—Olive, ve mas despacio —se quejo Draco.
—Tu deberías ir más rápido —contesto la chica sin detenerse.
—Te dije que lo sentía —Draco tomo a Olive de la cintura haciendo que se detuviese—. ¿Podríamos bajar el volumen? Cualquiera podría escucharnos.
—¿Ahora te preocupa eso? —se burló Olive—. No hay nadie en este pasillo, todos están en clase donde se supone que nosotros deberíamos estar.
Aparto las manos de Draco para continuar caminando con rapidez seguida de cerca por el joven que la envolvió de nuevo con sus brazos deteniendo su marcha.
—Draco hablo enserio —continuo Olive pero sin apartarlo, disfrutaba enormemente con los besos plantados en su cuello—. Alguien va a vernos.
—No vayas a clase —susurro Draco sin despegar los labios de su nuca—. Pasemos el día juntos.
—Por mas que ame la idea —Olive dio la vuelta, aun entre los brazos de Draco quedando a poco centímetros de su rostro—. Snape va a castigarnos.
—Es el ultimo día —se burlo Draco—. ¿Qué puede hacer? Además no te veré en Navidad, pasemos el último día juntos.
—Eres una mala influencia para mí —acto seguido lo beso—. Ve por allá, yo rodeare el pasillo y te veré en mi habitación.
Draco sonrió, comenzó a caminar al lado contrario del pasillo justo por donde entraba Harry Potter, este solo le dedico una mirada hostil, a Draco ni siquiera le importaba lidiar ya con "El elegido" había dejado de ser divertido molestarlo e inclusive si no fuese divertido, esa ultima semana solo se dedicaba a arreglar el armario y pasarlo con Olive, pero en ese momento daba vuelta sobre sus pasos al escuchar a Olive exclamar:
—Fíjate por donde caminas, Potter —Harry le tendió una mano para ayudarla a incorporarse sin saber que por detrás Draco se acercaba mientras rebuscaba la varita entre su túnica. Olive miro sobre el hombro de Harry, dándole a entender a Draco que lo dejara pasar. Habían acordado que no deseaban que nadie los viera juntos, al menos no hasta estar listos sobre abrirse al mundo, y como buenos Slytherin sabían guardar secretos.
—Lo siento —dijo Harry—. ¿Estás bien?
—Claro —volvió a mirar sobre el hombro de Harry, Draco se había detenido a mitad del pasillo, dio media vuelta y se fue del lugar, Olive suspiro internamente. No sabía si Potter diría algo si los veía juntos, aunque no tendría porque hacerlo. En lo que concernía a Olive, Harry Potter no tendría porque meterse. Sin embargo lo seguía haciendo, desde hacía dos semanas Potter parecía seguirla, los únicos momentos donde no se sentía acosada por el joven era en la sala común.
—¿Te encuentras bien? Por lo de la bludger —explico Harry—. Escuche que te fracturaste el cráneo.
—¿Por que eso te importa? —inquirió Olive, el chico comenzaba a asustarla con aquella conducta tan extraña
Harry parecía querer decir lo que llevaba guardado y explicarle, sin embargo retrocedía.
—No puedo decirte.
—Eres muy extraño, Potter —exclamo Olive mientras Harry se alejaba, ella misma comenzó a andar hacia la sala común de Slytherin, consternada, por un momento se arrepintió sobre dejar que Draco le echase alguna maldición a Potter por la espalda, quizá con eso la dejaría en paz de una vez por todas. No le importaría si Potter tuviera sus intenciones claras como los demás chicos, sin embargo cada que se topaba con aquella mirada defensora y los tartamudeos del chico al intentar explicarle se volvía mas paranoica al intentar descifrar sus verdaderas razones.
Dejo de pensar en eso inmediatamente cuando observo a Draco acostado sobre su cama, distraído, jugando con la varita entre sus dedos, había dejado detrás la túnica y la corbata dejando ver la pálida piel de su cuello a su pecho, un deleite al que solo Olive tenía acceso en esos momentos.
—¿Puedo acompañarte? —pregunto mientras trepaba a la cama, sentándose sobre la cintura de Draco.
—Tardaste —bufó el, acariciando los brazos de Olive por encima de la túnica—. ¿Potter te quito el tiempo?
—Ciertamente.
—Si vuelve a acercarse a ti, o cualquier otro —explicó Draco, tentando a la chica con sus labios cerca de los suyos—, no daré la vuelta nuevamente.
—Bueno, Draco —Olive tomo la mano de Draco, guiándolo hacia el inicio de sus muslos— ¿Por que no te callas y me besas?—Solo digo que tal vez podrías ser mas suave —dijo Olive mientras salían a la sala común, que suponían vacía puesto que era la hora de la comida. Olive abotonaba su blusa, Draco por su parte acomodaba su corbata.
—Si Draco, deberías ser mas delicado —se burló el único joven que ocupaba el sofá de la sala común. Blaise Zabini les dedicaba una sonrisa de suficiencia ante los atónitos rostros de sus recién pillados amigos.
—¿Qué demonios haces aquí? —inquirió Draco.
—Soy inteligente, chicos —explico, Olive ahogo una risa que sonó como un bufido—. Y ustedes bastante descuidados, todos notaron su ausencia, nadie lo cuestiono por obvias razones. Sin embargo, ya los había visto juntos antes. Así que vine a chantajearlos.
—¿Y eres tan estúpido para creer que accederemos a cualquiera de tus estupideces? —Draco escupía las palabras como de costumbre, con arrogancia y furia.
—¿Qué quieres, Blaise? —pregunto Olive, haciendo a Draco a un lado con su brazo. Conocía el temperamento del chico.
—Una insignificancia —Blaise dejó el sofá para acercarse a ellos—. Verán, estoy en el Club de las Eminencias, está noche hay una fiesta de Navidad. Nadie acepto ir conmigo y Olive eres sin duda la chica mas hermosa del curso, ¿Imaginas cuanta envidia generaría eso?, me gustaría que fueras mi cita.
—Ni pensarlo —exclamó Draco, de nueva cuenta fue detenido por el brazo de Olive que le impedía lanzarse contra su amigo.
—Esta bien, Blaise —aceptó Olive—. Soy lo suficientemente grande para cuidarme sola, Draco.
—Te veré en la noche.
—No lo harás —volvió a exclamar Draco, buscando la varita entre su túnica. Sin embargo, Blaise había abandonado la sala común—. ¿Por qué demonios aceptaste?
—Nos evite un problema —dijo Olive comenzando a caminar al Gran Comedor—. Además es Zabini, es mi amigo y sospecho que le gusta McLaggen.
—¿Y por eso te besaste con él en Halloween?
—¿Hablaremos de quien beso a quien en esa fiesta? —se burló Olive deteniendo su marcha—. Porque recuerdo claramente como escabullías tus manos entre los pechos de Astoria mientras te atragantabas con su lengua. No quieras iniciar una pelea que no vas a ganar —beso a Draco rápidamente en los labios para continuar su camino—. Te veré después de la fiesta.
Y esperaba hacerlo, si era que Draco olvidaba aquella rabieta. Sabía que no sería tan fácil, conocía a Draco y la forma en las que se aferraba a ciertas cosas, lo conocía hacía cinco años como para no tener conciencia de lo que podría enfadarlo o retarlo, porque había pasado dos años haciendo que el muchacho se enfadase con ella. Aunque Draco debía saber con certeza que actitudes tomaría Olive, ella no se sometería tan fácil cómo lo hubiese echo cualquier otra chica en su lugar. Olive lo retaba, le ponía trabas en el camino, e incluso podría dar por terminados aquellos encuentros aún si los disfrutaba. Aquella fiereza que emanaba lo volvía mas loco, cuando Olive le rodaba los ojos en señal de fastidio solo eran un incentivo para hacerla suya en ese preciso instante, nunca nadie se le oponía y el que Olive lo hiciera solo encendía cada vez más lo que sentía por ella, por esa misma razón quería dejar su orgullo de lado, para no perder a Olive de nuevo.
Olive se sentó en la mesa de Slytherin, ignorando por completo a todos, exceptuando a cierta rubia que la tomaba del brazo con fuerza y enfado.
—¿Dónde demonios estabas? —pregunto Daphne—. No te he visto en todo el día. Creí...
—Tranquila —dijo Olive con suavidad—. No volveré a poner en riesgo mi vida.
—Espero que sea verdad, por cierto te llego algo esta mañana —Daphne comenzó a rebuscar en su mochila sacando un paquete y dos cartas—. Esa hermosa lechuza blanca lucía enojada, más aún cuando no pude darle nada de comer.
—Le llevaré algo después —tomó la primera carta, el sello de un Halcón dorado le indicaba que era de su madre—. Gracias mamá, un día antes de las vacaciones decides escribir.
Parece que se necesitan tres meses para que le escribas a tu pobre madre, gracias Mirelle, sigo con vida
Olive suspiro ante el dramatismo de su madre y continuo leyendo.
Puedes empacar tus cosas, pasarás las vacaciones de Navidad en la mansión Malfoy, Narcisa Malfoy te ha invitado y no me encuentro en condiciones para atenderte en casa, procura portarte bien y demostrar que el apellido Hawk es más respetable que los Malfoy
Espero verte pronto, quizá en esa estúpida mascarada que organizan los Malfoy cada año, después de tanto han tenido la amabilidad de invitarnos ¿Puedes creerlo? Los Malfoy caen en desgracia y se quieren aferrar a cualquier familia respetada, como sea, espero que tú tampoco mueras
P.D Te envié un paquete de dulces ácidos por tu cumpleaños, si no recuerdo mal son tus favoritos
Olive termino de leer la carta sin sorprenderse, tomo el paquete entre sus manos para encontrarse con los dulces que mencionaba su madre.
—Eran mis favoritos cuando tenía cinco años y no apreciaba mi lengua —bufo dándole la caja a Daphne para poder abrir el siguiente sobre.
Una elegante invitación de color negro y letras doradas salto a la vista de ambas chicas.
—Oh, es la invitación a la fiesta de Navidad en la mansión Malfoy —comento Daphne dejando los dulces de lado y su reciente enojo con Olive—. Mi familia va cada año, también he visto a Theo y a Pansy en esa fiesta, es increíble. Podremos ir de compras en las vacaciones, te ayudaré con lo que necesites.
Olive sonrió ante el entusiasmo de su amiga aunque por dentro se extendía su nerviosismo, pasar las vacaciones con los Malfoy. Si su padre hubiese estado vivo se negaría rotundamente a dejar que su primogénita comenzará a mezclarse con esa familia, claro que también estaría enojado en ese momento porque a Olive le gustaba Draco.
—Así que irás a la fiesta de Navidad —Draco se sentó a su lado con una sonrisa mientras le arrebataba de las manos la invitación—. Es una gran fiesta Hawk.
—No solo eso —Olive le regreso la sonrisa quitándole a Draco la invitación para dejarla a un lado—. Parece que pasaré las vacaciones en tu casa.
—Aun más perfecto —dijo Draco levantándose del asiento—. Sea lo que sea que se te ocurra llevar en esa fiesta estoy deseando verlo —susurro antes de irse.
—¿Qué demonios fue eso? —pregunto Daphne mirando hacia los lados, tratando de ver si alguien había notado la extraña escena.
—Draco Malfoy siendo Draco Malfoy —contesto Olive mientras tragaba sutilmente el nudo en la garganta que se había creado. De igual manera estaba confundida, hubiese esperado que Draco continuara enfadado por lo de Blaise. O quizá esa fuese su forma de lidiar con el problema, intimidando a la chica de la única manera que podía hacerlo.
