Lectores míos:

Lunes por la noche y en realidad debería subir este cap en unos días más, PERO ES QUE NECESITO COMPARTIRLO CON USTEDESSS, Sé que están sufriendo por todo esto de la separación y weno, este cap trae algunas sorpresas que aumentarán sus esperanzas.

Infinitas gracias por tantos tantos comentarios, realmente son lo que me ha motivado a escribir el capitulo 19 tan rápido jeje.

- kcar: Hey, me encanta que siempre seas el primer review ajajja, Este cap te dará esperanzas con respecto a sus destinos, lo prometo. Un abrazo!

- yancyarguetaf: Muchas gracias!, la verdad es que me lancé al mundo de la escritura sin saber absolutamente nada y aquí estamos, me encanta escribir y si eso logra divertir a personas en el resto del mundo, aún mejor. Esta clase de comentarios me alegran la vida! Un abrazo enorme.

- joiscar: AAAAY pero si mis caps son bastante largos sjdfn por lo general siempre mas de 5.000 palabras, a ratos pienso que pueden aburrirse a mitad de cap AJAJ. A tus ordenes aquí estoy, con la nueva actualización en apenas unos días. Espero te guste mucho!

- YokoGH: Se vienen grandiiiiisimas escenas de celos, asi dramáticas como lo son nuestros protagonistas y esta escritora jiji. Espero esta actualización te agrade, estamos leyendonos!

- BiitterCandy: Linda hermosa, siempre me acuerdo de ti cuando actualizo, la verdad ya te estaba echando de menitos. Parte de tus dudas se contestan en este cap, pero aún quedan varios caps y varios misterios por resolver muajaj. Espero leerte pronto! no desaparezcas :c un abrazo. Loviu

- Guest: Ayy que lindo que te gustó, créeme, todos queremos matar a Mila, incluso yo AJAJAJ. Gracias por invitarme a tu grupo boni, ahí estoy leyendo algunas de las historias que recomiendas. Un abrazo!

- JackelB Es que obvio que fanfic de Inuyasha sin Rin no tiene sentido y en este caso la verdad es que ella se las trae con todo, asi que atenta que será un personaje bastante importante para volver a unir a nuestros protas.

- Lizitag: LO SIENTOOOO :C Se vienen cositas aquí para que no sufras tanto, el próximo cap se viene con todo! para que me perdones jiji. Un abrazo y gracias por comentar!

- Soyungirasol25: QUEEE PERO QUEEEE ajajjaj, Me encanta que me leas desde Brazil, la magia del internet y poder compartir con gente a miles de kilómetros de distancia. Espero esta actualización te guste! ya eres una de mis lectoras recurrentes jiji.

El cap 20 está avanzado hasta la mitad, mañana trabajo asi que no podré escribir nuevamente en unos días, pero en teoría debería estar aquí para la próxima semana.

Los quiero mucho.

Un abrazo virtual!

Frani.


'

Capítulo 19.- Pequeños detalles por analizar.

(Perspectiva de Inuyasha)

*Flashback*

1 año atrás, Agosto 2019

Aquella enorme mansión seguía idéntica, pese a que no ponía un pie en ella desde hace casi un año. Como siempre la primera en recibirme fue mi madre, aunque esta vez no había una sonrisa surcando su rostro e incluso parecía tener miedo de abrazarme.

¿Mi padre? - Pregunté.

Está en los jardines. - Asentí.

Caminé hacia el lugar indicado, a lo lejos pude verlo sentado en aquella banqueta de piedra en la que solía sentarme con Izayoi de pequeño. En ningún momento me miró, sin embargo yo sabía que él ya me había sentido.

Me senté a su lado y entonces él suspiró.

Ha pasado mucho, demasiado tiempo.

Te dije que vendría cuando estuviera preparado. - Asintió. - ¿Cómo ha estado Izayoi?

Mejor, aunque sigue extrañándote, eres su hijo preferido. ¿Cómo vas tú? ¿La empresa?

Bastante bien.

No me extraña en lo absoluto. - Lo miré de reojo, si bien yo sabía que mi padre era inmortal, por alguna razón lucía más viejo que de costumbre.

Sabes por qué estoy aquí. - Él asintió. - Me parece prudente no extender más allá de eso la conversación. - Fue entonces cuando por primera vez me miró a los ojos.

El dorado seguía idéntico, sin embargo ya no había una mirada de superioridad, en su reemplazo la culpa se hacía notar.

¿Has visto a Kagome? - Preguntó de pronto.

