HARRY POTTER LE PERTENECE A JK ROWLING
Harry Potter, los personajes y todo lo de negrita le pertenecen a
J. K. ROWLING.
Espero que les guste el capítulo, por favor voten y comenten que les parece. R ecuerden que a los que escriben como invitados les contesto en la misma sección de comentarios.
Quién quiere leer ahora_ preguntó Albus.
Lo haré_ dijo Amelia, recibiendo el libro.
Las tribulaciones de la señora Weasley_ leyó frunciendo el ceño en confusión y no era la única.
Qué quiere decir_ preguntó Astoria.
Se entenderá leyendo_ dijo Molly imaginando lo que significaba el título.
La súbita partida de Dumbledore pilló por sorpresa a Harry, que se quedó sentado donde estaba, en la silla con cadenas, debatiéndose entre la conmoción y el alivio. Los miembros del Wizengamot empezaron a levantarse, hablando entre ellos, mientras recogían sus papeles y los guardaban.
Es el momento, Harry_ dijo Blaise_ huye.
No sabía si me dirían algo más_ dijo Harry_ no quería más problemas.
Dudo que puedas estar en más problemas_ dijo Theo.
Harry también se levantó. Nadie le prestaba la más mínima atención, excepto la bruja con cara de sapo que había estado sentada a la derecha de Fudge, y que en ese instante lo miraba a él en lugar de a Dumbledore desde el estrado.
Ya me acostumbré_ murmuró Harry, fingiendo no ver la mirada que Umbridge le daba en ese momento.
Ya falta poco_ le dijo Ron_ y no tendremos que seguir aguantándola_ Harry asintió, ansioso por ese momento.
Harry no le hizo caso e intentó captar la mirada de Fudge o la de Madame Bones, porque quería preguntarles si ya podía marcharse; pero el ministro parecía decidido a hacer caso omiso de Harry, y Madame Bones estaba muy ocupada con su maletín,
Podrías haber preguntado_ dijo Amelia_ no te ibas a meter en problemas por eso_ añadió.
Lo recordare para la próxima_ dijo Harry_ aunque esperemos que no haya próxima_ añadió.
así que el muchacho dio unos pasos vacilantes hacia la salida y, como nadie lo llamó, echó a andar muy deprisa.
Harry se sonrojó, pero sonrió cuando todos se rieron.
Yo haría lo mismo_ se escuchó por todo el comedor.
Los últimos metros los hizo corriendo; abrió la puerta de un tirón y casi chocó con el señor Weasley, que estaba de pie fuera, pálido y con gesto preocupado. —Dumbledore no me ha dicho…
Qué novedad_ dijeron todos, en broma, el directo se sonrojó, pero les sonrió a sus alumnos.
Estaba algo apurado_ se defendió Albus.
—¡Absuelto! —gritó Harry cerrando la puerta tras el—. ¡Absuelto de todos los cargos! El señor Weasley sonrió, radiante, y agarró al chico por los hombros. —¡Eso es fantástico, Harry! Bueno, era evidente que no podían declararte culpable con las pruebas que tenían,
pero, aun así, no puedo decir que no estuviera…
Podrían haberlo encontrado culpable_ preguntó Tracy.
Podría haberse dado el caso_ dijo Amelia lentamente_ pero es cierto que no había pruebas suficientes para declararlo culpable.
—Pero el hombre no terminó la frase porque la puerta de la sala del tribunal acababa de abrirse otra vez. Los miembros del Wizengamot comenzaron a desfilar por ella—. ¡Por las barbas de Merlín! —exclamó el señor Weasley, sorprendido, y apartó a Harry para dejarlos pasar—. ¿Te ha juzgado el tribunal en pleno? —Creo que sí —contestó Harry.
Así fue_ dijo Ginny.
Fue una sorpresa desagradable_ dijo Arthur_ pensé que solo estaría Amelia y tal vez el ministro.
Uno o dos magos saludaron a Harry al pasar, y otros, entre ellos Madame Bones, dijeron al señor Weasley: «Buenos días, Arthur.» Sin embargo, la mayoría esquivó su mirada.
Eso hizo bastante obvio quienes habían tenido que ver con el juicio_ dijo Arthur, todos asintieron, deseando que hubieran dicho nombres.
Cornelius Fudge y la bruja con cara de sapo fueron de los últimos en abandonar la mazmorra. Fudge se comportó como si el señor Weasley y Harry fueran parte de la pared, pero la bruja, una vez más, miró de arriba abajo a Harry al pasar a su lado.
Los modales ante todo_ murmuró Luna, pero todos la escucharon y no pudieron evitar reír ante el sonrojo de Fudge mientras Umbridge la fulminaba con la mirada.
El último en salir fue Percy. Al igual que había hecho Fudge, ignoró por completo a su padre y a Harry;
Percy_ suspiraron varios.
Cuanto tardaran en amistarse_ preguntó Cedric.
Mucho_ dijo Percy_ aun estábamos peleados cuando empezó la lectura_ le informó.
pasó sin decir nada con un gran rollo de pergamino y un puñado de plumas de recambio en las manos, con la espalda rígida y la barbilla levantada. Los labios del señor Weasley se tensaron ligeramente, pero aparte de eso no dio señales de haber visto a su tercer hijo. —Voy a acompañarte ahora mismo para que puedas contarles a todos la buena noticia —dijo el señor Weasley a Harry haciéndole señas para que lo siguiera tan pronto como Percy se perdió de vista por la escalera que conducía a la novena planta —. Te dejaré en casa aprovechando que tengo que ir a ver ese inodoro público de Bethnal Green. Vamos… —¿Y qué tendrá que hacer con el inodoro? —preguntó Harry, sonriente.
Ya sale_ dijo Arthur con una pequeña sonrisa cuando todos lo miraron.
Debió ser interesante_ dijo Draco lentamente.
Lo fue_ estuvo de acuerdo Arthur.
Además, pudiste ir al mundo muggle_ dijo Bill.
Esa fue la mejor parte_ asintió Arthur, entusiasmado, haciendo sonreír a muchos.
De pronto, todo parecía muchísimo más gracioso de lo habitual. Estaba empezando a convencerse de que lo habían absuelto y de que, por lo tanto, volvería a Hogwarts. —Oh, bastará con un sencillo antiembrujo —dijo el señor Weasley mientras subían la escalera—, pero el problema no está tanto en tener que reparar los daños causados, sino en la actitud que hay detrás de ese acto de vandalismo, Harry. Hay magos que se divierten fastidiando a los muggles, y eso es la expresión de algo mucho más profundo y feo, y yo personalmente… El señor Weasley se interrumpió a media frase.
Por qué se interrumpe_ se quejó Dennis_ yo quería saber, varios asintieron.
Ahora verán_ dijo Arthur con una sonrisa.
Pasó algo mucho más interesante_ dijo Harry con una sonrisita, haciendo que todos desvíen su vista al libro.
Ciertamente_ dijo Arthur.
Acababan de llegar al pasillo de la novena planta y Cornelius Fudge estaba plantado a pocos metros de ellos, hablando en voz baja con un individuo alto que tenía el cabello rubio y lacio y el rostro pálido y anguloso.
Fudge se puso algo nervioso cuando todos lo miraron interrogantes.
Sigue leyendo Amelia_ dijo Sirius_ queremos saber que pasó.
No es nada importante_ aseguró Fudge, pero nadie le creyó.
El individuo se volvió al oír pasos y también interrumpió la conversación; entrecerró los ojos, grises y de fría mirada, y los clavó en la cara de Harry. —Vaya, vaya… Patronus Potter —dijo Lucius Malfoy con descaro.
Era de esperarse que le contara de eso_ dijo Hermione rodando los ojos, todos asintieron.
Solo está celoso de que el no es capaz de hacer un patronus_ dijo Fred.
Si lo intentara no terminaría bien para él_ dijo George, pensativo.
Harry se quedó sin aliento, como si el aire se hubiera solidificado. Había visto por última vez aquellos ojos de mirada gélida a través de las ranuras de la máscara de un mortífago y había escuchado, también por última vez, aquella voz burlándose de él en un oscuro cementerio, mientras lord Voldemort lo torturaba.
No te preocupes_ dijo Sirius_ dentro de poco no le quedaran razones para burlarse.
Realmente voy a disfrutar su caída_ dijo Arthur con una mirada soñadora.
Padre podrá librarse otra vez, verdad_ preguntó Draco a su madre.
No lo sé_ mintió Narcissa.
Harry no podía creer que Lucius Malfoy se atreviera a mirarlo a la cara;
Siempre fue un sin vergüenza_ dijo Kingsley sin poder contenerse_ pero podrías decir algo que le recuerde esa noche_ sugirió.
no podía creer que estuviese allí, en el Ministerio de Magia, ni que Cornelius Fudge estuviera hablando con él cuando sólo hacía unas semanas que Harry le había dicho a Fudge que Malfoy era un mortífago.
Tienes que recordar que no te creyó_ dijo Daphne, todos asintieron viendo el rostro clorado de Fudge.
Aun así, fue sorprendente_ dijo Harry.
—El ministro me estaba contando que te has librado de una buena, Potter — comentó el señor Malfoy arrastrando las palabras—. Es asombroso cómo te las ingenias para escabullirte de las situaciones comprometidas… Como una culebra, diría yo.
No tan bien como él_ murmuró Augusta.
Creo que está molesto porque lograste escapar_ dijo Adrián.
Eso parece_ dijo Harry, encogiéndose de hombros.
El señor Weasley sujetó a Harry por un hombro en señal de advertencia.
Señor Weasley_ se quejó Fleur.
No era el momento_ se defendió Arthur con una sonrisita cuando varios lo miraron mal.
—Sí —afirmó Harry—. Es verdad, se me da muy bien escabullirme.
Díselo Harry_ dijo Angelina.
Lucius Malfoy miró al señor Weasley. —¡Mira por dónde, Arthur Weasley! ¿Qué haces aquí, Arthur? —Trabajo aquí —contestó éste en tono cortante. —¿Aquí? —se extrañó el señor Malfoy, arqueando las cejas y mirando hacia la puerta que el señor Weasley tenía a sus espaldas—. Creía que estabas arriba, en la segunda planta… ¿No te dedicabas a llevarte artefactos muggles a escondidas y hechizarlos? —No —se limitó a decir el señor Weasley,
No siempre_ dijo Charlie.
Muchos se llevan recuerdos de sus trabajos_ dijo Arthur_ por qué yo no_ preguntó.
Mientras no sea otro coche volador_ dijo Molly.
Ya sé como funciona_ dijo Arthur_ ahora me gustaría averiguar sobre las motos_ añadió pensativo, fingiendo no ver la mirada de su esposa.
Son fascinantes_ dijo Arthur.
y clavó aún más los dedos en el hombro de Harry. —¿Y usted qué hace aquí, por cierto? —le preguntó Harry a Lucius Malfoy. —No creo que los asuntos privados que hay entre el ministro y yo sean de tu incumbencia, Potter —contestó Malfoy alisándose la parte delantera de la túnica.
Y los asuntos de Harry, no son suyos_ dijo Neville_ pero eso no evita que se entrometa.
Seguramente no hacia nada bueno ahí_ dijo Katie, todos asintieron intentando averiguar.
Harry oyó con claridad el débil tintineo de un bolsillo lleno de oro—.
Con eso era_ dijo Marcus, todos pusieron expresiones comprensivas.
No tiene nada de raro que Lucius tenga dinero en el bolsillo_ dijo Fudge poniéndose rojo bajo las miradas escépticas de todos.
Francamente, que seas el alumno favorito de Dumbledore no significa que debas esperar la misma indulgencia por parte de los demás…
Solo quiero que me traten como a los demás_ dijo Harry.
Lo sabemos_ dijeron sus amigos.
¿Subimos a su despacho, ministro? —Desde luego —respondió Fudge dándoles la espalda a Harry y al señor Weasley—. Por aquí, Lucius. Echaron a andar hablando en voz baja, y el señor Weasley no soltó el hombro de Harry hasta que los otros dos entraron en el ascensor. —Si tienen asuntos que tratar, ¿por qué no estaba esperando Malfoy frente al despacho de Fudge? —estalló Harry—. ¿Qué hacía aquí abajo? —Intentar colarse en la sala del tribunal, supongo —respondió el señor Weasley, muy agitado, al mismo tiempo que giraba la cabeza para asegurarse de que nadie podía oírlos—. Debía de querer enterarse de si te habían expulsado o no.
Que chismoso_ dijo Lee.
Su amo debió estar muy interesado en el resultado de la audiencia_ dijo Percy.
Es lo más probable_ dijo Oliver.
En ese momento no me pareció sospechoso que me esperara ahí_ dijo Fudge removiéndose en su asiento.
Cuando te lleve a casa le dejaré una nota a Dumbledore; le conviene saber que Malfoy ha estado hablando con Fudge otra vez.
Dumbledore no necesita saber cada vez que hablo con alguien_ dijo Fudge.
No era cualquier persona_ dijo Albus tranquilamente.
—¿Y qué asunto privado debe de ser ese del que tienen que tratar? —Oro, supongo —contestó el señor Weasley, enojado—. Malfoy lleva años haciendo generosas donaciones de todo tipo.
Así se llaman ahora_ preguntó Viktor_ donaciones.
Lucius dona para excelentes causas_ informó el ministro.
como la causa de "ministros sin suficiente oro" _ murmuró Ron haciendo que sus amigos estallaran en carcajadas, pero ninguno explicó cuando los miraron.
Así se congracia con la gente que le interesa… y de ese modo puede pedir favores, retrasar leyes que no le conviene que aprueben…
Malfoy puede hacer eso_ preguntó Dean.
Todo el que tenga suficiente oro puede_ informó Anthony, haciendo que varios fruncieran el ceño, el ministro quería negarlo, pero le pareció que era mejor callar.
¡Ah, sí, Lucius Malfoy está muy bien relacionado!
Demasiado bien_ suspiraron varios.
Llegó el ascensor, que iba vacío, con excepción de una nube de memorándum que revolotearon alrededor de la cabeza del señor Weasley mientras él pulsaba el botón del Atrio y se cerraban las puertas. Irritado, el hombre movió la mano para apartarlos. —Señor Weasley —dijo Harry lentamente—, si Fudge se reúne con mortífagos como Malfoy, si los ve a solas, ¿cómo podemos saber que no le han echado una maldición Imperius? —
Es una muy buena pregunta_ dijo Luna_ pero dudo mucho que eso sea lo que pasa.
No estoy bajo la maldición imperius_ confirmó Fudge.
Pero si lo estuviera también lo negaría_ dijo Moody, Fudge rodó los ojos y negó con la cabeza.
No creas que no se nos ha ocurrido ya, Harry —respondió el señor Weasley en voz baja—. Pero Dumbledore cree que de momento Fudge actúa por voluntad propia, lo cual, como también dice Dumbledore, no supone un gran consuelo.
Es cierto_ asintieron varios.
La diferencia es que ahora Cornelius trabajara en contra de los mortifagos_ dijo Albus.
Por supuesto_ asintió Fudge rápidamente.
Pero ahora más vale que no hablemos de eso, Harry. Se abrieron las puertas y salieron al Atrio, que en ese instante estaba casi desierto. Eric, el mago de seguridad, volvía a estar escondido tras El Profeta. Cuando ya habían pasado la fuente dorada, Harry se acordó de algo. —Un momento —le pidió al señor Weasley, y sacando su monedero del bolsillo, volvió junto a la fuente. Miró el hermoso rostro del mago, pero visto de cerca Harry lo encontró débil y estúpido.
Harry sonrió cuando todos estallaron en carcajadas.
Así era como se veía_ dijo Harry cuando los del ministerio lo miraron.
Como te atreves_ preguntó Umbridge.
Es la verdad_ dijo Tonks_ el mago no da la impresión de grandeza.
La bruja lucía una sonrisa insulsa de aspirante a reina de un concurso de belleza,
Es cierto_ dijo Remus arrugando la nariz.
y por lo que Harry sabía de los duendes y los centauros, no era nada probable que los pillaran contemplando con tanto embeleso a ningún humano.
Claro que no_ bufó Kingsley.
Quién hizo la estatua debió ser un orgulloso sangre pura_ murmuró Ted.
Sólo la actitud de repulsivo servilismo del elfo doméstico resultaba convincente.
Te parece repulsivo_ preguntó Hermione sonriendo.
Lo es_ dijo Harry.
Sonriendo al pensar en lo que diría Hermione si viera la estatua del elfo,
Ahora no ha dicho nada_ dijo Lavender.
No significa que no lo pensara_ dijo Harry, Hermione puso una sonrisa inocente cuando todos la miraron interrogantes.
Harry le dio la vuelta al monedero y vació no sólo diez galeones, sino todo su contenido en el estanque.
Eso ayudara mucho_ dijo Neville sonriéndole.
Espero que si_ dijo Harry devolviéndole la sonrisa.
—¡Lo sabía! —gritó Ron lanzando puñetazos al aire—. ¡Siempre te libras de todo!
Siempre_ murmuró Umbridge, empezando a planear algo que pudiera hacer en contra del mocoso.
—Estaba clarísimo que tendrían que absolverte —dijo Hermione, que cuando Harry entró en la cocina parecía a punto de desmayarse de la ansiedad, y que en ese instante se tapaba los ojos con una mano temblorosa—. No podían acusarte de nada. —Pues estáis todos muy aliviados teniendo en cuenta que creíais que me absolverían —comentó Harry, sonriente.
No los exhibas así, Harry_ lo regañó Cho.
Saber lo que pasaría y escucharlo no el mismo_ dijo Hermione_ estábamos tan felices de que al fin llegaras.
La señora Weasley se secaba las lágrimas con el delantal, y Fred, George y Ginny se habían puesto a bailar una especie de danza guerrera al son de una canción que decía: —¡Se ha librado! ¡Se ha librado! ¡Se ha librado!
Como era la danza_ preguntó Blaise.
Es de una única presentación_ dijo Ginny, los gemelos asintieron.
Oh vamos_ dijo Angelina_ hágannos una presentación.
Tal vez luego- dijo George.
—¡Basta! ¡Calmaos! —gritó el señor Weasley, aunque él también sonreía—. Oye, Sirius, hemos visto a Lucius Malfoy en el Ministerio… —¿Qué? —saltó Sirius. —¡Se ha librado! ¡Se ha librado! ¡Se ha librado! —¡Callaos, vosotros tres! Sí. Lo hemos visto hablando con Fudge en la novena planta; luego han subido juntos al despacho de Fudge. Dumbledore debería saberlo. —Desde luego —coincidió Sirius—. Se lo diremos, no te preocupes.
Creí que estaba enojado con el director_ dijo Pansy.
Hay que saber cuándo dejar las emociones de lado_ dijo Sirius_ creí que los Slytherin sabían eso_ añadió levantando una ceja.
Lo hacemos_ dijo Pansy_ pero no creí que un Gryffindor lo hiciera_ explicó.
—Bueno, tengo que irme, hay un inodoro que vomita esperándome en Bethnal Green. Molly, llegaré tarde, debo cubrir a Tonks, pero quizá Kingsley venga a cenar…
No puede perderse las albóndigas_ dijo Charlie_ son las mejores_ los hermanos asintieron.
—Se ha librado, se ha librado, se ha librado… —¡Basta! ¡Fred, George, Ginny! —chilló la señora Weasley cuando su marido salió de la cocina—. Harry, querido, ven y siéntate, come algo, que apenas has desayunado. Ron y Hermione se sentaron enfrente de Harry, que no los había visto tan contentos desde su llegada a Grimmauld Place, y el vertiginoso alivio del muchacho, que su encuentro con Lucius Malfoy había estropeado un poco, volvió a dispararse.
Me parece bien_ dijo Susan_ no dejes que Malfoy te arruine el momento.
Draco Malfoy tiene más talento para eso_ dijo Harry, encogiéndose de hombros, sacando varias sonrisas mientras Draco le daba una mirada fulminante.
De pronto la sombría casa resultaba más cálida y acogedora; hasta Kreacher le pareció menos feo cuando éste metió la nariz en la cocina para investigar el origen de todo aquel alboroto.
Harry_ lo regañó Hermione ocultando una sonrisa mientras todos estallaban en carcajadas.
Pero dije que parecía menos feo_ se defendió Harry con una sonrisa inocente.
Sigue sin ser amable_ dijo Hermione, haciendo que Harry negara con la cabeza, sabiendo que su amiga también quería reír.
—Claro, cuando Dumbledore se puso de tu lado, no había forma de que te condenaran —observó Ron alegremente mientras servía enormes cucharadas de puré de patatas en los platos. —Sí, Dumbledore me echó una mano —afirmó Harry.
Fue más qué una mano_ dijo Ron.
Sin Dumbledore habría sido otra historia_ asintió Harry.
Tenía la impresión de que habría resultado muy desagradecido, por no decir infantil, que dijera: «Pero me habría gustado que me hubiera dicho algo. O que por lo menos me hubiera mirado.»
Solo un poco_ dijo Neville mientras Harry se sonrojaba ante las miradas divertidas de sus amigos.
Me encanta escuchar lo que realmente piensas_ dijo Millicent.
Aunque, creo que todos pensaríamos igual_ dijo Michael, todos asintieron, haciendo sonreír a Harry.
Y cuando estaba pensándolo, la cicatriz de la frente empezó a arderle tanto que tuvo que tapársela con una mano. —¿Qué ocurre? —preguntó Hermione, alarmada. —La cicatriz —murmuró Harry—. Pero no es nada… Ahora me pasa con mucha frecuencia.
Sigue pasando seguido_ preguntó Padma.
Lo hace_ dijo Harry_ aunque a veces se calma un poco.
Los demás no se habían dado cuenta, pues todos se servían comida mientras seguían saboreando la absolución de Harry. Fred, George y Ginny seguían cantando y Hermione estaba muy nerviosa, pero antes de que pudiera decir algo, Ron se le adelantó: —Seguro que Dumbledore vendrá esta noche para celebrarlo con nosotros. —No creo que pueda venir, Ron —intervino la señora Weasley al mismo tiempo que ponía un inmenso plato de pollo asado delante de Harry—. Ahora está muy ocupado.
Tenía demasiados asuntos que resolver_ asintió el director.
De alguna manera dudo que hubiera ido si tuviera tiempo_ murmuró Harry, necesitaba entender por qué el director se alejó tanto ese año.
Dice que tiene sus razones_ murmuró Ron_ supongo que hasta que se revele habrá que darle un voto de confianza_ Harry asintió lentamente.
—Se ha librado, se ha librado, se ha librado…—¡Callaos! —rugió la señora Weasley. En los días que siguieron, a Harry no se le escapó que en el número 12 de Grimmauld Place había una persona a la que no parecía alegrarle mucho saber que él regresaría a Hogwarts. Al enterarse de la noticia, Sirius interpretó bien su papel expresando su satisfacción, estrujándole la mano y sonriendo encantado como todos los demás.
No estabas feliz_ preguntó Andrómeda.
Claro que si_ dijo Sirius_ ser expulsado antes de sus TIMOS perjudicaría mucho a Harry, es solo que…_ Sirius se detuvo pensando una manera de explicarlo.
Lo sé_ dijo Harry, dándole una pequeña sonrisa a su padrino.
Sin embargo, poco después se mostró más malhumorado y hosco que antes; cada vez hablaba menos, incluso con Harry, y pasaba mucho tiempo encerrado en la habitación de su madre con Buckbeak. —¡No te sientas culpable! —exclamó Hermione con contundencia unos días más tarde, después de que Harry les confesara a Ron y a ella sus sentimientos mientras limpiaban un mohoso armario del tercer piso—. Tu lugar está en Hogwarts, y Sirius lo sabe. La verdad, creo que su actitud es muy egoísta.
Lo siento_ dijo Hermione sinceramente.
Estaba siendo un poco egoísta_ admitió Sirius_ pero no podía evitarlo, me sentía demasiado solo en esa casa, Harry lo hacía aguantable.
—No seas tan dura, Hermione —dijo Ron con el entrecejo fruncido mientras intentaba arrancarse un poco de moho que se le había pegado en el dedo—; a ti tampoco te haría ninguna gracia tener que quedarte encerrada en esta casa sin ninguna compañía. —¡Tendrá compañía! —replicó Hermione—. Ahora esta casa es el cuartel general de la Orden del Fénix, ¿no?
Sirius no pudo evitar bufar ante eso, llamando la atención de todos.
Ellos no cuentan como compañía_ dijo Sirius_ la mayoría me trata como un niño en mi propia casa y los demás tenían demasiadas misiones_ añadió.
Lo que pasa es que se había hecho ilusiones de que Harry viniera a vivir con él. —No, no lo creo —intervino Harry retorciendo su bayeta—. Cuando le pregunté si me dejaría venir a vivir aquí, no me dio una respuesta clara. —Porque no quería hacerse más ilusiones —sugirió Hermione hábilmente—.
Habría luchado porque te quedaras en casa_ dijo Sirius_ pero no sé cuánto caso me habrían hecho.
Lo más seguro es que Dumbledore me hiciera regresar con los Dursley_ asintió Harry, Albus suspiró sin poder negarlo.
Y seguro que él también se sentía un poco culpable porque creo que, en el fondo, confiaba en que te expulsaran. Así los dos seríais unos marginados. —¡No digas tonterías! —saltaron Harry y Ron al unísono, pero Hermione sólo se encogió de hombros.
No era tanto así_ dijo Sirius_ claro que no quiero que Harry sea un marginado.
Solo trataba de entender tu actitud_ dijo Hermione.
Te sentías culpable_ preguntó Harry, Sirius le dio una pequeña sonrisa sin contestar.
—Como queráis. Pero en parte creo que la madre de Ron está en lo cierto, y que a veces Sirius se hace un lío y no sabe si tú eres tú o tu padre, Harry.
En eso estás totalmente equivocada_ dijo Sirius_ veo muchas cosas de James en Harry, pero sé perfectamente que no son la misma persona.
Pero a veces parece…_ intentó Molly.
No es así_ intervino para sorpresa de todos Severus_ como alguien que creció con ellos puedo decir que la actitud de Black con Potter es muy diferente a la que tiene con su ahijado_ dijo terminando de una vez por todas con esa discusión, ganándose una mirada agradecida de Sirius.
—¿Insinúas que está tocado del ala? —replicó el muchacho acaloradamente. —No, sólo creo que ha pasado mucho tiempo solo —se limitó a decir Hermione.
La soledad puede dañar mucho a una persona_ dijo Amelia, varios asintieron dándole sonrisas de simpatía a Sirius.
Pero ahora tendremos la casa muy llena_ dijo Sirius con una pequeña sonrisa.
Entonces la señora Weasley entró en el dormitorio. —¿Todavía no habéis terminado? —preguntó, metiendo la cabeza en el armario. —¡Pensaba que habías venido a decirnos que descansáramos un poco! —protestó Ron—. ¿Sabes la cantidad de moho que hemos sacado desde que llegamos aquí? —¿No teníais tantas ganas de ayudar a la Orden? —dijo la señora Weasley—. Pues podéis colaborar convirtiendo el cuartel general en un sitio habitable.
Por supuesto, no pueden saber que hace la orden, pero esperan que colaboren si quejarse_ dijo Amos negando con la cabeza, Molly se sonrojó bajo las miradas divertidas de sus hijos.
El problema es que parece que eso es lo único que hacen_ dijo Cedric_ no se extrañaría que estuvieran ansiosos por volver a clases_ varios asintieron
La casa necesitaba mucho trabajo_ se defendió Molly.
—Me siento como un elfo doméstico —refunfuñó Ron. —¡Mira, ahora que entiendes lo tristes que son sus vidas, quizá colabores un poco más con la PEDDO! —sugirió Hermione, esperanzada,
Tenías que hablar Ron_ se quejó Cormac.
Estaba demasiado cansado para pensar en lo que decía_ se lamentó Ron, haciendo reír a todos mientras Hermione los miraba mal.
mientras la señora Weasley los dejaba de nuevo solos—. Tal vez no sea mala idea demostrar a la gente lo espantoso que es pasarse el día limpiando; podríamos organizar una limpieza benéfica de la sala común de Gryffindor, y todos los donativos irían a parar a la PEDDO.
En ese momento todos los leones miraron con horror a Hermione mientras las demás casas, incluso Slytherin los miraban con pena.
Ella no puede hacer eso_ dijo Seamus alarmado_ verdad_ preguntó hacia los maestros, que se encogieron de hombros intentando no reír.
Creo que a Filch le gustaría la idea_ dijo Albus con los ojos brillantes.
Siga madame Bones_ dijeron los Gryffindor para evitar que le den más ideas a su prefecta.
Así conseguiríamos mentalizar a la gente y al mismo tiempo recogeríamos fondos.
Cuanto quieres_ preguntó Parvati_ yo te pago_ el resto de su casa asintió empezando a buscar sus monedas.
No es necesario_ dijo Hermione con una risita.
—Yo estoy dispuesto a pagarte para que dejes de hablar del PEDDO —masculló Ron con fastidio, pero procurando que sólo Harry oyera el comentario.
Ron se puso rojo cuando todos rieron al ver a Hermione levantar una ceja en su dirección.
Creo que alguien necesita una charla sobre la importancia de la PEDDO_ dijo Astoria, ganándose una mirada traicionada de Ron mientras Hermione asentía.
A medida que se acercaba el final de las vacaciones, Harry cada vez fantaseaba más sobre Hogwarts; estaba ansioso por volver a ver a Hagrid, por jugar al quidditch, incluso por pasear por los huertos hasta los invernaderos de Herbología;
Harry se sonrojó cuando todos levantaron las cejas con sorpresa, pero correspondió la mirada que la profesora Sproud le daba.
sería un placer salir de aquella polvorienta y mohosa casa donde la mitad de los armarios todavía estaban cerrados con llave y donde Kreacher, escondido, te lanzaba insultos al pasar,
fue un placer_ confirmaron todos.
Suertudos ustedes que podían irse_ dijo Sirius con un suspiro.
aunque Harry no comentaba nada de todo eso cuando Sirius podía oírlo. Lo cierto era que vivir en el cuartel general del movimiento antiVoldemort no era ni tan interesante ni tan emocionante como Harry se había imaginado antes de pasar por esa experiencia.
Lo habría entendido, Harry_ aseguró Sirius cuando su ahijado le dio una mirada apenada_ Créeme que yo siento lo mismo respecto a vivir ahí_ añadió.
Aunque miembros de la Orden del Fénix entraban y salían con regularidad (a veces se quedaban a comer o a cenar, y otras, sólo el tiempo necesario para hablar con alguien en voz baja), la señora Weasley se encargaba de que Harry y los demás no oyeran nada (con orejas extensibles o sin ellas), y nadie, ni siquiera Sirius, creía que Harry necesitara saber nada más de lo que le habían contado la noche de su llegada.
No nos decepciones Sirius_ dijo Cedric, todos miraron a Sirius suplicantes.
Había cosas que quería contarle_ aseguró Sirius_ pero eso habría desencadenado otra discusión y recuerden que Molly solo cedió porque Remus me apoyó, no iban a permitirme decirle más.
El último día de las vacaciones, Harry estaba limpiando los excrementos de Hedwig de lo alto del armario cuando Ron entró en su dormitorio con un par de sobres. —Han llegado las listas de libros —anunció lanzándole una carta a Harry, que estaba subido a una silla—. Ya era hora, pensaba que se habían olvidado; normalmente llegan mucho antes… Harry metió los últimos excrementos en una bolsa de basura y la lanzó por encima de la cabeza de Ron a la papelera que había en un lado, la cual se la tragó y soltó un fuerte eructo.
Necesito una de esas_ dijo Collin, todos asintieron entre risas.
Haría botar la basura más interesante_ dijo Justin negando con la cabeza.
Entonces abrió el sobre. Contenía dos trozos de pergamino: uno era la nota habitual que le recordaba que el curso empezaba el uno de septiembre, y en el otro estaban detallados los libros que necesitaría para el próximo curso. —Sólo hay dos nuevos —comentó leyendo la lista—. Libro reglamentario de hechizos, 5° curso, de Miranda Goshawk, y Teoría de defensa mágica, de Wilbert Slinkhard.
Nadie pudo evitar gemir al escuchar los títulos.
Qué pasa_ preguntó Moody.
Usted ha leído esos libros_ preguntó Hermione, Moody_ se llevará una sorpresa_ todos asintieron sin poder contener sus muecas.
No pueden ser tan malos_ dijo Amelia viendo las expresiones de todos.
¡CRAC! Fred y George se habían aparecido al lado de Harry. Él ya estaba tan acostumbrado a que lo hicieran que ni siquiera se cayó de la silla. —Nos gustaría saber quién ha elegido el libro de Slinkhard —comentó Fred. —Porque eso significa que Dumbledore ha encontrado un nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras añadió George. —Y ya era hora, por cierto —dijo Fred.
Lamentablemente no lo escogí yo_ dijo Albus, quien parecía incluso más disgustado que los estudiantes, sorprendiendo a varios y preocupando a los adultos.
Los libros han demostrado que cometiste muchos errores_ dijo Umbridge indignada_ el ministro hizo lo correcto al ponerme como maestra_ añadió mirando con advertencia a sus alumnos.
—¿Qué quieres decir? —le preguntó Harry saltando de la silla. —Verás, hace unas semanas captamos con las orejas extensibles una conversación de papá y mamá —le explicó Fred—, y por lo que decían, a Dumbledore le estaba costando mucho trabajo encontrar a alguien que estuviera dispuesto a dar esa asignatura este año. —Lo cual no es de extrañar, teniendo en cuenta lo que les ha pasado a los cuatro anteriores —apuntó George. —Uno despedido, uno muerto, uno sin memoria y uno encerrado nueve meses en un baúl —contó Harry ayudándose con los dedos—. Sí, ya te entiendo.
Quién querría esa asignatura después de todo lo que ha pasado_ estuvo de acuerdo Katie.