—Ambos han estado raros estas ultimas semanas —dijo Daphne tomando un dulce acido entre sus manos—. Y de nuevo desaparecieron todo el día, ¿Vas a decirme que sucede o me sigo sintiendo ofendida?
—Me muero por contártelo —susurró Olive, mirando al rededor para no captar a cualquier curioso—. Aunque ya sabes la respuesta
—Pasaras las vacaciones con el —Daphne levantó una ceja en señal de complicidad y emoción—. Eso debe ser aún más perfecto para su relación.
—No tenemos una relación —explicó Olive, era cierto, ella y Draco no habían acordado nada sobre ir más allá que encuentros nocturnos, aunque se habían reservado aquellas noches solo para ellos, lo que podría indicar un compromiso. Quizá, cuando las cosas fuesen diferentes y ella no tuviese que humillarlo frente al Señor Tenebroso podrían hablar sobre un futuro juntos—. Da igual, Zabini me llevara a esa estúpida fiesta de Navidad y se que amas arreglarme, así que está noche quedó en tus manos.
Siempre era una sorpresa observarse al espejo cuando Daphne terminaba de maquillar a Olive o de peinarla. Ataviada en un hermoso y sencillo vestido de tirantes color rosa palo que ella misma le había prestado, el maquillaje no era extravagante pero afinaba y resaltaba sus facciones, el labial y rubor solo eran un tono mas que el color del vestido. Su cabello trenzado junto con listones dorados le caían por la espalda cubriendo solo un poco el escote que se extendía mitad de su cintura, el cual dejaba caer la lisa falda del vestido hasta sus pies. No llevaba tacones, solo unas sandalias doradas que a Daphne le habían parecido mas adecuadas.
—Luces preciosa —exclamo Daphne extasiada por su amiga mientras bajaban hacia la sala común.
Blaise se encontraba sentado junto a Theo, Tracey Davis y frente a ellos Draco, quien miraba a Zabini con resentimiento, estando la sala común llena no podría quejarse de nuevo.
—Bien, vamos —Olive tomo a Blaise de la mano sin mirar a nadie, sin embargo podía sentirse observada por Theo. Draco también había levantado la vista, una ligera e imperceptible sonrisa se alojo en sus labios, desvaneciéndose cuando ambos salieron de la mazmorra.
La gran oficina de Slughorn estaba decorada con adornos colgantes color esmeralda, carmesí y oro; así que se veía como si estuvieran en una enorme carpa, el lugar estaba repleto y sofocante, bañado en una luz roja que salía de una lampara adornada en oro que colgaba del centro del techo, en el cual auténticas hadas estaban revoloteando, cada una brillaba como una partícula de luz. Un fuerte canto acompañado de un sonido como de mandolinas venía de una esquina lejana. Una bruma de humo de pipa estaba suspendida sobre varios ancianos brujos metidos en la conversación, y un buen numero de elfos domésticos a chillidos trataban de abrirse paso por entre una selva de rodillas, ocultos por los pesados platones de plata que sostenían con comida, de modo que parecían como pequeñas mesas ambulantes.
—Te dije que causaríamos envidia —susurro Blaise señalando con la cabeza hacía un grupo de chicos apretujados en una esquina por el gentío—. Profesor Slughorn —saludo Zabini acercándose hacia el rechoncho Profesor.
—Blaise me alegra que hayas venido —Slughorn usaba un sombrero con borla de terciopelo que combinaba con su chaqueta, un atuendo que Olive encontraba algo ridículo, aunque viniendo del profesor era algo esperado—. Señorita Hawk, un gusto verla. Blaise hay algunas personas que me gustaría que conocieras.
—Me quedare por aquí —trato de hacerse oír Olive entre la música y el gentío, tomo una copa de Hidromiel especiado que los elfos llevaban en las bandejas mientras se sentía incomoda. Después de el Baile de Navidad en el Torneo de los tres magos, aquella era su primera fiesta formal, sus padres nunca habían tenido la necesidad de llevarla a divertirse y por supuesto cuando ellos organizaban alguna Reunión la excluían, observo al rededor del salón, tratando de encontrar algo con lo que pudiese distraerse cuando vio a Harry Potter entrar seguido de Luna Lovegood. Giro sobre sus talones ¿Se vería como una loca si se quedaba observando los adornos? Solo quería darle la espalda al joven para que este no se enterara que estaba ahí . Si lo hacía podía deducir que no la dejaría en paz toda la noche, que sus ojos estarían plantados sobre ella acosadoramente.
Claro no pensó antes de aceptar la invitación de Blaise que el famoso niño que vivió estaría ahí al ser el favorito de Slughorn, en esos momentos solo quería que a Zabini no se le fuera la lengua sobre su situación con Draco.
—Olive, es bueno verte —dijo alguien mientras le tomaba los hombros para que lo mirara—. No sabía que vendrías.
—¿Tú eres? —pregunto la chica confundida ante el apuesto joven frente a ella, los rizos de su cabello negro se encontraban desarreglados y sus ojos castaños destellaban bajo la luz de las hadas.
—Me dejaste sin cabello hace un año —explico el joven.
—¿Por ti estuve en detención tres semanas?
—Lo siento por eso —el chico sonrió tomando su mano con confianza—. Veo que has olvidado mi nombre, Nikholas Rowle.
—No me interesa —dijo Olive regresándole la sonrisa, no quería tener nada que ver con el chico por el momento, lo consideraba muy insistente. Razón por la que los gemelos Weasley la ayudaron dándole un caramelo que lo dejaría sin cabello, después de ello creía que se había librado de él. Aunque estuviesen en clases juntos ambos se ignoraban—. Profesor Snape —saludo Olive alejándose de Nikholas para enfrentarse a un castigo seguro, pero prefería eso.
—Señorita Hawk —el profesor Snape le tendió un brazo con caballerosidad a lo cual Olive acepto amablemente—. Me sorprende verla aquí, no se presento en mi clase esta mañana.
—Estaba enferma —mintió Olive, cosa que nunca funcionaba cuando se trataba de Snape.
—Lo suficiente para faltar a clase pero no para acudir a una fiesta.
—Solo dígame cuantas semanas tengo de castigo —bufó Olive sin preocuparle la reacción de su padrino.
—Considerando que fue advertida sobre esto —explico Snape—. Serán dos semanas.
De un momento a otro, Slughorn tiro del brazo de Snape llevando a Olive con él, viéndose envuelta entre un grupo de personas con las que en situaciones normales no hubiese convivido; Harry Potter, Luna Lovegood, la profesora Trewlaney y Slughorn, empezaba a preguntarse donde estaba Blaise.
—Deja de esconderte y únete a nosotros, Severus —Slughorn hipeo felizmente—. Justamente estaba hablando de las excepcionales pociones que puede hacer Harry, parte del crédito es tuyo, por supuesto, tu le enseñaste por cinco años.
Atrapado, con el brazo de Slughorn alrededor de sus hombros, Snape recorrió con la mirada a Harry contrayendo sus ojos negros.
—Es gracioso, nunca tuve la impresión de haberle podido enseñar nada al señor Potter
Olive río sutilmente ante ese comentario.
—Bueno, entonces es una habilidad natural —grito Slughorn—. Debiste haber visto lo que hizo, primera lección, Poción de los Muertos Vivientes, nunca tuve a un estudiante que produjera algo mejor al primer intento, creo que ni siquiera Severus...
—¿De verdad? —pregunto Snape tranquilamente.
—Fue impresionante —dijo Olive metiéndose en la conversación y a la vez para molestar a Potter, quizá así dejara de mirarla como si fuesen amigos—. Considerando que Potter ni siquiera sabía que el asfódelo y el ajenjo producían esa poción, fue una sorpresa para todos que escondiera un gran talento durante años.