"Kagome", hace demasiado tiempo no escuchaba ese nombre.

No, nuestros caminos se separaron hace bastante tiempo ya. - Asintió.

¿No sabes si ha estado bien?

No tengo idea, pero supongo que si. ¿Vas a decirme qué pasó?

¿Recuerdas algo de la familia Fukui? - Preguntó de pronto.

Sólo tengo algunas imágenes mentales de Nezuko, de sus padres nada.

Su familia era bastante pequeña, pero muy poderosa, no en tierras, ni tampoco en dinero, pero si espiritualmente, eran fanáticos religiosos y Nezuko era su mejor arma.

– Tan poderosos como nosotros, asumo.

Mucho más en realidad.

Vamos, ser el rey de infierno y dirigir almas me parece bastante poderoso.

No hay comparación. - Me miró y entonces no rebatí más. - Si bien la habían mantenido bajo control durante años, para cuando te conoció perdieron ese dominio, cuando Nezuko dejó su sangre youkai en libertad.

¿Temían de ella?

Eso me dejaron entender para ese entonces. Ella era una hija adoptiva, obligada desde pequeña a mostrarse pura, ellos necesitaban a una sacerdotisa y en eso la convirtieron. Sin embargo su sangre demoníaca era fuerte, y ellos creían que en el momento que se liberara, el caos llegaría al mundo.

Me está costando seguirte el hilo. Nezuko era buena, lo opuesto al caos.

Esa es la parte que tu conociste de ella, la parte guiada por el amor.

¿Me estás diciendo que era malvada? ¿Esa es tu excusa por matarla?

No, por supuesto que no. Nezuko era realmente buena y pura, una sacerdotisa necesita serlo; sin embargo había caído en malas manos desde pequeña. Nunca creí en el apocalipsis que ellos mencionaban y por primera vez en ese entonces te vi tan feliz, tan enamorado, que realmente quise que estuvieran juntos, independiente de que la unión entre ustedes fuera prohibida, a mi no me importaba.

¿Entonces por qué acabaste con su vida?

Porque amenazaron con quitarme a tu madre si no lo hacía. Una daga de plata pegada a la piel de su cuello fue suficiente para convencerme… Tenía que escoger, tenía que escoger entre Nezuko e Izayoi. - Su voz siguió tan compuesta como siempre, sin embargo sus ojos perdidos demostraban que aquello era un mal recuerdo.

No podías salvarlas a ambas… - Ahora todo tenía sentido.

Ellos temían mucho de lo que Nezuko era capaz de hacer como youkai completa y en realidad no podían contra ella, me usaron para hacer el trabajo sucio. - Apretó sus manos de forma sutil antes de volver a hablar. - …Genuinamente intenté salvarla, pero eso sólo puso en más riesgo a Izayoi. Sé que lo perdiste todo, pero no había otra alternativa.

Podía apenas comprenderlo, era difícil imaginarme en una situación así.

¿Acabaste con sus vidas luego de ello? - Asintió.

Si bien no te devuelve a Nezuko, quiero que sepas que me encargué de hacerlos sufrir lentamente mientras la vida se apagaba en sus ojos. - Sonreí, al menos eso me daba un poco de paz, muy poca.

¿Por qué no me dijiste todo esto antes?

Porque significaba asumir que he sido un pésimo padre para ti.

¿Y por qué alejaste a Kagome de mi lado? Tu le mentiste… controlaste mi mente.

Por un momento pensé que si era la reencarnación de Nezuko, entonces debía esconder algo, un poder demoníaco bajo esa simpleza humana. No quería que la historia volviera a repetirse, esa es mi pobre excusa. Para alejarla tenía que romper el corazón y la confianza en ambos.

Kag es humana.

Hasta ahora lo es, pero ¿puedes asegurarlo realmente? - Ahí íbamos de nuevo con esas jodidas frases enigmáticas. - E incluso si es así... humanos y youkais no pueden unir caminos, no con buenos resultados.

Bueno, en realidad ya no importa demasiado. - Me puse de pie y puse una de mis manos sobre su hombro. - No puedo perdonarte, no aún, pero agradezco que me hayas contado la verdad. - Me miró desde su posición y me sonrió.

¿Ahora entiendes por qué tu madre no tiene la culpa de nada? Sólo quería evitar que la odiaras, evitar tu sufrimiento con una verdad dolorosa. - Asentí.

Si, lo comprendo. - Caminé para alejarme. - Por cierto, borrar mis recuerdos fue un error…

Lo sé.

Pero al menos sigue protegiéndome de un dolor aún peor.

