N/A: Hola! :)

Ya estamos en vísperas del día Prometido, sólo que en esta ocasión nos regresaremos un par de días para ver cómo le ha ido a Ed. Esperamos que lo disfruten y, por favor, no duden en compartirnos sus opiniones en la sección de comentarios. Si recibimos al menos 5 reviews podríamos adelantar el próximo cap una semana ;)

Guest: Muchas gracias por comentar! Lamentamos haber tenido que hacerte esperar cuando estamos cerca de un evento tan importante como lo es el día Prometido pero, por el momento, nos estamos apegando a nuestras actualizaciones de cada dos semanas para que no los lleguemos a dejar sin un cap. Aunque bueno, ahora que estamos en este punto, como dijimos arriba podríamos actualizar el próximo cap antes de tiempo si recibimos esos 5 comentarios :) Mientras tanto esperamos que disfrutes este capítulo y nos encantaría saber tus opiniones de esta historia si tienes un tiempo para hacerlo.

Eso es todo por ahora jeje Nos vemos en el próximo cap.

Saludos!

Golden y Flame

Disclaimer: Los personajes de Fullmetal Alchemist no nos pertenecen. Sólo estamos divirtiéndonos con ellos.


Capítulo 21 . Carta de una madre

Los vestigios del invierno se hicieron sentir con una ráfaga de viento que sacudió ligeramente las ventanas de la casa. Ed consideró buscar una chamarra pero rápidamente descartó la idea. Ahora que la abuela Pinako había salido a comprar algunas cosas en el festival de las ovejas de Resembool, esta era probablemente la única ocasión que tendría de estar solo después de pasarse varios meses en compañía de dos quimeras y un homúnculo.

Ed frotó por unos momentos su brazo izquierdo para calentarlo antes de meter el sándwich que estaba preparando en una bolsa de papel para después tomarla con su mano de automail mientras agarraba un vaso de agua con su mano izquierda. Lentamente avanzó hacia las escaleras y las subió pensando en qué lugar podría consumir su almuerzo. Pensó en hacerlo en la habitación que él y su hermano solían ocupar cuando estaban de visita pero una parte de él le decía que debía ser cuidadoso y no confiarse. Estaban tan cerca del día prometido que temía que la milicia o los propios homúnculos estuvieran buscándolo por todo el país, por lo que sería buena idea estar en un lugar que tuviera una buena visión del panorama exterior.

Con la decisión tomada, Ed se encaminó a la habitación de Winry para después abrir y cerrar la puerta silenciosamente tras de sí. En cuanto estuvo dentro de ella, se recargó en la puerta y observó a su alrededor. Desde su llegada a Resembool un par de días antes, no había entrado a esa habitación. En un par de ocasiones había tenido el deseo de hacerlo pero él y su nuevo grupo de aliados sólo habían salido en contadas ocasiones del sótano, lugar que Pinako había destinado para ellos para ayudar a mantenerlos ocultos. Además Ed se sentía avergonzado de decirle a Pinako que quería entrar a la habitación de Winry.

Ed cerró sus ojos por un momento e inhaló profundamente. El tiempo había dejado su marca en la habitación mediante una suave capa de polvo que cubría casi todo lo que se encontraba ahí. Pero eso no le importaba a Ed. Sabía que Winry tenía meses sin poner un solo pie en el lugar pero el chico tenía la ilusión de detectar al menos un mínimo atisbo de la esencia de su amiga. La extraña combinación de aceite y lavanda eran olores que caracterizaban a Winry y eso era lo que Ed estaba buscando encontrar pero, desafortunadamente, por más que quiso, el rubio no pudo detectar esa fragancia.

Un tanto desanimado, Ed se acercó a la mesa de trabajo de Winry para tomar la silla que ahí se encontraba y dejar su vaso sobre la mesa. Procurando no hacer ruido, Ed levantó la silla y la acercó a la puerta que llevaba al balcón. La dejó cerca de ella y, tras mover un poco las cortinas para comprobar que no hubiera nada sospechoso alrededor, Ed se sentó en la silla dejando descansar la bolsa de papel sobre una de sus piernas.

Se suponía que su excusa para separarse de Greed y las quimeras era para vigilar que ningún desconocido se acercara a la casa y de paso comer algo (ya que sus acompañantes se quedaron comiendo en el sótano mientras jugaban por centésima vez a las cartas) pero en realidad Ed no se sentía muy interesado en ninguna de las dos actividades.

El rubio estaba preocupado. Hacía tiempo desde que había tenido que separarse de su hermano pero hasta la fecha no sabía nada de él. Es más, ni siquiera sabía si realmente pudo reunirse con Winry y los demás durante aquella intensa tormenta de nieve.

Durante los últimos meses realmente no había tenido contacto con ningún amigo ni conocido hasta que Greed le ordenó dirigirse a Rush Valley para que le dieran mantenimiento a sus automails. En un inicio, Ed se opuso pero poco después se dio cuenta de que no podía arriesgarse a que alguno de sus miembros mecánicos le fallara durante la inminente lucha contra el bastardo barbudo que habitaba debajo de Ciudad Central, por lo que finalmente terminó accediendo. Sin embargo, se rehusó rotundamente a buscar un mecánico en Rush Valley. Se excusó diciendo que era un lugar bastante concurrido para prófugos de la justicia como ellos, pero en realidad no quería que un extraño se entrometiera en el trabajo de Winry. Tal vez fuera una tontería pero no quería que un extraño ensuciara el gran trabajo que ella había hecho para él.

Fue un gran alivio y alegría ver a la abuela Pinako después de tanto tiempo, pero una parte de él también tenía la pequeña esperanza de que su amiga se encontrara sana y salva en Resembool. Pero no fue así y con ello la incertidumbre que había sentido todos esos meses respecto a la situación de su hermano y Winry volvió a aparecer con mayor fuerza.

De manera descuidada, Ed metió su mano de automail en el bolsillo de su pantalón sin importarle tirar su almuerzo en el proceso. Acercó su mano a la altura de su pecho y la abrió dándole plena visión de lo que contenía: Los aretes de Winry. Los movió un poco con sus dedos antes de suspirar y volver a meterlos a su bolsillo. Durante el proceso de recuperación de su herida en Baschool no había pensado realmente en ellos, pero cuando descubrió que aún los tenía no pudo evitar sentirse aliviado y atesorar los aretes como algo sagrado.

Ed se recargó en el respaldo de su silla causando que ésta se levantara ligeramente. En los últimos meses había tenido que vivir prácticamente en las sombras lo que, para su pesar, le daba mucho tiempo para pensar en sus preocupaciones. Al y Winry generalmente eran los protagonistas de sus pensamientos pero, a la par de ellos, Riza Hawkeye y lo que ella conllevaba para su vida estaban buscando ocupar un lugar sobresaliente en su mente. Ciertamente, durante su breve estancia en Briggs, Ed no se sentía realmente preparado para enfrentarla nuevamente pero al final el tiempo se le salió de control después del incidente de Baschool.

Instintivamente, Ed se llevó una mano a la parte inferior izquierda de su abdomen. El no haber sido más certero durante su enfrentamiento con Kimblee le había costado muy caro. Su curación improvisada había sido suficiente para mantenerlo con vida hasta que Darius y Heinkel lo llevaron con un par de doctores pero aún no estaba seguro del alcance que tendría el haber utilizado su propia vida para sanar superficialmente su herida. Trataba de no pensar en ello pero en ocasiones el pensamiento volvía a su mente ante la incertidumbre de no saber cuántos años había restado de su vida. Había sido un precio alto a pagar, pero sin importar los años que fueran, no se arrepentía. De no haberlo hecho habría muerto en esa helada mina de Baschool.

Sin embargo, el proceso de curación había sido algo complicado. Los primeros días se los había pasado en un limbo que le impedía llegar completamente a la consciencia plena de lo que sucedía a su alrededor por lo que los recuerdos de esos días eran borrosos e inciertos. Recordaba haber escuchado ocasionalmente algunas voces pero no tuvo la consciencia suficiente para descifrar las palabras pronunciadas. También tenía breves recuerdos de cuando los doctores lo curaban o lo movían para revisar su herida pero no tenía la fuerza suficiente para articular palabra alguna. Además una potente fiebre lo atacó por varios días sumándole al dolor de la parte inferior de su abdomen.

Como si su mente quisiera aprovecharse de su desconexión con el mundo real, durante esos días de recuperación, su mente le hizo pensar mucho en la verdad que en aquel entonces llevaba apenas unos días de habérsele sido revelada. Continuamente imágenes de Trisha Elric llenaban su mente y casi siempre había un momento en el que su mamá le extendía una mano mientras le sonreía y justo cuando Ed estaba por tomarla la figura era reemplazada completamente por Riza Hawkeye. Esto provocaba que Ed retrajera su mano y se quedara congelado en su lugar. Su madre biológica parecía no notar su indecisión y confusión, y simplemente se quedaba en dónde estaba con una sonrisa cariñosa adornando sus labios. Incluso había ocasiones en las que abría sus brazos haciéndole una seña para que se acercara a abrazarla.

Por más que su sueño se repitiera, Ed nunca pudo dar ese último paso. Siempre era lo mismo una y otra vez pero siempre se quedaba congelado en el momento en el que la figura de Trisha era reemplazada por Riza. El chico estaba seguro de que de haber sido Trisha todo el tiempo, él se hubiera abalanzado a sus brazos de inmediato pero tratándose de su madre biológica… no podía concretar la acción. La indecisión le traía recuerdos de los buenos momentos que había compartido con la Teniente desde que se habían conocido (¿o más bien reencontrado?) al mismo tiempo que la voz de Trisha le susurraba que todo estaba bien, que diera ese último paso, pero finalmente Ed no era capaz de hacerlo.

Posteriormente, cuando Ed fue teniendo más y más momentos de consciencia de lo que sucedía a su alrededor, se la pasaba pensando en sus sueños. ¿Por qué si su propia mente le mostraba el lado bueno de la Teniente no podía llegar a abrazarla? Ya lo había hecho aquella noche en que la verdad salió a la luz, sólo que entonces fue más que nada un impulso ya que ni siquiera sabía que existía un lazo biológico que los unía. Esto lo llenaba de frustración y no entendía el porqué. No tendría que ser tan difícil aceptar cómo terminaba su sueño ¿cierto? Si nunca podía concretar un simple abrazo eso tenía que significar algo ¿no? Entonces… ¿por qué de repente podía sentir palpitar su corazón con mayor intensidad como si añorara estar en los brazos de su madre biológica?

Sorprendentemente, incluso el coronel Mustang también hacía su aparición ocasional en sus sueños. Cuando eso sucedía, Ed soñaba que estaba recorriendo tranquilamente las calles de Central pero, al llegar a su hotel y abrir la puerta de su habitación (creyendo que al fin tendría un respiro de los sueños que involucraban a su mamá y a la Teniente), el coronel se encontraba ahí frente a él. Lo que más desconcertaba a Ed era que no había rastros de la sonrisa engreída que continuamente su superior le dirigía sino que en su lugar sus labios estaban curvados en una sonrisa amable y cálida, además de que sus ojos parecían brillar de una manera especial. A diferencia de sus sueños con la Teniente, en este el coronel sí hablaba aunque sólo pronunciara una palabra: Hijo. La palabra provocaba una extraña sensación de calidez en Ed pero, tanto en el mundo de los sueños como en la vida real, el rubio se negaba a aceptar dicho título y la sensación que provocaba en él por lo que ese sueño siempre terminaba rápidamente cuando levantaba su puño y lo dirigía directamente al rostro del coronel. Desafortunadamente, para el chico, el sueño nunca le daba la satisfacción de ver cómo su puño hacía contacto con su destino.

Para cuando fue consciente de la mejoría de su herida, su mente estaba agotada. Físicamente estaba mejorando gradualmente día con día pero su mente parecía llevar el camino opuesto. La incertidumbre de no saber cómo estaban Al y Winry, y la confusión respecto a sus padres biológicos lo estaban torturando.

Cuando pudo volver a ponerse de pie sin que el dolor de la herida lo molestara, el chico trató de apartar los pensamientos de Hawkeye y Mustang para poder centrarse en la búsqueda de su hermano y Winry. Sabía que Al era un gran alquimista y peleador y quería creer que había logrado llegar a salvo con el grupo de Winry pero jamás habían estado separados por tantos días por lo que no estaría del todo tranquilo hasta que volviera a ver a su hermano. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar en ello dado que los militares ubicaron el pequeño consultorio médico en el que había sido tratado, por lo que, en compañía de Darius y Heinkel, tuvieron que abandonar el lugar de inmediato.

Después del breve altercado, Ed tuvo la fe de que daría con el lugar en el que Al podría estar ocultándose pero su instinto no fue muy bueno. La destartalada casa a la que se dirigieron estaba completamente vacía pero, en cierta forma, se vieron recompensados poco después con la sorprendente llegada de Ling, quién había logrado mantener a raya al homúnculo por algunos minutos.

Antes de que Greed pudiera volver a tomar el control del cuerpo del príncipe, Ling le dio información muy valiosa con respecto al día prometido, revelando finalmente cuál era el plan definitivo del ser que se ocultaba bajo Central. Tras la recuperación del dominio por parte de Greed, el homúnculo quiso alejarse de Ed y sus compañeros para hacer las cosas solo pero, después de rechazar la primera oferta del rubio de unirse a ellos, Greed terminó aceptando quedarse con el alquimista y las quimeras cuando Ed aceptó (en nombre de todos) trabajar para él.

Lo poco que Ling había logrado contarle a Ed respecto al día prometido fue más que suficiente para que el rubio se diera cuenta de lo delicado de la situación. El círculo que comprendía Amestris con los respectivos puntos de sangre que habían sido creados con decenas de conflictos armados, eran una clara señal de lo que el bastardo barbudo pretendía hacer ese día por lo que no podía permitirse someterse a dudas. De verdad deseaba poder buscar a su hermano y a Winry e incluso probablemente visitar a la Teniente pero ambas cosas tendrían que esperar.

Desde entonces se esforzó en limitar sus pensamientos respecto a Al, Winry y sus padres biológicos, ya que tenía que enfocarse en la meta de detener los planes del ser a quienes los homúnculos llamaban padre. En cierta forma logró controlar sus pensamientos pero éstos continuamente hacían acto de presencia a manera de sueños y ahora que podía permitirse un tiempo para sí mismo también lo estaban haciendo.

Ed volvió a suspirar y se inclinó hacia el frente provocando que la silla volviera a estar completamente apoyada en el suelo. Con desgano, se agachó y tomó la bolsa de papel que había dejado caer minutos atrás. No sabía cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos pero estaba seguro de que si seguía así Greed aparecería pronto y lo molestaría por andar perdiendo el tiempo. Además se supone que, aunque fuera una excusa, realmente tenía que vigilar que nadie sospechoso se acercara a la casa.

Ed le dio un par de mordidas a su sándwich antes de estirar su brazo para recorrer un poco la cortina y poder echar un vistazo a su alrededor. Ante lo que vio, tragó de inmediato el bocado que estaba masticando. A pocos pasos de la entrada de la casa se encontraba una carreta con un contenedor metálico. Procurando no dejarse ver, Ed se inclinó ligeramente tratando de encontrar a las personas que habían traído la carreta pero no había rastro de ellas.

"Mierda."Murmuró Ed. Se suponía que él estaba vigilando pero sus pensamientos lo habían desconectado del mundo exterior impidiéndole escuchar el avance de las ruedas de la carreta. Podría tratarse de algún vecino de la zona que buscara a Pinako pero ¿por qué traía ese contenedor consigo?

Se pudieron escuchar ruidos en la parte trasera de la casa indicando que el visitante desconocido estaba frente a la puerta trasera. Ed se quedó inmóvil escuchando atentamente cada sonido, confirmando lo que se temía: el intruso había abierto la puerta trasera y estaba comenzando a entrar. Ed se levantó de su silla y escuchó con atención descubriendo que había más que un sólo par de pisadas en la parte inferior de la casa. Por un momento pensó que tal vez Greed o las quimeras habían hecho su aparición al escuchar el ruido pero por la normalidad y regularidad de los pasos que escuchaba dudaba que ese fuera el caso.

"¿Hay algún lugar aquí dónde podamos escondernos?" Dijo una voz masculina. A Ed le resultó vagamente familiar pero no pudo pensar demasiado en el origen de esa voz cuando una segunda persona se hizo escuchar.

"Sí, hay un sótano grande. Deberían estar bien allí."

La inconfundible voz de Winry provocó que Ed no pudiera dar ni un solo paso hacia la puerta, optando por dejarse caer nuevamente en la silla. Considerando que en menos de 24 horas él partiría de Resembool, al rubio le parecía un milagro que realmente pudiera ver a Winry antes de irse y, lo mejor de todo, es que ahora una enorme sensación de tranquilidad lo invadió en esos momentos. Ella estaba a salvo.

Tan perdido estaba en sus pensamientos que se olvidó del hecho de que Winry seguramente se dirigiría a su habitación hasta que el crujido de un escalón de la escalera de la casa lo devolvió a la realidad.

Ed tragó saliva. ¿Qué debería hacer? Era demasiado tarde como para cambiar de habitación y tenía muy poco tiempo como para esconderse debajo de la cama sin que el ruido de su automail lo delatara. Echó un vistazo rápido a la ventana que se supone que estaba vigilando. ¿Y si salto por el balcón?

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el chirrido de la puerta de la habitación.

Winry suspiró. "Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuve en mi propia casa."

Ed volteó a ver a Winry, temiendo que su amiga tuviera una llave en la mano apuntada a su cabeza pero, para su suerte, ese no era el caso. Dándose cuenta de que ella no se había percatado de su presencia, se puso más nervioso. No sabía si debía saludarla o confiar en que, por un milagro, Winry haría lo que tuviera que hacer en su habitación y saldría sin darse cuenta de que su amigo estaba ahí. Repentinamente, Ed recordó el sándwich que aún tenía en su mano de automail y se le quedó viendo unos momentos mientras lo acercaba un poco a su rostro. ¿Será mejor que siga comiendo para que, si ella me ve, le diga que estaba tan concentrado en mi comida que no me di cuenta cuando llegó?

"Ugh, todo está muy polvoso. Tendré que limpiar mi habitación mañana."

La voz de Winry hizo que Ed devolviera su atención a ella, provocando a su vez que se arrepintiera terriblemente de haber tomado la decisión de tomar su almuerzo en esa habitación. Winry se quitó la camisa que tenía puesta dejando al descubierto una playera negra sin mangas ligeramente holgada. Hasta ahí, Ed podría considerar que todo estaba bien pero rápidamente las manos de Winry se aferraron a la parte inferior de la única prenda superior que llevaba puesta, confirmándole lo que se estaba imaginando: Winry se estaba cambiando de ropa teniéndolo a él prácticamente en primera fila sin que ella supiera de su presencia. Ed tragó saliva y se quedó sin aliento. Oh no, oh no, oh no. Sin poderlo evitar, su boca se abrió un poco cuando Winry comenzó a levantarse la playera.

Sin saber bien porqué, la mirada de Winry se desvió en dirección a la puerta de su balcón cuando estaba a punto de dejar al descubierto sus pechos y su sorpresa fue enorme cuando descubrió a su inesperado visitante. Ahí estaba Edward Elric, su amigo de toda la vida, quien se había robado su corazón y la había tenido preocupada todos estos meses. Ed se encontraba justo en su habitación, comiendo un sándwich, con la boca abierta y viéndola fijamente… mientras ella se cambiaba de ropa. Lo inesperado de la situación provocó que Winry gritara de la sorpresa y que Ed se le uniera un poco en su grito al verse descubierto.

Winry se bajó rápidamente la playera mientras un conflicto surgía en su mente: ¿Debería dejarse llevar por el alivio de verlo sano y salvo o debería darle prioridad al enojo que se estaba formando dentro de sí por la situación en la que lo reencontró? Tentativamente Winry dio un paso al frente y pudo notar cómo Ed se estremecía ligeramente mientras algunas gotas de sudor recorrían su frente.

Winry no pudo continuar con su avance porque, alertados por su grito, los soldados de Briggs que la habían escoltado entraron en la habitación con sus armas al frente. Ed se sorprendió, dejando caer su sándwich mientras alzaba sus manos por encima de su cabeza. Tan pronto como el sándwich hizo contacto con el suelo, un par de nuevos visitantes desconocidos para Winry aparecieron en la puerta apuntando con sus armas a los soldados de Briggs, sorprendiéndola. Poco después, Den hizo su aparición mordiendo el trasero de uno de los sujetos desconocidos para Winry y, finalmente, Ling (vestido todo de negro y con una expresión en su rostro que Winry jamás le había visto) se unió al alboroto.

Ella se sentía muy confundida, de un momento a otro su habitación se llenó de personas que ahora discutían entre ellos al ritmo de los ladridos de Den. Sin apartar la mirada de los recién llegados, Winry se acercó hasta que su hombro quedó a pocos centímetros de la silla en la que se encontraba Ed.

"Oye, Ed, ¿qué está pasando aquí?"

"Es una larga historia."

Notando que Ed no la miraba, Winry comenzó a tocar su hombro con un dedo para atraer su atención. "Entonces dime, ¿qué estabas haciendo en mi habitación?"

Ed miró a Winry por un momento antes de apartar su vista al sentir como un sonrojo pintaba sus mejillas. Tragando saliva dio la primera excusa que se le vino a la mente. "Sólo estaba buscando un lugar tranquilo para comer mi sándwich." Aunque en parte hubiera estado en su habitación para "vigilar" los alrededores, Ed no podía decirle que había elegido su recámara para poder sentirse cerca de ella de alguna manera.

Winry no quedó muy satisfecha por la respuesta de Ed pero el chico se negaba a verla así que lo dejó pasar ya que tenía algo más de lo que ocuparse. Los hombres de Briggs y los probables acompañantes de Ed seguían discutiendo en SU habitación. No pudiendo tolerar más todo el alboroto, Winry tomó una llave de su mesa de trabajo y golpeó con ella a todos los visitantes no deseados para sacarlos de su habitación.

La molestia y el esfuerzo realizado dejaron a Winry respirando fuertemente. Aún con el ceño fruncido volteó a ver a Ed, quién visiblemente se estremeció ante su mirada. Winry suspiró y dejó que su mirada se relajara mientras dejaba que el alivio que sintió al ver a Ed la llenara. "Estaba muy preocupada."

Un poco nervioso por la llave que Winry aún sostenía en su mano, Ed respondió. "Lo siento. Me alegra saber que estás a salvo." Dijo sinceramente. "¿Al no está contigo?"

Recordando el tiempo que habían pasado separados, Winry se acercó hasta quedar frente al rubio. "Ed, Al está en la estación. Está con el Mayor Miles, pero están a punto de irse. Tal vez alcances a llegar si te apresuras."

Al saber que su hermano estaba en Resembool, Ed se levantó sin pensarlo y comenzó a andar. Ansiaba tanto volver a ver a su hermano menor. Sin embargo, tan solo dio un par de pasos antes de detenerse.

Preocupada ante su pausa, Winry preguntó. "¿Qué sucede? ¿No irás?"

Ed apretó sus manos en puños. Realmente quería ver a su hermano, pero no era el momento. "Somos hombres buscados en Central. Si alguien nos ve habrá problemas."

"Pero…" Winry miró preocupada a Ed. Sabía que su amigo estaba viviendo un fuerte conflicto entre lo que quería y debía hacer. Dejando la llave en su escritorio, se acercó lentamente a él hasta poder colocar una mano en su hombro derecho. Ed se sobresaltó ligeramente y volteó a verla. "Tranquilo, todo estará bien." Dijo Winry, tratando de animarlo.

Ed la miró fijamente por unos segundos. Estaba a punto de colocar su mano izquierda sobre la de Winry cuando alguien apareció en la puerta de la habitación.

"¡Winry!" Exclamó sorprendida Pinako.

Winry enfocó su vista en la puerta mientras alejaba su mano del hombro de Ed. "¡Abuela!"

Una sonrisa aliviada apareció en el rostro de Pinako. "Así que estás bien."

Con algo de culpa por haber desaparecido tantos meses sin haber contactado a su abuela, Winry respondió. "Lamento haberte preocupado."

Pinako mantuvo su sonrisa mientras agitaba una mano dimisivamente. "No te preocupes. Lo importante es que ambos están bien."


Después de los inesperados reencuentros, todos los que se encontraban en la residencia Rockbell se reunieron en el sótano de la casa para poder aclarar las situaciones de cada uno. Dentro de la charla, Greed mencionó que los automail de Ed necesitaban mantenimiento. Pinako le dijo a Winry que ella no podía realizar el mantenimiento completo dado que el brazo de automail de Ed era creación de Winry, por lo que, después de la comida, Ed y Winry se dirigieron a la habitación de ella.

Ed se recostó en la cama de su amiga y Winry comenzó con el mantenimiento de la pierna. Como se lo imaginaba, la pierna no necesitaba más mantenimiento que algo de limpieza y un poco de aceite. El brazo era otra historia. No era el peor estado en el que él había tenido su automail pero se veía algo desgastado. Winry suspiró de alivio. Tenía trabajo por hacer y, en otras circunstancias, habría regañado o golpeado a Ed por no cuidar apropiadamente de su automail pero ahora se sentía sumamente feliz de que él estuviera bien.

Ed, quién se había colocado de vuelta el pantalón antes de que Winry comenzará a revisar su brazo, estaba extrañamente callado. Durante su labor, Winry le lanzó miradas ocasionales pero siempre lo encontraba con la mirada perdida en el techo de la habitación, aunque en realidad parecía como si su mente estuviera en otro lado. Durante su estancia en Lior, Winry se había enterado del día Prometido por lo que los primeros minutos creyó que tal vez Ed estaba enfrascado en pensar en ello pero, conforme más pasaba el tiempo, ella sospechó que había algo más y, por lo perdido de su mirada, estaba casi segura de que era lo mismo que lo había estado molestando en Briggs porque tenía la misma expresión que en aquel entonces, aunque probablemente un poco más suavizada que antes.

Durante su estancia en Briggs, Winry no tuvo mucho tiempo para compartir con los Elric. Tan pronto como llegó se ocupó de cambiar el automail de Ed bajo la supervisión directa de Kimblee y sus guardaespaldas, por lo que en un inicio ambos no estuvieron muy motivados a hablar libremente como solían hacerlo. En el caso de Winry, tuvo que esforzarse bastante para no preguntarle a Ed qué era lo que le sucedía. Después de la sorpresa y preocupación (que en aquel entonces Winry no entendía el porqué de esta última emoción) que Ed había sentido al verla, el rubio se había mantenido inusualmente callado durante su trayecto hasta la enfermería y durante los primeros minutos de la sesión de mantenimiento. Además, las ojeras que marcaban sus ojos denotaban que no había estado durmiendo bien recientemente sin mencionar lo hinchado que estaban en los bordes. De haber sido otra persona, Winry rápidamente habría concluido que Ed había estado llorando pero, ¿Ed llorando? Le costaba trabajo creerlo pero conforme más se extendía el silencio entre ellos más se convencía de que su actitud, su mirada y la hinchazón no podían ser señal de otra cosa. Algo grave le había sucedido a Ed.

Sabiendo que en esas circunstancias un enfoque directo seguramente no funcionaría con Ed, Winry había comenzado a hablar con él, preguntándole y regañándolo por haberse ido tan imprevistamente al norte sin haber cambiado su automail. Aunque él se sobresaltó ligeramente y se tardó un poco en responder, poco a poco la charla llegó a la comodidad típica de sus conversaciones, tanto que Winry pudo notar que sus hombros se relajaban. Conforme avanzó la plática, hubo un momento en el que Kimblee intervino en la misma. En aquel entonces Winry lo creía un buen tipo pero, haciéndole una seña para que se acercara y hablando en voz baja, Ed le advirtió que no se fiara de él. Cuando ella le preguntó la razón, Ed se perdió un momento en sus recuerdos y un murmullo que extrañamente sonó a 'la Teniente Hawkeye' volvió a causar una extraña expresión en su rostro. Sin embargo, antes de que ella pudiera siquiera preguntarle qué sucedía con la señorita Riza, Ed se sonrojó de la nada, armó un pequeño alboroto en la habitación y después comenzó a recitar los elementos de la tabla periódica y evitó mirarla por los próximos minutos. ¿Por qué el chico del que se había enamorado tenía que ser tan extraño? En sólo unos minutos había cambiado de expresiones y actitudes tan diferentes entre sí que Winry no podía terminar de descifrar el misterio que lo envolvía.

Resignada, Winry había seguido con su trabajo de cambiar el automail. Conociéndolo, no sería fácil sacarle la verdad de lo que le estaba molestando y mucho menos con el público que tenían en esa ocasión por lo que decidió cuestionarlo sobre ello más tarde. Desafortunadamente, ese 'más tarde' no sucedió cuando lo esperaba. Tras serle revelada la verdad de su situación, Winry se enojó consigo misma. ¿Cómo había sido tan ingenua? Sin darse cuenta se había convertido en un recurso para mantener amenazados y restringidos a los Elric. Pero no dejaría que esto siguiera así. No estaba dispuesta a convertirse en un obstáculo en el viaje de sus amigos, por lo que decidió hacer todo lo posible para liberarse de la vigilancia que tenía encima. Por ello, no le importó tener que dejar su vida a manos del hombre que había matado a sus padres. Jamás podría perdonarlo por lo que hizo pero en esa ocasión era la mejor opción posible para que todos los involucrados (Los Elric, los soldados de Briggs, May, Marcoh, Yoki, Jerso y Zampano) pudieran dispersarse de manera discreta ante los ojos de Kimblee.

Obviamente, en un inicio Ed y Al no estuvieron de acuerdo con su plan pero el tiempo que tenían para decidir era muy corto por lo que tuvieron que acceder. Winry pudo notar la preocupación en los tonos de voz de ambos pero cuando Ed amenazó a Scar respecto a la seguridad de ella, Winry también pudo notar en él la impotencia y enojo que estaba sintiendo. Siendo sincera, la situación en la que estaría no le agradaba en lo más mínimo pero era necesaria. Le hubiera gustado pasar más tiempo con los hermanos pero en esos momentos era muy arriesgado por lo que, decidida, se encaminó a las escaleras que llevaban al techo del edificio donde se encontraban. Apenas había subido un par de escalones cuando un soldado de Briggs le recordó que debía quitarse sus aretes para evitar que, en combinación con el helado clima, lastimaran su piel. Tras quitárselos decidió encargárselos a Ed. Tal vez fuera un pequeño detalle pero esperaba que eso ayudara a que él mantuviera la calma ante lo que estaba por suceder, esperando que muy pronto se verían de nuevo.

Desafortunadamente, tras esa separación con los Elric, una sucesión de eventos cambió los destinos de todos, provocando que lo que parecía una despedida momentánea se extendiera indefinidamente por unos meses. El lado bueno fue que Winry pasó mucho de ese tiempo en compañía de Al y eso la alegraba pero con el pasar de los días los episodios en los que el alma de Al parecía desconectarse de la armadura hicieron su aparición, preocupándola profundamente. Además el no tener noticias de Ed no ayudaba a su creciente preocupación, sobre todo después de las palabras de Envy, quién les dijo que Ed había desaparecido en Baschool.

Desde entonces había estado tan preocupada por Ed que el alivio de verlo sano y salvo le había hecho olvidar lo que quería preguntarle desde la sesión de mantenimiento en Briggs, pero al ver que aún habían vestigios de la expresión que portaba en el Norte, la duda había vuelto a resurgir. Winry se mordió el labio inferior. ¿Cómo podía abordar el tema cuando no sabía cuál era el origen del mismo?

Decidiéndose por una estrategia similar a la que había utilizando en Briggs, decidió iniciar con una conversación casual entre ambos. Poco a poco Ed cayó más fácilmente en el ritmo de la charla escuchando atentamente y haciendo cada vez más preguntas. Todo iba bien. Winry le había informado acerca de la situación actual de Lior, de los planes de Al y de Hohenheim, pero, después de hablar un poco sobre el día Prometido, un silencio entre ambos cubrió la habitación por un par de minutos. Por un momento, Winry creyó que Ed estaba esperando que ella terminara de ordenar sus herramientas para volver a hablar pero, mientras todavía estaba de espaldas a él, Ed volvió a hablar.

"Hey."

Winry lo vió por encima de su hombro. "¿Qué?"

La mirada de Ed se ensombreció mientras hablaba en tono serio. "Ve por la abuela y Den, y escapen a otro país."

El enojo rápidamente invadió a Winry. ¿Cómo se atrevía a sugerir algo así? Tomando la primera llave que tenía a su alcance, lo golpeó fuertemente con ella antes de regañarlo. "¡¿A qué te refieres por escapar?! ¡¿Acaso estás planeando sólo ayudar a tus amigos cercanos?! En lugar de estar preocupándote por nosotras, ¿no deberías estar averiguando cómo impedir que esos idiotas destruyan a Amestris?"

Molesto por el golpe inesperado, Ed se levantó y se colocó a pocos centímetros de Winry mientras respondía con voz fuerte. "¡Por supuesto que voy a detenerlos! ¡Pero podría haber una probabilidad de mil a uno de que fallaré!"

No dejándose intimidar por la cercanía, Winry respondió. "¡No me importa si es una probabilidad de mil a uno, o de un millón a uno! ¡Detén su plan y protege a este país! Después de eso, regresa a salvo con Al en sus cuerpos originales. ¡Haría cualquier cosa para que eso suceda!"

En ese momento Ed se quedó sin palabras y simplemente se mantuvo viendo fijamente los ojos azules de su amiga. La sinceridad, preocupación y cariño que denotaban las palabras de Winry lo dejaron sin argumentos. Ella no quería que se rindiera. Tampoco él, pero de verdad tenía miedo de no lograrlo. Habían demasiadas cosas en juego que podrían cambiar drásticamente el resultado tras el día Prometido y, si era sincero consigo mismo, también le preocupaba el tener que enfrentar a sus padres biológicos. No tenía la certeza de que ellos estarían en Central pero, conociéndolos, era muy probable que se hubieran enterado del plan del bastardo barbudo por lo que ellos tampoco permitirían que 'Padre' siguiera con sus malvados planes.

El duelo de miradas siguió por unos segundos hasta que Ed desvió su mirada. Exhaló pesadamente y dijo. "Lo haces sonar fácil."

Viendo que Ed comenzaba a moverse con la clara intención de salir de la habitación, Winry dijo. "¡¿Qué?! No es propio de ti tener tan poca confianza."

"Hablas demasiado, Winry." Dijo Ed mientras tomaba con su mano de automail la camisa que había llevado a la habitación para ponérsela después del mantenimiento.

Winry se quedó viendo fijamente a Ed. Había algo en él que le hacía sospechar que estaba ocultando algo. Notando que él estaba a pocos pasos de la puerta de la habitación, Winry lo llamó. "¡Ed!" Pero el rubio no se detuvo por lo que ella se mordió el labio inferior antes de continuar. "Hay algo más que te preocupa ¿cierto? No se trata sólo del día Prometido."

Ed se detuvo con la mano en el pomo de la puerta. "No entiendo a qué te refieres." Mintió.

"¡No me mientas, Ed!" Winry notó cómo los hombros de su amigo se tensaron un poco. "No sé qué es, pero sé que hay algo más que te preocupa y que ha estado en tu mente incluso desde que estábamos en Briggs."

Ed se quedó en silencio mientras Winry daba unos pasos tentativos hacia él. "Ed." Winry colocó su mano en el hombro izquierdo de su amigo. Ed no pudo evitar sobresaltarse ligeramente. "Lo dije en serio. De verdad haría cualquier cosa para que Al y tú recuperen sus cuerpos y estén bien." Winry suspiró. "Tal vez soy un estorbo, pero me duele no poder ayudarte más que para arreglar tu automail pero de verdad me preocupo por ti. Quiero que estés bien, física y emocionalmente. Cualquier carga que lleves en tus hombros puedes decírmela. No tienes que guardarte todo." Ella le dió un apretón a su hombro.

"No digas eso, Win."

"¿Por qué no?" Preguntó la rubia confundida y un tanto dolida creyendo que Ed no confiaba en ella.

"Jamás vuelvas a decir que eres un estorbo. Tú eres alguien muy especial. Tu trabajo en el automail es fantástico pero tus cualidades y habilidades no se limitan sólo a eso. Me has ayudado más de lo que te imaginas. Siempre has estado ahí para mí y para Al." Ed dejó su camisa en el pomo de la puerta y colocó su mano de automail sobre la que Winry tenía sobre su hombro. "No sabes lo mucho que eso significa para mí."

Las mejillas de Winry se tiñeron de rosado pero Ed no pudo notarlo porque mantuvo su mirada al frente.

Pasaron unos segundos en silencio hasta que Winry se aventuró a decir. "Déjame compartir tu carga."

"No quisiera molestarte con eso, Win."

"No es ninguna molestia, Ed. De verdad quiero ayudarte."

Finalmente, Ed le dió un último apretón a su mano y se volteó a verla. Al hacerlo pudo notar la determinación y cariño que se reflejaba en sus ojos azules, y se dio cuenta que con ella mirándolo de esa manera no podría seguir evitando el tema.

Ed suspiró y dejó que una pequeña sonrisa adornara sus labios. "Testaruda."

"No más que tú, loco de la alquimia." Dijo cariñosamente Winry con una sonrisa propia.

Ed se llevó las manos a los bolsillos y recargó su espalda contra la puerta. "Bien, ¿qué es lo que quieres saber?"

Winry le dio un golpecito en el brazo. "Tú sabes bien lo que quiero saber. Hay algo que te está molestando y estoy segura que es o está relacionado con algo que sucedió cerca del tiempo de cuando estuvimos en Briggs."

Ed desvió su mirada al techo. "No puedo creer que te hayas dado cuenta desde ese entonces."

Notando cómo su mirada volvía adoptar rezagos de ese aire extraño que le había visto en Briggs, Winry continuó cuidadosamente. "Bueno, no puedo decir que todo el tiempo te portaste extraño cuando estuvimos en Briggs pero sí pude notar que de repente tu mirada se veía diferente. Era como si tu mente estuviera en otro lado."

Ed suspiró. "Supongo que no estabas tan alejada de la verdad. Tenía… bueno en realidad todavía tengo mucho en que pensar."

"Además del día Prometido, ¿cierto?"

Ed sólo asintió mientras Winry lo miraba atentamente. La rubia dejó pasar unos segundos antes de preguntar. "Entonces, ¿qué es lo que ha estado en tu mente desde entonces?"

Ed bajó su mirada para verla fijamente por unos segundos antes de devolverla al techo. Después, con un tono de voz bajo, dijo. "Mis padres biológicos."

La respuesta dejó confundida a Winry. No entendía porque Ed estaba usando la palabra 'biológicos'. Por más obsesionado que estuviera con la química, biología y demás ciencias no había razón para que hablara en esos términos. Además ¿desde cuando hacía referencia a Hohenheim como su padre?

Buscando clarificación, Winry dijo. "Creo que no te entiendo."

Ed volvió a bajar su mirada y la enfocó nuevamente en la de Winry mientras una pequeña sonrisa irónica aparecía en sus labios. "Supongo que no." La sonrisa desapareció y su rostro se volvió completamente serio. "Winry… soy adoptado."

La sorpresa rápidamente marcó el rostro de Winry. "¡¿Qué?! Pero… ¿co-cómo?... Al y tú…"

"Sí nos parecemos físicamente ¿no?" Dijo Ed en un tono cariñoso al pensar en Al mientras Winry sólo atinaba a asentir con la cabeza. "Desafortunadamente, sólo es eso. Un parecido. Al es 100% un Elric y yo… soy una especie de combinación entre un Hawkeye y un Mustang." Agregó con una pequeña mueca al pronunciar el apellido del Coronel.

Los ojos de Winry se abrieron tanto que parecían a punto de salirse. "¿No te estarás refiriendo a-?"

Ed no la dejó terminar. "En realidad sí. La Teniente Hawkeye y el Coronel Mustang son mis padres biológicos."

Winry se llevó ambas manos a su boca. No había terminado de asimilar la idea de que Ed era adoptado cuando el rubio se había superado sorprendiéndola con la noticia de quiénes eran sus padres. "No puede ser… pero ¿cómo?" Dijo con la voz un poco entrecortada.

"¿Recuerdas la ley anti-fraternización que alguna vez te mencionamos?" Winry asintió. "Pues… resulta que la Teniente me tuvo cuando sólo tenía 17 años, pero para cuando se enteró de su embarazo ya se había enlistado en la milicia por lo que el coronel, ella y yo podríamos estar en grave peligro si se sabía de nuestra conexión. Por eso, la Teniente se ocultó en el norte y… ahí conoció a mamá y a Hohenheim." A pesar de que ya había repetido la historia de la Teniente varias veces en su mente, un nudo se formó en su garganta provocando que Ed tuviera que hacer una pausa antes de hablar.

Notando la dificultad que Ed tenía para seguir hablando, Winry se acercó y sacó la mano izquierda de él de su bolsillo para sostenerla fuertemente entre sus manos. Era algo difícil digerir la verdad que le había revelado pero por la forma en que Ed se estaba comportando (que era similar a como estaba en Briggs) no podía dudar de él. Sus ojos no daban lugar para pensar que todo esto se trataba de una mentira o broma. "Oh, Ed. Debió ser muy difícil saber todo esto." Ed sólo se encogió de hombros tratando de no enfocarse en el golpe de confusión y tristeza que había sufrido cuando recién se había enterado de la verdad. Winry le dio un apretón a su mano antes de preguntar. "¿Cómo fue que te enteraste?"

Ed suspiró antes de responder. "Me lo dijo la Teniente. Al parecer ni siquiera ella se había dado cuenta de quién era yo hasta poco antes de confesarme la verdad."

"Oye, Ed. No es que no te crea pero todo esto es…" Winry se mordió el labio inferior. "Sorprendente. ¿No hay ninguna duda al respecto?"

Ed negó con la cabeza. "Al parecer no. Incluso creo que la abuela Pinako estaba al tanto de todo."

En un impulso, Winry apartó suavemente unos mechones de la frente de Ed. Ambos sintieron que una sensación de calor subía por su mejillas pero prefirieron ignorarla. "¿Qué te ha dicho mi abuela?"

Ed apartó la mirada de la de ella. "No le he preguntado."

Winry le dio un suave tirón a un mechón del cabello de Ed para atraer su atención. "¿Por qué no?"

Winry obtuvo su respuesta cuando Ed volvió a mirarla. Sus ojos dorados reflejaban un conflicto de emociones mientras hablaba en voz baja. "No sé si estoy listo para hacerlo. No tengo porque dudar de la palabra de la Teniente. Ella es una buena persona pero… tal vez no quiero romper la ilusión de que todo es una especie de broma. Sé que sólo me estoy engañando a mí mismo pero aún me está costando trabajo aceptar que realmente no soy nada de mamá ni de Al. Ni siquiera estoy seguro de quién se supone que soy."

"Tonto." Winry lo abrazó. "No tienes porque forzarte a aceptarlo. Nadie va a tratarte diferente sólo porque no seas un Elric biológicamente. Además estoy segura de que para Al tú siempre vas a ser su hermano y, si tía Trisha estuviera aquí, ella tampoco dejaría de verte como su hijo. Ella los adoraba a ambos."

Ed le devolvió el abrazo y rió ligeramente. "Al me dijo lo mismo."

Winry le dió un suave golpe en su espalda. "Entonces deja de ser tan terco y haz caso a nuestras palabras. Nosotros te queremos tal y como eres, y nuestro amor por ti no va a cambiar por nada del mundo." Dijo Winry sin poder evitar el sonrojo que pintó sus mejillas.

Ed apretó un poco más su abrazo. ¿Acaso ella…? No, no creo que ella me vea de esa manera. Pensó Ed mientras sus mejillas se sonrojaban de la misma manera que las de Winry, sin que ninguno de los dos se diera cuenta. Ambos estaban conscientes de que entre ellos siempre había habido un cariño inmenso que los había acompañado a lo largo de sus vidas pero era la primera vez que la palabra 'amor' surgía en una conversación entre ellos. En esos momentos, cada uno quiso convencerse de que el amor que había sido mencionado era el cariño de siempre aunque tanto Ed como Winry no pudieron evitar pensar en lo que sucedería si ese amor hubiera evolucionado a algo más.

Pasaron unos minutos abrazados sin decir una palabra más hasta que, en un impulso, Ed movió un poco su rostro para poder inhalar profundamente el aroma del cabello de Winry. Horas antes había querido sentirse cerca de ella y, ahora que estaban abrazados, no se cansaba del sutil aroma a lavanda que emanaba de ella. Con los ojos cerrados sintió cómo la esencia de su amiga lo llenaba por completo para después exhalar con la misma intensidad con que había inhalado, lo que provocó que Winry se diera cuenta de lo que había hecho.

El sonrojo de Winry ya había desaparecido pero, tras la acción de Ed, volvió. "¿Ed?" Ed hizo un sonido con su garganta para darle a entender que la estaba escuchando. "¿Qué haces?"

Ed abrió sus ojos de golpe, rompiendo el trance de felicidad y tranquilidad que su impulso había generado. ¡Rayos! Sus mejillas volvieron a sonrojarse. ¿Por qué hice eso? ¿Qué va a pensar Winry?

Unos golpes a la puerta llegaron como caídos del cielo para Ed, haciendo que ambos se separaran de inmediato. Avergonzado, él fue a sentarse en la cama de Winry evitando su mirada, mientras que ella se llevaba una mano al pecho para sentir el intenso palpitar de su corazón.

Los golpes se repitieron pero esta vez fueron acompañados por la voz de Pinako. "¿Cuántas veces tendré que tocar para que me dejen entrar?"

Winry se sobresaltó y sacudió su cabeza para despejar su mente antes de abrir la puerta y dejar pasar a su abuela. "¿Qué sucede, abuela?"

"¿Qué estaban haciendo?" Preguntó mientras se detenía en el centro de la habitación, sosteniendo su inseparable pipa con su mano derecha.

Ni Ed ni Winry podían disimular el sonrojo que aún adornaba sus mejillas y, en el caso de Ed, no pudo ocultar el ligero tartamudeo que salió de su boca al responder. "N-nada."

Tratando de sonar casual, Winry agregó. "Sólo estábamos terminando el mantenimiento de sus automail."

Pinako volteó a ver a cada uno de ellos antes de preguntar. "¿Acaso ustedes se besaron?"

La expresión avergonzada de ambos no tuvo precio para Pinako.

"¡No!" Respondieron al unísono tratando de no hacer contacto visual con el otro.

Pinako enarcó una ceja. Desde hace tiempo sospechaba que sólo era cuestión de tiempo para que esos dos comenzaran a darse cuenta de la innegable química que existía entre ellos pero, conociéndolos, no creyó que en las pocas horas que llevaban de haberse reencontrado hubieran avanzado hacia una relación romántica. Notando que ambos parecían demasiado avergonzados por la sola mención de un beso, decidió dejarlo pasar por esta ocasión. Ya tendría tiempo para hablar con ellos acerca de temas amorosos, ahora necesitaba enfocarse en la razón por la que había tocado a la puerta.

Enfocando su mirada en el rubio, Pinako preguntó. "¿Por qué no me dijiste nada, Ed?"

Ed enfocó su mirada en ella, fingiendo desconcierto. "¿A qué te refieres, abuela?"

"Mocoso tonto." Lo regañó Pinako mientras se acercaba a la cama dónde se encontraba sentado para poder darle un golpe en la cabeza con su pipa. "¿Por qué no me dijiste que ya sabías la verdad?" Ed tragó saliva. "Y no me vengas con la excusa de que lo olvidaste o que no tuviste tiempo para hablar conmigo. Ya llevas unos días aquí y tuve más contacto contigo que con tus amigos raros, además de que es obvio que algo te ha estado molestando todos estos días."

Ed le sostuvo la mirada por unos segundos antes de responder. "¿Y cómo es que estás tan segura de que yo sé algo?"

"Venía a ver cómo iba tu mantenimiento cuando alcancé a escuchar de lo que hablaban. Si querías privacidad no debiste hablar estando al lado de una puerta."

Ed desvió la mirada. "Aunque te hubiera dicho, eso no cambiaría la realidad."

"No, no lo haría. Pero al menos te ayudaría a no cargar todo tú solo. Tal vez esté vieja pero mis oídos aún funcionan muy bien."

Ed sonrió notando la sincera preocupación y cariño de Pinako. "Creo que eso ya quedó comprobado."

Pinako le devolvió la sonrisa antes de ponerse seria. "¿Y bien? ¿Entonces esa mujer te lo dijo?"

"¿Te refieres a la Teniente Hawkeye?"

Agitando una mano dimisivamente, Pinako respondió. "Sí, sí, ella. Como sea que se llame."

Ed enarcó una ceja. "Sí, ella me confesó todo." Notando algo de molestia en la expresión de Pinako, Ed añadió. "¿No te agrada?"

Winry, quién lentamente se había acercado al lado de su abuela mientras conversaban, miró con curiosidad a Pinako. Anteriormente se había dado cuenta del desagrado que le provocaban el Coronel y la Teniente pero en su tiempo quiso atribuirlo al odio generalizado que su abuela tiene hacia el ejército. Ahora, todo parecía indicar que el desagrado se desprendía de la conexión de ese par con Ed.

Pinako le dio una calada a su pipa antes de responder. "No." Confesó. "Ni ella ni su inoportuno Coronel."

La confusión e incertidumbre se hicieron visibles en el rostro de Ed. "¿Por qué?"

"Tengo mis razones." Alzó su mano libre para indicarle a Ed que se callara al ver que quería insistir. "Aunque debo de admitir que mucha de mi molestia hacia ellos viene de asumpciones propias ya que ninguno de los dos se ha dignado a hablar directamente conmigo, hasta hace un par de meses que esa tal Riza me llamó para confirmar datos sobre ti."

"Es lo que me dijo." Involuntariamente, Ed apretó su mano izquierda en un puño. "Dice que no sabía quién era yo hasta hace poco y que tú le ayudaste a confirmarlo."

"Creí que no te diría nada porque no era conveniente para ella." Esta vez, Winry fue la que la miró interrogativamente. "Perdón, no me hagan caso." Suspiró. "Ed, tengo mis propias opiniones sobre tus padres biológicos pero, por más que quisiera, no tengo derecho de imponerte ni influenciarte con ellas. Quisiera hacerlo pero no es mi lugar. Además…" Con su mano libre, Pinako rebuscó en el bolsillo de su delantal hasta sacar un sobre de él. "Hay alguien que debe hablar contigo primero." Dijo mientras le extendía el objeto a Ed.

Ed observó el objeto con curiosidad. Un color amarillento se había apoderado de los bordes del sobre denotando que llevaba algunos años esperando a ser abierto. No puede ser ¿cierto? Con mano temblorosa Ed tomó el sobre con su automail. Al tenerlo en su mano, pudo apreciar algunas arrugas que se extendían a lo largo del papel pero, al tener la parte trasera frente a él no podía confirmar el emisor. Inhalando profundamente, le dio la vuelta encontrándose con su nombre 'Edward' escrito en la característica letra cursiva de Trisha Elric. La letra que hace años siempre revisaban atentamente él y Al en las listas de compra ahora estaba nuevamente frente a él. Ed acercó su mano izquierda y acarició su nombre escrito con la letra de su madre. Anteriormente la escritura de Trisha sumía ligeramente el papel dejando una especie de grabado en las hojas pero, en esta ocasión, la escritura parecía más superficial, delgada e inclinada hacia la izquierda. A pesar de los cambios, Ed no tenía dudas de que ésto había sido escrito por el puño y letra de su madre, lo que significaba que había sido escrito en las últimas semanas de vida de Trisha, cuando levantarse de la cama se había vuelto una tarea imposible. Ed tragó saliva.

Notando el cambio de expresión en Ed, Pinako suspiró. "Trisha me confió esa carta poco antes de morir. Ella nos pidió a Urey, a Sara y a mí que te dijéramos la verdad si algo sucedía antes de que Hohenheim regresara. Quería hacerlo ella misma pero aún eras muy pequeño para que te hablara de algo tan importante." Pinako sonrió tristemente. "Me ofrecí a escribir la carta por ella pero, cuando quería, Trisha podía llegar a ser realmente obstinada."

Ed sólo atinó a asentir ligeramente con la cabeza. Su atención estaba completamente en el sobre que sostenía en sus manos.

Pinako tomó esto como la señal de que debía retirarse. "Iré a asegurarme de que tus extraños amigos no vengan a buscarte." Dijo mientras acomodaba su pipa. "Vamos, Winry." Agregó mientras comenzaba a andar hacia la puerta.

Winry se quedó congelada en su lugar por unos momentos. No quería dejar solo a Ed después de lo que le había revelado pero estaba consciente de que no podía forzar su presencia en un momento tan privado para él. Resignada agachó un poco su cabeza y se volteó para seguir a su abuela pero tan sólo pudo dar un paso antes de que la mano izquierda de Ed la tomara por la muñeca.

"¿Ed?" Preguntó confundida mientras lo miraba.

Ed desvió su mirada de la carta para poder verla a los ojos. "Winry ¿puedes quedarte conmigo?"

El deseo de quedarse con él para apoyarlo y la vulnerabilidad que se reflejaba en sus ojos dorados hicieron que Winry respondiera casi de inmediato. "Claro."

Ed la soltó y ella se sentó a su lado derecho. Ed devolvió su mirada a la carta que sostenía en su mano de automail y ambos se quedaron en silencio por un momento. Lentamente Ed acercó su mano izquierda para poder abrir el sobre. Al notar que su mano estaba temblando, Winry llevó su mano a su rodilla derecha y le dio un apretón afectuoso, acción que animó a Ed a romper el sobre para sacar la carta que contenía en su interior.

A pesar de los años que habían transcurrido, Ed podía jurar que la fragancia de su madre seguía impregnada en el papel. La sutil esencia a manzanilla lo transportó a aquellos viejos tiempos en los que su madre los abrazaba y besaba sus frentes antes de irse a dormir. Cerró los ojos aferrándose a sus recuerdos. Por más que quería no podía evitarlo, tenía miedo de lo que la carta podría decir. Ed amaba a su madre. Quería creer en las palabras de Al respecto a que su madre (Trisha) siempre lo había visto como su hijo pero, ¿qué tal si todo este tiempo sólo fue una carga para ella? ¿Qué tal si se arrepentía de haberle abierto las puertas de su hogar?

Como si sintiera la duda y miedo que se estaban generando en su interior, Winry le volvió a dar un apretón a su rodilla y buscó atraer su atención con su mirada. Ed abrió sus ojos y se topó con la preocupación que emanaba de los ojos azules de la rubia, por lo que Ed le sonrió levemente a manera de agradecimiento y lentamente sacó por completo el par de hojas que contenía el sobre. Inhalando profundamente, comenzó a leer.

Mi amado niño,

Seguramente para este punto Pinako, Sara o Urey ya te habrán contado la verdad, como se los pedí. Sé que debió haber sido un duro golpe y me duele profundamente no estar ahí para abrazarte y consolarte. Quiero que sepas que, mientras así lo desees, a mí no me importa lo que diga la genética. Quizás estoy siendo egoísta y codiciosa pero para mí, tú eres mi amado hijo.

Sabía que tarde o temprano tendría que decirte la verdad, eso fue algo que tu padre y yo acordamos desde que llegaste a nuestras vidas pero siempre creí que ambos estaríamos contigo cuando fueras mayor y pudieras entender y aceptar más fácilmente lo que sucedió. Si soy sincera, debo de admitir que antes temía enormemente que llegara el momento de hablarte de la verdad, y ahora no puedo dejar de pedirle a la vida que me dé el tiempo suficiente para contarte todo… pero a veces la vida no es como lo esperamos.

Sé que ya no podré estar contigo y con Alphonse y eso me parte el alma. Ambos son los tesoros más grandes que la vida me ha dado y, a pesar de que mi tiempo se esté acabando, le agradezco infinitamente a la vida por haberme bendecido con mi dulce par de pequeños alquimistas.

Desde que llegaste a nuestras vidas fuiste un rayo de luz. Hohenheim y yo éramos padres primerizos y tal vez fue un poco repentino cuidar de un bebé de un día para el otro, pero la verdad es que tú iniciaste uno de los períodos más hermosos de nuestras vidas. Tus balbuceos e incluso lloriqueos llenaron de alegría nuestro hogar y, me atrevo a decir, que mi corazón se llenaba de aún más amor (si eso era posible con lo mucho que te he amado toda mi vida) cada vez que te tenía en mis brazos. Quizás me robé un lugar que no me correspondía, pero aún recuerdo como si fuera ayer la primera vez que te escuché decirme 'mamá'. Incluso lloré de alegría y Hohenheim se asustó al verme llorando. Eras muy pequeño como para recordarlo, pero ese ha sido uno de los días más felices de toda mi vida y estoy segura de que para Hohenheim también lo fue el día en el que lo llamaste 'papá'.

Perdóname si estoy tardando en darte explicaciones. Sé que seguramente tienes muchas preguntas y te sientes confundido pero quiero que tengas muy presente que tu padre y yo siempre te hemos amado con todo nuestro corazón.

Sin embargo, no puedo ignorar la verdad ni ser completamente egoísta porque sé que hay alguien más que también te ama profundamente y que sufrió demasiado al separarse de ti: Riza Hawkeye, tu madre biológica.

No sé si ya lo sepas pero tú naciste en una ciudad llamada Rivière al norte de Amestris. Hohenheim y yo estábamos rentando una pequeña casa allí, mientras tu padre realizaba unas investigaciones. Poco tiempo después de que nos mudamos allá, Riza se convirtió en nuestra vecina. Desde que la vi por primera vez me llamó mucho la atención. Tenía una mirada amable, pero las pocas veces que se dejaba ver sentía una especie de aura de tristeza y preocupación que la rodeaba. Tal vez fue por eso que quería conocerla y ver si podía ayudarla de alguna manera pero Riza fue muy reservada y salía muy poco de su casa.

No fue hasta que tú naciste que realmente pudimos conocerla. Riza vivía sola por lo que, cuando entró en trabajo de parto, no había nadie con ella que pudiera llevarla al hospital. Además su fuente ya se había roto por lo que no había tiempo para hacer todo el trayecto hasta el centro de la ciudad. Quizás fuera el destino pero al final fui yo quién asistió a tu madre en el parto.

Riza siempre me pareció una persona amable y un tanto seria pero, en cuanto te sostuvo en sus brazos por primera vez, sonrió como pocas personas saben hacerlo. Su sonrisa era tan grande y el brillo de sus ojos tan intenso que era imposible no sentirse conmovido ante la escena que teníamos ante nuestros ojos. Además el amor que se desprendía de sus palabras cuando pronunció cuál sería tu nombre era innegable.

Poco después de tu nacimiento tuve la oportunidad de realmente sostenerte en mis brazos y ¿qué te puedo decir? Desde ese momento entendí perfectamente el amor y felicidad que Riza reflejaba porque creo que yo también me enamoré de ti en ese momento.

Desde el día de tu nacimiento, Riza y tú se quedaron a vivir con nosotros y así pude conocer un poco más de su personalidad y debo decirte que me pareció una persona encantadora. Por eso me sorprendía mucho que estuviera sola y que no hubiera contactado a nadie después de tu nacimiento. Hohenheim y yo teníamos mucha curiosidad pero temíamos involucrarnos en asuntos muy personales por lo que dejamos que ella decidiera si podía confiar en nosotros o no.

Dos semanas después, mientras yo hacía algunas compras, Riza le contó todo a Hohenheim…

Tu padre biológico se llama Roy Mustang. Riza y él se conocieron desde muy jóvenes y, con el paso del tiempo, se enamoraron. Ambos tenían el deseo de casarse en un futuro no muy lejano pero antes de eso Roy decidió enlistarse en el ejército con la esperanza de contribuir a crear un país más seguro. Riza se sintió inspirada por la meta de tu padre y decidió, de igual forma, enlistarse en el ejército. Sin embargo, ella no sabía que estaba embarazada de ti cuando lo hizo.

Llevando ya unas semanas en la academia militar, se enteró de que estaba embarazada. Aunque estaba sorprendida al tener que ser madre a una edad tan jóven, Riza estaba buscando la manera de darte la mejor vida posible. Temía no contar con los recursos necesarios para sacarte adelante pero estaba segura de que tu padre no los dejaría solos cuando se enterara de que venías en camino. Desafortunadamente, Riza no pudo darle la noticia a Roy ya que ella rápidamente descubrió que las relaciones amorosas y los embarazos entre miembros de la milicia eran severamente castigados, llegando incluso a sentencias de muerte.

Por esa razón y con ayuda de una amiga, Riza decidió pasar su embarazo en el Norte, en una casa que esa misma amiga le prestó. Por eso ella siempre estaba sola. A pesar de que era muy joven y que no conocía nada ni a nadie de Rivière, Riza decidió ocultarse ahí para evitar que la milicia descubriera la conexión que existía entre ella, tu padre y tú.

Riza dijo que había pensado en entregarte a un orfanato esperando que pudieran encontrarte una familia que te procurara y te hiciera feliz pero, por lo que me dijo Hohenheim, ella no parecía muy segura de esa opción. Además, después de haber vivido esas semanas con nosotros, Riza pareció considerarnos personas lo suficientemente buenas para confiarnos a su tesoro: Tú.

Conforme tu padre me contaba la historia de Riza me sentía cada vez más triste por ustedes y, sobre todo, preocupada. Cuando llegó a la parte de las consecuencias de la milicia realmente sentí como si alguien me arrancará el corazón. ¿Cómo podía ser posible que las personas que nos deberían de proteger serían capaces de atentar abiertamente contra las vidas de personas tan valiosas como tu madre y tú?

Sabía que no era algo fácil para Riza, pero cuando supe que ella deseaba que nos encárgaramos de ti, ni siquiera tuve que pensarlo. Realmente te habías robado nuestro corazón y si Riza no tenía la posibilidad de criarte, yo estaba más que dispuesta a darte la vida que merecías.

El alivio que sintió Riza cuando supo que nosotros nos haríamos cargo de ti fue inmenso, pero no lo suficiente para ocultar la enorme tristeza que la estaba embargando y ésta sólo fue creciendo conforme se acercaba el día en que tendría que separarse de ti. Durante esos últimos días casi siempre me la encontraba parada frente a tu cuna, observando cómo dormías o sosteniéndote entre sus brazos, sonriendo con cada uno de tus balbuceos. Por todo lo que compartimos con ella y las cosas que vi estoy segura de algo, mi niño: Ella no quería separarse de ti pero sabía que, en sus circunstancias, era lo mejor.

