Capitulo 27
Al otro dia por la tarde Athena ya estaba en vuelo con destino a Tokio, antes habia ido a la empresa de diseño y se despidió de su jefa entregando su renuncia. Durante el viaje solo hablaban de cosas al azar y al llegar a la mansión Ami la recibió muy feliz. Estaba al tanto de todo lo sucedido.
—¡Sra Athena! bienvenida a su hogar, mi nombre es Ami y estoy a su disposición
— Gracias Ami. - Athena le regalo una cálida sonrisa, la mujer le inspiraba confianza.
— Ami, lleva a la niña a su habitación- le indicó Iori lo cual Ami vio a la bebe y se emocionó.
— Oh por dios que niña mas hermosa ¡Venga conmigo señora le enseñaré su habitación!
La habitación de Hana recibía luz natural, buena ventilación, las paredes era rosa pastel y transmitía armonía y serenidad, cuadros con motivos infantiles,alfombras, la cuna bien ubicada y hermosa, el cambiador junto a una colección de osos, todo muy bien preparado para recibir al bebé. Athena miró a Iori con una sonrisa complaciente trazado de la comisura de sus labios.
El tiempo voló y se hizo de noche, en ese momento, Athena sintio un fuerte agarre a su alrededor. Iori se rió entre dientes y los dos rodaron sobre la cama.
— ¿Por qué no hiciste un sonido antes de entrar? detente, Ami todavía está en la habitación de al lado con Hana.
— Mi habitación está insonorizada. Vamos a intentarlo, -murmuró Iori, mordiéndole la clavícula. Presionó su cuerpo contra el de ella, su mandíbula cincelada y la barba incipiente hicieron que ella sintiera como se le aflojaron las piernas.
La intensidad de su mirada puso los pelos de punta a Athena. Apretó su agarre, haciendo imposible que ella se moviera, ella gimió bajo su agarre.
—¡Ahora no, Iori! sigo con mi periodo además no te conozco.. - Athena estaba asustada. Iori estaba excitado; parecía que él se abalanzaría sobre ella. Sería vergonzoso si Ami o alguien lo escuchara. — ¡Para! Necesito discutir algo importante contigo. He decidió estar aquí porque quiero recordar quien fui y también porque eres el padre de mi hija.
Al escuchar eso, Iori finalmente la soltó y besó la comisura de sus labios, se reclinó en la cabecera de la cama y pensó por un momento.
— Le pedí a Liam que se ocupe de registrar a Hana con mi apellido y con respeto a tus recuerdos fue Alexander Anderson quien se encargó de borralos dandote un farmaco.
Iori le contó todo a la psíquica quién no podia entender como una persona buena como Alex fuera capaz de hacer tal cosa de acuerdo con su hermana gemela.
Después de la cena, mientras Iori se duchaba, Athena paseaba inquieta por su habitación. Obviamente no quería compartir cama con el pelirrojo, pero se prometió asi misma intentar recuperar su vida y sus recuerdos y que mejor estando con la persona que amaba.
—¿Qué estás haciendo? ¿Necesitas ayuda? -Iori salió del baño y se apoyó en el marco de la puerta.
Llevaba un pijama de lino gris con una toalla colgada del hombro. Mientras miraba a Iori tranquilamente, se pasó los dedos por el cabello húmedo. Athena se sorprendió por su hermosa figura y al instante se puso rígida.
—Nada- respondió ella con torpeza. — Estoy bien.
Iori sonrió, sus ojos brillando. Sin presionarla más, se sentó en la cama y se secó el cabello con la toalla.
— Puedo dormir en el sofá …- Athena desvió la mirada, su rostro enrojecido por la vergüenza.
—¿De qué estás hablando? Somos una pareja casada. Podemos compartir una cama. -Mientras hablaba, Iori guardó la toalla y se tumbó en la cama, apoyando la nuca en los brazos. Se incorporó un poco para mirarla con sus ojos azules y preguntó con picardía:
— ¿No dijiste que lo haríamos esta noche?
— ¿Hacerlo? -El corazón de Athena saltó a su garganta. ¿Cómo podía decir tal cosa? Ella respiró hondo para recuperar la compostura. Finalmente, susurró tímidamente: — No te lo dije..
Las cosas eran diferentes ahora que la mujer por la que suspiraba yacía junto a él. Los ojos de los dos se encontraron, ambos estaban bien despiertos y al instante supieron por qué el otro no podía dormir. Con comprensión tácita, Athena le sonrió levemente y dijo.
— Creo que también tomaré una ducha..
El cielo de esta noche estaba despejado y sin nubes con inumerables estrellas estaban dispersas por todo el cielo nocturno. Después de ducharse y secarse el cabello, Athena levantó una esquina de la colcha y se metó en la cama junto a Iori. La sábana olía un poco a menta. Un silencio cayó sobre la habitación ella miró hacia la ventana, pero estaba tan nerviosa que su cuerpo estaba rígido como una tabla.
Los dos yacían en silencio por lo que pareció una eternidad. Finalmente pensó que Iori se debía haber quedado dormido, así que ella se dio la vuelta lentamente. En ese momento, Iori también se movió. Estaba levantando con cuidado la colcha, como si estuviera a punto de levantarse de la cama.
Sin que ella lo supiera, todo este tiempo Iori había estado ardiendo de deseo y era mejor despejarse.
— ¿Adónde vas?- preguntó ella.
Iori se puso su gabardina negro sobre su pijama.
—Voy al balcón a tomar un poco de aire. Puedes dormir primero.
—Okey. - Athena no pensó mucho en eso.
Después de todo, sin Iori, tenía la cama para ella sola y fnalmente podía descansar tranquila.
Efectvamente, Iori trajo una lata de cerveza helada al balcón con algunos documentos de la empresa que quería revisar.
Después de terminar su bebida, se dirigió de nuevo a la habitación. Athena, que se había quedado dormida en su lado de la cama, estaba agarrando el edredón con fuerza. Su pierna suave y esbelta asomaba por debajo del borde de la colcha.
"Estás durmiendo de una manera descarada". Iori resopló mientras ponía la colcha sobre sus piernas. Después de arroparla correctamente, se sentó en el borde de la cama y miró su figura dormida durante mucho tempo antes de acostarse a su lado.
Al día siguiente, Nina llegó a la mansión muy temprano. Como no había visto a Iori el dia de ayer, trajo su desayuno y café favorito cuando vino. Sin embargo, cuando abrió la puerta, vio a Iori y Athena abrazándose íntimamente durmiendo. Al ver esto, Nina no pudo evitar sentir una punzada en el corazón. Ella entró de puntillas y vio una leve sonrisa en los labios de Athena.
"¿Qué hacía ella aquí? " Nina pensó para sí misma mismo. Tan pronto como entró, Iori abrió los ojos. Athena lo tomó del brazo y fue dificil para que se levante sin despertarla y salió con Nina de la habitación .
— ¿Qué haces aqui? -Iori miro a la mujer, habia una sugerencia subconsciente de bondad en su ojos. Nina forzó una sonrisa.
— Te traje el desayuno. Tienes una reunión e Yasakani - No quería que Iori ignorara su trabajo debido a Athena. Probablemente no consideraba su trabajo más importante que el de su esposa y. incluso si no trabajaba, todavía tendría suficiente riqueza para mantenerlo durante toda su vida.
— Entiendo. Estaré con la empresa pronto - respondió Iori.
—Compré café para ti y algunos bocadillos, así que por favor come algo primero. - Nina estaba celosa de su intimidad con la psíquica y sacó el recipiente de comida, pero el cuenco de porcelana resbaló de su mano y cayó. haciendo un ruido fuerte. Y casi eso despertó a Athena, que estaba profundamente dormida. La expresión de Iori se ensombreció.
— ¡Vamos! Vamos de aquí ahora.- Luego agarró la muñeca de Nina y tiró de ella hacia abajo, Nina siguió a Iori escaleras abajo. Después de que estuvieron en la sala de abajo él dijo:
— Nina, lo hiciste a propósito, ¿no?
—¡Si! Quería que me viera y se diera cuenta del daño que me hizo ¿De verdad volveras con ella después de que fue amante de Alexander?- Nina no negaba que su intimidad la afectó y la hizo sentir herida.
— Eso no me importa ¿Porqué a ti si?
— Ustedes están juntos de nuevo, ¿no? No importa los errores que hizo, seguirás perdonándola, ¿verdad? - Nina le rugió, Iori nunca lo fue hombre que haría estas cosas, pero parecía que había cambiado. el haría cualquier cosa por Athena.
