FIC

Historias de Albert y Candy

Presenta

LOS ESPIAS

Por Mayra Exitosa

Albert se tuvo que curar así mismo exigiendo demasiado esfuerzo, procurando no desfallecer por el temor de que ella lo necesitará y estuviera mal para atenderla, por lo que soportaba su dolor con tal de estar cuerdo y estable ante ella, pues por curarlo y protegerlo su pequeña compañera había perdido demasiada sangre al no poderse atar su pierna en la posición en la que escapaban de los malhechores que los perseguían, mientras él si había recibido presión al ser ella quien realmente lo procurara de su hombro, hasta que ya no podía más y se había desfallecido, se sentía culpable por su descuido, así escondidos en ese lugar habiendo apagado los audífonos, localizadores y todo cuanto pudiera haber dado de ellos el traidor de los hombres que ahora los perseguían por saber que ellos se encontraban en Etiopía.

No podía evitar verla sabiéndola tan tonta, al cuidar solo de él cuando era una ley obligatoria de todo espía procurarse primero y después a los demás, ella no lo había seguido y eso era porque algo le quería demostrar con esas atenciones y el no lo había logrado notar, así ansioso al no verla responder la ocultaba con mimos, luego de curar su herida y buscar darle sangre para no perderla, hacia cosas que jamás había hecho para encontrar lo necesario para salvarla, sabía que no era un buen lugar para ella, mucho menos para él, tenía que salir de ese maldito lugar y la única forma sería bajo sus propias reglas, sin avisar a Johnson ya que si había un traidor entre sus filas, podía haber muchos más. Así desde un punto lejano ya desactivando todo lo que traía tanto ella como él, mandaba un mensaje para Terrance el cual aseguraba haber encontrado a un agente doble y mandaba su video como muestra, por lo que le recomendaba que se cuidara, ya que ambos estaban heridos y del equipo que llevaba no podía confiarse.

Terrance reaccionaba y miraba a todos los hombres que se encontraban con él, haciendo lo que mejor sabía, trabajar solo y sin esperar una traición de parte de quienes creían formaban su equipo, por lo que poco a poco, fue cambiando audífonos, al desactivar su localizador, así mismo, se quitaba las herramientas lentamente poniéndolas con los demás, hasta sentir que quedaba limpio de todo, tomaba su mapa para finalizar escondiéndose de ellos y sin poder encontrarlo.

Etiopía, siempre había sido un escabroso país sin litoral dividido por el Gran Valle del Rift, contaba con hallazgos arqueológicos de más de 3 millones de años de antigüedad, poseían una cultura ancestral. La suerte de eso es que entre sus escondites principales se encontraba la Lalibela con sus iglesias cristianas talladas en piedra de los siglos XII y XIII. Así no era fácil que los encontraran. Aksum corresponde a las ruinas de una ciudad antigua con obeliscos, tumbas, castillos y la iglesia de Santa María de Sion. Ellos estaban ahí en ese lugar que era una reliquia y nadie podía imaginar que estuvieran escondidos en un lugar tan asediado turísticamente.

Con sus contactos, lograba conseguir que un médico particular asegurando que su esposa y él habían sido asaltados, por lo que imploraba que la revisara, trataba de cubrirla y cambiarle los vendajes personalmente, su cuerpo era perfecto, hermoso y celosamente solo dejaba que vieran su herida, la cual gracias a él no se encontraba infectada.

Ella despertaba agitada, él explicaba en su oído debido a su idioma al darse cuenta de que la estaba haciendo pasar por su mujer, que no dijera nada, a lo que ella sonriendo cumplía su papel llamándolo, - mi amor, ya me siento mejor. - Me alegro mucho querida, no te agites, descansa, no me separare de tu lado. Ella sonrió, para luego volver a se quedarse dormida con el sedante que le aplicaron, a lo que como se lo había dicho, no se separó ningún momento de ella.

Por fin despertaba sintiéndose extremadamente extraña, notando que hacía frío exagerado y sentía el movimiento acunado de un barco, al salir se daba cuenta que se hallaba en un camarote, Albert la había sacado en un barco notoriamente costoso rumbo a Australia, su herida en el hombro continuaba vendada, lo notaba al ver salir un poco de la venda por el cuello de su camisa, mientras ella portaba otra ropa diferente a la que usualmente tenía, cuando la vio con una sonrisa satisfecha le cuestionaba, - ¿Cómo te sientes? - Mucho mejor, gracias ¿a dónde vamos? - no podíamos continuar ahí, nos estamos trasladando al siguiente punto, Australia, estabas muy mal, tuve miedo de que no lo libraras. - Ya he tenido antes heridas en la pierna. - No en una de las venas principales. - ¡Oh por Dios! ¿fue por eso? - No me di cuenta, me presionaste la herida y la sellaste, pero no hice lo mismo contigo y… lo lamento tanto. - ¿Por qué? Si muevo muy bien la pierna. - Si, pero estuve a punto de perderte, tuve que conseguir varias transfusiones seguras y fue muy difícil dejarte con alguien mientras lo hacía. Ella comprendió el dilema en el que habían estado juntos, debido al lugar que ya que muy diferente de Marruecos, pues ahí proliferaba la facilidad de malhechores en su contra. Por lo que Candy se fue hasta él y le dio un abrazo, luego le dijo, - Gracias, Albert. No alcanzamos nuestra cena. - Tenemos una semana viajando, ven, vamos a nuestro camarote, ahí hay de comer, te guarde fruta fresca y bebidas, veras que te pones bien. - Me perdí nuestra cita para salir. - No. Hiciste trampa y te ganaste toda una semana a solas conmigo, estoy más que seguro que la aprovecharemos bien, para que te recuperes. Terry terminara lo que nosotros no logramos. - ¿empeoraron las cosas? - No, el virus hizo efecto en el sistema, sino las personas que estaban en el otro bando, Terry se enteró y vino a nuestro respaldo. Tenías razón, es más veloz solo.

Candy comía con un apetito feroz, ahora sabía que llevaba días dormida y sedada, por lo que comer se hizo imperativo, estar en un barco a solas con Albert, el mar por todo el rededor era tranquilo, él le aseguraba que habían escapado para no ser perseguidos, poniendo un anzuelo como distracción enviando a todos tras el equipo y ellos ya los esperaban. Australia estaba a la vista, Candy ahora sabía que no estaban localizables para nadie, solo entre ellos dos y Terry los alcanzaría en cuanto pudiera, pues venía atrás de ellos ya sin localizador de la agencia, por su ineficiente personal contaminado de agentes dobles.

Continuará...


Gracias por sus comentarios, esperando que este capítulo sea les guste y pueda continuarla más seguido.

Agradeciendo por el respeto a mis escritos al no tomarlos ni usarlos en parte completa o parcial en otras historias,

plataformas o complementar con parte de ellos.

Sinceramente,

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa