Los personajes son de S. M., la trama es de mi autoría.
Una mujer sin corazón
de la saga La vida de ellas
IX Sobre cómo un plan sale mal
Angielizz (Anbeth Coro)
La juventud es ese lapso en la vida en la que decimos cosas que no pensamos, hacemos cosas que no queremos y tenemos sentimientos que no entendemos. Por eso los errores más grandes se cometen a esa edad.
—Yo nunca he —me corta la oración poniendo su boca contra la mía. Gimoteo sin poder evitar la respuesta de mi cuerpo.
—Lo sé, nena. Va a gustarte.
—¿Podrías decir mi nombre al menos?
—Nena es mi apodo para ti, Alice —y por un momento me hace sentir especial que me tenga un apodo tan sin chiste como ese.
Me hace dar media vuelta y pone contra el colchón.
—Levanta tu trasero.
Había visto algo de porno estas últimas semanas, sabía que él debía tener experiencia y yo no quería sentirme como una inútil muñeca en la cama así que me acomodo exactamente como él quiere.
—¿Podrías meter tus dedos antes? —por suerte lo hace, mi cuerpo se mueve en respuesta a sus caricias.
—Me encanta tu trasero, que buen trasero tienes. Es lo primero que me fije en ti —y mientras lo va diciendo acaricia y masajea mi trasero con sus manos, por unos segundos eso ayuda a relajar mi cuerpo—. Eres tan ardiente, nena.
Y sin preámbulos retira sus dedos de mi interior para sustituirlos de manera rápida y sin delicadezas con otra parte de su cuerpo.
Lo cierto es que no tengo ninguna expectativa sobre lo que puede pasar en esta tercera cita.
Una ha sido es-tu-pen-da y la segunda un fracaso total.
Y honestamente sigo molesta con Jasper por lo ocurrido el miércoles así que mis expectativas de querer llegar a más con él están por los suelos también. Sólo tengo un plan muy claro: no voy a dormir con él.
Es viernes y mi celular está saturado de mensajes de idiotas con los que he dormido antes. Voy a la lista de contactos y marco su número, en cuanto responde le suelto con rapidez:
—No voy a dormir con él —le digo a Rose al teléfono.
Rose es mi mejor amiga de toda la vida. Hemos sido inseparables desde niñas, y aunque el trabajo suele ser un distractor para mantenernos por semanas sin estar en contacto sé y sabe que siempre podemos ponernos al día y actuar como si nos hubiésemos visto el día anterior.
Ella sabe que yo estaré para ella, y yo sé que cuento con Rose. Así que el miércoles después de que Jasper se fue de mi oficina la llamé para contarle con lujo de detalle todo lo ocurrido con Jasper desde que hicimos la apuesta, a la es-tu-pen-da primera cita y la fatal segunda cita.
—¿No? Porque es muy lindo, es decir, claro que fue un cretino y lo que hizo en la cafetería se le salió un poquito de control.
Termino de ponerme el rímel antes de levantarme de mi silla frente al espejo. Sobre la cama está un vestido rojo con manga larga, no es uno de los vestidos que eligió Jasper para mí, no porque su elección no fuera buena sino porque no tenía intenciones de darle el gusto de verme llegar con lo que él quisiera.
Así que ayer cuando fui a cambiar mi tarjeta de regalo me mostró una de las empleadas los vestidos que Jasper había elegido como opciones. Entendí lo básico: vestido elegante, hasta la rodilla, suelto, con holanes o pierna al descubierto. El tipo de vestido que alguien usaría si quiere ir a bailar.
—Fue un idiota, dilo, un idiota.
Mi vestido nuevo es color rojo, con manga larga, abierto en la pierna derecha casi hasta el muslo, con holanes en las orillas del final y hasta la rodilla.
—¿Y no vas a dormir con él?
Niego con mi cabeza y luego me doy cuenta que es imposible que Rose pueda ver mi gesto.
—No. Todos los puntos que sumó en la primera cita los tiró con lo del miércoles.
—Pero vas a salir con él.
Ruedo los ojos.
—Solo porque no voy a retractarme. Tendremos tres citas y cuando esta ultima sea igual de mala que la anterior puedo no acostarme con él, está en la cláusula.
—Alice, no necesitas salir con él. Jasper entenderá si cancelas esta cita.
Rose está casada con Emmet, quien no sólo es amigo de Edward, mi hermano, y James, sino también de Jasper, por lo que es obvio que Rose siente simpatía con el amigo de su esposo.
—Lo que quiero es bajarle sus humos de perfección.
—¿Segura que es eso?
—Totalmente.
—Jasper no es uno de los idiotas con los que duermes, Alice —ruedo los ojos de nuevo, por supuesto que lo es. Excepto que no dormiré con él. El celular suena con un campaneo, lo alejo de mi oreja para ver un mensaje nuevo.
Si tu idea es hacernos perder la reservación, lamento informarte que he agendado para las 19:00, 19:30, 20:00, 20:30, 21:00, 22:00. Y siempre puedo conseguir sushi a domicilio.
—Es solo otro hombre queriendo llevarme a su cama, Rose. Excepto que a él no se le hará.
Y mientras digo eso veo la hora, 19:40. Habíamos acordado que saldríamos a las siete de la tarde, pero decidí picar contra la puntualidad de Jasper para ponerlo de mal humor. Y nuevamente, él iba un paso por encima de mí.
No me gusta el sushi.
Si su idea era…
Lo sé.
—¿Y entonces? —Rose sigue al teléfono.
Parpadeo leyendo el último mensaje mil veces cuando sólo son dos palabras.
—¿Perdona qué?
—Preguntaba qué harás si resulta ser una buena cita.
—Será horrible, Rose. Al parecer va a llevarme a cenar sushi.
—¿No eres alérgica a los mariscos?
—Sí.
—¿Lo sabe Jasper? —me termino de poner el vestido y jalo el cierre con rapidez.
—Quizás lo olvidó.
Una cosa era tener una mala cita por su ineptitud de mantener una conversación decente y otra era tener una mala cita porque me hiciera pasar hambre por olvidar que soy alérgica a algo.
—¿Y si cancelo?
—¿A qué hora es tu cita?
—A las siete.
—Casi son las ocho —suena alarmada.
—Lo sé, está abajo esperando desde hace una hora.
—Eres mala, Alice —sonrío como si fuese un halago.
Escribo un nuevo mensaje.
Soy alérgica a los mariscos.
No responde en seguida. Me miro en el espejo, voy perfecta aunque ahora mi buen humor se ha ido al caño. Creo que estaba demasiado emocionada en hacerle una velada del infierno a Jasper, y él va un paso adelante otra vez.
Vuelvo a escribir un mensaje.
¿Cancelamos?
¿Cuál es la finalidad de ir a una cita en la que ambos nos esforzaremos que salga mal para no dormir juntos? Esta vez el siguiente mensaje solo tarda diez segundos -lo sé, los conté- en llegar.
Responde.
Llamada entrante.
—Rose, tengo a Jasper en una llamada, ¿te llamo mañana?
—Suerte, Alice.
Cuelgo y respondo.
—¿Estás lista?
Me siento en la cama.
—No puedo comer sushi.
—Lo sé —frunzo el ceño ante la repetición de su respuesta. Bien. Esto solo confirma que él también busca que esta tercera cita sea mala, quizás ambos somos conscientes de lo extraño que sería dormir juntos si hemos sido algo parecido a amigos durante todos estos años. Suspiro sintiéndome derrotada aun sin dar pelea.
—Bajo en tres minutos —y cuelgo.
