Algo que Olive no comprendía era como su pasado podría alterar su futuro, como una palabra no dicha o un secreto guardado por 17 años cambiaba todo en simple parpadeo. Ni siquiera entendía como había llegado a esa postura, una donde Harry le contaba como se sentía respecto a Ginny y ella solo escuchaba con paciencia mirando el techo de la Sala de Menesteres.
En un mes su relación como hermanos se había fortalecido sin siquiera haber comenzado hasta hacía unos días, pero Olive había sido amable con el y sus amigos sin que nadie más se diera cuenta hasta que fue preciso contarle a Harry que sabía toda la verdad. Ambos hablaron durante horas de como habían sido sus vidas, sobre como descubrieron la verdad. Harry fue informado por Dumbledore en Noviembre, con rabia por el secreto revelado, la cuál fue consumida cuando salvó la vida de Olive. Antes de eso no le importaba, pero a pesar de todo era su única y verdadera familia, otro rastro de Lily y James Potter porque Dumbledore había ocultado la verdad completa por protección a ambos. Solo Olive sabía que Snape era su verdadero padre, que en realidad no era una Potter aunque Harry lo creyera así. Por esa misma protección que quería brindarles Dumbledore, le prohibió decir la verdad. Sin embargo fue Olive quien se acercó a él por impulso después de una semana donde comenzaba a sentir presión por ayudar a Draco con todos los secretos que contenía dentro de ella, ahora ver a Harry a escondidas formaba parte de eso.
-¿Por qué no solo le dices? -preguntó Olive sin dejar de mirar el techo-. Puede ser difícil confesar como te sientes, pero apuesto que Ginny no te dirá que no.
-No es tan fácil, es la hermana de mi mejor amigo...
-¿Y?
-Tiene novio -suspiró Harry, como si fuera lo mas obvio del mundo-. Y es la hermana de mi mejor amigo, no puedo hacerle eso a Ron.
-Tu mejor amigo estuvo con tu hermana...
-El no sabe que eres mi hermana -exclamó Harry-. Ni siquiera yo lo sabía, no quiero siquiera pensar que mi pequeña hermana estuvo con mi mejor amigo. Supongo que lo mismo sentiría Ron si empezara a salir con Ginny.
-Soy mayor que tú, Potter -dijo Olive entre risas-. Si quieres estar con alguien, no lo alejas. Tu amiga Hermione es el claro ejemplo de lo que no debes hacer.
-¿A que te refieres? -preguntó Harry, sentándose sobre la cama.
-Bueno, puede ser la bruja mas inteligente de nuestro curso en cuanto a educación se refiere -Olive hizo una pausa-. Es un poco inmadura al alejar a Ron de su vida por tener novia. Cuando Cedric comenzó a salir con Cho me dolió demasiado, pero era mi mejor amigo y no estaba dispuesta perder eso por mis sentimientos no correspondidos. Intente estar todo el tiempo que pude con él aunque su novia no los impedía. Luego, murió -otra pausa en la que ambos suspiraron-. Claro que yo no tenía certeza sobre el futuro ¿Quién la tiene de verdad? Mi punto es que hubiese caído en un pozo sin fondo si me hubiera enojado con él sin saber que lo perdería para siempre. Me hubiera culpado por alejarlo solo por una estúpida relación.
-¿De verdad lo amabas? -pregunto Harry, tomando su mano para reconfortarse.
-Lo quería -explicó Olive sonriendo-. Nunca conocí el amor de verdad hasta hace poco, me pase la vida entera leyendo sobre el amor y mi vida no era como aquellos libros que deseaba, siendo sincera ni siquiera creía en ellos. Un alma gemela, como si alguien tuviera alma. Sin embargo, cuando logro ver un rastro de brillo en sus ojos, se que mi alma estaba a salvo.
-Bastante cursi -Harry comenzó a reírse de la sonrisa tonta de Olive.
-¿No es el amor lo que nos salva? -preguntó Olive, lanzando una almohada a Harry-. Y si estás enamorado esa persona debe hacerte sentir especial, más especial de lo que tu crees que eres. Aunque no mejore el mundo pero lo haga un poco mejor para ti, que confié tanto en ti que te permita ver su vulnerabilidad, y todo lo que esta dispuesto a hacer para que seas feliz...
-El espíritu de San Valentín te pegó fuerte -interrumpió Harry-. ¿De quien hablas?
-Es un secreto -respondió Olive.