No eran los adecuados para el puesto_ dijo Umbridge encogiéndose de hombros.
Me preguntó que le pasará a ella_ dijo Fred en voz baja.
Nada menos de lo que se merezca, espero_ dijo George, los que lo escucharon asintieron.
—¿Qué te pasa, Ron? —le preguntó Fred a su hermano. Ron no contestó, y Harry se dio la vuelta y vio que su amigo estaba de pie, muy quieto, con la boca un poco abierta, contemplando la carta que había recibido de Hogwarts.
Fue un Shock_ dijo Ron_ no lo esperaba.
Ninguno de nosotros lo hizo_ dijeron sus hermanos, sonriéndole para que no se lo tomara mal.
—¿Qué pasa? —insistió Fred, y se colocó detrás de Ron para ver el trozo de pergamino por encima de su hombro. Fred también abrió la boca—. ¿Prefecto? — dijo, mirando la nota con incredulidad—. ¿Tú, prefecto?
No es necesario parecer tan sorprendido_ dijo Astoria.
No recuerdas el libro anterior_ preguntó Fred_ Ron dijo que nunca seria prefecto_ Ron asintió.
George se abalanzó sobre su hermano menor, le arrancó el sobre que tenía en la otra mano y lo puso boca abajo. Harry vio que una cosa de color escarlata y dorado caía en la palma de la mano de George. —No puede ser —murmuró éste en voz baja. —Tiene que haber un error —aseguró Fred arrancándole la carta de la mano a Ron y poniéndola a contraluz, como si buscara una filigrana—. Nadie en su sano juicio nombraría prefecto a Ron.
Chicos_ los regañó Charlie, rodando los ojos.
No es que Dumbledore esté en su sano juicio_ dijo Ron, antes de taparse la boca, no había pretendido decirlo tan fuerte, por suerte el director se veía más divertido que ofendido.
—Los gemelos giraron la cabeza al unísono y se quedaron mirando a Harry—. ¡Estábamos seguros de que te nombrarían a ti! — exclamó Fred con un tono que sugería que Harry los había engañado. —
Todos lo creímos_ dijo Dean.
El señor Potter fue un candidato_ dijo Albus_ pero finalmente decidí que lo mejor era elegir al señor Weasley.
¡Creíamos que Dumbledore se vería obligado a nombrarte a ti! —dijo George con indignación. —¡Después de ganar el Torneo de los tres magos! —añadió Fred.
Es cierto_ admitió Ron, preguntándose que hizo que lo eligieran sobre Harry.
—Supongo que todo el jaleo lo ha perjudicado —le comentó George a su gemelo. —Sí —repuso Fred—. Sí, has causado demasiados problemas, amigo. Bueno, al menos uno de vosotros dos tiene claro cuáles son sus prioridades. —Y se acercó a Harry y le dio una palmada en la espalda mientras le lanzaba una mirada mordaz a Ron—.
Es obvio que felicitarían a Harry_ dijo Angelina, negando con la cabeza.
Tanto les cuesta felicitar a Ron_ preguntó Percy.
No nos habría creído sinceros_ dijo Fred.
Además, Ron, prefiere que lo molestemos así_ dijo George_ sabe que soo estamos jugando_ Ron asintió.
Pero sería bueno una felicitación de vez en cuando_ dijo Ron, los gemelos le sonrieron y asintieron.
Prefecto… El pequeño Ronnie, prefecto… —¡Oh, no va a haber quien aguante a mamá! —gruñó George poniéndole la insignia de prefecto en la mano a Ron, como si pudiera contaminarse con ella.
George_ exclamó Molly.
Es la verdad_ dijo George_ o ya olvidaste lo que dijiste_ preguntó, haciéndola fruncir el ceño.
Qué dijiste, mamá_ preguntó Bill suspirando.
Ron, que todavía no había dicho nada, cogió la insignia, se quedó mirándola un momento y luego se la mostró a Harry. Parecía que le pedía una confirmación de su autenticidad. Harry la cogió.
Harry y Ron se sonrojaron cuando todos se echaron a reír.
Supongo que realmente no te molestaron las bromas d ellos gemelos_ dijo Arthur.
No las del principio_ dijo Ron, sus hermanos fueron más duros después.
Había una gran «P» superpuesta en el león de Gryffindor. Había visto una insignia idéntica en el pecho de Percy en su primer día en Hogwarts. En ese momento la puerta se abrió de par en par y Hermione irrumpió en la habitación con las mejillas coloradas y el pelo por los aires. Llevaba un sobre en la mano. —¿Vosotros… también…? —Vio la insignia que Harry tenía en la mano y soltó un chillido—. ¡Lo sabía! —gritó emocionada blandiendo su carta—. ¡Yo también, Harry, yo también! —
Oh oh_ dijeron todos, intuyendo problemas.
Harry tenía la insignia_ se defendió Hermione poniéndose rojo_ como iba a saber que estaba comprobando su autenticidad_ añadió dándole una mirada de disculpa a Ron, que le dio una sonrisa.
No —se apresuró a decir Harry, y le puso la insignia en la mano a Ron—. No es mía, es de Ron. —¿Cómo dices? —El prefecto es Ron, no yo. —¿Ron? —se extrañó la chica, y se quedó con la boca abierta—. Pero… ¿estás seguro? Quiero decir… Se puso muy roja cuando Ron la miró con expresión desafiante. —El sobre va dirigido a mi nombre —afirmó él.
Vamos Ron, tu tampoco lo creías_ dijo Cormac con una risita_ no te enojes con ella.
No lo hice_ aseguró Ron, intercambiando una sonrisa con una amiga.
—Yo… —balbuceó Hermione muy apabullada—. Yo… Bueno… ¡Vaya! ¡Felicidades, Ron! Es totalmente… —Inesperado —acabó George haciendo un movimiento afirmativo con la cabeza. —No —dijo Hermione ruborizándose aún más—, no, no es nada inesperado. Ron ha hecho cantidad de… Es verdaderamente…
Me convenciste totalmente_ dijo Ron con sarcasmo, haciendo que Hermione se sonrojara mientras los demás los veían con diversión.
La puerta que había a su espalda se abrió un poco más y la señora Weasley entró en la habitación cargada de ropa recién planchada. —Ginny me ha dicho que por fin han llegado las listas de libros —comentó echando un vistazo a los sobres mientras iba hacia la cama y empezaba a ordenar la ropa en dos montones—. Si me las dais, iré al callejón Diagon esta tarde y os compraré los libros mientras vosotros hacéis el equipaje. Ron, tendré que comprarte más pijamas, éstos se te han quedado al menos quince centímetros cortos.
Ya deberías dejar de crecer, Ron_ dijo Molly.
No puedo evitarlo_ dijo Ron_ voy a ser el más alto de la familia.
No me lo recuerdes_ dijeron el resto de sus hermanos mirándolo mal.
No puedo creer que hayas crecido tanto… ¿De qué color los quieres? —Cómpraselos rojos y dorados para que hagan juego con su insignia —dijo George con una sonrisita de suficiencia.
Buena idea_ dijo Lavender con una sonrisita_ lo hizo_ Ron se encogió de hombros sin contestar.
—¿Para que hagan juego con qué? —preguntó la señora Weasley, distraída, mientras doblaba unos calcetines granates y los colocaba en el montón de ropa de Ron. —Con su insignia —respondió Fred como quien quiere liquidar un asunto desagradable cuanto antes—
Qué exagerados_ dijo Terry rodando los ojos.
Solo espera_ dijeron los gemelos, mientras Molly intentaba averiguar por qué parecían tan indignados.
Su preciosa y reluciente nueva insignia de prefecto. Las palabras de Fred tardaron un momento en llegar al cerebro de la señora Weasley, pero fulminaron su preocupación por los pijamas de su hijo. —Su… Pero si… Ron, tú no… —Ron le enseñó la insignia y la señora Weasley soltó un chillido muy parecido al de Hermione—. ¡No puedo creerlo! ¡No puedo creerlo! ¡Oh, Ron, qué maravilla! ¡Prefecto! ¡Como todos en la familia!
Mamá_ gritaron Bill, Charlie y Percy.
Molly, dime que no dijiste eso_ exigió Arthur claramente molesto.
Yo… estaba tan orgullosa de Ron_ dijo Molly_ no lo pensé, lo siento_ les dijo a sus hijos que asintieron, pero no dijeron nada.
—¿Y quiénes somos Fred y yo, los vecinos de enfrente? —preguntó George, indignado, cuando su madre lo apartó de un empujón y se lanzó a abrazar a su hijo menor.
Y con razón_ dijo Ginny ofendida, mientras Molly hacia una mueca, sonaba horrible como estaba actuando en el libro.
—¡Ya verás cuando lo sepa tu padre! ¡Ron, estoy tan orgullosa de ti, qué noticia tan fabulosa, quizá acaben nombrándote delegado, como a Bill y a Percy, es el primer paso! ¡Oh, qué gran noticia en medio de todos estos problemas, estoy encantada, oh, Ronnie! A espaldas de su madre, Fred y George se pusieron a fingir que vomitaban, pero la señora Weasley no se dio ni cuenta porque estaba abrazada a Ron, cubriéndole la cara de besos.
No los culpo_ murmuraron varios, mientras los Weasley mayores intercambiaban miradas, entendían el orgullo de su madre, pero no apartar a los gemelos de esa manera, un día podría lamentarlo.
Ron estaba más colorado que su insignia. —Mamá…, no… Mamá, contrólate… —balbuceó intentando apartarla. La señora Weasley lo soltó y, casi sin aliento, dijo: —Bueno, ¿qué quieres que te regalemos? A Percy le regalamos una lechuza, pero tú ya tienes una, claro. —¿Qué quieres decir? —preguntó el chico, que no podía dar crédito a sus oídos. —¡Mereces una recompensa por esto! —afirmó la señora Weasley con cariño— ¿Qué te parece una túnica de gala nueva? —Nosotros ya le hemos comprado una —dijo Fred con amargura, como si lamentara sinceramente tanta generosidad. —
En ese momento lo hice_ dijo Fred, George asintió.
Era parte del trato con Harry_ dijo Ron, dándoles una pequeña sonrisa incomoda.
Aun así_ dijeron los gemelos, pero le devolvieron la sonrisa, mientras todos esperaban acabar esa parte, realmente era demasiado incómodo.
O un caldero nuevo. El de Charlie está tan viejo que está agujereándose. O una rata nueva; siempre te gustó Scabbers… —Mamá —aventuró Ron esperanzado—, ¿podéis comprarme una escoba? —El rostro de la mujer se ensombreció un poco, pues las escobas eran caras—. ¡No hace falta que sea muy buena! —se apresuró a añadir Ron—. Me conformo con que sea nueva… La señora Weasley vaciló, pero acabó sonriendo. —Claro que sí, hijo mío… Bueno, será mejor que me dé prisa si también tengo que comprar una escoba. Ya os veré más tarde… ¡El pequeño Ronnie, prefecto! Y no os olvidéis de hacer el equipaje… ¡Prefecto! ¡Oh, qué nerviosa estoy! Volvió a besar a Ron en la mejilla, aspiró ruidosamente por la nariz y salió a toda velocidad de la habitación.
Al fin_ murmuraron varios.
Creo que ya sé por qué Ron dijo que solo le gustaron las primera Bromas_ dijo Lee, que conocía muy bien a sus amigos.