—Recuérdame que otras asignaturas estás tomando Harry? —pregunto Slughorn ignorando por completo el comentario de Olive.
—Defensa contra las artes oscuras, Encantamientos, Transfiguraciones, Herbología...
—En resumen, todas las asignaturas que se requieren para un Auror —dijo Snape con una mirada despectiva.
—Si, bueno, es lo que me gustaría ser —contesto Harry desafiante.
—Y serás uno muy bueno —exclamó Slughorn con entusiasmo.
—No creo que deberías ser un Auror, Harry —dijo Luna inesperadamente, todos voltearon a verla—. Los Aurores son parte de la conspiración Rotfang, yo pensé que todos sabían eso, están planeando echar abajo al Ministerio de Magia desde adentro, usando una combinación de magia negra y mal de goma.
A Potter se le salió la mitad de su hidromiel por la nariz cuando comenzó a reírse, Olive también le regalaba una sonrisa confundida a Luna, era cierto lo que decían sobre ella, sin embargo tampoco le parecía una Lunática, quizá una soñadora. La sonrisa se le borró del rostro cuando observo a Draco siendo arrastrado de la oreja hacia ellos por Filch.
—Profesor Slughorn —Filch decía con dificultad, su quijada temblorosa y el maniático brillo detector de travesuras en sus hinchados ojos—. Descubrí a este chico escondiéndose en las escaleras del pasillo, él decía haber sido invitado a su fiesta, pero que no le enviaron a tiempo la invitación ¿Usted lo invitó?
Draco logró zafarse de Filch, mirándolo furioso
—De acuerdo, no fui invitado — exclamó enojado—. Estaba tratando de colarme ¿Contento?
Olive lo miró con la misma furia, creyendo por instantes que Draco estaba ahí por desconfianza.
—No, no lo estoy —bramó Filch con regocijo en los ojos, tenía una declaración completa y e indiscutible—. Estás en problemas, sí que lo estas ¿Acaso no dijo el Director que no merodearan por las noches a menos que tuvieran permiso?
—Está bien, Argus, está bien —dijo Slughorn haciendo un gesto con la mano—. Es navidad y no es un crimen querer venir a la fiesta. Sólo por esta vez olvidemos los castigos; Te puedes quedar Draco.
Filch dio la vuelta y se alejo arrastrando los pies, refunfuñando por lo bajo. Draco sonreía agradeciendo a Slughorn su generosidad.
—No es nada, nada —dijo Slughorn rechazando el agradecimiento de Draco—. Después de todo conocía a tu abuelo...
—El siempre habló muy bien de usted señor —Draco decía rápidamente, halagando a Slughorn—. Decía que usted es el mejor que jamás haya conocido haciendo pociones.
Olive agradecía que nadie hubiese visto su expresión, ¿Draco podría ser tan posesivo? El joven le regreso la mirada, un lo siento se dibujaba en sus ojos, pero no era suficiente. Por más que le gustará Draco tendrían que poner límites.
—Me gustaría hablar con usted, señor Malfoy —dijo de pronto Snape.
—¿Ahora Severus? —pregunto Slughorn hipando de nuevo—. Es navidad, no seas demasiado duro.
—Soy su Jefe de la Casa, y yo decidiré que tan duro ser —interrumpió Snape de manera cortante—. Sígame, señor Malfoy.
Se fueron, Snape por delante guiándolo, Draco se veía resentido.
—Regreso en un segundo Luna...ehm...baño —dijo Harry caminando tras Draco y Snape.
—¿Vas a espiar, Potter? —preguntó Olive adelantándole el paso, al menos ella tenía una razón para escucharlos, Harry Potter solo era un entrometido a sus ojos. Siguió con cautela y dificultad las pisadas de ambos por sobre la música. Hasta que se encerraron en la ultima aula del pasillo, no le importaba pasar desapercibida, su propia ira la consumía.
—No podemos permitir errores Draco, porque si eres expulsado... —la voz de Snape sonaba irritada tras la puerta.
—No tenía nada que hacer al respecto ¿De acuerdo?
—Espero que me estés diciendo la verdad, porque fue torpe e insensato, ya eras sospechoso de tener las manos metidas en eso —Olive escuchaba confusa ¿Hablaban acaso de la misión de Draco?
—¿Quién sospecha de mí? —pregunto Draco muy molesto—. Por ultima vez, yo no lo hice, ¿vale? Esa chica Bell debe haber tenido algún enemigo del que nadie sabe nada... ¡No me mire así! ¡Sé lo que está haciendo, pero no le funcionara... Puedo detenerlo!
Hubo una pausa, Olive comenzaba a sentir escalofríos sin razón alguna, luego dijo tranquilamente Snape:
—Ah... tu tía Bellatrix te ha estado enseñado Oclumancia, ya veo ¿Qué estas tratando de ocultar de tu Amo?
—No estoy tratando de ocultar nada de él, solo quiero que usted no se meta en esto.
—¿Así que por eso es que me has estado evitando este semestre? ¿Tenías miedo de que interfiriera? Entiende, ¿Alguna vez alguien había dejado de venir a mi oficina cuando le decía repetidamente que lo quería ahí Draco?
—Usted sabe porque lo he estado evitando —exclamo Draco—. La ultima vez que estuve en su oficina me amenazo con matarme si me acercaba a Hawk ¿Lo recuerda? No lo he hecho, así que déjeme en paz.
—Draco, sabes que no me refiero a eso —explico Snape tranquilamente.
Olive tragaba saliva ¿Así que Snape había amenazado a Draco? de repente la furia que había sentido hacía Draco unos minutos antes tenía un nuevo objetivo, el Profesor Snape.
—Pues póngame en detención, repórteme con Dumbledore —dijo Draco en tono burlón.
De nuevo el silencio se extendió, entonces Snape dijo:
—Sabes perfectamente bien que no quiero hacer ninguna de esas cosas.
—Entonces será mejor que deje de decirme que vaya a su oficina.
—Escúchame —susurro Snape bajando la voz, Olive presiono su oreja contra la puerta para lograr escuchar.
—Estoy tratando de ayudarte, le juré a tu madre que te protegería. Hice la Promesa Inquebrantable, Draco.
—Parece que tendría que romperla entonces, porque no necesito su protección. Es mi trabajo, él me lo dio y lo estoy haciendo, tenía un plan y va a funcionar; sólo esta tomando más tiempo de lo que debía
—¿Cuál es tu plan?
—¡No es asunto suyo! —exclamó Draco, la irritación salía de su garganta
—Si me dices lo que estas tratando de hacer, podría ayudarte...
—Tengo toda la ayuda que necesito, gracias, no estoy solo —interrumpió Draco.
—Ciertamente estabas solo esta noche, lo cual fue extremadamente tonto, deambulando por los pasillos sin guardias ni respaldo, esos son errores elementales
—Crabble y Goyle hubieran estado conmigo si usted no los hubiera puesto en detención —esta vez la exclamación de Draco parecía un grito, Olive respingo asustada y a la vez aliviada, Draco no había estado ahí para vigilarla por desconfianza, Olive se preguntaba que tendría Draco entre manos, ella misma había abandonado su misión, aunque si Draco no avanzaba en la suya eso la mantenía a ella con vida. Si lo veía desde otro punto de vista, el plan que ella había ideado en verano lo estaba cumpliendo, acaparar por completo el tiempo de Draco, la única falla, se había enamorado del joven en el proceso.
—Baja la voz —espetó Snape—. Si tus amigos Crabble y Goyle tienen la intención de pasar su TIMO de Defensa Contra la Artes Oscuras este año, necesitaran trabajar un poco más duro de cómo lo han estado haciendo hasta aho...