-Guardar secretos es lo tuyo -respondió Harry cambiando su tono de voz-. Tu novio, yo... Lo que tienes tatuado en el brazo.
-Harry...
-Escuche esa noche -volvió a interrumpirla, apretando su puño-. ¿Malfoy es un mortifago?
-Te dije mil veces que no lo se -mintió Olive-. Espiar sería lo tuyo ¿no?
-Hiciste lo mismo -se excuso Harry, tratando de encontrar la verdad de alguna forma.
-Es de familia entonces -bufó Olive-. Harry no tienes idea de como fui criada, cuantas veces mi madre me repitió que ser una Hawk significaba ser la mejor en todo, cuanto me esforcé por ser perfecta y enfrentar todos los obstáculos que tuve enfrente para lograrlo, aún así o recibí nada a cambio, ninguna palabra de aliento, algún abrazo. Estaba desesperada por la aprobación de mi madre, una que nunca llegó para luego descubrir que todo fue en vano. ¿Puedes imaginar lo tonta que me siento ahora por dejar que marcaran esta maldita cosa en mi brazo? pensar que tenía alternativas y escogí lo peor... Pero con Quien tu sabes no tienes alternativas, estas muerto si le dices que no, busque mi autopreservación de la manera más dura.
-Es difícil creer que dices la verdad -comentó Harry-. Guardas tantos secretos, podrías mentirme fácilmente.
-Tienes razón, podría mentirte -Olive se incorporó para ver finalmente a Harry a los ojos-. Sin embargo estás aquí, me contaste sobre tu vida, abrí mi corazón contigo también. Entiendo por completo la falta de confianza, difícilmente hemos hablado en el pasado pero hay una razón por la cual ambos estamos aquí este día, necesitábamos confiar en alguien más que en nuestros amigos. Porque algo nos conecta, algo más que las estúpidas profecías que "definen nuestro destino" somos hermanos Harry, suena extraño decirlo, pero eso nunca va a cambiar.
-Quiero confiar en ti, Olive -suspiró Harry, volviendo a tomar su mano-. Aún no puedo hacerlo, espero que con el tiempo podamos ser amigos.
-Te veré después Harry.
Olive dejo la comodidad de la cama y la seguridad de la Sala de Menesteres, era verdad que no podía esperar de manera tan repentina que Harry confiara en ella, aunque su relación familiar apenas comenzaba parecía caerse rápidamente, pero lo entendía de verdad. Inclusive para ella fue complicado aceptarlo completamente, no hablaba con Snape y no deseaba hacerlo. No podía seguir faltando a Defensa contra las Artes Oscuras o comenzarían a preguntarse porque solo faltaba a la case de Snape. Lo evadía cada que la llamaba a su oficina. Comenzaba a hartarse de los secretos que ocultaba.
Como a Draco, cuando se desmorono frente a ella no fue capaz de continuar su propia misión, ayudándole en el proceso arreglando el armario. Prefería que el fuese quien triunfara, y si la predicción de Dodonus era real entonces no tenía que preocuparse por morir. Lo que más le molestaba era no poder estar con Draco todo el tiempo, no poder salir sin estar escondidos y ocultar su relación a todos.
Como hacía una semanas, antes de iniciar Febrero cuando unas chicas de Ravenclaw se acercaron a preguntarle si salía con Draco después de pasar las vacaciones con él. Olive mintió como siempre, más tarde ese mismo día las escucho en el lavabo hablando sobre las maneras posibles de darle Amortentia, desde ese día comenzó a controlar cualquier dulce que Draco recibiera de manera extraña. No era celosa, pero tampoco dejaría a su novio ingerir una poción de amor.
Otra persona que le preguntaba constantemente sobre su soltería era Nikholas Rowle, quien parecía retomar sus hábitos anteriores al insistir con Olive en cada clase. Sin embargo aún así lograba ser amable con Olive, esperando ser solo su amigo y tratando de convencerla que su insistencia era para protegerla. Olive acepto su amistad con dudas, después de tantos años sola no podía permitirse dejar de lado a ningún amigo. Justo en ese momento, Nikholas la interceptaba antes de bajar las escaleras hacia las amzmorras.
-Feliz San Valentín, Hawk -dijo, dándole un clavel rojo-. Quería regalarte una rosa pero se lo especial que eres con el lenguaje de las flores.
-Gracias Nick -dijo Olive con una sonrisa amable recibiendo la flor.
-Debe ser poco con todo lo que los demás puedan darte hoy -Nikholas le regresó la sonrisa-. Espero pronto me permitas darte una rosa.
-Tal vez, hasta entonces.
Olive continuó su camino, anhelando el calor de su habitación aquel sábado. Febrero no era precisamente un mes agradable, la nieve se había derretido dejando a su paso miles de tormentas y deprimentes lluvias con el frío recorriendo los pasillos del castillo. La amontonada sala común era perfecta para cobijarse, aún si estaban bajo el lago y la falta de luz hicieran las mazmorras frías y lúgubres. Las chimeneas calentaban el lugar, la gente arremolinada en los sofás y el espíritu de "amor" hacían el lugar cálido. Muchos le regalaron sonrisas cuando entro a la sala común.
-feliz San Valentín -dijo Daphne acercándose a ella con una rana de chocolate entre las manos-. Tu otro regalo espera en la habitación
-¿No ha salido de ahí? -pregunto Olive, consciente de la estadía e Draco en su habitación y como ella había salido desde muy temprano para no despertarlo.
-No -contestó Daphne caminando con ella a su habitación-. Si quieren que su relación siga siendo un secreto no debería estar ahí después del desayuno. Esta vez fui yo la que entro pero pudo ser cualquiera.
-Tendré que ponerle alguna contraseña a mi habitación -contesto Olive entrando rápidamente y cerrando con seguro. Draco leía con fastidio las cartas que se habían colado por debajo de su puerta y miraba con recelo los dulces en su escritorio.
-¿Dónde estabas? -pregunto con irritación.
-Desayunando.
-Ambos sabemos que no es verdad -bufó Draco a la par que rompía una de las cartas en varios pedazos-. ¿Dónde estabas?
-¿Ahora debo decirte donde estoy cada segundo del día? -Olive se arrojó a la cama suspirando con cansancio, dejo de lado el clavel y el chocolate.
-Solo este día -Draco trepó la cama para quedar sobre ella-. He pasado la mañana viendo como cientos de personas te dejan cartas de amor. Es irritante.
-Apuesto que tendrás la misma cantidad -respondió Olive con burla-. Y eso no me importa porque me elegiste a mi -beso rápidamente su mejilla con una sonrisa sincera-. Eso dice más que suficiente.
-No desconfió de ti -explicó Draco, acariciando con delicadeza su cara-. No sabes de lo que son capaces...
-Lo se, Draco -interrumpió Olive, devolviendo el gesto de Draco. Acariciando sus mejillas-. Soy totalmente eficaz si se trata de protegerme -volvió a sonreír para desviar el tema-. Espero que estés preparado para tu regalo esta noche.
-¿Podrías darme un adelanto?
-No -Olive lo alejo sin dejar de sonreír, esta vez con cinismo-. Te veré a las 8 en la Torre de Astronomía, ahora busca la manera de salir de aquí sin que nadie se de cuenta.Agradecía al cielo con ansias por encontrarse despejado. Trataba de entrar en calor frotando sus manos sobre sus brazos desnudos, consideraba una mala idea usar ese corto vestido rojo sin mangas pero era el único en ese color que tenía y sentía que por ser San Valentín ameritaba el color. Faltaba poco para la hora indicada, su inquietud y emoción la hicieron llegar media hora antes, quien podría culparla. Era su primer San Valentín que celebraba con su novio, no solo eso, era alguien especial en su vida que le causaba una corriente de emociones cada vez que lo veía. Después de tanto tiempo la palabra capricho que insistió tanto en tatuarse en la mente desaparecía siendo sustituida por un sentimiento de verdadero amor. Ya no era lo bien que se sentían con cada caricia ni lo felices que podían ser en compañía.
Para Olive se trataba más que eso; como las conversaciones que mantenían cuando ninguno podía conciliar el sueño o las sonrisas matutinas al cepillar sus dientes. Eran los pequeños detalles lo que hacía de su relación lo mejor que alguna vez le pudo pasar. Inclusive con la distancia del día a día era lo mejor, dándose cuenta de cuanto extrañaba a Draco si el tiempo los separaba y había decidido entregar su vida por la de él al ayudarlo cada tarde a reparar el armario solo si eso lograba salvarlo y en el proceso Olive podría redimirse.
-Cada que te veo -dijo Draco, susurrando en su oído-. No puedo evitar quererte más.
-Feliz San Valentín -Olive giró, besando a Draco dulcemente-. ¿Estas listo?
-¿Cierro los ojos o...
Olive lo interrumpió, tomando su mano para que se acercara a la cornisa.
-Solo mira el cielo -dijo Olive ante la mirada confundida de Draco-. ¿Ves esa estrella?
-Hay muchas estrellas, Olive -bufó Draco intentando darse la vuelta, impedido por Olive que lo sostuvo con los brazos, quedando de puntillas tras él para poder susurrar en su oído.
-La más brillante -Draco asintió, mirando la estrella anonadado-. Es Vega, una de las estrellas más brillantes del firmamento, ¿Ves esa otra? -dijo señalando otra estrella bastante alejada de Vega. Draco volvió a asentir sintiendo el frío aliento de Olive contra su cuello-. Ese es Altair, son los amantes del cielo, enamorados y destinados a estar alejados por toda la eternidad por el rio celestial de la Vía Láctea.
» Vega era una tejedora de estrellas, su padre el rey del Celestial. Altair era el Pastor de Estrellas. Cuando Altair y Vega se conocieron quedaron profundamente enamorados y al poco tiempo se casaron. Sin embargo, tras la boda, Vega descuidó sus labores textiles y Altair hizo lo mismo con su rebaño de estrellas, que se desperdigaron por todo el firmamento. Furioso, el rey del Celestial los separó en el cielo, dejando uno a cada lado de la Vía Láctea.
» Pero una vez al año, el séptimo día del séptimo mes, Vega llora tanto que los pájaros del cielo crean un puente con sus alas para que los dos amantes puedan estar juntos, por una sola noche de amor -Olive dio un beso a Draco en el cuello, soltándolo-. No sabía que regalarte cuando lo tienes todo, tenía que ser especial. Decidí regalarte una historia, como esas que me contabas tu en Navidad.
-Me encanta -susurró Draco contra sus labios, sin embargo no la beso. Puso en sus manos una pequeña caja dorada-. Se que te encanta la música, aunque a mi me desagrade. Encontré esto en la tienda de los Weasley, solo cierra los ojos y escucha.
Olive cerró los ojos abriendo la caja. Una melodía inundo sus oídos, concentrándose en ello y la letra que le sacaba una sonrisa y removía cada parte de su corazón "He esperado cien años, pero me espera un millón más para ti" mientras aquella canción avanzaba dejo de sentir los brazos de Draco a su alrededor, dispuesta a abrir los ojos. Draco la detuvo al decir:
-No los abras, hasta que te lo pida.
Una sonrisa se asomo por su rostro, sin duda todo le parecía perfecto, más aún cuando Draco le pidió abrir los ojos. Encontrándolo arrodillado frente a ella con un anillo entre sus manos.
-Es una broma -dijo Olive soltando una risa nerviosa.
-Cásate conmigo -Draco sonreía como Olive nunca le había visto-. No ahora pero hazlo.
-Draco... -Olive se arrodilló frente a él, sosteniendo su corazón con una mano como si fuese a salirse de su pecho. No encontraba las palabras correctas para decir ¿Quería a Draco para el resto de su vida? Si, lo quería más de lo que alguna vez anhelo algo-. No ahora, pero lo haré. Guarda ese anillo y dentro de un años puedes preguntarlo nuevamente.
-Ha estado guardado por nueve años -explicó Draco, sin sentirse ofendido. Él sabía que era un movimiento sorpresivo. Para el desesperado ante la idea de perderla si no lo hacía, si no lograba su misión. Si moría, quería hacerlo sabiendo que era amado y que el la amaba. Un sentimiento que se apoderaba de él a diario aunque no estuviese listo para decirlo, consideraba que pedirle matrimonio lo expresaría todo.
-¿Nueve años? -pregunto Olive, haciendo que Draco guardase el anillo en su bolsillo.
-Cuando hable con mi madre -comenzó a contar-. Me dio esto, me dijo que en algún momento estuvimos comprometidos y tendría que dártelo al salir de Hogwarts. Pero tome esas malditas tijeras en lugar de poner una flor en tu cabello. No importa ahora porque parece ser que estamos destinados. No a odiarnos como tu creías, a amarnos y estar juntos.
-¿Crees en el destino?
-Contigo, puedo creer en lo imposible. Por años sentí que había estado dormido, pero cuando te veo me encuentro despierto ante cada detalle. Encuentro un camino hacía la vida, aunque tú eres mi vida.
