CAPÍTULO 7

Punto de vista de Jaime

Las Tierras de la Corona era distintas a como Jaime las recordaba. Había muchos campesinos y aldeas de camino a Desembarco del Rey, muchos más que en tiempos de Aerys II. Se dio cuenta entonces que El Camino Dorado hacía honor a su nombre, con la prosperidad de las tierras de la Casa Lannister nutriendo al Trono de Hierro, ahora ocupado por su cuñado.

La capital de los Siete Reinos también se veía distinta. Mientras se acercaban daba la impresión de ser una ciudad próspera y no el pozo de maloliente de los tiempos del Rey Loco. Jaime se cuestionó que tanto pueden cambiar las cosas de un rey a otro y en cómo se vería su hogar ancestral cuando Tyrion heredara.

En la Puerta del León los esperaban su primo Ser Daven Lannister y un grupo de capas doradas.

—¡Primo! —exclamó ser Daven en su caballo.

—Te luce bien el blanco, Daven —respondió Ser Jaime intentando ser cortés.

—Y veo que no solo nos acompaña Ser Gerion sino Lyonel. No esperaba ver a un Frey por aquí.

—Es más probable que me convierta en Lord Comandante de la Guardia de la Noche que en señor de Los Gemelos.

Todos se rieron. Pues a su avanzada edad Lord Walder Frey seguía concibiendo hijos; y Lyonel era el segundo hijo de un segundo hijo, con un hermano mayor próximo a casarse con una chica Darry.

—A vos no os conozco —añadió Ser Daven mientras observaba a Ser Alyn Marbrand —pero estoy seguro que eres occidental como nosotros —en su comentario no hubo ninguna exclusión a Lyonel, que si bien era un Frey se había criado en Roca Casterly.

—En efecto, mi señor, mi nombre es Alyn Marbrand.

—Un gusto conoceros —respondió con una jovial sonrisa —. Quiero presentaros a Ser Janos Slynt, Lord Comandate de la Guardia de la Ciudad.

—Es un honor entre tan nobles personas —agregó Ser Janos, cuya hipocresía fue captada por Jaime.

—Por cierto, primo —dijo Daven mientras se ponía un casco blanco en forma de león —. Ven a verme mañana, tengo un regalo que daros.

Daven le recordaba a su tío Gerion, hombres joviales, muy distintos a Lord Tywin, quien esperaba solemnidad de todos sus parientes, lo que rara vez lograba. Mientras caminaban por la ciudad escoltados por capas doradas se dio cuenta que todos miraban a su primo, quien le recordaba al Caballero Dragón con ese magnífico casco que llevaba. La gente pequeña amaba a Ser Daven pese a ser un Lannister, era más popular que el propio Ser Jaime en su mejor momento.

Jaime esperaba que su cuñado el rey les diera los hombres necesarios para restaurar la gloria de la Guardia de la Noche. O al menos para que el crédito de restaurar la gloria de la guardia quedara en su persona. No importaba que se pudriera en una prisión de hielo si lograba que los demás sintieran envidia de compartir su destino.

Lo único que le atormentaba de Desembarco del Rey era el recuerdo de Cersei.

—Y bien, hasta aquí nos acompaña Ser Janos —anunció Ser Daven cuando estuvieron en las puertas de la Fortaleza Roja.

«Espero que Robert acceda a la idea que me dio padre» —pensó Ser Jaime.

—¿El rey está en el trono?

Ser Daven soltó una carcajada.

—Su Majestad está en algún burdel, primo, te reunirás con su Mano, Lord Arryn.

«¿Por qué se acostaría con prostitutas teniendo a mi hermana por esposa, ¿será por haber dado a luz al príncipe hace poco» —pensó Ser Jaime.

Pasaron al salón del Pequeño Consejo donde Lord Arryn y Varys los esperaban, su primo los abandonó para reintegrase a sus funciones. El eunuco calvo lo miraba sin ninguna emoción, mientras en Lord Arryn había una severidad que solo se equiparaba a la de Lord Eddard Stark. Tan alto como el honor, el sigilo de los Arryn. Jaime se enojó internamente porque el halcón osaba burlarse del león con unas palabras bobas.

—Sentaros —ordenó el anciano Lord Arryn —. Tengo entendido que el Lord Comandante Qorgyle tiene ideas en mente, algunas bastante ambiciosas.

—Nada realmente ambicioso, Lord Mano. Estoy seguro que los cuervos de Lord Stark han volado hasta aquí con las noticias de los puertos, pero yo vengo a buscar nuevos hombres para la Guardia.

—Siendo así, es cierto lo que me comenta Lord Varys. Lord Qorgyle tiene los pies en la tierra y no aspira a una reconstrucción y ampliación de todos los castillos del muro.

Jaime y sus hombres se miraron extrañados. No sabían de dónde habían salido tales rumores.

—No os extrañéis, Ser Jaime —agregó Varys con su aguda voz —. Las mentiras están en todos los rincones del reino.

—Gracias, Lord Varys.

—Bueno, habiendo aclarado los malentendidos quisiéramos escuchar vuestra propuesta para analizar si es viable con las políticas del rey Robert.

—Está bien —Jaime esperaba que aceptaran la propuesta que planearon Lord Tywin y Tyrion —. Como sabrán la Guardia tiene cierta extensión de tierras para su sustento, pero hace tiempo que gran parte de ellas está vacía. Así que a mi padre —omitió al joven Tyrion para no restarle seriedad a su propuesta —ideó que trasladáramos al Agasajo a las familias de los hombres que tomaron el negro.

Lord Arryn y Varys se miraron e intercambiaron una sonrisa maliciosa.

—Ser Jaime, ¿habéis visto los campos llenos de campesinos camino a Desembarco del Rey? —preguntó Varys.

—Sí, Lord Varys —Jaime estaba confundido, no sabía a dónde querían llegar.

—¿De dónde creéis que salió tanta gente?

—No tengo idea.

—De Desembarco del Rey —agregó Lord Arryn.

—Incluso después que vuestro noble padre saquera la ciudad —introdujo Varys en tono malicioso —, había miles de personas pasando hambre en la ciudad. Así que le propuse a nuestro Rey Robert la misma idea que el Rey Aerys rechazó, repartir la tierra entre los hombres del Lecho de Pulgas y convertir las Tierras de la Corona en una región productiva.

Jaime estaba asombrado, aunque sospechaba que algo andaba mal. El Rey Loco rara vez no hacía caso a los consejos que le daba La Araña.

—¿Eso quiere decir que no nos ayudarán a repoblar el Agasajo? —preguntó Ser Alyn Marbrand.

—Al contrario, ser —respondió Lord Arryn —. Acogemos la propuesta de Lord Comandante con entusiasmo, se ajusta en nuestro plan de integración del reino.

—¿Plan de integración? —preguntó Ser Jaime.

—Así es, Ser Jaime, la Rebelión de Robert reveló un reino desunido. Por el bien el pueblo llano no podemos permitir más guerras,

Discutieron mucho los términos, pero fueron beneficiosos para ambos. Lord Arryn lograba que El Lecho de Pulgas estuviera menos hacinado y luciera como un lugar menos aborrecible. La Guardia de la Noche por su parte ganaba no solo el traslado de algunos familiares de hermanos negros sino también la ocupación de las tierras deshabitadas.

La Guardia era independiente de los Siete Reinos y por tanto debía sustentarse por sí misma. Según le contó Lord Arryn, Lord Stark estaba dispuesto a aceptar que hombres del Lecho de Pulgas se convirtieran en sus vecinos si ello significaba que la Guardia no tuviera que vivir de la limosna de los nobles de Poniente.