El día de su partida, ella te sostuvo y te habló mientras se despedía de ti. Lamento no poder contarte lo que te dijo ya que era un momento privado entre ella y tú por lo que le di tiempo antes de entrar a la habitación, pero lo que noté es que su tono realmente denotaba el dolor que le causaba que ese momento hubiera llegado. Sin embargo, en los días previos, ella se negó rotundamente a llevarse algún recuerdo tuyo por miedo a ponerte en peligro, por más mínimas que fueran las posibilidades. Entendíamos su preocupación pero no podíamos dejarla torturarse de esa manera, así que un día, mientras se bañaba, aproveché y tomé una foto tuya para que Hohenheim se la entregara antes de que abordara el tren.

Y así fue como llegaste a nuestras vidas, mi niño. Poco después de la partida de Riza, decidimos regresar a Resembool para que pudieras correr y jugar en los mismos campos en los que yo misma crecí. Además estábamos seguros de que nuestros amigos, los Rockbell, estarían encantados de conocerte. Y no nos equivocamos. Ellos rápidamente se encariñaron contigo, incluida la pequeña Winry. Desde el día que te conocieron, les contamos la verdad sobre tu origen pero les pedimos que no te dijeran nada, ya que estábamos esperando a que fueras mayor. Así que no te lo tomes a mal si ellos no te dijeron nada hasta ahora, simplemente estaban cumpliendo con nuestros deseos.

Edward, desafortunadamente no puedo hablarte de tu padre biológico ya que nunca lo conocí en persona. Lo único que te puedo decir es que Riza lo amaba mucho y estaba segura de que, de haber sido otras las circunstancias, él, ella y tú habrían formado una hermosa familia feliz. No te apresures a juzgar a Roy y dale la oportunidad de hablar. Te lo pido porque he notado que conforme pasan los días está creciendo una molestia en ti hacia tu padre. Sé que para todos es triste y difícil tener que seguir normalmente con nuestras vidas tras la partida de Hohenheim, pero él tiene sus razones para haberse ido y cuando se dé la oportunidad, él mismo se las contará a ti y a Alphonse. No puedo decirte con certeza el día que volverá pero estoy segura de que lo hará. Así que no seas duro ni con él, ni con tus padres biológicos. Estoy segura de que todos te aman y se preocupan por ti.

Nuevamente perdóname por no poder estar ahí para contarte la verdad pero quiero que tengas siempre presente que tu padre, Alphonse y yo te amamos con todo el corazón. Puede que no estemos unidos por la sangre, pero sí por el corazón porque somos familia y siempre lo seremos. Probablemente, al momento de leer esta carta, Alphonse no sabrá nada de tus orígenes pero cuando se entere estoy segura que nada cambiará entre ustedes. Ambos han crecido siendo muy unidos y eso me hace muy feliz. Por eso quiero pedirte que cuides mucho de tu hermano, Edward. Sé que has cumplido y seguirás cumpliendo de maravilla con tu rol de hermano mayor y, aunque yo no esté con ustedes, espero que puedan seguir siendo tan unidos como hasta ahora.

Si tu padre no ha vuelto para cuando hayas leído esto, recuerda que tienes a los Rockbell. No te guardes nada. Puedes hablar abiertamente con ellos porque, al igual que tus padres biológicos, Hohenheim y yo, también quieren ayudarte y verte feliz.

Nunca olvides que los amo mucho a Alphonse y a ti, y que me siento muy orgullosa de ustedes. Son mi más grande tesoro.

Cuídense mucho, mis alquimistas.

Con amor

Mamá.

Conforme iba leyendo la carta, las manos de Ed se volvieron temblorosas. Era increíble que, a pesar de ya no estar ahí, su mamá tenía la habilidad de apartar sus miedos e inseguridades tan fácilmente. Ella lo amaba y siempre lo había hecho a pesar de no haberle dado la vida. Aunque él mismo no se estaba considerando digno de ser su hijo, Trisha Elric siempre lo vio como tal hasta su último aliento. En cierta forma se sentía un tonto por haber pensado lo contrario pero ahora, entre más leía, sentía como si un bálsamo recubriera su alma. Además, justo en esos momentos contaba con el apoyo de Winry quién, en algún momento de su lectura, había comenzado a frotar su espalda de manera circular, seguramente al notar las emociones que las palabras de la carta estaban sacando a flote.

Cuando terminó de leer, Ed dobló cuidadosamente las hojas por la mitad y cerró sus ojos. Aún había muchas cosas que tenía que hacer y arreglar pero ahora podía quitarse un peso de encima que lo había estado atormentando desde aquella noche en el apartamento de la Teniente Hawkeye: No tenía que dejar de lado su parte Elric. A quién siempre consideró su madre, a él siempre lo consideró su hijo. Eso era razón suficiente para dejar atrás las dudas y abrazar su pasado. Jamás habría imaginado que tendría dos pares de padres, pero esa era su realidad. Sería un poco difícil acostumbrarse a la idea pero ya tendría tiempo para lidiar con ello una vez que recuperara el cuerpo de Al.

Una sonrisa aliviada adornó el rostro de Ed, mientras con voz temblorosa decía. "Gracias…mamá." Acto seguido, pasó su mano izquierda por su rostro, dejándola descansar sobre sus ojos. Sus ojos habían comenzado a arder y podía sentir cómo el contorno se humedecía, pero no quería llorar frente a Winry. Si a él no le gustaba verla llorar probablemente a ella no le gustaría verlo llorar a él ¿no? Sin poderlo evitar, sus hombros comenzaron a sacudirse por los sollozos que estaba conteniendo.

Notando lo que sucedía con Ed, Winry apartó la mano de Ed de su rostro para hacerlo verla a los ojos. "Ed, no tienes que contenerte. Puedes contar conmigo." Dijo con una leve sonrisa tratando de mantener a raya las lágrimas que querían formarse al verlo en un estado emocional tan frágil. Sin darle tiempo a responder, Winry suavemente lo volteó hacia ella y empujó el rostro de Ed hacia su hombro. Sabía que era muy orgulloso, así que esperaba que el ocultar su rostro le ayudara a no reprimir sus emociones.

Ed se sorprendió por las acciones de Winry pero al sentir la calidez de su cuerpo se sintió agradecido y finalmente dejó que sus emociones se desbordaran. Aferró sus manos a la espalda de Winry y dejó que sus lágrimas salieran de manera silenciosa. Muchas emociones lo estaban dominando. Extrañaba muchísimo a su mamá pero también estaba muy agradecido por todo lo que había hecho por él, además de que ni siquiera en un momento tan importante y confuso para él lo había dejado solo. Ciertamente tenía algo de miedo de enfrentarse a sus padres biológicos pero ahora se sentía más seguro de sí mismo y dispuesto a aceptar lo que el destino le deparara. Todavía le costaba trabajo asociar a la Teniente Hawkeye como su verdadera madre pero con el tiempo creía que podría hacerlo. En cuanto a Hohenheim y a Roy… Quería hacer caso de las palabras de su madre Trisha pero aún había una parte terca de él que se rehusaba a aceptarlas por completo. Se había criado tantos años sin una figura paterna que ahora le costaba aceptar que su opinión sobre ambos podría estar equivocada.

Ed no supo cuánto tiempo pasó abrazado a Winry pero, repentinamente, una risa empezó a sacudir su cuerpo.

Winry sintió el temblor en el cuerpo de Ed atribuyéndolo a su llanto pero, cuando los temblores subieron de intensidad comenzó a preocuparse por lo que, con cuidado, se apartó de él. "¿Ed?" Preguntó confundida.

Ed se pasó un brazo por el rostro para borrar el rastro de lágrimas antes de abrir sus ojos dorados, sorprendiendo a Winry con la nueva claridad que parecían haber adquirido sus ojos acompañada de la risa que brotaba de él. "Estoy bien, Win."

Más tranquila, Winry le sonrió afectuosamente. "Me alegro."

Ed rió unos momentos más antes de darse una palmada en la frente. "Soy un tonto. Jamás dejé de ser un Elric."

Winry no había leído la carta puesto que no quería invadir la privacidad de Ed en un momento tan íntimo, pero por la expresión del rubio estaba segura de que Trisha Elric había escrito justo las palabras que Ed necesitaba. Sonriendo y riendo ligeramente, Winry respondió. "Siempre has sido un tonto pero eso es parte de ti, Edward Elric."

Ed intentó fruncir el ceño a manera de broma pero su alivio era tan grande que la sonrisa se negó a irse de su rostro, por lo que simplemente dijo. "Lo que tu digas, loca del automail." Acercándose a ella, la volvió a abrazar. "Gracias, Winry."

Winry sólo pudo asentir mientras se dejaba envolver en el abrazo.

Edward dejó que la esencia de Winry lo llenara mientras pensaba. No podía decir que su vida estaba arreglada, pero él era Edward Elric y de una u otra manera saldría adelante. Además no estaba solo. Nunca lo estuvo.