Se pudieron bastante pesados_ asintió Ron, los gemelos se encogieron de hombros, no habían podido contenerse.
Fred y George se miraron. —No te importará que nosotros no te besemos, ¿verdad, Ron? —dijo Fred con una voz falsamente nerviosa. —
Preferiría que no lo hicieran_ dijo Ron con una pequeña mueca.
Me alegra que estemos de acuerdo_ dijo Fred.
Si quieres, podemos hacerte una reverencia —añadió George.
Seria bueno_ dijo Ron levantando una ceja, los gemelos se miraron antes de levantarse y arrodillarse ante su hermano.
—Dejadme en paz —replicó Ron frunciendo el entrecejo. —Y si no te dejamos en paz, ¿qué? —dijo Fred dibujando una maliciosa sonrisa —. ¿Vas a castigarnos? —Me encantaría ver cómo lo intenta —se burló George. —¡Podría hacerlo si no os andáis con cuidado! —intervino una enojada Hermione.
Lo sabemos_ dijeron los gemelos mirándola mal.
Yo solo cumplo mi deber_ se defendió Hermione.
Fred y George rompieron a reír, y Ron murmuró: —Déjalo ya, Hermione. —Vamos a tener que ir con mucho cuidado, George —dijo Fred fingiendo que temblaba—, con estos dos vigilándonos… —Sí, por lo visto se nos ha acabado lo de hacer el gamberro —añadió George moviendo la cabeza. Y con otro sonoro ¡crac!, los gemelos se desaparecieron. —¡Vaya par! —exclamó Hermione, furiosa, mirando al techo, a través del cual oían a Fred y a George, que se reían a carcajadas en la habitación del piso de arriba —. No les hagas caso, Ron, lo que ocurre es que están celosos. —No lo creo —dijo Ron mirando también hacia el techo—.
No estábamos celosos_ dijo Fred.
Estábamos fastidiados por lo que había pasado con mamá_ asintió.
Pero no podemos ir contra ella_ dijo Fred_ así que nos desquitamos contigo.
Lo cual no estuvo bien_ dijo George_ lo sentimos.
Ya no importa_ dijo Ron.
Siempre han dicho que sólo nombran prefectos a los imbéciles… —
Está bien_ concedió Fred cuando Hermione lo miró_ no siempre nombran a los imbéciles_ dijo, haciendo que su novia rodara los ojos.
Luego, con un tono de voz más alegre, continuó—: Pero ¡ellos nunca han tenido escobas nuevas! Me habría gustado ir con mamá y elegirla… Ella no me puede comprar una Nimbus, pero ha salido una Barredora nueva que me encantaría… Sí, creo que voy a decirle que me gustaría que me comprara una Barredora, para que lo sepa…
Lo harán cada vez que estemos solos_ preguntaron Harry y Hermione cuando sus compañeros movieron las cejas en su dirección.
La solución es que dejen de estar a solas_ dijo Daphne.
Buen intento_ dijo Harry_ eso no va a pasar_ Daphne se encogió de hombros, en verdad no le importaba.
Salió corriendo de la habitación, y Harry y Hermione se quedaron solos. Por algún extraño motivo, a Harry no le apetecía nada mirar a Hermione.
Y eso por qué_ preguntó Hermione, todos miraron a Harry, interrogantes.
Seguro ahora se explica_ dijo Harry un poco tímido.
Se volvió hacia su cama, cogió el montón de ropa limpia que la señora Weasley había dejado encima y fue hacia su baúl. —Harry… —empezó a decir la muchacha con timidez. —Felicidades, Hermione —dijo Harry tan efusivamente que no parecía su voz; y, todavía sin mirarla, añadió—: Es fantástico. Prefecta. Genial. —Gracias —contestó Hermione—. Esto… Harry, ¿me prestas a Hedwig para que pueda contárselo a mis padres? Se pondrán muy contentos. Bueno, creo que entenderán lo que significa que me hayan nombrado prefecta. —
Es un gran logro_ dijo Remus_ estuvieron felices.
Lo estuvieron_ aseguró Hermione.
¡Sí, claro! —exclamó Harry con aquella espantosa voz efusiva que no le pertenecía—. ¡Cógela! Se inclinó sobre su baúl, puso las túnicas en el fondo y fingió que buscaba algo dentro, mientras Hermione iba hacia el armario y llamaba a Hedwig. Pasaron unos momentos; Harry oyó que se cerraba la puerta, pero siguió doblado por la cintura, escuchando; lo único que oía eran las risitas del cuadro en blanco de la pared y los eructos de la papelera del rincón. Se enderezó y giró la cabeza. Hermione se había marchado y Hedwig no estaba. Harry volvió con lentitud a su cama y se sentó en ella, clavando la vista en las patas del armario.
qué te pasa_ preguntó Sirius, no entendía a que se debía su actitud.
Ya sale_ dijo Harry, muy incómodo, desearía que no se enteraran de lo que había pensado.
Creo que tengo una idea_ dijo Remus_ es entendible, Harry_ aseguró.
Debí alegrarme por ellos_ murmuró Harry, pero nadie lo escuchó.
Había olvidado por completo que elegían a los prefectos en quinto. Había estado tan preocupado con la posibilidad de que lo expulsaran del colegio que no se había parado a considerar que las insignias debían de estar viajando hacia sus destinatarios. Pero si lo hubiera recordado…, si hubiera pensado en ello… ¿qué expectativas habría tenido? «Ésta no, desde luego», dijo una discreta pero sincera voz en su cerebro.
Querías ser prefecto, Harry_ preguntó Ron, sorprendido.
Nunca lo había pensado_ dijo Harry_ pero supongo que parte de mí, esperaba que lo fuera.
Entiendo_ dijo Ron lentamente.
Harry hizo una mueca y se tapó la cara con ambas manos. No podía engañarse a sí mismo: si hubiera sabido que una insignia de prefecto iba en camino, se habría imaginado que sería para él, no para Ron.
Está bien, Harry_ dijo Ron antes que Harry se disculpara_ no eres el único que lo pensó.
Pero estamos felices de que seas prefecto_ aseguraron sus hermanos, sacándole una sonrisa a Ron.
¿Lo convertía eso en una persona tan arrogante como Draco Malfoy?
Claro que no Harry_ dijo Sirius.
¿Se consideraba superior a los demás? ¿De verdad creía que era mejor que Ron? «No», dijo la voz, desafiante. ¿Era eso cierto?, se preguntó Harry, angustiado, poniendo a prueba sus sentimientos.
Harry suspiró cuando todos lo miraron.
Todo sale en el libro_ dijo Daphne_ solo hay que seguir.
«Yo soy mejor en quidditch —afirmó la voz—. Pero no soy mejor en nada más.» Era la pura verdad, pensó Harry; no era mejor que Ron en clase.
Estamos iguales ahí_ dijo Ron, Harry asintió, realmente esperaba que su amigo no se sintiera mal por lo que estaba pensando en el libro.
Pero ¿y fuera de clase? ¿Y las aventuras que él, Ron y Hermione habían vivido juntos desde que llegaron a Hogwarts, arriesgándose muchas veces a cosas peores que la expulsión? «Bueno, Ron y Hermione casi siempre estaban conmigo», aseguró la voz. «Pero no siempre —discutió Harry—. Ellos no pelearon conmigo contra Quirrell.
Porque no se pudo_ dijo Hermione.
Te ayudamos a llegar ahí_ dijo Ron.
Lo siento_ dijo Harry, por suerte sus amigos no parecían molestos.
Ellos no se enfrentaron a Ryddle ni al basilisco, ni se libraron de los dementores la noche que Sirius escapó, ni estaban conmigo en el cementerio la noche que regresó Voldemort…» Y volvió a asaltarlo aquella sensación de injusticia que había tenido la noche de su llegada a la casa. «Es evidente que yo he hecho muchas más cosas —pensó Harry con indignación —. ¡He hecho muchas más cosas que ellos dos!» «Pero, a lo mejor —aventuró la vocecita con imparcialidad—, Dumbledore no elige a los prefectos por haberse metido en un montón de situaciones peligrosas… Quizá los elija por otros motivos…
Así es_ dijo Dumbledore_ de lo contrario nadie calificaría para el puesto.
Lo sé_ dijo Harry_ pero por qué no me eligió.
Tienes demasiado sobre tus hombros_ contestó Albus_ hay mucho que aun no sabes, es mejor que no tengas la responsabilidad de un prefecto.
Entiendo_ dijo Harry.
Ron debe de tener algo que tú no tienes…» Harry abrió los ojos y miró entre sus dedos las patas con forma de garras del armario, recordando lo que había dicho Fred: «Nadie en su sano juicio nombraría prefecto a Ron…» Harry soltó una breve risotada.
No sé por qué lo hice_ dijo Harry rápidamente cuando Ron lo miró dolido_ lo siento_ añadió apenado.
Un segundo más tarde estaba asqueado de sí mismo.
Bueno_ murmuró Ron.
Ron no le había pedido a Dumbledore que le diera una insignia de prefecto. Ron no era culpable de nada. ¿Iba a deprimirse Harry, el mejor amigo que Ron tenía en el mundo, porque él no tenía una insignia? ¿Iba a reírse con los gemelos a espaldas de Ron, iba a estropearle la fiesta a su amigo cuando, por primera vez, lo había superado a él en algo? Entonces Harry volvió a oír los pasos de Ron por la escalera. Se levantó, se colocó bien las gafas y sonrió cuando Ron entró dando saltos por la puerta. —¡La he pillado! —exclamó alegremente—. Dice que si puede me comprará la Barredora. —Qué bien —dijo Harry, y sintió un gran alivio al comprobar que su voz había dejado de sonar efusiva—. Oye, Ron… Bueno, te felicito, amigo. La sonrisa de los labios de Ron se esfumó de inmediato.
Ahora qué_ preguntaron todos.
Nada de qué preocuparse_ dijo Ron.
Era sincero cuando te felicite_ aseguró Harry.
Lo sé_ dijo Ron con una sonrisa sincera, que Harry devolvió.
—¡Nunca pensé que fueran a dármela a mí! —aseguró, haciendo un gesto negativo con la cabeza—. ¡Estaba convencido de que te la darían a ti! —No, yo he causado demasiados problemas —afirmó Harry, repitiendo las palabras de Fred. —Ya. Sí, debe de ser por eso… Bueno, será mejor que hagamos el equipaje, ¿no? Parecía mentira cómo se habían esparcido sus cosas desde que habían llegado a la casa. Les llevó casi toda la tarde recoger sus libros y sus objetos personales, que estaban desperdigados por todas partes, y meterlos en los baúles del colegio. Harry se fijó en que Ron llevaba su insignia de prefecto de un lado a otro: primero la dejó en la mesilla de noche, luego se la puso en el bolsillo de los vaqueros, y por fin la sacó y la dejó sobre sus túnicas dobladas, como si quisiera ver cómo quedaba el rojo sobre el negro.
Era necesario que contaras eso_ preguntó Ron sonrojado cuando todos estallaron en carcajadas.
Reclámaselo a quién escribió el libro_ dijo Harry, Ron asintió y miró a Hermione.
Como sabes que yo escribí el libro_ preguntó Hermione.
No se me ocurre quién más podría conocernos tan bien_ dijo Ron_ y que disfrute avergonzándonos_ Harry asintió.
Yo también paso vergüenza_ dijo Hermione ofendida.
Pero cuando Fred y George entraron en la habitación y amenazaron con pegársela en la frente con un encantamiento de presencia permanente, Ron la envolvió con ternura con sus calcetines granates y la guardó bajo llave en el baúl.
