Llorar por ti
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Akane golpeaba el maniquí con precisión, el sudor perlando su frente se acumulaba en gotas que se resbalaban por sus mejillas para encontrar su camino contra el suelo
¡Pah!
Pah, Pah, Pah, Pah…
El muñeco se estrelló contra la duela al mismo tiempo que se oían aplausos desde la puerta —Eso fue magnífico hija— la abuela de Akane entró por las puertas del Dojo con un kimono tradicional, del tipo más conservador —Has mejorado mucho Akane— felicitó una vez más acercándose
—Hola abuela, gracias por el cumplido— saludó la menor secándose la cara con una toalla para posteriormente besar el cachete arrugado de la mujer adulta —¿Qué te trae por aquí?-
—Soun quería verme. Dijo que tenía algo importante que decirnos
—¿Decirnos? ¿A las dos?— cuestionó desconcertada. Había pocos asuntos en los que Soun se reunió con ambas. Entre los cuales se hallaban la herencia del Dojo, la discusión sobre en qué academia de Artes marciales debía matricularse o…
Su compromiso
—Eso dijo— la mujer mayor se encogió de hombros simplemente. Karuta Tendo era la madre de Soun, era una mujer sumamente conservadora de las tradiciones sociales. Tenía toda la educación de una dama de casa que fue instruida a Akane después de que su madre falleciera
Karuta empezaba a sospechar de las intenciones de su hijo, conocía su temperamento y podía jurar que estaba ideando un plan para romper el compromiso de su hija, pero era ciertamente débil cuando se trataba de anular sus juramentos o promesas
Dado que el compromiso con el hijo ese hombre, Genma, era un asunto de juramento no se quería echar atrás. En su lugar prefería hacer que Ranma se retractase del asunto y en eso ella no podía estar más de acuerdo
Ya que la única excepción que se produjo para su inquebrantable muro de buenas costumbres, fue dejar a su nieta practicar Artes marciales
—Te espero en tu habitación— murmuró antes de salir de ahí
Akane suspiró cansada, no sabía porqué pero de pronto un zarcillo de miedo la atravesó. Del asistente de su padre supo cómo había convocado a Ranma hacía unos días. Es por eso que la visita de su abuela la tenia bastante sospechosa ¿Podía disolver el compromiso? Ranma no era un mal muchacho, al contrario era una persona bastante agradable. O al menos eso era hasta hacia algunos años, cuando decidió convertirse en un aprendiz en la empresa de música mas importante en Japón a los dieciséis, sin embargo la ultima vez que se reunieron fue hace mas o menos tres años atrás antes de su primera gira asiática
En cualquier caso, ella no deseaba casarse, por lo que temía un poco esa conversación.
Cada vez que se reunía con la banda era para tratar asuntos exclusivamente musicales. Ya sea para elegir una pista, una grabación o un spot, cualquier actividad que se relacionara con su carrera artística, por lo que fue realmente duro para él solicitar una reunión con su mánager y los otros tres miembros de M\R3
Estaba especialmente nervioso, a pesar de haber ensayado su discurso para soltar la bomba de su matrimonio. No es que la disquera desconociera su compromiso, en realidad sabían de antemano de su existencia. Pero el mánager había insistido en reclutarlo porque era el candidato perfecto para el nuevo proyecto de Top Hall Entertainment. Tal como se esperaba su apariencia y talento hicieron que las miradas se pasaran en su dirección
Aunque los cuatro integrantes de la banda eran sumamente populares, Ranma tenía la mayor cantidad de fanáticos individuales, además de que era el rostro de la agrupación para el público. Su postura siempre fue el centro en cualquier portada, sesión fotográfica o promocional por lo que sus apariciones eran indispensables. Este hecho lo entendía muy bien
Pero las casualidades no existían para él, por lo que la aparición de Tatewaki aquel día le colmó el vaso y derramó su paciencia. Nunca planeó casarse a mitad de su carrera, pero tampoco podía prescindir de la ayuda de Soun tan fácilmente, si quería rechazarlo debía tener un apoyo sustancial para poder enfrentarse sin sufrir pérdidas, ya que el hombre mayor podía solo parpadear para cerrarle todas las puertas
El sonido de los pasos lo devolvió a la realidad justo en el momento que abrían la puerta de la sala -Hermano- saludó el recién llegado, un joven de cabellera castaña y ojos chocolate entraba sosteniendo un vaso desechable que contenía café con seguridad —¿Todo bien?— Ryoga Hibiki, el tercer integrante más popular de la banda, era de la misma edad que Ranma e incluso habían sido compañeros de clase en la educación básica. Fue realmente sorpresivo encontrarse aquí y formar parte de la misma agrupación
—Mhh— respondió con un asentimiento aunque no con un tono demasiado convencido —¿Ya llegaron los demás?— consultó
—No tengo idea— respondió simple mientras se dejaba caer en la silla giratoria al otro lado de la mesa, luego le dio un corto sorbo a su bebida poniendo su celular en la mesa —Es increíble lo que puedes conseguir por tres mil yenes— murmuró contemplando el unicel entre sus manos
Al poco tiempo, la puerta nuevamente se abrió, dejando ver a dos figuras altas y de cabellera negra, mientras uno mantenía un corte alborotado, el otro tenía el pelo tan largo hasta la mitad de la espalda completamente lacio. Los recién llegados no eran otros que los compañeros de banda de Ranma. Ryu Kumon y Mousse
Mousse era la voz principal de la banda además del mayor de los cuatro e incluso su líder mientras Ryu era el baterista, posicionado como el segundo integrante mas popular dejando al de pelo largo al final del ranking. A pesar de que sus personalidades eran completamente opuestas ambos se llevaban bien —Buenas— Saludó el mayor yendo a sentarse a lado de Ryoga —¿Saben para qué es esta reunión de emergencia?
—Eso mismo quisiera preguntar— Desde la puerta una voz suave pero llena de aire varonil los alcanzó. La última persona que esperaban también había llegado
—Jerry— Corearon los cuatro mientras se levantaban y hacían una leve reverencia a forma de saludo. Jerry era nada más y nada menos que el representante de M\R3. Aunque superaba los treinta no se veía inferior en apariencia a los artistas veinteañeros, de hecho tenía un aire maduro que lo convertía en un partido particularmente atractivo
—Bueno chicos, el tiempo es oro, vamos al motivo de la reunión— exclamó una vez alcanzó su asiento al frente del escritorio —Ranma— Llamó dando a conocer al resto quién solicitó esta junta —¿Ranma?— Instó una vez más al verlo mudo
El azabache no sabía cómo abordar el tema con suavidad por lo que simplemente dejó caer la bomba ante sus compañeros y manager —Verán, recientemente estuve pensando y… Voy a hacer publico mi compromiso
Continuará…
