Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.

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Capitulo 22:

Draco cerró sus ojos esperando que el rayo verde impactara contra él y conjuró en su mente el rostro de Hermione sonriendo esa mañana, mientras desayunaban. De todas las imágenes que él podría reproducir en su mente aquella siempre sería la más perfecta y por lo que sabía, la ultima.

La mañana del día en que fue secuestrado, Hermione hizo panqueques para ambos y, a pesar del calor reinante, una taza de aromático café que quemó su lengua al primer sorbo. Afuera el cielo había estado encapotado pero corría una fresca brisa matinal que los había tentado y decidieron desayunar en el balcón. Querían disfrutar un poco del aire libre antes de que comenzara a llover.

El cielo gris acompañaba a las típicas tonalidades del Londres muggle pero aquí y allí había destellos de azul celestes y algunos tímidos rayos de sol se reflejaban en los edificios. Cuando uno de esos rayos dio de lleno en el rostro de Hermione y ella cerró sus ojos, disfrutándolo, él decidió que no quería pasar más tiempo sin poder decir que ella era su esposa.

Es extraña aquella epifanía que sucede cuando estás por morir y te das cuenta de las cosas que verdaderamente importan. Él siempre pensó que era ridículo aquello de que tu vida entera pasaba delante de tus ojos justo antes de que la muerte sea inminente. Draco se había enfrentado cara a cara con la muerte muchas veces en su vida pero esta era la primera vez que no estaba luchando y quizá eso era lo que le daba tiempo a su cerebro de mostrar una corta película de su vida.

Su infancia fue medianamente feliz, al menos hasta el resurgimiento de Lord Voldemort. Su adolescencia fue tornándose cada vez más oscura conforme al poder del Lord Tenebroso crecía y terminó tornándose un calvario en sexto año. Luego vino el infierno en la tierra, es decir, Azkaban. Después, sus años de academia cuando descubrió que el mundo era más grande de lo que él creía y vio por primera vez a Granger. Los años de guerra en París solo fueron un borrón. Él había sentido todo el tiempo como si le faltase un miembro importante de su cuerpo y solo se limitaba a hacer su trabajo, mantenerse vivo y esperar al siguiente día.

De todo lo que había vivido, el tiempo vivido junto a Granger sería su máximo tesoro. Lo primero que recordó fue a Potter diciendo que ella se había divorciado. Su rostro enrojecido al verlo desnudo. Los primeros besos que compartieron y los muchos que le siguieron a esos.

Es extraño que él hubiese podido pensar en todas aquellas cosas en los pocos segundos que le lleva a una bruja ejecutar un hechizo asesino. Él incluso tuvo tiempo de traer a su mente aquella fantasía que tenía desde que sabía que, en otras circunstancias, Hermione hubiese querido tener niños con él.

El hechizo asesino consta de dos partes. Son dos palabras que bien dichas y con el movimiento exacto de la varita del mago crean un perfecto cadáver que carece de cualquier señal de violencia. Para los médicos muggles, alguien muerto a causa de un avada, seria diagnosticado con un paro cardiaco fulminante.

Astoria estaba a punto de ejecutar la segunda parte del hechizo que le daría una parte de su venganza cuando todo sucedió. Un Bombarda Máxima voló literalmente en pedazos la pared del calabozo y la onda expansiva tumbó la silla donde estaba Draco sentado, evitando que la maldición imperdonable impactara sobre él.

- ¡Petrificus totalum!

La mujer golpeó el suelo con un ruido sordo en la misma posición que se encontraba mientras se escudaba de los escombros que volaron por la explosión.

- Siento mucho interrumpir señorita villana. Demonios. Mi madre me golpearía duro si supiera que hechicé a una dama pero si usted mata al grandote, yo me quedo sin empleo y de verdad me gusta mi trabajo.

Draco lanzó una carcajada nerviosa. Él estaba aliviado de no estar muerto aunque su posición fuese más que incomoda. Se había salvado de la muerte nuevamente. Franck había salvado su trasero otra vez y esta vez no había sido de algo estúpido como un automóvil fuera de control en una calle muggle de Paris.

- Excelente entrada niño. Ahora ayúdame a levantarme porque besar el suelo no es mi idea de un buen momento.

Por la onda expansiva del bombarda, Draco había caído hacia delante y había golpeado fuertemente su cabeza contra el suelo, pero aun así se sentía bien. Más que bien. Él estaba vivo.

Cuando Hermione oyó la explosión, obligó a sus piernas a correr lo más rápido posible. Se habían distribuido en la mansión y habían reducido fácilmente a los magos que allí había pero encontrar a Draco fue todo un desafío.

Cuando llegó al calabozo tuvo que esquivar algunos escombros para alcanzar el sitio donde Franck ayudaba a Draco a ponerse de pie. Él se veía cansado, bastante herido y sucio pero ella no recordaba un momento donde le hubiese amado más que en ese. El terror que había sentido durante esos días le había hecho darse cuenta que dejaría todo por él. Solo por mantenerlo a salvo.

- ¿Estás bien?, ¿Estás malherido?

Cuando Hermione intentó besarlo, Draco se apartó suavemente con una mueca de dolor.

- Estoy sucio…

Franck rodó sus ojos y se alejó para levitar a la mujer petrificada. Cuando los aurores llegaran a ese sitio interrumpirían el reencuentro de esos dos y él estaba convencido de que lo mejor sería darles un segundo de paz.

- Llevas días estando secuestrado mientras yo moría de miedo, ¿y lo primero que se te ocurre decirme es que estás sucio? Tienes que ordenar tus prioridades, Draco.

Draco sonrió un poco pero eso hizo que le dolieran los labios que se encontraban algo agrietados.

- Te extrañé. – dijo dejando que ella lo abrace. – En serio, te extrañé.

A lo lejos podían oírse los gritos histéricos de Astoria, al parecer los aurores ya habían revertido el hechizo de petrificación.

- Es bueno volver a verte, Malfoy.

En algún momento Harry había ingresado al calabozo y había aguardado en silencio a que ellos terminasen su abrazo de reencuentro.

- Nunca pensé que lo diría, pero también me alegro de verte Potter.

Hermione les sonrió a ambos y se abrazó aun más a la cintura de Draco. No importaba que sucediese de ahora en más ella no lo soltaría ni por un instante.

- vamos, salgamos de aquí. – Dijo Hermione. - Los aurores terminarán con esto.

- en realidad es poco lo que queda por hacer. Björn y Alex dejaron fuera de combate a la mayoría de los miembros de la logia antes de que mi escuadrón llegara, Franck nos entregó a Astoria prácticamente envuelta para regalo y tú nos guiaste hasta aquí.

- yo no hice nada en realidad. Salvo que dejar que me usen como muñeco de entrenamiento en hechizos, sea algo.

- el informe oficial dirá que el Auror Malfoy urdió el plan que implicaba ser atrapado con el fin de que sus hombres dieran con la sede de la Logia de la pureza.

- ¿Por qué diría eso si no es verdad?

- Porque soy el jodido jefe de los aurores y se me da la gana, Malfoy. Además con la logia desarticulada tú y los chicos vuelven a quedar sin empleo. Con un informe que exalte tus dotes de estrategia, todos ustedes podrían entrar como un equipo especial al departamento... No soy Hermione pero a veces pienso.

Hermione observó a Harry embargada de un amor fraternal indescriptible. Él era el hermano que nunca tuvo pero que la vida le había dado y ahora estaba teniendo un enorme gesto hacia Draco, Alex, Franck y Björn.

- Eso es…

- No, no me lo agradezcas. Pondré tu trasero a trabajar en la siguiente misión apenas Hermione te deje salir de la habitación.

- ¡HARRY!

- ¿QUEE?, sabes que no estoy mintiendo. Y menos después de que tuve que llevar mi propia silla a tu departamento porque no había ningún sitio que tú y Malfoy no hubiesen mancillado ya.

Las costillas de Draco se resintieron al reír pero no le importó. No se avergonzaba de decir que había sentido genuino miedo de morir unos minutos atrás. Él ahora se sentía relativamente a salvo pero jamás dejaría de pensar en qué otra persona de su pasado volvería a hacerle pagar por las acciones de su antiguo yo.

- No la molestes, Potter. Tú tienes un niño pequeño y otro en camino. No tengo que ser un genio para saber que estuviste haciendo en el último tiempo como para tener a Ginevra gestando a tus mini Potters.

Harry se sacó las gafas luego de patear un trozo de escombro de considerable tamaño y sonrió ante la mención de sus hijos y esposa.

- Eso es obvio. Estuve teniendo enormes cantidades de sexo. Igual que ustedes. Lo que me sorprende es, ¿por qué no me he convertido en tío aun?

Draco encontró la fuerza suficiente para comenzar a caminar, aunque debía sostenerse aun de Hermione y de la pared más cercana. Había pasado demasiadas horas sentado, recibiendo crucios y cada vez que lo habían llevado al baño lo sostenían, por lo que sus músculos estaban poco dispuestos a cooperar.

- en mi defensa, Hermione aun no me deja.

Los colores treparon inmediatamente al rostro de Hermione. Ella había pensado muchas veces en lo que Draco le había dicho y alguna que otra vez se había visto tentada a decirle que el hechizo anticonceptivo no era necesario. Ella realmente quería un bebé y ahora que estaba con Draco, sabía que él accedería en cuanto ella estuviera lista. Él mismo se lo había dicho pero con la Logia tras ella y las elecciones tan cerca, un bebé no habría sido una buena idea por lo que su deseo de ser madre debía esperar.

Cuando finalmente llegaron a los jardines de la antigua mansión de los Goyle, Draco tuvo que cerrar sus ojos para que la claridad de la tarde no lo cegara. Había estado demasiado tiempo en aquel calabozo y sus ojos protestaban ante la luz, haciéndole sentir como si alguien lo estuviera apuñalando.

- Es bueno ver que un estás en una sola pieza. Aunque te ves como la mierda. ¿Te usaron de saco de boxeo o qué?

- Gracias Vikingo. Viniendo de ti eso suena a un halago. Aprecio tu preocupación, – dijo sonriendo mientras Franck llegaba hasta donde ellos estaban. – pero la mayoría de los golpes se los debemos al bombarda del niño.

- ¡OYE!, había intentado abrir la puerta de forma sigilosa pero al oír que iba a matarte, me desesperé. Siempre dices que mientras lo haga no importa el método.

Franck bajó su mirada avergonzado y Björn desordenó su cabello. Quince años de diferencia en la edad no eran demasiados pero, dada la edad de Maude, Björn se sentía como si Franck fuese su hijo y no podía estar más orgulloso. Lo mismo sucedía con Draco. Él quizá jamás querría a Franck como a un hijo pero si como a un molesto hermano menor.

- y te lo agradezco, salvaste mi trasero allí. Ahora se buen chico y rastrea mi varita. Esos idiotas me la quitaron.

Mientras hablaban oían a Alex rugiendo órdenes, a lo lejos, para que los Aurores colocasen alejados entre sí a los miembros capturados de la logia. No quería que ellos tramasen algún plan para salir bien parados de aquel lio.

- sobre eso… Draco… yo…

Draco se tambaleó sobre sus pies y Hermione ajustó más su agarre para mantenerlo de manera vertical mientras que Harry se acercaba para ayudarla.

- sabia que lo primero que harías era buscar tu varita así que registré toda la casa en busca de ella.

- ¿y?

Franck sacó de su bolsillo dos trozos de madera de espino apenas unidos por el núcleo de pelo de unicornio. La varita que había recibido a los once años y que Harry le había devuelto luego de la guerra, ahora estaba irremediablemente rota. Aquella varita era uno de sus objetos más preciados. Cuando salió de Azkaban y supo que su varita aun existía, pensó que Potter la donaría al museo memorial de la guerra pero en un gesto que lo marcó para siempre Harry se la había devuelto después de pedirle que lo desarmase con una varita nueva. De esta manera él había recuperado su lealtad y podido conservarla.

La varita que él había comprado luego de Azkaban le había sido leal pero nada se había comparado con recuperar su vieja varita de espino. Aquella varita había derrotado a quien no debía ser nombrado y luego lo había acompañado durante la guerra francesa venciendo, al final, al mago oscuro Jacques de Rais.

- lo siento. Estaba así cuando la encontré.

Draco suspiró y extendió la mano para tomarla. Franck se la dio con gesto solemne. Conocía la historia de la varita y cuando era más joven había soñado con poder utilizarla al menos una vez, aunque no le fuera leal.

- si quieres puedes desarmarme con otra y recuperar la que me regalaste.

Dijo el chico mostrando su varita de álamo temblón y núcleo de nervio de corazón de dragón.

- No Franck, está bien. Compraré una.

Cuando conoció al chico, en aquel sórdido callejón del París mágico, supo que Maude y él compartían varita debido a que ella no había podido comprarle una cuando inició su formación como mago. En ese momento Draco tenía su varita de espino y la que había comprado luego de salir de Azkaban permanecía guardada en un cajón, así que se la había regalado al chico. Él realmente sabia lo incomodo que resultaba compartir una varita con tu madre.

- No te preocupes, Draco. Iremos a Ollivander apenas te recuperes y compraremos otra varita para ti.

- No estoy preocupado, Hermione. Solo un poco triste. Esa cosa me acompañó en muchos momentos de mi vida y salvo por el periodo que perteneció a Potter, siempre me fue útil y extremadamente fiel.

- Fue una buena varita…

Draco asintió en dirección a Harry, sabía que él también le tenía un especial afecto. Aunque ninguno jamás diría en voz alta que Harry Potter apreciaba la varita de Draco Malfoy, porque eso daría lugar a más preguntas de las que desearían responder alguna vez.

-¿todavía estas aquí?

- Si Alex, estoy bien. Gracias por tu preocupación.

- Se que estas bien, Draco. Aunque hueles a muerto, puedo ver que estas vivito y coleando.

- Incluso así huelo mejor que tu luego de un día de entrenamiento. Por cierto, ¿Cómo está tu madre?, ¿ya superó la decepción que eres como hija?

Alex sonrió ampliamente.

- Ella ahora está muy bien. Mamá de hecho te envía saludos y te recuerda que debes agregar fibra a tu dieta. No quiere que vuelvas a constiparte.

A pesar de que ambos se hablaban de manera sarcástica, Hermione sabía que esa era la manera que ellos tenían de expresarse afecto y preocupación por el estado del otro.

- Vayan a casa chicos. Nosotros nos ocuparemos de esto. – Dijo Harry. – Hermione procura que Malfoy se recupere. Cualquier tipo de novedad se las enviaré mediante una lechuza pero no creo que los necesitemos por el momento.

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Luego de despedirse de todos y prometer que llamarían a un medimago, si Draco se sentía mal, Hermione los apareció en el departamento que ambos compartían y lo obligó a sentarse en el sofá, a pesar de las protestas de él.

Ahora que estaban solos y que la impresión de haber perdido su varita había pasado, Draco volvía a sentirse incomodo con la cercanía de Hermione. Estaba sucio y débil, y eso era algo que él odiaba.

Mientras Draco emitía pequeños quejidos desde el sofá, a causa de su estado, Hermione buscó una poción fortalecedora y una manzana en la cocina. Él seguramente había estado comiendo muy mal en los últimos días o nada en lo absoluto. Se veía pálido, en los sitios donde no estaba cubiertos de golpes, y también estaba más delgado que cuando se fue. Solo habían sido unos pocos días pero Hermione sentía que él se había ido por una eternidad.

- Ten, come para que puedas tomar la poción.

- Hermione… no quiero comer. Primero quiero una ducha.

Ella se cruzó de brazos en su típica pose de "no te dejaré salirte con la tuya" y le habló con un tono severo.

- comerás la manzana y tomarás la poción mientras preparo la bañera para ti. Estás demasiado débil para una ducha.

- Ni siquiera mi madre me ha hablado así nunca. – dijo entre dientes. – No tengo hambre.

Rodó sus ojos algo preocupada. Cuando iban a la academia y Draco estaba enfermo, él solía ponerse caprichoso y lo primero que hacía era dejar de comer. Que dijera que no tenía hambre era un gran síntoma de lo mal que debía estar sintiéndose ahora.

- Vamos, Draco, no puedes tomar la poción con el estomago vacio. Es una jugosa manzana verde, tu favorita. Cómela y verás que comenzarás a sentirte bien. Tú realmente no quieres que yo llame a Narcissa en este momento.

Por toda respuesta Draco mordió la manzana. Eso hizo que Hermione sonriera y le diera un beso en la sien antes de marcharse hacia el baño.

- estoy casi tan sucio como en Azkaban, ¿por qué insistes en besarme?, debe ser algo asqueroso.

Riendo ella se asomó desde el cuarto de baño y le lanzó un beso a lo lejos.

- por si no te has dado cuenta, te quiero y eso incluye a toda la suciedad que puedas tener encima.

Draco terminó de comer su manzana y casi inmediatamente después de tomar la poción sintió que sus músculos comenzaban a responderle mejor, así que caminó lentamente hacia el baño.

Mientras él comía, ella había cambiado su ropa de calle por una de sus viejas camisetas del equipo Quidditch de la academia que le había robado y que no estaba dispuesta a devolver. Hermione vertía algún líquido verdoso en el agua humeante mientras tarareaba una canción, ajena a su presencia.

- perdí los galeones de Potter y la sortija que compré para ti.

Si bien se sobresaltó al verlo parado bajo el dintel de la puerta, ella no le dijo nada y solo sonrió. Harry le había contado todo lo que él había pretendido hacer antes del secuestro y ellos habían averiguado que la pobre anciana de la tienda de antigüedades había estado bajo un imperio la tarde que le dio el falso anillo Malfoy convertido en traslador. Aun no sabían de qué forma habían logrado hacer que Draco cayera en aquella trampa pero estaba segura de que él se encargaría de resolver el misterio muy pronto.

- Lo sé, Harry me contó todo a cerca de los galeones y tu sueldo. – Draco golpeó su frente, el mataría a Potter luego. - Esa noche te había estado esperando vestida con el conjunto de piel de dragón para premiarte por tus acciones hacia Franck y los demás.

La gesto de Draco mutó de avergonzado a sorprendido.

- ¿En serio me perdí eso? – Ella asintió. – Alguien sufrirá mucho por haberme privado de ese espectáculo.

Hermione tocó el agua de la bañera y la juzgó lo suficientemente templada para que él entrara. Al inclinarse, parte de sus muslos quedaron expuestos y Draco comprobó que había sido una excelente idea tomar la poción fortalecedora. Él ahora se sentía mucho más animado que antes y su entrepierna estaba reaccionado, como siempre, en contra de su voluntad.

- ven, deja que te quite esos andrajos y te ayude a quitarte la dichosa suciedad que tanto te preocupa.

- ¿sabes que no soy un bebé, no? Puedo hacerlo solo.

Ella volvió a besarlo en los labios a pesar de que los tenia agrietados y seguramente ásperos. Al menos la manzana y la poción debían haber hecho que su aliento no fuese tan apestoso, o eso esperaba.

- se que no eres un bebé, Draco. Hago esto porque quiero consentirte, no porque piense que eres débil. Deja que te mime, ¿si?

Lo miró de forma tan suplicante que él no pudo negarse.

- ¿al menos me dejarás que me lave los dientes solo?

- eres incorregible… hazlo mientras busco mi varita en la habitación.

- si señora…

Cuando ella regresó, Draco había terminado de lavarse los dientes y la sensación de volver a sentirlos limpios era magnifica, no podía esperar a sacarse aquella ropa y quitarse las costras de sangre seca y lo que esperaba que fuera lodo.

Con su varita ella cortó la camiseta sin contemplaciones. Aquella cosa estaba rota y más allá de cualquier truco de limpieza así que él no protestó. Luego comenzó a deslizar los pantalones por sus caderas y cuando le tocó el turno a la ropa interior, Hermione le sonrió al ver que comenzaba a endurecerse por su toque.

- Deberías calmarte, estás débil.

- Todo es tu culpa mujer, ¿a quién se le ocurre vestirse como tú y desnudarme sin esperar que haya una reacción en mi?

- Fregotego.

Al igual que Astoria en el calabozo, Hermione le lanzó un hechizo de limpieza para quitarle la suciedad que él había obtenido producto de los escombros que lo habían golpeado cuando la pared estalló por culpa de Franck y luego lo invitó a entrar a la bañera. Por arte de magia él no tenía ningún tipo de mugre visible pero un baño haría maravillas por su psiquis.

- ¿entrarás conmigo?

- No. Te ayudaré a darte un baño y luego irás a dormir un poco mientras cocino algo sustancioso para ti.

- Eres aburrida.

-Shhh, entra ya.

