Capítulo 07

—¿Han visto las noticias ayer? ¿Han visto lo que ha pasado anoche?

—Mamá y papá hablaron de eso en la cena. Decían sobre que algunos héroes desmantelaron… ¿qué era lo que desmantelaron?

—Tráfico de personas. Según mi papá, me dijo que eso es cuando tomas a alguien en contra de su voluntad y luego las haces trabajar… o algo así… no me quiso explicar mucho sobre eso.

—¡Lo bueno que tenemos buenos héroes en la ciudad!

—Si es que puedo, ¡intentaré aplicar para la academia! ¡Quiero ser un héroe como ellos!

Estas conversaciones entre los chicos de su clase y también de otros que podía escuchar del resto en la cafetería además de otras que si bien no se puede comparar a aquello del desmantelamiento de una red de tratas de blancas, también es para admirar el trabajo de los héroes.

En efecto, nada es lo que parece en este mundo. Los villanos parecen… realmente ser villanos. Hacen algunas cosas muy cuestionables, dignas de gente mala. Los buenos también hacen su papel de buenos en este mundo, como es su deber. Ver al número uno de Japón yendo a cada parte del país, volando y volando, para ayudar a todos… increíble. Este All Might parecía ser más eficiente… y parecía ser mejor persona. Eso queda a saber a futuro si es que lo conoce en persona.

Lo que le importaba era comer ahora mismo. Comida hecha por su madre. No importa qué tanto coma de su comida, nunca se cansará de ello y hasta algunas veces llora por lo deliciosa y especial que es. Es sencillamente lo mejor, la comida de una madre.

A veces la comida de una abuela suele ser mucho mejor pero, por lo que más quieran, jamás le digan a su madre que la abuela cocina mejor. Por favor, no hagan eso, no sean idiotas… pero si tienen ganas de hacerlo, sean bienvenidos.

—¿Ustedes también vieron las noticias?

—Parecía ser el fin del mundo por cómo cubrían los hechos —respondía Kirishima—. Fue sorprendente que bajo nuestras narices hubiera cosas de esa manera… me pregunto, ¿qué otras cosas más no sabemos?

—La vida está llena de sorpresas, mi querido amigo —contestaba Izuku mientras comía de su comida. Por supuesto, se niega rotundamente a usar los palillos que usan en Japón. ¿Aprendió a usarlos en estos 4 años? La respuesta es no. Pronto notó cuatro palillos que entraban en su pequeña vianda de comida de su mamá hizo. Levantó la vista y veía a ambos amigos comiendo—. …¿chicos?

—Tu madre en serio cocina muy bien

—Se nota que te quiere mucho, "cariñito" hahaha…

—…

Los quiere, no lo va a negar pero, ¿por qué todavía no les ha matado?

—… —miró su almuerzo. En vez de enojarse, lo que hizo fue seguir comiendo sin importar que ellos también saquen. De todas formas, son unos buenos amigos. Eso sí, no le iban a sacar as mejores partes del almuerzo—. ¿Acaso sus padres no les hacen de comer? —miró el almuerzo de ambos y sí, eran buenos también. Conoció a los padres de ambos y tiene que admitir que cocinan bien, muy bien—. ¿Chicos?

—Pero la comida de tu madre es muy buena —comentó Mina—. Somos tus amigos —Eijiro asentía ante esto—, ¿no nos vas a dar un poco?

—…

—…

—…

—…

—… tu madre hace buenas galletas, Mina.

—Mm… ¿tu comida por mis galletas? Mm… bueno, es un trato.

—Por hoy —le indicaba mientras hacía el intercambio de cosas. Ella solamente asentía una y otra vez ante esto—. Gracias —decía recibiendo las galletas. Eijiro le miró molesto—. ¿Qué sucede?

—Yo quería…

—Ahora discute con tu amiga de aquí —la señalaba—. Yo ya tengo mis galletas.

—… —miró con una gran sonrisa a Mina—. Oye… Mina… ¿te dije lo mucho que te quiero? —la chica de rosa simplemente rodeaba con sus ojos para darle también un poco de lo que había conseguido en su trato—. ¡Gracias! —este había agradecido por completo y comía junto con ella.

Él comía estas galletas mientras miraba a ambos con esa sonrisa suya.

Más tarde, en el departamento Midoriya

El resto del día, para niños de 10 años, fue normal.

No puede decir que sea una vida muy gratificante de momento pero al menos goza una vida con buenos amigos, una buena madre, con poderes que pueden cambiar el futuro del mundo o su propio futuro. ¿Qué más puede pedir? De momento, no mucho.

Estaba en su cuarto, meditando una vez más.

Cada vez que viene de la primaria acompañado por su mamá, entra a su cuarto y medita al menos una hora, dos máximo. ¿Entrenar? Eso lo hace los fines de semana, siempre bajo la estricta supervisión por parte de algunos héroes que, según parece, atrajo la atención de algunos cuantos, expresando su curiosidad. Sentía que no era muy bueno esto pero, ¿qué puede hacer? No había manera de negarse a sus pedidos. Él ya había aceptado también de su parte al igual que su madre.

Tuvo que dejar de meditar unos momentos. Primero que nada, seguro que este fin de semana podrá ir a un lugar donde la vida sea más abundante, estar en contacto con el aire libre, la naturaleza misma. Escuchó sollozos. Escuchó a alguien queriendo llorar. Bajó al suelo, como si nada. Caminó hasta la puerta, intensificándose más y más los sollozos. Era su madre, reconoce eso.

—… —salió de su cuarto, caminando hasta la sala donde podía ver a su madre sentada con ambas manos en la cara. Ahora la escuchaba llorar y llorar—. ¿Mamá? —ella tuvo un breve sobresalto por su voz. Miró a su dirección. Las lágrimas hacían a un lado el maquillaje que tenía, viendo el color negro por debajo de sus ojos—. …¿mamá? —fue corriendo hasta ella. Se arrodilló en el suelo mientras le tomaba de las manos, mirando muy alarmado—. ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Algo sucedió? ¿Todo en orden?

—… —ella entre lágrimas asentía y asentía.

—… mamá, estás llorando. ¿Segura que estás bien? Sabes que puedes contarme… no quiero que cargues con las cosas solas… sabes que estaré siempre para ti…

—… —las dulces palabras de su hijo le alentaban y mucho. Los mocos, lágrimas, todo hacía todo difícil en estos momentos. Tomó las manos de su hijo también—. …e…es que… —no largaba los mocos, los metía más adentro—. …una novela…

—¿Una novela? —no sabe si está mintiendo o diciendo la verdad. Usando la Fuerza puede deducir si algunas personas mienten o dicen la verdad. Era muy sensible a las verdades y mentiras pero… por extraño que parezca, no sentía nada en respuesta a su madre—. … —por eso estaba muy confundido. ¿Qué novela ha visto como para estar de esta manera? ¿Realmente será una novela?—. …¿en serio?

—S.sí… —soltó una de las manos para pasar su antebrazo por sus ojos, llevando con maquillaje aguado su antebrazo—. …e… el hijo… sa-sacrificaba su vida… para salvar a su madre… —lloraba mucho más que antes ahora—. …¡fue lo más hermoso que vi en mi vida! —abrazaba a su hijo en lo que iba inundando poco a poco el departamento con sus lágrimas—. ¡Fue hermoso…!

No podía decirle a su madre que si dejaba de llorar, no se iban a morir ahogados.

En serio, que Inko llore estas cantidades ya no es normal, ya no es cómico, es algo como para hacer verse en un hospital… pero no podía decir nada porque en estos momentos, ya el agua de sus lágrimas ya casi tocaba el techo.

Fin de semana

—Hoy no hay mucho para hacer

—¿No? Pero, estuve esperando toda la semana para poder estar al aire libre, en la naturaleza, donde la vida abunda más y donde mi quirk…

—Perdona joven Midoriya pero últimamente estamos más centrados en ocuparnos en los villanos que están apareciendo cada vez más en la prefectura y también en otras provincias.

—¿… okey?

—No te preocupes por nada, joven Midoriya. Hasta por donde he visto, has hecho enormes progresos en tu entrenamiento de tu particularidad. Ya no hay duda alguna sobre tu futuro como héroe y ser recomendado… aunque eso está muy en duda.

—¿En duda?

—Puedo decirte esto sin problema. Los alumnos recomendados son pocos, más que nada porque se debe a aquellos que vienen de familias ricas o muy influyentes o en casos normales, ambos. También, uno puede ser un alumno recomendado al ser un hijo de un héroe importante. No entras en dicha calificación pero algunos creen que eres apto para ello.

—¿Por qué creen eso?

—Las recomendaciones no son algo de dárselo a cualquiera, más a alguien… mm…

—¿Pobre? ¿No proveniente de una familia influyente? ¿Sin conexiones?

—Más o menos, sí. Por eso se ha tratado de realizar proyectos como para expandir un poco más las recomendaciones… no ha salido bien que digamos… por eso se tiene esperanzas en ti.

—¿Por qué? Siento que esto puede ser una pérdida de tiempo. Sé que puedo ser demasiado capaz para poder enlistarme sin necesidad de las recomendaciones pero… ¿por qué hacer esto?

—Como dije, es para ser algo más permisivos.

Siente que esto no es así del todo.

Como se dijo, cada fin de semana un par de héroes lo llevan a practicar y a pulir su quirk. Ya saben que puede tanto curar como lanzar ondas sónicas… o así ellos le llaman. Por lo demás, de poder mover cosas o a la gente, no tienen idea alguna.

Ahora sigue más que interesado en esto de las recomendaciones.

Sabe perfectamente que o debes tener dinero, o ser una familia muy influyente, que a la larga te hace tener mucho dinero, o ser hijo de héroes, los más importantes por supuesto. Sino, debes pagar una matrícula y enlistarte y tener suerte de quedar en los dos primeros cursos de héroes… piensa que es una tontería esto que hacen. Es bueno, sí, pero no va a negar que esto le parece absurdo y siente que es una excusa como para poder analizarle, ya empezando claramente a sospechar de estos héroes.

—Entiendo… —miró a este héroe frente a él, entonces—. ¿Me llevarán a casa? —preguntaba—. Es lo menos que pueden hacer ¿no?

—Sí, sí, podemos hacer eso —se iba a encargar este que había contado sobre las recomendaciones—. En serio lamento que no podamos darte una mano con el entrenamiento. Se suponía que hoy íbamos a tener combates de práctica para ver tus mejoras con tu Don… pero será para otro momento.

—No hay problema…

Habían muchos problemas.

En otro día, Lunes

Su fin de semana fue un asco.

No pudo obtener ese entrenamiento en el bosque como quería y su madre seguía estando mal y por más que preguntase, ella daba una respuesta diferente y no podía diferir si las cosas estaban bien o mal, si mentía o no. Por momentos, creyó que algo muy importante sucedió como para que de a ratos muestre signos de tristeza. Pensó por momentos que alguien murió y para ponerse así, debe ser muy cercano.

¿Habrá muerto su padre?

Si es así, no sabe cómo sentirse. No tiene algún sentimiento o recuerdo alguno sobre él. De recuerdos que tiene este cuerpo, su padre estuvo siempre fuera. Será algo impactante para la economía de la casa en caso de realmente ser la muerte de este. ¿Cómo afrontaría todo? No tiene idea alguna.

Tanto Kirishima como Mina caminaban junto al peli verde, saliendo de la primaria. Estos dos primeros no vivían muy lejos del lugar a diferencia de Midoriya que vivía un poco lejos pero como se podía simplemente defender, no hacía falta que su madre se molestara en venir. Es más, él propuso eso y le tuvo que convencer durante seis horas que era muy capaz de defenderse. Fue intenso ese día.

—Chicos —él dejó de dar vueltas y vueltas a esta situación. Ambos miraron a su dirección, dejando de hablar unos momentos—. ¿A ustedes han venido héroes como para decirles cosas como recomendaciones y todo eso?

—¿Recomendaciones? —ambos preguntaron.

—¿No le vinieron a ver héroes?

—No. ¿Te vinieron a ver Mina?

—No, no creo que los héroes vengan a vernos pese a que tenemos quirk… ¿verdad? —ella ahora sí que tenías dudas—. ¿Vinieron a verte a ti? —asintió levemente con una expresión muy confusa. Ella por otro lado se emocionó por esto—. ¡Oye! ¡Eso es genial! ¿No es bueno? ¡Ya tienes el futuro asegurado!

—¿Por qué vinieron a verte entonces a ti?

—Porque dicen que soy bueno y apto para una futura recomendación… —contestó—. …aunque si a ustedes dos no han venido a verle… mm…

—¿Tal vez es porque eres más un héroe de apoyo?—el hecho que ambos chicos le miren demasiado raro por decir eso le hizo asustar un poco—. ¿Q-qué?

—Es… de hecho es una razón válida —comentaba Midoriya. Kirishima asentía—. Supongo que mi quirk que permite curar así como también… mm, pero, ¿es razón suficiente para ustedes?

—Quizás y durante una pelea, sea muy necesario. Permitiría a todos luchar a sabiendas que tendrán un fuerte apoyo a sus espaldas. Supongo que sí, tal vez sea una buena razón.

Discutieron esto más a fondo.

Hablaron del quirk de Izuku por un largo rato antes de tener que despedirse de ellos dos porque tenían que tomar caminos separados. Yendo directo a su hogar, pensaba en ello. No había que ser un genio tampoco para darse cuenta que seguro querían recomendarle por su habilidad de cura. Lo otro es más algo así como apoyo en caso de necesidad. Tranquilamente puede mostrar todo lo que puede hacer y lo considerarían un héroe completo en todos los sentidos.

Ahora comprende muy bien el efecto mariposa.

Había ocasionado muchos cambios, demasiados. All Might, las inyecciones de dones, estas recomendaciones, villanos que parecen ser un poco más viciosos, más héroes, pequeños y medianos, entre otras muchas cosas más, había generado demasiado. ¿Sería todo normal si solamente aceptara tener el poder de All Might y listo? No, ya ha avanzado mucho, no hay manera de dar vuelta atrás.

Se puede decir eso muchas veces, las veces que quiera, siempre. Es lo único que puede hacer honestamente hablando.

—… —pensaba seriamente la recomendación de los héroes ahora. Si es por lo que dijo Kirishima, algo que ha pensado siempre, entonces, sí, capaz sea recomendado. Si no, no sabe. ¿Importa? Una vez más, es preferible pensar eso para el futuro.

Cerca de casa

No estando muy lejos de los departamentos, tuvo el placer, él no diría esto, de encontrarse con un viejo amigo de camino a casa.

—Deku…

—Ah, hola Bakugo…

—¡¿Por fin te atreves a darme la cara?!

Ese viejo amigo, por supuesto, era Katsuki Bakugo.

¿Qué puede decir de este? Los años pasaban y seguía viéndose igual, solamente crecía y nada más, simple que eso no encontrarás. Era algo más alto que él. No le importa ser más pequeño que el resto, lo encuentra gracioso puesto que en su vida anterior era bastante alto. Los ojos de él encima que miraban a los suyos eran un poco más afilados que antes. Se notaba que pasaba el tiempo y le seguía teniendo algo de odio.

—¿A qué te refieres?

—¡Eres un cobarde! —Midoriya alzaba las cejas ante tales palabras—. ¿Qué es lo que haces si te molestan? ¡Corres!

—… —entrecerró sus ojos al escuchar esto—. Lo que me hacías era golpearme una y otra vez con tu quirk por no tener yo uno. ¿Te parece correcto eso a ti? ¿Te parece… heroico de alguna manera? —hizo leve pausa para negar y negar—. ¿Y realmente quiere ser un héroe como All Might? Te diré algo: mejor se un villano.

—¡Seré el héroe número uno no solo de Japón sino del mundo! —se señalaba a sí mismo, muy violento como siempre y alzando la voz innecesariamente—. ¡Mataré a todos los malditos villanos para enseñarles quién manda! —tras señalarse a sí mismo, apuntó con su dedo a Deku quien seguía muy serio—. ¡No importa que seas héroe o no, si te metes en mi camino para convertirme en el número uno, te haré polvo!

—Uh, wow, tengo mucho miedo —fingía temblar un poco—. Vamos, no seas idiota. No serás el número nunca con esa actitud. ¿Crees que me gustaría ser salvado por alguien que solamente grita y grita todo el día? No, no gracias.

Fue un silencio entre ambos.

Bakugo no aguantó mucho más sus ganas de querer golpear a Deku. No solo por esto que le dijo sino porque ha demostrado ser muy poco hombre. Él se sigue diciendo que le estaba haciendo hombre cuando le golpeaba por no tener un quirk. Más también el hecho que le haya dejado abandonado le ocasionaba más rabia todavía, teniendo que escuchar a su madre de cómo habla con la madre de este, de cómo parece irle mejor, de tener mejores amigos, entre otras muchas cosas más. La gota de leche que rebasó el vaso fue que varios héroes parecían ir a verle en lo que patrullaban e iban juntos, haciéndole ver que él parece más importante que su propia persona.

Bakugó extendió su brazo con su palma abierta, listo para usar su quirk contra Deku para ponerlo en su lugar. Estaba a punto de llegar a la cara pero de pronto, se detuvo. Su mano se detuvo frente a él. Quería moverse pero no podía. No importa qué tanto lo intente, no había forma de moverse, solamente sus ojos podía mover.

—Pensar que tuve que usar esto para detenerte… —podía escuchar todo también. Esa voz de asco que usaba… no sabe qué diablos le hizo pero en cuanto pueda moverse, lo pondrá en su lugar—. …en fin… me has demostrado que en serio, no has cambiado para nada… —y en la mente de Midoriya, no creía que cambiase esta persona… por lo que, se propuso algo—. …todavía quedan algunos segundos antes que puedas moverte con libertad… así que… —vio cómo levantaba sus manos y eran recubiertas con una especie de luz algo azul. Vio cómo él entonces cerró sus manos y lanzaba unos cuantos rápidos golpes a su estómago. No sintió nada de nada—. Listo. Espero que con esto te empieces a dar cuenta de la diferencia entre tú y yo…

Dio una vuelta al costado, cruzó la calle y se iba retirando de allí como si nada.

Él iba a burlarse tan pronto como pudiera salir de este congelamiento muy extraño. Al salir del mismo, miró la espalda de este que se alejaba. Estaba por burlarse pero un enorme y fuerte dolor comenzó a manifestarse en su cuerpo, precisamente hablando en su estómago. Fue tanto el dolor que empezó a sentir con los segundos pasados que cayó arrodillado en el suelo con la mano en el mismo, no pudiendo aguantar las ganas de vomitar allí mismo.

Sentía como si su estómago mismo quería salir por su boca. Ni hablar del enorme dolor que estaba sintiendo en estos momentos que no lo dejaba ni pararse. Levantaba su cabeza con su otra mano libre en su boca, haciendo fuerza para no escupir ensalada de frutas por la boca, mirando con odio dicha espalda del peli verde.

Se la iba a pagar en el futuro si lo volviera a ver…

Ya en su hermosa y maldita casa

Entraba al departamento mientras se quitaba los zapatos. Los dejó en la entrada y se colocó un calzado para andar dentro de la misma.

Poco a poco va adaptándose a los cambios culturales de este país. Pasar de ser polaco a ser japonés es un tanto complicado. Hacía cosas que haría cualquier occidental normal. Su madre le llamaba la atención varias veces por esto y le decía que no debía hacerlo.

Según ella, salir a la calle con un cuchillo en la mochila es una de las cosas más vergonzosas que podría haber hecho.

De donde él venía, el mundo no era muy bonito, él tampoco era muy bueno… si tenemos en cuenta que en su mundo, la Unión Soviética había sido restaurada y había anexado los antiguos países que conformaban la misma y conquistado otros, debías estar muy al tanto de tu vida en todo momento, incluso si eras un niño, fueras pobre, huérfano, rico, etc.

—¡LLEGUÉ!

Dio un grito como si se estuviese muriendo. Los vecinos lo odian al joven Midoriya por gritar de esta manera cada vez que viene. A él le da igual. No puede perdonar a gente que cuando decide tener relaciones sexuales no son capaces de aguantar los gemidos o en el mejor de los casos, no gemir como si fuesen animales y pedir, sobre todo la mujer, que por favor que le pegue y que le escupa por lo puta que es.

Esto no es broma, esto sucede si vives en departamentos y el autor puede confirmarlo.

—… —normalmente su madre le regañaría por gritar como desquiciado afirmando que había vuelto a casa. No veía nada de nada. Cocina, sala, baño, su cuarto por si ella tenía ganas de limpiar el suyo, nada—. Su cuarto… —la puerta estaba cerrada. Una vez más, podía escuchar sollozar. Se quedó parado fuera del cuarto, concentrándose bastante.

—… por… por qué… ¿p-por qué… m-m-m-me hi-hiciste esto?

—… —escuchar eso, golpeó la puerta con algo de violencia—. ¡Mamá! ¡Mamá! —seguía golpeando la puerta con alta intensidad—. ¡Mamá! ¡¿Estás bien?!

Golpear como desquiciado, gritar antes cuando entras a casa de la misma manera, y encima gritar una vez más por tu madre, lo que menos hace ahora es despreocupar a su madre que lloraba dentro de su cuarto.

—… ¿mamá? —dejó de golpear fuerte. Ahora se quedó fuera del mismo. Estaba parado frente a la puerta del cuarto de su madre. Concentrado, como siempre y más ahora, podía sentir cómo se acercaba su madre a la puerta. Lentamente venía. Escuchó algunos ruidos en el camino. La puerta se abrió hasta cierto punto. Su madre, sólo asomó su cabeza—. …¿mamá? —preguntó una vez más—. ¿Estás…?

—Estoy bien… estoy bien… —respondió ella. Se limpiaba sus lágrimas. Seguía con las manos en la puerta—. ¿Tú estás bien? No te notas muy bien…

—Estoy preocupado por ti —tragaba saliva—. ¿Qué te sucede mamá? Últimamente… estás llorando más de la cuenta…

—Novelas

—¿Novelas te dejan llorando? —eso sí que lo pudo detectar como mentira—. ¿No te parece muy raro que llores por tantas novelas?

—Son buenas —lo eran, realmente—. Pero, estoy y estaré bien, hijo. En serio, no te preocupes…

—… —habían miles de razones de preocuparse. Es su madre. Lo que le suceda a ella le puede suceder a él. No quiere que esté mal, nunca. Pero si ella dice esto… ¿cómo debería de comportarse? Miró a varios lados, impotente, para suspirar y negar mirando al suelo. Levantó su cabeza, todavía preocupado—. Entiendo… —bajó la cabeza de nuevo—. ¿Necesitas que te ayude en la casa? —ella le negó—. Mamá, te voy a ayudar, gustes o no.

—…

—¿Mamá?

—N-no, perdona… es que… —por unos instantes titubeó. Miraba a su pequeño que se preocupaba tanto por ella. Se mordía el labio puesto que no quiere preocuparle con sus cosas personales. Pero le miró seriamente con una cara de mujer inocente—. …¿hijo? —este le miró preocupado—. …¿esta… estarás siempre para mí?

—Eres mi madre, por supuesto que estaré siempre para ti —replicó.

—… —guardó silencio por unos segundos. Su boca se abrió levemente ante esta respuesta. Cerró. Mordió un poco su labio inferior. Tragó saliva para mirar a su hijo una vez más, sonriente—. …gracias…

—Es lo que hace un hijo ¿no? —en serio. ¿Esto hace un hijo?—. Te ayudaré a limpiar la cocina… sea lo que sea que tengas mamá… si quieres hablarlo, no dudes en contarme. No quiero que nada malo te pase.

Midoriya decía esto en lo que iba a dejar todo primero en su cuarto, ponerse cómodo en vestimenta y comenzar a ayudar en la casa para sacarle un peso de encima a su madre con todo esto. No quiere que haga nada si está de esa manera. A su tiempo, aguantando las ganas de presionarle para que le cuente, le dirá todo.

Inko por su parte dejó de estar mal y sonreía viendo por momentos la espalda de su hijo.

Sin importar qué, él iba a estar para ella y eso es algo que muy fondo de su ser, agradece con todo su corazón a su hijo.