Definitivamente estaba hiperventilado, sentía sus pulmones faltos de aire, dolor en el pecho, un nuevo nudo en la garganta. ¿Cómo había sido siquiera posible? Todo el tiempo que estuvo con Draco se habían cuidado, aunque ciertamente no era así. El final del su tercer trimestre, otra cosa que no creía posible era no darse cuenta antes, demasiado distraída en otros asuntos. Ocupada con mil cosas en la cabeza como para prestar atención a la falta de su ciclo, descartando posibilidades y aferrándose a que simplemente era estrés.

No podía respirar, aún seguía en el colegio, no podía cuidarse ni a ella misma, no podría cuidar a nadie más. Por si fuera poco estaba sola, no podría contarle a Draco nada de eso. Llevó sus manos una vez más a su vientre abultado y duro, ¿Como siquiera dejo pasar eso de largo?

No escuchaba nada de lo que Madame Pomfrey decía, sus ojos anegados en lágrimas de pánico. Cuando recuperó el aliento, su cabeza comenzó a dar vueltas haciendo imposible contener nada dentro de ella. Vomitando a un lado de la cama.

-Señorita Hawk necesita calmarse -exclamo Madame Pomfrey-. Está teniendo un ataque de pánico, trate de respirar normalmente.

¿Como le pedía que hiciera tal cosa? Apenas podía controlar el aire que viajaba con dolor hacía sus pulmones. Con un rápido floreo de varita Madame Pomfrey limpio el piso, con otro movimiento aparecieron dos pociones frente a ella.

-Tome esto, la ayudara a calmarse.

Olive asintió sin pensarlo, de verdad necesitaba calmarse, encontrar paz en un cataclismo que cambiaba su vida repentinamente. Cuando el liquido azul toco su lengua inmediatamente se vio desvanecida de cualquier pensamiento negativo, concentrándose solamente en el aliento frío que la poción dejo en su boca. La segunda poción la conocía Dormir sin sueños no tenía intención de dormir aún. Con la calma de la primera poción, su mente despejada cavilaba mejor haciéndole sentido todo, porque bien era cierto que Draco y Olive se habían disfrutado tanto como les fue posible, noches enteras donde solo eran ellos deseosos del calor de sus cuerpos. Sin embargo Olive nunca imagino las consecuencias de un descuido.

-Señorita Hawk no es la primera alumna que viene a este hospital con esa situación -explicó Madame Pomfrey acercando la poción purpura a su boca-. Se perfectamente como lidiar con el pánico y querrá estar dormida cuando su jefe de casa se entere.

-¿Disculpe? -preguntó Olive-. ¿Le dirá al profesor Snape?

-Lo que menos me gusta es meter a los alumnos en problemas -Madame Pomfrey insistía con la poción-. Sin embargo el profesor Snape es responsable de todos los Slytherin en este colegio.

-¿Qué se supone que hará él? -Olive tomó la poción en sus manos, cualquier alumna hubiese temido que Snape se enterase, Olive temía más cuando sabia que era su padre.

-Avisar a su madre, pero cualquier decisión sigue siendo tuya.

Olive suspiro, tomando la poción de un trago. Snape y su madre nunca eran un buen augurio, chocaban constantemente, no entendía siquiera que el secreto que mantuvieron durante años nos los hubiese delatado nunca. O quizá fuese ese secreto el que los hacía odiarse.

Fue como si parpadeara, un momento de oscuridad total y al siguiente la luz matutina se colaba por las ventanas, solo escuchaba el agradable sonido de los pájaros en los jardines, disfrutando los primeros días primaverales. Se negó a abrir los ojos, de alguna manera las sabanas la hacían sentir protegida de lo que podría esperarle cuando Snape o su madre cruzaran las puertas de la enfermería. Pero no eran las sabanas lo que la cobijaban, el fuerte abrazo de una persona a su lado, con la cabeza recargada en su hombro y una fuerte respiración que Olive noto instantes después de despertar. No quería adivinar quien era, de igual forma la manera en que sus brazos cruzaban por su torso la mantenían tranquila. Bien podría ser Nickholas o Theo, por un momento figuro a Draco a su lado. Tal vez Daphne por el fuerte olor a perfume floral que de repente se colo por sus fosas nasales haciendo que las nauseas afloraran una vez más. Abrió los ojos para alejarse, conteniendo la emesis y las arcadas para no iniciar ese día trasbocando.

-No te contengas -escucho decir a su madre mientras sobaba con delicadeza su espalda-. Cuando estaba embarazada lo pero fueron las nauseas, no las extraño.

-¿Por eso no tengo hermanos? -dijo Olive sardónicamente al ver que era su madre quien la abrazaba.

-Mirelle es increíble que no pierdas tu sentido del humor -bufó Mirelle Hawk, extendiéndole un plato de copos de maíz-. Tienes que comer.

-¿Que haces aquí? -Olive alejo el plato, observando los ojos verdes de su madre, intentando obtener una respuesta-. Snape...

-Esta muy enojado -explico Mirelle volviendo a extender los copos-. Me sorprende que Malfoy no haya sido colgado por los tobillos, a Severus le gustaba hacer eso cuando estudiaba, era su forma de vengarse.

-No quiero que lo sepa -susurró Olive, comiendo una cucharada de los copos, había tenido tantas nauseas que hasta ese momento no se dio cuenta de el hambre que tenía y la falta que le hacía la comida. Sin embargo las arcadas regresaron-. No has contestado mi pregunta.

-¿Qué esperabas que hiciera aquí? -Mirelle limpio los labios de Olive con una servilleta de manera maternal, ganándose el recelo en la mirada de Olive-. Eres mi hija, quiero apoyarte.

-Por favor no digas estupideces -suspiro Olive-. Nunca te importe porque no soy tu hija.

Mirelle dejo caer sus brazos en su regazo, observando por la ventana el cielo azul y despejado, evitando el contacto visual con Olive hasta tener una respuesta o al menos una ejecución a lo que diría.

-Tienes razón, lo oculte -comenzó a jugar con sus rizos rubios como si eso aliviara un poco la situación-. Pero eso no significa que no me importes.

-Entonces demuéstralo -exclamó Olive con rabia-. Demuestra que soy más que el motivo de tu alcoholismo porque no soy quien esperabas, porque no tienes un vinculo conmigo.

La calma de Olive se perdió, la poción perdía su efecto, todo lo que alguna vez espero decirle a su madre saldría a flote ese día, no había quien la detuviera de gritar cuanto daño ocasiono en su vida, cuanto llanto derramo a lo largo de los años por no sentirse amada.

-También tenía diecisiete cuando me embarace -explicó Mirelle con lagrimas en los ojos-. Apenas había salido del Colegio cuando tu abuela me comprometo con Eldrick Hawk, y era casi veinte años mayor que yo. Pero no dije nada, era lo que se esperaba de mí, fui criada para casarme y mantener la pureza de los Shafiq -se detuvo mirando el temblor en sus manos-. Era una niña manipulada por sus padres y los tontos ideales de los sangre pura, y era un castigo porque me enamore de un hijo de muggles.

» Todo en ese matrimonio era una mentira, Eldrick no me amaba y yo no lo amaba a él. Pero cuando supe que estaba embarazada todo el amor que me faltaba fue hacía ella -hizo nuevamente una pausa, tragando saliva y limpiando sus lagrimas-. Ni siquiera me dejaron cargarla, solo pude ver su lejano rostro mientras la alejaban de mi con esas palabras que aún suenan cada día en mi cabeza "Lo sentimos señora Hawk"

» No puedes imaginar lo destrozada que estaba, no deseo ese dolor a nadie, al perder un hijo tu vitalidad se va con él.

-Si no deseas eso a nadie ¿Entonces porque me alejaste de mis verdaderos padres?

-No quería hacerlo -Mirelle tomo una de las manos de Olive-. Fue tu padre quien te trajo a mis brazos, cuando te cargue no pude evitar aferrarme a ti como mi único rayo de felicidad. Y tienes razón la culpa me envolvió, trate de alejarte pero tampoco quería alejarte. No dejaría que Snape te llevara lejos para protegerte de los mortifagos que buscaban revivir a su amo. Si alguno se enteraba de la predicción, y que tu hermano había acabado con quien tu sabes estarías muerta, no soportaría eso y era bastante seguro tenerte en la mansión, protegida y aislada.

-¿Debo estar agradecida entonces? -Olive escupió las palabras, separando la mano de su madre-. Nunca hubo amor para mí, esperas que te perdone por tu conmovedora historia...

-No, no espero eso -interrumpió Mirelle-. No esperaba que me perdonaras, Olive. Solo quiero hacerte entender el porque de ciertas cosas. No pude demostrar que te amaba, no sabía como hacerlo. Y cuando te envenenaron, dijeron que estuviste al borde de la muerte tantas veces, era tarde pero aún no estoy lista para perderte.

-Me llamaste Olive -susurró, ahora sus manos temblaban-. Nunca lo habías hecho, creí que eras narcisista o algo.

-No quería encariñarme después de saber sobre Dodonus -Mirelle volvió a tomar sus manos-. Fue un trabajo duro Olive, aunque me enorgullece todo lo que has logrado, es increible la facilidad que tienes con las pociones, las melodías que tocas en el piano cuando crees que no escuchaba, y aun si no ganaste ese partido de Quidditch sin duda vuelas mejor que todos esos idiotas.

-¿Viniste al partido? -Olive comenzaba a sentir el calor que transmitían las manos de su madre sobre las suyas

-Snape me lo dijo, lamento no quedarme cuando te golpearon Olive.

El silencio goberno un momento, Olive no podía decir nada, o mas bien no quería decirlo, la necesitaba en ese momento, necesitaba sus consejos. En ese instante Mirelle Hawk le ofrecía todo lo que nunca pudo darle, Olive quería aceptarlo de verdad. Tal vez solo le brindaría confianza a su madre una vez si eso hacía falta, pero la voz de Mirelle era seria, la confianza de Olive no se vería traicionada, no lo soportaría después de Draco.

-Tengo miedo -susurró finalmente, abrazando a Mirelle-. Ni siquiera puedo decírselo a Draco, el no puede enterarse. Yo no se cuidar a las personas ¿Qué se supone que haré?

-Tienes opciones, lo sabes.

Olive asintió, dar fin al embarazo, seguir con su vida normal, olvidar el tema. No podía hacerlo, sería algo que nunca olvidaría y sus fortalezas se derribarían, porque no era fuerte. La culpa viviría en ella. Por otro lado podía visualizar un diminuto bebe de cabello platinado y ojos grises, sin embargo estaba sola, Draco no figuraba parte de su futuro ni el de su hijo si es que decidía continuar con ello. No tenía respuesta a nada, nunca imagino estar en esa situación para considerar opciones, para sacar pros y contras.

Aun estaba Hogwarts, su ideal de ser Sanadora, elegir una familia no figuraba en sus planes a corto plazo.

-No se que hacer -dijo Olive, cerrando los ojos para que una nueva ola de lagrimas se retuvieran.Olive no podia recordar la ultima vez que Snape se enfado tanto con ella, era simplemente que nunca lo hizo hasta ese instante. La miraba con desaprobación, como si fuese una broma el pronostico de Madame Pomfrey. Desde el momento que piso la enfermería esa tarde después de clases se mantuvo callado, analizando la situación mientras caminaba de un lado a otro.

-¿Vas a decir algo o solo vienes a molestar con tu cara larga? -pregunto Mirelle, llamando la atención de Snape.

-Aún no entiendo como es posible...

-Por favor -bufó Mirelle-. Olive y Draco mantenían relaciones ¿O acaso necesitas una explicación más detallada sobre la vida sexual de mi hija?

-También es mi hija -respondió Snape a la defensiva-. Poppy no debe tardar con la poción.

-¿Que poción? -pregunto Olive confundida.

-La que acabara con esto de una vez por todas.

Mirelle inmediatamente se pusó en pie, ofendida por la propuesta de Snape.

-Esta no es una decision que debas tomar tú -exclamó, apuntando amenazadoramente a Snape.

-Tampoco tú -contesto calmadamente ante Mirelle-. Nunca has estado en condiciones de tomar cualquier decisión por ella.

-No dije que yo lo haría -Mirelle regresó al lado de su hija que evitaba la mirada de ambos-. Olive, esto sigue siendo tu decisión, solo tuya.

Aún evaluando sus posibilidades, la poción podría estar lista en cualquier minuto esperando ser bebida, acabando con el problema que creían que tenía. Olive no se sentía con un problema ni con peso encima, simplemente anonadada, confundida, en estado de shock constante. Inclusive en ese momento le era difícil creer que algo crecía dentro de ella, una parte suya y de Draco, pero por ser de Draco era lo mejor terminar con ello ¿Entonces por que lo consideraba tan difícil? Si, era algo que solo ella podía decidir, era su cuerpo, su futuro y contaría con el apoyo de su madre, con el tiempo Snape también lo aceptaría.

Su decisión.

Su cuerpo.

Su futuro.

Dolor, tristeza, soledad, vació. Nada de eso importaba realmente ahora, porque quizá podría acabar con ello si su pequeña estrella nacía, era una gran posibilidad que su mundo se abarcara de felicidad, aunque solo fuese ella sola.

