Lizzy miraba pensativa por la ventana del carruaje que se alejaba de Longbourn mientras acariciaba el cabello de Isabella que dormía plácidamente con la cabeza en su falda.
Sus tíos observaban detenidamente los cambios de expresión del rostro de su querida sobrina, después de unos minutos en que ya habían pasado Meryton, la Sra. Gardiner le preguntó en que pensaba, "Lizzy, he notado que has estado muy callada desde ayer, y desde que salimos de Longbourn no has dicho palabra. ¿Estás bien? ¿Pasó algo ayer que quieras contarnos?"
Lizzy suspiró y contestó, "Entiendo perfectamente a Jane, no podría vivir en Longbourn. Lo único que escuché a la salida de la iglesia, y ayer en Meryton, cuando fui a la librería a saludar al añoso Sr. Johnson y a comprar unas cintas para Isabella, fueron los mismos chismes de siempre. Lo único que cambian son los nombres de los involucrados. Las mismas principales damas de Meryton regocijándose porque la hija de un vecino cayó en desgracia, o el esposo de una de ellas tiene un amante, o cosas por el estilo. No encajo en esta sociedad, me doy cuenta que no podría vivir el resto de mi vida como mi madre, como Lady Lucas o la Sra. Goldwin…"
El Sr. Gardiner la miraba con aprobación, mientras que la Sra. Gardiner con cariño le dijo, "Lizzy, es muy normal que quieras tener una vida diferente. Te confieso que yo estaría muy aburrida si llevara la vida que tienen cualquiera de ellas. Pero, tú ya sabes que no todos somos iguales. Tu tienes la oportunidad de forjar tu propio destino, y no depender de nadie. Muchos probablemente van a censurarte por ser una mujer independiente, otros van a admirarte por lo mismo, pero recuerda que lo único importante al final del día es que tu e Isabella sean felices. Tu tío y yo estamos muy orgullosos de ti, y siempre vamos a apoyarte."
Emocionada, Lizzy apretó la mano de su tía, miro con amor a las dos personas que para ella eran más importantes que sus padres y les prometió a ellos y a sí misma que iba a ser feliz y salir adelante.
Esa misma noche, durante la cena el Sr. Robert Thompson le contó a los Gardiner y a Lizzy las extrañas novedades que había tenido lugar dos días atrás. "Hace un par de días, estaba revisando los inventarios de un nuevo cargamento proveniente de India, cuando uno de los empleados me dijo que un caballero deseaba verme. Se pueden imaginar cuan grande fue mi sorpresa, cuando vi que la tarjeta era de Fitzwilliam Darcy."
"¡El Sr. Darcy! ¿Para qué quería verte?" Elizabeth exclamó muy sorprendida.
"Esa es precisamente lo que más me sorprendió. Quería invitarlos a cenar a su casa. En otras palabras, me dijo que se había encontrado casualmente con ustedes en Hyde Park, y que quería retomar la amistad."
"¿Retomar la amistad?" Lizzy preguntó incrédula.
"Esas fueron exactamente sus palabras, no las mías."
Los Gardiner que siete años atrás, tenían sus sospechas del gran interés del caballero por su sobrina, no se asombraron tanto ante la noticia. El Sr. Gardiner curioso comentó, "Lizzy, es cierto que no tenemos amistad con el Sr. Darcy, pero recordemos que fue muy amable con nosotros cuando visitamos Pemberley. Si tuvo la deferencia de invitarnos a cenar a su casa, por cortesía al menos deberíamos responderle."
"Lizzy, opino lo mismo que el tío Gardiner. Además, un conocido como el Sr. Darcy, podría ser muy beneficioso para el negocio de Robert." afirmó Jane mirando con cariño a su marido, ya que era muy consciente de los problemas que estaba teniendo la compañía a causa de los problemas con Napoleón y en América.
"Soy consciente de que al menos por cortesía debemos enviarle un mensaje al Sr. Darcy agradeciendo la invitación. Lo que dije y afirmo es que me resulta muy extraño que el Sr. Darcy quiera retomar una 'amistad' con personas que no somos de su mismo círculo social y que además hace más de siete años que no tiene contacto. Pero si renueva la invitación, no tengo inconveniente en que vayamos a cenar a su casa." Lizzy comentó un poco molesta por la situación, y sin entender del todo que es lo que quería el Sr. Darcy. Era imposible que después de todo el tiempo que había pasado él estuviera aún interesado en ella.
Al final después de discutir unos minutos más, acordaron que al día siguiente el Sr. Gardiner iba a enviar una nota muy breve a la casa del Sr. Darcy para agradecerle la invitación, y además avisarle que iban a estar en Londres por unas semanas.
Esa noche antes de acostarse, después de mucho tiempo, Elizabeth volvió a leer la carta que el Sr. Darcy le había escrito hacia tantos años. Nunca supo exactamente porque no la había quemado, quizás porque era un recuerdo de lo prejuiciosa e incluso ingenua que años atrás había sido, o quizás era un recuerdo de que un día un caballero había profesado amarla tanto. Lo cierto es que las hojas estaban amarillas y la tinta borrosa por el paso del tiempo, al igual que sus recuerdos del Sr. Darcy.
