HARRY POTTER LE PERTENECE A JK ROWLING

Harry Potter, los personajes y todo lo de negrita le pertenecen a

J. K. ROWLING.

Espero que les guste el capítulo, por favor voten y comenten que les parece. R ecuerden que a los que escriben como invitados les contesto en la misma sección de comentarios.

Quién quiere leer ahora_ preguntó el director.

Lo haré_ dijo Tracy, aceptando el libro de Sirius.

La nueva canción del Sombrero Seleccionador_ leyó.

Por qué es tan importante la canción del sombrero_ preguntó Remus frunciendo el ceño.

Tal vez hablaran del banquete de bienvenida_ dijo Tonks, también confundida.

Harry no quería que los demás supieran que Luna y él tenían la misma alucinación, si eso es lo que era, de modo que no volvió a mencionar los caballos; simplemente se sentó en el carruaje y cerró la portezuela tras él.

Oh Harry_ dijo Luna haciendo un puchero_ no era una alucinación.

Lo siento Luna_ dijo Harry con una sonrisita_ pero los chicos se preocuparían si les mencionaba los caballos.

Con todo, no pudo evitar mirar las siluetas de los animales que se movían detrás de la ventanilla. —¿Habéis visto a Grubbly-Plank? —preguntó Ginny—. ¿Qué hace aquí? No se habrá marchado Hagrid, ¿verdad? —A mí no me importaría —dijo Luna—. No es muy buen profesor.

Luna_ dijeron todos sorprendidos mientras Hagrid la miraba con dolor.

Lo siento, Hagrid_ dijo Luna con sinceridad_ pero, la forma en que llevas las lecciones no es la mejor_ explicó, lentamente_ podrías trabajar en un mejor programa_ sugirió, Hagrid asintió, luciendo pensativo.

—¡Claro que lo es! —saltaron Harry, Ron y Ginny, enojados. Harry lanzó una mirada fulminante a Hermione, que carraspeó y dijo: —Sí, sí… Es muy bueno.

No es tu culpa, Hagrid_ dijo Hermione ante la mirada de Hagrid_ apenas estas empezando y los limites que te puso la junta no ayudan.

Vere que puedo hacer diferente_ murmuró Hagrid.

—Pues a los de Ravenclaw nos da mucha risa —comentó Luna sin inmutarse.

Así_ preguntó Hagrid, las águilas se removieron, pero asintieron.

Las clases podrían ser mejores_ dijo Padma con suavidad_ podrías regresar a como fue la primera de los Gryffindor, esa nos gustó_ todos asintieron, Hagrid les dio una pequeña sonrisa.

—Se ve que tenéis un sentido del humor muy raro —le espetó Ron mientras las ruedas del carruaje empezaban a moverse.

Si supieras_ dijeron varias águilas, sonrojando a varios compañeros.

A Luna no pareció afectarle la tosquedad de Ron; más bien al contrario: se quedó mirándolo un buen rato como si fuera un programa de televisión poco interesante.

Luna se encogió de hombros cuando todos estallaron en carcajadas mientras Ron miraba mal a Harry.

Los coches, traqueteando y balanceándose, avanzaban en caravana por el camino. Cuando pasaron entre los dos altos pilares de piedra, adornados con sendos cerdos alados en la parte de arriba, que había a ambos lados de la verja de los jardines del colegio, Harry se inclinó hacia delante para ver si había luz en la cabaña de Hagrid, junto al Bosque Prohibido, pero los jardines estaban completamente a oscuras. El castillo de Hogwarts, sin embargo, se erguía ante ellos: un imponente conjunto de torrecillas, negro como el azabache contra el oscuro cielo, con alguna que otra ventana muy iluminada en la parte superior. Los carruajes se detuvieron con un tintineo cerca de los escalones de piedra que conducían a las puertas de roble, y Harry fue el primero en apearse. Se dio la vuelta una vez más para comprobar si había alguna ventana iluminada cerca del bosque, pero no distinguió señales de vida en la cabaña de Hagrid.

Tal vez debí enviar una carta avisando que no estaría al principio de curso_ dijo Hagrid con una enorme sonrisa_ ero no creí que te preocuparías tanto.

No es normal que no estuvieras_ dijo Harry_ me preocupaba que te hubiera pasado algo.

Yo se cuidarme bien_ aseguró Hagrid, sonando muy conmovido.

Luego volvió a mirar de mala gana, porque todavía albergaba esperanzas de que hubieran desaparecido, a aquellas esqueléticas criaturas que conducían los carruajes, y vio que se habían quedado quietas y silenciosas en la fría noche, y que sus blancos e inexpresivos ojos relucían. Harry ya había tenido en otra ocasión la experiencia de percibir algo que Ron no podía ver, pero se había tratado de un reflejo en un espejo, algo mucho más incorpóreo que un centenar de sólidos animales lo bastante fuertes para tirar de una flota de carruajes.

Deberías preguntarle a algún profesor_ dijo Molly_ para que te saques la duda.

Algo me dice que no lo hiciste_ dijo Daphne, Harry se encogió de hombros sin contestar.

Ahora ya sé lo que son_ dijo Harry.

Si Luna no mentía, aquellas bestias siempre habían estado allí, aunque él nunca las había visto. Entonces ¿por qué podía percibirlas en ese momento, y su amigo no? —

El señor Weasley no ha visto morir a nadie_ dijo el director.

Algo que realmente agradezco_ murmuró Ron, ignorando la pequeña voz en su cabeza que le decía que tarde o temprano lo haría.

¿Vienes o qué? —le preguntó Ron. —¡Ah, sí! —respondió Harry rápidamente, y se unieron a la muchedumbre que corría escalones arriba y entraba en el castillo. El vestíbulo resplandecía con la luz de las antorchas, y en él resonaban los pasos de los alumnos que caminaban por el suelo de losas de piedra hacia las puertas que había a la derecha, las cuales conducían al Gran Comedor donde iba a celebrarse el banquete de bienvenida. Los alumnos fueron sentándose a las cuatro largas mesas del Gran Comedor, que pertenecían a cada una de las casas del colegio, bajo un techo negro sin estrellas, idéntico al cielo que podía verse a través de las altas ventanas.

Harry, tienes que relatar lo que ya sabemos_ se quejó Fred.

Queremos acabar esto cuanto antes_ dijo George, varios asintieron, mirando sus manos, sabiendo que era eso a lo que se referían los gemelos.

Por qué están tan desesperados_ preguntó Flitwick.

Ya verán_ dijo Harry, recordando que Umbridge no tardó nada en empezar a repartir castigos.

Creo que es mejor seguir leyendo_ dijo Minerva dándoles una mirada sospechosa a sus alumnos.

Las velas que flotaban en el aire, sobre las mesas, iluminaban a los plateados fantasmas que había desperdigados por el comedor, así como los rostros de los alumnos, que hablaban con entusiasmo intercambiando noticias del verano, saludando a gritos a los amigos de otras casas y examinándose los recientes cortes de pelo y las nuevas túnicas.

Varios se sonrojaron ante eso.

El primer día siempre es un buen momento para presumir_ dijo Sproud negando con la cabeza.

A menos que tu madre te obligara a cortarte el pelo_ dijo Dean.

Nunca entienden lo que significa solo las puntas_ asintió Parvati, varios le dieron la razón con muecas como si recordaran algo desagradable.

Una vez más, Harry se fijó en que la gente inclinaba la cabeza para cuchichear entre sí cuando él pasaba a su lado; apretó los dientes e intentó hacer como que no lo había notado o que no le importaba. Luna se separó de ellos al llegar a la mesa de Ravenclaw. En cuanto los demás llegaron a la de Gryffindor, a Ginny la llamaron unos compañeros de cuarto y fue a sentarse con ellos; Harry, Ron, Hermione y Neville encontraron cuatro asientos libres hacia la mitad de la mesa, entre Nick Casi Decapitado, el fantasma de la casa de Gryffindor, y Parvati Patil y Lavender Brown; éstas saludaron a Harry con tanta despreocupación y efusividad que el chico no tuvo ninguna duda de que habían dejado de hablar de él un segundo antes.

Así fue_ dijo Lavender sonrojada cuando todos las miraron.

Pero eran cosas buenas_ dijo Parvati_ no nos gustaba como te trataban_ añadió, Lavender asintió.

Está bien, chicas_ dijo Harry sonriéndoles_ tendré que creerles_ añadió.

Si mintieran tal vez te habrían ignorado_ dijo Astoria.

Pero Harry tenía cosas más importantes en que pensar: miraba por encima de las cabezas de los alumnos hacia la mesa de los profesores, que discurría a lo largo de la pared del fondo del comedor. —Ahí tampoco está. Ron y Hermione recorrieron también la mesa con la mirada, aunque en realidad no hacía falta: por su estatura, Hagrid destacaba enseguida en cualquier lugar. —No puede haberse marchado —comentó Ron, que parecía un tanto angustiado. —Claro que no —dijo Harry firmemente. —No le habrá… pasado nada, ¿verdad? —sugirió Hermione con inquietud. —No —respondió Harry de inmediato. —Pero ¿entonces dónde está? Se produjo una pausa, y luego Harry dijo en voz baja para que no lo oyeran Neville, Parvati y Lavender:

Neville lo miró ofendido y Lavender y Parvati hicieron pucheros.

Sabes que no podíamos contarte todo Neville_ dijo Ron_ y perdón chicas, pero ustedes no son conocidas por su discreción_ todos los leones asintieron.

Podemos ser discretas_ dijeron Lavender y Parvati.

Nos ha quedado claro este año_ dijo Dean tranquilizador, ellas le sonrieron.

—A lo mejor todavía no ha vuelto. Ya sabéis…, de su misión, de eso que ha estado haciendo este verano para Dumbledore. —Sí… Sí, debe de ser eso —coincidió Ron, más tranquilo; pero Hermione se mordió el labio inferior y siguió recorriendo la mesa de los profesores con la mirada, como si allí fuera a encontrar alguna explicación convincente a la ausencia de Hagrid. —¿Quién es ésa? —preguntó de pronto, señalando hacia la mitad de la mesa. Harry miró hacia donde indicaba su amiga. Primero se detuvo en la figura del profesor Dumbledore, que estaba sentado en el centro en su silla de oro de alto respaldo, con una túnica de color morado oscuro salpicada de estrellas plateadas y un sombrero a juego.

Que elegante director_ aprobó Sirius.

Se hace lo que se puede_ dijo Albus sonriendo_ iba a dar mi primer discurso del año, pero no me dejaron terminar_ añadió sonando molesto.

Qué pasó_ preguntó Remus al ver que varios arrugaban la nariz, pero nadie contestó.

Dumbledore tenía la cabeza inclinada hacia la mujer que estaba sentada a su lado, que le decía algo al oído. Harry pensó que esa mujer parecía una tía solterona: era rechoncha y bajita, y tenía el cabello pardusco, corto y rizado.

Inmediatamente todos voltearon a ver a Umbridge, que se sonrojó y le dio una mirada furiosa a Harry.

Claro que es solterona_ murmuró Ginny para que solo los leones escucharan_ quién querría salir con un sapo_ todos asintieron reprimiendo sus risas.

Se había puesto una espantosa diadema de color rosa que hacía juego con la esponjosa chaqueta de punto del mismo tono que llevaba sobre la túnica. Entonces la mujer giró un poco la cabeza para beber un sorbo de su copa, y Harry vio, con gran sorpresa, un pálido rostro que recordaba al de un sapo y dos ojos saltones y con bolsas.

Eso provocó que todos estallaran en carcajadas, mientras Umbridge se indignaba.

Cada vez amo más a este chico_ dijo Sirius sin molestarse en ocultar su diversión.

Hay que decir las cosas como son_ dijo Harry encogiéndose de hombros, aumentando las risas de todos, mientras Umbridge le daba una mirada que prometía venganza.

—¡Es Umbridge! —

Solo eso genero un montón de quejidos alrededor del comedor.

¿Quién?

Preferiría no saber_ dijo Lee dramáticamente, todos asintieron.

Dumbledore, diles algo a tus alumnos_ espetó Umbridge, harta.

Siga leyendo señorita Davis_ le dijo Albus a Tracy, ignorando la mirada de Umbridge que dejaba claro que eso no es a lo que se refería.

—¡Estaba en la vista! ¡Trabaja para Fudge! —Bonita chaqueta —comentó Ron con una sonrisa irónica. —¡Trabaja para Fudge! —repitió Hermione frunciendo el entrecejo—. Entonces ¿qué demonios hace aquí? —

Qué vocabulario, prefecta_ dijo Dennis.

La situación lo ameritaba_ dijo Hermione, recibiendo muchas sonrisas y asentimientos.

No lo sé… Hermione volvió a recorrer la mesa de los profesores con los ojos entornados. —No —murmuró—, no, seguro que no…

Sabía que no podía significar nada bueno_ dijo Hermione cuando la miraron_ creo que se lo dije a Harry después_ añadió intentando recordar.

Harry no entendió a qué se refería, pero no se lo preguntó, pues en ese instante acaparaba su atención la profesora Grubbly-Plank, que acababa de aparecer detrás de la mesa de los profesores; fue hasta el extremo de la mesa y se sentó en el lugar que debería haber ocupado Hagrid. Eso significaba que los de primer año ya habían cruzado el lago y habían llegado al castillo; y en efecto, unos segundos más tarde se abrieron las puertas del Gran Comedor. Por ellas entró una larga fila de alumnos de primero, con pinta de asustados, guiados por la profesora McGonagall, que llevaba en las manos un taburete sobre el que reposaba un viejo sombrero de mago, muy remendado y zurcido, con una ancha rasgadura cerca del raído borde.

Incluso el sombrero recibe mejor descripción que Umbridge_ murmuró Tonks, haciendo que Remus tuviera que ahogar una carcajada.

El sombrero es más agradable_ dijo Remus, Tonks asintió.

Los murmullos que llenaban el Gran Comedor fueron apagándose. Los de primer año se pusieron en fila delante de la mesa de los profesores, de cara al resto de los alumnos, y la profesora McGonagall dejó con cuidado el taburete delante de ellos y luego se apartó. Los rostros de los de primero relucían débilmente a la luz de las velas. Había un muchacho hacia la mitad de la fila que temblaba. Durante un momento Harry recordó lo aterrado que él estaba el día que tuvo que esperar allí de pie a que le tocara el turno de someterse al examen que decidiría a qué casa pertenecería.

Someterse_ preguntó Minerva levantado una ceja.

Es una buena forma de describirlo_ asintió Harry_ es aterrador cuando usted va a buscarnos_ varis asintieron.

Tal vez no debería ir la profesora_ dijo un primer año pensativo_ ella da miedo, Flitwick parece más amigable_ añadió, sonrojándose cuando vio que todos lo miraban, divertidos, mientras la profesora no sabía si reír u ofenderse.

El colegio entero permanecía expectante, conteniendo la respiración. Entonces la rasgadura que el sombrero tenía cerca del borde se abrió, como si fuera una boca, y el Sombrero Seleccionador se puso a cantar: Cuando Hogwarts comenzaba su andadura y yo no tenía ni una sola arruga, los fundadores del colegio creían que jamás se separarían.

Pues les resultó muy bien_ dijo Ernie con sarcasmo.

Slytherin era muy problemático_ dijeron los leones, encogiéndose de hombros cuando las serpientes los miraron mal.

Todos tenían el mismo objetivo, un solo deseo compartían: crear el mejor colegio mágico del mundo y transmitir su saber a sus alumnos.

Y así fue_ dijeron todos.

Dejemos en que es el mejor colegio de gran Bretaña_ dijo Fleur, haciendo un ademan sin importancia, Viktor asintió, ignorando las malas miradas que todos les mandaban.

«¡Juntos lo levantaremos y allí enseñaremos!», decidieron los cuatro amigos sin pensar que su unión pudiera fracasar. Porque ¿dónde podía encontrarse a dos amigos como Slytherin y Gryffindor?

En ese momento los Gryffindor y los Slytherin se miraron y se estremecieron.

Ahora se llevan bien_ les recordó el director divertido.

Veamos cuánto les dura_ dijo Severus.

Sólo otra pareja, Hufflepuff y Ravenclaw, a ellos podía compararse.

Los Hufflepuff y los Ravenclaw se miraron y sonrieron, nunca habían tenido grandes problemas.

¿Cómo fue que todo acabó mal? ¿Cómo pudieron arruinarse tan buenas amistades? Veréis, yo estaba allí y puedo contaros toda la triste y lamentable historia. Dijo Slytherin: «Sólo enseñaremos a aquellos que tengan pura ascendencia.» Dijo Ravenclaw: «Sólo enseñaremos a aquellos de probada inteligencia.» Dijo Gryffindor: «Sólo enseñaremos a aquellos que hayan logrado hazañas.» Dijo Hufflepuff: «Yo les enseñaré a todos, y trataré a todos por igual.»

Por eso ella era la mejor_ dijo Cedric, los tejones asintieron.

Vamos a seguir leyendo_ dijo Albus al ver que varios iban a refutar, mientras los profesores negaban con la cabeza, sabiendo que las peleas por qué casa era la mejor nunca acabarían.

Cada uno de los cuatro fundadores acogía en su casa a los que quería. Slytherin sólo aceptaba a los magos de sangre limpia y gran astucia,

Debió ser genial_ dijo Crabb con una mirada soñadora, varios asintieron, haciendo que los demás rodaran los ojos.

como él, mientras que Ravenclaw sólo enseñaba a los de mente muy despierta.

Imagínense todo lo que podríamos aprender con ella_ dijo Luna, las águilas asintieron.

Los más valientes y audaces tenían como maestro al temerario Gryffindor.

Sus clases debieron ser épicas_ dijo Seamus.

Probablemente fuera la casa donde había más heridos_ dijo Draco, los leones lo miraron mal, pero no refutaron.

La buena de Hufflepuff se quedó con el resto

Tampoco hay que decirlo así_ dijo Tonks ofendida, varios tejones asintieron.

y todo su saber les transmitía. De este modo las casas y sus fundadores mantuvieron su firme y sincera amistad. Y Hogwarts funcionó en armonía durante largos años de felicidad, hasta que surgió entre nosotros la discordia, que de nuestros miedos y errores se nutría. Las casas que, como cuatro pilares, habían sostenido nuestra escuela se pelearon entre ellas y, divididas, todas querían dominar. Entonces parecía que el colegio mucho no podría aguantar, pues siempre había duelos y peleas entre amigos. Hasta que por fin una mañana el viejo Slytherin partió, y aunque las peleas cesaron, el colegio muy triste se quedó. Y nunca desde que los cuatro fundadores quedaron reducidos a tres volvieron a estar unidas las casas como pensaban estarlo siempre.

Eso es bastante triste_ dijo Albus apenado_ las casas podrían estar más unidas.

Estamos unidas_ dijo Hanna_ este año más que nunca.

Al menos la mayoría de tres casas están_ dijo Harry_ solo falta que se una Slytherin.

A qué_ preguntó Blaise.

Supongo que saldrá en el libro_ dijo Hermione, todo el ED asintió con una sonrisa.

Muy bien, entonces_ dijo el directo_ quiero saber más al respecto, así que sigamos leyendo_ varios asintieron.

Y todos los años el Sombrero Seleccionador se presenta, y todos sabéis para qué: yo os pongo a cada uno en una casa porque ésa es mi misión, pero este año iré más lejos, escuchad atentamente mi canción: aunque estoy condenado a separaros creo que con eso cometemos un error. Aunque debo cumplir mi deber y cada año tengo que dividiros, sigo pensando que así no lograremos eliminar el miedo que tenemos. Yo conozco los peligros, leo las señales, las lecciones que la historia nos enseña, y os digo que nuestro Hogwarts está amenazado por malignas fuerzas externas, y que si unidos no permanecemos por dentro nos desmoronaremos. Ya os lo he dicho, ya estáis prevenidos. Que comience la Selección.

El sombrero entiende lo que está pasando_ preguntó Sirius.

Él sabe más de lo que pensaríamos_ dijo Albus_ y dio un buen consejo.

Lo sabemos_ dijeron todos.

Espero que si_ dijo Albus_ si no se unen el enemigo nos derrotara.

Nos esforzaremos director_ dijeron los alumnos, sabiendo que nunca se acabarían los problemas, iban a dejarlos a un lado para ir contra un enemigo más grande.

El sombrero se quedó quieto y su discurso fue recibido con un fuerte aplauso,

Se lo merecía_ dijo Collin, todos asintieron.

aunque por primera vez, según recordaba Harry, se escucharon al mismo tiempo murmullos y susurros. Por todo el Gran Comedor los alumnos intercambiaban comentarios con sus vecinos, y Harry, mientras aplaudía como los demás, sabía con exactitud de qué hablaban. —Este año se ha ido un poco por las ramas, ¿no? —comentó Ron arqueando las cejas. —Pero tiene mucha razón —repuso Harry.

La tiene_ asintió Theo con un suspiro, preguntándose que es eso que había unido a las demás casas y Slytherin no estaba incluido.

El Sombrero Seleccionador solía limitarse a describir las diferentes cualidades que buscaba cada una de las casas de Hogwarts y su forma de seleccionar a los alumnos. Harry no recordaba que el Sombrero Seleccionador hubiera dado consejos al colegio. —Me pregunto si habrá hecho advertencias como ésta alguna otra vez —dijo Hermione con ansiedad. —Sí, ya lo creo —afirmó Nick Casi Decapitado

Cuando_ preguntaron todos.

El colegio ha visto muchas crisis a lo largo de los años_ dijo Albus_ pero siempre ha sabido salir adelante y esta vez no será la excepción_ añadió con seguridad.

dándoselas de entendido e inclinándose hacia ella a través de Neville (quien hizo una mueca, pues era muy desagradable tener a un fantasma atravesando tu cuerpo)—.

Es horrible_ asintió Demelza, mientras Neville hacia una mueca.

Los fantasmas deberían respetar el espacio personal_ dijo Tracy, todos asintieron.

El sombrero se cree obligado a prevenir al colegio siempre que… Pero la profesora McGonagall,

Minnie_ se quejaron los merodeadores, recibiendo una mala mirada de la profesora.

que esperaba para empezar a leer la lista de alumnos de primer año, miraba a los ruidosos muchachos con aquellos ojos que abrasaban. Nick Casi Decapitado se llevó un transparente dedo a los labios y se sentó remilgadamente tieso, y los murmullos cesaron de inmediato.

Ese es el efecto que causa Minnie_ dijo Sirius.

En todos menos en ustedes_ dijo Minerva_ James habría aprovechado ese momento para proclamar su amor por Lily_ añadió con una sonrisa suave.

De verdad_ preguntó Harry, los merodeadores asintieron, sacándole una enorme sonrisa.

La profesora McGonagall, tras recorrer por última vez las cuatro mesas con el entrecejo fruncido, bajó la vista hacia el largo trozo de pergamino que tenía entre las manos y pronunció el primer nombre: —Abercrombie, Euan.

El chico dio un respigo al oír su nombre tan de repente.

Parece que tendrás tu momento_ le dijo Cormac a su compañero león, que miró a Harry con recelo.

El muchacho muerto de miedo en el que Harry se había fijado antes se adelantó dando trompicones y se puso el sombrero en la cabeza; sus grandes orejas impidieron que éste se le cayera hasta los hombros.

Harry le dio una sonrisa inocente al sonrojado chico que le dio una mala mirada mientras los demás reían.

No está tan mal_ dijo Dennis, sonriéndole al chico.

El sombrero caviló unos instantes, y luego la rasgadura que tenía cerca del borde volvió a abrirse y gritó: —¡Gryffindor! Harry aplaudió con el resto de los de su casa mientras Euan Abercrombie iba tambaleándose hasta su mesa y se sentaba; parecía que estaba deseando que se lo tragara la tierra para que nadie volviera a mirarlo jamás.

Ahora desearía eso_ dijo Euan_ no era necesario que notaras todos mis movimientos.

No puede evitarlo_ dijo Katie con dulzura, varios asintieron, ganándose una mirada ofendida de Harry.

Poco a poco, la larga fila de alumnos de primero fue disminuyendo. En las pausas que había entre la lectura de los nombres y la decisión del Sombrero Seleccionador, Harry oía cómo a Ron le sonaban las tripas.

Harry_ se quejó Ron cuando todos sus amigos rieron.

Lo siento_ dijo Harry muy poco sinceramente.

Finalmente seleccionaron a «Zeller, Rose» para Hufflepuff,

Los tejones aplaudieron mie tras la chica suspiraba aliviada, de ser mencionada de pasada y no descrita.

y la profesora McGonagall recogió el sombrero y el taburete y se los llevó mientras el profesor Dumbledore se ponía en pie. Pese a los amargos sentimientos que Harry había experimentado últimamente hacia su director, en ese momento lo tranquilizó ver a Dumbledore de pie ante los alumnos.

Es bueno escucharlo, muchacho_ dijo Albus con un suspiro.

A pesar de todo, es reconfortante que usted esté aquí_ dijo Harry, sinceramente, todos asintieron muy rápido.

Entre la ausencia de Hagrid y la presencia de los caballos con pinta de dragón, tenía la sensación de que su regreso a Hogwarts, tan esperado, estaba lleno de inesperadas sorpresas, como notas discordantes en una canción conocida. Sin embargo, la ceremonia era, al menos en aquel instante, como se suponía que debía ser: el director del colegio se levantaba para saludarlos a todos antes del banquete de bienvenida. —A los nuevos —dijo Dumbledore con voz sonora, los brazos abiertos y extendidos y una radiante sonrisa en los labios— os digo: ¡bienvenidos!

Pues yo no me sentí tan bienvenido_ murmuró un primer año, nacido de muggles, varios de su año asintieron.

El colegio suele ser un buen lugar_ dijo Terry_ ustedes mismos han podido comprobarlo con los libros.

Seguramente al final de la lectura vuelve a hacerlo_ dijo Anthony, varios asintieron, sonriéndoles, debía ser horrible que, en tu primer año, tuvieras a Umbridge como profesora.

Y a los que no sois nuevos os repito: ¡bienvenidos otra vez! En toda reunión hay un momento adecuado para los discursos, y como éste no lo es, ¡al ataque!

Es el mejor discurso que he escuchado_ dijo Bill, varios asintieron, mientras el director sonreía.

Las palabras de Dumbledore fueron recibidas con risas y aplausos, y el director se sentó con sumo cuidado y se echó la larga barba sobre un hombro para que no se le metiera en el plato,

Debí suponer que notaste eso_ dijo Albus, negando con la cabeza, mientras los demás sonreía con diversión.

pues la comida había aparecido por arte de magia, y las cinco largas mesas estaban llenas a rebosar de trozos de carne asada, pasteles y bandejas de verduras, pan, salsas y jarras de zumo de calabaza. —Excelente —dijo Ron con un gemido de placer;

creo que ya todos saben que estaba hambriento_ dijo Ron sonrojado_ no es necesario que lo recalques tanto.

Estoy seguro que es la última vez_ dijo Harry.

luego agarró la bandeja de chuletas que tenía más cerca y empezó a amontonarlas en su plato bajo la nostálgica mirada de Nick Casi Decapitado. —¿Qué decía usted antes de que se iniciara la Ceremonia de Selección? —le preguntó Hermione al fantasma—. Eso de que el sombrero podía lanzar advertencias. —¡Ah, sí! —contestó Nick, contento de tener un motivo para apartar la mirada del plato de Ron, quien estaba comiendo patatas asadas con un entusiasmo casi indecente—.

Pobre sir Nick_ dijeron varios mientras otros se reían de la forma en que Harry describía a Ron que muy sonrojado miraba mal a Harry.

Con el trabajo de Prefecto no había podido comer bien en el viaje_ explicó Ron.

Y el chocolate que le robaste a Harry_ preguntó Astoria, aumentando el sonrojo de Ron, que miró mal a su novia.

Sí, he oído al sombrero lanzar advertencias otras veces, siempre que ha detectado momentos de grave peligro para el colegio. Y, por supuesto, el consejo siempre ha sido el mismo: permaneced unidos, fortaleceos por dentro. —¿Cóbo va a fabeb um fombebo fi el cobefio ftá em belifro? —preguntó Ron.

Qué_ preguntaron todos.

Ya sale_ dijo Ron cada vez más rojo.

Tenía la boca tan llena que Harry creyó que era todo un logro que hubiera conseguido articular algún sonido.

Tienes que aprensar a tragar antes de hablar_ dijo Molly negando con la cabeza, Ron se encogió de hombros, pero tomó nota de eso al ver que Astoria asentía.

—¿Cómo decís? —preguntó con mucha educación Nick Casi Decapitado mientras Hermione hacía una mueca de asco. Ron tragó como pudo y repitió: —¿Cómo va a saber un sombrero si el colegio está en peligro? —No tengo ni idea —respondió el fantasma—. Bueno, vive en el despacho de Dumbledore, así que supongo que allí se entera de cosas. —¿Y pretende que todas las casas sean amigas? —inquirió Harry echando un vistazo a la mesa de Slytherin, donde estaba Draco Malfoy rodeado de admiradores —. Pues lo tiene claro_.

Pienso lo mismo_ dijeron varios.

Pues espero que ya no tengan problema en tratar con Slytherins_ dijo Tracy.

Parece que no todos son tan malos_ dijo Susan_ pero solo el tiempo lo dirá_ añadió dándole una sonrisa burlona, Tracy, la fulminó con la mirada antes de ocultar una sonrisa con el libro.

—Mirad, no deberíais adoptar esa actitud —les aconsejó Nick en tono reprobatorio—. Cooperación pacífica, ésa es la clave.

Díganselo a ellos_ dijeron los Gryffindor y los Slytherin antes de mirarse mal.

Nosotros, los fantasmas, pese a pertenecer a diferentes casas, mantenemos vínculos de amistad. Aunque haya competitividad entre Gryffindor y Slytherin, a mí ni se me ocurriría provocar una discusión con el Barón Sanguinario. —Ya, pero eso es porque le tiene usted miedo —aseguró Ron.

Sir Nick no le tiene miedo a nada_ dijo Neville cuando las serpientes sonrieron, todos los leones asintieron.

Creo que se debe a que los alumnos nos vamos, pero los fantasmas se quedan_ dijo Cedric_ debe ser muy solitario_ muchos asintieron.

Nick Casi Decapitado se ofendió mucho. —¿Miedo? ¡Creo poder afirmar que yo, sir Nicholas de Mimsy-Porpington, nunca jamás he pecado de cobarde!

Claro que no_ asintió Seamus.

Ya entendí_ dijo Ron_ solo no sabía que lo haría querer juntarse con Slytherins_ añadió, antes de sonreír apenado cuando su novia se aclaró la garganta.

La noble sangre que corre por mis venas… —¿Qué sangre? —lo interrumpió Ron—. Pero si usted ya no tiene…

Ron_ exclamó Arthur_ esas cosas no se dicen.

Lo siento_ dijo Ron, frotándose la nuca con timidez al ver que varios lo miraron.

—¡Es una forma de hablar! —exclamó Nick Casi Decapitado, tan enojado que empezó a temblarle aparatosamente la cabeza sobre el cuello medio rebanado—. ¡Espero tener todavía libertad para utilizar las palabras que se me antojen, dado que los placeres de la comida y de la bebida me han sido negados!

Puede hablar como quiera_ estuvo de acuerdo, Cormac.

Era una pregunta valida_ se defendió Ron.

Pero ¡ya estoy acostumbrado a que los alumnos se rían de mi muerte, os lo aseguro! —¡Ron no se estaba riendo de usted, Nick! —terció Hermione fulminando a su amigo con la mirada. Por desgracia, éste volvía a tener la boca a punto de explotar, y lo único que consiguió decir fue: «Nunfa me gío fon ga boga gena»,

En serio Ron_ preguntó Ginny_ no se te ocurrió nada mejor que "nunca me rio con la boca llena".

Así sabría que no me estaba riendo_ dijo Ron tan rojo que parecía tener insolación.

algo que Nick no consideró una disculpa adecuada.

Nadie lo haría_ dijo Viktor, varios le dieron la razón.

Se elevó, se colocó bien el sombrero con plumas y se fue hacia el otro extremo de la mesa, donde se sentó entre los hermanos Creevey, Colin y Dennis. —Felicidades, Ron —le soltó Hermione. —¿Qué pasa? —protestó él, indignado; al fin había conseguido tragar la comida que tenía en la boca—. ¿No puedo hacer una sencilla pregunta?

No de ese tipo_ dijo Adrián luciendo muy divertido.

Tienes que tener más cuidado con lo que dices_ dijo Augusta.

Suerte con eso_ dijeron todos lo que conocían a Ron.

—Olvídalo —dijo Hermione con fastidio, y ambos estuvieron el resto de la cena callados y enfurruñados.

Ya era hora_ dijeron varios, sonrojando a Ron y Hermione.

Harry estaba tan acostumbrado a sus discusiones que no se molestó en intentar reconciliarlos;

Es mejor ignorarlos hasta que se les pase_ asintió Oliver.

le pareció que empleaba mucho mejor su tiempo comiéndose el pastel de filete y riñones, y luego una gran ración de su tarta de melaza favorita. Cuando todos los alumnos terminaron de comer y el nivel de ruido del Gran Comedor empezó a subir de nuevo, Dumbledore se puso una vez más en pie. Las conversaciones se interrumpieron al instante y todos giraron la cabeza para mirar al director. En ese momento Harry estaba maravillosamente amodorrado. Su cama de cuatro columnas lo esperaba arriba, blanda y calentita… —Bueno, ahora que estamos digiriendo otro magnífico banquete, os pido un instante de atención para los habituales avisos de principio de curso —anunció Dumbledore—. Los de primer año deben saber que los alumnos tienen prohibido entrar en los bosques de los terrenos del castillo, y algunos de nuestros antiguos alumnos también deberían recordarlo. —Harry, Ron y Hermione se miraron y rieron por lo bajo—.