No podía tomar esa poción porque no quería, era algo que podía tener en cuenta a futuro si cambiaba de opinión, si no se acobardaba al tener la poción en las manos y la botaba lejos. Era su estrella, solo de ella, una pequeña parte de su vida sin importarle Draco, pero lo había amado, podía amar otro pedazo de él.

-Quiero irme de Hogwarts -dijo finalmente Olive cuando rechazó la poción-. Tendremos que escondernos del Señor Tenebroso

-Iremos a donde quieras -sonrió Mirelle-. ¿Aún te interesa ser sanadora en España?

Olive sonrió mientras asentía, sabía que para ella era lo correcto, sin duda lo que quería, y por dentro también sabía que solo lo hacía para sentir por primera vez el amor de su madre, ella misma podría darlo.

Una semana mientras Olive se recuperaba de tantas nauseas con pociones y descanso, una buena nutrición era lo que necesitaba. Sus mejillas comenzaban a teñirse de rosa, recuperando peso, viendo su estomago comenzar a abultarse un poco bajo la ropa. Su madre también necesitaba arreglar tantas cosas si planeaban dejar el país, papeleo e identidades diferentes por precaución de la Orden del Fénix. Parte de la protección que Dumbledore le había prometido cuando mostró redención.

Después de ser engañada y abandonada por Draco sentía felicidad, eso era su felicidad. Alejarse, comenzar de nuevo, sin embargo aun le dolía odiar a Draco de tal manera que aquello que pudieron compartir le seria negado. Claro que le quedaba tiempo para cambiar de opinión y contarle la verdad antes de marcharse sin poder imaginar que diría finalmente.

No lo imaginaba de ninguna manera, el la engaño y lo admitió culpándola de todo. Sin duda negaría aquello de manera cruel, solo como el podía ser.

Y no podría escuchar eso, le importaba después de todo, fue una parte de felicidad en su vida, lo que elimino la soledad convirtiéndola en amor, un amor falso que solo fue un capricho, trataba de que le diera igual. Hacer las pases con su madre ayudo un poco, distrayéndola de Draco que aún rondaba en su entorno, las clases, las comidas y la sala común. Acompañado de Pansy, Crabbe o Goyle, personas que había dejado de lado cuando Olive entró a su vida, ya que había sido una burla no se sorprendía de verlo nuevamente rodeado de sus viejas amistades.

Ella misma tenía las suyas, Daphne, Theo, Blaise, Nick, Astoria, Neville, todos afectados con la noticia de que Olive partiría a Austria para tratar una extraña enfermedad.

De alguna manera la única persona a la que mencionó la verdad fue a Neville, sabía que ninguno la traicionaría pero Neville era digno de su total confianza, convirtiéndose en su mejor amigo al ser la primera persona que la trato con humanidad, más que como un objeto o la simple chica que encontrabas en los pasillos por la noche. Gracias a Neville ella misma comenzaba a darse valor.

Finalmente solo le quedaba un día en el colegio, después de la pelea de Draco con Harry todo el colegio pensaba que tenían algo, claro que muy pocos sabían la verdad de los hechos, entonces no era una sorpresa que Olive se sentara a charlar con Harry abiertamente ese día en el desayuno.

-No puedo creer que en serio vayas a irte -dijo Ron mientras tomaba una nueva tanda de salchichas en su plato-. A pesar de todo logramos apreciarte.

-Apenas hable contigo, Weasley -contesto Olive con una sonrisa-. Si eso significa que me extrañaras entonces diré lo mismo.

-¿Regresaras, no es así? -preguntó Harry con recelo, sin creer del todo que Olive estuviese enferma.

-También te extrañare a ti -Olive dejo su plato de fruta mientras se incorporaba-. Tengo unas cuantas cosas que hacer antes de irme.

-Escribe -dijo Harry, ruborizándose al instante.

-No te preocupes -Olive lo abrazó por la espalda, dándole un beso en la mejilla-. Recibirás tantas cartas que te sentiras agobiado.

-No hagas eso, Hawk -exclamo Harry mientras Olive lo atacaba con besos en la mejilla.

-Olive... -interrumpió Hermione quien había estado leyendo el profeta.

-¿Tu también quieres? -Olive se acerco a Hermione quien lucía consternada, enseñándole la primera plana del periódico.

-¿Acaso no es tu madre?

Y su burbuja de felicidad se rompió por ultima vez, fue todo.