Pero me quedo sentada en mi cama mirándome en el espejo durante los siguientes cinco minutos de acuerdo al reloj de mi celular. Bien, aquí vamos. Tomo mi bolso negro que dejé sobre el sillón de la sala y sin más preámbulos salgo de mi apartamento para dirigirme a la peor cita de mi vida. La tercera y la última con Jasper.
Apenas he llegado al elevador cuando el celular al fondo de mi bolsa comienza a sonar, lo saco mientras espero que las puertas se abran.
Escoria
Respondo cuando estoy dentro del elevador presionando el botón que me llevará a recepción.
—¿Hola?
—¿De verdad vas a tener sexo con Jasper por una apuesta?
—Oh venga, ¿Quién te dijo… agh. Jasper.¿Por qué no me sorprende?
—Alice.
¿Quién se cree James para hablarme como si fuera una niña?
—¿Por qué tiene que contártelo todo a ti?
—Responde.
—Sé honesto. ¿Debería ir a esa cena?
Si Jasper le ha dicho que seguirá comportándose como un idiota conmigo por lo menos podría advertirme para ahorrarme esa cena. Hay un largo silencio del otro lado de la línea.
—¿Soda o cerveza?
—Cerveza —James jamás mentiría con decir que está solo cuando no lo está, así que me relajo.
—¿Debería ir?
—Jasper no es como los tipos con los que sales, Alice. Puedes despedirte de tu título como soltera si asistes a esa cena.
—Por favor. ¿Ya se la chupaste?
Consigo una risa del otro lado de la línea.
—No. Pero es tu amigo, ¿no? Salimos a veces todos juntos, es amigo de Edward, conoce a tus padres y aprecia sus testículos lo suficiente para no jugar con tus sentimientos.
—Aww. ¿Lo patearías si me hace algo?
—Lo harías tú misma, no tengo de qué preocuparme al respecto.
Buen punto.
—No voy a dormir con él —le confieso—, sólo iré para bajarle esos humos de grandeza.
—Alice…
—Lo digo en serio, fue a mi cafetería y casi se desnudó frente a una pobre anciana. Es como una venganza por el paro respiratorio que pudo haber sufrido la mujer.
—Alice —de nuevo ese tono.
—Voy a ir a esa cita. Y lo voy a mandar a la mierda.
—Alice —¿por qué siempre tenía que hacerme sentir como una niña?
—James. Ya va siendo hora que alguien le haga frente y lo mande a la mierda. Además, me llevara a comer sushi —estoy tan molesta sobre eso, las puertas del elevador se abren y me muestran la zona de recepción, me quedo en mi sitio y presiono el botón para hacer que las puertas se cierren de nuevo— ¿me llamas para decirme que no salga con él?
—Llamo para asegurarme que no tendrás sexo con él solo por una apuesta.
—No, no lo haría por una apuesta.
Aunque Jasper sea un grano en el culo, lo aprecio lo suficiente para no hacer algo como eso.
—Tampoco tendrás sexo con él por venganza ¿cierto?
—¿Estás preocupado por él o por mí?
No hay risas que vengan acompañadas a su respuesta, de hecho suena incluso más serio que antes.
—Responde.
—No. Tampoco tendré sexovenganza, ¿feliz?
Pero no tenía esperanzas en que fuera a dejarlo pasar así de fácil.
—¿Qué fue lo que te dijo el miércoles que salieron?
No iba a dejarlo pasar. Pero ya que Jasper andaba de lengua suelta…
—Preguntó si había dormido contigo, le dije que había sido algo de una vez y dijo que conmigo todos eran de una vez.
—¿No es por eso que hiciste eso de la apuesta? Para demostrarle que sólo tienes sexo sin repeticiones —parece confundido de que me haya molestado ese insulto.
—Una cosa es lo que yo me digo, y otra lo que él dice de mí. Pero ya te lo dije, eso no importa porque no voy a dormir con él. Ahora, si me disculpas, tengo una cita a la que asistir.
Y sin esperar replicas de su parte cuelgo el teléfono, lo meto al fondo de la bolsa y abro las puertas del elevador.
Jasper está esperándome parado contra la puerta del copiloto, al verme salir sonríe hacia mí y abre el automóvil para que suba.
—Te ves hermosa esta noche.
Levanto una ceja sin que sus palabras surjan algun efecto en mí.
—Lo sé.
Y él no está nada mal, de hecho. Va vestido con una camisa negra y unos pantalones oscuros de mezclilla que lo hacen balancearse entre lo formal y lo moderno. Y sin más ceremonias abre la puerta del automóvil y yo entro sin intentar darle un beso como en la primera cita.
Lo ocurrido el miércoles se siente como algo reciente asi que ambos nos movemos en la conversación al tanteo. Pregunta por mis mascotas, pregunto por sus proyectos, pregunta por mi día, pregunto por el suyo. Hay ajás, y dime más y qué interesantes que se sienten de sobra. Y creo que ambos estamos conscientes que esta cita está destinada a irse al fracaso.
—¿Y no podemos ir a cenar a otro lugar? —pregunto de pronto mientras el semáforo marca rojo. Por lo menos si vamos a un lugar donde haya carne en lugar de mariscos podré llenar el silencio incomodo con mordidas a mi comida.
—Este lugar va a gustarte —dice sonando convencido. Debí cenar algo antes de bajar. Suspiro cansada, en realidad no es necesario que salgamos si es evidente que nos la pasaremos mal los dos.
—Por muy bonito que sea, si no como nada no puede gustarme.
—¿Por qué no ibas a comer?
Le lanzo una mirada que dice jodete, es realmente exasperante cuando se lo propone.
—Porque no como mariscos, ya te lo dije. Soy alérgica a eso.
—Y yo te dije que no lo olvidé —es su turno de suspirar con cansancio.
—El sushi tiene pescado —digo como una obviedad por si también se le olvidó eso.
—No estoy llevándote a cenar sushi, Alice.
—¿Ah, no? —ahora sí me toma con la guardia baja.
Una sonrisa presumida aparece en su rostro perfecto de idiota cuando me mira.
—Por supuesto que no.
—Pero dijiste antes que podrías pedir sushi a domicilio.
—Lo haría si nos hubieras hecho perder las seis reservaciones que hice, pero aquí estamos —frunzo el ceño con confusión.
—¿Y a dónde vamos?
Ahora me da una sonrisa engreída.
—Es una sorpresa.
Le ruedo los ojos pero no insisto, por lo menos no será sushi y eso anima mi humor un par de líneas.
—No comeremos mariscos ¿cierto? —intento asegurarme sin creerle, Jasper encuentra mi mano que descansa sobre mi pierna y le da un apretón sin dejar de conducir.
—Terminar en emergencias no está en mi plan, Alice. Me gustan tus labios sin que estén hinchados por una alergia —ahora le ruedo los ojos ignorando lo de gustarle mis labios.
—Sólo me aseguro de eso.
—Apropósito, ¿sabes que Edward tiene que vestir un traje azul cielo en su boda?
—Esa loca, ¿no podrías sugerirle que no se case con ella?
—Como si fuera a escucharme.
—Tiene que escuchar a alguien.
—Supongo que algunas personas tienen que salir con las personas incorrectas hasta encontrar a la persona correcta —arrugo la frente mirándolo, pero él mantiene la vista al frente evitando la mía.
—¿Seguimos hablando de Edward?
Una pequeña sonrisa le cruza la cara.
—¿De quién más hablaríamos? —su tono es de falsa inocencia, lo dejo pasar y vuelvo al tema anterior.
—¿Serás el padrino de la boda?
—Estaré en la fila, pero el principal es Peter.
Se me encoge el estómago al imaginarme caminar al lado de él. Sacudo mi cabeza e intento retomar el tema como si no me afectara esa posibilidad.
—¿Y los padrinos de qué color irán?
—Amarillo.
—¡Cielos! Esa demente no tiene gusto en absoluto —consigo hacer que una risa salga de Jasper.
—Edward dice que no has ido a la prueba de vestuario. Le pidió esta tarde a James que te convenciera de ir.
—No seré su dama —digo y me sorprende la convicción que hay en mis palabras, aunque no estoy segura que se deba solo al color horrible que ha escogido Heidi para el vestido.
—¿Lo sabe tu hermano?
—Lo sabrá pronto. Y seamos honestos, Heidi no me quiere entre sus damas. Y yo no voy a usar jamás amarillo canario en un vestido de noche.
Pero en lugar de intentarme convencer de ser la dama de mi cuñada, o darme uno de esos sermones sobre madurar y dejarle de dar importancia a los colores entrelaza sus dedos entre los míos. Y hasta ese momento me doy cuenta que la mano de él jamás abandonó a la mía. No retiró mi mano de la suya.
—¿A ti te agrada Heidi? —intento pensar en otra cosa que no sea la calidez de su piel contra la mía. O el hecho de que su mano se recarga contra la piel de mi pierna directamente gracias a la abertura del vestido.
—Bueno… es la novia de Edward, supongo que debe agradarme.
—Ya. Pero… ¿te agrada?
Abre y cierra la boca un par de veces sin que ninguna palabra salga de sus labios y luego se limita a encogerse de hombros.
—Es guapa y… cuando está con Edward ella es muy amable. Hemos salido a cenas de trabajo y eso, ¿sabes? Entiendo el encanto que tiene Heidi, los hombres no pueden no mirarla cuando ella está cerca y tiene esa habilidad de hacer que sea el centro de la conversación sin esforzarse. Pero…
—¿Pero? —no puede haber solo comentarios lindos hacia Heidi, estaba segura que mi contrariedad con ella no se trataba de solo celos de hermana menor.
—Pero es como una imagen. Esa es la sensación que ella me da, como si fuera una ilusión. No sabría explicarte porqué lo pienso.
—¿Cómo si fuera hipócrita?
—Va más allá. Y entre más se acerca la boda, más fácil es reconocer a la imagen que quiere dar de la persona real.
—¿Y por qué no hablas de eso con Edward?
—No es mi posición —cuando voy a replicar se apresura a añadir—. No es tuya tampoco, Alice. Ya te lo dije, él tiene que descubrirlo por su cuenta.
Estoy a punto de añadir que jamás me cansaré de demostrarle a mi hermano el error que está cometiendo cuando Jasper detiene el vehiculo. Miro hacia la ventanilla a mi lado y descubro con sorpresa y, ¿para qué ocultarlo?, emoción a dónde me ha traído. Una sonrisa se instala en mi rostro antes de mirarlo a él.
—¿De verdad?
—Ya te lo dije, Alice. Jamás pierdo una apuesta.
Oh mierda, estoy tan perdida.
Agradecimientos a: Adriu, Nydiac10, Terewee, Vane, Miop, Noriitha
¿Alguna idea de a dónde la está llevando Jasper?
Nota para las lectoras de una dama de burdel: Me ocurrió una tragedia y se me borró el capítulo completo que iba a publicar. Así que estoy que sufro porque eso me ha pesado para volverlo a reescribir y me está tomando tiempo hacer que las palabras que ya escribí vuelvan, espero poder publicarlo esta semana. Por eso no he podido enviar el adelanto a quienes comentaron. Pero espero que este capítulo sea un poquito de ayuda. Obviamente aquí Alice tendrá mayores posibilidades de mostrarnos más sobre el compromiso de Edward y Heidi y todo lo relacionado a esa boda.
Este es el segundo libro de la saga La vida de ellas. La primera parte puedes encontrarla en mi perfil: Una dama de burdel.
Cada libro cuenta la historia de sus diferentes personajes femeninos, así que son independientes entre sí.
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