Eso provocó otra ronda de risas.
Ahora sabe lo que se siente tener una insignia_ dijo Percy.
Es difícil no quererla_ dijo Ron solemnemente, aumentando las risas de sus amigos.
La señora Weasley regresó del callejón Diagon hacia las seis, cargada de libros y con un largo paquete envuelto con papel marrón que Ron le quitó de las manos con un gemido de deseo contenido. —
No puede ser_ gimió Ron cuando volvieron a estallar las carcajadas.
Creo que el libro lo escribieron los gemelos_ dijo Ron, Harry y Hermione asintieron.
No la desenvuelvas ahora; está llegando la gente para cenar y os quiero a todos abajo —dijo la señora Weasley, pero en cuanto se perdió de vista, Ron arrancó el papel en un arrebato de euforia y, extasiado, examinó centímetro a centímetro su nueva escoba. Abajo, en el sótano, la señora Weasley había colgado una pancarta roja sobre la mesa, llena a rebosar de comida, que decía: FELICIDADES RON Y HERMIONE NUEVOS PREFECTOS Harry no la había visto de tan buen humor en todas las vacaciones. —
Fue bueno tener algo que celebrar con todo lo que pasaba_ dijo Molly, todos asintieron sonriendo, la fiesta había sido buena.
Me ha parecido buena idea celebrar una pequeña fiesta en lugar de servir la cena en la mesa —explicó a Harry, Ron, Hermione, Fred, George y Ginny cuando entraron en la sala—. Tu padre y Bill están en camino, Ron. Les he enviado una lechuza y están entusiasmados —
Claro que si_ dijo Arthur_ estuve orgulloso de que lo lograras.
Fue bueno escucharlo_ asintió Bill.
añadió, radiante. Fred puso los ojos en blanco. Sirius, Lupin, Tonks y Kingsley Shacklebolt ya estaban allí, y Ojoloco Moody entró poco después de que Harry se sirviera una cerveza de mantequilla. —¡Oh, Alastor, me alegro de verte! —exclamó la señora Weasley jovialmente, mientras Ojoloco se quitaba la capa de viaje haciendo un movimiento con los hombros—. Hace mucho tiempo que queríamos pedírtelo… ¿Podrías echarle un vistazo al escritorio del salón y decirnos qué hay dentro? No hemos querido abrirlo por si se trata de algo peligroso. —No te preocupes, Molly… —El ojo de color azul eléctrico de Moody giró hacia arriba y se clavó en el techo de la cocina—. En el salón… —gruñó mientras se le contraía la pupila—. ¿Ese escritorio del rincón? ¡Ah, sí, ya lo veo! Sí, es un boggart… ¿Quieres que suba y me deshaga de él, Molly? —No, no, ya lo haré yo más tarde —dijo la señora Weasley sin dejar de sonreír —. Ahora tómate algo.
Debí dejar que lo hiciera_ suspiró Molly.
Creo que ya entiendo el tirulo_ dijo Alicia_ escucharemos lo que es el boggart de la señora Weasley.
Lo harán_ dijo Molly_ aunque preferiría que no saliera_ suspiró, era bastante doloroso saber pensar en eso,
Verás, hoy hemos organizado una pequeña fiesta… —Señaló la pancarta roja—. ¡El cuarto prefecto de la familia! —añadió con orgullo, alborotándole el pelo a Ron. —Conque prefecto… —gruñó Moody observando a Ron con su ojo normal mientras el mágico giraba y se quedaba mirando hacia la sien. Harry tuvo la desagradable sensación de que lo contemplaba a él, y fue hacia donde estaban Sirius y Lupin—.
Es posible_ dijo Moody cuando lo miraron interrogantes.
Mejor salir de su rango de visión_ dijo Tonks.
Un poco difícil con el ojo mágico_ dijo Cedric, todos asintieron, haciendo que Moody rodara los ojos.
Bueno…, felicidades —dijo Moody fulminando a Ron con su ojo normal —,
Por qué lo fulmina_ preguntó Anthony, confundido, ojo loco se encogió de hombros.
las figuras de autoridad siempre atraen problemas, pero supongo que Dumbledore cree que tú puedes soportar cualquier embrujo, porque si no, no te habría nombrado a ti… Ron se asustó un poco ante aquella interpretación del asunto,
usted si que sabe dar ánimos_ dijo Padma_ ahora resulta que los prefectos estamos en peligro.
Así es_ dijo Moody tan serio que preocupó a muchos.
pero se libró de tener que contestar gracias a la llegada de su padre y de su hermano mayor. La señora Weasley estaba de tan buen humor que ni siquiera protestó porque hubieran llevado a Mundungus con ellos; éste llevaba un largo abrigo que tenía extraños bultos en sitios donde no debía tenerlos,
qué sitios_ preguntó Terry.
Mejor no saber_ dijo Harry con seriedad, haciendo que sus amigos negaran con la cabeza al ver a muchos curiosos.
y declinó el ofrecimiento de quitárselo y dejarlo con la capa de viaje de Moody. —Bueno, creo que la ocasión merece un brindis —anunció el señor Weasley cuando todos tenían ya su copa. Levantó la suya y dijo—: ¡Por Ron y por Hermione, los nuevos prefectos de Gryffindor! Ron y Hermione sonrieron encantados mientras los demás bebían a su salud, y luego todos aplaudieron. —Yo nunca fui prefecta —comentó alegremente Tonks,
no me lo recuerdes_ dijo Andrómeda mirándola mal, pero Tonks sabía que su madre solo bromeaba.
Tenía cosas más importantes que hacer_ dijo Tonks encogiéndose de hombros.
que estaba detrás de Harry, cuando todos fueron hacia la mesa para servirse. Ese día llevaba el cabello de color rojo tomate, y largo hasta la cintura; parecía la hermana mayor de Ginny— El jefe de mi casa decía que me faltaban ciertas cualidades indispensables. —¿Como cuáles? —preguntó Ginny, que estaba sirviéndose una patata asada. —Como la capacidad de comportarme —respondió Tonks.
En ese momento todos se echaron a reír mientras Tonks sonreía con orgullo.
Es una cualidad muy importante_ dijo la profesora Sproud.
No era justo_ dijo Tonks_ Charlie tampoco sabía comportarse_ informó.
Pero sabía como no ser atrapado_ dijo Charlie con una sonrisa orgullosa.
Ginny rió; Hermione no sabía si sonreír o no, y solucionó el dilema bebiendo un enorme trago de cerveza de mantequilla y atragantándose con él.
Hermione se puso roja bajo las risas de todos sus compañeros.
Eso te pasa por no reír_ dijo Fred.
—¿Y tú, Sirius? —preguntó Ginny mientras le daba una palmada en la espalda a Hermione. Sirius, que estaba junto a Harry, soltó su atronadora risa.
Claro que no_ dijo Minerva_ queríamos que la escuela sobreviviera.
Se imaginan a Sirius como prefecto_ preguntó Albus_ 1000 puntos para toda la escuela y 2000 puntos menos para Snape.
Yo no haría eso_ dijo Sirius ofendido, mientras los maestros asentían_ los prefectos no pueden quitar tantos puntos_ les recordó con suficiencia.
—A nadie se le habría ocurrido nombrarme prefecto porque me pasaba demasiado tiempo castigado con James.
La otra mitad estaban durmiendo_ dijo Hagrid, recibiendo una mirada traicionada de Sirius mientras todos reían.
El bueno era Lupin, a él sí le dieron la insignia. —Creo que Dumbledore albergaba esperanzas de que yo ejerciera cierto control sobre mis mejores amigos —terció Lupin—. Ni que decir tiene que fracasé estrepitosamente.
Lo hizo_ estuvo de acuerdo, Albus.
No es como si Remus lo hubiera intentando_ dijo Sirius_ él era el que hacia los planes.
Pero la profesora siempre creyó que yo estaba ahí por accidente_ dijo Remus sonriendo mientras evitaba la mirada de Minerva.
Harry se animó al descubrir que su padre tampoco había sido prefecto y entonces la fiesta empezó a resultar más agradable; se llenó el plato y, de pronto, todo el mundo parecía mucho más simpático. Ron no paraba de hablar, entusiasmado, de su nueva escoba con todo el que estuviera dispuesto a escucharlo. —… de cero a ciento diez en diez segundos. No está mal, ¿eh? Imagínate, la Cometa 290 sólo tiene una aceleración de cero a sesenta, y eso con un viento de cola apropiado, según El mundo de la escoba. Hermione hablaba muy seriamente con Lupin de su opinión sobre los derechos de los elfos. —Mire, es tan absurdo como la segregación de los hombres lobo, ¿no le parece? Todo proviene de esa horrible tendencia de los magos a considerarse superiores al resto de las criaturas…
Pobre profesor_ dijo Adrián.
A Remus le gusta hablar conmigo de eso_ dijo Hermione mirándolo mal_ verdad Remus.
Claro que si_ dijo Remus sonriéndole, pero nadie sabía si era sincero o si quería evitar una charla sobre la PEDDO.
La señora Weasley y Bill discutían sobre el pelo de este, como siempre. —… se está descontrolando, y eres tan guapo… Te quedaría mucho mejor corto,
Ni se le ocurra cortárselo_ dijo Fleur acariciando el cabello de Bill_ se ve muy guapo como está.
Solo un poco_ dijo Molly, Fleur negó con firmeza.
¿no crees, Harry? —Oh… No sé… —contestó él, un tanto alarmado cuando le pidieron su opinión;
No creo que Potter sea el más indicado para hablar_ dijo Draco, Harry lo miró mal, pero muchos parecían de acuerdo.
Su cabello no tiene nada de malo_ dijo Daphne.
se alejó de ellos y fue hacia Fred y George, que estaban apiñados en un rincón junto a Mundungus. Éste dejó de hablar en cuanto vio a Harry, pero Fred le guiñó un ojo e hizo señas al muchacho para que se acercara. —No pasa nada —aseguró Fred a Mundungus—. Podemos confiar en Harry; es nuestro patrocinador. —Mira lo que nos ha traído Dung —dijo George mostrándole a Harry una mano llena de unas cosas negras que parecían vainas resecas. Emitían un ruidito vibrante pese a estar completamente quietas—. Son semillas de tentácula venenosa. Las necesitamos para los Surtidos Saltaclases, pero son una Sustancia No Comerciable de Clase C, y por eso nos ha costado un poco conseguirlas.
No me digan_ dijo Umbridge.
No son ilegales_ dijeron los gemelos_ fue difícil conseguirlas porque estábamos encerrados en casa_ Umbridge apretó los labios, pero no dijo más.
Usan Tentacula venenosa en sus productos_ preguntó Ernie.
Les damos nuestra palabra de que cada cosa que vendamos es segura_ dijo Fred.
—¿Cuánto dices, Dung? ¿Diez galeones el lote? —preguntó Fred. —Ya sabes los problemas que he tenido para hacerme con ellas —respondió Mundungus abriendo aún más los caídos y enrojecidos ojos—. Lo siento, muchachos, pero no puedo bajar de veinte.
No me gusta que hagan negocios con Mundungus_ dijo Molly.
Era la mejor manera de conseguir lo que necesitábamos_ dijo Fred.
Pero es temporal_ aseguró George.
