Agosto 1812
En las siguientes semanas, Elizabeth de a poco fue dejando atrás el desagradable incidente con su prima. Jane le escribió una larga carta donde se disculpaba por lo que había pasado, la que por cortesía contestó. La relación entre ellas se había quebrado de por vida.
Georgiana y Mary le escribieron largas cartas felicitándola por su futuro matrimonio. Georgiana le prometió a su futura hermana que asistiría a la boda. Mary se excusó ya que Lady Catherine le prohibió a su marido asistir a la boda, que la Gran Señora denominaba "una aberración".
La tía de Darcy, Lady Maria, una semana después de enterarse de la futura boda, llegó a Pemberley para ayudar en la organización de tan deseado evento. Lo primero que hizo, fue ir con Lizzy de compras a Lambton y a Matlock. El Sr. Thompson se reía, mientras que Darcy estaba cada vez más frustrado porque su tía monopolizaba demasiado la atención de Elizabeth con los detalles de la boda.
Una tarde, quince días después de anunciar su compromiso, Elizabeth estaba escribiéndole una carta a Georgiana, cuando el ama de llaves muy agitada vino a buscarla.
"Srta. Bennet, Lady Catherine de Bourgh está en el salón principal, y desea verla."
Elizabeth sorprendida, le pidió a la Sra. Jones que mandara a buscar a su abuelo, que estaba inspeccionando el arreglo de un techo en casa de unos inquilinos.
Lizzy se dirigió al salón y saludo cortésmente "Lady Catherine, bienvenida a Sandstone. Mi abuelo y yo no la esperábamos, ¿A que debemos el honor de su visita?"
Lady Catherine la miró con desprecio y le contestó, "Me he tomado el trabajo de venir para que dé una vez por todas se dé por terminado este ridículo compromiso. ¿Cuánto dinero quiere para dejar en paz a mi sobrino?"
"Se equivoca si cree que por todo el dinero del mundo voy a dejar a su sobrino." dijo Elizabeth muy indignada.
"Le puedo ofrecer 20.000. Lo único que tiene que hacer es terminar el compromiso y enseguida tendrá el dinero."
"Lady Catherine, ya le dije, que ni por todo el oro del mundo voy a dejarlo. Si bien no es de su incumbencia, amo a su sobrino y él me ama a mí."
"30.000 libras es mi última oferta. Es mucho más dinero del que una mujer de su nivel social podría aspirar"
Elizabeth muy molesta le respondió, "Acaso no me ha escuchado, amo a su sobrino y aunque me ofreciera todo el oro del mundo, no lo aceptaría. Respecto a mi nivel social, como usted dice, yo soy nieta de dos caballeros, mis dos padres eran hijos de caballeros, y el Sr. Darcy es hijo de un caballero. En ese aspecto, no hay diferencias."
Lady Catherine la miró intensamente por varios segundos. Elizabeth, aunque estaba incomoda por el escrutinio no bajo la mirada.
Después de un largo silencio, Lady Catherine resignada le dijo, "Esperaba que fuera una mujer mercenaria, aceptara el dinero y dejara a mi sobrino. Evidentemente, me equivoqué. Usted es una muchacha tonta y testaruda..."
En mitad de la diatriba llegó muy apresurado el Sr. Thompson con Darcy y Lady Maria.
Lady Catherine, al ver a Darcy con su entrometida hermana menor, se dio cuenta que su caso estaba perdido. Con rabia le recordó a Darcy que estaba muy ofendida.
"Sobrino, estoy muy molesta y ofendida por el trato que has tenido con tu prima. Has roto el compromiso con mi hija, por esta joven impertinente. Debería darte vergüenza. Tu madre y yo soñábamos con que tú y Anne se casaran."
Antes de que Darcy pudiera contestar, respondió indignada Lady Maria, "No mientas Catherine. Anne nunca habló de un compromiso entre Anne y Fitzwilliam. De hecho, estoy completamente segura que habría querido que Fitzwilliam se casara con quién quisiera y no en un matrimonio arreglado. ¿Acaso no has aprendido nada de nuestra experiencia? Nuestros padres arreglaron nuestros matrimonios, a mí me obligaron a casarme con un hombre abusivo, a ti con un hombre que tenía varias amantes y no era bueno contigo, y nuestra hermana Anne tampoco fue muy feliz en su matrimonio. Aun así, ¿quieres condenar a tu hija y tu sobrino a un matrimonio por conveniencia?"
Resignada, Lady Catherine negó con la cabeza y salió rápidamente de la habitación sin saludar a los presentes. Darcy salió tras ella, pero la gran dama le hizo un ademán indicándole que no quería hablar más, y se fue en su carruaje.
