Potencial Ilimitado.
Escrito por RockmanGurlX, traducido por Fox McCloude.
Disclaimer: Mega Man y todos sus personajes son propiedad de Capcom. La historia original pertenece a RockmanGurlX, yo solo tomo crédito por la traducción al español. Todos los derechos reservados.
Capítulo 23: El descontrol de Vile
13 de junio, Abel City, 3:28 PM…
Si no se trataba de un mecaniloide renegado, entonces era otra cosa. El trabajo de un Hunter nunca terminaba, al parecer. Eso pensaba X mientras se encontraba en la sala de reuniones, donde todos habían sido llamados para oír los detalles sobre el mecaniloide que se había salido de control. Habían hecho un descubrimiento muy interesante sobre el caso, y eso cambiaría todo.
– Por la investigación hecha por el Dr. Fujiwara, hemos logrado deducir que varios de los mecaniloides Mavericks habían sido controlados desde el exterior. – decía una reploide pelirrosa a todos los que estaban reunidos a su alrededor, mientras observaba una imagen holográfica con el metraje de la batalla que había tenido lugar, lo que provocó una discusión entre varios de los presentes.
– ¿Es decir que no había nadie adentro? – le preguntó X a la navegadora. – ¿Estaba siendo controlado por vía remota?
La navegadora en cuestión, Trinity, era la miembro más nueva en la unidad de operadores, con características más complejas que las de Ai, Blu, o A-1.
– Eso es correcto. – confirmó Trinity, procediendo a explicar. – También hay una posibilidad de que todos los mecaniloides renegados hayan sido manipulados por el mismo perpetrador desconocido. Cada uno de los estudiados por el Dr. Fujiwara y su equipo de científicos ha demostrado patrones idénticos en sus sistemas.
– Espera un minuto. – intervino Zero. – ¿Qué hay de los programas de seguridad? Aunque su IA no sea tan avanzada, siempre hay medidas de seguridad en las máquinas.
– ¡Además, un sistema tan complicado como ese no debería ser tan fácil de HACKEAR! – Chill Penguin tuvo que cerrar el pico, dándose cuenta que se le salió graznar demasiado fuerte sin querer. Hubo algunas risitas, pero el pájaro robótico no creía que fuese divertido en absoluto.
– En la mayoría de los casos, sí. – dijo Trinity, tratando de reprimir su propia risa. – Pero si estos criminales están logrando hackear los sistemas de esta manera, debemos actuar con rapidez.
– Bueno, si ese es el caso, ¿han logrado rastrear la señal? – cuestionó Storm Eagle.
Trinity presionó una de las gemas azules en su muñeca. Una serie de líneas rojas comenzó a aparecer sobre la imagen holográfica de Abel City. – La señal hasta ahora había sido camuflada usando una serie de satélites. – continuó mientras hacía un acercamiento hacia una sección particular de la ciudad. – Pero hemos rastreado su origen hacia el Sector 16 en el Este de Abel City.
– ¡Tiene que ser una broma! – exclamó Zero, sin temor a expresar su incredulidad. – ¡Eso está demasiado cerca!
– ¿El Comandante Sigma ya sabe de esto? – preguntó X.
– Lo hemos contactado con la información que hay disponible actualmente, pero ya que se encuentra ocupado en otra sección de la ciudad en este momento, los ha asignado a ustedes dos para que vayan a investigar. – dijo Trinity dirigiéndos Zero. – Esas son sus órdenes.
Los Hunters azul y rojo asintieron al unísono. – ¡Entendido!
– Hay algo más que necesitan saber. – dijo Trinity, que casi había olvidado otra cosa que debía decirles a ambos. – Otro miembro se les unirá para esta misión.
– ¿Oh? ¿Y quién es? – preguntó Zero.
Zero pronto recibiría su respuesta, pero había alguien más que iba a descubrirlo por él. Asegurándose de permanecer oculta, Roll había estado escuchando toda la conversación, algo que había estado haciendo con más frecuencia a medida que pasaba el tiempo. Al principio sólo fueron un par de veces, pero ahora se la pasaba escuchando a cada reunión donde se discutían misiones que podía. Ella sabía que no era cortés escuchar a escondidas, pero lo que empezó como simple curiosidad se convirtió en una compulsión por querer saber todo lo que pudiera. Por supuesto, no significaría mucho al final, pero si podía hacer algo para ayudar, no quería perder su oportunidad de hacerlo.
– Vaya, vaya, ¿qué es esto? – preguntó una voz baja y rasposa desde atrás. Roll se giró para encontrarse cara a cara con un Hunter de color púrpura, con la cara oculta detrás de un casco con una V marcada en su frente. Pero lo que más sobresalía para Roll era el enorme cañón que llevaba sobre el hombro izquierdo. – Eres la niña que le hace los mandados a Fujiwara, ¿verdad? ¿Qué estás haciendo aquí?
A pesar de que la repentina aparición del Hunter atrapó desprevenida a Roll, rápidamente recuperó la compostura. – Bueno, yo debería preguntarte a ti por qué NO estabas aquí. – espetó. – Ahora mismo hay una reunión, y estoy segura de que tú también deberías estar presente. – Miró con detenimiento, tratando de encontrar algún rastro de una cara debajo del casco. – Porque eres un Maverick Hunter, ¿verdad? – preguntó, siendo que el aura de este sujeto no le daba buena espina.
– Acabo de estar en las celdas de detención, así que no podía estar aquí aunque quisiera. Además, el Doc me acaba de equipar con este bebé que traigo aquí. – dijo mientras tocaba su cañón de hombro con orgullo. – Dice que, si lo cuido bien y no me meto en problemas, será mío para quedármelo. – Luego dirigió su atención de vuelta a ella. – Pero como dije, ¿tú quién eres y qué estás haciendo aquí?
Roll se giró un poco. Este Hunter no le caía ni un poco bien. – Me llamo Roll, para que sepas. ¿Y tú?
Estaba a punto de responderle, pero Zero habló por él. – Vile. Me sorprende que te hayan dejado salir tan rápido. – dijo el Hunter de cabello largo, cruzando los brazos.
– "¿Vile? ¿Cómo puede un guardián de la paz llamarse Vile?" – pensó Roll estupefacta. Sonaba infantil, pero algo en ella le hacía sospechar que pronto sería responsable por algo que le daría sentido a su nombre.
– Oh, lo siento, casi los confundí. – comentó Vile, luego señaló a Roll. – Aunque creo que tú eres más bonita.
Zero gruñó por el comentario.
– De acuerdo, ya fue suficiente. – intervino X, apareciendo detrás de Zero. – Nos han asignado para investigar el Sector 16 de Abel City. Creemos que quienquiera que esté detrás de los mecaniloides Mavericks se está escondiendo en ese lugar.
– Entonces, ¿al fin los encontraron? Qué bien, pongámonos en marcha. Muero por probar mis nuevos accesorios. – dijo Vile, frotándose su cañón de hombro y sonando anormalmente emocionado, como si le acabaran de dar un juguete nuevo. X y Zero se miraron entre ellos, y el primero expresó algo de preocupación, aunque Vile no le prestó atención y continuó. – ¿Y bien? ¿Van a venir o qué?
– Sí, claro. Si nos disculpas, Roll. – dijo X, y tanto él como Zero siguieron a Vile.
Abel City, Sector 16 Este, 4:23 PM…
No fue difícil encontrar el área, pero ahora los tres Hunters necesitaban forjar un plan para aprehender a los criminales que andaban sueltos. Y eso era asumiendo que estaban aquí en primer lugar. El Sector 16 al Este de Abel City era donde se encontraban las secciones de los barrios más bajos, dándole al lugar el aspecto de un pueblo fantasma. Estas áreas de la ciudad estaban plagadas de criminales, tanto humanos como reploides, por lo que era un lugar bastante apropiado para que se escondieran los hackers.
– Yo iré primero. – dijo Vile saltando hacia una pared para llegar a una zona más alta en la cornisa de un edificio. Zero y X lo siguieron de cerca sin quitarle la mirada de encima, especialmente cuando llevaba ese cañón de hombro. – A propósito, atrapé a esa reploide con el lacito espiando en la reunión donde estaban ustedes.
– ¿Hm? Oh, ¿estás hablando de Roll? – preguntó X. – ¿Qué estaba haciendo allí?
– Ha estado en casi todas las reuniones de información que hemos tenido. – dijo Zero. – Me sorprende que nadie más lo haya notado antes.
Los tres hunters observaron sus datos internos y analizaron las coordenadas que les habían dado. La señal fue detectada por última vez en un edificio abandonado al extremo opuesto de dónde estaban. El trío saltó de azotea en azotea hasta que llegaron al área de interés.
Entraron por una ventana rota, y los tres reploides se dieron cuenta que ya estaba en curso una escena debajo de ellos. Se mantuvieron ocultos arriba gracias a las plataformas que colgaban, aunque parecía que los cables no aguantarían mucho más. De nuevo, si todo resultaba como lo habían planeado, esto se resolvería relativamente rápido.
– Cielos, ¿cuánto más nos tendrá esperando? – Había cuatro Mavericks sentados alrededor de una mesa de madera, sobre la cual había un enorme montón de zennys y cristales de energía. El que acababa de hablar tenía una armadura verde oscuro y amarillo con protector bucal blanco y con marcas negras, que le daba una apariencia como de cráneo. – Empezamos con esto a principios del mes, y TODAVÍA no nos ha dicho nada de a dónde llevará todo esto.
– Se llama Operación Día de la Independencia, así que probablemente tiene algo que ver con eso. – respondió un reploide de color púrpura ciruela oscuro y magenta, que estaba separando los zennys de los cristales. Su boca era visible, pero parecía más la de una marioneta que de una persona.
– ¿Pero independencia de quién? – preguntó un reploide más bajo, con la cara oscura y cubierta por un protector bucal negro. – ¿Significa que será durante el día de la independencia? ¡Eso podría significar cualquier cosa! ¡Hay cientos de días de independencia para los países allá afuera!
X y Zero escuchaban atentamente desde arriba, mientras Vile se preparaba para disparar en cuanto fuese necesario. Lo cual, para él, sería en cualquier momento.
– Dijo que el amigo norteamericano de Fujiwara lo entendería. – dijo un reploide más alto, de color púrpura real, azul y dorado, con áreas blancas que se parecían al esqueleto humano que decoraban sus extremidades, pelvis y cabeza. Los tres Hunters notaron que se parecía mucho a Skull Man, un Robot Master construido por el fallecido Dr. Cossack. – Dijo que el viejo será testigo del inicio de una nueva era.
– ¿Y eso cómo será, Sonie? – preguntó el Maverick magenta con boca de marioneta. – ¡Ese hombre sin duda no estará de acuerdo con eso! No es como el otro humano que trabaja con nuestro benefactor. Pero diablos, yo lo que quiero saber es ¿qué hay para nosotros?
– Sí, lo que dijo Eddy. – agregó el Maverick amarillo, estando de acuerdo con el otro criminal. – ¿Qué obtendremos de todo esto?
– Uh, ¿hola? ¡Mira todo esto, Skip! – El sujeto verde oscuro señaló a la pila de zennys y cristales que Eddy estaba organizando. – ¡Causamos que algunos mecaniloides se descontrolen, y conseguimos todo esto! ¡Así nunca más tendremos que volver a tomar trabajos de poca monta!
– ¿Y? ¿Qué clase de contribución al futuro es esa, Dick? – preguntó Eddy, dirigiéndose al Maverick verde oscuro. – Los sabotajes menores son trabajo para secuaces desechables. Y yo creo que nuestro benefactor nos ve precisamente de esa manera.
– Pues ya no podemos renunciar, es demasiado tarde para eso. – dijo Sonie. Luego miró hacia una de las pocas ventanas intactas del edificio, viendo cómo los rayos del sol comenzaban a brillar a a través del vidrio sucio y agrietado. – El día de la independencia vendrá cuando él quiera que venga. Cuándo será eso, no puedo decirlo con certeza. Puede que venga antes o después de lo anticipado. Pero cuando suceda… – los ojos oscuros de Sonie brillaron con la luz del sol – … de una manera u otra, seremos recordados. ¡Y quiero que aquellos que nos tienen en menos reciban una probada de dónde pertenecen!
Los tres Hunters pensaron que ya habían oído suficiente. Estaban a punto de hacer su movimiento, pero el peso combinado de los tres finalmente fue demasiado para los cables desgastados, y uno de ellos terminó rompiéndose, forzándolos a caer y aterrizar enfrente de los perpetradores a los que habían estado espiando.
En el centro de Abel City, plaza de la ciudad…
Esto estaba funcionando mejor de lo que esperaba. Aunque había pasado varias noches trabajando en ello, Chiyo se sentía muy satisfecha (sin mencionar aliviada) de que el arnés que había construido funcionaba como ella quería. Ya que habían pasado las horas de la escuela, Chiyo había decidido llevarlo para una prueba. Le llevó algunos momentos para hacerle los ajustes apropiados (sin mencionar ponérselo a Patarche), pero eventualmente logró ponerle las abrazaderas al perro en sus patas. Y viendo cómo estaba corriendo, parecía estar pasándola bien.
Una vez que confirmó que podía caminar cómodamente con el aparato, Chiyo se llevó a Patarche para dar un paseo, algo que no había podido hacer desde hacía semanas. No era ni de cerca inusual que el canino blanco quisiera salir, pero al envejecer desarrolló una artritis severa, lo que hacía que fuera más difícil sacarlo. La joven japonesa sabía que Patarche no iba a hacerse más joven, y también que probablemente no le quedaba mucho tiempo más de vida, pero no tenía intenciones de mandarlo a que lo pusieran a dormir, sin importar quién se lo sugiriera. Ella no quería dejarlo ir, todavía no.
Él era una de las pocas cosas que hacían que su vida valiera la pena cuando volvía a casa.
La chica se sentó en una banca, observando a su perro correr alrededor, sin tener idea de que este día sería el último que podría verlo tan feliz.
Abel City, Sector 16 Este…
– ¡Mierda! ¡Hunters! – gritó Skip; tanto él como sus amigos se levantaron de la mesa.
– ¡Quietos! – ordenó X, mientras alzaba su arma, y Zero y Vile hicieron lo propio apuntándoles al cuarteto. – ¡No se muevan ni intenten hacer nada, y nadie saldrá herido!
– ¡Sí, cómo no! – gritó Skip. En ese momento levantó sus brazos hacia adelante, que parecían una especie de acordeón por cómo se alargaban y estiraban. – ¡Ninguno de ustedes saldrá vivo de aquí!
Los tres Hunters saltaron fuera del camino, separándose y enfrentándose al grupo de criminales de poca monta. El que se llamaba Sonie se dirigió a Zero y decidió confrontarlo.
– ¿Cuánto escucharon?
– Lo suficiente para saber que no traman nada bueno. – respondió Zero, con el buster preparado. – Y para deducir que ustedes son los que están detrás de los mecaniloides renegados, ¿o me equivoco?
El silencio se apoderó del cuartero, pero cuando Dick comenzó a hablar, él y Eddy se prepararon para encarar a X. – De acuerdo, sí. Ya nos atraparon, ¿ahora qué?
– Ahora, los llevaremos a interrogar. – respondió X.
– ¿No es algo pronto para decir eso? Todavía no nos han vencido. – dijo Eddy. X se quedó callado, sospechando que esto iba a ponerse feo.
– ¿Quién es este benefactor que mencionan tanto? – preguntó Vile, decidiendo que se ocuparía de Skip. – Debe ser un idiota si cree que ustedes valen para que les paguen.
– Ha pagado bien por nuestros servicios. – respondió Skip. – ¡Y aunque nos atrapen, no crean que sus problemas terminarán! ¡El nuevo mundo llegará!
– "Nuevo mundo…" – pensó X. – "¿A eso se refieren con lo de Día de la Independencia?"
– ¡Desafortunadamente, ninguno de ustedes estará aquí para verlo! – gritó Dick, abriendo unos paneles en ambos brazos para revelar un par de pistolas de plasma. Comenzó a disparar en dirección hacia X, haciendo que el Hunter azul saltara hacia atrás para evadir los disparos. – ¿Te gustan? Me las instalé yo mismo.
– Este, por otro lado… – la mano izquierda de Eddy se retrajo dentro de su antebrazo, siendo reemplazado por una maza con púas hecha de energía – ¡era mío desde el inicio!
Agitó el arma de color púrpura brillante en la dirección de X. El Hunter saltó hacia la pared y se impulsó hacia las plataformas de arriba. Mientras saltaba, Eddy y Dick lo siguieron, por lo que al menos logró igualar la balanza para Zero y Vile.
Abajo, Zero se agachó para evadir la energía caliente del sable que Sonie tenía consigo, cuya "hoja" era de color brillante. El Maverick con aspecto de esqueleto agitaba el arma dando tajos en la dirección de Zero, manteniendo al Hunter rojo a la defensiva. Los disparos de Zero rebotaban en el sable del oponente, que los enviaba en varias direcciones y causando todavía más daños al edificio que ya de por sí era inestable. Arriba, X, Eddy y Dick se sacudían mientras las plataformas comenzaban a balancearse de lado a lado con los temblores del edificio.
– "Tengo que quitarle esa arma." – pensó Zero, tratando de elaborar un plan.
Entretanto, Skip estiró los brazos, lanzando una serie de puñetazos de largo alcance en la dirección. Parecía ser un momento excelente para probar su nuevo juguete. Ajustando su cañón de hombro, Vile descargó una serie de disparos de alta presión que parecían balas, sólo que eran de energía de plasma concentrada. Skip entró en pánico por los proyectiles que venían acercándose, alargando los brazos y agarrando una de las barras de acero sobre ellos. Vile continuó disparándole desde abajo, y Skip usó el área que había arriba para ocultarse. Entonces, cuando vio el momento apropiado, lanzó un puñetazo, destrozando el suelo donde se encontraba Vile.
Mientras X luchaba contra la maza de Eddy y esquivaba los disparos de Dick, oyó el ruido de repetición proveniente del cañón de Vile. Sonaba muy parecido a una ametralladora. Zero todavía seguía tratando de arrebatarle el sable de energía a Sonie, pero cuando se lanzó contra el Maverick, Sonie se giró y le dio un tajo en el costado. El metal cedió contra la energía ardiente del arma, dejando un enorme corte del cual salían chispas eléctricas.
– ¡Zero! – gritó X preocupado, y esta distracción momentánea le permitió a Eddy golpear al Hunter azul detrás de la cabeza.
X se desplomó, golpeando el suelo con un fuerte impacto. Vile entretanto se vio agarrado por los hombros por Skip, que se puso a darle vueltas hasta que lo soltó, enviándolo a volar por una ventana destrozándole el vidrio. Skip entonces utilizó sus brazos para montarse en un piso superior para verificar si el Hunter estaba fuera. Pero no vio nada en el callejón de abajo del edificio.
Y entonces, algo pateó la ventana cercana, destrozando el vidrio mientras Vile volvía a entrar violentamente. – ¡Buu!
El Maverick amarillo sintió un toque en el hombro, sabiendo bien de quién se trataba. Pero antes de poder girarse, Vile lo atrapó en un candado, ahorcándolo. Después de eso, los dos reploides comenzaron a forcejear entre ellos, rodando fuera del segundo piso y tratando de ponerse encima del otro.
Entretanto, X todavía tenía que enfrentarse a Eddy y Dick, ya fuese esquivando disparos de energía o evitar recibir una bola de picos de energía en la cara. Sonie había logrado acertarle otro golpe a Zero, estampándolo en una pared. Dejó una marca de impacto bastante grande, pero Zero apenas tuvo tiempo de recuperarse cuando vio que su enemigo venía directo hacia él, apuntándole con el sable hacia su núcleo. Zero reaccionó tratando de mantener al Maverick basado en un esqueleto lejos de él, tratando de empujarle la cara con la bota mientras el espadachín presionaba su sable hacia abajo, acercando más y más la hoja de energía.
Pero entonces, la fortuna se puso del lado de los tres Hunters nuevamente: justo cuando Eddy estuvo a punto de atacar de nuevo a X, una bala de plasma le atravesó el brazo izquierdo, arrancando cables y dejando al Maverick sin sensibilidad en esa extremidad. La maza de energía se disipó, y Eddy se dio cuenta que su brazo izquierdo había quedado paralizado. Esto le permitió a X tomar la ventaja y darle un uppercut en la quijada, enviándolo de espaldas contra una pared.
– ¡Eddy! – gritó Dick, a punto de ayudar a su amigo, pero X lo agarró, y le disparó una descarga de plasma. Fue doloroso, pero apenas hizo suficiente daño para someterlo. X se sentía agradecido por eso, ya que necesitaban a estos cuatro con vida y en buena forma.
En el lado de Zero, se las arregló para superar a Sonie en fuerza, pateando al Maverick en la espalda y volviendo a incorporarte. Sonie blandió su sable en la dirección de Zero, pero en lugar de usar su buster de inmediato, se agachó y giró para ponerse a espaldas de su oponente. Luego, lanzó un disparo cargado directo a él, y el plasma provocó una hendidura donde quemó el metal. Sonie se giró y estuvo a punto de atacar de nuevo, pero se dio cuenta muy tarde que su arma ahora estaba en manos de Zero, y la espada de energía estaba a pocos centímetros de su rostro.
– Usualmente, esta sería la parte donde todo terminaría para ti. – dijo el Hunter rojo, colocando la hoja de luz en la garganta de Sonie. X y Vile abrieron unos paneles en sus espaldas, cada uno sacando unas esposas de estasis diseñadas para momentos como estos. – Pero hoy es tu día de suerte, porque los necesitamos vivos.
Dick, Skip y Eddy fueron esposados, pero Zero mantuvo el pie sobre el pecho de Sonie, apuntándole a la garganta con el sable.
– Si yo fuera tú, te sugeriría hablar. Los otros Hunters ya vienen en camino. – le dijo X al Maverick que seguía en el suelo, ya habiendo contactado al cuartel general. – Te servirá mejor al final.
Vile vio que Skip intentaba levantarse, pero el Hunter púrpura le dio al Maverick una sólida patada en el estómago, enviándolo al suelo de nuevo.
– ¡Hey! ¡No lo trates como si fuera un animal! – gritó Eddy, aunque no era que le importara cómo estaban tratando a uno de sus amigos.
– Ustedes son menos que eso, acorde con los humanos. – espetó Vile. – Yo diría que deberían estar besándonos las botas por no volarles las cabezas.
– Vile, ya es suficiente. – dijo X.
– ¿Quién es su benefactor? – interrogó Zero a Sonie. – ¿Y qué es todo esto de un Día de la Independencia?
El Maverick levantó las manos, y Zero finalmente le quitó el pie de encima. Sonie todavía tenía su propio sable apuntándole a la garganta mientras X le colocaba las esposas de Zero.
– No diremos nada. – respondió. – Pero sí les diremos que lo que va a suceder va a pasar a la historia. Cambiará al mundo, especialmente para nosotros.
– ¿Nosotros? – cuestionó X.
– Nuestra especie, nuestra gente. – aclaró Sonie. – Y nuestro benefactor desea crear un mundo mejor, un mundo superior, un mundo donde tanto reploides como humanos sepan cuál es su lugar.
Entretanto, Eddy estaba forcejeando con sus esposas cuando se dio cuenta de algo: su brazo estaba paralizado, pero su mano no había tomado el lugar de su maza. Tal vez fuese lo bastante delgada como para deslizarla entre las esposas y soltarse. Dio un jalón descubriendo que, aunque todavía podía sentir ligeros choques alrededor de las muñecas, podía mover la muñeca que le faltaba la mano mejor que la otra. Fue un proceso lento y minucioso, pero se dio cuenta que podía usar eso a su favor. Tuvo que jalar las esposas con su brazo bueno para tratar de deslizarlo fuera.
– ¿Su lugar? – preguntó X confundido.
– Oh, ya lo verán. – dijo Sonie. – De hecho, nuestro benefactor quiere que todos ustedes estén presentes cuando oficialmente comience todo.
Eddy deslizó su brazo manco fuera de las esposas, mientras el otro todavía seguía aprisionado. Se puso a sacudirlo hasta que logró crear un circuito que le permitiera moverlo. Una vez que lo hizo, sacudió su maza reactivada en la dirección de X y Zero, forzándolos a agacharse.
– ¡Corre, Eddy! – ordenó Sonie. – ¡Llámalo y dile que venga a salvarnos!
Eddy no perdió el tiempo en obedecer la orden de su líder, pasando por encima de X y Zero para escabullirse en las calles. Vile lanzó disparos de plasma en su dirección, pero el Maverick ya estaba fuera de rango. El Hunter púrpura se puso de pie y comenzó a correr detrás de él.
– ¡Vile, espera! – gritó X, pero tanto Vile como Eddy ya se habían ido. – Zero, ¿te importaría…?
– Nop. Tú ve tras Vile. – dijo Zero a su compañero. – No confío en él con ese nuevo juguete suyo.
X asintió estando de acuerdo, y se apresuró a seguirlo, esperando poder alcanzarlo antes que las cosas fueran a ponerse violentas. Tenía el presentimiento de que Eddy intentaría utilizar a los humanos en la ciudad.
En el centro de Abel City, plaza de la ciudad, 5:32 pm…
– Whoa, ¿ya es tan tarde? – dijo Chiyo mirando la hora en su teléfono. Suspiró, sabiendo que a su perro no le iba a gustar lo que iba a decirle. – ¡Patarche!
En cuanto lo llamó, el perro blanco con el arnés mecánico le echó una mirada a su dueña.
– Vamos, ya es hora de irnos. – le dijo, recordando además que tenía que volver para hacer su tarea de la escuela. Patarche se tendió en el suelo, forzando a Chiyo a levantarse de la banca e ir directo hacia él. – ¿Hablas en serio? – le preguntó con los brazos en jarras. – Puedo cargar tu enorme trasero peludo todo el camino hasta Arcadia para que todos lo vean si tengo que hacerlo. ¿Eso es lo que quieres?
Patarche se rodó sobre la hierba.
– Pequeño bribón peludo. – se rio Chiyo. – Aun así, tenemos que volver. Pero te diré qué, podemos volver el fin de semana y te llevaré a pasear por toda la ciudad. ¿Eso suena bien para ti?
Patarche ladró en respuesta, ya que al parecer le gustaba ese arreglo. Se levantó, y Chiyo estaba a punto de ponerle la correa.
Desafortunadamente, eso no llegó a suceder. Los gritos humanos de pánico atrajeron la atención de Chiyo y Patarche, aunque pronto se vieron ahogados por lo que parecía ser una ametralladora siendo disparada.
– ¿Qué diablos? – gritó Chiyo, echándose al suelo y llevándose a Patarche para protegerlo de lo que fuera que se acercaba.
A poca distancia de allí, entre las personas que ahora corrían aparentemente por sus vidas, Chiyo pudo ver a un reploide púrpura ciruela siendo perseguido por uno violeta, y el segundo tenía un enorme cañón montado en su hombro izquierdo.
– ¡Regresa aquí! – ordenó el reploide violeta (presumiblemente un Hunter) mientras continuaba disparándole al que escapaba.
Entonces, el reploide perseguido se retiró hacia la pequeña área de hierba en la plaza de la ciudad, mientras Chiyo y Patarche veían que una batalla estaba a punto de desatarse.
Eddy movía su mangual de energía alrededor con su brazo dañado, derribando bancas, postes de luz y árboles plantados por toda la ciudad, especialmente en la plaza. Del otro lado, Vile seguía esquivando los ataques de Eddy, mientras disparaba sin prestar atención a sus alrededores. Claro, tenía un sistema automático de fijación de objetivos, pero la maza de Eddy le impedía acercarse.
– ¡Aprende a rendirte, ¿quieres?! – rugió Eddy, girando su maza. – ¡Nunca podrás detenerlo!
Aunque aparentaba sentirse confiado enfrente de Vile, sabía que tenía que salir de allí. La interfaz de estos Hunters los había forzado a él y a sus amigos a salir de su escondite, y ahora necesitaban que su benefactor les consiguiera un nuevo lugar.
– "¡Tengo que contactarlo! ¡Él nos salvará!"
– ¡Cae ya, maldita sea! – gritó Vile, cuyas balas de plasma rebotaban sobre la maza enviándolas en diferentes direcciones. Estas abrían agujeros quemando el suelo y destruyendo puertas y ventanas si llegaban lo suficiente lejos. – ¡Cae!
…
Cuando X llegó a la escena, supo que no habría manera de que esto pudiera ser ignorado. Así que el Hunter azul tuvo que abrirse paso entre la multitud de humanos y reploides que escapaban, divisando a Vile y Eddy combatiendo entre ellos.
– ¡Vile, detente! – gritó X tratando de acercarse.
Chiyo vio a Eddy saltar por encima de ella y empezar a correr en dirección hacia el este. Aprovechando la oportunidad, se levantó y estuvo a punto de coger a Patarche para escapar de a allí. Pero antes de poder dar otro paso, Vile vio a Eddy por encima del hombro de ella, y disparó. La bala atravesó tanto tela como carne, y un dolor ardiente asaltó el brazo izquierdo de Chiyo como si alguien acabara de ponerle una plancha caliente encima de la piel. La fuerza del disparo envió a la humana al suelo, sujetándose el lugar donde la bala la golpeó, apretando los dientes y con los ojos ardiendo de lágrimas.
Muchos humanos seguían corriendo, pero varios de los reploides se quedaron congelados, incapaces de comprender lo que veían. Casi todos estaban en silencio, pero se podían oír algunos murmullos cerca de la parte de atrás de la multitud reunida. Incluso Eddy, que estaba a punto de huir, se vio atraído hacia el grito de la humana.
A pesar de su título de Hunter, Vile estaba empezando a sentirse relativamente pequeño bajo la mirada de tantos de los de su clase. Algunos lo veían en in shock, mientras otros expresaban ira o disgusto. Pero la expresión de X fue la que lo confundió más: lo estaba mirando con miedo, pero no como si temiera por sí mismo.
Vile apenas se había dado cuenta de lo sucedido, de lo que había hecho. Miró a Chiyo, que apenas había podido incorporarse a una posición sentada, mientras su perro planco se debatía entre tratar o no de lamerle las heridas. Aunque su brazo parecía seguir funcional, una considerable cantidad de calor seguía emitiendo desde el área.
La conmoción de Vile ante sus propias acciones sólo duró un momento cuando vio otra vez a Eddy. Disparó la bala de plasma de modo que pasaría apenas por encima de la cabeza de la joven humana. Pero cuando vino hacia ella, una mancha de blanco le obstruyó la visión. Patarche había saltado en el último segundo, atravesándose para empujar a Chiyo fuera del camino. La bala le atravesó la garganta, y la energía creó un agujero limpio a través de la carne. No hubo sangre debido a que el calor cauterizó la herida, pero la bala había atravesado su tráquea, haciendo que el perro cayera al suelo jadeando.
Chiyo se quedó allí sentada, con la boca abierta y los ojos muy abiertos de horror. – ¡PATARCHE!
Vile resopló, ya sin ver por ninguna parte a Eddy. – ¡Maldición, se escapó! – Luego miró a Patarche, cuyo pecho había dejado de moverse. – Perro estúpido, arruinaste mi disparo.
– ¡BASTARDO! – aulló Chiyo de pura rabia y desesperación, corriendo hacia Vile y empezando a golpearlo sobre su pecho acorazado.
– ¡Fuera de mi camino! – ordenó Vile, empujando a la humana para dirigirse en la dirección por donde se fue Eddy.
Pero se detuvo al sentir una mano agarrándole el hombro. Vile se giró para encontrarse con un puño blanco que venía directo hacia su cara. El puñetazo de X lo mandó hacia atrás dando tumbos, pero el Hunter violeta estaba más en shock que adolorido.
– ¡¿Qué diablos estás haciendo?! – La respuesta que recibió fue que lo taclearon hacia el suelo, y le colocaron unas esposas para asegurarlo.
Mientras Vile era llevado en custodia, vio cómo Eddy salía alrededor de un edificio, escoltado por Zero, y que su brazo con la maza había sido arrancado de un disparo.
Más tarde…
El sol había comenzado a ponerse sobre el horizonte, bañando toda Abel City en una cálida luz naranja. Pero el humor en la ciudad estaba cualquier cosa menos calmado. El alboroto causado por Vile había dejado a todos igual de tensos como un mecaniloide renegado, y X fue quien tuvo que quedarse mirando y observando todo el daño que, en lugar de haber sido causado por una máquina pilotada, había sido uno de sus propios Hunters el responsable.
Los cuatro Mavericks que habían arrestado serían llevados al centro de detención para ser interrogados. Pero dólo dos de los tres Hunters que fueron asignados a esta misión volverían al cuartel general. Así que Vile fue aprehendido y llevado al centro de detención en lugar de a las celdas de la base. Era lamentable, pero X no sabía qué más hacer. Por encima de su meta de eliminar cualquier amenaza Maverick se encontraba la protección y preservación de la vida humana. Y viendo que fue él quien disparó la bala que hirió a Chiyo en el hombro, no podía permitirse el riesgo de dejar a Vile suelto y que potencialmente le hiciera más daño.
Fue entonces que X se acordó. – ¡Oh no, Chiyo!
Se giró para ver a la adolescente siendo atendida por algunos médicos, pero se había rehusado a abandonar el cadáver de Patarche. X se le acercó para verla mejor. La herida de su hombro no había dañado nervios o arterias, ya que sólo la rozó en la superficie, y tampoco parecía haber huesos rotos. Sin embargo, había un área de la piel que había sido quemada muy severamente. X se mordió el labio, viendo que una herida como esa probablemente dejaría cicatrices.
– ¿Estás bien? – le preguntó X, y la humana chilló mientras una reploide enfermera le aplicaba desinfectante sobre el hombro.
– ¡Al diablo con eso! ¡Mira lo que ese bastardo le hizo a Patarche! – lloró Chiyo, mostrándole la garganta del perro. Los ojos de X se ensancharon al ver el daño.
Zero finalmente había podido regresar con X, habiéndose asegurado de que los demás criminales fueran llevados en custodia. Vio a Chiyo con la cara enterrada en un costado de Patarche, luego que el perro fue declarado muerto. Miró al cadáver y notó el arnés y las correas ortopédicas.
– ¿Para qué era eso? – preguntó Zero, pero Chiyo estaba demasiado dolida para responderle.
– Era su arnés. – explicó X. – Roll me dijo que lo había estado haciendo ya que Patarche no podía caminar bien por su edad.
Zero se quedó confundido. – Si ese es el caso, ¿no estaba ya muy cerca de morir? ¿Por qué no puede conseguir otro? – le susurró a X.
– Cuando se trata de humanos y animales, los apegos se vuelven muy profundos, – le dijo X con suavidad. – Es algo que probablemente sea más profundo de lo que jamás podríamos lograr.
