Se aparecieron en el centro de Bristol. En un condominio mágico. Draco observó la gran casa que se vislumbraba frente a él.
─ Es una casa grande, no es así ─mencionó Davies.
Draco bufó.
─ Esta casa no es nada deberías ver mi…
Roger lo miró fijamente.
─ Acaso tú…
─ Lo que digo es que he visto casas más grandes, incluso mansiones.
El otro mago asintió estando de acuerdo.
Draco por su parte se golpeó mentalmente por casi arruinar todo.
─ Y aquí es donde dormirás, sé que no es mucho, así que espero te sientas cómodo. ─Davies terminó con el recorrido de la casa.
Draco asintió sonriendo.
─ Es perfecto.
— Me alegra que te guste, entonces te dejo para que puedas instalarte. ¡Oh, por cierto! No tengo elfo doméstico, me he sumado a la causa de Hermione Granger, espero que ese no sea un inconveniente.
─ Oh no, para nada, a mí tampoco me gusta emplear elfos, no está bien.
Una vez Roger se fue y Draco cerró la puerta de la habitación comenzó a festejar bailando y cantando.
— Muy bien, Draco. Ahora sólo debes ejecutar tu plan para conquistar a Roger —se dijo, saltó a la cama y cerró los ojos, dispuesto a descansar antes de poner en marcha su plan.
Al día siguiente se levantó muy temprano para asegurarse de que el desayuno estuviera listo antes de que Roger se despertara. Algo muy sano, pensó, sabía que Roger, al ser jugador de un equipo de quidditch consumía alimentos saludables. Por lo que llamó secretamente a su elfo doméstico para que le llevara comida recién hecha.
─ Wow, todo huele delicioso, pero no tenías que molestarte.
Dijo Davies llegando a la cocina.
Draco volteó a mirarlo con una sonrisa antes de seguir fingiendo que estaba terminando de cocinar.
─ Me gusta cocinar. ─La verdad es que no, por eso un elfo de la mansión le preparaba los el desayuno y cuando tenía ganas de cenar en casa llamaba a Potter para que le preparara algo─. Así que no es ningún problema.
─ Ehh, bueno, gracias ─dijo Roger acercándose para ayudar a Draco a llevar los platos al comedor.
Primero comenzaron a comer silenciosamente, pero el rubio deseaba conversar con Roger, para que se conocieran, enterarse si el mago recordaba aquella carta anónima que le envió en San Valentín de 1995 o cualquier otra cosa que pudiera saber aparte de que era el cazador de uno de los equipos más importantes de Quidditch o que había salido en la portada de corazón de Bruja como el mago más guapo del año 2002.
─ ¿Y a qué te dedicas? ─decidió iniciar con una pregunta simple.
Roger sonrió.
─ Soy jugador profesional de quidditch, ¿recuerdas el quidditch?
Draco asintió.
─ Si, por supuesto que lo recuerdo.
─ ¡Oh! Menos mal. Bueno, yo soy el cazador del equipo de Puddlemere United. Es el equipo más antiguo que existe y no es por alardear, pero es el mejor equipo. Nuestro capitán es Oliver Wood y él es el mejor capitán de equipo… ─y se enfrascó en una extensa explicación de lo esplendido que era el equipo de Puddlemere United, por supuesto, Draco ya sabía mucho de eso, así que sólo permaneció escuchando, sonriendo y asintiendo cada cierto tiempo, sintiéndose de algún modo aburrido─. ¿Oye?
Draco parpadeó.
─ ¿Qué? ─preguntó sorprendido.
─ Te pregunté que si recuerdas haber ido a un partido de quidditch.
─ Ehh… no estoy seguro.
─ Mañana inicia el entrenamiento, sé que no es un partido, pero creo que sería bueno para ti distraerte un poco, entonces ¿te gustaría venir?
─ Por supuesto que sí. ─Se apresuró a aceptar.
Al día siguiente se lo pensó mejor, si iba al entrenamiento de Puddlemere United, Wood podría reconocerlo y entonces su plan estaría acabado, por lo que fingió tener una fuerte jaqueca, cuando Roger le dijo que lo acompañaría a San Mungo se negó y aseguró que con descansar se le pasaría. Fue así como se quedó solo en la casa de Davies y comenzó a husmear por todo el lugar. Había muchas fotos de familiares, una de cuando fue con Fleur Delacour al baile de navidad en 1994 y varias con jugadores de diferentes equipos y nacionalidades.
Siguió revisando el lugar, por mucho rato hasta que dio con una señal.
La carta anónima que le había enviado en 1995. Justo antes de que toda su vida se fuera al carajo y tuviera que convertirse en un mortífago.
Sacó el pergamino del sobre y leyó nuevamente su confesión. Le hubiera gustado poner su nombre, pero no era tan seguro de sí mismo como muchos pensaban o más bien como siempre aparentaba.
Suspirando dejó las cosas en su lugar y volvió a su habitación, feliz de que Roger hubiera guardado su carta por tanto tiempo, a pesar de no saber de quién era.
Los siguientes días hizo que Hory, el elfo, el llevara el desayuno desde muy temprano y se comportó de la manera más dulce que pudo fingiendo que él limpiaba cuando la realidad era Hory quien lo hacía secretamente. En las ocasiones en que Roger estaba presente hacía uso de sus habilidades de histrionismo para hacer como que limpiaba, así el otro mago no sospecharía. Como ahora, que estaba lavando los trastos usados para el desayuno, se sentía feliz porque estaba con el mago que le gustaba y todo parecía ir perfecto, así que inevitablemente comenzó a cantar de manera inconsciente.
─ Listen, Do you want to know a secret? Do you promise not to tell? Whoa-oh-oh, closer, let me whisper in your ear, say the words you long to hear: I'm in love with you, ooh...
─ Listen, Do you want to know a secret?Do you promise not to tell? ─Roger intervino.
Draco dejó de cantar, sorprendido porque Roger Davies conociera una canción muggle.
─ Yo… ¡disculpa! ─y el hombre salió de la cocina de inmediato.
Draco sonrió, feliz de que Roger hubiera cantado a su lado, ignorando que había cantado la canción que Potter siempre murmuraba cuando estaba con él. Era muy pegadiza, por eso es que él se la había aprendido.
Desde ese momento la cercanía con Roger se hizo más estrecha, Draco estaba feliz por eso, ya que significaba que en cualquier momento conquistaría el corazón del cazador de Puddlemere United y el haber permanecido soltero por tanto tiempo al fin valdría la pena.
— Draco, mañana es el partido contra los Chudley Canons, así que nos dieron la tarde para descansar, ¿quieres que salgamos a comer?
El rubio dudó por un segundo ¿y si alguien lo reconocía?, pero después asintió, una comida romántica con Roger valía el riesgo.
Estaban comiendo, muy tranquilos, Draco escuchando una ridícula historia de Rogers de cuando pasó una de sus tantas vacaciones en Australia cuando fue interrumpido por un fuerte carraspeo.
— He estado buscándote por días, preguntándome donde te habías metido, tu madre está preocupada.
Y levantó la vista para verlo, aunque ya sabía que se trataba de Potter. El tipo que no había dejado de hacerle la vida imposible.
— ¡Eres Harry Potter! —Rogers exclamó sorprendido, al ver el asentimiento de Harry sonrió, aunque al ver la que la mirada del hombre se desviaba preguntó—. ¿Sabes quién es? —Haciendo alusión al rubio.
— Claro, cómo no voy a saber quién es...
— ¿Tú quién eres? —preguntó oportunamente Draco, agradeciéndole a Davies internamente por recordarle que había perdido la memoria.
Potter frunció el ceño. Obviamente enfadado.
— ¿Qué crees que estás haciendo? ¡Tuve que ignorar las órdenes de mi jefe para buscarte y ahora simplemente vas a fingir que no me conoces!
— ¡Oh, no! Él no está mintiendo, de hecho, ha perdido la memoria —explicó Roger con palabras seguras y fluidas─. Además, no debes gritarle, está en shock y eso en lugar de ayudarlo podría afectarlo.
— ¿Qué? ¿Estás bromeando?
Y ambos negaron con la cabeza.
Draco usó nuevamente su expresión de inocencia y dijo:
— No recuerdo quién soy... ¿Tú podrías decirme quién soy?
Harry estaba sorprendido, nunca imaginó que algo así ocurriría. Es decir, los casos de pérdida de memoria sólo sucedían en las películas y en las que eran muy malas.
─ Draco Malfoy, ese eres, y yo conozco tu dirección así que vamos, te llevaré allá.
─ No puedo ir contigo, no te conozco ─expresó aferrándose a la última posibilidad de quedarse con Roger.
─ ¿Qué? ¿En serio no recuerdas nada? ─Draco negó con la cabeza─. En serio no recuerdas cuando me perseguías por todo el castillo de Hogwarts porque estabas obsesionado conmi…
─ ¡BASTA! Quie-quiero decir que no es necesario que describas todo, porque no recuerdo nada.
Draco quería golpear la cabeza de Potter, pero tenía que conformarse con sonreír y esperar haber logrado engañar a Potter, al menos eso sería un consuelo entre todo lo que había desatado la aparición del auror, ya que hizo que su plan se destruyera por completo. Ahora debía volver a su departamento, gracias a que Potter oportunamente le había recordado su nombre y conocía su dirección.
— Así que tú eres Draco Malfoy. Cuando te vi por primera vez sabía que te había visto antes, pero no podía recordarte. Y resulta que eres amigo de Harry Potter. Juro que en cuanto vi esa cicatriz casi grito de emoción.
Draco frunció el ceño. Pensando ¿En serio?, luego bufó.
— Ya que Draco no recuerda su vida, tendré que ayudarle a recordar. Así que nos vamos —dijo mientras tomaba del brazo al rubio.
Draco, Potter lo había llamado Draco, como si no hubiera pasado los últimos quince años llamándolo Malfoy. Entonces lo observó por un momento con los ojos entrecerrados y estuvo a punto de decirle unas cuantas cosas nada amistosas, pero se contuvo y en lugar de eso sonrió.
— De acuerdo, Draco, espero verte pronto.
Y Davies se despidió, a pesar de que Draco no quería y mucho menos quería ir con Potter quién lo abrazó suavemente antes de aparecerse.