—¿Y eso que importa? —volvió a interrumpir Draco—. Defensa Contra las Artes Oscuras es una broma ¿O no? Parte de una representación. Como si alguno de nosotros necesitáramos protegernos de las artes oscuras...
—Es una "parte" que es crucial para el triunfo, Draco —dijo Snape—. ¿Dónde piensas tú que hubiera estado todos estos años si no supiera esa "parte"? ¡Ahora escúchame!, Estas siendo incauto, deambulando por las noches, dejando que te atrapen y depositando tu confianza en asistentes como Crabble y Goyle.
—No son los únicos, tengo a otras personas de mi lado, que son mejores —ante aquello Olive se sintió ofendida. Confiaba en cualquiera excepto en ella.
—Entonces por qué no confías en mi, yo puedo...
—Sé lo que quiere hacer, quiere robar mi gloria.
Hubo otra pausa, entonces Snape dijo fríamente:
—Estas hablando como un niño, entiendo bien que la captura y encarcelamiento de tu padre te alteró, pero...
—Deje de meterse —de nuevo Draco exclamaba, esta vez Olive podía sentir el enojo de su voz, como si la puerta no los separase—. Trata de actuar como un aliado pero no olvidare tan fácil su amenaza, si de verdad le preocupa Hawk tal vez debería concentrarse en lo que ella debe hacer.
—Hijo de puta—susurro Olive sin importarle ser escuchada. Su ira se arremolinaba para ambas personas en la sala. Resistió el impulso de abrir la puerta y volver a romperle a Draco su encantadora nariz.
—¿Lo que ella debe hacer? —pregunto Snape confuso, Olive entendía esa confusión. Nadie aparte de Draco sabía que le habían grabado la marca, ni los mas allegados a ella como lo eran Snape o su propia madre, Draco lo echaba a perder sin saberlo.
Se alejó de la puerta, no quería escuchar más, ni mucho menos que su ira actuara. Tendría más problemas si Snape la descubría espiando, aún así esperaría a Draco para poder darle lo que se merecía. Cuando lo pilló caminando con rapidez lo tomo por el brazo, arrastrándolo hacía otra aula vacía, empujándolo hacía una pared impidiendo su paso con el brazo entre su garganta.
—¿Aquí? —pregunto Draco pícaramente como si su reciente discusión con Snape fuese olvidada al verla.
—¿Cómo se te ocurre decirle a Snape que tengo una maldita misión?
—Creí que lo sabía —explicó Draco alejando a Olive lentamente de él, sabía que si estaba enojada se comprometía a ganarse un golpe en la cara—. Snape es como tu padre, siempre esta preocupándose por ti. Creí que por esa razón se lo habrías confiado.
—Por esa misma razón no se lo dije —exclamó Olive, no tenía su varita a mano para amenazar a Draco pero lo empujo de nueva cuenta con rudeza hacía la pared—. Ahora solo va a preocuparse.
—Esta bien, la he cagado —Draco la tomo por los brazos, siendo alejado inmediatamente—. Dime que esto no va a arruinar nuestra relación.
—¿Nuestra relación? —pregunto Olive como si fuese una burla—. Draco solo nos acostamos unas cuantas veces, no estamos en una relación.
—Me niego a creer eso, ya lo eche a perder una vez y te alejaste —dijo Draco, tratando de retener a Olive con el cuanto tiempo fuese posible para explicarse—. No puedo volver a eso, te necesito.
—Voy a pensarlo
Una risa se oyó sobre sus cabezas, ambos saltaron al mismo tiempo que se sentían estúpidos por no haber notado a Peeves, que sonreía con malicia sobre una lampara
—El Dragón ama al arbolito —canturreó de forma absurda—. El Dragón amaaaaa al arbolitooooo.
—Otra maldita cosa de la que preocuparme —suspiró Olive, saliendo del aula de nuevo a la fiesta.