Caminé hacia la puerta principal para salir de allí, sin embargo la necesidad de mi madre me hizo dirigirme a la cocina, donde ella tomaba una de sus deliciosas infusiones. Me miró sentada en la mesa con sus ojos llorosos.

¿Tienes un poco más de agua hervida para mi? - Me sonrió y asintió.

Me moví para dar un beso sobre su frente y sentarme frente a ella. Por primera vez en muchos muchos años, pude notar al mirarla con atención una cicatriz recta y blanquecina en su cuello, y aquello me comprobó que mi padre no mentía.

*fin de flashback*


'

Moví el lápiz entre mis dedos mientras recordaba las palabras de mi padre.

"Por un momento pensé que si era la reencarnación de Nezuko, entonces debía esconder algo, un poder demoníaco bajo esa simpleza humana."

Tonterías, anoche casi había muerto entre mis brazos.

De pronto la puerta de mi oficina se abrió de golpe.

POR QUÉ NO ME LLAMASTE ANOCHE. - Sango apareció gritando y con sus ojos en un tono rojizo. - KAGOME ES MI MEJOR AMIGA.

Buenos días Sango, que agradable visita.

Se acercó a mi escritorio y me miró seria.

Me has avisado que estuvo a punto de morir doce horas después, no tienes ese derecho.

¿Has ido a verla? - Asintió. - ¿Ella está bien?

Si, ya está consciente. - Aquello me sacó un peso de encima. - Ella no tenía idea de que la salvaste.

Ese es el plan.

Bueno, yo se lo dije. - Exclamó de pronto.

¡¿Qué?!

Merecía saberlo. - Un dolor de cabeza instantáneo apareció en mis sienes, llevé mi mano a mi rostro y suspiré.

¿Te das cuenta de por qué no te cuento las cosas?

Vamos, han pasado dos años ya, ¿no la extrañas ni siquiera un poquito?

No realmente. - Mentí.

Todo sería mucho más sencillo si fueran amigos, ha pasado bastante agua bajo el puente, ¿sabes lo difícil que es hacer una reunión y tener que escoger a quién invitar de los dos?

¿Por qué eres la víctima nuevamente?

Ve a verla.

No. - Alguien llamó a la puerta. - Adelante.

Kouga Wolf entraba de pronto, tenía ojeras bajo sus ojos, la prueba irrefutable de que había estado despierto toda la noche.

Disculpa Inuyasha.

¿Qué pasa?

Supongo que Sango te ha contado… Kagome sufrió un accidente anoche. - Asentí. - Para sorpresa de todos, ha mejorado bastante rápido y la darán de alta hoy, me acaban de llamar de la clínica.

Sango me miró de reojo y yo fingí demencia.

Esas son buenas noticias ¿no? - Asintió con una sonrisa.

Quería saber si puedo irme un poco antes para ir por ella. - Asentí.

Por supuesto, no hay ningún problema. Mantennos informados.

¡Muchas gracias! - Salió de la oficina y Sango simplemente me miró.

¿Qué? - Pregunté.

¿Desde cuando tan comprensivo?

Ya cállate.

El resto de la tarde pasó rápido, Kouga se despidió de mí antes de ir hacia la clínica y yo permanecí algunas horas más tras mi escritorio. De vez en cuando mi atención fue a parar a la alfombra enorme de mi oficina, donde hasta anoche una mancha de sangre enorme destacaba en el centro, sin embargo para hoy en la mañana, tal y como había indicado, el personal de aseo se había encargado.

Pese a que ya no había rastros de ella, aún podía sentir su aroma sutil en el ambiente, aunque no podía definir si era mi imaginación o realidad.


'

Cuando el reloj marcó las seis de la tarde salí del edificio en compañía de Mila como copiloto.

¿Cuáles son los planes para hoy? - Preguntó mientras tecleaba algo en su celular.

¿Hmm? - Me miró y sonrió.

Estás demasiado distraído.

Lo siento, he estado con un poco de jaqueca.

Cuando lleguemos a tu departamento te prepararé un café delicioso y olvidarás el estrés del trabajo. - Sonreí, ojalá el estrés fuera simplemente por trabajo.

'

Subimos el ascensor hasta el piso correspondiente, mientras caminaba distraído buscando las llaves de la puerta en mi bolsillo Mila se detuvo de pronto.

¿Kagome? - La sola mención de su nombre me estremeció sutilmente. Seguí la mirada de Mila hasta la entrada de mi departamento, donde Kag esperaba sentada en el suelo.

