Resumen: Mirabel fue elegida por la magia como la sucesora de la abuela Alma, pero también por un viejo enemigo de los Madrigal para saldar cuentas pendientes.

Notas:

1) Los personajes no me pertenecen. Los personajes de Encanto son propiedad de quien tenga los derechos (¿Disney?)

2) Este fic fue realizado sin fines de lucro, solo por diversión.

SUCESIÓN

CAPITULO 14

Plaza del pueblo

Días más tarde

Julieta estaba repartiendo comida en la plaza acompañada por Mirabel. Su hija no estaba muy feliz de siempre tener que ser acompañada por alguien, pero la mujer no estaba dispuesta a arriesgarse a que la visión de Bruno se cumpliera si ella lo podía evitar. Estaban esperando a que Camilo llegara a acompañarla de regreso a casa, pero el muchacho estaba en esos momentos cumpliendo sus deberes cuidando a los niños del pueblo.

-Qué aburrido- dijo Mirabel dando un enorme bostezo y cruzándose de brazos. Llevaba ahí toda la mañana y Julieta podía entender que estuviera aburrida.

-Lo sé, corazón, pero es lo que yo hago todos los días- dijo su madre quitándole un mechón de cabello de la frente.

-Sigue siendo aburrido- dijo ella con una sonrisa triste al ver a la última persona herida irse y a su madre sentarse a su lado- no sé como lo has hecho todo este tiempo-

-Cuando hay gente que te necesita, no es importante si es aburrido o no- dijo Julieta sonriendo.

-Mmm…-

Aquello pareció dejar a Mirabel pensando, como la noche después de que Matías la llevó al ver las luciérnagas. Dolores le había advertido que los muchachos se habían besado y, a pesar de que sabía que su hija era una joven responsable y que Matías jamás se aprovecharía de ella, como quiera se sentó a hablar con ella, algo que debió haber hecho desde mucho antes.

FLASHBACK

Habitación de Mirabel

Varios días antes

Julieta sabía que su hija se estaba preparando para dormir pero decidió que esa charla no podía posponerse más después de lo que Dolores le acababa de decir. Una parte de ella se sentía emocionada, pero la otra un poco preocupada por que los adolescentes no fuera a hacer alguna tontería

-¿Mirabel?¿Puedo hablar contigo?- le dijo Julieta tras tocar la puerta.

-Claro, mamá. ¿De qué quieres hablar?- dijo la muchacha, ya usando su bata de dormir. Julieta se sentó en el borde de su cama y puso una mano a su lado para que se sentara también. Mirabel obedeció con una expresión preocupada.

-Mirabel, sé lo que pasó anoche entre ustedes, Matías y tú- dijo Julieta. Inmediatamente el rostro de su hija se ruborizó y bajó los ojos como si hubiera hecho algo malo. Ella puso una mano sobre la de la muchacha- no te preocupes, no te voy a regañar. No es malo besar a la persona que amas-

-¿Pero?-

-Pero tienes que tener cuidado de no dejarte llevar por tus emociones- dijo ella- se siente bien y es bien fácil dejarte llevar…-

Julieta siguió hablando con ella sobre lo peligroso que sería que sus hormonas tomaran el control de sus acciones y dejara de pensar racionalmente. La joven bajó los ojos de nuevo, algo incómoda por el tema, pero también como si estuviera meditando lo que acababa de decir.

-Cuando estés un poco más grande, tu papá y yo estaremos más que felices que te cases con Mati y nos des muchos nietos…- terminó diciendo Julieta con una sonrisa traviesa, guiñándole el ojo.

-¡Mamá!- exclamó Mirabel más roja que nunca, cubriéndose la cara con las manos- ¡no digas esas cosas!-

Ella dejó escapar una risita y le dio un beso en la frente con cariño.

-Estamos orgullosos de ti, mi vida- dijo Julieta antes de salir de su habitación.

FIN DEL FLASHBACK

Julieta aún pensaba en ello cuando vio llegar a una chica, pero no a verla a ella sino a Mirabel. Vio a su hija erguirse de pronto y respirar hondo cuando se dio cuenta de que se acercaba.

-¡Mirabel!- exclamó ella- ¡he estado buscándote por todos lados, incluso fui a tu casa pero no me deja entrar! Soy tu amiga, ¿acaso no quieres verme?-

Aquello llamó la atención de Julieta. Sabía que casita no negaba la entrada a nadie a menos de que alguien de la familia se lo haya pedido. Y si Mirabel lo había hecho, eso quería decir que su hija no quería hablar con esa persona. Julieta puso su mano sobre el hombro de ella como si quisiera preguntarle si estaba bien con la conversación, pero vio a la muchacha sonreírle levemente antes de volverse a la otra chica.

-No tenía ganas de hablar con nadie, Elena, lo lamento- dijo Mirabel sin muchas ganas.

La otra joven se quedó pensativa, como si estuviera sorprendida de la actitud de la muchacha, pero casi de inmediato volvió a sonreír.

-Bueno, ya estás aquí y eso es lo que cuenta- dijo Elena- quería hablar contigo de lo que hizo mi hermano…-

Pudo darse cuenta de que Mirabel ahora sí se puso tensa al escuchar eso. ¿Entonces esa chica era la hermana de Ricardo? Julieta también quitó su usual expresión amable frunciendo el entrecejo y estuvo a punto de intervenir cuando Mirabel respondió.

-No quiero hablar de lo que me hizo- dijo la joven seriamente- y espero que no estés aquí para convencerme de que lo perdone…-

-¡No, claro que no!- exclamó Elena poniendo una mano en su pecho, visiblemente indignada- de hecho, yo solo lo perdono porque es mi hermano, pero lo que te hizo fue imperdonable. No te culpo por no querer hablar con él. De hecho, yo solo quería saber que estuvieras bien, me preocupaba que te hubiera hecho daño…-

-Sí me lo hizo- dijo Mirabel apretando la mano de Julieta- pero tuve a mi familia conmigo y ya estoy bien-

-Me alegro de que estés bien- dijo Elena- le dijo a mi hermano que espero que los golpes que le dio Luisa le duelan mucho, no se merece que lo curen tampoco. Y vaya que le duelen-

Eso último lo dijo mirando a Julieta, pero ésta no le respondió. Nada de lo que la muchacha dijera la movería a curarlo a la persona que hirió así a su hija.

-Bien, solo quería decirte eso, y preguntarte si querías ir al nuevo café que está en la orilla del pueblo- dijo Elena.

Julieta vio a su hija dudar un poco, como si no quisiera pero no quiera ir pero tampoco ser grosera, así que ella respondió por Mirabel al ver que Matías caminaba hacia ellas, poniendo sus manos en los hombros de ella.

-Mira, recuerda que le prometiste a Mati que lo acompañarías esta tarde- dijo Julieta en voz alta, lo suficiente como para que el muchacho que iba pasando la escuchara también. Matías entendió muy bien lo que le dijo Julieta y se acercó a Mirabel con una sonrisa.

-Hola, Miri, ¿estás lista?- dijo el muchacho.

Pudo ver que los ojos de Mirabel brillaron al verlo llegar, levantándose de su asiento y abrazando a Matías, olvidándose por completo de que la otra muchacha estaba ahí. Su hija estaba distraída, pero Julieta pudo ver una nube negra cruzar los ojos de Elena. Apenas duró unos segundos y la vio sonreír de nuevo.

-¡Awwww, los dos hacen una hermosa pareja!- exclamó Elena con una sonrisa- los dejo para que disfruten su cita-

La muchacha se fue, pero Julieta la siguió con la mirada. Su instinto le decía que no debía confiar en ella, sobre todo porque era la hermana de Ricardo y no quería que por su culpa el muchacho volviera a herirla.

x-x-x

Casita

Al mismo tiempo

Antonio acarició a Parce mientras esperaba noticias de los demás animales que le reportarían lo que le había pedido. El gran jaguar se dejó caer en el suelo y le mostró la panza, haciendo que el niño riera y la frotara. Se aburría ahora que Mirabel tenía tantas responsabilidades y ahora novio, pero aprovechaba para pasar tiempo con los demás. Dolores había comenzado a acompañarlo más seguido.

La abuela le había dado una misión especial, diferente a la del resto de su familia. De hecho, tenía dos misiones principalmente: la primera, había pedido a dos de los coatíes que siguieran a Adrian Marfil y que le reportaran sobre sus movimientos. Y el tercero estaba siguiendo a Ricardo para asegurarse de que no se acercara a Mirabel.

Los últimos días los coatíes no habían recabado mucha información y esperaba que encontraran algo.

Podía ver muchas cosas pasando en el patio de casita. Sus primas y hermanos habían salido a usar sus poderes para ayudar a los demás. Agustín estaba ayudando a limpiar la cocina para cuando Julieta regresara y Félix estaba sacando algo de ropa mojada a secar porque Pepa la había mojado. Tío Bruno bajó a la cocina a robar una arepa para sus ratas y se encontró a Antonio, así que se sentó en la hamaca junto a él.

-¿Qué haces, Toñito?- le preguntó Bruno.

-Yo estoy esperando a que Panchito, Mencho y Benigno- dijo Antonio con una sonrisa. No era usual que Bruno estuviera de humor para conversar, pero disfrutaba cuando lo hacía- ¿qué estás haciendo tú?-

-Ah, es que Rosita tuvo a sus bebés y creo que necesita algo de comer un poco más, quiero estar preparado para más tarde- dijo Bruno sonriendo.

FLASH CRACK

Un trueno los hizo dar un respingo de sorpresa, y que Parce gruñera en voz baja. Pepa había salido de su habitación y había alcanzado a escuchar la última parte de la conversación.

-¡Bruno!-

-Ugh, ¿ahora que hice, Pepa?- dijo el aludido cruzándose de brazos.

-¿Tienes más ratas?- dijo ella sin estar muy contenta.

-No tantas, una tuvo solo tres crias y todas mis ratas siempre están en mi habitación mientras que les lleve de comer- dijo Bruno con una sonrisa inocente. Pepa decidió ignorar el hecho de que las ratas de Bruno seguían reproduciéndose dentro de la casa, consolándose en el hecho de que se mantenían en la habitación de su hermano.

Después de unos minutos la abuela bajó también al patio, acercándose al pequeño con preocupación.

-Toñito, ¿ya regresaron los coatíes?- dijo la recién llegado.

-Aun no, abuela- dijo el aludido antes de agregar- ah, mira, ahí está Mencho-

El coatí se acercó a Antonio y subió a sus hombros, emitiendo chillidos que el niño comenzó a interpretar para su abuela, su mamá y su tío.

-Ummm…- dijo Antonio frunciendo el entrecejo- dice que Ricardo no ha dejado su cama en todo el día desde que Luisa lo golpeó-

-¡Qué bueno!- dijo Pepa, un nuevo relámpago apareciendo en su nube, mientras que Bruno asentía también.

-Espero que le duela mucho…- siseó Bruno en voz baja. No era secreto para nadie que no había perdonado al desgraciado por herir así a Mirabel. Nadie en esa casa lo había hecho.

Antonio le agradeció y acarició la cabeza del coatí casi al mismo tiempo en que los otros dos llegaron. El niño escuchó lo que los otros dos le decían, alzando las cejas sorprendido.

-¿Qué dijeron?- preguntó la abuela.

-Nada- dijo Antonio- Adrian Marfil no ha hecho nada sospechoso. Dedica su tiempo a ayudar al molinero a preparar la harina y a transportarla, y cuando está libre pasa tiempo con Lucy-

-¿Lucy, la nieta de Gabriel?- preguntó la abuela, y Antonio asintió- quizá debamos advertirle de él. Eso es muy preocupante porque ella es la mejor amiga de Mirabel y de Camilo…-

-¿Y si ella debemos desconfiar de ella también?- comenzó a decir Pepa.

-Espera un momento- dijo Bruno sacudimiento la cabeza- los Garza han vivido toda la vida en el Encanto, no hay manera en la que podría estar aliada con él, menos contra nosotros-

-Quizá sería mejor hacer otra cosa- dijo la abuela- advertirle lo que Bruno vio en su visión, a ella y a Matías para que estén al pendiente de Mirabel-

-Ya lo están- dijo Pepa- yo misma le pedí a Camilo que les advirtiera que tenían que vigilarla cuando no estuviera con nosotros. Pero debemos ser más específicos con esa muchacha-

Antonio no sabía exactamente cuál era la preocupación de los mayores, pero asumía que Bruno había visto algo malo con respecto a ese muchacho y por eso le había pedido que sus coatíes lo siguieran, pero no parecía estar haciendo nada malo. Esperaba que su familia estuviera equivocada y no hubiera ningún peligro para su prima favorita.

x-x-x

Arroyo

Al mismo tiempo

Después de lo que pasó con Elena en la plaza, Mirabel y Matías estaban cerca del lago en su cita inesperada. Había sido una buena excusa de la señora Julieta, y Matías no se quejaba. Aún no había tenido suficiente de su ahora novia. ¡Le encantaba esa idea!

Había estado tan preocupado que, después de lo que ese horrible de Ricardo trató de hacerle, su Miri estuviera tan asustada a cualquier forma de afecto para siempre, pero estaba feliz de haber estado equivocado.

La señora Julieta les había dado una cesta con algunas arepas y buñuelos para que pudieran hacer una especie de picnic. Una vez ahí, Matías se quitó la ruana que llevaba puesta para ponerla como mantel en el suelo y los adolescentes se habían quitado los zapatos y metido los pies al arroyo para refrescarse un poco.

-Mmmm… esto se siente mucho mejor- dijo Mirabel chapoteando un poco, de modo que sus piernas y la orilla de su falda se mojaron un poco.

-Si quieres bañarte en el río puedo ayudarte- dijo Matías con una sonrisa traviesa.

Mirabel se volvió hacia él con la misma expresión y se inclinó hacia el agua, tomando un poco en su mano y salpicándola sobra la cara de él entre risas. Pasada la sorpresa inicial, Matías se levantó y, en vez de tomar agua en su mano para salpicarla, se volvió hacia ella y la levantó en sus brazos.

-Woa, ¿qué haces?- gritó ella al sentir que era levantada del suelo, y se aferró al cuello del muchacho al ver que quería bajarla al arroyo- ¡no!¡No te atrevas, Matías Fernando!-

-Ay, eso dolió- dijo Matías sin dejar de sonreír- ¿estás segura?-

-¡Sí, ahora bájame en el suelo!- exclamó ella.

El muchacho obedeció y la puso en el suelo, pero ella no soltó su cuello así que tuvo que ponerse en cuclillas para colocarla en el suelo. Mirabel le sonrió traviesa y tras soltarlo le dio un leve empujón, haciéndolo caer de espaldas al arroyo, pero afortunadamente no alcanzó a mojarse más que los brazos y las piernas, donde se detuvo para no caer.

-¡Traidora!- exclamó él.

-¿Qué?¡Tú eras el que me querías tirar primero!- dijo ella entre risas.

-Sí, pero tú empezaste- dijo el muchacho riendo también mientras se ponía de pie para poder salir del arroyo y sentarse frente a ella. Mirabel se acercó más a él, de modo que su cadera izquierda y la de él estuvieran juntas pero las piernas de cada uno estaban en direcciones opuestas- ¿qué planeas ahora, Miri?-

Mirabel se respondió volviendo extender sus brazos hacia él y besando su mejilla antes de alcanzar su cola de caballo y deshacerla.

-¿Puedo?-

-Por supuesto- dijo Matías volviéndose al lado contrario para que pudiera accesar mejor a su cabello. No le molestaba en lo más mínimo que ella tocara su cabello, aunque no estaba nada orgulloso de él. No tenía ninguno de la gran variedad de rizos en la familia Madrigal, si su cabello era casi lacio y sin mucha gracia.

Mirabel comenzó a jugar con su cabello, Matías comenzó a sentirse relajado. Era difícil controlar sus pensamientos cuando ella estaba cerca, pero tenía que hacerlo. Ella era la persona más importante para él y no quería espantarla de ninguna manera, así que tenía que ser paciente y seguir el ritmo que ella quería llevar.

-No te duermas, Mati- escuchó decir a Mirabel detrás de él cuando se le escapó un bostezo de tan relajado que se sentía.

-No lo haré- dijo él sinceramente.

Por fin después de un rato Mirabel estuvo satisfecha ató sus cabellos de nuevo, añadiendo una florecita que había encontrado en la orilla del arroyo a su listón. No era como las de Isabela, pero a él le pareció la más hermosa del mundo.

-Listo- dijo Mirabel haciéndolo volverse hacia ella para poner sus brazos alrededor de su cuello para darle un beso. ¡Dios! Nunca se cansaba de los besos de la muchacha.

Una vez que ella separó sus labios, se dejó caer hacia atrás, apoyando su cabeza y la espalda en las rodillas dobladas de Matías. Él se recargó hacia atrás en el tronco de un árbol y le quitó el broche de sus cabellos para poder hacer lo mismo que ella.

El cabello de Mirabel era hermoso, esos rizos tan lindos y caóticos a la vez que enmarcaban su hermoso rostro, y era tan tan suave como él lo había imaginado desde el día en que cayó en cuenta de que estaba enamorado.

Había sido algunos días después de que había comenzado la reconstrucción de casita, cuando los cuatro (es decir Camilo, Lucy, Mirabel y él) habían salido del Encanto por primera vez para conocer el exterior, e iban acompañados de Luisa. Cuando llegaron a la orilla del río donde el señor Pedro había muerto para rescatar a muchos pobladores del Encanto (incluido su abuelo Gabriel) Mirabel entró al agua levantándose un poco la falda a sus rodillas para que no se mojara, y fue entonces cuando una gran vorágine de mariposas amarillas comenzó a volar a su alrededor. Todos miraron sorprendidos el fenómeno, pero Mirabel rió y se volvió hacia ellos con la más hermosa sonrisa que había visto Matías en toda su vida, y fue cuando supo que estaba enamorado de ella. Y no fue el único que se dio cuenta, Camilo y Lucy no lo dejaron vivir después de eso.

-¿Miri?- dijo Matías.

-¿Mmm?- dijo Mirabel comenzando a cerrar los ojos.

-Eres tan hermosa- le dijo él en voz baja sin dejar de acariciar su cabello con cariño.

Nunca tendría suficiente de acariciar su cabello, pero Matías usó todo su autocontrol para detenerse y devolver el broche a su sitio. Mirabel estaba somnolienta, pero abrió los ojos sin dejar de sonreír y le iba a responder cuando ambos escucharon la risita femenina en la distancia.

Al escucharla los dos se incorporaron y miraron hacia el puente, y vieron a dos personas caminando cada vez más cerca de ellos. No queriendo que interrumpieran su cita, Matías se calzó sus sandalias, tomó la canasta y los zapatos de Mirabel con una mano, la mano de ella con la otra y la condujo detrás de un grupo de árboles con grandes hojas. Desde ahí los dos vieron a los intrusos, y notaron con sorpresa que eran Camilo y Amelia tomados de la mano riendo. Matías vio con sorpresa a su mejor amigo tirar de la mano de la muchacha para acercarla a él y besarla.

-¡Esa sabandija!- siseó Mirabel en voz baja- me reclama por no contarle nada, ¡y él ha estado ocultando esto!-

-Quizá porque ella vive en tu casa- dijo Matías pensativo- sabes que tu abuela no le permitirá quedarse en casita si lo llega a saber, sino que hará que se vaya a vivir a otra casa del Encanto-

Mirabel alzó las cejas cayendo en cuenta de que tenía razón y que si Dolores lo sabía también (que debía saberlo para ahora, no iban exactamente callados), si no había dicho nada para entonces es que debió haber hablado con él. Matías no estaba necesariamente molesto, al contrario, estaba feliz por su amigo.

-Vamos a otra parte, no parece que se van a ir pronto- susurró Matías en un susurro, ofreciéndole los zapatos para que volviera a ponérselos. Una vez que Mirabel se los puso, los dos se escabulleron sin que la otra pareja lo hiciera.

x-x-x

Al mismo tiempo

Camilo estaba tocando el cielo. Desde el momento en que había visto a Amelia salir de su habitación después de haber pasado un par de semanas encerrada en su habitación hablando solo con Mirabel o Julieta, ese día había decidido que ella era la muchacha con la que quería estar. ¡Y vaya que le había dolido que hubiera congeniado bien con todos menos con él al inicio! Pero poco a poco se dio cuenta de que era porque se sentía tímida estando con él, y que también estaba enamorada.

Dolores se había tardado en darse cuenta de lo que hacían a escondidas. Después de lo que había sucedido con Mirabel en su boda, toda la familia se había volcado en protegerla, sobre todo Dolores usando su poder para asegurarse de que Ricardo no volviera a hacerlo, y no se habían dado cuenta de lo que estaba sucediendo entre Camilo y Amelia.

Eventualmente Dolores los había descubierto, pero en vez de acusarlos con la abuela había hablando con ambos, y había puesto sus condiciones para guardar el secreto: no podían estar uno en la habitación del otro en ningún momento, y ambos habían aceptado esa condición.

A Camilo no le importaba con tal de que la abuela no la mandara a otra casa por su culpa, Amelia ya se había acostumbrado a vivir en casita y seguía las mismas rutinas que quienes no tenían poderes. Si la mandaban a otra casa quizá estaría sola, ya que ella no tenía familia.

Había sido muy afortunado cuando fueron a buscar a Mirabel y Julieta le había dicho lo había pasado, que la hermana de Ricardo había ido a buscarla y tuvo que mentirle para que la joven tuviera un pretexto para negarse a acompañarla. A Camilo y Amelia les cayó muy bien esa noticia y decidieron aprovechar el tiempo a su manera.

Amelia interrumpió sus pensamientos poniéndose de puntillas y besándolo. Camilo sonrió devolviendo el beso.

-¿Dónde estamos?- preguntó Amelia.

-Eh… es el arroyo, no tiene nombre- dijo Camilo encogiendo los hombros- creí que sería un lugar en el que podríamos estar sin que nadie más nos viera y le dijera algo a la abuela-

-Quizá… quizá deberíamos decirle la verdad…-

-¡No!- exclamó él- te van a echar de la casa…-

-A la casa de alguien más, no es como si me fuera a quedar en la calle… o como si me mudara a otra parte- dijo Amelia- me siento mal ocultando esto de la señora Alma, traicionando su confianza después de todo lo que tu familia ha hecho por mí. Y si nos llegan a descubrir estarás en problemas-

Camilo sacudió la cabeza. No quería arrebatarle eso a Amelia, antes terminaría su relación con ella para que no la sacaran de casita.

-Déjame pensarlo- dijo él finalmente al ver su expresión- pero no creo que sea una buena idea. Y si Dolores nos apoya, no creo que sea tan malo-

Amelia sonrió y apoyó su cabeza en el pecho de Camilo, y éste la abrazó cerrando los ojos. Era mejor que disfrutaran el momento. Ya se preocuparían por eso más tarde, aunque él estaba seguro de que nada malo pasaría y que nadie se daría cuenta.

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Casita

Más tarde

Camilo se dio cuenta de lo equivocado que estaba cuando él y Amelia entraron a casita. Mirabel y Matías los estaban esperando en la entrada. Al parecer su prima había arrastrado hasta ahí una de las sillas del comedor y se había sentado en ella, con sus brazos y piernas cruzadas y una mirada astuta, y el muchacho de pie a su lado, cubriéndose la boca con una mano como si estuviera tratando de no reír.

-Vaya, vaya… mira nada más quien decidió regresar a casa- dijo Mirabel ajustándose las gafas y volviendo a cruzar los brazos- ¡qué sorpresa verlos a los dos!-

El muchacho alzó una ceja sin entender, pero al ver la expresión de Matías comenzó a sospechar que ellos conocían su secreto. No, no podía ser, tía Julieta había dicho que irían a un picnic, y usualmente lo tenían en otra parte, no en el arroyo, pero eso no lo tranquilizó. Sería mejor hacerse el tonto.

-¿Te sientes bien, Mirabel?- preguntó Camilo antes de volverse a Matías- ¿acaso dejaste que se insolara?-

-Oh no, tuvimos la oportunidad de refrescarnos un poco- dijo Matías quitándose la mano de la boca y sonriendo ampliamente. Camilo palideció y, al mirar a Amelia de reojo, ella también lo había hecho.

-Sí, y nos dimos cuenta de una sabandija que nos oculta cosas mientras me reclama a mí por lo mismo- terminó Mirabel.

"Oh oh", pensó Camilo "¡Mirabel sabe todo!".

-No… no sé de qué estás hablando- tartamudeó él cruzándose de brazos y dándole la espalda para caminar a la cocina tratando de salir de esa situación, pero Mirabel lo siguió, dejando a Matías y a Amelia en el patio. El muchacho apoyó sus manos en la mesa y pudo sentir lágrimas en sus ojos.

Mirabel lo sabía, lo habían descubierto y seguramente para este momento ya habría ido con la abuela a decirle todo. Sus ojos le ardían. Podía ir despidiéndose de Amelia después de ello.

Su prima notó sus lágrimas.

-Camilo…- ella extendió su mano y tomó su brazo, pero él se lo sacudió.

-¡No!¡Déjame en paz!- dijo Camilo apretando los dientes, sin poder evitar que su voz sonara quebrada- ¡vas a arruinar todo!¡La van a echar de la casa si los mayores lo saben!-

-No seas idiota- le dijo Mirabel- por supuesto que voy a guardar tu secreto, Cami. Yo tampoco quiero que pase eso, no lo voy a permitir. Y no quiero hacer que mi segundo primo favorito se ponga triste-

Camilo sonrió aliviado al escuchar eso y se frotó los ojos con un brazo al mismo tiempo que Mirabel lo abrazaba. Sentía como si su prima le hubiera quitado un peso de encima al decir eso, aliviado de que su secreto estuviera a salvo.

-¿Segundo?- dijo él fingiendo ofensa.

-¿Qué? Ya te había dicho que Antonio es mi favorito…- dijo ella- pero tú no eres tan malo-

Casi inmediatamente después entraron también Matías y Amelia, la muchacha sonriendo aliviada seguramente porque había alcanzado a escuchar la última parte.

x-x-x

CONTINUARÁ…

¡Hola a todos! Matías y Mirabel tienen una cita sorpresa y se dan cuenta de que Camilo también tuvo la suya. Ya verán lo que pasa después, paciencia.

Muchas gracias por seguir leyendo. Abrazos.

Abby L.