Cierto, esta imagen no era del todo desconocida para ninguno de ellos, pero X pensó que Zero podría haber sido un poco insensible. No por malicia; sólo era muy abierto al momento de decir la verdad.
– Entonces ¿para qué conseguirse un animal? ¿Por qué no mejor una mascota mecánica? – preguntó Zero. Miró a Chiyo que todavía seguía llorando. – Llorar no resolverá nada. Y si ya era tan viejo, ¿no deberías haberlo visto venir? Los humanos lloran muy fácilmente por cosas insignificantes.
Chiyo no respondió a su pregunta. Sus ojos marrones se ensancharon al escuchar eso, y el shock pronto hizo sitio a la rabia. Dejó en el suelo a Patarche y caminó hacia Zero, con rabia en los ojos. Alzó la mano derecha y abofeteó al Hunter rojo, pero este ni se inmutó. Apenas si lo sintió, y mientras tanto Chiyo se dio cuenta que acababa de hacer algo muy estúpido, pues ahora tenía una mano lastimada junto con su hombro.
Esta acción sin embargo le permitió a Zero darle una mejor mirada a la humana, y parecía estar hecha un desastre. Como si todo su mundo se hubiese derrumbado por completo. Recogió el cuerpo sin vida de Patarche y le lanzó una mirada asesina a Zero. – Por esto es que odio a los reploides.
Salió corriendo, llevándose el cuerpo de su perro consigo. Algunos de los reploides médicos fueron tras ella, diciendo que todavía necesitaba tratamiento, pero pronto ni X ni Zero pudieron verla; la adolescente había desaparecido entre la multitud.
Cuartel general de los Maverick Hunters, 12:00 am…
Aunque literalmente fuese una computadora andante, X siempre encontraba difícil entrar en modo de recarga, incluso dentro de una cápsula. Era otra cosa que lo aislaba todavía más de los otros de su clase. Sabía que dormir lo beneficiaría, pero no podía evitar perderse en sus pensamientos, especialmente en relación a lo que sucedió apenas unas horas antes. Las cosas habían iniciado bien, encontraron una pista sobre los incidentes con mecaniloides renegados, pero pronto degeneró en algo horrible, incluso cuando los perpetradores fueron atrapados y arrestados.
Los cuatro Mavericks que habían puesto en custodia, que luego se enteraron que se hacían llamar el Cuarteto Skull, tenían mucho por lo que responder, especialmente eso que llamaban "Día de la Independencia". ¿A qué se referían? Y toda esa perorata sobre cambiar el mundo para mejor, para los reploides y los humanos, que les recordasen a ambas razas cuáles eran sus "lugares", todo era demasiado confuso. Y su "benefactor", ¿quién podría ser? ¿Quién proveería servicios a esos sujetos que intencionalmente causaban pánico y destrucción? ¿Por qué querrían dañar las ya de por sí tensas relaciones entre humanos y reploides?
En cualquier lugar, un día de la independencia usualmente significaba una marca de fecha importante, donde aquellos que la celebraban lograron una victoria decisiva sobre sus opresores. Los norteamericanos habían luchado contra los británicos, los centro y suramericanos contra los españoles y portugueses, y varios países en África habían tenido que alzarse contra los franceses. ¿Acaso esto significaba que el Cuarteto Skull estaba hablando de un día de la independencia para los reploides? Y asumiendo que eso ERA a lo que los cuatro Mavericks se referían, ¿cómo planeaban hacerlo? O más bien, ¿cómo planeaban hacerlo ellos ysu benefactor?
De cualquier manera, eso le preocupaba. El Comandante Sigma tomó la información que él y Zero le dieron con MUCHA seriedad. Y no estuvo nada feliz cuando escuchó todo lo que había hecho Vile, mucho menos a quienes había lastimado. El líder de los Hunters les dij Zero que tendría una MUY larga charla con Vile antes de decidir lo que harían con él. Cuál sería la reacción de Fujiwara, X no tenía idea. Iba a ser muy difícil decírselo. X pensaba que tal vez podría haberlo malinterpretado, pero cuando todavía estaba confinado en su laboratorio, nunca fue capaz de determina si Fujiwara era sincero o no sobre lo que hacía.
Cuando le preguntó al Dr. Cain al respecto, poco después de que Chiyo lo había descubierto, se dio cuenta que no era sólo que se estaba imaginando cosas.
…
– Entonces, ¿siempre ha sido así? – preguntó X al humano mayor que lo había liberado.
– Desde que lo conozco. Y lo conozco desde que decidió establecerse en este país. – dijo el Dr. Cain, para luego suspirar. – No tengo ninguna experiencia con la robótica, pero él sí. Así que debe saber lo que está haciendo.
– Entonces, ¿por qué está usted aquí? – preguntó X con genuina curiosidad.
El Dr. Cain suspiró de nuevo. – No creo que deba dejarte a solas con él. Puede que sea humano, pero eso no significa que sea capaz de lo mismo que tú.
– ¿Y eso sería…? – cuestionó X.
El Dr. Cain guardó silencio por un momento. – X, puede que esto sea difícil de entender para ti, pero algunas personas no son como tu creador. Diablos, cualquier cosa que te haya dicho sobre la amabilidad de los humanos es una grosa exageración.
X se quedó confuso. ¿Acaso el Dr. Light se equivocaba sobre la gente? Pero le había dicho a X que su propósito era ser un compañero para los humanos. Había sido construido con humanos y sus centros emocionales y funciones en mente. Entonces, ¿cómo podía equivocarse el Dr. Light?
– La verdad, no creo que te maten si llegan a descubrirte, X. – le dijo el Dr. Cain. – Pero eso no significa que no querrían utilizarte o abusar de ti.
Las percepciones de X y todo lo que sabía estaban siendo desafiadas. – Pero una vez que vean cómo me programó el Dr. Light, seguramente entenderán.