Sus ojos chocolate parecían sutilmente decepcionados, mirándome fijamente con su cabeza ladeada como un cachorro perdido, para luego mirar a mi acompañante. Se puso de pie manteniéndose en su posición.

¿Podemos hablar un segundo? - Me preguntó en voz bajita.

¿Kouga no iba por ti? - Interrumpió Mila de pronto. - ¿Quieres que lo llame?

Tomó su celular con rapidez, sin embargo yo la detuve.

No, no llamarás a nadie aún. - Kagomé llevaba unos jeans oscuros y ajustados y una camiseta en blanco, junto con un bolso entre sus manos.

Caminé hacia la entrada y abrí la puerta. Me hice a un lado para dejarle pasar y ella me sonrió. A diferencia de mi último recuerdo, esta vez volvía a retomar sus mejillas y labios sonrosados.

¿Estamos seguros de que no deberíamos llamar a Kouga? - Insistió Mila. - Luce un poco perdida. - Susurró en mi oído.

Dame un segundo para conversar con ella, será corto. - Me miró preocupada, sin embargo asintió para luego dar un beso corto sobre mis labios antes de encerrarse en mi pieza. Apenas Mila desapareció Kagome relajó sus hombros y respiró con normalidad. Me acerqué hacia ella y toqué su frente con suavidad.

¿Cómo llegaste aquí? - Pregunté.

Solo… recordaba como llegar.

¿Estás bien? - Su frente al tacto se sentía un poco más tibia de lo que recordaba.

Quería darte las gracias, eso es todo. - La miré confundido. - Sé que tú me salvaste.

Tú habrías hecho lo mismo.

Llevaba una coleta alta que la hacía ver más adorable de lo habitual. Para cuando me sonrió de pronto comprendí en un instante que ya no quería ni podía perderle de vista.

Pensé por un momento que había sido un sueño, es que no te veía hace tanto tiempo. - Se estiró de puntillas para acariciar mi rostro y entonces mi corazón latió un poco más rápido.

Si, ha pasado bastante tiempo. - Sus mejillas sonrojadas, el reflejo vidrioso en sus ojos y su pulso acelerado volvieron a traerme de vuelta a la tierra. - No luces muy bien para mi.

Estoy bien. - Exclamó con aquella arruguita en su entrecejo.

¿No quieres que llame a Wolf? - Aquello la hizo enojar aún más.

Puedo cuidarme sola. - Exclamó e intentó alejarse de mí. Sin embargo la tomé por las muñecas con suavidad.

Yo lo sé, es sólo que… - Su pulso bajo mis dedos era casi como un zumbido rápido. - No lo entiendo.

De pronto el chocolate de sus ojos por un instante pareció rojizo y sus manos se zafaron de las mías con rapidez. La vi presionar sus sienes con fuerza y para cuando volvió a mirarme sus ojos habían recobrado su tono habitual. ¿Qué mierda?

Debería irme ya. - Exclamó de pronto.

Te llevo.

El timbre sonó de pronto, caminé hacia la puerta y al abrirla Kouga apareció. Por supuesto, Mila había decidido por sí misma.

Lo siento, Mila…

Lo sé.

¿Kag está aquí? - Me hice a un lado para dejarle pasar, sumergido en mis propios pensamientos.

Me giré a mirarlos, el como Kouga tomaba su rostro con cariño entre sus manos me hizo apretar los puños de forma sutil, no importaba cuánto tiempo pasara, jamás me acostumbraría a verla con alguien más.

Estás hirviendo en fiebre.

No, estoy bien. - Discutió y me miró. - Dile que estoy bien. - Rogó.

Permanecí de brazos cruzados justo a un lado de la puerta. No fui capaz de contestar ni de apoyarla, el cambio de color en sus ojos aún me tenía desconectado.

Nara está esperando por ti en el auto. - La sola mención de ese nombre pareció relajarla de inmediato, su pulso extremadamente audible disminuyó considerablemente y entonces se dejó llevar por él. - Gracias por cuidarla.

Yo sólo asentí. Fue cuando iban saliendo que volví a hablar.

Kouga… Mantenme informado. - Asintió de inmediato.

Antes de cerrar la puerta ella volvió a mirarme por sobre su hombro con una expresión neutra y luego siguió caminando. Sentí la puerta de la pieza abrirse y los tacones de Mila resonar por el pasillo. Para cuando llegó a mi lado ni siquiera quise mirarla.

La próxima vez que te diga que no puedes hacer algo, simplemente no lo hagas. - Exclamé severo.

Él es quien mejor puede cuidarla. - Me acerqué y la miré fijamente.

