FIC

Historias de Albert y Candy

Presenta

LOS ESPIAS

Por Mayra Exitosa

Viajar era algo que dominaba muy bien Albert y Candy se daba cuenta, resultaba que el barco pertenecía a su familia y se lo habían hecho llegar a petición, por lo que ahora estaba enterada su familia de que él se encontraba en Australia, pensaban que rescatando algunos animales con Green Peace, más eso era su mascara más fácil de adquirir, la rubia había analizado todo, mantenerse en el camarote era prioritario, estaba helando la mayor parte del tiempo afuera, se habían ido por zonas más alejadas para no ser cuestionados, según le decía su compañero, lo único que si sabía era que dormía en el mismo camarote, debido a ser el único y que ese barco era el personal, no de la agencia, para que no tuviera localizadores ni nada que los identificara.

- Albert, no te he agradecido que me hayas traído contigo hasta acá, yo… nunca imaginé que ese hombre con el que tanto hablaba resultara no ser del equipo… - Espera, era realmente del equipo, Candy. Ese hombre es un doble agente y… - A lo que me refiero es que conversaba mucho conmigo y tal vez eso me hizo un blanco fácil. - Candy, cuando nos trajeron ellos tenían la responsabilidad de protegernos, cabe aclarar que lo que realizamos esta fuera de las normas legales internacionales, pero eso ya lo sabías, aquí lo importante es que no era un solo hombre, por eso le dije a Terry que se cuidara y que no estaríamos localizables, iremos primero a Vanuatu, todos creerán que estaremos en Australia, pero ellos tendrán que ir por delante esta vez, no nos vamos a arriesgar, esos disparos y ese aviso, fue suficiente para que Johnson reaccione, si es que no se encuentra detrás de todo esto. - ¿a qué te refieres? - Simple, para mi tener dobles agentes en su equipo, suele ser porque la cabeza principal lo permitió. Traernos a los mejores espías es un arma de dos filos, Candy. Estoy seguro de que eres una de las mejores de tu país, y conozco la trayectoria de Terry y a su vez él la mía, más los dos desconocíamos de ti, nunca imaginé que traerían a alguien tan buena a ponerla en este riesgo. Candy bajaba el rostro, ella no era realmente una espía, ni siquiera sabía que estábamos fuera de las leyes internacionales, tampoco conocía la trayectoria de ninguno de ellos, ni el nivel tan avanzado de sus idiomas, como los dos lo hacían, había jugado un poco, pero no sabía nada como el nivel de los profesionales por lo que tenía que ser sincera antes de meter en problema al rusito escoces que le había salvado la vida,

- Albert, creo que lo que deseaban al enviarme era deshacerse de mí, no tanto quedar bien con Johnson y enviar al mejor espía, si fuera eso, te aseguro que no sería yo, en américa hay otros muchos mejores, - Pero ninguna tan bonita y que se haya puesto como mi chaleco antibalas, te aseguro que jamás ha habido alguien tan cerca de mí. - ¡Oh Albert! Eso… es mi manera de sobrevivir, estaba contigo, era lógico que te salvara, no podía arriesgar a la única persona que habla el idioma y que conoce mis debilidades más que yo.

Albert se acercó hasta tomar su boca en un efusivo beso, abrió algo que jamás se había expuesto, la pasión de una mujer herida, lista para entregarse y decirle que ella no era una espía, pero era mucho mejor aprovechar ese momento con el cariño que le brindaba antes de decepcionarlo y decirle que estaba en mayor peligro a su lado, porque todo aquel que se hallaba cerca suyo, siempre había salido herido, incluso policías, detectives, compañeros, todo el que estuviera cerca sin excepciones. Candy solo pensaba y sus caricias la hicieron decir una palabra de lo mismo que estaba meditando y ya no podía soltar, - ¡cerca! El rubio al escucharla sabía que estaba seduciéndola y lógico lo quería estrechar más de cerca, por lo que no se hizo de rogar, solo tenía que averiguar si estaba protegida o si tenía que buscar algo para hacerlo, - Por supuesto, ¿podemos? - ¡si!

El rubio no tuvo que esperar más, la americana estaba aceptándolo sin condiciones, así juntos se dejaron llevar por una pasión que no esperaba que sucediera, nunca había estado con otra espía en su vida, jamás confiaban sus cuerpos unos a otros, eso era letal la mayoría de las veces, mucho menos compartían sus planes, pero ella si confiaba en él, por alguna forma curiosa del destino, deseaba que no lo traicionara y que no se fuera de su lado, entre besos y tiernas caricias, separando su pierna lastimada, fue haciéndola sentir su deseo tan claro por poseerla, a lo que ella segura y decidida se rindió a su entrega y él no pudo evitar disfrutar de ella en una forma espectacular, quizás el deseo de no haber tenido una mujer en más de dos meses, que ella estuviera tan expuesta con su cuerpo desnudo, teniéndola que limpiar y acariciar mientras dormía, fue suficiente para darse cuenta que ella no era un experta en entrega de pasión y al hacerlo con él, fue más que un regalo inesperado, pues se dieron apasionadamente en el vaivén de las mismas olas y la noche los acunaba dejando que las mareas los llevaran separados de todo aquello que podía considerarse peligro, por lo que hizo que se fueran mucho más lejos, para así estar más tiempo a distancia de todo cuanto los rodeaba. - Me enardeces y me provocas, eres una seductora profesional preciosa, - ¡oh! ¡yo! - ¡Sssssh!

La noche larga, la madrugada anhelante, el despertar activo, un atardecer más que efusivo, nadie quería ser el primero en detenerse, ella estaba disfrutando de él y eso era innegable, pues definitivamente había encontrado a su pareja perfecta, no solo sabía defenderse, sino que no se resistía a su atracción como muchas mujeres que solo provocaban todo y terminaban por escabullirse, no ponía ninguna condición y se sentía liberada, feliz en cada ocasión que lo hacían. - Albert ¿esta ropa no es mía? - Pequeña, si no íbamos a volver con el equipo, no podía traerte conmigo con un solo atuendo, tuve que conseguir prendas de tu talla y que mejor que abrigadoras si nos estábamos desviando tanto para no estar localizables. - realmente planeaste esto para pasarnos los días enteros en la cama, - No, pero de haberlo sabido no hubiera comprado tantas prendas, al final casi no has usado ropa en cinco días. - ¡Albert!

El pitido de la radio los alarmaba, ella de inmediato usaba la ropa abrigadora de licra que amoldaba a su cuerpo de una manera cálida y completa. Se acercaba hasta donde él se encontraba, este le decía, - Nos hallaron, lo mejor será que encienda los motores, hay que huir, llegaremos a Vanuatu antes del anochecer, te prometo que estos se quedaran con las ganas de encontrarnos. - Crees que ellos no tengan el equipo suficiente, - son cazadores de ballenas, estamos muy lejos para tener espías profesionales tras de nosotros, además fue porque nos vieron, pero si nos acercamos a radar, ellos se irán con tal de que no los vean. Ya lo verás.

Con los motores encendidos, el tamaño del barco y la velocidad que iban pronto el frío se alejaba y ya la ropa estorbaba, el calor los iba llevando a las islas y aunque se pensaría que irían de nuevo a Australia, para Albert era primordial causar sorpresa, así que seguirían con la táctica de matrimonio de luna de miel que ya definitivamente no era fingido, porque lo que era estar encima uno del otro, no era ningún sacrificio, al contrario, la ropa ayudaba a hacerlo con mayor complicidad y un deseo constante como si realmente estuvieran recién casados, en la más fogosa entrega de su vida. Candy se cuestionaba si él se hubiera dado cuenta que nunca había estado con un hombre, más no lo hablaron y eso la hizo sentir mejor, así no le diría que de espía si la consideraba, pero que no tuviera experiencia, era imposible, a cada ocasión iba adquiriéndola a velocidad luz, él se prestaba bastante bien para dárselas de maestro a todas horas y en todo lugar.

Continuará…


Muchas gracias por sus amables comentarios, ya vamos en la recta final y el viaje cada vez esta más cerca de terminar,

esperemos que el desenlace no deje mal parado a nadie.

Agradeciendo por el respeto a mis escritos al no tomarlos ni usarlos en parte completa o parcial en otras historias,

plataformas o complementar con parte de ellos.

Sinceramente,

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa