Disclaimer: Los personajes aquí representados, pertenecen a Bryan Konietzko, Michael Dante di Martino y Nickelodeon. Esta es una historia ficticia que usa a los personajes de Legend of Korra, así como otros elementos basados en personajes reales y también ficticios, así que cualquier parecido con entidades vivas o muertas o instituciones, situaciones y eventos es pura coincidencia o malviaje del autor, así que no hagan mucho caso, después de todo esto es solo un fanfic. Adicionalmente: en este fic se hace mención sobre situaciones sexuales, así como consumo de drogas, alcohol y otras situaciones de índole cuestionable, sin embargo, con la mención de esto, NO se hace apología del uso y abuso de dichas sustancias, de igual manera la mención de temas y situaciones relacionados con depresión, ansiedad, y salud mental solo se mencionan con fines ficticios y mostrando una situación de drama narrativo. Si la mención de estos temas causa algún conflicto con las creencias personales, religiosas o el conjunto de valores personales, lo mejor es que dejen de leer después de ver esta advertencia, o si se considera que hay alguna mención a situaciones relacionadas a la salud mental con la que hay cierta identificación, lo mejor es y será buscar ayuda profesional o por lo menos ayuda o apoyo para remediar esa situación.

Gracias.

Rockstars

Capítulo 23

Asami se pegó a la pared de roca, trato de hacer sus pasos lo más silencioso posible, y se pegó aún más a la pared cuando llego al filón del muro, sus ojos verdes escudriñaron la semi-penumbra dominante en la cueva, solo interrumpida por la mortecina luz de las antorchas que estaban clavadas a los muros en varios puntos de enorme bóveda.

Conto a 6 guardias, y después a 4 miembros de la letal Hermandad del Loto, todos embozados y con sus armas brillando a la luz de las antorchas. Al fondo vio la figura encadenada de Korra, con los brazos en cruz y aparentemente inconsciente. Volteo a su derecha y a señas dio instrucciones al grupo de ninjas que la acompañaban y esperando la señal de un arquero se dispuso a atacar.

Una daga ceremonial se levantó en la mano del alto sacerdote que se disponía a dar el golpe fatal en el cuerpo de Korra, justo cuando Asami daba la señal al arquero para que la certera flecha fuera disparada.

El alto sacerdote caía a un lado con un grito final en su boca, mientras que Asami y sus ninjas salían de sus escondrijos para terminar con la Hermandad del Loto de una vez por todas, los gritos agonizantes de la hermandad reverberaron por la cueva y Asami registro las ropas del alto sacerdote en busca de las llaves de las cadenas que aprisionaban a Korra, cuando por fin las encontró las alzo en un gesto triunfante acompañado de los vítores de sus ninjas.

Asami libero los grilletes y candado que aprisionaban a la joven morena y con toda la gentileza posible sujeto aquel cuerpo inerme, disponiéndose a apartar el cabello de aquel rostro.

- - Ya todo acabo, conseguimos rescatarte. - Dijo triunfante, solo para retroceder aterrada al ver el rostro que había descubierto.

- - Tardaste mucho amor mío. – Exclamó el rostro moreno que ya recuperaba la conciencia. Asami retiro los cabellos de aquel rostro que amaba, para poder velo a plenitud, pero cuando coloco su mano en mentón para depositar un beso, su espanto fue mayúsculo al ver que no era Korra, si no Jargala.

Asami despertó sobresaltada, la luz era demasiado intensa, sus manos trataron de liberarse, pero en el fondo estaba la voz tranquilizadora de Tahno.

- - Tranquila Asami, debió de ser una pesadilla… Espera un momento, iré por el Dr. Pakku. –

El sobre salto inicial se convirtió en reconocimiento, después en evaluación, su mente lógica comenzó a ver todo a su alrededor, el color, el orden, el olor a desinfectante, y en general la desconocida habitación le indicaron que estaba en un hospital, después evaluó su cuerpo, tenía una puesta una mascarilla de oxígeno, un monitor cardiaco, varios electrodos pegados a la piel, una venoclisis y un brazalete con su nombre.

Trató de recordar lo que había pasado y poco a poco sus recuerdos comenzaron a aclararse… La reunión con Jargala le había parecido incomoda en demasía, luego se ponía confuso, no recordaba exactamente qué había pasado, solo la sensación de quedarse sin aire y después todo era negro, así que seguramente se había desmayado…

Inmediatamente pensó en su madre, como había empezado todo, los desmayos, la pérdida de peso… todo eso que al final la llevo a adelantar su muerte.

Aun dentro de la confusión una idea recién creada se fijó en su mente, y se repitió mil veces en pocos segundos, miró sus manos. ¿Tendría la fuerza para quitarse la vida? Si su madre había preferido morir antes de enfrentar de lleno al cáncer, lo más probable es que ella seguiría ese mismo camino, después de todo, era la elección obvia, por lo demás, exceptuando a Tahno ahora estaba completamente sola en el mundo, y seguramente él entendería su decisión, quedaba decidir el cuándo.

- - Hola Asami. –

La voz tranquila de Pakku la sacó de sus pensamientos, por lo que inmediatamente se puso a la defensiva, adivinando lo que el anciano Doctor tenía que decir.

- - Seguramente te has de preguntar qué pasó, ¿No es así? – Inquirió retóricamente el Medico.

- - No mucho en realidad. – Contestó ella con cinismo.

El anciano sonrío, viendo mucho del carácter de sus padres en la joven Sato.

- - Iré sin rodeos, llegaste aquí porque Tahno te encontró desmayada en tu departamento, ya que alcanzaste a pedirle ayuda antes de perder el conocimiento, después de la revisión y algunas pruebas todo parece indicar que tuviste un ataque de ansiedad, a causa de eso te hiperventilaste y perdiste el conocimiento. –

- - ¿Un ataque de ansiedad? – Repitió, Incrédula.

- - Has estado bajo mucho estrés, y si no me equivoco has estado teniendo muchos problemas para dormir, además por tus análisis de sangre se ve que has estado abusando un poco del alcohol en estos días. –

Asami torció la boca, y desvió la mirada, aceptando implícitamente que el Médico tenía razón.

- - Y también está este otro asunto, esa tos tuya no ha desaparecido en más de 6 meses y tu amigo Tahno descubrió que a veces toses sangre, esto no es solo se debe a los cigarros de los que también has abusado, y a que estas forzando tu garganta para cantar y… -

- - No… No lo digas… Es cáncer. Recuerdo bien como mi mamá empezó con lo desmayos y después todo lo que hizo fue empeorar y empeorar, así que antes de que sigas mejor…- Interrumpió Asami.

- - No es cáncer. - Interrumpió a su vez el anciano Pakku.

Asami lo miró fijamente, aun mas incrédula que antes, instintivamente vio hacia Tahno, cuya expresión inescrutable, le hacía saber que él ya sabía cuál era su condición.

- - Aprovechamos que estabas inconsciente, así que hicimos varios exámenes y el TAC confirmó mis sospechas… La sangre en tu tos es porque tienes un edema pulmonar, y la causa de ese edema es una cardiomegalia por válvula mitral dañada, es posible que hayas contraído endocarditis por una infección que no…-

La voz de Pakku explicando su condición se volvió un zumbido, trataba de entender todo lo que él decía, pero a la vez no entendía nada porque sus propios pensamientos comenzaron a ir en mil direcciones distintas.

- - ¿Qué opciones tengo? – Interrumpió de nuevo.

Pakku se frotó el mentón.

- - Tus opciones son buenas, obviamente necesitaras una cirugía, solo necesito que te hagas un par de exámenes más para saber qué tan extensa es la lesión y entonces lo discutiremos con los cardiólogos especialistas. –

El silencio cayó en la habitación como un pesado telón.

- - Me retiro por ahora, tengo que terminar con mis rondas, si necesitas algo, toca el botón y alguien vendrá a atenderte… ¡Ah! Por cierto… También tenemos que hablar seriamente de esos cortes que tienes en los brazos, yo sé que no tienes un gato y tendrás que buscar una mejor excusa que esa. – Dijo Pakku, despidiéndose.

De nuevo la habitación quedo en silencio, interrumpido apenas por el sonido del monitor cardiaco conectado al pecho de Asami.

- - ¿Y bien? – Pregunto Tahno, algo tajante y en tono de reproche.

- - No hay mucho que decir… Desde que empecé a toser sangre pensé que era cáncer… Tu sabes… Por lo de mi mamá. -

- - Ok… Ya aclaramos ese punto, considerando como me has ocultado cosas antes, no me debería de sorprender, aunque no deja de ofenderme un poco. –

- - Perdón… -

- - Mejor no lo digas, en todos los años que tenemos de ser amigos, no nos hemos disculpado el uno con el otro, solo… Nos toleramos, perdonamos en silencio y seguimos adelante, creo que es más fácil y ha hecho más llevadera nuestra relación, ¿No lo crees? –

Asami asintió.

- - Por otro lado, a quien si le debes disculpas es a Korra, la última vez que hablaron… -

- - ¡Ya sé! ¡Ya sé! Me siento terrible, sé que la trate muy mal, y ni siquiera sé por qué lo hice, pero lo hice, aunque no lo creas sí me siento muy mal por eso… ¿Podrías avisarle que estoy aquí? Me gustaría hablar con ella.

- - Ya lo hice, dijo que en cuanto pudiera vendría por aquí. – Aseveró Tahno, viendo su reloj. – En fin… Llame a rueda de Prensa dentro de 20 minutos, así que iré a prepararme, y antes de que digas algo, lo mejor es que lo tomes con calma, ya se han delegado la mayoría de tus tareas, así que podemos prescindir de tu presencia y liderazgo por algunas semanas en lo que te recuperas, así que tranquila, mientras, toma… - Tahno arrojo el control remoto de la TV hacia Asami. – ahí tienes tienes webflix, si necesitas algo de lectura mándame un mensaje, tu celular está en la mesita a tu derecha y ya tiene puesta la clave del WIFI, ahí en la mesita también está el botón de emergencias, así que… Felices vacaciones. - Dijo el joven, despidiéndose socarronamente.

La joven CEO se quedó en blanco por algunos instantes, después examino los controles de su cama automatizada y pulsando algunos botones quedo en una posición que le pareció cómoda, respiró hondamente, encendió la TV, cambiando los canales al azar, se detuvo cuando encontró un canal de música, de pronto no tenía ganas de escucharla, pero estar en silencio implicaba también estas ella sola con sus pensamientos, así que lo mejor ahora era hacer algo medianamente productivo, tomo su celular de la mesa, y con una mueca de incomodidad deslizo y borró todas las notificaciones acumuladas en pocas horas desde su inconciencia, busco la app que deseaba y puso una búsqueda especifica en el navegador de internet:

"Cardiomegalia por lesión en válvula mitral"

Y comenzó a leer desde el primer resultado.


- - ¡" De Profundis" es mi visión! ¡No permitiré que ningún productor o arreglista de tercera le meta mano! – Gruño Korra, golpeando el escritorio de Varrick.

Varrick no se amilanó, se recargo en su silla y miro a Korra fijamente a los ojos.

- - Ok… Entiendo que tu "visión" es buena, pero necesita algunos toques extra para estar más pulida. – Contestó, resaltando las comillas imaginarias con los dedos.

- - Entonces quiero supervisar la edición. – Sentenció Korra.

Varrick encendió un cigarro con gesto despreocupado, contra sus pronósticos, Korra había regresado enérgica y decidida, cuando se fue habría sido fácil de doblegar, ahora era una historia completamente distinta., además estaba el hecho de que la canción llamada "De Profundis" tenía potencial, pero el resto del material grabado en Hamburgo era de regular a malo, y apoyar todo el disco en una sola canción era algo arriesgado, así que jugó su carta.

- - Seamos honestos Korra… Podría ceder con esto, pero entonces también tendrías que ceder con otra cosa. – El marrullero hombre se arrellanó en su asiento y encendió un cigarro con el mismo aire petulante de siempre, y después de un par de bocanadas de humo, sentenció: - Disuelve "Avatar". – Las palabras de Varrick sacaron a Korra de Balance. – "De Profundis" es una excelente canción, y toda, absolutamente toda, es íntegramente tu trabajo, no necesitaste a tu banda, ni a nadie más, eso es algo que no se había visto en la industria en bastante tiempo, con el debido manejo mediático sería algo bastante grande. – Y así, Varrick soltó la bomba.

Korra dudó, su mente empezó a trabajar en opciones, y odiaba aceptar que lo dicho por el marrullero le sonaba bastante atractivo.