¿Queda claro? - Me miró asustada y asintió. - Perfecto.

Por supuesto que nuestra noche se arruinó después de eso. A la mañana siguiente desperté completamente solo, aunque por algún motivo lo preferí de ese modo.


'

Para cuando llegué a la oficina el primer lugar al que me dirigí sin pensarlo demasiado fue a la oficina de Wolf, quien estaba concentrado en algo de su computadora.

Buenos días. - Exclamé.

Buenos días Inuyasha.

¿Todo bien con Kagome? - Él asintió.

Al llegar a casa se durmió de inmediato con mi hija, llamé de todas formas a la clínica para preguntar, su doctora me comenta que es probable que estuviera aún levemente drogada en analgesia, que eso explicaba su comportamiento errático.

¿Cómo salió del hospital?

Nadie lo sabe. - Por favor, ¿Cómo nadie iba a saberlo? - Es bueno que haya ido a parar a tu departamento, al menos ahí estaba a salvo. Dale mis gracias a Mila por llamarme.

Seguro. - Sonreí. Cuando Mila volviera a hablarme.

Al pasar frente a ella sentí sobre mí su mirada inquisidora, esperando algún tipo de comentario, sin embargo la ignoré. Para cuando entré en mi oficina Rin estaba sentada en mi silla, interesada en los adornos de mi escritorio.

¿Qué haces tú aquí?

¿Qué tal tu conversación con Kagome? - Abrí mis ojos y cerré la puerta de inmediato, no quería más problemas con Mila.

Y entonces mientras mi cuñada me miraba con esa sonrisa traviesa de niña pequeña lo comprendí.

Por supuesto que tú la ayudaste a salir de la clínica.

Ella quería ir a verte, ni siquiera tuve que darle tu dirección, parecía recordarla sin ningún problema. Y ayer cuando llegaste con ella a la clínica… Tu mirada de preocupación lo dijo todo.

Kouga iba por ella, no debiste dejarla salir.

Kagome trabaja allí, no fui la única que la ayudó, aunque sí, tuve algo que ver. - Se puso de pie y se acercó a mi. - ¿Vas a decirme cual es la historia entre los dos?

No hay historia.

Mentiroso. - Exclamó. - Dijo que tenía algo importante que decirte.

Kag podría haberte dicho cualquier cosa, la dejaste salir sola y drogada, fantástico Rin. - Exclamé sarcástico.

Por favor, no estaba drogada, ¿pero qué más le iba a decir al novio preocupado?

Ella actuaba extraño. - Me sonrió.

También quería hablarte de eso ¿Dedicaste algo de tu tiempo a buscar información sobre esa chica?

Por supuesto que sí.

¿Y lo hiciste bien? ¿Estás seguro de que es humana?

¿Por qué la pregunta?

Ayer cuando la llevaste conmigo te vi tan estresado que no te lo dije, pero estaba en riesgo vital severo, ¿sabes cuánta sangre había perdido?

Bastante supongo.

Demasiada sangre Inuyasha, más de la mitad del total de su cuerpo.

No entiendo a donde vas.

Que no entiendo como está viva, honestamente. Coordiné una transfusión sanguínea de urgencia, pero no tuve que hacerla, porque a las horas de ingresada su anemia se había sanado.

Le di de mi sangre, tal vez eso la ayudó a curar más rápido.

Por supuesto que ayudó, pero la sangre youkai no es milagrosa, esa clase de heridas requieren de más tiempo para sanar. Si fuera por eso yo no perdería a ningún paciente.

¿Le das de tu sangre a tus pacientes? - Aquello sonaba poco ético.

Por supuesto que sí. En fin, busqué información médica sobre sus padres, resulta que el historial de su madre menciona que era estéril, ella no podía tener hijos. - Me entregó una carpeta llena de archivos médicos impresos. - Comprenderás que esto es total y jodidamente ilegal y confidencial, así que por favor no lo compartas.

Mientras hojeaba sonreí. Ahí estaba de nuevo, ese dolor de cabeza instantáneo.

Bueno, llevas al menos tres declaraciones ilegales en esta conversación. - Suspiré y cerré la carpeta. - Entonces… ¿Qué es lo que estás sugiriendo Rin?

Que Kagome podría ser adoptada, y eso significa que tal vez ha vivido una mentira humana sin darse cuenta.

Eso no tiene ningún sentido para mí.

No podemos saberlo.

Joder, ¡que mala idea decirme esto ahora! - Exclamé.

Ya tenía mi mente llena de teorías sobre aquel sutil cambio de color de ojos la noche anterior, y ya me había cuestionado lo suficiente durante el día si es que terminar lo nuestro hace dos años había sido lo correcto.

Ajá, de nada. ¿Qué te dijo ella?

Nada… sólo me dio las gracias.

¿Vas a contarme que sucedió entre los dos?

La miré de brazos cruzados desde mi altura. De todas las personas en el mundo, Rin parecía ganarse mi confianza a pasos agigantados.

Nada, me encariñé con una humana siendo el diablo. Obviamente terminó pésimo. Eso fue hace ya bastante tiempo, literalmente volví a encontrarme con ella anoche.

¿Y no sientes nada por ella?

Yo… no lo sé, no creo. Hay una conexión bastante extraña entre los dos, esta no es la primera vez que salvo su vida… Siendo el encargado del infierno la conocí de niña hace décadas y cambié una alma por salvar la de ella.

Oh… ¿Eso no es ilegal? - Me reí.

Totalmente ilegal. Y bueno, también es la reencarnación del amor de mi vida, algo no tan relevante. - Exclamé sarcástico.

Rin pareció perder el aire con el último dato añadido.

¡Sabía que algo había entre los dos! Lo sabía.

Eso ya no importa, ambos tomamos caminos distintos y estamos bien con ello, por favor no lo arruines.

Me miró extrañada y suspiró. Tomó un papelito en blanco de mi escritorio y anotó algo rápidamente.

Esta es su dirección, está con licencia ahora, aunque por supuesto, no la necesita. En fin… ¿Qué tal si vas y terminas esa conversación sin la entrometida de tu secretaria? ¿Sabes cuánto se ha esforzado por no dejarme pasar? - Me reí.

Ese es su trabajo.

Puso los ojos en blanco y salió sin despedirse. Miré el papelito, la dirección era apenas a unos minutos de distancia, justo a un lado de la clínica donde ella trabajaba. No necesité meditarlo demasiado, salí de la oficina sin avisar a nadie, después de todo era el jefe.

¿Vuelves? Tienes una reunión en 2 horas. - La voz de Mila me hizo parar en seco.

Si, sólo tengo algo urgente que hacer. - No entregué más información.

Me estacioné 10 minutos después frente al edificio de la dirección y subí hasta el piso indicado. Para cuando toqué el timbre del departamento 802 sentí la ansiedad recorrerme.


'

(Perspectiva de Kagome)

Ignoré el timbre en un par de oportunidades mientras cerraba los ojos y disfrutaba de un baño tibio de burbujas por primera vez en meses. Unos minutos después el timbre volvió a sonar insistentemente y comprendí que ya no había mas relajación para mi. Me envolví en una toalla y caminé descalza hacia la entrada. Abrí la puerta dispuesta a discutir, sin embargo Inuyasha me miró desde su altura imponente y olvidé mi enojo por completo.

¿Qué haces aquí? - Me sentí completamente desorientada en mi propia casa.

Buenos días para ti también.

No, me refiero a cómo sabes donde vivo.

¿Recuerdas a tu compañera Rin? - Por supuesto que sí. - Dale las gracias a ella.

Me empujó suavemente con una de sus manos en mi abdomen por sobre la toalla y se otorgó a sí mismo el permiso para pasar.

Tenemos una conversación pendiente tu y yo. - Lo miré cruzada de brazos mientras sentía las gotitas de mi cabello caer frías sobre mi piel.

Inuyasha vestía tan pulcro como siempre, una habilidad que honestamente envidiaba. Un traje en negro hecho a la medida dejaba entrever con formalidad lo apolíneo que era su cuerpo, que en compañía de su altura generaba respeto inmediato. Su cabello platinado llegaba casi a la cintura e iba suelto como de costumbre, aunque peinado hacia atrás.

Obvio, instantáneamente me sentí indecente.

¿Puedo vestirme al menos?

Hmm, no lo considero necesario.

En realidad no sé por qué te pregunto. - Caminé hacia mi habitación mientras sentía su risa ronca en la sala de estar.

Lo primero que encontré en el closet fue un vestido ajustado en blanco y mis pantuflas. Me abrigué con un cardigan, estrujé levemente mi cabello y caminé de vuelta a mi perdición.

¿Te ofrezco un café? - Inuyasha me miró de los pies a la cabeza desde su posición.

Sin azúcar por favor.

Lo sé.

Serví las dos tazas con cuidado y le entregué una, para sentarme luego frente a él.

¿Entonces?

