Rechazado

Los personajes no me pertenecen son de la gran Rumiko Takahashi, esto es sin fines de lucro, solo diversión por y para los fan.

O—

La menor de los Tendo estaba realmente sorprendida, si bien notaba un interés peculiar en su persona por parte de Ranma, no imaginó que fuese posible y aún en shock se lo dijo…

—¿Estás burlándote de mí? —fue lo primero que cuestionó, haciendo caso al ferviente deseo que salía de los labios de su acompañante e ignorando la llamada entrante.

—¿En serio me crees capaz? Estoy diciéndote lo que siento, ni siquiera se me pasaría por la cabeza burlarme de ti Akane —respondió el azabache.

Entonces ese leve enojo se esfumó, podía sentir honestidad en sus palabras sin embargo, no quitaba los nervios; esbozó una media sonrisa y vio el suelo por unos segundos esperando que este le diera un poco de espacio pues su constante mirada la tenía muy inquieta.

—No puede ser ¿por qué yo? Es decir, imagina todo lo que me han hecho desde que llegué a ese maldito instituto y ahora tengo ¿tu atención? ¿Te imaginas lo que dirán, es más lo que son capaces de hacerme? —cuestionaba la peli corto sacando a relucir sus peores temores.

—Pero Akane, puedo entender tu punto yo solo… solo —el chico sintió mucha decepción, ella no sentía lo mismo, no lo tomaba en serio y para su "mala suerte" tenía miedo de lo que podrían llegar hacerle. Todos sus miedos se hacían presentes.

—Ranma en verdad no lo entiendo, yo… tú podrías —el chico la interrumpió cogiendo su mano libre entre las suyas.

—No hay nada que pensar, solo me gustas y sé que no es correspondido, pero yo necesitaba que lo supieras.

—Y qué hay de Shampoo, o de quién sea… yo me iré, nosotros no es posible —dijo ella muy acongojada pero al mismo tiempo intentando componer el rostro decepcionado de su amigo, sobre todo cuando le decía que prácticamente se fijara en otras.

Akane sentía pesar pues ella no lo veía de la misma forma, en verdad nunca se detuvo a pensarlo así.

—Espera un momento, si tú quisieras quedarte un "nosotros" ¿se haría realidad? —preguntó como última esperanza el chico.

—Bueno… quizás —sus ojos brillaban cual zafiros en una noche oscura —eso es prácticamente imposible Ranma, yo quiero a otra persona y…

—No me digas eso, no quiero que me recuerdes que te gusta ese inglés…

—Estoy siendo sincera contigo, no se vale mentir, tus sentimientos están en juego —comentó en tono de reproche.

—¿Y eso qué? —gruñó molesto.

—Sabes algo, si tú me hubieras dicho esto hace cuatro años atrás… creo podría haber soportado continuar en Furinkan.

—¿Y por qué no ahora? Tus sentimientos pueden cambiar, solo necesito que me des una oportunidad Akane.

La chica soltó su mano y la alzó para tocar su mejilla, Ranma cerró los ojos brevemente ante la cálida caricia, ni ella entendía el porqué de su acción pero creyó necesaria llevarla a cabo.

—No puedo hacerlo Ranma, no es justo para ti, no sería honesta conmigo misma y tampoco con Oliver.

Ranma apretó sus manos hasta que los nudillos se pusieron blancos, incluso después de ser rechazado sentía que estaba aún más cerca de ella. ¿Cómo podía quedar así? no se resignaría tan fácilmente.

—¡Como quieras! —espetó alejándose obligadamente.

—No lo tomes así —pidió ella.

—No es lo que quiero, pero también sé que no puedo obligarte.

—Sigamos siendo amigos Ranma —dijo ella al tiempo que volvía a sonar su teléfono.

—No me rendiré, es una promesa —se apresuró a decir —quizás no lo notes ahora, pero al menos ignoraste esa llamada y eso es importante para mí —señaló viéndola con profundidad.

El chico se dio media vuelta y no quiso mirar atrás, si bien se había armado de valor llevaba su espíritu quebrantado y no quería que ella lo notase.

Por otro lado Akane se quedó viéndolo por un largo minuto y otra vez el teléfono dejaba de sonar, se sentía mal y un tanto contrariada. Se fue a su casa repitiéndose una y otra que había hecho lo correcto, como si con eso pudiese convencerse así misma.

