Arsène Potter y un romance entre pociones y chocolates
Harry Potter era el orgulloso propietario de un Atelier du Chocolat. En palabras llanas, Harry vendía chocolates. No los chocolates en barra que vendían en las tiendas al por mayor. Harry era chocolatero amateur que al final se especializó en ello de la misma forma y sacó su título muggle en Gastronomía y luego en Repostería. Harry vendía pequeños bocaditos de cielo sabor chocolate con rellenos que podían hacer pecar a un santo.
Harry Potter también era un mago de 27 años con un hijo propio. Dicho niño era la razón por la cual fue expulsado de su hogar (más bien, él salió de ahí, gritándole a sus padres que eran unos malditos hipócritas) luego de haberlo adoptado cuando se enteró que el pequeño sufría de licantropía.
Una historia dolorosa que Harry no contaba sin el convencimiento adecuado y solo bajo sus propios términos.
Como fuera, Harry Potter y su pequeño hijo de 8 años Arsène, vivían en la parte de arriba del Atelier y el pequeño era un ayudante habitual en la cocina de su padre. Sirius Black y Remus Lupin, los padrinos de Harry, habían dado el capital inicial del negocio y con frecuencia eran vistos tanto en la tienda como en la casa, así como sus pequeños "cachorros", Deneb y Suhail de 12 y 10, y su pequeña Izar, de 7 años.
Con todo y su pelea con sus padres, su separación de la familia y que era un padre soltero, Harry vivía una buena vida. Su negocio era prospero, su hijo crecía maravillosamente y algunas leyes para beneficio de los hombres lobo, estaban empezando a ver la luz dentro del Wizengamot gracias a los votos que tenía su padrino, Sirius Black, en dicho organismo.
Sin embargo, como en todas las historias siempre que algo está muy tranquilo, el viento del norte movía las cosas y ahora estaba soplando fuertemente, trayendo entre sus alas a alguien que vendría a trastocar la vida de Harry.
Eran finales de mayo cuando Severus Snape llegó a Londres y odiaba todo en esta ciudad, que era caótica y sin sentido a su parecer. Si no fuera porque su mentor, amigo y padre en todo menos en sangre, Albus Dumbledore le había pedido de favor que lo ayudara a supervisar la apertura de la nueva sucursal de su exitosa empresa conjunta de pociones, Severus Snape podría haber estado experimentando en su trabajo base: publicar nuevas pociones que él mismo creaba.
Severus Snape era el pocionista más joven en un siglo y un prodigio en la materia. Cuando era joven, conoció a un hombre lobo y por estar investigando, casi fue comido. Sobra decir que aunque el director Dippet (el director de Hogwarts durante su generación) había tomado todas las previsiones, nunca contemplaron la posibilidad de que un curioso y demasiado inteligente para su bien, alumno muy terco, fuera en busca del peligro activamente.
Gracias a ese casi fatal encuentro, fue que Severus retomo un proyecto fallido de Damocles Belby, un pocionista anterior a su generación que había hecho un intento de una cura de licantropía. Severus logró obtener un arreglo intermedio, creando la poción matalobos. Evidentemente, Severus no tomo el crédito del ensayo original, pero el señor Belby insistió en que Severus tomara crédito como participe al 50% de la poción.
Severus no pudo negarse a la petición del hombre y más cuando este le presentó al alquimista Albus Dumbledore con quién logró obtener su dominio de pociones y con quién luego estableció un negocio que a la postre se convirtió en su empresa de pociones. Albus era su CEO/Alquimista/Socio comercial mientras Severus se dedicaba a experimentar con pociones diversas y publicarlas en diversas revistas.
Actualmente, Severus y Albus habían decidido abrir una sucursal en Londres, luego de que habían tenido un éxito rotundo en Escocia. Londres sería su primer "piedra" en Inglaterra y sabían que sería la apertura hacía el continente y quién sabe, quizás en unos años estarían abriendo sucursales en países tan lejanos como Brasil o Sudáfrica.
Albus, como buen CEO, envió a su socio a visitar el local donde pondrían su nueva tienda y resultó estar en un punto bastante interesante de Londres. El barrio era un barrio mixto. Los muggles adoraban comprar cosas mágicas pero difícilmente podían comprar todo lo mágico. Barrios como estos solo vendían cosas seguras para los muggles pero que aún tenían suficiente magia para ayudar o asombrar a los muggles.
En la esquina se veía un café de aspecto tradicional, había una panadería de estilo francés, una chocolatería y más adelante un par de boticarios, pero que solo vendían los ingredientes para pociones. El resto de los negocios eran tiendas de ropa y algunas chucherías mágicas ocupadas comúnmente para bromas y fiestas.
El local de Severus quedaba a dos negocios del caf de la chocolatería. Un lugar suficientemente estratégico y además, este barrio estaba a solo dos calles del metro. Una buena elección de Albus.
Entrando al local, Severus se sorprendió que al parecer, originalmente era algún tipo de perfumería y tenía dispensadores del líquido, frascos vacíos y sucios y en general, el lugar se veía abandonado, pero estaba en buen estado. Esto no era nada para su pequeño ejército de elfos domésticos super-especializados en limpieza y remodelación.
El piso superior tenía una oficina y un departamento, que sería útil mientras la tienda arrancaba y podría ser utilizada para su futuro gerente como lugar para dormir en una emergencia o cuando cerraran el año fiscal. Los dioses sabían que Severus hubiera dado la mitad de su varita por tener ese tipo de facilidades cuando empezó su primer tienda.
El sótano estaba bastante bien adaptado a la creación de perfumes, lo que para Severus se traducía en que solo debía limpiar el lugar y traer una copia de su laboratorio e instalarlo sin más. Calculando rápidamente el costo, la elección del local les había ahorrado una enorme cantidad de dinero.
Estaba midiendo los anaqueles de aquel lugar cuando su celular sonó. Era Albus.
—¿Qué sucede Albus? —.
—Mi muchacho ¿Qué opinas del local? —.
—Fue una excelente decisión Albus, apenas requiere cambios estructurales y podemos instalar perfectamente la copia del laboratorio. La parte de atención a clientes está bien distribuida y podemos reusar los dispensadores de perfume para las pociones, luego de una buena limpieza—.
—Me alegro de que lo apruebes—Severus esperó. Albus jamás le llamaba, así que seguramente le iba a pedir un favor—Si no es mucha molestia—Y ahí estaba—¿Podrías hacerme un pequeño favor? —.
Severus suspiro—¿Qué necesitas Albus? —.
—Cuando vi el local para comprarlo, noté que había una chocolatería cerca. Va a ser cumpleaños de un amigo mío y me preguntaba si podrías comprarme unos chocolates y enviarlos a una dirección. Estoy algo ocupado con el papeleo de la nueva sucursal y sinceramente, no me dio tiempo de comprarle algo—.
Bueno, al menos no era un gran favor—Está bien, ¿Cualquier chocolate o tienes algo en mente? —.
—Uhm, pues a Gellert siempre le ha gustado el chocolate oscuro (así se llama mi amigo), pero dejare que elijas. Siempre le envió chocolate oscuro o rellenos de crema de limón. Oh, por cierto, ¿También podrías enviarme unos chocolates de crema de limón? Ese día los vi en la vitrina pero no me dio tiempo de comprar algunos para probarlos y se veían bastante ricos—.
—Está bien, bien. Comprare tus chocolates de limón y pediré alguna recomendación para el tal Gellert—Severus escuchó una pequeña perorata sobre los gustos del tal Gellert y anotó algunas cosas en su pequeña libreta que siempre iba con él—Ok, lo tengo—.
—Gracias Severus—.