- - Georgie, Marcus, Zhuli, ¿Podrían dejarnos a solas por favor? – Pidió Korra.

- - Zhuli se queda. – Ordenó Varrick, haciendo que Korra torciera la boca con disgusto.

Los dos técnicos abandonaron la habitación, a su vez la joven morena se sentó frente a Varrick, mientras Zhuli se colocaba a la diestra de su jefe y espero a que alguien dijera la primera palabra.

- - ¿Cuál sería el truco? – Preguntó Korra, sabiendo que Varrick no arriesgaría algo por nada.

- - Quiero que disuelvas Avatar, y después imagina esto: "Korra Sialuk presenta disco como solista", promociones, gira, streams en vivo, podcasts, presentaciones, todo a lo que ya estas acostumbrada, pero sin una banda que te frene, ni te haga lastre. - Korra lo escucho con atención, su gesto concentrado le dijo a Varrick que en verdad estaba considerando la idea. – Y para mejorar el trato, podríamos renegociar nuestro contrato. – Finalizó.

Korra estiro las piernas, apoyando totalmente su espalda en la silla, cruzo los brazos, sujetando su mentón con su mano izquierda, adquiriendo un gesto pensativo tenía que conceder que la idea no le parecía para nada mala, pero quedaba el asunto de Yuna y los demás, más preocupante aún era el hecho de que se había acostado con Yuna en un momento de debilidad, aun cuando su buen juicio le había advertido que esa era una pésima idea, después de lo de Kuvira ella no quería compromisos, sobre todo considerando que estando en la misma banda eso iba a terminar mal, así que era una excelente opción para salir de esa situación, pero a su vez tendría que endulzar el trato para que a los muchachos no les cayera tan mal la noticia.

- - - Si acepto disolver Avatar, quiero que lances el disco que grabamos en Hamburgo como el debut de ellos como una banda, mi voz en las canciones sería algo así como una colaboración, además de darles un contrato como una banda independiente. –

- - ¿No quieres mis calzoncillos también? – Ironizó Varrick.

- - Aunque tú los consideres músicos de segunda, son buenos, lo único que necesitan es una oportunidad y seguir aprendiendo, con la debida dirección podrías tener un diamante en bruto, y lo sabes. –

Varrick dio una profunda aspirada a su cigarro, la confianza de Korra en esta negociación le parecía bien, pero por otro lado no había considerado ningún uso para la incipiente banda de Korra, pero si hacía que Zhuli trabajara con ellos seguramente podría manipularlos y hacerlos dependientes de sus "juguetes" en poco tiempo.

- - Muy bien, me parece aceptable, pero quiero que tu comiences a trabajar en tu nuevo disco a partir de hoy mismo. -

- - Mañana... No he dormido ni comido desde anoche, y estoy molida. - Reviró Korra.

Varrick se rió ruidosamente y después le ofreció su mano a Korra.

- - - Tenemos un trato. -

- - Lo quiero en papel, para mañana. - Sentenció Korra, estrechando la mano de Varrick.

Korra se dirigió a la puerta y un solo ademán de Varrick fue suficiente para que Zhuli caminara rápidamente detrás de la joven morena.

- - Antes de que te vayas Korra, pensé que necesitarías esto…- Zhuli sacó una bolsa plástica de su saco y se la dio a Korra.

Korra sonrió, y apretó su mano con fuerza cerrando la mano de Zhuli.

- - No gracias, ya tengo mi propio proveedor. – Dijo, sonriendo confiadamente.

Zhuli retiró su mano y la agito airadamente, dado que el apretón le había dolido, una mueca de desagrado cruzo su cara y con el mismo disgusto se dirigió de nuevo a la oficina de Varrick.

Por su parte Korra camino airadamente hacia el estacionamiento donde estaba su moto, metió la mano en el bolsillo de su chamarra y verifico el contenido de la bolsa plástica, había 8 píldoras, en su departamento debía de haber otras 4 o 5, pero si quería mantener esa racha creativa iba a necesitar más suministros, no deseaba visitar a Ryu de nuevo después de su resolución, pero si quería regresar a la cima de nuevo y demostrarle a todo mundo su genio y capacidad tenía que usar esas píldoras, sin importar las consecuencias.

El teléfono de Korra se sacudió desde el interior de su bolsillo trasero.

- - ¿Hola?... Hey Tahno, ¿Cómo va to…? - Korra se interrumpió, escuchando detenidamente la voz de Tahno quien le detalló todo lo ocurrido con Asami la noche anterior, aunque inmediatamente recordó lo ofensiva que se había puesto con ella en Hamburgo, aunque, por otro lado, después de lo de su padre era comprensible que estuviera mal y ausente.

- - Entiendo… Afortunadamente está estable… Iría a verla ahora, pero acabo de terminar una sesión nocturna de grabación y estoy muerta… Si, prometo que iré tan pronto pueda… Si, si, lo prometo… Gracias, bye. –

La joven morena considero sus opciones por un momento, en realidad no tenía hambre, y el sueño apenas era una necesidad perceptible, pero si dejaba de dormir, comenzaría con su ciclo autodestructivo de nuevo, además de que el efecto de lo que había tomado se agotaría en pocas horas y entonces si se sentiría fatal… Otra píldora roja se deslizaba entre sus dedos dubitativos, y finalmente decidió guardarla.

Aun con ciertas dudas, se montó en su moto, pero aprovechando que aún mantenía su claridad mental decidió que dormiría un poco, se asearía y después iría a ver a Asami, eso le pareció razonable y sin más dudas, encendió el motor y se marchó de ahí.


El Distrito comercial de Ciudad Republica estaba a la par de lugares como la 5ª Avenida, Rodeo Drive o P.C. Hooftstraat, pero, sin dudas uno de los lugares más concurridos de la Ciudad era Little Ba Sing Se Plaza, una enorme plaza comercial de 25 pisos donde se podían encontrar desde lo último en tecnología de consumo, a la última moda en ropa y calzado, también restaurantes de comida rápida con gastronomía representativa de muchos países, así como también varios cines donde se estrenaban los blockbusters del verano o el estreno del momento.

Pero ahora, era un sitio de pesadilla, Jinora corría de un lado a otro, asomándose a los mezzanines, vestíbulos, áreas de elevadores y cualquier otro lugar que le permitiera una vista más amplia de la plaza y de la gente que estaba en ella.

Siendo la mayor de los hijos de Tenzin, lo que más detestaba Jinora era fungir como niñera de sus hermanos menores, y sobre todo detestaba cuidar al hiperactivo Meelo.

- - ¡Te dije que no le quitaras los ojos de encima! – Regañó Jinora a su hermana menor, Ikki.

- - ¡No es mi culpa! ¡Se supone que tú eres la que está a cargo! – Reprochó la aludida.

- - ¡Aaaagggghhhhh! ¡No debí confiar en ti! ¡Ahora por tu culpa estaré castigada hasta que el infierno se congele! - Continuó quejándose.

- - ¡No me grites Jinora! ¡Si Meelo no aparece, mis papás nos van a desollar vivas a las dos! -

Las palabras de Ikki calaron hondo, Jinora se mordió el labio inferior para contener el llanto y la ira que sentía, y se dispuso a pensar con más calma las cosas, quería ir con la vigilancia de la plaza, pero al hacer eso, ya era dar por avisados a sus papás e igualmente dar por hecho un castigo que sería ejemplar por haber perdido a su hermano.

- - Yo iré hacia el piso de comida, y después bajare hasta los cines, tú ve al área de juegos y después al piso donde están las tiendas de juguetes. Nos veremos en la fuente de la entrada en 20 minutos… Si no lo encontramos entonces, iremos con los vigilantes de la Plaza. ¿Ok? - Dijo Jinora, resuelta y tomando a Ikki por los hombros.

Ikki asintió, también con los ojos húmedos, y temiendo lo peor.

Las dos jovencitas corrieron en direcciones opuestas, cada una con un objetivo fijo en la mente, y aunque las dos estaban visiblemente enojadas, en realidad si estaban preocupadas por su hermano.

Los 20 minutos pasaron raudos, Jinora estaba recuperando el aliento en la fuente esperando que su hermana hubiera corrido con mejor suerte, se apoyó en un costado de la fuente, mientras su desesperada vista se dirigía a un lado y otro del enorme vestíbulo, esperanzada a Ikki. Pero tras largos y angustiosos minutos, la figura abatida y llorosa de Ikki a unos metros le dijeron que no había habido suerte.

- - No lo encontré...- Dijo la hermana menor, entre llanto.

El corazón de Jinora latía con fuerza y la sensación terrible de miedo y angustia le subió desde el estómago a la cabeza, haciéndola temblar.

- - Vamos a vigilancia…- Dijo, resignada y abatida.

Con pasos lentos y desalentados, las dos jovencitas se dirigieron a un kiosko, donde estaban algunos guardias uniformados. La mente de Jinora trataba de encontrar las palabras adecuadas para decirle a aquellos hombres que había perdido a su hermano pequeño, cuando…

- - ¡Jinora! ¡Ikki! –

La inconfundible y chillona voz de su hermano menor hizo que las dos voltearan al mismo tiempo, buscando su origen.

La pesadumbre y angustia se disiparon inmediatamente, Jinora corrió hacia su hermano menor, tocándolo, sacudiéndolo y revisando que estuviera completo. Pero el niño estaba por demás despreocupado chupando una paleta de caramelo.

- - ¿Dónde estabas? ¿Tienes idea de lo preocupadas que estábamos? – Reprochaba Jinora, sin darse cuenta del chico que agitaba su mano detrás de Meelo.

- - Hola, Soy Kai. –

Jinora lo miro con extrañeza, era un poco mayor que ella, moreno, y tenía un rostro afable…

- - Kai me encontró y me compro esta paleta. - Agregó despreocupadamente Meelo.

Jinora "despertó" de su letargo y empujando a Meelo hacia Ikki, se acercó sonriente hacia el muchacho.

- - No sabes cómo te lo agradezco, mis papás me hubieran matado si algo le hubiera pasado a Meelo… Eeeeeh… ¿Quieres ir a tomar algo? – Dijo sin pensar, haciendo que Ikki abriera los ojos como platos.

- - Me gustaría, pero antes… ¿Cómo dijiste que te llamabas? – Dijo, zalameramente el joven moreno.

- - Eeeeh… Ooooh… S-soy Jinora. - Contestó tímidamente la adolescente, tendiéndole la mano a su benefactor.

- - Un gusto. – Sonrió él, aprovechando su mayor experiencia para cautivarla.

- - ¡Deja eso Romeo! ¡Nos están esperando! – Grito otro joven, dirigiéndose a la salida, cargando varias bolsas de comida.

- - Me hablan…- Dijo él. – Pero con gusto te acepto la invitación en otra ocasión. – Rápidamente garabateo su número en un pedazo de papel, y lo puso en la mano de la aun embobada Jinora. – Fue un gusto… ¡Nos vemos luego! – Termino él, corriendo hacia donde lo esperaba su compañero.

Ikki se quedó viendo a su hermana mayor con una expresión de fastidio, mientras que la aludida sostenía el papel con ambas manos con un gesto de incredulidad.

- - Si Papá se entera de que un patán te cautivo estarás en problemas hermana. - Dijo Ikki con un gesto marrullero.

- - ¡Ay ya cállate Ikki! Mejor nos vamos, si llegamos tarde a casa nos ganaremos un buen castigo. -

Kai terminaba de acomodar las bolsas de alimentos en la cajuela, cuando dirigió su mirada hacia la entrada del centro comercial. Vio como el trio de hermano se dirigía hacia la parada del transporte público. Lamento internamente que los estuvieran esperando con la comida, de no ser así, se habría ofrecido a llevarlos, afianzando mejor su jugada.

- - Es demasiado fina para ti. - Dijo su compañero al volante.

- - Solo necesita un ganchito, algo de tiempo y paciencia, y cae, te lo aseguro. – Contestó Kai, demasiado seguro de sí mismo.

Su compañero se encogió de hombros y se limitó a arrancar el auto, dirigiéndose hacia el área conocida de los muelles.

15 minutos en auto después, los dos jóvenes llegaron al escondite y pantalla de Jargala, donde ya lo esperaban con la comida, Kai miro de reojo hacia el área de embarques y le pareció algo extraño que no hubiera actividad, lo que posiblemente significaba que estaban atrasados con la comida.

- - ¡No se desesperen! ¡Ya llegamos! – Grito, cuando ambos jóvenes cruzaban la puerta de servicio.

- - ¡Clic! –

Kai dejó las bolsas cuando sintió el tibio metal apoyarse contra su cabeza, no necesitaba saber más, los bordes rectos y aquel sonido inconfundible le dijeron que era una 9mm apuntando directo a su cabeza, instintivamente llevo su mano hacia su espalda, pero la voz de quien le apuntaba lo detuvo.

- - Quieto vaquero, no nos gustan los héroes. –

Su captor metió la mano rudamente en su espalda y prontamente se hizo con el arma, con la vista nerviosa Kai revisó la bodega y vio como todos sus compañeros e incluso Jargala estaban boca abajo en el piso, amagados, y todos estaban siendo apuntados con pistolas y rifles automáticos.

Un fuerte golpe en la cabeza lo hizo caer y su lado cayo Samir, y fue entonces cuando lo oyó.

- - ¿Pero mira a quien tenemos aquí? –

Con trabajo levanto la cabeza lo más que pudo, entre el dolor punzante del golpe en la cabeza y ahora el dolor de su cuello por el esfuerzo, pudo verlo. Era el mismo tipo que hacía tiempo atrás quiso matarlo.

- - Estuve pensando mucho tiempo en ti. ¿Sabes?... Sobre todo, cuando me dolía el brazo por aquella bala… -

Su vista se nublo en un dolor que lo cegó en un flash, la fuerte patada hizo volar algunos dientes e hizo brotar la sangre a borbotones de su boca, luego, la tos, al sentir su propia sangre inundar su garganta y dificultar su respiración.

- - No te emociones aun Ryu, tenemos que ablandarlos un poco más. - Ordenó Tokuga, que yacía sentado encima de la furiosa Jargala.

- - Pero dijiste que podía desquitarme con él…- Refunfuño Ryu.

- - ¿Lo hice? Mmmmh… Que mala memoria tengo…-Replico Tokuga displicentemente, mientras se rascaba la cabeza con el cañón de su pistola.

El jefe mafioso su puso de pie, y cuando Jargala trato de incorporarse otro de los hombres de Tokuga, apretó el cañón de su rifle contra su cráneo, haciéndola caer de nuevo.

- - Creo que hubo un malentendido aquí...- Dijo Tokuga, revisando las caídas bolsas de comida, revisando cada uno de los recipientes desechables y arrojándolos al piso cuando veía su contenido. – Ustedes llegaron aquí, a nuestro territorio, eliminaron al Jefe y tomaron lo que quisieron. Usualmente no me quejaría, pero… Ustedes son extranjeros, basura sin honor, no conocen los métodos, ni la tradición de las Triadas… Y eso me ofende… Oh mira… ¡Chow mein! – El mafioso tomo el plato desechable y hurgó en la bolsa por los palillos y en cuanto los encontró, junto las manos con una sonora palmada para dar gracias y comenzó a comer.

Con una velocidad pasmosa, el hombre apuro el contenido del envase dentro de su boca, mientras todos lo miraban con cierta impaciencia.

- - Ya me aburrí… Y esto solo me abrió el apetito. Acaben con todos menos con Jargala. - Ordenó Tokuga, dando la orden con la mano que sostenía los palillos, en una breve pausa entre bocado y bocado.

Los sonidos de los disparos comenzaron a llenar todo aquel amplio espacio, que también pronto fue impregnado por el olor de la pólvora y la sangre, entre aquella matanza, Ryu le indico a Shin con un ademán de su brazo sano que se moviera, el otro obedeció con una sonrisa. El joven llamado Samir, comenzó a rogar por su vida, pero primero un certero golpe en la boca le hizo escupir algunos dientes y acto seguido Ryu apoyo su rodilla, dejando caer todo su peso sobre el cuello del joven, que empezó a ahogarse entre estertores y gritos ahogados, pero un movimiento diestro entre la pierna y la mano de Ryu hicieron que se escuchara un ruido parecido al de la madera al romperse y los gritos de Samir cesaron de inmediato.

- - Él salió fácil, a ti te costara un poco más. -

Con una patada en el estómago hizo que Kai se girara sobre el piso, pero no conforme con eso empezó a patearlo repetidamente en las costillas hasta que el cuerpo de Kai estaba hecho un ovillo sanguinolento.

- - Aun no… No te vayas a morir…- Murmuró Ryu, apuntando su pistola hacia las piernas del caído y haciendo accionar el gatillo varias veces.

Ya no hubo gritos, entre las costillas seguramente rotas y las demás patadas, Kai solo abría la boca en un gesto agonizante, haciendo que garganta produjera un gemido lastimero apenas audible, por encima del ruido de la igualmente moribunda masacre.

- - Termínalo ya. Tenemos que irnos rápido de aquí, los disparos seguramente atraerán a la poli. - Ordenó Tokuga, que de nuevo hizo una pausa entre bocado y bocado.

La sed de sangre de Ryu aún no estaba satisfecha, pero desobedecer a Tokuga también podría tener consecuencias, así que con una mueca de disgusto apunto su arma hacia la cabeza de Kai y jalo el gatillo cuatro veces.

- - ¡Eres un maldito perro hijo de p**a! – Gritó Jargala, viendo su sueño esfumarse en una nube de pólvora y sangre.

Tokuga no se inmuto, con su mismo gesto displicente arrojó el envase de comida al suelo y se acercó a Jargala, y con rudeza sujeto su rostro con fuerza.

- - No tientes tu suerte Jargala, necesito algo de ti aun…-

Jargala carraspeo, dispuesta a escupirle la cara a su captor, pero antes de que alcanzara a hacerlo, un certero puñetazo en el estómago la derribo y la dejo en el suelo, adolorida y tosiendo.

- - Amordácenla. - Ordenó, después se llevó la mano a la nuca y se tronó sonoramente el cuello. – Quémenlo todo. - Agregó, mientras se dirigía a la puerta, con las manos en los bolsillos.

Algunos hombres se quedaron atrás para cumplir lo ordenado, haciendo voltear tambos de aceite y diésel, por toda la bodega, por su parte Ryu ya se encontraba afuera, limpiándose las manchas de sangre entre la incipiente hierba que crecía en los andenes.

- - Ryu… mi amigo…. Me gusto tu toque personal, no pensé que fueras así de frio como para matar a alguien con tus propias manos, la gran mayoría prefiere el toque impersonal del plomo, pero tu mi amigo… Usar las manos, eso es… Tan de la vieja escuela, y solo con un brazo sano, vaya… Casi me recuerdas a mi cuando era más joven. – Dijo Tokuga, echándole brazo amigablemente sobre los hombros a Ryu. – Tómate el resto del día libre, y ven mañana temprano directo a mi oficina, hay algo que quiero proponerte. –

Tokuga subió a su auto, y este se alejó rápidamente, en tanto, las llamas empezaban a propagarse por la bodega y el resto de hombre de Tokuga salía a toda prisa del lugar.

- - ¿Qué te dijo el Jefe? - Inquirió Shin quien ya estaba dentro del auto con la marcha encendida.

- - Dijo que tenía una propuesta. – Contestó Ryu, guardando su pistola dentro del cabestrillo de su brazo herido.

- - Lo más seguro es que te regrese tu territorio, después de todo necesitamos recuperar presencia de nuevo. –

- - Si… Es lo más seguro. - Ryu no pensó más en eso, aunque admitió para sí mismo que quizás se había dejado llevar eliminando a aquel tipo llamado Kai, pero considerando en que circulo había comenzado a moverse, eso era lo menos importante, aunque ahora debía de cambiarse de ropa antes de llegar a casa, no dejaba de ser importante conservar las apariencias.


El sonido estridente de tambores sacudió la cabeza de Korra, intento abrir los ojos, pero la luz diurna se sentía como si estuviera viendo directo al sol. Los tambores cesaron, la habitación giraba y todo parecía un juego mecánico que parecía no detenerse, trato se sentarse en la cama, pero el mismo movimiento vertiginoso que sentía la hizo volver a caer, entonces los tambores volvieron a escucharse y la obligaron a taparse los oídos con las manos. Pasaron minutos u horas y los tambores volvieron a silenciarse, de nuevo otro intento por ponerse de pie, aunque tambaleante pudo sostenerse y como pudo llego al baño, el agua fría en la cara se sintió como un millar de aguijonazos, pero la ayudo a despertar. De nuevo el sonido de tambores, pero en su mente que comenzaba a despejarse consiguió identificar con el sonido de que alguien estaba golpeando a su puerta.

- - ¡Ya voy! – Grito con ira, esperanzada a que si la oían dejarían de tocar.

Regreso a su cuarto y revolvió los bolsillos de su chamarra, después su mesa de noche, con una extraña serenidad conto 12 capsulas rojas…

Ese era todo su suministro, así que tendría que ser mesurada, se dirigió a la cocina y saco una botella de vodka del refrigerador, se sirvió medio vaso y el resto lo lleno con jugo de naranja, partió una de las capsulas y vertió la mitad en el vaso y lo mezclo con el dedo. Apuro el contenido del vaso de un solo trago y la sensación del vodka con el jugo helado hicieron que la sensación de brain freeze la sacudiera. Se apoyó en la encimera, esperando no caer, cerró los ojos y espero que todo volviera a su sitio.

Respiró profundamente, la luz ya era normal y no la cegaba, el cuarto ya no giraba y volvía a sentirse como ella misma, pero el gesto de disgusto no se borró de su cara cuando se dirigió a abrir la puerta.

- - Si eres un vendedor juro que…- La mueca de disgusto se acentuó más cuando vio que la persona en su puerta era Yuna. - ¿Qué quieres? – Pregunto con molestia.

- - Solo vine a ver como estabas y ver si ya habías comido. - Contesto Yuna, levantando una bolsa con comida, ignorando completamente la cara de disgusto de Korra.

La morena no dijo nada, solo se apartó de la puerta y regresó a su cuarto para asearse un poco, ya había visto la hora y tendría que conformarse con 6 horas de sueño, después de todo tenía muchas cosas por hacer.

- - La cocina está a tu izquierda, voy a ducharme. - Dijo, sin prestarle mucha atención a Yuna y tampoco volteando a verla.

Korra dejó que el agua fría le cayera en la cabeza, aquella sensación le daba algo de relajación, recordándole su tierra natal, y aunque deseaba quedarse ahí bastante tiempo, su sentido de urgencia y sus ganas de deshacerse de Yuna se lo impedían. Cubrió su cuerpo y cabeza con jabón líquido y lo froto con movimientos mecánicos y aburridos, y estaba terminando de enjuagarse cuando escucho la cortina correrse y luego el grito destemplado de Yuna al sentir el agua fría.

- - ¡Esta heladísima! – Se quejó Yuna, apartándose de inmediato de la regadera.

Korra le dedico una mirada sin emociones, y tan fría como el agua el agua que salía de la regadera, casi despectivamente se dio cuenta de la desnudez de Yuna, así que solo termino de quitarse los restos de jabón y salió del baño.

Yuna la abrazo por detrás y deslizo sus manos sobre aquellos pechos desnudos, mientras Korra sacudía su cabello con una toalla. Los labios de Yuna se sentían como brazas, en contraste con la helada piel de Korra, y eso la incomodaba sobremanera.

- - No hagas eso. – Dijo con dureza.

Pero Yuna no se detuvo.

- - Dije que no. – Dijo Korra, aún más firme, poniéndose de pie y haciendo que Yuna cayera sobre la cama.

- - Parece que no estás de humor. - Ironizó Yuna, recostándose sobre su estómago y moviendo descaradamente el trasero.

Korra ni siquiera volteo a verla, continúo vistiéndose. Yuna no se daba por aludida, seguía moviéndose en la cama de Korra mientras hacía sonidos y movimientos lascivos y trataba de capturar su atención. Korra se sentó de nuevo en la cama para amarrar las cintas de sus botas, Yuna aprovecho de nuevo y la abrazo, y sin perder el tiempo inclino su cara hacia el cuello de la morena, esperando alguna reacción.

- - Te dije que… ¡No! – Korra puso una mano sobre la cara de Yuna y la empujo con rudeza, haciendo que cayera en la cama y después al piso.

- - ¿Pero qué carajos te pasa? – Inquirió Yuna desde el suelo, más frustrada que herida.

Korra no dijo nada, solo la miro y salió de la habitación después de tomar la bolsa plástica con sus píldoras.

Afuera de la habitación, miro durante largos segundos la bolsa con comida en la encimera, sabía que también debía de comer o aquel ciclo autodestructivo empezaría de nuevo, pero comer ahí significaba tener que soportar a Yuna… Simplemente no tenía ni la fuerza ni el ánimo para hacer eso, así que solo tomo sus llaves y se despidió desde la puerta.

- - Cierra la puerta cuando te vayas. –

Yuna se abalanzo sobre la puerta cuando escucho estas palabras.

- - ¿Te vas? ¿Así como así? – Gritó furiosa, iba a seguir a su amante para alcanzarla, pero cayó en cuenta de que estaba desnuda, rápidamente corrió hacia la habitación y busco sus pantalones, y justo terminaba de abrocharlos cuando escucho el rugido de un motor, proveniente de la parte de atrás del edificio.

Corrió por las escaleras, descalza y aun poniéndose una playera para cubrir su pecho, pero la inconfundible motocicleta de Korra ya iba bastante lejos, así que la joven se quedó ahí, haciendo una rabieta, ante la curiosa mirada de la gente que pasaba por la calle.

Kilómetros mas tarde, Korra hundía sus dientes en una hamburguesa, en el estacionamiento de un Fatdonalds, si bien sabía que eso no era lo más sano que podía comer, debía de admitir que le encantaban los nuggets y las malteadas del lugar, saco su celular para ver la hora.

6:37 PM.

Rápidamente marcó un numero guardado en su agenda.

- - Hola Georgie… ¿Sabías que llamaría?... Sí, es por eso… Necesito que tengas a tu equipo listo, como a las 10 de noche…. ¿Qué Varrick no te aviso?... Esto es otro asunto… No, no…. Espera… Georgie... Eres el mejor en este negocio… Lo sabes… Además de que sabes que funciono mejor en la noche… Si claro, haré que Varrick ajuste los horarios del estudio y de tu gente… ¡Genial!... Los veo a las 10… Si, si, eres un amor de persona… Ok, Bye. -

Con ese asunto resuelto lo que quedaba era ir con Asami, aunque también se preguntaba por qué debía de hacerlo, después de todo ella había sido cortante con ella las últimas veces que se habían visto.

Aunque… Después de todo, perder a alguien de tu familia no debería de ser sencillo, y si estaba hospitalizada debía de ser por algo…

Metió la mano en uno de sus bolsillos y saco una moneda.

- - Cara, voy con Asami, Cruz, voy al estudio. – Se dijo a sí misma en voz baja.

La moneda giro en el aire, y con impaciencia espero a que cayera de nuevo en su mano, pero justo cuando esperaba que esta cayera en su mano, una repentina ráfaga de viento desvió la moneda y esta apenas y rozo su mano, algo incrédula la siguió con la vista y vio con estupor como la brillante moneda desaparecía en una alcantarilla.

- - - ¿Estás jugando conmigo, ¿verdad? - Dijo, volviendo su mirada al cielo.

De nuevo saco otra moneda y ahora la impulso con menos fuerza y con algo de impaciencia vio los resultados.

- - Cara… Ok… Los hados han hablado. -

Momentos y preguntas después, la joven morena tarareaba una canción y se balanceaba hacia delante y hacia atrás, mientras el indicador del elevador cambiaba de numeración. Finalmente llego al esperado piso 9, y ahí, busco con impaciencia el 933, que era el número de la habitación de Asami.

Cuando llego a la citada habitación esperaba algo similar a lo que vio cuando Hiroshi estaba en el hospital, pero no había guardias, en la central de enfermeras solo había una de ellas, y estaba muy ocupada en su Tablet como para reparar en su presencia, así que solo toco a la puerta.

Cuando entro a la habitación, levanto la ceja con un gesto divertido al ver a Asami en la cama, sacudiendo ligeramente la cabeza y tarareando una canción, mientras escribía algo en una libreta.

Carraspeo, esperando llamar la atención de la Joven Sato, pero al no encontrar respuesta, tosió con fuerza.

- - ¡Eeh! ¡Uuh! ¡Hey… Hola Korra! – Contestó Asami, despojándose de los audífonos, siendo tomada completamente por sorpresa.

- - Hola… ¿Cómo estás? – Contestó el saludo Korra, acercándose para darle un beso en la mejilla.

- - Eeeeeh, puessssss…. Como veras… Tuve una… Situación. - Siendo el estilo de Asami, explico sus circunstancias breve y concisamente, mientras Korra trataba de asimilarlo todo sin distraerse.

- - Entonces… ¿Cuándo te operaran? –

- Aun no lo sé, Pakku, mi Doctor dijo que mañana vendrán algunos especialistas a revisar mi caso, y a planificar una fecha y todo eso. –

Korra escucho lo dicho por Asami, y por un segundo sus ojos quedaron fijos en la mirada esmeralda de Asami y rápidamente movió su cabeza y comenzó a frotarse la nuca, en medio de un incómodo silencio.

- - Oye…- Dijeron ambas al mismo tiempo.

- - Tú primero. - Concedió Asami. Hablando antes que Korra.

- - Eeeh… Bueno… Te diré con sinceridad que no esperaba la llamada de Tahno, después de nuestro encuentro en Hamburgo pensé que… Eeehmmm… creí que lo que te dije acerca de mi problema de drogas te había molestado de alguna forma… Ya vi que eso les molesta mucho a algunas de mis ex amistades. – Confesó Korra.

Asami se reclino en su cama, mordió un poco su labio inferior, por que Korra le había dado justo al clavo.

- - Veras… Siendo honesta contigo, acepto que, si me molesto lo que me dijiste, pero… También es cierto que yo tengo un problema con el alcohol y el cigarro. – Termino confesando Asami también. – Y también un problema con esto…- Agregó, levantando las mangas de su bata, mostrando las cicatrices de cortes en sus antebrazos.

Korra abrió la boca con un gesto incrédulo, ya que jamás hubiera imaginado que Asami tuviera problemas similares.

- - Cuando fue el funeral de mi padre… Me derrumbé en más de una forma, estuve bebiendo varios días y cuando peor me sentía comencé a hacerme estos cortes, y fue entonces cuando entendí un poco tu situación y hasta te envidié. –

- - ¿Envidiarme? ¿Tú a mí? – Dijo Korra, aún más incrédula que antes.

- - Envidie tu forma de escapar… Si hubiera tenido drogas o la forma de conseguirlas, lo hubiera hecho, porque aún no sé cómo lidiar con mi dolor, me siento triste y desanimada todo el tiempo, y solo sigo haciendo las cosas por habito… Ahorita, por primera vez en meses puedo poner lo que siento en papel… Necesito crear música para sacar este… este nudo que siento en el pecho…-

Korra vio como los ojos de Asami comenzaron a llenarse de lágrimas, y en un momento de sinceridad saco la bolsa plástica de dentro de su chamarra.

- - Y-yo… - Suspiro y puso la bolsa que sostenía en su mano encima de la libreta donde Asami estaba escribiendo. – Volví a recaer… -

Asami vio la pequeña bolsa de cierre hermético, gastada, opaca y algo sucia, y dentro de ella varias píldoras de color rojo brillante, la observo con algo de miedo y también con fascinación.

- - ¿Recaer? – Pregunto casi con miedo.

- - Cuando hablamos en Hamburgo te dije que estaba reduciendo mis dosis, pero… cuando regrese paso algo… Perdí el control y regrese a mis dosis completas, pero controladas… Odio aceptarlo, pero si las uso me siento más capaz de hacer las cosas. - Se lamentó. - Anoche pude escribir una canción completa, incluso hice los arreglos, la voz principal, hasta interpreté las partes individuales de guitarra, bajo y batería... Una canción completa en 6 tomas… Jamás lo había hecho. –

- - ¿Y todo fue con esto ayudándote? – Preguntó Asami, sosteniendo la bolsa en su mano y viéndola a contraluz.

- - Tengo miedo… miedo de que mi talento solo sea algo químico que sale de esas píldoras…-

Asami siguió observando atentamente las píldoras, tal vez en otras circunstancias estaría dispuesta a probar una, solo por curiosidad.

- - No creo que tu talento se lo debas a estas cosas… ¿Cuánto tiempo estuviste tocando en bares, tugurios de mala muerte, solo hasta que el tal Varrick decidiera fijarse en ustedes? – Dijo Asami, sin dejar de ver las píldoras. – Todo eso se debió al esfuerzo y no a la causalidad. Y si bien no te niego que hay algunas personas que están en esto solo por tener buenas relaciones, algo de dinero y seguir la moda del momento. Tampoco te niego que son esclavas del autotune, porque sin un buen técnico que les ajuste la voz, son unos idiotas que parece que hablan con la nariz o que están bostezando. - Sentencio Asami, con algo de desprecio en su voz.

- - ¡Jajajajajajaja! - Rió Korra, Haciendo el gesto de si con su mano, dándole la razón de Asami en lo que decía. – Yo no lo hubiera dicho mejor…- Acepto Korra, aun sin dejar de reír.

- - Creo que te estas acostumbrando a usar "estas muletas" – Continuo Asami, arrojando hacia las manos de Korra la bolsa con las píldoras. – Pero estoy segura que aun sin ellas podrías hacer bien lo que te gusta hacer. –

Korra la observo, sonriendo, sabiendo que lo que iba a decir era de lo más malsano y veleidoso.

- - Es curioso que lo digas, contando que me acabas de confesar tu problema de alcohol, tabaco y depresión… - Soltó Korra, sonriendo maliciosamente. – Eres muy buena dando consejos, pero… ¿Qué tan buena eres siguiéndolos? –

- - Touche... - Concedió Asami, sabiendo que Korra le había dado al clavo. – No quiero sonar altanera… Pero a veces se me sale adoptar el mismo tono de decir las cosas que usaba mi papá conmigo… No es que quiera tomar un tono paternalista contigo solo es que…-

- - No digas más. Entiendo lo que me quieres decir… A final de cuentas no puedo deshacerme de estas "muletas" tan fácilmente, y supongo que también para ti es difícil dejar ese círculo vicioso de alcohol, cigarro y auto-abuso en el que te metiste. – Interrumpió Korra.

- - Estamos jodidas…- Sentenció Asami.

Las dos jóvenes se miraron y después soltaron una carcajada, era una risa triste, sincera y fundada en el dolor, pero una risa, al fin y al cabo.


Las luces de aquel auto se apagaron justo antes de entrar al área de los muelles, y así en la semi penumbra, maniobró por los callejones y los pasillos de las bodegas hasta que llego a un amplio malecón que usualmente era usado como área de comercio informal y de paseo.

Tokuga bajó de aquel auto, con una extraña expresión casi parecida a una sonrisa cruzando su rostro, su cara fue iluminada por la luz de la pantalla de su celular, acto seguido, solo un ademan de su mano fue suficiente para que una orden fuera cumplida.

Dos de sus hombres se dirigieron a la cajuela y sacaron algo, que descuidadamente fue arrojado al concreto del piso.

- - ¿Ves como no tuviste secretos para mí? ¿De qué te sirvió tanto berrinche, berreo y pataleo? Al final te doblegue, justo como hare con esta ciudad. –

Jargala no respondió, su mirada estaba perdida, derribada en el suelo, apenas y lucia consiente, mas no parecía golpeada, así que eso lo reducía a lo obvio, había sido drogada.

- - No puedo decir que haya sido un placer, pero diré que nuestra reunión fue casi disfrutable… Di buenas noches Jargala. -

Tokuga arrastró a la apenas consciente Jargala hasta el borde del malecón y casi teatralmente la puso de rodillas.

Los movimientos de Tokuga imitaban un baile solitario para un público invisible, aquello era un acto teatral más que una ejecución. Después de su improvisado baile, se dirigió a Jargala de nuevo, que seguía apoyada en sus rodillas, tambaleante y apenas consciente. Tokuga giró sobre sus talones, haciendo que su patada impactara de lleno en el pecho de Jargala, el golpe fue certero y el tras el impacto, el cuerpo de Jargala fue proyectado hacia el mar, y por un momento pareció no caer, si no flotar, en el aire, con su vestido color naranja contrastando contra el negro de la noche, mientras que Tokuga con un gesto burlón, le dijo adiós con la mano.

Aquel cuerpo drogado, atado de pies y manos solo se hundió en las frías y oscuras aguas sin producir sonido alguno, solo unas breves burbujas evidenciaban que algo se había hundido. Su ejecutor contemplo el mar desde su posición, se inclinó hacia adelante manteniendo su gesto juguetón y despreocupado, para después patear igualmente algunas piedrecillas hacia el agua también y con una expresión traviesa, casi infantil, se dirigió a su auto y tanto él como sus acompañantes abandonaron el lugar.


FIN DEL CAPITULO 23