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Mientras tanto en Cambridge un chico preocupado observaba por la ventana de su alcoba, dos veces había llamado a Akane y nunca contestó. Era la primera vez que lo "ignoraba" lo primero que pensó es que quizás estaba ocupada con el instituto o incluso en el baño, pero ella acostumbraba devolverle la llamada casi enseguida. Esta vez era diferente, esta vez ya había pasado una hora exacta y ni siquiera entraba un mensaje.

Quizás fue la diferencia horaria, sí, eso ha de ser. Su pequeña Akane estaba cansada y él fue inoportuno, solo deseaba que cual sea su motivo ella estuviese con bien, tenía tanto que contarle, deseaba verla con todas sus fuerzas y oírla hablar en su idioma natal le revolucionaba las hormonas. Sí, Oliver estaba perdido por Akane, en un principio le llamo la atención que sufriera tanto siendo una belleza inigualable, como si ser "bonita" asegurara un buen pasar, más ella fue objeto de odio de sus compañeras precisamente por destacar en todos los aspectos.

No obstante mientras Akane se acoplaba a esa nueva cultura, fue Oliver uno de los pilares en donde la menor de los Tendo se sostuvo para salir adelante luego de haber recibido tantos malos tratos en Japón. Eran amigos, los mejores; sin embargo luego de varios años de incondicional amistad tuvo que armarse de coraje para decirle que ya no la veía como antes porque no quería perderla, su más grata sorpresa fue que para ella, él si era especial. Por todo eso le propuso que fueran novios, y ella prometió darle una respuesta cuando regresara a Cambridge, pero las ansias y el distanciamiento no ayudaban. Esperaba verla pronto, y así poder expresarle día a día todo lo que sentía por ella.

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Al día siguiente Akane fue al centro comercial a comprarle un obsequio a Yuka, pensó que se distraería un poco mirando las tiendas, la confesión de Ranma no se la había podido sacar de la cabeza y todavía no era capaz de devolverle la llamada a Oliver, eso no la había dejado dormir muy bien. Estaba buscando las palabras necesarias para decirle la verdad, aunque ellos eran amigos todavía, sentía que debía decirle que alguien estaba interesado en ella.

Sus hermanas se sintieron muy contentas cuando ella les comentó que iría de compras, era algo que no había hecho desde su llegada. Es más, Akane pasó directo desde el aeropuerto a su casa y luego al instituto y nada más. Nabiki era la más alegre, le pasó su tarjeta dorada y le instó a que se diera un gusto y que olvidara las preocupaciones.

Así es que Akane ya llevaba dos bonitos recuerdos para sus amigos en Cambridge y ahora faltaba Yuka, quedó prendada de una hermosa bufanda en tono verde olivo, creyó que se le vería preciosa y resaltaría sus lindas pecas. Solicitó a la vendedora ponerla en una bolsa para regalo y entonces pasó por una "casa de té" y recordó esas tardes en Inglaterra bebiendo té con limón junto a su amiga Emily. La nostalgia la invadió y decidió entrar a ver si encontraba algo similar, para su buena suerte sí lo había.

Esperaba cómodamente en su mesa cuando el amable mesero llegó con su té con un toque de limón junto a unas galletas con miel, el sabor la transportó por completo. Por alguna razón lo único que veía en su mente eran esos bonitos ojos de color esmeralda, ese cenizo rubio que le decía "te quiero" en el aeropuerto cuando estaba a punto de abordar con destino a Nerima. Su corazón palpitó rozagante, y solo entonces pudo obviar a su vecino…

Tomó su celular y calculó la hora, ya era noche allá pero sin pensarlo tanto le marcó…

—¡Akane! —se escuchó claramente al otro lado de la línea.

—Oliver, disculpa la hora…

—No importa la hora, estoy feliz de que me llames —respondió votando un poco de esa ínfima pero molesta angustia que se había alojado en su corazón.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Extrañándote, y ¿tú? —ella se sonrojó y agradeció que no pudiese verla así.

—También —respondió y eso le alborozó el abatido corazón.

—¿Qué haces ahora? —preguntó curioso.

—Bebo té con limón

—Una delicia, ¿estás sola?

—Sí, han pasado algunas cosas por eso ayer no pude contestar…

—Sé que tienes tus razones, solo quiero que estés bien Akane.

—En verdad quisiera verte en persona —dijo ella más para sí.

—¿En serio? Yo también, tengo tanto que decirte… me ha ido muy bien, y tendré unos días libres el próximo fin de semana, tres para ser exactos.

—¡Qué maravilla!

—¿Cómo sigue tu padre? —preguntó.

—Según mis hermanas, estable. Pero no veo mejoras, sigue en cama y eso me preocupa.

—Entiendo, espero que pronto mejore.

—Yo también, no quisiera regresar y que siga igual…

—Ya ¿tienes el boleto? —preguntó curioso.

—No, pero acercándose la fecha lo compraré. Debo gestionar lo de la universidad, ya sabes a ¿cuál irás?

—Sí, pero no hablemos de eso todavía…

—Es importante, quiero estar cerca de ti y de Emily —replicó ella, eso le alegró pero también notaba mucha ansiedad en sus palabras.

—¿Qué te parece si nos vemos?

—Quieres que haga video llamada, es que estoy en un centro comercial —repuso ella.

—No, la verdad es que tengo la intención de… —la llamada se cortó de súbito, la noche anterior no había cargado el celular y ahora el aparato estaba muerto.

¡Maldita sea mi suerte! Exclamó enojada masticando un trozo de galleta. Se levantó muy molesta consigo misma y se fue directo a casa. Dejaría los obsequios en su alcoba e iría a visitar a Yuka, intentar llamarlo sería muy grosero, por la hora Oliver estaría durmiendo.

Y aunque fue inesperado, muy lejos en el continente europeo; el inglés pensó que lo mejor sería darle una sorpresa. Se dispuso a dormir agradecido de esa llamada, y esperaba soñar con aquella menuda japonesa que lo traía embobado.

Luego de dejar los obsequios en casa, Akane tomó el autobús que la llevaría al Hospital, cuando llegó el reloj marcaba las tres de la tarde en punto. El anciano mayordomo la recibió con alegría pues Yuka esperaba ansiosa la visita de su nueva mejor amiga, con guantes, protector, además de un tapabocas Tendo pudo ingresar a la habitación de la pecosa.

—¿Viniste sola? —preguntó al verla entrar.

—Sí —respondió.

—¿Y los demás?

Claro está, Yuka no tenía idea de todo el pesar por el que Akane había vivido estos días y que tenía una licencia. Tampoco sabía que estaba incómoda debido a la confesión de Ranma y que por eso no fue a buscarlo al instituto como el día anterior.

—No lo sé, es que vine directo de mi casa —respondió ella.

—Ah…

—No estés triste, de seguro vendrán al rato. Te traje un regalo, Yuka casi que se lo arrebató de las manos, eso le causó mucha risa a Akane y sintió que la pecosa volvía lento pero seguro a ser la de siempre.

Tenía más energía, sonreía, y reclamaba… era perfecto.

—¡Qué bonito! —chilló al verlo.

—Me alegra que te guste, la elegí especialmente para ti.

—Gracias Akane, cuando salga de aquí, te invitaré un rico postre.

—Hey no lo hice por un postre —reprochó.

—Lo sé, pero quiero que vayamos a distintos lugares, antes de que te vayas —mencionó.

—Eso dalo por hecho, es más, ¿quisieras irte conmigo a Cambridge?

La pregunta la tomó por sorpresa, quedó en silencio por unos segundos y luego sonrió tan bonito que iluminó por completo la habitación.

—No podría irme, aquí está mi madre, mi vida, mi tratamiento, y Daisuke —dijo tapándose las mejillas.

—Pff ni te acuerdas de mí —dijo Akane cruzándose de brazos.

—Quizás podría ir a visitarte en vacaciones, no me veo viviendo tan lejos de mi país —mencionaba Yuka.

—También pensaba lo mismo, y créeme fue la mejor decisión que pude tomar.

—Ay Akane, ¿tanto detestas Japón?

La aludida asintió sin un ápice de remordimiento.

—¡Pero cómo, si te veía tan cerca de Saotome!

—¿Qué tiene que ver él? Es más ¿por qué lo mencionas? —cuestionó Akane.

—Porque le gustas ¿o acaso no te habías dado cuenta? —los ojos marrones de Akane se abrieron de par en par —ya lo sabías —agregó la pecosa.

—Ayer, me lo soltó de golpe…

—Y qué con eso, cuéntame lo central ¿se besaron? —preguntó sin más dejándola un tanto perpleja.

—¡Por supuesto que no! —chilló Akane.

—Ay que boba eres Tendo, yo en tu lugar lo hubiese hecho —comentó muy relajada.

—Ranma es solo un amigo Yuka, no se besa a los amigos.

—Daisuke es mi amigo, y no he podido corresponderle porque tengo esta maldita manguera justo por debajo de la nariz.

—Es comprensible, no sabía que te gustaba…

—Yo tampoco lo sabía —respondió confundiéndola aún más.

—¿Pero qué cosas dices? Te gusta sí o no, decídete.

—Me gusta, me gusta desde ese día en que me trajo esas lindas flores —señaló hacia la ventana en donde seguían dentro de un modesto e improvisado florero —pero quisiera comprobarlo con un beso, quiero saber si siento mariposas en el estómago.

—Qué es eso Yuka, eso de las mariposas es de cuentos de hadas…

—Qué aguafiestas Akane, en serio, ¿qué tiene de malo soñar con ese momento?

—Nada pero…

—Exacto, nada pero seguramente lo rechazaste —aseguró la pecosa — el rostro de su amiga le gritaba un sí rotundo — debiste probar si él en verdad no te mueve el tapete Tendo —concluyó la pecosa con una tímida sonrisa.

En ese momento entraba Ranma junto a Daisuke y ambas chicas quedaron perplejas viéndose, después de todo era plática de chicas.

—¿Qué sucede, interrumpimos? —preguntó Daisuke.

—Para nada… es más quisiera saber tu opinión, la de ambos —replicó ella mientras Akane movía sus ojos en negación.

—¿De qué se trata? —habló Ranma sin dejar de ver a Akane.

—¿Qué piensas de besarse para saber si son compatibles o no? —soltó la paciente.

Los varones se vieron algo sorprendidos, así es que hablaban de chicos y besos y por eso tenían esa cara cuando llegaron…

—Creo que está bien —dijeron al unísono y entonces Akane se echó a reír nerviosa.

—¿Cómo pueden estar tan seguros?

—Bueno, ¿qué hay de malo en probar? —dijo Ranma.

—Exacto, tú si me entiendes Saotome —aplaudía Yuka.

—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Daisuke acercándose y súbitamente cambiando el tema.

Mientras ellos platicaban, Akane y Ranma se veían de soslayo cada tanto. En un juego de miradas por quien "pillaba" a quien, ambos terminaron con las mejillas sonrojadas. Unos minutos después los tres salían de la habitación no sin antes excusar a Ryoga quien no pudo ir por tener cita con su dentista.

Los tres compañeros llegaron a la parada de autobús y allí Daisuke se despidió pues su transporte era el primero en pasar. Akane suspiró profundo al notar que no tenía escapatoria alguna, al fin y al cabo Saotome vivía en la misma cuadra que ella.

—¿Y hablaste con él? —preguntó de pronto el azabache.

La menuda chica lo vio a los ojos y antes de que pudiese responder este habló.

—Lo hiciste ¿y qué tal?

—¿Qué quieres saber exactamente?

—Solo quería saber si nuestra plática de ayer había sido tan irrelevante como para hablar con tu "aminovio".

—Ranma… —susurró con seriedad al notar que sacaba conclusiones precipitadas y equivocadas.

Entonces venía su bus, ella caminó hasta subir y mientras cancelaba notó que el chico se quedaba abajo viéndola, Akane le señaló que subiese y este negó para luego comenzar a caminar. El transporte lentamente comenzó a moverse, alejándose de la parada y dejando atrás a Ranma.

Se acomodó en un asiento y miró por la ventanilla con aires de tristeza, ¿por qué se sentía así? había sido honesta, no le dio esperanzas sin embargo, no se sentía satisfecha. Algo no iba bien, cada que lo tenía cerca se ponía nerviosa. Comenzó a recordar las semanas anteriores en donde Ranma intentaba acercarse a ella, cuando se dio cuenta que sufría de ataques de pánico, y cómo la contuvo sin esparcir rumores. O cuando se le acercó demasiado después de oír accidentalmente que él y la peli lila no eran novios; una sonrisa se le escapó al recordar cómo se enojó cuando ese chico de otro curso le pedía ayuda con el inglés y Saotome celosamente se lo quitó de encima. Aunque lo que más le conmovió fue su reacción al verla golpeada y con una crisis nerviosa por los golpes que recibió al ir a la máquina expendedora, no se desprendió de ella hasta que llegaron sus hermanas e incluso fue a verla al día siguiente a su casa.

Sí, sin lugar a dudas todo lo que había hecho era muy distinto al Ranma indiferente de hace cuatro años, "ha madurado" pensó Akane. No solo existían cambios físicos evidentes si no que su mente y corazón también los tenían. Y con todo eso en mente sintió que no quería que su relación con él estuviese llena de asperezas, se levantó del asiento tocó el timbre y el chofer abrió la puerta para que bajase.

Vio a todos lados y comenzó a correr en su dirección, lo vio de pie cerca de una banqueta, justo al lado de ella había una tienda, entró para comprar una golosina recordando que siempre este le llevaba las dulces galletas de su mamá para alivianar las penas; mientras pagaba, el cielo se oscurecía con pomposas nubes grises cargadas de agua, pronto comenzaba a llover. Sus bonitos ojos almendrados buscaban inquietos aquel chico de espalda ancha y brazos fuertes el cual había corrido hasta la próxima parada para no mojarse.

—¡Ash! No dijeron que llovería… susurró para sí, al tiempo que llegaba junto a él.

Sus espesas pestañas estaban mojadas por la lluvia, quedó atónito al verla ahí, tan hermosa y delicada junto a un paraguas regalándole una majestuosa sonrisa.

—¿Qué haces aquí? —preguntó él.

—Nada, solo quiero regresar a casa contigo —respondió.

—Ya te hacía en casa…

—Pues no, tuve que bajar… quería comer chocolate —comentó mostrándole la golosina en su mano.

Ella lo obligó a que sostuviera el paraguas mientras abría el empaque del chocolate y lo partía para introducir la mitad en la boca de Ranma quien no que le quedó de otra que recibir y degustar, mientras Akane saboreaba el otro trozo Ranma le quitaba unos mechones de sus ojos.

—¿Qué tal si quisiera probar de tu chocolate? —Preguntó inclinándose hacia ella, quien parpadeó nerviosa —¿Está bueno? —La pequeña Tendo asentía —Pero cómo lo compruebo —insistía aproximándose peligrosamente a sus labios de melocotón, el azabache entre abrió su boca bajo la atenta mirada de la chica quien pensó en echarse hacia atrás pero eso implicaba empaparse bajo la tupida lluvia.

Ranma moría por robarle un beso, se vio tentado como nunca pero sabía que ella había regresado no por eso, sino porque no quería perder su amistad. Pasó su dedo pulgar por la comisura del tentador labio de la chica, ella quedó viéndole expectante, entonces lamió su dedo como si nada.

—¡Pero qué haces! —chilló.

—Probando… después de todo no creo que haya sido tan malo ser rechazado —soltó el trenzudo haciéndole un guiño.

De pronto venía el bus que los llevaba a casa, este alzó la vista y tomó su mano sin siquiera preguntarle, Akane le siguió sin protesta alguna; tomaron el transporte sin mayor inconvenientes esta vez juntos.

Continuará…

Nota del autor

Estimado lector, gracias por leer y apoyar mi historia. Me encuentro un poco resfriada esta vez, comenzó el invierno en mi país y mi garganta se vio un poco afectada. Nada que un analgésico y su té con miel no alivie. Espero que todos se encuentren bien y con salud. Pero comienzan las vacaciones invernales, un mes para descansar de algunas responsabilidades de adulto, estoy muy contenta por eso.

Retomando el capítulo, sé que algunos querían que ella le correspondiera pero no. No puedo hacérsela tan fácil al trenzudo, además todavía queda un poco de historia, queda poco pero queda.

Me gusta cómo avanzan, diciéndose la verdad, respetando lo que sienten. Considerando su edad y propia pero natural inmadurez ¿no? Porque sí, existen muchos amores unilaterales y no siempre son bien correspondidos, así como respetándose. Que alguien tenga sentimientos románticos por ti no significa que le debas algo.

Yuka mejora, lentamente… se siente ilusionada como cualquier chica a su edad. Es bueno tener amigos con quien contar.

Y Oliver, pues ya sabrán la sorpresa. ¿Qué sucederá?

Todo eso y más en el próximo capítulo.

Si te gustó, deja tu review con gusto lo leeré.

Desde Chile una fanática más de Ranma.

Sweetsimphony._

Pd: agradecida de su apoyo en mi post de la página fanfiction de Ranma. Si bien dejaron por allí un comentario negativo, no es suficiente como para derrumbar mis deseos y mucho menos bloquear mi imaginación. Ya que a la primera persona a la que le debe gustar esto es precisamente a mí, continuaré con mis historias ya que nunca dejo nada a medias.

¡Que nunca muera el fandom!