeado, cada risa que cantaba lo hacía de forma cortés, verla danzar en el Gran Comedor, desplazándose entre sonrisas y ese vestido ajustado que hizo que Draco tragara saliva. Solo Pansy notó aquello, atribuyéndose el mérito, llevándola con el a su primera cuna de placer.

El vacío se extendió e intento llenarlo de encuentros nocturnos que no significaban nada para él, seguía siendo un matón, un joven que escondía lo que sentía y se burlaba de los demás para que nadie pudiese ver mas allá de sus mofas, su sarcasmo y su arrogancia. Quería ser respetado y como su padre le había enseñado, nunca bajaba la mirada a cualquier situación, pero tampoco era valiente para enfrentarse al mundo, no sin compañía. Eso era, un joven que no podía conseguir el poder sin las personas correctas defendiéndolo porque el no podía hacerlo solo.

Olive era el mayor centro de sus burlas, por miedo a admitir lo que sabía desde siempre, aquello se convertía en su salvación, solo él entendía como se sentía y eso no era siempre. Como aquella tarde que Olive leía bajo los últimos rayos del sol primaveral, sus ojos grises iban y venían sobre su lectura, su blanca piel era iluminada por el sol y su cabello negro le caía por un costado. Draco estaba lejos de ella, pero no lo suficiente para no observar sus facciones concentradas ¿acaso esas motas que se asomaban por sus mejillas eran pecas? ¿y porque le interesaba aquello? Arrojo una piedra al lago para distraer su cansada mente, se debatía entre acercarse para molestarla o simplemente dejarla tranquila, puesto que molestarla no le provocaba la misma satisfacción de antes, quizá era momento de dejarla sola. Camino hacía el castillo girando su cabeza solo una vez para notar como Cedric Diggory la besaba y el vacío salió a flote alterando sus sentidos por primera vez.

Sabía que aquel golpe se lo había ganado, su madre arreglaba su nariz rota sin poder entender quien lo había ocasionado, Draco no quería decirle quien fue, lo atribuía a la humillación cuando en realidad ni el mismo podía encontrar una razón factible del porque las palabras salieron de su boca hacía Olive que lloraba la muerte de Cedric, ya estaba hecho, la marca final de odio fue cruzada, posiblemente ahora Olive lo considerara su némesis. Aunque fingía que no le importaba lo hacía de forma tenue, sin exponer todavía lo que Olive le hacía sentir.

Más ese año que Olive se miraba diferente, robando la corona de Slytherin de Pansy. Draco miraba desde el fondo como la chica se dejaba llevar por el libertinaje y diversión, el hacía lo mismo siendo anfitrión de múltiples encuentros, planeados e improvisados, a escondidas donde algunas veces Olive lo encontraba y solo seguía su camino sin darle importancia. A el tampoco le importaba.

Después de eso se encontraba perdido, su padre en Azkaban, su madre adolorida, la marca tenebrosa refulgente en su brazo, sin alternativa, sin escape. Hasta que Olive lo abrazo, por fin el vacío era llenado, al fin comprendía esos sentimientos que por años escondió tras insultos, siempre había sido Olive lo único que podría salvarlo, la que lo envolvió en sus brazos con sinceridad, la que busco ayudarlo aún después de como la trato, era autentica y escarbaba entre su ser para encontrar su yo ideal, ese que solo Olive luchaba por encontrar.

La luz de la chimenea carraspeante la golpeaba en la cara junto con el calor, sus ojos cerrados, Draco se sentó en silencio a su lado, tratando de no hacerse notar y al mismo tiempo quería llamar su atención, comenzó a picar sus mejillas rememorando un viejo pleito.

—¿Acaso no hablas?—pregunto Draco en un susurro divertido

—¿Podrías dejar de hacer eso?

—¿Te molesta, pajarito?—dijo Draco pero esta vez se detuvo para tomarla de la mano.

—Eres un idiota—susurro Olive contra su labios.

Y Draco sabía que aquello era arriesgado, lo sabía antes de tomar la iniciativa para besarla ¿pero que importaba si podía besar a la chica que quería? ¿Qué era un pequeño riesgo si podía tener a Olive en sus brazos? al fin de cuentas, se había arriesgado por ella desde el día que tomó las tijeras.