¿Por qué fuiste a verme? - Preguntó.

Ya te lo dije, tenía que darte las gracias, llegué allí por impulso y creo que arruiné tu noche, lo siento. - Sonrió y bebió un sorbo de café sin mirarme.

No la mía al menos, pero supongo que si la de Mila.

Esperable. Bueh, no volverá a ocurrir, lo prometo. - Asintió. - ¿Vas a decirme cómo es que llegaste aquí?

Por un impulso. - Me imitó y sonrió con esa recordada sonrisa torcida y embriagante. - Rin puede ser bastante invasiva en temas que no le importan, pero supongo que esta vez no me molesta tanto.

¿Y cómo conoces tú a Rin? - Apuesto a que era una de sus tantas conquistas.

Es mi cuñada.

Ahm. - Bien, eso realmente me había dejado sin palabras.

Anoche actuabas… extraño.

Kouga me dice que probablemente estaba drogada aún, la verdad es que me sentí sofocada todo el tiempo.

¿Afiebrada?

No sé si describirlo de esa manera. Y en realidad apenas recuerdo que hice, si me humillé, olvídalo. - Aquello sacó una carcajada ronca.

¿Pero ya te sientes mejor? - Asentí. - Perfecto.

Parecía mirarme buscando algo más.

No te noto conforme.

Es porque no lo estoy. - Confirmó. - Tus ojos cambiaron de color.

Ladeé mi cabeza sin comprender.

Quizás fue el efecto de la luz.

No Kag, tus ojos pasaron de chocolate a rojizo oscuro. - Lo miré en silencio y luego sólo pude reír. - No entiendo lo gracioso.

Quizás los sedantes me dieron superpoderes por un momento. - Bromeé.

Me miró fijamente y en un instante se abalanzó contra mi, acorralándome en mi silla y mi corazón dio un vuelco sutil.

Se lo que vi. - Musitó.

Sigo siendo la misma humana que dejaste de ver hace un par de años.

Su rostro a escasos centímetros del mío me hizo temblar sutilmente, mientras sus ojos ámbar parecían analizar cada detalle de mi rostro, buscando un ápice de mentira. Luego de pronto, se alejó.

Tomó el último sorbo de café y se puso de pie.

Para mi en realidad eres una persona completamente distinta. - Caminó hacia su maletín y sacó una bolsa de papel de ella. - Por cierto, de camino aquí pasé a comprar algunas cosas… Te traje esto.

Me entregó la bolsa en las manos y al abrirla encontré el rojo intenso de las frutillas junto con ese aroma dulzón que tanto amaba. Sonreí y abracé la bolsita a mi pecho.

Me encantan las frutillas. - Me sonrió.

Lo sé, digamos que es un regalo de tregua, la última vez que nos vimos fue un desastre y en realidad lamento si fui un idiota.

En realidad apenas lo recuerdo. - Mentí. - Pero puedo creer que fuiste un idiota. - Ambos nos reímos.

Extendió su mano hacia mí y me miró fijo.

Ambos hemos seguido caminos distintos y creo que después de dos años podemos ser amigos, ¿no?

Miré su mano y extendí la mía, comprobando una vez más lo pequeña que era a su lado.

Amigos. - Musité, intentando ignorar sin éxito aquella pequeña corriente eléctrica que me recorrió con su tacto.

Me soltó demasiado pronto para mi gusto y caminó hacia la puerta.

¿Cuándo vuelves a trabajar?

En 2 semanas. - Respondí y él asintió mientras abría la puerta.

Te queda bonito ese vestido. - Exclamó de pronto y yo me miré. - Descansa Kag.

Salió y cerró tras de él, de pronto el silencio de mi departamento se hizo más insoportable de lo habitual. Inspiré profundamente y comprobé que aunque sutil, el aroma a tierra mojada de mis sueños estaba justo ahí, rodeándome otra vez.


'

(Perspectiva de Inuyasha)

Al final del día llegué feliz a mi departamento, a diferencia de cualquier otro día de trabajo. Abrí la puerta y sentí ruido en mi habitación, donde Mila estaba sentada en la cama junto a otra chica. Sólo entonces recordé que le había entregado una llave.

¡Inu! ¿Recuerdas a la encargada de finanzas de la empresa con la que tuviste reunión hoy? - La chica me sonrió y yo asentí. - Ha decidido acompañarnos un momento.

Se puso de pie y caminó hacia mí para saludarme tan cariñosa como siempre. Su beso fue lento y guisó mis manos a su cintura mientras las suyas recorrían traviesamente mi abdomen por sobre la camisa.

¿Qué es todo esto? - Susurré contra sus labios.

Mi modo de pedirte disculpas. - Musitó.

Desabrochó el botón de mi pantalón y bajó el cierre con experiencia, masajeando aún por sobre la tela mi entrepierna.

La chica invitada, de la cual aún no recordaba ni siquiera el nombre, se acercó también, era un poco más baja que Mila, y su cabello rojizo y corto llamaba la atención. La vi fijamente mientras bajaba el cierre del vestido de mi chica y entonces sonreí, al menos aquel era un buen modo para pedir perdón. La tomé por el cabello y jalé su cabeza hacia atrás. Mi mano libre recorrió su cuerpo por sobre la ropa mientras Mila bajaba a mi cuello.

Cariño. - Exclamé

¿Hmm?

Disculpas aceptadas.

No me contestó, simplemente enterró sus dientes sobre mi piel y entonces me dejé llevar por completo, rasgando la ropa de ella y de nuestra invitada.

No supe cuanto tiempo permanecimos en aquel jugueteo, sin embargo en algún punto cerré los ojos por cansancio, cuando los tres habíamos quedado satisfechos.

'

Sentí aquel aroma dulzón y confitado a mi alrededor, casi saboreándolo en mi lengua. Abrí los ojos y entonces ambas chicas ya no estaban, sólo había una, durmiendo de espaldas. Identifiqué cada lunar de su piel como un mapa ya conocido, junto con aquel cabello largo y azabache que tanto me gustaba. Tomé uno de los mechones y jugueteé con suavidad, enredando entre mis dedos el bucle adorable que se formaba al final. Aquello la despertó levemente y se giró para quedar de frente a mí, aún con sus ojos cerrados. Su cuerpo desnudo se acurrucó contra mí y la abracé disfrutando de su calidez. Sabía que aquello era un sueño, pero por alguna razón se sentía extremadamente real. Agradecí que mi memoria fuera casi fotográfica para recordar cada detalle y curva de su anatomía.

¿Qué hora es? - Preguntó aún adormecida.

No lo sé. - Susurré.

Tengo que ir a trabajar. - Se quejó, intentando moverse.

No aún, quédate aquí un segundo. - Rogué. - Yo iré a dejarte, lo prometo.

Abrió sus ojos chocolate por primera vez y me sonrió para luego pegarse más a mi. Recorrí el camino de su espalda y delineé los bordes de su pequeña cintura, sintiendo ese particular espacio como mío otra vez. De pronto se movió para quedar encima de mi, y me abrazó con sus piernas justo a mis costados, mientras yo apoyaba mis manos en la suave y cremosa piel de sus muslos. Tomó mi rostro entre sus manos y me besó lento y pausado, permitiéndome disfrutar cada nota de su beso. Tomé su cabello en un manojo y profundicé la caricia, disfrutando de su sabor mientras se restregaba como un gato contra mi.

Me sentí afortunado una vez más, mientras la tomaba por las caderas y la presionaba contra mi. Disfrutando aquel cosquilleo placentero en mi abdomen bajo.

¿Cómo había sobrevivido dos años sin esto?

Sus besos húmedos sobre mi cuello erizaron mi piel y poco a poco bajo por mi pecho, hasta llegar a mi pubis, desde donde me miró coqueta justo antes de introducir mi miembro en su boca. No quise dejar de mirarla en ningún momento, no quise desaprovechar ningún segundo. Si bien sus caricias eran exquisitas, necesitaba sentirla, necesitaba demostrarle lo mucho que me hacía falta.

La tomé para dejarla bajo mi cuerpo y entré en ella de una sola vez, jadeando ambos al mismo tiempo.

La locura nos invadió por completo, y fue entonces cuando sus ojos tuvieron ese cambio a rojizo y sus colmillos parecieron crecer sutilmente.

'

Desperté asustado, pero sobre todo enfadado y frustrado. Bajo las sábanas mi erección era evidente. A mi lado Mila dormía plácidamente y la invitada ya había desaparecido.

Revisé mi celular y la notificación de un mensaje de Sango destacó junto con una llamada perdida.

'

De: Sango, 15 de agosto, 21:45.

El viernes estamos de aniversario con Miroku, ven a vernos, haremos una pequeña fiesta.

'

Teclee con rapidez y envié:

Invita a Kag, hemos vuelto a ser amigos tal y como querías.

'

De: Sango, 15 de agosto, 22:30.

Fantástico, ¿Debería preocuparme?

'

Respondí de inmediato:

No, en lo absoluto.