Creo que captaron la indirecta_ dijo Albus con ojos brillantes mirando al trio, que se sonrojó.

Muy indirecta no era_ dijo Harry.

Solo faltaba decir nuestros nombres_ asintió Hermione.

Yo pensé que se refería a los gemelos_ dijo Alicia.

Nosotros no vamos al bosque_ dijeron los gemelos indignados.

Claro que no_ dijo Percy con sarcasmo.

El señor Filch, el conserje, me ha pedido, y según dice ya van cuatrocientas sesenta y dos veces,

Pero quién las cuenta, verdad_ preguntó Lee negando con la cabeza, todos asintieron entre risas.

que os recuerde a todos que no está permitido hacer magia en los pasillos entre clase y clase, así como unas cuantas cosas más que podéis revisar en la larga lista que hay colgada en la puerta de su despacho. »Este año hay dos cambios en el profesorado. Estamos muy contentos de dar la bienvenida a la profesora Grubbly-Plank, que se encargará de las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas; también nos complace enormemente presentaros a la profesora Umbridge, la nueva responsable de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Esperemos que den algunas de tus clases, Dolores_ dijo Amelia con una sonrisa_ después de todo, pareces tener una idea clara de como debe llevarse esa asignatura.

Así es_ dijo Umbridge mientras los alumnos rogaban que salieran, los aurores no iban a estar nada contentos.

Hubo un educado, pero no muy entusiasta aplauso, durante el cual Harry, Ron y Hermione se miraron un tanto angustiados; Dumbledore no había especificado durante cuánto tiempo iba a dar clase la profesora Grubbly-Plank. Después el director siguió diciendo: —Las pruebas para los equipos de quidditch de cada casa tendrán lugar en… Se interrumpió e interrogó con la mirada a la profesora Umbridge. Como no era mucho más alta de pie que sentada, se produjo un momento de confusión ya que nadie entendía por qué Dumbledore había dejado de hablar;

Eso provocó algunas risas y varios asentimientos.

Era necesario interrumpir al director_ preguntó Marcus_ podría decir lo que quiera después.

Es obvio que lo que buscaba era demostrar que era más importante que el propio directo_ murmuró Remus.

Pero no lo es o si_ preguntó Sirius a Amelia, que negó, pero no parecía convencida.

pero entonces la profesora Umbridge se aclaró la garganta, «Ejem, ejem», y los alumnos se dieron cuenta de que se había levantado y de que pretendía pronunciar un discurso. Dumbledore sólo vaciló unos segundos; luego se sentó con elegancia y miró con interés a la profesora Umbridge,

debiste decirle que te dejara terminar con tu discurso_ dijo Andrómeda_ eso le enseñaría a ser más cortes.

Yo tenía que dirigirme a los alumnos_ dijo Umbridge mirándola indignada.

Ojalá no lo hubiera hecho_ dijeron ellos, el discurso había sido aburridísimo.

como si lo que más deseara fuera oírla hablar. Otros miembros del profesorado no fueron tan hábiles disimulando su sorpresa. Las cejas de la profesora Sprout habían subido hasta la raíz de su airosa melena, y la profesora McGonagall tenía la boca más delgada que nunca.

Ambas profesoras se encogieron de hombros sin disculparse cuando Umbridge las miró ofendida.

Ve lo que he tenido que soportar_ le preguntó Umbridge al ministro, que le dio una mirada tranquilizadora.

Era la primera vez que un profesor nuevo interrumpía a Dumbledore. Muchos alumnos sonrieron; era evidente que aquella mujer no tenía ni idea de cómo funcionaban las cosas en Hogwarts.

No lo necesita_ dijo Fred.

Simplemente ha adaptado las cosas a su conveniencia_ asintió George.

Cállense_ espetó Umbridge, pero ellos ni la miraron.

—Gracias, señor director —empezó la profesora Umbridge con una sonrisa tonta —, por esas amables palabras de bienvenida. Tenía una voz muy chillona y entrecortada, de niña pequeña, y una vez más Harry sintió hacia ella una aversión que no podía explicarse;

Es por qué tienes buenos instintos_ dijo Alicia.

Ahora lo sé_ asintió Harry.

Estoy empezando a preocuparme_ dijo Kingsley, para que solo los que estaban cerca escucharon.

lo único que sabía era que todo en ella le resultaba repugnante, desde su estúpida voz hasta su esponjosa chaqueta de punto de color rosa. La profesora Umbridge volvió a carraspear («Ejem, ejem»)

era necesario, volver a aclararse la garganta_ preguntó Narcissa_ todos la escuchaban.

Ese carraspeo se escuchó mucho_ dijo Adrián_ es muy irritante_ todos asintieron.

y continuó su discurso. —¡Bueno, en primer lugar, quiero decir que me alegro de haber vuelto a Hogwarts! —Sonrió, enseñando unos dientes muy puntiagudos—. ¡Y de ver tantas caritas felices que me miran! Harry echó un vistazo a su alrededor. Ninguna de las caras que vio tenía el aspecto de sentirse feliz. Más bien al contrario, todas parecían muy sorprendidas de que se dirigieran a ellas como si tuvieran cinco años.

Eso la hacia feliz_ dijo Lee_ saber que ninguno de nosotros estaba feliz.

No puede ser tan mala_ dijo Marcus, lentamente_ es insoportable, pero...

Es peor de lo que puedas imaginarte_ dijo Lee, los leones asintieron.

Solo escucha_ dijo Katie.

Me están asustando, chicos_ dijo Charlie, todos se encogieron de hombros y señalaron el libro.

—¡Estoy impaciente por conoceros a todos y estoy segura de que seremos muy buenos amigos! Al oír aquello, los alumnos se miraron unos a otros; algunos ya no podían contener una sonrisa burlona.

Lo mismo pasaba en la sala.

Si así es con sus amigos, no quero saber lo que les hace a sus enemigos_ dijo Michael, varios asintieron.

Hay algo que nos quieran contar_ preguntó Amelia, todos negaron, bajo la atenta mirada de Umbridge.

—Estoy dispuesta a ser amiga suya mientras no tenga que ponerme nunca esa chaqueta —le susurró Parvati a Lavender, y ambas rieron por lo bajo.

Parvati sonrió con orgullo cuando todos estallaron en carcajadas.

De verdad_ preguntó Dean, entre risas.

Me corrijo_ dijo Parvati_ ahora prefiero usar esa chaqueta que ser amiga suya_ informó, aumentando las risas de todos.

La profesora Umbridge se aclaró la garganta una vez más («Ejem, ejem»), pero cuando habló de nuevo su voz ya no sonaba tan entrecortada como antes. Sonaba mucho más seria, y ahora sus palabras tenían un tono monótono, como si se las hubiera aprendido de memoria. —El Ministerio de Magia siempre ha considerado de vital importancia la educación de los jóvenes magos y de las jóvenes brujas.

Si fuera así, nos darían otros libros_ gritó alguien que no identificaron.

Nos darían clases adecuadas_ dijo Otro, de pronto el gran comedor estalló en murmullos que contradecían las palabras de Umbridge.

Qué saben los niños, sobre la buena educación_ dijo Umbridge con dulzura_ ya verán_ aseguró, haciendo que los alumnos la miren preguntándose si realmente creía las tonterías que decía.

Los excepcionales dones con los que nacisteis podrían quedar reducidos a nada si no se cultivaran y desarrollaran mediante una cuidadosa instrucción. Las ancestrales habilidades de la comunidad mágica deben ser transmitidas de generación en generación para que no se pierdan para siempre. El tesoro escondido del saber mágico acumulado por nuestros antepasados debe ser conservado, reabastecido y pulido por aquellos que han sido llamados a la noble profesión de la docencia.

No está tan mal_ dijo Narcissa lentamente.

Hay algo que no me suena bien_ dijo Amelia.

Pareciera que hay un subtexto escondido_ dijo Moody.

Están viendo cosas donde no las hay_ dijo Umbridge rodando los ojos.

Al llegar a ese punto la profesora Umbridge hizo una pausa y saludó con una pequeña inclinación de cabeza al resto de los profesores, pero ninguno le devolvió el saludo. Las oscuras cejas de la profesora McGonagall se habían contraído hasta tal punto que parecía un halcón, y a Harry no se le escapó la mirada de complicidad que intercambió con la profesora Sprout,

El discurso no sonaba bien y apenas empezaba_ dijo Minerva sin disculparse por su actitud en el libro.

No sabía si quería escuchar el resto_ asintió Sproud_ y como pensaban los alumnos era obvio que ella no sabía cómo funcionaba la escuela.

Claro que sé cómo funciona_ dijo Umbridge esforzándose por mantener la voz dulce.

mientras Umbridge carraspeaba otra vez y seguía con su perorata. —Cada nuevo director o directora de Hogwarts ha aportado algo a la gran tarea de gobernar este histórico colegio, y así es como debe ser, pues si no hubiera progreso se llegaría al estancamiento y a la desintegración. Sin embargo, hay que poner freno al progreso por el progreso,

disculpa_ preguntó Amelia_ cómo funciona eso.

Ahora se explica, querida_ dijo Umbridge empezando a molestarse de que criticaran su discurso, en su mente era perfecto.

pues muchas veces nuestras probadas tradiciones no aceptan retoques. Un equilibrio, por lo tanto, entre lo viejo y lo nuevo, entre la permanencia y el cambio, entre la tradición y la innovación…

en apariencia suena bien_ dijo Moody_ pero no me está gustando nada lo que dice_ varios asintieron, intentando leer entre líneas.

Harry notó que su concentración disminuía, como si su cerebro se conectara y se desconectara.

Era imposible mantener la concentración ante tanta idiotez_ le dijo Alicia a Percy, que parecía preocupado con ese discurso, él había apoyado a Umbridge cuando llegó al colegio, pero ahora se le encogían las tripas al pensar en lo que estaba diciendo.

El silencio que siempre se apoderaba del Gran Comedor cuando hablaba Dumbledore estaba rompiéndose, pues los alumnos se acercaban unos a otros y juntaban las cabezas para cuchichear y reírse. En la mesa de Ravenclaw, Cho Chang charlaba la mar de animada con sus amigas. Unos cuantos asientos más allá, Luna Lovegood había sacado El Quisquilloso.

Sentía que con cada palabra mi inteligencia disminuía_ dijo Luna.

Completamente de acuerdo_ asintió Theo.

Como se atreven_ preguntó Umbridge.

Dolores, es solo un discurso_ dijo Amelia _ es en tu clase cuando mostraras lo importante de las cosas que estás diciendo_ Umbridge asintió con una sonrisa sin darse cuenta de lo preocupada que sonaba Amelia.

Mientras tanto, en la mesa de Hufflepuff, Ernie Macmillan era uno de los pocos que seguían mirando fijamente a la profesora Umbridge, pero tenía los ojos vidriosos y Harry estaba seguro de que sólo fingía escuchar en un intento de hacer honor a la nueva insignia de prefecto que relucía en su pecho.

Ernie se sonrojó cuando escuchó algunas risitas.

No era solo por eso_ dijo Ernie_ estaba tratando de entender lo que ella decía_ explicó.

La profesora Umbridge no pareció reparar en la inquietud de su público. Harry tenía la impresión de que, si se hubiera desatado una revuelta delante de sus narices, ella habría continuado, impasible, con su discurso. Los profesores, a pesar de todo, seguían escuchando con atención, y Hermione parecía pendiente de cada una de las palabras que pronunciaba, aunque, a juzgar por su expresión, no eran de su agrado.

Claro que no_ dijo Hermione.

Granger debía estar captando que no era un simple discurso_ dijo Kingsley con una mueca.

Lo hacia_ dijo Hermione_ las cosas cada vez parecían peor_ varios asintieron.

—… porque algunos cambios serán para mejor, y otros, con el tiempo, se demostrará que fueron errores de juicio. Entre tanto se conservarán algunas viejas costumbres, y estará bien que así se haga, mientras que otras, desfasadas y anticuadas, deberán ser abandonadas.

Para traer otras más anticuadas_ murmuró Justin_ como "la letra con sangre entra".

Es un dicho muggle_ le preguntó Ernie, Justin asintió.

Sigamos adelante, así pues, hacia una nueva era de apertura, eficacia y responsabilidad, decididos a conservar lo que haya que conservar, perfeccionar lo que haya que perfeccionar y recortar las prácticas que creamos que han de ser prohibidas.

Qué prácticas_ preguntó Amelia_ y quién decide que deben ser prohibidas_ inquirió.

Todo sale Amelia_ dijo Umbridge poniendo los ojos en blanco.

Y tras pronunciar esa última frase la mujer se sentó. Dumbledore aplaudió y los profesores lo imitaron, aunque Harry se fijó en que varios de ellos sólo juntaban las manos una o dos veces y luego paraban. Unos cuantos alumnos aplaudieron también, pero el final del discurso, del que en realidad sólo habían escuchado unas palabras, pilló desprevenidos a casi todos, y antes de que pudieran empezar a aplaudir como es debido, Dumbledore ya había dejado de hacerlo.

Pues parece que no nos perdimos de nada_ dijo Blaise, que no había escuchado nada del discurso en el banquete.

Malditos mocosos_ murmuró Umbridge, en el siguiente descanso hablaría con el ministro para que le diera su lugar en la escuela, ellos estaban abusando.

—Muchas gracias, profesora Umbridge, ha sido un discurso sumamente esclarecedor —dijo con una inclinación de cabeza—.

Lo fue_ dijeron varios profesores, sonando menos que felices.

Y ahora, como iba diciendo, las pruebas de quidditch se celebrarán… —Sí, sí que ha sido esclarecedor —comentó Hermione en voz baja. —No me irás a decir que te ha gustado —repuso Ron mirándola con ojos vidriosos—. Ha sido el discurso más aburrido que he oído jamás, y eso que he crecido con Percy.

Confirmo_ dijo George.

Hubiera preferido escuchar el discurso sobre los culos de los calderos durante horas_ dijo Fred, varios asintieron.

—He dicho que ha sido esclarecedor, no que me haya gustado —puntualizó Hermione—. Ha explicado muchas cosas. —¿Ah, sí? —dijo Harry con sorpresa—. A mí me ha parecido que tenía mucha paja. —Había cosas importantes escondidas entre la paja —replicó Hermione con gravedad. —¿En serio? —se extrañó Ron, que no comprendía nada. —Como, por ejemplo, «hay que poner freno al progreso por el progreso». O «recortar las prácticas que creamos que han de ser prohibidas». —¿Y eso qué significa? —preguntó Ron, impaciente. —Te voy a decir lo que significa —respondió Hermione con tono amenazador—. Significa que el Ministerio está inmiscuyéndose en Hogwarts.

Así es_ dijo Tonks.

Aun no sabes cuanto_ dijo Angelina, rechinando los dientes.

Qué quieres decir_ preguntó Oliver, al ver a su cazadora tan enojada.

Ya veras_ dijo Angelina_ y no vas a estar nada contento con algunas cosas que han pasado_ le informó, todo el equipo asintió, preocupándolo.

De pronto se produjo un gran estrépito a su alrededor; era evidente que Dumbledore los había despedido a todos, porque los alumnos se habían puesto en pie y se disponían a salir del Gran Comedor. Hermione se levantó muy atolondrada. —¡Ron, tenemos que enseñar a los de primero adónde deben ir! —¡Ah, sí! —exclamó Ron, que lo había olvidado—. ¡Eh, eh, vosotros! ¡Enanos! —

Ron_ gimió Molly mientras todos estallaban en carcajadas.

Eres un gran prefecto Ron_ dijo Percy entre risas.

Lo sé_ dijo Ron con arrogancia.

¡Ron! —Es que lo son, míralos… Son pequeñísimos. —

No somos tan pequeños_ dijeron los de primer año.

Si lo son_ respondieron todos.

¡Ya lo sé, pero no puedes llamarlos enanos! ¡Los de primer año! —llamó Hermione con tono autoritario a los nuevos alumnos de su mesa—.

Por eso preferimos a nuestra prefecta_ dijeron los de primero, sacándole la lengua a Ron, que lo miró indignado mientras Ron sonreía.

¡Por aquí, por favor! Un grupo de alumnos desfiló con timidez por el espacio que había entre la mesa de Gryffindor y la de Hufflepuff; todos ponían mucho empeño en no colocarse a la cabeza del grupo. Realmente parecían muy pequeños; Harry estaba seguro de que él no lo parecía tanto cuando llegó por primera vez a Hogwarts.

Harry se sonrojó cuando sus amigos lo miraron.

Tú eras mucho más pequeño, Harry_ dijo Ron.

No es cierto_ dijo Harry mirando mal a los que asentían de acuerdo con Ron.

Les sonrió, y un muchacho rubio que estaba junto a Euan Abercrombie se quedó petrificado, le dio un codazo y le susurró algo al oído. Euan puso la misma cara de susto y miró de reojo a Harry, quien notó que su sonrisa resbalaba por su cara como una mancha de jugo fétido. —Hasta luego —les dijo tristemente a Ron y a Hermione, y salió solo del Gran Comedor haciendo todo lo posible por ignorar los susurros, las miradas y los dedos que lo señalaban al pasar.

Eso pasara mucho_ preguntó Sirius.

No tanto_ dijo Harry con sarcasmo, sonrojando a varios.

Solo varias veces al día_ asintió Ron, haciendo un ademan sin importancia.

Mantuvo la mirada al frente mientras se abría paso entre la multitud que llenaba el vestíbulo, subió a toda prisa la escalera de mármol, tomó un par de atajos y no tardó en dejar atrás al resto de los alumnos. Qué estupidez no haber imaginado que ocurriría algo así, pensó, furioso, mientras recorría los pasillos de los pisos superiores, que estaban casi vacíos.

No te enojes contigo mismo_ dijo Daphne.

Debí haberlo imaginado_ dijo Harry, negando con la cabeza.

Pero no vale la pena enojarse_ dijo Daphne, besándolo antes de que pudiera replicar, sacándole una sonrisa.

Claro que todo el mundo lo miraba; dos meses antes había salido del laberinto del Torneo de los tres magos con el cadáver de un compañero en los brazos y asegurando haber visto cómo lord Voldemort volvía al poder. Al finalizar el curso anterior no había tenido tiempo para dar explicaciones antes de que todos volvieran a sus casas (en caso de que hubiera querido dar al colegio un informe detallado de los terribles sucesos ocurridos en el cementerio). Harry había llegado al final del pasillo que conducía a la sala común de Gryffindor y se había parado frente al retrato de la Señora Gorda cuando se dio cuenta de que no sabía la nueva contraseña. —Esto… —comenzó a decir con desánimo, mirando fijamente a la Señora Gorda, que se alisó los pliegues del vestido de raso de color rosa y le devolvió una severa mirada. —Si no me dices la contraseña, no entras —dijo con altanería. —¡Yo la sé, Harry! —exclamó alguien que llegaba jadeando; Harry se dio la vuelta y vio que Neville corría hacia él—. ¿Sabes qué es? Por una vez no se me va a olvidar… —afirmó agitando el raquítico cactus que le había enseñado en el tren—. ¡Mimbulus mimbletonia!

Bien Neville_ dijeron varios aplaudiendo, riéndose ante lo orgullosos que sonaba por no olvidarse la contraseña.

Ya era hora de que pusieran una contraseña que pudiera recordar_ dijo Neville, sonriendo, a pesar de su sonrojo.

Aunque conociéndote, puedes olvidarla_ dijo Augusta.

No me apoyes tanto_ dijo Neville, mirándola mal.

—Correcto —dijo la Señora Gorda, y su retrato se abrió hacia ellos, como si fuera una puerta, y en la pared dejó a la vista un agujero redondo por el que entraron Harry y Neville. La sala común de Gryffindor, una agradable habitación circular llena de destartaladas y blandas butacas y viejas y desvencijadas mesas, parecía más acogedora que nunca. Un fuego chisporroteaba alegremente en la chimenea y había varios alumnos calentándose las manos frente a él antes de subir a sus dormitorios; al otro lado de la estancia Fred y George Weasley estaban colgando algo en el tablón de anuncios.

Qué estaban colgando_ preguntó Bill.

Algo muy importante_ respondieron ellos.

Probablemente hablaban de sus nuevos productos_ dijo Charlie.

Harry les dijo adiós con la mano y fue directo hacia la puerta del dormitorio de los chicos; en ese momento no estaba de humor para charlar. Neville lo siguió. Dean Thomas y Seamus Finnigan ya habían llegado al dormitorio y habían empezado a cubrir las paredes que había junto a sus camas con pósters y fotografías. Cuando Harry abrió la puerta estaban hablando, pero se interrumpieron en cuanto lo vieron. El chico se preguntó si estarían hablando de él, y luego se preguntó también si tendría paranoias.

Yo creo que ambas_ dijo Viktor.

Si hablábamos de él_ confirmó Seamus, sin poder evitar una mueca.

Imagino que aquí pelearon_ dijo Lavender en voz baja, Seamus asintió.

—¡Hola! —los saludó, y después se dirigió hacia su baúl y lo abrió. —¡Hola, Harry! —respondió Dean, que estaba poniéndose un pijama con los colores del West Ham—. ¿Has pasado un buen verano? —No ha estado mal —masculló Harry, pues le habría llevado toda la noche hacer un verdadero relato de sus vacaciones, y no estaba preparado para afrontarlo—.

Si tu verano, no estuvo mal, que considerarías malo_ preguntó Susan.

No lo sé_ dijo Harry pensativo.

¿Y tú? —Sí, muy bueno —contestó Dean con una risita—. Mejor que el de Seamus, desde luego. Estaba contándomelo. —

Fue pésimo_ dijo Seamus_ ya se explica_ añadió cuando lo miraron interrogantes.

¿Por qué? ¿Qué ha pasado, Seamus? —preguntó Neville mientras colocaba con mucho cuidado su Mimbulus mimbletonia sobre su mesilla de noche. Seamus no contestó enseguida; estaba complicándose mucho la vida para asegurarse de que su póster del equipo de quidditch de los Kenmare Kestrels quedara completamente recto. Al fin contestó, aunque todavía estaba de espaldas a Harry. —Mi madre no quería que volviera. —¿Qué dices? —Harry, que se disponía a quitarse la túnica, se quedó parado. —No quería que volviera a Hogwarts.

Pero, por qué_ preguntó Remus.

Por las cosas que salían en el profeta_ explicó Seamus.

Adivinaré_ dijo Sirius_ creyeron en el profeta.

Así fue_ dijo Seamus con un suspiro.

Seamus se dio la vuelta y sacó el pijama de su baúl, pero sin mirar a Harry. —Pero ¿por qué? —preguntó éste, perplejo. Sabía que la madre de Seamus era bruja y por lo tanto no entendía por qué tenía una actitud más propia de los Dursley. Seamus no contestó hasta que hubo terminado de abotonarse el pijama. —Bueno —respondió con voz tranquila—, supongo que… por ti. —¿Qué quieres decir? —inquirió Harry rápidamente. El corazón le latía muy deprisa y tenía la extraña sensación de que algo se le caía encima. —Bueno —continuó Seamus, esquivando la mirada de su compañero—, es que… Esto… Bueno, no sólo por ti, sino también por Dumbledore… —¿Se ha creído lo que cuenta El Profeta? —se extrañó Harry—. ¿Cree que soy un mentiroso y que Dumbledore es un viejo chiflado? Seamus levantó la cabeza y miró a Harry. —Sí, más o menos.

Entonces estaba preocupada de que regresaras a la escuela con ellos_ preguntó Sirius.

Tu no le dijiste nada, Seamus_ preguntó Remus_ conoces a Harry.

Seamus también creyó_ explicó Harry.

No del todo_ dijo Seamus.

De que hablas_ preguntó Harry_ no recuerdas que ahí nos peleamos.

Recuerdo perfectamente_ dijo Seamus_ la pelea no fue toda mi culpa, yo restaba siendo muy cuidadoso sobre las cosas que te decía_ Harry frunció el ceño y le pidió a Tracy que leyera.

Harry no dijo nada. Tiró su varita encima de la mesilla de noche, se quitó la túnica, la metió de cualquier manera en el baúl y sacó el pijama. Estaba harto; harto de que todos se quedaran mirándolo y hablaran de él a sus espaldas. Si los demás lo supieran, si tuvieran una leve idea de lo que era ser siempre el centro de atención… La estúpida de la señora Finnigan no se enteraba de nada, pensó rabioso.

Mi madre leyó el diario principal del mundo mágico_ dijo Seamus sin enojarse, no planeaba volver a pelear con Harry_ si ves un diario del mundo muggle, dudarías que es cierto_ le preguntó.

Supongo que no_ murmuró Harry.

Se metió en la cama, pero cuando iba a correr las cortinas del dosel, Seamus dijo: —Oye…, ¿qué pasó aquella noche? La noche en que…, ya sabes, cuando…, lo de Cedric Diggory y todo eso… Seamus parecía nervioso y expectante al mismo tiempo. Dean, que estaba inclinado sobre su baúl intentando sacar una zapatilla, se quedó de pronto muy quieto y Harry comprendió que estaba escuchándolos. —¿Por qué me lo preguntas? —replicó Harry—. Sólo tienes que leer El Profeta como tu madre, ¿no? Así podrás enterarte de todo lo que quieras saber.

Te lo preguntó para conocer ambas versiones_ dijo Seamus_ lo único que sabíamos es lo que decía el profeta, si nos decías que pasó, podría tomar una decisión al respecto.

Es un tema delicado para mi_ dijo Harry_ odio cuando me lo preguntan.

Lo entiendo_ aseguró Seamus_ pero entiende que yo tampoco podía aceptar la cosas que dijiste, ella es mi madre.

Lo entiendo_ asintió Harry.

Sin embargo, hablare con ella muy seriamente_ añadió Seamus, Harry le sonrió.

—No te metas con mi madre —le espetó Seamus. —Me meto con cualquiera que me llame mentiroso —contestó Harry. —¡No me hables así! —Te hablo como me da la gana —estalló Harry; se estaba poniendo tan furioso que agarró la varita, que había dejado en la mesilla de noche—.

Oh Merlín_ dijeron varios.

Las cosas solo empeoraron después de eso_ dijo Harry.

No hemos hablado en todo el curso_ asintió Seamus.

Si tienes algún inconveniente en compartir dormitorio conmigo, ve y pídele a McGonagall que te cambie… Así tu madre no tendrá que preocuparse por ti… —¡Deja a mi madre en paz, Potter! —¿Qué pasa aquí? Ron acababa de entrar por la puerta. Con los ojos como platos, miró primero a Harry, que estaba arrodillado en la cama apuntando con la varita a Seamus, y luego a Seamus, que estaba de pie con los puños levantados. —¡Está metiéndose con mi madre! —gritó Seamus.

Era cierto_ se defendió Seamus_ yo no me enoje hasta que Harry la mencionó, ustedes mismos están escuchando_ añadió, tuvieron que admitir, que era cierto, realmente no podían opinar mucho sin haber estado presentes.

—¿Qué? —se extrañó Ron—. Harry nunca haría eso. Conocimos a tu madre y nos cayó muy bien… —¡Eso fue antes de que empezara a creer al pie de la letra todo lo que dice sobre mí ese asqueroso periódico! —exclamó Harry a grito pelado. —¡Oh! —dijo Ron, que empezaba a comprender—. Ya veo…

Ahora Ron se pondrá de lado de Harry_ dijo Astoria.

Por supuesto_ dijo Ron.

Era mejor que buscaran a alguien imparcial para mediar en esa situación_ dijo Ernie, varios asintieron.

—¿Sabes qué? —chilló Seamus acaloradamente, lanzando a Harry una mirada cargada de veneno—. Tiene razón, no quiero compartir dormitorio con él; está loco. —Eso está fuera de lugar, Seamus —aseguró Ron, cuyas orejas comenzaban a ponerse coloradas, lo cual siempre indicaba peligro.

No creo que seas el más adecuado para decir eso_ dijo Lavender_ no estuviste en toda la pelea.

Supongo que tienes razón_ dijo Ron_ pero tenía que apoyar a Harry.

Es entendible_ dijo Dean_ yo creía en Harry, pero no iba a cambiar el hecho que Seamus es mi mejor amigo_ Seamus le sonrió agradecido.

—¿Fuera de lugar, dices? —chilló Seamus, que a diferencia de Ron estaba poniéndose muy pálido—. Tú te crees todas las chorradas que cuenta sobre Quien-tú- sabes, ¿no? Te tragas todo lo que cuenta, ¿verdad?

Entonces si lo creías_ preguntó Remus.

En ese momento, ya ni sé_ dijo Seamus_ quería darle a Harry el beneficio de la duda, pero ya estaba demasiado enojado.

—¡Pues sí! —contestó Ron muy alterado. —Entonces tú también estás loco —afirmó Seamus con desprecio. —¿Ah, sí? ¡Pues mira, amigo, por desgracia para ti, además de estar loco soy prefecto! —dijo Ron señalándose la insignia con un dedo—. ¡Así que, si no quieres que te castigue, vigila lo que dices!

No es así como funciona, Ron_ dijo Bill_ si ibas a repartir castigos, debía ser para los dos, no actuar como amigo de uno y como prefecto del otro.

Ambos estaban exaltados, ambos decían cosas horribles al otro_ asintió Charlie_ por eso es mejor llamar a alguien imparcial, para que no cometas una injusticia.

Entiendo_ dijo Ron.

Durante unos instantes pareció que Seamus creía que un castigo era un precio razonable por decir lo que en aquellos momentos le pasaba por la cabeza; sin embargo, hizo un ruidito desdeñoso con la boca, se dio la vuelta, se metió en la cama de un brinco y cerró las cortinas con tanta violencia que se desengancharon y cayeron formando un polvoriento montón en el suelo.

Eso calmó un poco la tensión de la sala cuando todos se rieron sonrojando a Seamus.

Que ibas a decir_ preguntó Parvati.

Algo de lo que no habría podido retractarme_ dijo Seamus_ así que me alegra haber elegido callar_ añadió.

Ron miró desafiante a Seamus y luego miró a Dean y a Neville. —¿Hay alguien más cuyos padres tengan algún problema con Harry? —preguntó con agresividad. —Mis padres son muggles —dijo Dean encogiéndose de hombros—. No saben nada de ninguna muerte ocurrida en Hogwarts porque no soy tan idiota como para contárselo. —¡No sabes cómo es mi madre, es capaz de sonsacarle lo que sea a cualquiera! —le espetó Seamus—.

Te comprendo_ dijo Charlie_ la mía es igual.

Siempre consigue lo que quiere_ suspiraron los hermanos, Molly se sonrojó, pero sonrió orgullosa.

Además, tus padres no reciben El Profeta. No se han enterado de que a nuestro director lo han echado del Wizengamot y de la Confederación Internacional de Magos porque está perdiendo la cabeza…

Es cierto_ dijo Hanna_ de saber eso, te habrían preguntado qué estaba pasando.

Mis padres lo hicieron_ se escuchó por todo el comedor.

—Mi abuela dice que eso son tonterías —intervino Neville—. Afirma que el que está perdiendo los papeles es El Profeta, y no Dumbledore. Así que ha cancelado la suscripción. Nosotros creemos en Harry —concluyó con rotundidad. Luego se metió en la cama y se tapó con las sábanas hasta la barbilla. Miró a Seamus con cara de sabiondo y añadió—: Mi abuela siempre ha dicho que Quien-tú-sabes regresaría algún día, y asegura que si Dumbledore dice que ha vuelto, es que ha vuelto.

Siempre lo supo_ preguntó Adrián sorprendido.

Por supuesto_ dijo Augusta_ por algo los Lestrange, estaban tan interesados en que Frank y Alice, le dieran información_ explicó.

En ese momento Harry sintió una oleada de gratitud hacia Neville. Nadie más dijo nada, y Seamus cogió su varita mágica, reparó las cortinas de la cama y desapareció tras ellas. Dean también se acostó, se dio la vuelta y se quedó callado. Neville, que al parecer tampoco tenía nada más que añadir, miraba con cariño su cactus, débilmente iluminado por la luz de la luna. Harry se quedó tumbado mientras Ron iba de aquí para allá, alrededor de la cama de al lado, poniendo sus cosas en orden. A Harry le había afectado mucho la discusión con Seamus, que siempre le había caído muy bien. ¿Quién más iba a insinuar que mentía o que estaba trastornado?

Muchos_ suspiró Harry_ por suerte la mayoría no me lo decía.

Pero supongo que habrá muchas peleas como esta_ dijo Tonks, Harry se encogió de hombros.

¿Habría tenido que soportar Dumbledore algo parecido aquel verano, cuando primero lo echaron del Wizengamot y luego de la Confederación Internacional de Magos? ¿Acaso estaba enfadado con Harry y por eso llevaba meses sin hablar con él?

No era por eso, Harry_ aseguró Dumbledore_ nunca te culparía_ Harry asintió dándole una pequeña sonrisa.

A fin de cuentas, ambos estaban metidos en aquel lío; Dumbledore había creído a Harry, había defendido su versión de los hechos ante el colegio en pleno y luego ante la comunidad de los magos. Cualquiera que pensara que Harry era un mentiroso debía creer lo mismo de Dumbledore, o que lo habían engañado… «Al final se sabrá que tenemos razón»,

Exactamente_ dijo Albus_ ahora todos lo saben_ añadió, varios asintieron sonriendo ante eso.

pensó Harry, que se sentía muy desgraciado, mientras Ron se metía en la cama y apagaba la última vela que quedaba encendida en el dormitorio. Luego se preguntó cuántos ataques como el de Seamus debería soportar antes de que llegara ese momento.

Es el final del capítulo_ dijo Tracy cerrando el libro.

Creo que deberíamos tomarnos un descanso antes de la cena_ dijo el director.

No_ gritaron muchos, sobresaltándolo.

Vamos a seguir leyendo_ dijo Harry_ por favor, director pidió_ el director muy sorprendido por el arrebato, asintió.