—A Dung le encanta bromear —le dijo Fred a Harry. —Sí, hasta ahora su mejor chiste fue pedirnos seis sickles por una bolsa de púas de knarl —añadió George. —Tened cuidado —les advirtió Harry con disimulo. —¿Qué pasa? —inquirió Fred—. ¡Ah, no te preocupes! Mamá está muy ocupada arrullando al prefecto Ron. —Pero Moody os podría estar vigilando —señaló Harry. Mundungus, nervioso, giró la cabeza. —Es verdad —gruñó—. Está bien, chicos, os las dejo por diez si os las lleváis ahora mismo. —¡Gracias, Harry! —exclamó Fred con gran alegría cuando Mundungus vació sus bolsillos en las manos de los gemelos y se escabulló hacia donde estaba la comida —.
Bien hecho Harry_ dijo Lee con una risita.
Eso no valía más de diez galeones_ dijo Fred.
Mundungus cree que puede engañarnos_ dijo George.
Van a seguir haciéndolo sin importar lo que digamos_ dijo Arthur cuando vio que su esposa hablaría_ solo queda confiar en que saben lo que están haciendo.
Solo espero que no sea un error_ dijo Molly.
Será mejor que las subamos a la habitación… Harry vio cómo se marchaban y se quedó un tanto preocupado. Se le acababa de ocurrir que el señor y la señora Weasley querrían saber cómo financiaban Fred y George su negocio de artículos de broma cuando por fin lo descubrieran, lo cual acabaría pasando tarde o temprano. En su momento había resultado muy sencillo entregar a los gemelos el premio en metálico del Torneo de los tres magos, pero ¿y si eso acababa provocando otra pelea familiar y una crisis parecida a la que había causado Percy?
No seria tu culpa Harry_ dijo Fred_ solo habrá pelea si mamá sigue empeñada en sabotear nuestra tienda.
Por qué no pensamos renunciar_ dijo George_ así que no te preocupes.
Bien_ suspiró Harry aliviado de que no lo culparían si hubiera una pelea.
¿Seguiría considerando la señora Weasley a Harry como un hijo si se enteraba de que él había contribuido a que Fred y George empezaran una carrera que ella consideraba inadecuada?
Claro que sí, querido_ dijo Molly_ habrían encontrado la forma de conseguir el dinero, me tranquiliza que fuera de ti_ aseguró, Harry le sonrió.
Se quedó plantado donde lo habían dejado los gemelos, sin otra compañía que el peso de su sentimiento de culpa en el fondo del estómago,
Tienes que superar ese complejo de culpa_ le dijo Susan, todos asintieron.
y entonces oyó que alguien pronunciaba su nombre. La profunda voz de Kingsley Shacklebolt se oía incluso en medio de todo aquel alboroto.—¿… por qué Dumbledore no ha nombrado prefecto a Potter? —preguntaba Kingsley. —Debe de tener sus razones —respondió Lupin. —Pero así le habría demostrado que confía en él. Es lo que habría hecho yo — insistió Kingsley—, sobre todo ahora que El Profeta se mete con él sin parar. Harry no se dio la vuelta; no quería que Lupin y Kingsley supieran que los había oído.
Pues ahora lo sabemos_ dijo Kingsley, Harry se sonrojó y le sonrió tímidamente.
Tienen un buen punto_ dijo Tracy_ habría ayudado mucho.
No sé cuánto, considerando que también me atacaban a mi_ dijo Albus.
Pese a que no tenía ni pizca de hambre, siguió el ejemplo de Mundungus y se dirigió hacia la mesa. El placer que había empezado a encontrar en la fiesta se había evaporado con la misma rapidez con que había llegado; le habría gustado estar arriba, en la cama. Ojoloco Moody olfateaba un muslo de pollo con lo que le quedaba de nariz; evidentemente, no detectó ni rastro de veneno, porque le asestó un mordisco y arrancó un buen trozo de carne.
Yo no te iba a envenenar_ le dijo Molly sobre las risas de todos.
Pero alguno de los otros podría hacerlo_ dijo Moody.
Todos eran de confianza_ le recordó Arthur, Moody se encogió de hombros.
—…el mango es de roble español, con barniz antiembrujos y control de vibración incorporado… —le decía Ron a Tonks.
Creo que alguien estaba emocionado con su escoba_ dijo Blaise, negando con la cabeza.
Lo estaba_ asintió Ron algo sonrojado.
La señora Weasley bostezó sin disimulo. —Bueno, creo que voy a ocuparme de ese boggart antes de acostarme… Arthur, no quiero que los niños se vayan a dormir demasiado tarde, ¿entendido? Buenas noches, Harry, querido —añadió, y salió de la cocina. El muchacho dejó su plato y se preguntó si sería capaz de seguirla sin llamar la atención. —¿Estás bien, Potter? —le preguntó entonces Moody. —Sí, muy bien —mintió él. Moody bebió un sorbo de su petaca; su ojo azul eléctrico miraba de soslayo a Harry. —Ven aquí, tengo una cosa que quizá te interese —dijo, sacando una vieja y destrozada fotografía mágica de un bolsillo interior de su túnica—.
Harry hizo una mueca, no le había gustado ver esa fotografía y no entendía por qué Moody creyó que le parecería interesante.
La Orden del Fénix original —gruñó Moody—.
Eso hizo que varios se inclinaran, queriendo saber más sobre esos héroes.
La encontré anoche mientras buscaba mi capa invisible de recambio, dado que Podmore no ha tenido la decencia de devolverme la que le presté, que por cierto es la buena… Pensé que a alguien le gustaría verla. Harry cogió la fotografía. En ella había un grupo de gente que le devolvía la mirada; algunos lo saludaban con la mano y otros se levantaban las gafas. —Ése soy yo —dijo Moody, señalándose, aunque no hacía ninguna falta. El Moody de la fotografía era inconfundible, pese a que no tenía el cabello tan gris y su nariz estaba intacta—.
No he cambiado mucho con los años_ dijo Moody_ salvo por lo más evidente_ añadió rodando los ojos ante las miradas de los demás.
Y el que está a mi lado es Dumbledore; al otro lado tengo a Dedalus Diggle… Ésa es Marlene McKinnon; la asesinaron dos días después de que se tomara esta fotografía; de hecho, mataron a toda su familia
Eso es horrible_ dijo Luna.
Era una excelente luchadora_ dijo Sirius con una sonrisa nostálgica_ por eso deseaban matarla.
Ésos son Frank y Alice Longbottom…
Neville se sobresaltó al escuchar los nombres de sus padres tan de repente e ignoró a todos cuando lo miraron.
El estómago de Harry, que ya estaba un poco revuelto, se encogió al ver a Alice Longbottom; su cara, redonda y simpática, le resultaba muy familiar pese a que no la conocía, porque era la viva imagen de su hijo Neville. —
Te pareces a tu madre_ preguntó Adrián.
Lo hago_ dijo Neville_ saqué muy poco de mi padre.
Estoy segura que heredaste lo mejor de él_ dijo Augusta.
… pobrecillos —gruñó Moody—. Preferiría morir a que me pasara lo que les pasó a ellos… Y ésa es Emmeline Vance, ya la conoces, y ese otro es Lupin, evidentemente… Benjy Fenwick, que también se fue al otro barrio; sólo encontramos unos cuantos trozos de su cuerpo…
Oh Merlín_ se horrorizó Terry, y no era el único.
Qué le pasó_ preguntó Astoria.
Una misión salió mal_ fue todo lo que dijo Moody.
Moveos un poco —añadió, dándole unos golpecitos a la fotografía, y los retratados se desplazaron hacia un lado para que los que quedaban tapados pudieran pasar hacia delante. »Ese de ahí es Edgar Bones, el hermano de Amelia Bones… También se los cargaron a él y a su familia; era un gran mago…
Realmente lo era_ dijo Amelia con una sonrisa triste.
Toda la familia_ preguntó Cho.
Todos murieron_ asintió Susan, apretando la mano de su tía.
Sturgis Podmore, vaya, qué joven está… Caradoc Dearborn, que murió seis meses después; nunca encontramos su cadáver…
Pobre_ dijo Justin.
Y pobre de la familia que no tuvieron la posibilidad de enterrarlo_ dijo Augsuta.
Hagrid, por supuesto, está igual que siempre… Elphias Doge, también lo conoces, no me acordaba de que antes solía llevar ese ridículo sombrero… Gideon Prewett, hicieron falta cinco mortífagos para matarlos a él y a su hermano Fabián, que pelearon como verdaderos héroes…
Eran muy buenos luchadores_ dijo Molly_ los mortifagos sabían que solo podrían sacarlos en grupo.
Eran buenos hombres_ dijo Kingsley.
Moveos, moveos… Los retratados se empujaron unos a otros y los que estaban ocultos detrás pasaron al primer plano de la imagen. —Ése es Aberforth, el hermano de Dumbledore; sólo lo vi ese día, era un tipo extraño… Y Dorcas Meadowes, a quien Voldemort mató personalmente…
Personalmente_ preguntó Theo sorprendido.
Era muy buena en lo que hacia_ dijo Remus con una sonrisa_ Voldemort la quería fuera rápido_ todos asintieron.
Sirius, cuando todavía llevaba el pelo corto… Y… ¡ahí está, pensé que esto te interesaría! A Harry le dio un vuelco el corazón. Su padre y su madre lo miraban sonrientes, sentados uno a cada lado de un individuo menudo y de ojos llorosos a quien Harry reconoció de inmediato: era Colagusano, el que había revelado a Voldemort el paradero de sus padres, ayudándolo así a provocar su muerte. —
No hay forma de sacara a ese de la foto_ preguntó Ginny.
No lo creo_ dijo Albus_ pero valdría intentarlo.
Háganlo_ dijeron varios, esa rata no merecía estar en la misma foto que tantos héroes.
¿Qué me dices? —le preguntó Moody. Harry levantó la cabeza y miró el rostro, picado y lleno de cicatrices, de Moody. Era evidente que Ojoloco tenía la impresión de que acababa de darle una alegría a Harry.
Pensé que si_ dijo Moody_ no te gustó la foto_ preguntó.
No realmente_ dijo Harry_ seguro ahora se explica_ añadió cuando varios adultos lo miraron, confundidos.
—Vaya —dijo éste, y una vez más intentó sonreír—. Esto…, mire, acabo de recordar que he olvidado meter en el baúl… Pero se libró de tener que inventar un objeto que no había metido en el baúl, porque Sirius acababa de decir: —¿Qué es eso que tienes ahí, Moody? Ojoloco se volvió hacia Sirius,
Me gustó ver esa foto después de tanto tiempo_ dijo Sirius.
De verdad_ preguntó Harry, Sirius asintió y por las expresiones de varios, les gustaría verla.
y Harry cruzó la cocina, se escabulló por la puerta y subió la escalera antes de que alguien pudiera retenerlo. No sabía por qué estaba tan conmocionado; al fin y al cabo, ya había visto otras fotografías de sus padres y había conocido a Colagusano… Pero verlos aparecer así, cuando menos se lo esperaba… Eso a nadie le gustaría, pensó con enfado… Y además, verlos rodeados de esas otras caras sonrientes… Benjy Fenwick, al que habían encontrado hecho pedazos, y Gideon Prewett, que había muerto como un héroe, y los Longbottom, a los que habían torturado hasta la locura… Todos condenados a saludar alegremente con la mano desde la fotografía, sin saber que estaban destinados a morir…
Si lo sabían Potter_ dijo Moody suavemente_ todos los que se unieron a la orden sabían lo que les podía pasar y aun así lo hicieron porque lo consideraron lo correcto.