La comunicación terminó y Severus sonrió ante las cosas de su amigo. Albus era un genio alquimista, un mago poderoso… y un adicto a todo dulce con algo de limón. Tartas de limón, caramelos de limón… y chocolates rellenos de limón. Para Albus no había sabor más rico que el limón. Severus había aprendido a amar las excentricidades de su amigo y mentor. Ya que sumado a su amor por el limón, estaba su gusto por la moda estrafalaria y su manera poco usual de organizar las cosas, pero que funcionaba.
Bien decían que los grandes genios son también un poco locos. Él debía saberlo, ya que muchos magos lo calificaban como "inusual", solo por su tendencia al perfeccionismo y su obsesión con estirar los límites de las pociones y la magia. Cerrando con sus hechizos más fuertes su futura tienda, Severus se dirigió entonces al local de chocolates y observo que cada bombón era una obra de arte.
Las confituras tenían diversos colores y grabados. Había amarillos vibrantes sobre chocolate oscuro, blanco puro con un toque de perla sobre chocolate con leche e incluso un chocolate completamente amarillo llamado "crema de canario" le saludaba con un letrero que garantizaba convertirse en un canario gigante por 5 segundos. ¿Sería una tienda de chocolates de broma?
Severus no se inmuto, tiendas más raras había visitado de la mano de Albus, así que entró y una pequeña campanilla anunció su entrada al dependiente.
—Hola, bienvenido al Atelier du Chocolat Leblanc, ¿En qué le puedo ayudar? —La sonrisa del joven era bastante profesional, en opinión de Severus. Un experto vendiendo su producto. También podía apreciar que su apariencia juvenil y atractivo visual ayudaba a las ventas.
—Quisiera comprar una caja de chocolates de crema de limón y un regalo para alguien, pero preferiría que me recomendara que sería bueno regalarle—.
—Ya veo, ¿Puede decirme que tipo de persona es la del regalo? —.
Severus pensó en la descripción que le había dado Albus—Un hombre mayor, le gustan los libros raros de artes oscuras y grandes científicos. Parece tener también un gusto por las antigüedades—.
El dependiente pensó un rato y luego chasqueo los dedos—Creo que tengo lo que busca—Severus observo al joven irse a la trastienda y regresar minutos después con una caja de madera tallada con múltiples runas de conservación y otras tantas de protección—Le presentó una de mis obras maestras "Amber"—Dijo el joven, abriendo la caja
Severus contuvo un gemido de sorpresa ante el contenido de la caja. Eran bombones dorados de chocolate, pero que no se distinguían de joyas, y no cualquier joya, sino joyas antiguas de ámbar, muy parecidas a las que decoraban los cuadros de las zarinas en Rusia—Son hermosos—.
—Y puede probar uno—Le dijo el dependiente, sacando una caja más pequeña similar a la que le trajo—Adelante, es el mismo chocolate—Severus tomó uno de los delicados bocados y sintió como si un suntuoso coñac hubiera sido vertido en su garganta y luego había notas de champaña finalizando con un delicado sabor a chocolate con leche cremosa.
—Es delicioso—.
El joven sonrió—Me alegró que le guste. Por esta caja son 20 libras y puedo envolverla para regalo. La caja de chocolates de crema de limón cuesta 10 libras, pero se auto-rellena una vez más luego de que se termine, pero solo se rellena esa única vez. Así que es como pagar 2 cajas por una. ¿Le gustaría probar uno de limón? —.
—Si, por favor—Severus tomó la confitería de color oscuro con una ligera capa de amarillo en forma de la fruta y una explosión de sabor cítrico inundo su boca. Empezaba a entender un poco la obsesión de Albus por el limón si este delicado contraste entre lo dulce, cremoso y cítrico era lo que sentía Albus con sus dulces.
—¿Le gustó? —Severus asintió.
—Deme la caja Amber, dos cajas de los chocolates de limón y aceptare una caja de tu recomendación—.
—Creo que puedo encontrar su chocolate favorito—El joven sonrió y regresó con el pedido. El total fue de casi 100 libras al final, pero Severus estaba seguro de que le gustaría esta chocolatería.
Severus le envió por flu los chocolates a Albus, la caja Amber al tal Gellert con las indicaciones que le dio Albus y luego se sirvió una copa de Brandy en su habitación del departamento que rento y degusto la delicada caja de bombones de chocolate que había comprado.
Sin embargo, había un problema.
Las confiterías eran delicadas, sublimes y ya casi se las había terminado, pero no era su sabor favorito. Severus no era de tener preferencias en dulces, así que no sabía por qué este insignificante hecho le era molesto. Quizás era por la confiada sonrisa del vendedor y que no sabía mentir. Si Albus volvía a enviarlo a comprar chocolates y el vendedor le preguntaba sobre sus chocolates, Severus no podría mentir.
Devoró todo el resto de sus chocolates en tiempo récord y luego pensó que vería seguido al dependiente de aquel Atelier. El joven de cabello revuelto y ojos verdes, que estaba seguro era un Potter. Ese cabello era legendario en aquella línea de sangre. Ciertamente, la sangre Potter había mejorado mucho con la introducción de la sangre Evans.
Esos dos… era evidente que terminarían juntos. Así que si Potter y Evans terminaron juntos, era muy probable que el Lobo y Black hubieran terminado juntos.
Ciertamente, un chocolatero no era la profesión que hubiera pensado Severus, que un Potter escogería. Aunque recordaba que había algún tipo de escándalo alrededor del vástago Potter. Quizás de ahí su inusual profesión.
Como fuera, a él realmente no le importaban los chismes de la "clase alta" del mundo mágico. El joven ciertamente era competente dada la calidad de sus confiterías y evidentemente, se había labrado su propio camino.
Ese fue todo el pensamiento que le dedico al joven en ese momento.
Era mediados de junio cuando Severus recibió otro pedido de Albus. Aparentemente, los chocolates de limón de aquel joven Potter eran los mejores que había probado y el amigo de Albus, Gellert, estaba intrigado por dichos chocolates y bastante satisfecho con su regalo de la caja Amber. Así que Albus, fiel a su estilo, le pidió a Severus que comprara cuantos chocolates pudiera con mil libras y le enviara al menos 4 cajas a Gellert.
Severus meneaba la cabeza, pensando quién sería este amigo Gellert al que Albus le dedicaba tanto tiempo a enviar chocolates y diversas confiterías. Ya le había pedido a Severus que le enviara al hombre alrededor de 6 paquetes de diversa índole y en todas las ocasiones, Albus retroalimentaba las opiniones de Gellert hacia Severus.
A Severus en realidad no le importaba lo que opinara el tal Gellert, así que solo dejaba a Albus ser él mismo.
Sin embargo, las pocas interacciones con el joven Potter, que había averiguado se llamaba Harry, dieron como resultado, que en las pocas semanas que llevaba ahí, Harry le llevará una lasaña deliciosa como regalo de bienvenida al barrio, luego de que confesó que estaba ahí para poner una tienda de pociones.
Cuando le dijo su nombre completo a Harry, el joven abrió mucho los ojos y luego estalló en una singular sonrisa, para dar luego pie a una serie de preguntas de un apasionado fan. Resultaba que Harry era fan de su trabajo como pocionista y sus preguntas planteaban interesantes escenarios para futuros experimentos.
Otra ocasión, Harry le trajo otro chocolate, luego de que Severus le dijera que aunque devoró los chocolates, ciertamente no eran sus favoritos. Eran exquisitos pero no eran el tipo de chocolate que podría comer una y otra vez sin parar.
Harry tomó esto como un reto personal.
Junio estaba dando sus últimos estertores y entre algunos almuerzos y cajas de chocolates diversos, Harry y Severus habían pasado de vecinos a conocidos.
Julio empezaba su marcha cuando una nueva presencia se dio a conocer en el Atelier. Severus no había observado mucho a Harry durante sus breves interacciones más allá de cierto compañerismo profesional, ya que el hombre le había dado algunos tips para tratar con la clientela habitual de aquel barrio. Fuera de eso, ambos hombres intercambiaban alguna que otra comida y charla intrascendente, de ahí que Severus desconociera sobre la vida personal de Harry.
La nueva presencia era un niño de cabello negro como Harry y ojos color dorado. Cualquiera que los viera no dudaría que eran padre e hijo. Severus se preguntó quién sería la madre de aquel pequeño y si dicha mujer había sido la causa de aquel escándalo del cual solo había oído que existía pero no en qué consistía.
Quizás Junior se había fugado con alguna novia, o era una chica muggle. Incluso por que limitarse a pensar que era una chica, bien podría haber sido un hombre, ya que las pociones arreglaban la forma de procrear entre personas del mismo género. ¿Podría ser que a Potter padre no le gustara que su único vástago fuera gay? ¿O a Evans? No parecían homófobos o clasistas, pero nunca se sabe con la naturaleza humana.
Aún no había conocido al niño, pero parecía ser un niño tranquilo y bien educado que ayudaba a su padre en su tienda.
Del lado de Harry, este estaba extasiado con haber conseguido un incipiente compañerismo y potencial amistad que no estuviera contaminada por los chismes sobre sus padres o su paternidad. Fuera del círculo de los habitantes del barrio, sus padrinos y algunos amigos de Hogwarts y muggles, pocas personas no estaban hambrientas de saber la causa de la ruptura con sus padres.
Harry sabía que Severus había sido compañero de sus padres en Hogwarts, pero al parecer, solo se conocían de vista. Más allá de eso, el hombre ignoraba todo sobre los Potter y para Harry era refrescante que Severus Snape, uno de sus ídolos, no estuviera al tanto sobre su historia con sus padres. Arsène era la causa de que Harry hubiera abandonado el hogar familiar.
Dentro del mundo mágico, había toda serie de rumores acerca de él y sus padres, pero casi nadie conocía la existencia de Arsène en su vida. Tampoco nadie le había preguntado. Algunos lords y ladys del mundo mágico pensaban que Arsène era una especie de pupilo de Harry, y que este era su tutor mágico. Sus amigos cercanos sabían la verdad, igual que sus padres y sus padrinos.
Arsène había aparecido en su vida durante unas prácticas de magia curativa de Hogwarts, que se darían en el callejón Knockturn. Arsène vivía en un orfanato ahí mismo y era bastante maltratado por los demás residentes. La razón de eso era su licantropía "incompleta". Arsène no era completamente un hombre lobo pero sufría los efectos de la transformación y algo parecido a quedarse "atascado" en una forma animaga de lobo. Así las cosas, los magos rechazaban a Arsène por ser un licántropo y los hombres lobo lo rechazaban por no poder tener al lobo por completo.
Harry se conectó mucho con el niño y en un arrebato de piedad, organizo los papeles para tomar la custodia de Arsène y lo adopto por sangre. Sus padres pusieron el grito en el cielo, diciéndole sobre su imprudencia y lo que pensaría la sociedad mágica de que el único heredero de los Potter hubiera adoptado a un semi-licántropo. Harry defendió su postura y puso a Arsène sobre cualquier otra cosa.
Esta pelea a gritos terminó cuando Arsène salió corriendo hacía Harry y lo abrazo llorando. Esa cara de absoluta devastación hizo callar a Harry y tomar una decisión, subió cargando a Arsène hasta su habitación, empaco todas sus cosas y luego de encoger los baúles de él y su hijo, salió de casa, armado con sus cosas y su llave de su bóveda personal. Sus padres dijeron que lo desheredarían y Harry contesto con un saludo de dos dedos y les grito hipócritas a ambos.
Su siguiente parada fue en la casa de sus padrinos, quienes le ofrecieron todo su apoyo a él y Arsène. Más adelante, ayudaron a Harry a buscar algo que hacer y luego de tomar algunos cursos, termino en uno de confitería casera y todo se desarrolló desde ahí. Harry terminó especializándose en repostería y confitería, y puso su Atelier en el barrio donde actualmente residía con su hijo. Sus padrinos eran los mejores y constantemente lo apoyaban en sus nuevas ideas.
Pero tan buenos como eran sus padrinos, Harry quería también tener amigos fuera de su círculo familiar o escolar. Adoraba a Hermione, Neville, Luna y los Weasley, pero ellos simplemente no entendían algunas cosas. Hermione apoyo totalmente su decisión; Neville dijo que mientras fuera lo que él quería, estaba bien; Luna no dijo mucho y es probable que no estuvieran hablando del mismo tema; los Weasley eran otro asunto. Los hijos Weasley eran sus amigos, pero los Weasley padres eran amigos de sus padres. Algunos miembros de la familia apoyaban su decisión de criar a Arsène mientras otros pensaron que sería mejor buscar otra familia para Arsène.
Al menos los que pensaban en que Arsène estaría mejor con otra familia, habían esgrimido argumentos lógicos como las pociones, medimagos, cuidados especiales y etcétera, no como sus padres que solo dijeron cosas sobre la sociedad y la apariencia. Sin embargo, luego de dar sus contrargumentos, los Weasley en conjunto dijeron que respetaban su decisión y no intercederían por sus padres aunque estos se los pidieran.
Severus sencillamente no hacía preguntas y eso es lo que le gustaba a Harry. Quizás ya era hora de presentarle al hombre su hijo, ya que después de todo, el niño empezaría a ser una presencia regular en la tienda. Quizás podrían invitar a almorzar al hombre, ya que estaban cerca de esa hora. Si, ese era el mejor enfoque para que el niño conociera al potencial amigo de papá.
Harry le indico a Arsène que pusiera un plato extra, ya que iría a invitar al nuevo vecino a comer y revisó su cabello antes de salir. Este hecho por sí mismo era inusual pero Harry no estaba pendiente de su propio comportamiento, así que no noto la discrepancia. Simplemente salió e invitó a Severus a comer.
Cosa curiosa, Severus aceptó la invitación y salió junto con Harry de vuelta a su tienda y entró por primera vez al segundo piso del Atelier.
El segundo piso era bastante acogedor. Había dos habitaciones, una cocina, un comedor y una sala con una biblioteca infinita. En la visión de Severus, las personas que tenían una biblioteca infinita (un producto mágico que permitía tener una estantería con un espacio de almacenamiento infinito literalmente) era una persona digna de conocer y con quién charlar.
—Y aquí Severus, está mi pequeño sol. Arsène, este es un nuevo amigo de papá, será nuestro nuevo vecino un tiempo en lo que abre la nueva tienda de pociones—Harry tenía a su hijo a su derecha y puso su mano sobre el hombro de su hijo en un gesto protector.
—Hola joven Potter, mi nombre es Severus Snape—.
—¿Severus Snape? Papá, se llama igual que el pocionista de mis libros—Dijo Arsène con asombro.
—De hecho, soy ese Severus Snape—Los ojitos llenos de asombro y reverencia hicieron sentir orgullo a Severus, quién rara vez recibía esas miradas asombradas de niños relativamente pequeños.
—¡Wow! Papá, ¡Es famoso! ¿Podrías firmar mis libros? —El pequeño estaba brincando de emoción.
—Quizás… si tuviera solo algo de comida…—Severus tampoco era una persona juguetona con niños pero este pequeño ciertamente se ganaba a la gente, porque le daban ganas de molestarlo un poco, solo para ver sus pucheros.
—Si, es una verdadera fortuna que tengamos mucha comida en la cocina—Agregó Harry, quitando el puchero de su hijo con efectividad.
Lo siguiente que paso fue el almuerzo más estimulante y divertido que hubiera pasado Severus en su vida, acompañado de dos personas que genuinamente estaban interesados en sus teorías y aportando ideas novedosas.
A finales de julio, Severus se había encariñado un poco con el pequeño Arsène y aunque lo vio algo desmejorado unos días atrás, ahora ya estaba bastante animado como antes y vio al niño escapándosele a su padre en un descuido. Iba a ir tras él, hasta que notó que el niño iba directo a su tienda.
Arsène ahora estaba tocando a su puerta y Severus le abrió de inmediato al niño—¿Qué sucede Arsène? —.
—Señor Severus, ¿Me ayudaría con algo? —.
Bueno, ciertamente eso abría un campo enorme de posibilidades. ¿Qué podría querer pedirle un niño? —Depende de lo que vayas a pedirme—.
El niño miro a todos lados antes de sacar una bolsa con varias libras, galeones, algunos sickles y muchos knuts.
—Quiero comprarle un regalo de cumpleaños, pero papá siempre sabe dónde lo guardo y no puedo sorprenderlo—.
—¿Entonces quieres que lo esconda en mi tienda? —Arsène asintió—Supongo que también pretendes que haga el pedido por lechuza, ¿cierto? —.
—Solo tenemos a Hedwig y papá conoce a todos los búhos y lechuzas de correo que normalmente nos llegan. Si ve uno distinto sospechara—.
—Supongo que puedo hacerte este favor—.
Arsène saltó a abrazar a Severus—¡Gracias! ¡Gracias! Estoy seguro de que este año podre sorprender a papá—.
Ambos, el hombre y el niño se despidieron cordialmente y cualquier persona que hubiera visto la pequeña sonrisa de Severus, hubiera creído que se trataba de una visión del fin de los tiempos, ya que esa sonrisa solo se la dedicaba a personas que se habían hecho un lugar en su corazón. Arsène estaba entre ese selecto grupo junto con su padre.
No es que Severus fuera a revelar ese pequeño hecho a ninguno de los dos.
Era el 31 de julio y el barrio estaba en un pleno apogeo, ya que la pequeña celebración de cumpleaños de Harry, de alguna forma, se transformó en una celebración comunal y ahora estaban el resto de los locatarios celebrando en medio de la calle y animando a los transeúntes a unirse a la fiesta.
La calle había sido decorada originalmente solo en pequeño sector, pero dado el amplio número de "invitados" agregados, las varitas de los magos que habitaban ahí, vieron la luz y todo lo preparado para la fiesta se multiplico para ser suficiente para el nuevo número de personas.
Había comida china, hindú, por ahí había algunas bandejas de sushi, algunos aperitivos más comunes como pequeños sándwiches y por algún fortuito hecho, taquitos fritos que alguna vez probo en México. Seguramente esto último era obra de Black, el padrino de Harry.
Black y Lupin eran una constante en la vida de Harry y esta era la primera vez que Severus se encontraba con Lupin, luego de la escuela. Ambos se separaron un poco de la fiesta y Severus le aseguro que a pesar de lo que pudiera pensar, no le guardaba rencor a Lupin. Él había sido demasiado curioso y fue ese hecho, además del regaño del director Dippet y Madame Pomfrey, lo que lo inspiro a terminar el trabajo de Damocles Belby.
Luego de algo de charla intrascendente, Lupin acepto ayudarle en sus investigaciones para una cura de la licantropía cuando empezaran las pruebas con voluntarios. Black llegó en ese momento a llevarse a su marido y asegurarle a Severus que él invertiría también en esa cura de la que alcanzó a oír cuando estaba por ir por su marido.
Muchos no creerían que Severus era una persona amable y gentil, pero lo era. Solamente que su forma de ser por norma era seca. Rara vez mostraba su lado vulnerable a otros pero esta pequeña comunidad lo empujaba con su amabilidad y buen trato.
En los poco más de dos meses que llevaba en el barrio, Severus noto que casi todos los locatarios y habitantes del barrio habían tenido problemas de alguna que otra índole en sus hogares o con el mundo mágico aquellos que eran magos. Todos tenían historias dolorosas que contar pero cuando empezaron a vivir a tiempo completo en aquel barrio, encontraron una nueva familia, nuevos amigos y nuevas oportunidades.
Esa clase de energía llamaba a los compradores a visitar los locales y hacerse asiduos compradores. Las ventas grandes que hacían, casi siempre era por pedidos vía lechuza o medios muggles más tradicionales como correo y teléfono. En general era un sitio apacible y eso le hacía dudar un poco de si esta ubicación sería la ideal para su nueva sucursal, pero viendo que siempre había un flujo constante de gente, lo repensé y decidió que esta sucursal sería para pociones raras, ya que el lugar se veía lo suficiente amigable para que la gente se sintiera cómoda de entrar.
El problema con las pociones raras es que muchas de ellas eran para dolencias o problemas de salud que podían considerarse o muy denigrantes o íntimos. Las enfermedades extremadamente raras recibían vía lechuza sus pociones pero en las solo raras, había tiendas que vendían por vía lechuza, casi ninguna quería tratar con paquetería muggle y las ventas al público eran incomodas.
Comprar estas pociones en el mundo mágico era como comprar un condón en una tienda de conveniencia. Probablemente a nadie le importaba pero había esa sensación de ser observado desde todos los ángulos.
Saliendo un poco de sus pensamientos, fue hasta su tienda y sacó de su escondite el regalo de Arsène. Cuando regresó y se lo dio a Arsène, para luego ver la cara de Harry al ser sorprendido por primera vez por su hijo, no tenía precio. La sonrisa de ambos hombres sería un recuerdo precioso para Severus.
Agosto estaba a mediados de su marcha y las hojas de los árboles ya estaban cambiando rápidamente de color. El aire estaba crispando alrededor y se sentía un ambiente más fresco que hace unas semanas. Por todos lados empezaban a verse suéteres y chamarras ligeras y el aroma a café y otras bebidas calientes inundaba el aire.
En la panadería había bizcochos frescos y una adquisición estadounidense de pay de calabaza. Algo distinto del usual pan de calabaza local pero aun así era bastante sabroso.
Su amistad con los Potters continuaba. Ahora podían llamarse amigos y se habían permitido el uso del habla informal, Albus continuaba pidiendo sus cajas de confiterías rellenas de limón y el tal Gellert seguía siendo agasajado con diversas confiterías también. Albus prometió que probablemente para febrero o marzo, podría tener algo de tiempo y darse una vuelta por el local y ver la remodelación antes de la apertura.
Severus estaba supervisando el laboratorio en el sótano mientras los elfos domésticos remodelaban la parte superior, cuando el timbre sonó. Eso solo significaba que Harry estaba enfrente con alguna caja que él aseguraba era su chocolate favorito.
Aparentemente, él era la primer persona de la que no podía adivinar su chocolate favorito y eso había puesto de punta los nervios del hombre. Esta debería ser la caja 10 de chocolate que probaba. Al menos luego de la caja 3, Harry aprendió a traer sol chocolates para no tener que hacer una tanda completa. Y es que aunque Severus se comía toda la caja ofrecida, sinceramente no eran sus chocolates favoritos y ya había jurado con veritaserum que jamás mentiría en esa apreciación.
Además, era divertido ver al hombre más joven enojarse por algo así.
—¡Severus! Estoy seguro de que este es—.
Severus tomó la cajita con incredulidad y tomo las pequeñas conchas marinas que si no lo supiera mejor, pensaría que eran de verdad. Mordió la delicatessen y una explosión de dulce y sal inundo sus papilas gustativas. Un pequeño toque de regaliz al final y el fino chocolate se derretía en una nota tostada al final.
—Simplemente celestial…—Harry esperó el remate—Pero no es mi favorito—.
—¡Demonios! Estaba seguro de que si lo adivinaría esta vez—.
—No te rindas—Dijo Severus, poniéndole la mano en el hombro a Harry y sintiendo su hombro más cálido que lo habitual.
Severus no era tonto y había notado que el hombre se ruborizaba un poco cuando Severus lo miraba fijamente. Quizás había algo de interés en él y Severus estaba interesado en el hombre pero no estaba seguro de dar ese salto aún. Debería esperar un poco más a que otras señales hicieran su aparición.
—Ok, no me rendiré—Harry no retiro la mano sobre su hombro pero si se ruborizo ante la intensa mirada de Severus. ¿El hombre estaría interesado en él? Solo había una forma de averiguarlo y Harry no había sido un Gryffindor por nada y acorto la distancia entre ellos para darle un beso en la mejilla a Severus—Bueno, me voy, tengo que regresar a mi propia tienda. Nos vemos Severus—.
El intenso rubor de un Severus anonadado fue la mejor estampa que vería Harry esa semana. Y además era la confirmación de que a Severus, él no le era indiferente.
Principios de septiembre se encontró al barrio con una estampa otoñal en pleno apogeo. Aún no había entrado el equinoccio de otoño y ya se sentía el ambiente frío y a la vez acogedor de la época otoñal. Harry Potter estaba haciendo nuevas confiterías y varias bandejas de otras de temporada.
Los aromas a pay de calabaza de la panadería atraía a transeúntes de débil voluntad ante la deliciosa dulce y que también servía para que las otras tiendas lograran más ventas.
Meses de trabajo estaban dando frutos y ya había mucha especulación alrededor de su tienda en remodelación de Severus. Además de que la gente iba a visitar la tienda en constante cambio, algunos se pasaban a comprar las confiterías de aspecto delicioso o lindo del Atelier. Harry recibía a los clientes siempre con una sonrisa.
Arsène ahora solo venía de vez en cuando los fines de semana, ya que el chico estaba en un internado "alternativo", lo que era la clave para un internado de licántropo que Lupin y Black le había recomendado. Arsène prosperaba bajo el cuidado y atención de este instituto. Ese hecho hacía que Harry y Severus se encontraran a solas con frecuencia y desde ese beso en la mejilla, los coqueteos habían ido subiendo de intensidad.
La electricidad entre ellos era tan densa que ambos estaban seguros de que pronto sucedería algo más entre ellos. Y ese algo llegó en forma de su ahora tradicional intercambio de chocolate y negación. Severus estaba terminando de cerrar la tienda por ese día cuando Harry llegó con la cajita de chocolates. Los chocolates fueron devorados pero Severus hizo una jugada que puso a sudar a Harry cuando observo a Severus limpiarse los labios con la lengua.
Severus se acercó con una mirada más que intensa hacía Harry y este tragó saliva ostensiblemente. La mano del hombre acuno su rostro y uno de sus dedos acaricio su mejilla con dulzura. Harry apenas podía respirar ante la espera y cuando aquellos labios cubrieron los suyos, sintió como se convertía en una masa gelatinosa.
Fue un breve instante que parecía extenderse por la eternidad y terminó en menos tiempo del que le gustaría a Harry, pero el rubor que adornaba a ambos hombres era intenso como el latido de sus corazones.
La siguiente ocasión que ambos hombres se vieron, fue en una cita al cine que terminó en una sesión de besos para incendiar un bosque entero.
Octubre trajo un aire con aroma a dulce y calabazas. Los niños por todos lados estaban concentrados en hacer sus disfraces, había decoraciones aquí y allá con brujas, calabazas, fantasmas y todo tipo de parafernalia alusiva a Halloween. Arsène era parte de aquellos niños ansiosos por la noche de las brujas: Halloween.
Severus había planificado la apertura de la tienda para mediados del mes y fue un evento bastante sonado por la sencillez del mismo. Albus había venido a la inauguración y fue presentado ante Harry. Está de más decir que Albus Dumbledore había adorado a Harry y Arsène desde el primer segundo y Harry le dio al anciano hombre una dotación de sus chocolates de limón como regalo de inauguración.
Arsène incluso había hecho una tanda de confituras en forma de calderos que repartió entre los asistentes al evento de Severus. A Albus no le paso por alto la sonrisa que exhibía su joven amigo, ni los pequeños besos que se robaban cuando creían que nadie los veía, ni la forma en que le alborotaba el cabello al pequeño Arsène.
Albus sabía que a Gellert le gustarían estas noticias y sabía que Severus estaría complacido con las ideas que Gellert traería cuando ambos se conocieran. Era increíble que a esta edad aun tuvieran dentro suyo ese ánimo de bromear con sus protegidos.
Y hablando del diablo, en la fiesta estaba también el protegido de Gellert. Aunque había algo que no había previsto Albus, al parecer el joven protegido de Gellert conocía al interés amoroso de su propio protegido.
Oh, ¿Había una pequeña chispa de celos en esa mirada? Severus no dijo nada más que pura cordialidad y buenos modales al conocido de su "pequeño amor" y luego se despidió con una sonrisa de ambos hombres y fue hasta donde se encontraba Albus.
Hora de picar el avispero.
—Hola Severus, veo que acabas de conocer a Lord Riddle—.
—Ah, sí. Un joven talento al parecer—Aunque Severus contesto con cordialidad, Albus lo conocía mejor. Su joven amigo estaba hirviendo de celos.
—Si. ¿Sabías que es amigo de mi amigo Gellert? Al parecer, Gellert quiere extender sus negocios de publicidad hasta el Reino Unido y tomo al joven Riddle bajo su tutela—.
—¿Por qué un Lord sería tomado bajo una tutela de alguien que no es su sangre? —Severus era tan transparente a ojos de Albus. Solo quería saber si había algo turbio con que alejar al joven Harry de su alcance.
—Sus padres tuvieron un escandaloso comportamiento y casi destruyeron a la familia antes de morir. Thomas se crio con sus abuelos pero estos no querían cederle su propiedad. Cuando Thomas cumplió los 15 y podía recibir la formación de heredero, sus abuelos quisieron revertir el título y dárselo a uno de sus primos pero la línea de sucesión era clara y además estaba el testamento de su padre. Gellert estaba como su tutor a partir de los 15—.
—Quieres decir entonces que Gellert era amigo también de la familia Riddle—.
—No, su peor enemigo de los Riddle—.
—¡Eso no tiene sentido! —.
Albus rio porque también para él, originalmente no tenía sentido.
—Thomas Riddle Senior no odiaba a Gellert. Ellos solo eran rivales comerciales y adoraban pelearse entre ellos. Podría decirse que se respetaban mucho como "enemigos" y nadie supo que en realidad eran buenos amigos y ellos se divertían fomentando los rumores sobre su enemistad. Cuando se leyó el testamento final cuando Tom cumplió los 15, se reveló la verdad y Gellert tomo a Tom como su hijo adoptivo y le dio una guía que sus abuelos querían arrebatarle—.
—Un poco como lo que tú hiciste por mí, viejo—.
—Si, algo así. ¿Acaso no es labor de los ancianos el guiar a los más jóvenes en la vida? —.
Severus se sumió un poco en sus pensamientos y se debatía entre sentir empatía con la situación de Thomas Riddle o sentirse celoso. Albus decidió volver a picar el avispero—¿Sabes? Ese joven, Harry, me agrada mucho. Pienso que sería bueno para ti—.
—¿De qué hablas viejo? —Severus no quería tener esta conversación aún. No cuando su incipiente relación con Harry estaba tan inestable y sin forma.
—Te lo diré como tu padre, no como tú mentor, socio o amigo, Kronos es inexorable pero constante, solo suma pequeños fragmentos de tiempo para quién sea. Su hermano Aión es el tiempo cíclico, el que permite que las estaciones existan, que las plantas crezcan, mueran y otras nuevas ocupen su lugar, pero Kairós es único, solo existe un pequeño, brevísimo instante y depende completamente de ti tomarlo—.
—No te entiendo Albus—.
—Toma la oportunidad Severus. El amor no está con Kronos más que para hacerlo crecer, ni con Aión porque el amor no es cíclico, solo nace y crece, puede morir, y a veces renacer, pero no es un ciclo perfecto. No, Severus, Eros y Anteros solo son amigos de Kairós, Eros primero se amiga de Kairós y luego se hace amigo de Anteros. Hasta después es cuando Kronos hace su aparición llamado por Anteros—.
—¿Y si él no siente lo mismo? —Ahí estaba, el verdadero temor de Severus y la razón de su estaticismo.
—Severus, toma la oportunidad por que rara vez vuelves a verla una vez que se va, y cuando tardas en tomarla, otro puede tomarla en tu lugar. No desperdicies el regalo que Eros y Kairós te han presentado en bandeja de plata—.
Albus se despidió de Severus y dejó a este último sumido en sus pensamientos.
Halloween estaba a la vuelta de la esquina y hoy era el día lunar de Arsène. Cuando Severus le dijo a Harry que sabía que Arsène era un licántropo, tuvo que tranquilizarlo hasta que pudo escuchar que a Severus le importaba muy poco dicha condición y le agradaba el chico. Eso calmó las peores imaginaciones de Harry.
Su relación escalo mucho más rápidamente luego de la inauguración de la tienda de pociones y actualmente, Arsène estaba en la casa de los Black-Lupin, que ya tenían una habitación específica para la transformación, lo que dejaba a Harry y Severus a solas en su casa encima del Atelier.
Los besos que se daban podían elevar la temperatura por encima de la lava de un volcán y Harry pensó que esa noche podía ser "La noche". Había estado deseando tanto que Severus le hiciera el amor que apenas podía evitar correrse con la intensidad de las emociones que despertaban los besos del hombre.
Cuando sus labios se separaron para descansar, Severus le susurró al oído—Sabes Harry, quiero hacerte cosas muy malas esta noche, pero debo preguntarte algo antes—.
—Si es mi consentimiento, te lo puedo dar por escrito pero quiero que me pongas contra el colchón—.
Severus rió bajito por la broma—No, no era eso—Severus puso a Harry en su regazo y detuvo sus escarceos amorosos para decir lo que quería—Quiero que seamos más que lo que somos, ¿Entiendes? No quiero ser solo tu amigo con derechos—.
—Severus, no eres "Solo mi amigo". Los amigos no se besan como si estuvieran follando solo con sus bocas—.
—Me alegra que aprecies mi esfuerzo, pero me refería a que quiero poder decir que estoy en una relación contigo—.
—¿Quieres que sea tu novio? —Harry estaba gratamente sorprendido.
—Quiero que seamos pareja, amantes, lo que gustes, pero que pueda llamarte mío—.
—Si—Contestó Harry—Quiero lo mismo, pero con una condición—.
—¿Y qué sería esa condición mi amor? —.
—Quiero que hagamos el amor—.
—Por supuesto que lo haremos. Llevo días queriendo hacerte cosas muy malas, ¿No te lo había dicho ya? —.
La mirada depredadora de Severus fue lo último que vio Harry antes de ser "devorado" por su amante. Tuvo que usar mucho ungüento para el dolor de espalda al día siguiente, pero Harry exhibía una sonrisa capaz ahuyentar las nubes en un día nublado.
Noviembre paso como una exhalación entre paseos, cenas, salidas, salidas "familiares" y llegó diciembre con su algarabía navideña. Harry aún seguía tratando de adivinar el chocolate favorito de Severus y Severus estaba atendiendo su tienda de pociones mientras Albus buscaba gerentes para las otras sucursales, ya que Severus había decidido hacer de esta modesta tienda, su tienda particular de pociones especializadas, mientras Albus se encargaba del resto de la compañía.
Claro que esto fue parte de una negociación intensa que incluyo ser el padrino en caso de que se casaran y una caja de chocolates de limón extragrande cada mes.
Riddle fue, para desgracia de la posesividad de Severus, una constante en la vida de Harry, ya que el hombre era bueno con el marketing y tenía muchas ideas para los diseños de embalajes, que Harry apreciaba para la temporada y sus siguientes creaciones.
Así que viendo la incipiente amistad entre ambos hombres y luego de dejarle una marca de amor muy ostensible a Harry para que Riddle la viera, Severus ya no tuvo mucho empacho en dejar a solas a ambos.
Severus actualmente estaba trabajando en una nueva versión de matalobos que podría ayudar a Arsène a no pasar por la transformación en su día lunar. Esta poción era un ensayo que Severus ya había probado pero no servía en hombres lobo completos. Como Arsène estaba atorado en un estado intermedio, este ensayo tenía el potencial de parar su transformación incompleta y permitirle no pasar por esa dolorosa transición.
Esta poción sería el regalo de cumpleaños para Arsène de parte suya.
Para Harry había planeado darle esa placa de mármol para chocolateros que vio una ocasión en que lo acompaño a comprar enseres nuevos para su cocina. La placa estaba ahí, apostada en una mesa de cocina y Harry le dio un vistazo y luego suspiro, yendo al mostrador a pedir lo que necesitaba. Severus regresó días después y compro la placa.
Si alguien le preguntara al Severus adolescente si alguna vez celebraría navidad con alguien, su respuesta sería que no. Ni siquiera cuando sus padres vivían, quería celebrar con ellos. Su vida familiar había sido mucho menos que perfecta y odiaba con fervor las festividades. No fue sino hasta que empezó a vivir a tiempo completo con Albus durante su aprendizaje que empezó a apreciar las fiestas.
Y hablando de Albus, Severus había comprado para él unos dulces elaborados con limón de "todo el mundo", que se reducían a unos pocos países. Ya había probado el limón cristalizado relleno de coco y Severus estaba seguro de que Albus iba a querer esta caja como regalo cada navidad.
Cuando llegó la esperada fecha, Severus, Harry, Arsène, los padrinos de Harry y sus tres hijos, pasaron una navidad bastante familiar. Al grupo luego se unió Albus quién llegó con un pastel de, sorpresa, limón, arrastrando contra su voluntad a un anciano de su misma edad quién a su vez iba seguido de Riddle.
Así que ese anciano ceñudo era el tal Gellert.
Como fuera, los 3 nuevos invitados fueron agregados con naturalidad a la celebración y la mesa de la cena agrandada con magia.
Severus no recordaba una navidad así en su vida. Una navidad donde por fin sentía que pertenecía, que estaba en Familia.
Enero trajo una sorpresa en sus primeros días. Una sorpresa desagradable donde un auto elegante estaba estacionado enfrente del Atelier y una pareja estaba discutiendo a gritos con Harry. Severus que estaba atendiendo en esos momentos a un cliente, solo pudo ver de lejos la discusión y en cuanto tuvo un momento libre, cerró su tienda y salió a ver si podía ayudar a su amante, pero la pareja belicosa estaba subiendo a su auto, mientras Harry les arrojaba unos papeles destruidos hacia el coche.
El auto arranco y se fue. Severus entonces vio a su amante muy alterado y le ofreció su pecho para llorar. Harry aceptó el espacio ofrecido y el abrazo en consecuencia y dejó fluir sus lágrimas.
Los visitantes habían sido los padres de Harry, James y Lilian Potter, con una "solución" a los problemas de Harry. En opinión de los Potter, los problemas de Harry es que no sabía cuándo parar con sus obras de "caridad". La "obra de caridad" a la que se referían era evidentemente la adopción de Arsène por parte de Harry.
No importaba que ya hubieran pasado 4 años desde la adopción, aparentemente los Potter creían que Harry solo estaba haciendo un berrinche y castigándolos por alguna discusión sin sentido.
Habían ido al Atelier mientras Arsène estaba de visita con los Black-Lupin y llegaron con unos papeles donde Harry entregaría la tutela de Arsène a una institución para licántropos en algún país de Europa del este. Harry los corrió a gritos de su negocio y hogar, como se esperaba y los Potter insistieron en que firmara y se deshiciera de ese desagradable chico.
Eso fue todo lo que aguanto Harry antes de sacar la varita y amenazarlos con maldecirlos si no se iban de su tienda en ese instante.
La discusión habría acabado si no fuera porque los Potter amenazaron con que "podían pasar muchas cosas" y que Arsène no era exactamente inmortal. Harry los siguió y les dijo que si tocaban un solo cabello de Arsène haría uso de la cláusula del abuelo y ellos verían su mundo destruido en segundos.
Luego de esa amenaza, los Potter se largaron tan rápido como pudieron y fue cuando Severus llegó.
—Ya pasó amor—Dijo Severus, al tiempo que dirigía a Severus al interior del Atelier y cerraba el negocio, sabiendo que Harry odiaría que alguien lo viera luego de haber llorado tanto. Subieron al departamento y Severus preparo un par de tazas de té. Ya con el líquido en las manos, Severus preguntó algo que le causaba curiosidad—¿A qué clausula te referías cuando lanzaste tu amenaza final a tus "padres"? —.
Harry suspiro y se limpió las lágrimas que aún estaban en sus ojos—Cuando el abuelo murió, en la lectura de su testamento estaba una pequeña cláusula que decía que el heredero Potter tendría el poder de disolver el apellido si sentía que la familia ya no merecía tener el "noble título" que tenía en el mundo mágico—.
—¿Quieres decir que si tú dices "que ya no exista el apellido Potter", puedes hacerlo y se removería del Wizengamot y todo lo que conlleva el título? —.
—Así es. Papá es Lord Potter, pero yo soy el heredero. El testamento del abuelo es rígido. Mi opinión es la que cuenta para que el título de Lord siga vivo. Si yo digo que basta, adiós los Potter como familia mágica noble. Seríamos considerados plebeyos otra vez y papá lo sabe. Por eso no sé por qué vienen aquí cada cierto tiempo a molestar con que me deshaga de Arsène. Incluso renuncie a mi familia por él, ¿Cómo creen que dejaría a mi hijo solo por "volver a la familia"? —.
—Cuando conocí a tus padres, jamás me parecieron prejuiciosos. Es extraño conocer esta parte de ellos, pero supongo que la vida como "familia noble" debe haber trastornado un poco sus cerebros—.
—Podría decirse lo mismo de mis padrinos, pero ellos siguen siendo una familia noble gracias al apellido Black. Y les importa muy poco como los vean otros. ¿Por qué mis padres no pueden ser así? —.
Severus no podía contestarle a su amante, así que solo lo dejó desahogarse hasta que se calmó.
Febrero se llenó de múltiples corazones y pétalos de flores. El ambiente estaba lleno de aromas y luces que invitaban al romance y la cursilería. Severus nunca había tenido una pareja en las fechas de enamorados y esta sería la primera vez que tendría una persona con la que quería hacer algo especial en San Valentín.
Los dulces y chocolates estaban descartados porque, ¿Qué chocolate podía sorprender a un chocolatero profesional? ¿Debería hacerle una cena? ¿O quizás algo "especial" en la habitación? Al pensar en esto, Severus se sonrojo, ya que hasta ahorita, el sexo había sido bastante dulce y tierno, bastante satisfactorio y terminaba con ellos abrazados o cuchareando y diciéndose palabras tiernas, cargadas de sentimientos y emoción detrás de la voz suave.
Pensándolo bien, una habitación romántica sonaba como algo digno de un primer San Valentín con su amante. Era hora de organizar las cosas.
Para disgusto de Severus, el único que podía tener a Arsène el día 14, era Riddle, ya que seguía soltero. Albus dijo que tenía una cita y los padrinos de Harry estaban en la misma situación, dejando encargados a sus hijos al hermano soltero de Black, Regulus. Así que Riddle se ofreció a ayudar a Severus.
A regañadientes y por qué quería hacer algo especial para Harry, es que Severus aceptó y Arsène estaría bajo el cuidado de Tom Riddle.
Severus sabía cocinar algunas cosas sencillas, pero para a ocasión probo una nueva receta: el curry favorito de Harry junto con un pastel de queso y chocolate. Había preparado la habitación con pétalos de flores y velas, una champaña fría y dos copas, así como música suave y sensual. También había comprado algo pero no sabía si Harry estaría dispuesto a probar estas… esposas de peluche rosa.
En un arrebato, Severus las vio en la página de compras cuando buscaba la champaña en un sitio de parafernalia romántica y pensó que serían una buena adquisición, pero cuando llegaron, su mente se llenó de imágenes de él teniendo a Harry a su merced mientras lo torturaba con caricias y no dejaba que Harry se liberara. O esposarlo a la cabecera de su cama en una fantasía de esclavo sexual.
Ese día tuvo que masturbarse mucho con cada escenario que su mente conjuraba y aun así, su mente seguía conjurando escenarios cada vez más escandalosos.
Esta noche quería darle a Harry una cita romántica sin igual.
Cuando el timbre sonó, Severus fue a abrir la entrada trasera de su tienda, que es por donde llegaba al piso de arriba. Una idea que copio de Harry. Su amante se veía simplemente hermoso en ese traje azul marino que sus padrinos le habían dado en navidad.
—Hola Sev. Yo… feliz San Valentín—Dijo Harry, extendiendo un regalo hacia Severus, quién lo tomo con una suave sonrisa en los labios.
—Gracias amor—Contestó Severus, dándole un suave beso a su amado—Tu regalo está en mi casa. ¿Vamos? —.
Harry asintió y ambos subieron al departamento de Severus. Contrario a los colores neutros del hogar de Harry, Severus se fue por una decoración en tonos terrosos y algo silvestres. Colores más oscuros y dramáticos, pero aun así, sobrios. Justo como el hombre.
A Harry le encantaba la decoración de este departamento porque era la representación perfecta de su hombre.
Por si no fuera suficiente que su amante fuera un hombre sobrio e intenso, ahora podía sumar a la lista terriblemente romántico. La mesa frente a él era el epitome del romanticismo sin caer en la cursilería o el marketing. Una cena a la luz de las velas con las flores más rojas y oscuras, sin un solo tramo de rosa chillón. Aun así, los modales galantes de Severus conquistaban cada vez más a Harry.
La cena era su curry favorito con arroz y de postre una tarta de queso y chocolate. Un menú sencillo y sabroso, elaborado por las propias manos de Severus, ¿Qué mejor regalo que este?
Harry pensó que era el nirvana cuando vio la habitación más hermosamente decorada, casi como si fueran recién casados y cuando hicieron el amor fue algo tan dulce que Harry pensó que su corazón podía estalla y moriría feliz.
Ambos estaban en la modorra postcoital cuando Severus tuvo necesidad de ir al baño y Harry se quedó a solas, disfrutando de la placidez que da un buen orgasmo, cuando vio por el rabillo del ojo algo debajo de la cama. Como pudo, alcanzo el objeto que parecía ser de un rosa chillón y cuando lo vio, Harry sintió su corazón saltarse un latido.
—Yo… puedo explicarlo—Dijo Severus cuando regreso del baño en su gloria desnuda y observo que su amante tenía en sus manos el infame objeto rosa chillón, las esposas de peluche.
Harry no habló. Sencillamente se dedicó a observar a su amante y luego a las esposas. Esta pausa estaba poniendo de punta los nervios de Severus, pero Harry sencillamente estalló en carcajadas, desconcertando al hombre.
—Oh dioses, pensé que mi regalo iba a desentonar un poco. ¿Podrías abrir la caja, Sev? —.
Severus frunció levemente el ceño, pensando que quizás su amante seguía bajo los efectos de la champaña pero obedeció la orden y abrió su regalo. Luego frunció aún más el ceño, pero ahora por un desconcierto que nada tenía que ver con la rareza sino con la coincidencia.
Dentro de la caja, había un frasco con boquilla para sirope. Un frasco de chocolate derretido.
—¿Esto para que me lo diste? —Preguntó Severus, ya teniendo el objeto en las manos.
Harry se levantó de la cama, aun desnudo y con el cuerpo cubierto de pequeñas marcas de amor que dejó Severus en su acoplamiento anterior. Ambos hombres estaban desnudos y uno frente al otro, con una comodidad que solo lograban las parejas que llevaban años juntos, o como en su caso, su relación era profunda y compenetrada.
—Pensé, no sé, que podríamos usarlo, ya sabes, en la cama…—El sonrojo de Harry era adorablemente erótico en opinión de Severus—Y no me negaría a las esposas, ¿Sabes? —Ahora el sonrojo era un rojo ardiente en el cuerpo de Harry.
Severus arrastro a Harry de vuelta a la cama y engancho las esposas a la cabecera de su cama, dejando inmóvil a Harry, pero aun dejándole espacio para moverse. Luego procedió a poner pequeñas cantidades de chocolate liquido sobre el cuerpo desnudo de su amante y lamiendo cada manchón con su lengua, de forma que dejaba a Harry muy caliente y suplicando por más.
—Harry, lo encontraste—Dijo Severus, luego de lamer el miembro de su amante mediante lo que Harry llamaría "la mejor mamada de la vida".
—¿A qué… te refieres…? —Harry apenas respiraba con algo de normalidad luego de poner su mente en blanco y tocar las estrellas mediante múltiples orgasmos proporcionados por la lengua mágica de Severus.
—Encontraste mi chocolate favorito—Severus sonrió con una sonrisa lobuna antes de contestar—Chocolate sobre Harry—Y Severus procedió a dejar más chocolate encima de su amante al que estaba llevando a límites de placer insospechados, arrancándole varios gritos de placer en el proceso.
Epílogo
Toda historia tiene un final. Algunas tienen finales trágicos, otras finales felices del tipo "y vivieron felices para siempre", pero las historias humanas normalmente son finales agridulces o inesperados. En el caso de Harry Potter y Severus Snape, fue un final inesperado con un poco de agridulce.
No, no se trató de un final a su historia de amor sino un final a su historia personal.
Los Potter, James y Lily, finalmente claudicaron en su intento de que Harry se deshiciera de Arsène pero en cambio, desheredaron por completo a Harry. Lo que demostró ser un error, ya que se activó la última cláusula del testamento del abuelo Fleamont Potter.
Fleamont era un hombre de cierta personalidad, era sobrio y ecuánime y educo a su nieto a siempre perseguir un ideal de igualdad para todos, fueran muggles, magos o criaturas. Harry aprendió bien sus lecciones y cuando el abuelo cruzo el velo, Harry leyó todo el testamento con el abogado de su abuelo, ya que esa fue la primera instrucción que dejó su amado abuelo.
Así que cuando los Potter le ofrecieron dejarlo en paz si firmaba que renunciaba a su herencia, Harry no dudo en firmar, sabiendo de antemano que sus padres no sabían sobre a clausula final del testamento. Por eso disfruto tanto leer el periódico el día siguiente a la visita de sus padres.
Arsène Potter se había convertido en el heredero universal del patrimonio Potter con la condición de que cambiara el apellido de la familia. Sucedió que Arsène no tuvo que preocuparse por qué apellido usar, ya que los abuelos de Severus materos de Severus, unos snobs sangrepura, viendo que su nieto era particularmente exitoso, decidieron saltarse a la madre de Severus en la línea sucesoria y brindarle el apellido Prince a su único nieto.
Los abogados de Gellert y Albus se encargaron de todo el asunto y a pesar de las negativas de su madre, Severus decidió que podía aguantar a los pedantes abuelos que tenía por un apellido que poder ofrecerle a Harry.
Para desgracia de los abuelos de Severus, Harry y Arsène venían en el paquete y a regañadientes, aceptar la inclusión de los dos hombres en el árbol familiar.
Severus y Harry se habían casado un par de meses después del segundo San Valentín que pasaron en pareja y Severus había adoptado a Arsène, de forma que aunque era un Potter, Arsène podía usar el apellido Snape si era su decisión. Tener el apellido Prince facilitaría mucho el proceso de enterrar el apellido Potter para siempre.
Una vez hechos los tramites, el apellido Potter fue destruido y la familia Prince renació dentro del Wizengamot con los escaños que antes pertenecieron a los Potter y desde su lugar, Harry prometió ante el pleno de la sesión introductoria, usar sus asientos para el beneficio de todos.
Gracias a la poción de Severus y que luego se conocería como la poción del Caballero Ladrón, en un claro guiño a Arsène, los hombres lobo ya no podían ser segregados como "especie/criatura" sino como "enfermos crónicos", ya que varios mestizos y nacidos muggles catalogaron la poción del Caballero Ladrón como un símil de la insulina para los diabéticos, en cuanto al tratamiento de la "afección mensual lunar".
Los hombres loco eran los "diabéticos" del mundo mágico ahora y ya la gente no les temía, todo gracias a una pequeña poción hecha como regalo para un niño especial.
Los Black-Lupin prosperaban manejando el negocio de dicha poción que luego se especializó en tratamientos regulares para San Mungo y otros hospitales mágicos. Los Prince, es decir, Severus, Harry y Arsène, seguían manejando sus respectivos negocios (excepto Arsène, que solo se dedicaba a ser un niño normal) mientras Gellert y Albus, ahora el matrimonio Grindelwald-Dumbledore, se encargaban de las múltiples ramas del conglomerado Leblanc. Entre pociones, el Atelier de Harry y las múltiples empresas pequeñas del barrio que amaban, la vida era buena.
Riddle iba y venía mientras seguía insistiendo en conquistar al hermano de Sirius Black, Regulus y los Potter padres aun seguían insistiendo en que Harry les devolviera el apellido a su antigua gloria.
Cuando Harry se sentía abrumado o triste, solo bastaba ver su mano y el anillo de platino en su dedo, para recordarse que la vida siempre es inesperada y que aun así, tenía a un regalo de los cielos en su familia. Severus su amante y la otra mitad de su corazón, y Arsène, su amado hijo.
El barrio donde se conocieron seguía ahí, sus tiendas aun seguían ahí y aunque ahora eran Lord y Lord Prince, y el heredero Prince, ninguno de los 3 hombres pensó hace años que su vida sería así.
Como corolario "azucarado" a la felicidad agridulce que vivían los dos amantes, había un lugar en su habitación con frascos llenos de chocolate líquido y esposas de peluche, ahora en varios colores.
