Julio 1812
El Sr. Thompson no tuvo inconvenientes en dar su bendición, y acordaron que en tres días Darcy iría a Sandstone para discutir la fecha de boda y los detalles del contrato matrimonial. Luego de un pequeño festejo, Lizzy y su abuelo regresaron a su hacienda.
Esa misma noche, Darcy le escribió a Georgiana, su tía Lady Maria, los Matlock y Lady Catherine para contarle las buenas noticias. Estaba seguro que su tía Lady Maria vendría a Pemberley a ayudar con los preparativos de la boda. De sus tíos Lord y Lady Matlock, no estaba seguro, ya que eran quienes más habían promocionado un posible matrimonio con Lady Isabella. De Lady Catherine, esperaba recibir una carta llena de insultos y protestas.
Tres días después, Darcy fue a Sandstone a visitar a su prometida, y hablar con su abuelo sobre los detalles del contrato matrimonial. Había encargado en Lambton un anillo de compromiso con un rubí y las iniciales de ambos grabadas, pero recién la semana siguiente el joyero iba a tenerlo pronto. No quería que su Elizabeth usara el anillo que había pertenecido a su madre, ya que el matrimonio de sus padres no había sido feliz.
Cuando llegó a la estancia, se encontró con la sorpresa de que en la sala de visitas estaba Elizabeth con Peter y Marianne Stevens. Elizabeth al verlo, lo saludo con una gran sonrisa en el rostro, mientras que los Stevens fruncieron el ceño.
A pesar de ser una muy buena anfitriona y excelente conversacionista, Lizzy no sabía qué hacer y decir para que la situación no sea tan tensa. Por suerte el Sr. Thompson – que sabía que podía haber un potencial problema cuando llegara Darcy - en ese momento vino a saludar a las visitas.
"Buen día, Sr. Darcy, Sr. Stevens." Galantemente el Sr. Thompson luego se dirigió a la Srta. Stevens. "Srta. Stevens, un placer verla. Felicitaciones por su compromiso. El Sr. Lucas es un joven muy afortunado de que una joven tan bonita y simpática como usted lo haya aceptado."
Marianne Stevens se ruborizó y comentó, "Un gusto verlo Sr. Thompson. Muchas gracias. Hemos venido con mi hermano a traerles la invitación para mi boda. Nos casamos dentro de 20 días en Hertfordshire."
Después de unos minutos de hablar sobre la boda y el futuro de la joven pareja, el Sr. Stevens bruscamente le dijo a su hermana, "Marianne, ya se ha hecho tarde. Debemos irnos a casa."
Darcy que desde hacía años quería hablar con los Stevens, en particular con Peter Stevens, para aclarar lo que había pasado, les pidió a los hermanos Stevens que le concedieran unos minutos de su tiempo.
A regañadientes, y en parte por las súplicas de Lizzy, los hermanos aceptaron.
La conversación, como era de esperar fue muy tensa y poco cordial. Había muchas heridas que era muy difícil que pudieran sanar. Si bien Darcy era inocente de lo que había pasado, lo cierto era que su padre se había comportado muy mal con la familia Stevens, y eso había costado la vida de Diana y la reputación de toda la familia. Media hora más tarde, si bien los Stevens lo absolvieron de gran parte de la culpa, no podían ni iban a olvidar todo el daño que George Darcy y los Wickham les habían hecho.
Por otro lado, al enterarse del compromiso de Elizabeth con Darcy, como los hermanos Stevens genuinamente apreciaban a Elizabeth - e incluso el Sr. Stevens unos meses atrás había seriamente considerado cortejarla - decidieron que si se encontraban en eventos sociales se iban a tratar con cortesía, y nunca más difamarían a Darcy.
Luego de que los Stevens se marcharon, Darcy se reunió con Elizabeth y su abuelo para discutir los detalles de la boda.
Darcy soñaba con que la boda fuera en la capilla de Pemberley, y como Elizabeth no tenía preferencia del lugar, no tuvo inconveniente en complacerlo. Su abuelo, aceptó a regañadientes, ya que era tradición que los padres de la novia se encargaran del desayuno de bodas. Después de varios minutos deliberando, acordaron que se casarían la segunda semana de setiembre y se irían por un par de semanas a visitar la región de Los Lagos.
Al momento de discutir los detalles del contrato matrimonial, muy grande fue la sorpresa de Darcy, al enterarse que su prometida tenía una dote de más de 50.000 libras, y no pudo evitar preguntarle, "¿Por qué tu tía y prima me dijeron que tu dote era mucho más baja? ¿Por qué no me contradijiste cuando hice esa afirmación?"
Elizabeth y su abuelo sonrieron, y ella le contestó, "Los Bennet no saben que tengo esta dote. De hecho, las veces que mi tía asumió que era mucho más baja, opté por no contradecirla. Mis primas tienen una dote de 2000 libras cada una, y no quería generar envidia y rispideces por ser mucho más rica. Por otro lado, si se supiera que tengo una dote de más de 50.000 libras, habría muchos cazafortunas tratando de casarse conmigo. ¿Cómo sabría distinguir a un caballero honesto de otro que solo quiera mi fortuna?"
Darcy escuchaba fascinado la explicación; estaba tan acostumbrado a que las jóvenes que tenía una dote de 20.000 libras, o mayor, lo primero que decían con orgullo para atraer la atención de los caballeros era su 'valor'. Le vino a la mente, que casi enseguida de conocer a Caroline Bingley y a Lady Isabella, sabía que tenían una dote de 20.000 y 30.000 libras respectivamente. ¡Que distinta que era su Elizabeth! ¡Con la dote que tenía podía incluso aspirar a casarse con un conde! Era muy irónica la situación…