Es una de las razones para tomar esa foto_ dijo Albus_ la gente moría todos los días y queríamos poder recordar ese momento, todos felices y juntos.
Fue la ultima vez que estuvimos todos juntos_ dijo Sirius_ es bueno tener algo para recordarlos.
No lo había pensado así_ dijo Harry suavemente.
Quizá Moody lo encontrara interesante, pero a Harry le resultaba inquietante… A continuación subió la escalera de puntillas y pasó por delante de las cabezas de elfo reducidas, contento de volver a estar solo, pero cuando llegaba al primer rellano oyó ruidos. Había alguien llorando en el salón.
Qué pasa_ preguntó Charlie, preocupado.
Ya sale_ dijo Molly, respirado hondo para poder leer esa parte.
—¿Hola? —dijo Harry. No obtuvo respuesta, pero los sollozos continuaron. Subió de dos en dos los escalones que faltaban, cruzó el rellano y abrió la puerta del salón. Dentro había alguien encogido de miedo contra la oscura pared, con la varita mágica en la mano, mientras los sollozos sacudían con violencia su cuerpo. Tirado sobre la polvorienta alfombra, en medio de un rayo de luz de luna, y sin duda alguna muerto, estaba Ron.
Como_ preguntaron todos mientras los hermanos veían con horror a Ron que se había puesto pálido.
Era mi boggart_ dijo Molly débilmente.
Harry tuvo la sensación de que sus pulmones se quedaban sin aire; notó que se hundía en el suelo y el cerebro se le paralizó. Ron muerto, no, no podía ser… «Espera un momento», pensó; no podía ser, Ron estaba abajo… —¡Señora Weasley! —gritó Harry con voz ronca. —¡Ri-ri-riddíkulo! —sollozaba la señora Weasley, apuntando con su temblorosa varita al cuerpo de Ron. ¡Crac! El cuerpo de Ron se transformó en el de Bill,
Mamá_ dijo Bill mientras Fleur se aferraba con fuerza a él_ sal de ahí, que alguien más se encargue.
Tenía que enfrentarme a eso_ dijo Molly_ es mi mayor miedo_ añadió enterrando la cara en el pecho de su esposo.
que estaba tumbado boca arriba con los brazos y las piernas extendidos y los ojos muy abiertos e inexpresivos. La señora Weasley sollozó aún más fuerte. —¡Ri-riddíkulo! —volvió a exclamar. ¡Crac! El cuerpo del señor Weasley sustituyó al de Bill; llevaba las gafas torcidas y un hilillo de sangre resbalaba por su cara. —¡No! —gimió la señora Weasley—. No… ¡Riddíkulo! ¡Riddíkulo! ¡RIDDÍKULO! ¡Crac! Los gemelos muertos. ¡Crac! Percy muerto. ¡Crac! Harry muerto…
salga de ahí, señora Weasley_ le suplicaron todos, ella no merecía experimentar eso.
Ahora ven, por qué me opongo tanto a que sepan lo que hace la orden_ sollozó Molly.
Claro que lo entendemos mamá_ dijo Fred_ pero la información podría ser lo que nos mantenga con vida_ explicó.
Y si no…_ dijo Molly, empezando a calmarse.
—¡Salga de aquí, señora Weasley! —gritó Harry contemplando su propio cuerpo sin vida, que yacía sobre la alfombra—. ¡Deje que alguien…! —¿Qué está pasando aquí? Lupin había entrado corriendo en la habitación, seguido de Sirius y luego de Moody, que estaba furioso. Lupin miró a la señora Weasley y después el cadáver de Harry echado en el suelo, y al parecer lo entendió todo en un instante. Sacó su varita mágica y dijo con voz firme y clara: —¡Riddíkulo! El cadáver de Harry desapareció y una esfera plateada quedó suspendida en el aire sobre la alfombra. Lupin sacudió una vez más su varita y la esfera desapareció tras convertirse en una bocanada de humo.
Bien_ dijeron todos,
Esperemos que no vuelva_ dijo Hermione, todos asintieron molestos por el sufrimiento que le causó a la señora Weasley.
—¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! —exclamó la señora Weasley, y rompió a llorar con desconsuelo tapándose la cara con las manos. —Molly —dijo Lupin con tono sombrío acercándose a ella—. Molly, no… —La mujer se abrazó a Lupin y lloró a lágrima viva sobre su hombro—. Sólo era un boggart, Molly —susurró Lupin para tranquilizarla mientras le acariciaba la cabeza— Sólo era un estúpido boggart… —¡Los veo m-m-muertos continuamente! —gimió la señora Weasley sin separarse de Lupin—. ¡C-c-continuamen-te! S-s-sueño con ellos… Sirius se quedó mirando el trozo de alfombra en el que había estado tumbado el boggart adoptando la forma del cuerpo de Harry.
Fue un duro golpe ver eso_ dijo Sirius_ no sé qué haría si algo te pasara.
Estoy bien_ dijo Harry dándole una pequeña sonrisa_ en el colegio no me pasara nada.
Es lo único que nos mantiene tranquilos_ dijo Remus_ saber que estás bajo la protección de Dumbledore.
Creo que es el alivio de la mayoría de los padres_ dijo Gerald.
Moody, por su parte, observaba al muchacho, que esquivó su mirada. Harry tenía la extraña sensación de que el ojo mágico de Moody lo había seguido desde que había salido de la cocina. —N-n-no se lo cuentes a Arthur —gimoteaba la señora Weasley, restregándose desesperadamente los ojos con los puños de la túnica—. N-n-no quiero que sepa… lo t-t-tonta que soy…
No eres tonta, querida_ dijo Arthur_ si no puedes hablar conmigo de esto, algo no esta yendo bien entre nosotros_ Molly asintió.
No tienes de qué avergonzarse_ dijo Augusta_ no hay nada peor que perder un hijo, tu miedo es totalmente justificado_ aseguró, Molly le dio una pequeña sonrisa de agradecimiento.
—Lupin le dio un pañuelo y la señora Weasley se sonó—. Lo siento mucho, Harry. ¿Qué vas a pensar de mí? —dijo con voz temblorosa—. Ni siquiera soy capaz de librarme de un boggart… —No diga tonterías —contestó Harry intentando sonreír.
Nunca pensaría menos de ti por eso_ dijo Harry, todos los hermanos le dieron la razón, al contario, ella era bastante fuerte.
—Es que estoy t-t-tan preocupada… —añadió ella, y las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos—. La mitad de la f-f-familia está en la Orden; si salimos todos con vida de ésta, será un m-m-milagro… Y P-P-Percy no nos dirige la palabra… ¿Y si le p-p-pasa algo espantoso antes de que hayamos hecho las p-p-paces con él? ¿Y qué ss-sucederá si morimos Arthur y yo, quién c-c-cuidará de Ron y Ginny?
En ese momento, Bill, Charlie, Percy y los gemelos se aclararon la garganta, sonrojando a su madre.
Tienes cinco hijos mayores de edad_ dijo Bill_ te aseguro que Ron y Ginny estarán muy bien cuidados.
Gracias_ dijo Molly.
—¡Basta, Molly! —exclamó Lupin con firmeza—. Esto no es como la última vez. La Orden está más preparada, ahora le llevamos ventaja y sabemos qué pretende Voldemort… —La señora Weasley soltó un grito ahogado al oír ese nombre—. Vamos, Molly, ya va siendo hora de que te acostumbres a oír su nombre. Mira, no puedo prometer que nadie vaya a resultar herido, eso no puede prometerlo nadie, pero estamos mucho más preparados que la última vez. Entonces tú no pertenecías a la Orden y por eso no lo entiendes. En el último enfrentamiento, los mortífagos eran veinte veces más numerosos que nosotros y nos perseguían uno por uno.
De verdad_ preguntó Pansy, eso no lo sabía.
Su poder está en los números_ dijo Remus_ las cosas estaban muy mal para nosotros, pero ahora muchos han muerto y otros en Azkaban.
Los más peligrosos, lo están_ dijo Amelia_ los Lestrange, Dolohov, ellos eran los peores.
Ahora es un poco más igualitario_ dijo Sirius.
Harry volvió a pensar en la fotografía, en los rostros sonrientes de sus padres, consciente de que Moody seguía mirándolo. —Y no te preocupes por Percy —dijo de pronto Sirius—. Ya rectificará. Sólo es cuestión de tiempo que Voldemort dé la cara;
Esperemos que no tardes mucho en reconciliarte con ellos_ le dijo Alicia a Percy.
Espero que no_ dijo Percy, pero la verdad es que no creía que volviera con su familia pronto.
en cuanto lo haga, el Ministerio en masa nos suplicará que lo perdonemos. Aunque yo no estoy seguro de que vaya a aceptar sus disculpas —añadió con amargura. —
pero ahora los perdonaste_ dijo Harry.
El ministro me ofreció un buen trato mientras arreglábamos lo de tu custodia_ dijo Sirius_ y se encargara de limpiar mi nombre_ varios asintieron en comprensión, preguntándose que le ofreció el ministro a Sirius.
Y respecto a eso de quién cuidaría de Ron y Ginny si faltarais Arthur y tú — terció Lupin, esbozando una sonrisa—, ¿qué crees que haríamos, dejarlos morir de hambre?
Espero que no_ dijeron Ginny y Ron muy serios, haciendo sonreír a su madre.
No tienes que preocuparte por ellos_ dijo Remus_ tienes mucha familia que responderá si se diera el caso.
Tu hiciste lo mismo por mi cachorro_ le recordó Sirius, Molly les sonrió agradecida.
La señora Weasley también sonrió tímidamente. —Qué tonta soy —volvió a murmurar secándose las lágrimas. Sin embargo, unos diez minutos más tarde, cuando entró en su dormitorio y cerró la puerta, Harry seguía sin pensar que la señora Weasley fuera tonta. Aún veía a sus padres sonriéndole desde la vieja fotografía sin saber que sus vidas, como las de muchos de los que los rodeaban, estaban llegando a su fin. La imagen del boggart que se hacía pasar por el cadáver de cada uno de los miembros de la familia Weasley seguía apareciendo ante sus ojos. Y entonces, sin previo aviso, la cicatriz de su frente volvió a producirle un intenso dolor y se le contrajo el estómago. —¡Para ya! —ordenó con firmeza al mismo tiempo que se frotaba la cicatriz; inmediatamente el dolor empezó a remitir.
Puedes ordenarle a tu cicatriz que no te duela_ preguntó Marcus, mientras todos miraban a Harry sin creerlo.
Claro que no_ dijo Harry_ supongo que ya iba a dejar de doler en ese momento.
Eso es tranquilizante_ dijo Lee_ no necesitamos más poderes de tu cicatriz_ todos asintieron, sacándole una sonrisa a Harry.
—Un primer síntoma de locura: hablar contigo mismo —dijo una voz traviesa desde el cuadro en blanco de la pared. Harry no le hizo caso. Se sentía mayor, más que nunca, y le parecía increíble que, apenas una hora antes, hubiera estado preocupado por una tienda de artículos de broma y por quién había recibido una insignia de prefecto y quién no.
Así es cuando te acercas, aunque sea un poco a la guerra_ dijo Sirius.
Seguro que todavía quieres saber_ preguntó Remus.
Tengo que saber_ dijo Harry_ no quiero vivir en una burbuja_ los merodeadores asintieron.
Es el final del capítulo_ dijo Amelia cerrando el libro.
