Vacío. Así se sentía.
Draco Malfoy miraba a través de su ventana la lluvia mientras se desgarraba con el llanto.
Su penultimo año definitivamente fue el peor para él, sin embargo había acabado. Estaba humillado, destrozado, triste, hundido, roto y un sin fin de emociones negativas lo invadían sin poder encontrar una salida fácil. Nada había sido fácil.
Su padre seguía en Azkaban.
Su madre lloraba.
Su tía estaba avergonzada.
Y él... había fallado. No solo no mato a Dumbledore, dejo el nombre de su familia hecho pedazos, sin respeto.
Los escalofríos recorrían su espalda al pensar en lo vívido esa noche, como había enfrentado a Dumbledore, como Olive se interpuso, como ella le confesó que solo fue una estrategia para humillarlo y finalmente Snape logro su cometido al llevarse la gloria de matar a Dumbledore. Pero ya no le importaba ni quería la grandeza, no era digno de nada, era un fracaso completamente
La lluvia se insmiscuia en sus débiles oídos, siendo opacada únicamente por sus propios sollozos que le lastimaban la garganta, su llanto que le destrozaba y no podía encontrar un fin a ello. ¿Pero como iba a tener fin su dolor? No le importaba la humillación o el fracaso.
Lo único que ocasionaba su llanto esa madrugada lluviosa era la serenidad al recordar su rostro al verla por última vez, parecía dormida como muchas otras veces donde el había velado por su sueño. Pero no estaba dormida, la sangre esparcida bajo ella lo indicaba, y no había podido despedirse o pedir perdón. Lo sentía realmente, esas mentiras que decía para herirla, ciertamente la amaba, desde que la conocía. Ahora solamente podía ver su expresión sosegada al caer entre los brazos de la muerte.
Y eso había sido todo, Olive Hawk, SU Olive estaba muerta mientras el apretaba en su puño la última carta que sus delicados dedos le escribieron, la letra cursiva de las últimas palabras que le dedicó, decidió plasmarlas en papel para a él. Aún después de lo último que el le dijo.
Con la su otra mano acariciaba la promesa entre sus dedos, el anillo con el que prometió ser suya eternamente, y la eternidad que juraron se terminó esa noche con las últimas palabras de Olive escritas en esa carta, tatuadas en su corazón;
"Por que a pesar de todo, logré amarte. Aunque tú no lo hicieras, al menos puedes vivir con la satisfacción y certeza de que te amo"
Y el era un completo idiota, olvidaba sus últimas palabras, Olive había bajado su varita dispuesta a aceptar la muerte. Se sentía culpable cuando el lanzó el hechizo, era su culpa. Su único y eterno amor murió por su culpa y no podía evitar el dolor de creer que Olive murió pensando que Draco deseaba acabar con ella cuando se arrepentía de todo.
Vacío, así se sentía y así se sentiría por siempre...