– Algunos lo harán. – interrumpió Cain. – Pero sus palabras podrían ser silenciadas o ignoradas por completo. Puede que sean humanos, pero sus mentes son muy similares a los mecaniloides que piensan que son menos avanzados en su pensamiento. El incidente que hizo que la IA avanzada fuese ilegal por todo el mundo no ha sido olvidado, e incluso si los humanos te reciben cuando llegue el momento, las preocupaciones de que la historia se repita sólo se verán aumentadas.
X se quedó callado, asimilando toda esta información. – Entonces, ¿qué debo hacer si ese es el caso?
– Sólo haz lo que Sho te diga, pero no te dejes someter por él. Tienes una voluntad propia, así que utilízala. Sólo no abuses de ella. – le dijo Cian al robot azul.
– Bueno, no, por supuesto que no. – replicó X. – Pero de vuelta con el Dr. Fujiwara, ¿por qué es así? – Aunque no era que le agradase mucho el científico japonés, todavía recordaba las palabras del Dr. Light en relación a los humanos, y cómo ese comportamiento era una forma de enterrar dolores muy profundos durante gran parte del tiempo. Solía hablar de un hombre llamado Albert cuando le contó sobre esto.
– Siempre ha sido, bueno, más máquina que hombre. Pero es más que es una persona distante que ser directamente frío. – dijo el Dr. Cain. X guardó silencio mientras seguía escuchando. – Lo conocí a través de un invento en el que colaboró, que consistía en preservar y analizar materia vegetal fosilizada. Nunca fuimos amigos realmente, y creo que nuestra diferencia de edad tampoco ayudó con eso, pero su experticia técnica no podía ser ignorada. Trabajó con mi universidad allá en los estados unidos, y utilizó esa oportunidad para salir de Japón. Por lo que llegupe a saber, su esposa Hinako había fallecido debido a complicaciones durante el parto de su hija.
– ¿Habla de la niña con el cachorro? – preguntó X.
– Ella apenas tenía unos meses de edad en ese entonces, y creo que Sho quería escapar de todo. – dijo Cain. – Dejó a Chiyo con Cecilia, y escuché que no fue sino hasta que ella cumplió los dos años que finalmente decidió regresar.
– ¿Dejó a su hija durante dos años? – cuestionó X.
Cain asintió. – Tla vez la muerte de Hinako lo golpeó demasiado fuerte, o tal vez no siente ningún apego por Chiyo, pero no me da buena espina dejarte allí con él. Al menos no para que te quedes solo.
…
Chiyo. X no esperaba verla allí, mucho menos podría haberse anticipado a que uno de sus Hunters le causaría daño a la hija de uno de los fundadores de los reploides. Sin embargo, cuando Roll escuchó lo que sucedió, anunció que se quedaría en la casa de Fujiwara por unos días; la chica humana estaba devastada. Incluso aunque la conocía desde que era una niña, Chiyo se había vuelto bastante distante y difícil de abordar, muy parecida a su padre. Y esto le hacía a X cuestionarse su vida en casa todos estos años. Sin embargo, descubrió que no había mucho que pudiera hacer al respecto.
En cuanto al sujeto que le disparó, X tampoco podía dejar de pensar en Vile. Cierto, sólo estaba tratando de detener a Eddy, pero llegar hasta ese extremo era inexcusable. Podría haber lastimado a Chiyo todavía más si no lo hubieran arrestado, y viendo que Patarche recibió aquel disparo por ella, X se preguntaba si Vile realmente estaba dispuesto a matarla. De manera accidental o no, cualquier acción en contra de un humano se tomaba como una ofensa extremadamente seria. Tal vez incluso más seria por parte de los reploides que de los humanos.
Antes de poder pensar más en ello, escuchó una voz por el canal privado de comunicaciones. – Ya discutimos sobre esto, X. Puedes pensar todo lo que quieras en la mañana. – decía Zero, asegurándose de no molestar a nadie más. – Vete a dormir ahora.
– Bien, bien. – X suspiró derrotado. Lo había atrapado. – Buenas noches.
– Buenas noches.
Aun así, incluso mientras la recarga venía hacia él, su mente continuaba divagando. Un día de la independencia, recordar a los reploides y humanos cuál era su lugar, y aquel que proveía la recompensa por sus servicios. Era demasiado pronto para decirlo, pero lo que fuera que esto significaba, X presentía que llevaría a algo grande. Aunque si sería algo bueno o malo, no podía decirlo. Todo lo que podía hacer era esperar.
Esperar, pero todavía seguía esa duda carcomiéndole en la mente.
Esta historia continuará…
Notas del traductor:
Uff, al fin puedo subir esta otra también. La conexión no está ayudando mucho estos días por alguna razón, y por eso no he podido publicar mucho, y de hecho no he podido actualizar en AO3 porque el editor no carga bien, y es un fastidio no poder insertar el texto con el formato apropiado.
Pero bueno, al menos aquí sí pude. Ahora sí los eventos comienzan a encajar con el canon, y algo que me gusta de esta historia es cómo explora no sólo a los héroes sino también a los villanos. Este capítulo mostró bastante de la perspectiva de Vile, y su descenso de ser un Hunter a un Maverick. Ya en los capítulos anteriores pudimos ver cómo tenía ciertas tendencias sociópatas, y que prioriza mucho más derrotar al enemigo que la seguridad de los civiles, y aquí terminó provocando a una víctima inocente. Chiyo ya de por sí tenía mucho resentimiento acumulado con los reploides, y ahora uno de ellos mató a su mejor amigo, eso no hará ningún bien (aunado a los comentarios que hizo Zero, para echar sal en la herida). Aunque por doloroso que sea, esto ya ilustra las relaciones humano-reploide, algo que la serie X dejó muy de lado en favor de la acción y que no se retomó hasta la saga Zero.
En fin, con eso llego al final de este capítulo. Nos veremos la próxima, y de antemano pido disculpas por los posibles retrasos. Si la conexión no me ayuda no puedo hacer mucho.