Así lo hizo y la sensación del agua tibia entrando en contacto con su piel lo hizo jadear. Que traigan los golpes y los crucios, no importaba, pero que no lo volvieran a privar de un baño porque enloquecería. Cuando cerró sus ojos y dejó que sus músculos se relajasen experimentó la más maravillosa de las sensaciones. Hermione había comenzado a darle un masaje en los hombros mientras usaba una esponja.

- En retrospectiva, creo que debí dejarme torturar mucho tiempo antes. Tienes talento para esto, Hermione.

Ella lo golpeó en el brazo.

- No vuelvas a decir eso. Si quieres que te de un masaje solo pídelo o haz algo lindo por mí. Que seas secuestrado no es divertido.

- ¡Ay!, mujer. Golpeas fuerte. ¿He estado cerca de la muerte solo para que tú me golpees después?

No queriendo irritarla, Draco tomó la mano izquierda de Hermione y besó sus nudillos.

- Se suponía para este momento aquí habría una bonita roca.

- Sabes que no es algo que me importe.

- Pero a mí sí. Quiero que todos sepan que eres mi mujer.

Ella sonrió cálidamente y le dio un beso en la frente. Estaba sentada en el borde de la bañera y su equilibrio era bastante precario, así que había decidido no inclinarse demasiado. Luego se puso de pie rápidamente y corrió fuera del cuarto de baño gritando que aguardase un instante.

- ¿Dónde estaba el fuego?

Cuando volvió, Hermione se veía sonrojada y algo mas tímida que cuando se marchó.

- yo… busqué esto por meses. Se suponía que era un regalo de cumpleaños pero decidí dártelo antes.

Volvió a sentarse en el borde de la bañera y Draco la observó curioso desde el agua. Cuando abrió la pequeña caja azul y el anillo con el emblema Malfoy refulgió, él no cabía en si del asombro.

- Dime que no está embrujado o es un traslador…

- No. Es el original y prometo que no tiene ningún tipo de hechizo.

Dijo Hermione sonriendo y luego hizo una pausa para acomodarse mejor en el borde de la bañera.

- ¿Draco Malfoy, te casarías conmigo?

Ella lanzó un grito y accidentalmente dejó caer la cajita azul cuando Draco cruzó un brazo por su cintura y la introdujo a la bañera por la fuerza.

- Esa era mi línea. Debería negarme por dignidad y orgullo masculino pero no lo haré. Por supuesto que me casaré contigo. Ya mismo si lo deseas.

- ¿era necesario que me obligases a entrar al agua contigo para responder a mi pregunta?

Él fingió pensar.

- Sí. Para lo que tengo en mente si lo es.

- Estás débil aun.

- Es por eso que su me ayudarás. He estado secuestrado, Hermione. Prometiste atender mis necesidades y yo realmente tengo una gran necesidad insatisfecha en este momento.

Ella no podía decir que él estuviera mintiendo. Contra su cadera podía sentir la erección de Draco y como cada vez que él se le insinuaba, ella no estaba segura de poder resistirse. Así que claudicó. Como pudo se incorporó y, una vez de pie, se desnudó quitándose la camiseta mojada con un leve bamboleo que hizo que la temperatura de Draco aumentase varios grados.

Ya desnuda ingresó despacio a la bañera y con sumo cuidado, para no hacerle daño, se sentó a horcajadas del cuerpo de Draco.

- Eres un caprichoso, ¿Lo sabías?

- Solo en lo que a ti respecta.

El tiempo de hablar había concluido. Con el primer beso real de la noche, Draco selló una tacita promesa hacia Hermione y dejó que ella lo montase de manera suave y fácil, aunque por obvias razones ambos sabían que aquello no iba a durar demasiado tiempo.

- Te amo, Hermione Granger.

- Hermione Granger, no. Malfoy. En poco tiempo seré Hermione Malfoy y es mejor que te acostumbres.

Aun estaba jadeante por su orgasmo y realmente débil debido a los días pasados pero en su corazón él se sentía fuerte y jamás había estado más feliz.

- Te amo Hermione Malfoy.

- y yo te amo a ti, Draco Malfoy.

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N.a: fin del capítulo 22. Espero que les haya gustado y me perdonen por haber dejado el capitulo anterior con tanto suspenso. Estamos en la recta final. Solo queda un capitulo mas y luego vendrá el epilogo. Como siempre gracias por todos sus comentarios, me encantan. Ahora sí, ¡HASTA LA PROXIMA!