— Déjame aclararte algo no dejaré que Athena me deje, así que es mejor que te rindas. Y ni siquiera intentes acercarte a ella. ¿Esta claro? - Iori no estaba tratando de lastimarla pero ella estaba acabando con su paciencia — Nina te conozco desde hace tiempo deberias conocer la piel de gente que odio, no me hagas tratarte de la misma manera que trato a los demás -él no sería cruel con la gente que le importaba a menos que no otra opción. Nina bajó la cabeza y permanecio en silencio unos segundos.
— Entonces deberia renunciar a la empresa. Ya no tiene sentido trabajar ahi..
Incluso después de escuchar lo que dijo Nina, Iori mantuvo la calma. Nina penso que él se negaría y cuando estaba a punto de decir algo, Iori dijo:
—Ya que has tomado una decisión, no te detendré eso. Haz lo que quieras. -Después de escuchar esto, Nina supo que no había lugar en su corazón, no importa cuánto lo intentara. A pesar de que han estado cerca, ha tomado la decisión correcta después de mucho tiempo, pronto empezarían a volverse extraños.
—Está bien, entonces me voy. -Nina frunció el ceño, dio media vuelta y salió de la mansión.
Después de cerrar la puerta detrás de ella, se apoyo contra la puerta y las lágrimas comenzaron a correr por su rostro. Ella ya habia decidido darse por vencida, pero cuando estaba a punto de hacerlo a partir de entonces, no pudo evitar sentirse desamparada e impotente. Las implacables palabras de Iori y su calma atravesó su corazón como un cuchillo afilado. Cuando Akira la vio apoyada contra la puerta.
— Señorita Nina, ¿se encuentra bien? -Según el, Nina siempre ha sido una mujer fuerte, desde que empezó a trabajar en la empresa, fue una persona fundamental para el desarrollo de la empresa. Y era la primera vez que la veia llorar. Nina asintió y respondió débilmente.
— Estoy bien, no te preocupes- ella se dio vuelta y camino hacia su automóvil y miro una vez mas la gran mansión recordando a su amiga Hana cuando salian juntas de paseo y también a Iori cuando se emborrachaba todos los dias después de Athena lo traicionó, aunque ahora sabia que no era ella sino Minerva, hasta el fue capas de ir a América a buscarla y la trajo una vez mas a su lado, ella era quien cuidaba de la empresa cuando él no estaba. Athena fue la razón por la que vino para la compañía. Y ahora, ella dejaba la empresa por su culpa.
Si Nina supiera que Athena cambiaría tanto a Iori y si supiera que Athena le haria perder todo lo que amaba, no habría estado de acuerdo con la decisión de Iori de casarse con la hermana de Minerva en ese entonces, incluso si solo hubiera sido para vengarse por Hana, ya no queria recordar más, lo mejor era irse por un tiempo de Tokio.
En un club nocturno, Minerva llevaba varios días encerrada en una habitación estrecha y oscura, había estado confinada allí desde la noche en que drogó a Kyo. Y todas las noches la obligaban a tomar el afrodisíaco, pero la torturaban sola.
Esa tarde, Iori fue a ver cómo estaba. Entró en la habitación, se paró junto a la puerta y le dijo con frialdad:
— ¿Cómo te va?
—Señor Yagami, lo siento mucho. Por favor, perdóneme, no lo volveré hacer - le suplicó ella, quien no esperaba que fuera tan despiadado.
Él era un demonio, y ella era una estúpida por meterse con el Clan Yagami.
—¿Que nunca lo volverás a hacer? ¿Crees que habrá otra vez? - El hombre no era un tonto para darle la oportunidad de engañarlo de nuevo.
Minerva miró al hombre que estaba detrás de Iori La droga que ella acababa de tomar estaba empezando a hacer efecto y se sentía muy incómoda.
Parecía que el pelirrojo le había leído la mente:
— ¿No te sientes cómoda tomando estos medicamentos todos los días? -Él nunca había sido blando con los demás, excepto con Athena que siempre era terca e inocente. — ¿Lo quieres a él? - le preguntó de nuevo mientras giraba la cabeza y miraba al hombre que tenía detrás. Su tono de voz seguía siendo tan frío como el hielo: — Ayúdala
Media hora después, el hombre salió de la habitación pulcramente vestido.
—Señor Yagami
—Ya puedes irte - Iori miró a la mujer y se burló.
— Señor Yagami, ¿quiere hacerlo ahora? - dijo ella. Pero la verdad era que ya no le quedaban fuerzas para tener relaciones sexuales.
El rostro de este se ensombreció:
— Eres realmente una perra barata. Si no te toqué cuando creía que era Athena ¿crees que haré una excepción hoy?
Por supuesto que él conocía su intención. Ella quería ser su mujer para poder liberarse de esa tortura.
Otro hombre entró con una jeringa, Minerva lo miró, presa del pánico.
— ¿Qué me vas a hacer?
— Lo mismo que hiciste con Hana ¿Recuerdas? -Con solo una mirada y un asentimiento de Iori, el hombre le inyectó el líquido sin dudarlo.
—Déjala salir al club, que haga lo que quiera. - El sabía que con esta droga, tenía control sobre ella.
Entonces Akira entró y le preguntó:
— Señor ¿de verdad puede controlarla con esta droga?
— ¿No tienes fe en mi? Deberías saber que ella no puede obtener esta droga de nadie más que de mí - Solo hacían falta diez mililitros para que Minerva se hiciera adicta a la droga.
— ¿Se esta controlando por Athena? ¿verdad? - dijo Akira, sabia que si fuera por el pelirrojo esa mujer Minerva estaria hecha picadillo.
Iori se quedó sin palabras. ¿De verdad lo estaba haciendo por su esposa? Después de todo Minerva es su hermana y temia que al recordar Athena no lo perdonaría.
Eran como las tres de la tarde cuando Athena estaba preparando algo rico para comer ya que hace media hora que se habia despertado, tal vez el cambio de horario la afectó. Iori apareció en la cocina y vio que estaba preparando.
— No tienes que hacer todo esto. Estan los empleados para que te sirvan. - le dijo amablemente lo cual ella nego con la cabeza.
— No hace falta, quiero hacerlo yo.
Iori vio que estaba a punto de sentarse y él inmediatamente la levantó, haciéndola sentarse en su regazo.
— Iori, no creo que sea apropiado que hagamos estas cosas ahora. - Con eso, ella le sonrió y le puso las manos en el pecho y trató de apartarlo.
— ¿Qué? ¿Realmente vas a rechazarme.? - le dijo el con una mirada traviesa en sus ojos.
Athena apoyó las palmas de las manos en su camisa de seda y dijo:
— Iori ¿cree que depende de mi decidir eso?
— No lo se, tu dime.. - Cuando escuchó eso, su rostro se puso rojo y le entrego su café pero Iori tomó la tostada, la untó con mermelada y lo puso en su boca.
Aturdida, ella dio un mordisco. "¿Conoce mi sabor favorito? " aunque ella tenía preparó algunas jaleas diferentes, eligió su sabor favorito de todos, el de fresa.
Ella en su regazo estaba nerviosa y sintió como sus manos estaban subian lentamente hacias sus muslos.. ¡Le estaba acariciando el culo!
— Iori, deténte, alguien puede ver..
El la conocía bien, incluida su debilidad. capaz de resistir su encanto o toque. Iori no estaba de humor para un café por la mañana y, después de unos sorbos de café, se sintió lleno de energía, Athena sacudió la cabeza. No iba a tener sexo con él en el comedor. — No se que clase de relación teniamos pero no esta bien.. las cosas son diferentes ahora.
— Athena no pienses demasiado, ¿de acuerdo? Somos marido y mujer.- el no iba a obligarla a ser su mujer, solo queria tenerla cerca.
De repente sintió que no estaba siendo ella misma. Se dio cuenta de que si se amaban no iba a poder resistir y aún no estaba lista y también estaba su periodo.
— Hmm...- Athena movió su cuerpo y ajustó su posición para ponerse más cómoda. Pero luego pensó en lo que había sucedido y se sonrojó. — Creo que ire a ver a Hana.. -Si ellos continúan abrazados, sabia que alguien los veria y seria vergonzoso, el la soltó. No pudo evitar sonreir cuando la vio recoger su camisón del suelo. y subir las escaleras.Athena siempre ha sido tímida y Iori no tenía la intención de complicarle las cosas.
Continuará...
