N/A: Hola a todos, aquí JkAlex18 con un nuevo capítulo, siendo este el último capítulo de la Expedición 57°.
Debo de decir que realmente puedo llegar a sorprenderme a mí mismo en algunas ocasiones, espero haber hecho lo mismo con ustedes al final de este capítulo.
Este será el clímax de la Expedición y espero que os guste el propio giro que le he dado a la historia canónica. A partir de ahora, las cosas serán diferentes. Habrá a quienes les guste, y habrá otros a quienes no tanto. Pero la dura verdad es que como escritor no puedes complacer a todo el mundo.
Y, en las palabras de Levi, tomé la decisión de la que menos me arrepentí.
Y sin más preámbulos… Let's go!
Capítulo 26: La Expedición 57° Parte Final.
¿Una victoria? ¿O una pérdida?
El Titán Hembra miró la aparición del Titán de Eren a la vez que él soltó un rugido ensordecedor que resonó por todo el bosque.
Su objetivo. Su misión. Su pase de retorno a salvo a su hogar junto a su padre. La razón por la cual ella estaba allí ahora… Y la razón por la cual había manchado de sangre sus manos y roto el corazón de la persona que ama.
Ahora que finalmente estaba frente a la persona que había venido a capturar, sus ojos azules se volvieron fríos y duros mientras se preparaba para pelear. Porque si había algo que sabía acerca de Eren, era que él no se rendiría fácilmente.
Luego de intercambiar un par de palabras entre ellos, los miembros restantes del Escuadrón Levi se separaron y desaparecieron entre los árboles. Si fueran simples Exploradores, el Titán Hembra los ignoraría y se enfocaría en el Titán de 15 metros que estaba delante de ella. Pero ya no volvería a cometer el mismo error. Fue debido a que subestimó a los Exploradores que ella estuvo a punto de ser vencida en más de una ocasión.
No volvería a bajar la guardia. No cuando estaba tan cerca de finalmente cumplir con su misión.
El feroz grito del Titán de Eren la hizo concentrarse en la inminente batalla.
Él arremetió con fiereza, la tierra tembló con cada paso que dio. Retrajo su brazo y lanzó un poderoso golpe a nivel del rostro que el Titán Hembra esquivó al hacerse a un lado. Ella dio una poderosa patada lateral derecha a nivel de la rodilla, pero Eren pudo esquivarlo justo a tiempo al dar un paso atrás.
Nuevamente, él intentó asestar un poderoso golpe ascendente a la mandíbula, pero ella retrocedió justo a tiempo para luego conectar una poderosa patada frontal al pecho de Eren, causando que él fuera mandado a estrellarse contra el piso, aunque rápidamente se levantó.
¨Ella... no es ninguna aficionada¨ reconoció él, observando al Titán Hembra asecharlo a la vez que se mantenía alerta a una interrupción por parte del Escuadrón Levi ¨Tiene entrenamiento en combate, pero...¨
Eren levantó los brazos y se puso en guardia, recordando todo lo que se había hecho para llegar aquí. Todos los sacrificios que se habían hecho con la intención de capturar al Titán que estaba delante de él. Más específicamente, a la persona que se escondía dentro.
Él apretó los dientes con creciente rabia, sus ojos se entrecerraron de manera depredadora y un gruñido animal emergió de la garganta de su Titán.
¨Voy a vencerla... No... ¡La haré pedazos! ¨
En las altas ramas de los árboles, en el lugar donde estaba Alphonse, Furlan aterrizó junto a él, colocando delicadamente el cuerpo de Auruo, quien había quedado inconsciente al golpearse contra el tronco de un árbol debido a que estuvo directamente expuesto a la granada aturdidora del Teniente.
De la misma forma, Isabel bajó a Petra, quien a pesar de aún estar consciente y levemente aturdida, su EDM3D había quedado destrozado debido al impacto.
—Prepárense—ordenó Alphonse, preparando una de sus granadas que había obtenido de Furlan e Isabel—. Actuaremos en cualquier momento.
Ambos soldados asintieron. Ambos tenían sus espadas desvainadas y listas para intervenir en favor de su camarada en el momento que sea necesario.
—Yo también... —musitó Petra, intentando levantarse.
—No—la detuvo Alphonse—. Petra, no estás en condiciones de pelear.
— ¡Pero yo aún puedo...!
—Te quedarás aquí—sentenció Alphonse con una voz dura—. Y es una orden.
Petra apretó los puños con frustración, pero terminó asintiendo a regañadientes. Por más que quisiera tener una revancha contra aquel Titán que había humillado a su escuadrón y fuera la causante de la muerte de muchos de sus camaradas, ella no se encontraba en condiciones para pelear. Su equipo estaba destrozado y su cabeza algo aturdida. Ella no servía para el combate en estos momentos
—Intervendremos para ayudar a Eren en cualquier momento—anunció Alphonse—. El Titán Hembra es más hábil y tiene mucha más experiencia que él en controlar a su Titán. Eren no podrá vencerla solo.
Los tres soldados voltearon para observar a Eren volver a atacar con renovada fiereza a su oponente, usando golpes brutales y precisos. Pero incluso con sus habilidades en combate cuerpo a cuerpo, el Titán Hembra pudo esquivar sus certeros golpes en los últimos segundos, demostrando ser mucho más hábil y experimentada que él.
Eso quedó en evidencia cuando ella esquivó un golpe que iba directo a su rostro y se adentró en la guardia de Eren para propinarle un poderoso gancho en el estómago. La fuerza del golpe resonó en el claro y causó que el Titán de Eren se arqueara y escupiera saliva.
El Titán Hembra levantó los brazos, dispuesta a dejarlo caer con fuerza sobre la cabeza del Titán de Eren, pero su visión quedó parcialmente cegada cuando un pequeño objeto explotó a un lado de su rostro, causando que su ojo derecho y parte de su rostro quedara destrozado.
— ¡No creas que esto es una pelea uno contra uno! —gruñó Alphonse, aterrizando en una rama cercana.
Ella gruñó y retrocedió debido a su parcial ceguera, pero no llegó muy lejos cuando los músculos de sus tobillos fueron cortados por Isabel y Furlan en un rápido movimiento. Eren aprovechó ese momento para dar un brutal golpe cruzado a la mandíbula del Titán Hembra con un atronador grito de batalla, causando que ella fuera a enviada a estrellarse contra el suelo.
Eren no perdió ni un solo segundo en lanzarse contra su enemigo con un grito salvaje, agarrándola por los hombros y volviendo a estrellarla contra el piso para evitar que se levantara. Él levantó el brazo y lo bajó con brutalidad con la intención de aplastar la cabeza del Titán Hembra. Pero ella pudo evadirlo justo a tiempo al hacer a un lado su cabeza y causando que Eren golpeara el suelo. La fuerza del impacto fue tal que la tierra se resquebrajó y se sacudiera a su alrededor, destrozando el brazo del Titán de Eren hasta el punto de que sus huesos sobresalieron de la carne.
Incluso con su brazo destrozado, Eren no apartó los ojos del enemigo que estaba debajo de él. La persona que estaba dentro había humillado a sus compañeros y, aunque había perdona la vida de algunos Exploradores, también había asesinado a otros. Y eso era algo imperdonable para él.
Sin cesar su ataque, él volvió a golpear con brutalidad la cabeza del Titán Hembra, pero ella nuevamente hizo a un lado su cabeza esquivando el golpe. La tierra volvió a temblar y el suelo se partió en pedazos, al igual que la mano del Titán de Eren. Su frustración e ira crecían cada vez más ante sus fallidos intentos de destrozar a su enemigo.
¨ ¡¿Por qué no te rindes?! ¨ gruñó él para sus adentros, acercando su rostro al del Titán Hembra ¨ ¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Sabes cuantos han muerto por tu culpa?!¨
Él dejó escapar un grito feroz cuando acercó su rostro a pocos metros del de ella. Gritando, reclamando y exigiendo respuestas. Su ira comenzó a burbujear en sus venas de una manera que era casi dolorosa, pero también embriagadora. No quería más que destrozar al Titán que estaba debajo de él a golpes y sacar al espía que encontraba dentro, sin importarle si al hacerlo la persona que estaba dentro estuviera al borde la muerte.
El Titán Hembra no dijo nada, simplemente se lo quedó mirando con su único ojo sano de manera fría y dura mientras sus heridas humeaban, dejando que se regeneren.
Cuando finalmente su regeneración terminó, el Titán Hembra agarró el brazo de Eren y se liberó de él. Eren volvió a golpear con su brazo regenerado, pero su oponente esquivó el golpe y lo pateó fuertemente en el estómago, enviándolo a estrellarse contra un árbol.
No dispuesta a darle un solo segundo para recuperarse, el Titán Hembra volvió a atacar. Ella cristalizó su rodilla y lo embistió brutalmente contra la cara del Titán de Eren, causando que su rostro quedara parcialmente destrozado en una mezcla de huesos, carne, sangre y vapor. La corteza de árbol se resquebrajó bajo la fuerza y el Titán de Eren quedó inmóvil por unos segundos mientras su rostro comenzaba a humear y sus heridas lentamente se curaban.
Pensando que lo había vencido, el Titán Hembra extendió su mano con la intención de exponer la nuca de Eren y finalmente capturarlo, pero el sonido característico del EDM3D y del gas a alta presión siendo liberado llamó su atención.
Volteó justo a tiempo para poder evitar una bengala de humo que fue disparada directamente a su rostro por cortesía de Alphonse. El Teniente luego metió la mano en su chaqueta y sacó un objeto para luego arrojarlo directamente al rostro del Titán Hembra.
Abriendo los ojos con alarma, ella levantó los brazos y retrocedió para protegerse de la inminente explosión, pero nunca llegó. Mirando entre sus brazos, sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio que el objeto que Alphonse había arrojado era solo una piedra.
¨ ¿Una piedra...? Él... ¡Me engañó! ¨
Y a juzgar por la sonrisa victoria de Alphonse, había funcionado, ya que después escuchó el sonido del EDM3D y Furlan e Isabel pasaron a gran velocidad por sus hombros, cortando sus músculos y causando que uno de sus brazos cayera inútilmente. Aunque el corte que había hecho Isabel no fue lo suficientemente profundo para inhabilitar el brazo.
¨ ¡No fue lo suficientemente profundo! ¨ Isabel se reprochó a sí misma.
Y ese fue su grave error.
Ella maldijo su falta de fuerza cuando miró sobre sus hombros y abrió los ojos con pánico cuando vio la enorme mano del Titán Hembra yendo directamente hacia ella.
— ¡Isabel! —exclamó Furlan.
La mano del Titán se acercó a ella, demasiado rápido para que ella pudiera hacer una maniobra evasiva. Pero antes de que pudiera agarrarla, alguien más se interpuso y la empujó bruscamente hacia un lado. Isabel fue a chocar con un árbol, pero rápidamente pudo recuperarse y enderezarse para voltear a ver a Alphonse siendo agarrado por el Titán Hembra.
— ¡Alphonse! —gritó ella con pánico al ver a su amigo ser atrapado por el Titán Hembra.
El Teniente estaba apresado bajo el firme agarre del Titán Hembra, intentando inútilmente liberarse. Cuando el Titán lo acercó a su rostro, él pudo ver que sus ojos azules se ablandaron.
¨ ¿Por qué...? ¿Por qué no me mata? ¨ pensó él para sí mismo, forcejeando bajo su agarre.
Ella tenía un agarre de hierro sobre él. Y aunque resultaban doloroso, no era letal. Ella solo tenía que apretar un poco más fuerte y su cuerpo se haría pedazos, pero no lo hizo. Ella se lo quedó observando durante unos segundos y fue entonces que él lo vio. Alphonse vio el conflicto, la duda y la pena cuando el Titán Hembra lo miró directamente. Sus manos temblaban y él podía sentirlo.
¨Ella... no quiere matarme¨ dedujo él ¨ ¿Por qué? ¨
No pudo reflexionar en eso cuando el grito enfurecido de Eren llamó la atención de los presentes.
El Titán Hembra volteó y se sorprendió cuando vio a Eren atacarla nuevamente con una furia casi salvaje, con el rostro aún humeante y sus heridas aún en regeneración. Ella a duras penas pudo esquivar su golpe, aunque le rozó la mejilla y la cortó parcialmente, causando que ella se desestabilizara y liberara a Alphonse.
El Teniente rápidamente disparó sus ganchos y fue a aterrizar en la cima de una rama mientras comenzaba a recuperar el aliento, sentía que sus costillas podrían haberse roto en cualquier momento.
Furlan e Isabel llegaron rápidamente a su lado para saber el estado en que se encontraba su Teniente.
— ¡¿Alphonse, estás bien?! —preguntó Isabel con preocupación.
—Sí... Estoy bien... —respondió él entre jadeos—. Ella... no quiso matarme.
—Pero... ¿Por qué ella no querría hacerlo? —preguntó Furlan, desconcertado.
—No lo sé...
Los tres voltearon a mirar como Eren y el Titán Hembra volvían a enfrascarse en una brutal y salvaje lucha. La fuerza de los golpes causaba que el aire zumbaba y los gritos y gruñidos de Eren eran cada vez más audibles. Él sentía la frustración e ira comenzar a hervir en su sangre porque no era capaz de dar un golpe certero, aunque eso no detuvo sus intentos.
A los ojos del Titán Hembra, no pareciera que estuviera luchando con una persona, sino con una bestia salvaje que no parecía que se detendría hasta que la destrozara. Sus ojos verdes brillaban de una manera terrorífica, y ella comenzaba a sentir abrumada por el salvajismo de Eren en su forma Titán. Sabía que tenía que terminar la lucha lo más pronto posible.
Cuando Eren retrajo su brazo con la intención de darle un golpe brutal, ella entrecerró los ojos y encontró la abertura que necesitaba. Endureció sus nudillos y se adentró en la guardia de Eren para propinarle un golpe tan devastador que destrozó su mandíbula. Aunque eso no detuvo a Eren, ya que incluso con la mandíbula destrozada, él siguió avanzando y lanzó un poderoso golpe ascendente al Titán Hembra en el estómago. La fuerza del golpe fue tal que la envió volando en el aire y causó que ella se estrellara contra un árbol con brutalidad.
¨Voy a terminar con esto...¨ pensó Eren con rabia. Sus pasos hacían temblar la tierra a medida que se acercaba al Titán Hembra ¨ ¡Te arrancaré del cuello y te destrozaré con mis propias manos! ¨
Él arremetió contra su oponente caído con un rodillazo a la cabeza, de la misma manera en la cual ella lo había hecho con él, pero el Titán Hembra pudo evadirlo a tiempo haciéndose a un lado y rodando por el piso antes de ponerse de pie, dándole la espalda a Eren.
¨Suficiente...¨
Estaba cansada, no tanto de manera física, sino mentalmente. Esta pelea se había alargado demasiado. Ahora que los demás Exploradores no se atreverían a interponerse, ella le daría fin a esta pelea de una vez por todas.
Con eso en mente, ella volteó para observar a Eren, quien jadeaba como un animal. Él se sentía exhausto. Era la primera vez que forzaba a su forma Titán hasta este punto. Él ya había llegado a su límite, pero se negó a rendirse.
Levantó los puños con la intención de seguir peleando, pero sus ojos se abrieron con conmoción y quedó completamente estático en su lugar al observar al Titán Hembra.
¨No puede ser...¨ jadeó él, observando la postura que había adoptado su enemigo ¨An...¨
Un golpe devastador destruyó sus brazos levantados, junto con la parte superior de su cabeza y el árbol. El cuerpo del Titán de Eren se derrumbó en el suelo, como una marioneta al que le cortaron las cuerdas. Pedazos de su cuerpo cayeron al piso al igual que su cuerpo.
¨Finalmente... se acabó¨
El Titán Hembra se acercó al inerte cuerpo del Titán decapitado con la intención de finalmente retomar aquello que había venido a buscar, pero un objeto que fue arrojado en el aire la detuvo. Abrió los ojos con alarma cuando reconoció la granada de Alphonse, siendo este uno auténtico, ya que explotó y la obligó a retroceder.
— ¡Protejan a Eren! —ordenó Alphonse—. ¡No dejen que ella lo capture!
¨ ¡No! ¡No cuando estoy tan cerca! ¨
El Titán Hembra extendió su mano con desesperación a la nuca de Eren, pero sus dedos fueron cortaron por Isabel y Furlan, quienes comenzaron a girar alrededor de ella con la intención de cortarla y distraerla mientras Alphonse iba al cuerpo del Titán de Eren e intentaban sacarlo de su nuca al hundir sus espadas y comenzar a cortar. Cuando pudo ver el cuerpo de Eren, lo agarró y tiró con todas sus fuerzas con la intención de sacarlo, pero las tiras de carne se adherían tanto a su cuerpo que resultaban realmente difícil hacerlo.
—Maldita sea, Eren... —gruñía Alphonse, forcejeando—. Tú y yo tendremos que repasar el dicho ¨Aprender a dejar ir las cosas¨.
- ¡Eran!
El grito llamó su atención y Alphonse volteó levemente para observar cómo alguien aterrizaba sobre el cuerpo del Titán. Incluso si nunca habló con ella directamente, Alphonse la reconoció como uno de los novatos de la 104°. Un compañero recluta de Eren. Su amiga de la infancia.
— ¿Qué sucedió? —preguntó Mikasa, mirando con alarma a Eren—. ¿Cómo es que...?
— ¡No hay tiempo para eso! —interrumpió Alphonse—. ¡Ayúdame a sacarlo! ¡Es demasiado peligroso dejarlo aquí!
Reconociendo la seriedad de la situación, Mikasa endureció sus facciones y asintió. Juntos, pudieron sacar a Eren de las tiras de carne que lo adherían a su Titán, pero antes de que pudieran disparar sus ganchos y colocarse en una posición segura, el grito de Furlan los alertó.
— ¡Alphonse! ¡Cuidado!
El Teniente alzó la mirada con alarma para encontrarse al Titán Hembra, que había sobrepasado a Furlan e Isabel, y se acercaba rápidamente a ellos con una intensa mirada en sus ojos, extendiendo su mano con la intención de agarrar a Eren.
Mikasa apretó el agarre que tenía sobre sus espadas y se dispuso a enfrentarse al Titán. Haría lo que sea necesario con tal de proteger a Eren, pero ella y Alphonse abrieron los ojos con sorpresa cuando vieron al Titán Hembra tropezar y caer al piso con brusquedad.
¨ ¡¿Pero qué...?! ¡¿Me atacaron?! ¡Mis tobillos fueron cortados! ¨ reconoció ella e inmediatamente protegió su nuca y endureció su mano ¨ ¡¿Quién demonios es esta vez?! ¡¿Levi?! ¡Maldita sea! ¡¿Quién...?!
Sus pensamientos se detuvieron abruptamente cuando ella alzó levemente la cabeza para observar quién le había hecho esto, y sus ojos se abrieron con conmoción cuando se encontró con unos ojos plateados que la miraban con dureza y frialdad.
Todos quedaron conmocionados cuando la nueva figura se adhirió a un árbol que estaba directamente frente al Titán caído, quien lo observaba con shock y la boca ligeramente abierta.
—No puede ser... —musitó Mikasa, sintiendo su corazón inundarse de alivio al ver de quién ser trataba.
Pero ninguno de ellos estaba más feliz que Alphonse.
—Victor... —susurró él, con una sonrisa llena de alivio, sintiendo un enorme peso desaparecer de sus hombros al ver a su hermano vivo.
El joven soldado volteó a mirarlos con urgencia en sus ojos plateados.
— ¡Saquen a Eren de aquí! —exclamó él—. ¡Ahora!
Incluso si estaba inmensamente feliz de ver a su hermanito vivo, y algo preocupado de ver sangre seca en su rostro, Alphonse rápidamente se recompuso y comenzó a tirar nuevamente del cuerpo de Eren. Con la ayuda de Mikasa, ambos finalmente pudieron liberarlo y no perdieron el tiempo en ponerlo a salvo en la cima de una rama alta. Rápidamente, fueron acompañados por Furlan e Isabel, quienes miraron con asombro la interacción entre Victor y el Titán Hembra.
—No la está atacando... —señaló Isabel, con desconcierto—. ¿Por qué?
Furlan no dijo nada, simplemente se quedó observando la interacción entre Victor y el Titán Hembra. Sentía que se estaba perdiendo de algo, como si no pudiera ver el panorama completo.
Mikasa entrecerró los ojos con recelo al mirar al Titán Hembra, acunando al inconsciente Eren de manera protectora, pero una de sus manos estaba en la empuñadura de su espada, preparada para interferir en cualquier momento.
Viendo que Eren estaba a salvo, Victor volteó para observar al Titán Hembra, quien comenzaba a levantarse con sus brazos mientras sus tobillos comenzaban a regenerarse.
En ningún momento ella apartó la mirada de Victor. Incluso cuando él la cortó, incluso si se interpuso en el camino de cumplir su misión para volver junto a su padre, lo único que ella sintió fue un alivio inundar su corazón al verlo a salvo frente a ella. La más pequeña de las sonrisas estiró de sus labios mientras ligeras lágrimas se acumulaban en las comisuras de sus ojos.
La mirada dura y fría de Victor se suavizó notoriamente al verla y sonrió con tristeza.
—No puedo dejar que lo hagas... —dijo él con una voz suave y apenada—. Lo siento.
¨No... soy yo quien tiene que disculparse contigo¨
Las heridas del Titán Hembra finalmente terminaron de curarse y ella se irguió en sus imponentes 14 metros de altura. Los demás Exploradores se tensaron y se prepararon para volver a pelear. Ellos sabían que no podían escapar de ella. No sin antes incapacitarla.
Incluso al ver al Titán Hembra en toda su altura, teniendo que alzar la mirada para verla, Victor no se sintió intimidado.
Durante su viaje hasta aquí, él había pensado en todas las cosas que podría llegar a decirle.
¿Cómo es que puede transformarse en Titán?
¿Está ella aliada con los Titanes Colosal y Acorazado?
¿Estuvo involucrada con la caída del Wall Maria hace 5 años?
¿Estuvo involucrada con la invasión de Trost hace un mes?
Y, sobre todo, ¿por qué?
¿Por qué hacía todo esto?
Quería respuestas. Él sentía que se las merecía. Pero cuando abrió la boca para hablar, sus palabras fueron:
—Tú... No te detendrás, ¿verdad?
Él supo la respuesta con tan solo mirarla a los ojos. Siempre había pensado que conocía a Annie, pero el día de hoy se había demostrado lo equivocado que estaba. Él no la conocía, no sabía quién era ella realmente.
Pero había algo que Victor podía decir con certeza, y eso era que él podía entender a Annie. Él podía hacerlo con tan solo mirar aquellos ojos azules. Y sabía lo que ella estaba sintiendo en estos momentos: tristeza, pena, lástima, arrepentimiento y culpa. Pero también una fría determinación. Ella estaba dispuesta a ir hasta el final.
Annie había tomado una decisión. Y eso se evidenció cuando ella negó tristemente con la cabeza.
Victor suspiró, sintiendo un dolor punzante en su corazón. Sentía como si le hubiera clavado cuchillo oxidado en el pecho y luego lo hubieran retorcido.
—Ya veo... Lo supuse, pero... necesitaba intentarlo—musitó él con voz entrecortada y dolida, apretando los ojos con fuerza antes de abrirlo y endurecer su mirada, incluso si había ligeras lágrimas en las comisuras de sus ojos.
Al ver eso, el Titán Hembra se tensó y se preparó para una inminente pelea.
Ella supo que Victor había tomado una decisión.
¨No voy a detenerme... ¡No ahora que he llegado tan lejos! ¨
—Entonces no me dejas otra opción—dijo Victor, reconociendo las intenciones de Annie y preparando sus espadas—. Haré lo que deba hacer. ¡Ahora, Capitán!
Los ojos del Titán Hembra se abrieron con sorpresa y volteó para buscar a su atacante. Ese fue su error, ya que el hacerlo, lo último que vio antes de que sus ojos fueran destrozados, fue el enfurecido rostro del Capitán Levi.
—Levi... —musitó Furlan.
— ¡Hermano mayor! —exclamó Isabel, con alivio de verlo.
Incluso en su estado levemente aturdido, Petra pudo ver la llegada de su Capitán.
—Capitán... —susurró ella, sonriendo levemente al verlo y sintiéndose aliviada. Ya que no tenía dudas de que él podría encargarse del Titán que había vencido y humillado a todo su escuadrón.
El Titán Hembra retrocedió tambaleándose e incapaz de protegerse cuando Levi demostró sus excepcionales habilidades con el EDM3D y cortó los músculos de sus brazos, causando que estos cayeran inútilmente a los lados de su cuerpo. Pero Levi no fue el único en atacar. Victor atacó con igual fiereza, demostrando que, aunque no estaba al mismo nivel, no estaba muy lejos de poder seguir el ritmo del Soldado Más Fuerte de la Humanidad cuando cortó hábilmente los músculos de las piernas del Titán Hembra usando las mismas técnicas que Levi, siendo su estilo de agarre único el más destacado.
Ambos actuaron exactamente como lo habían planeado.
Minutos antes de llegar al claro donde Eren y el Titán Hembra estaban enfrascados en un fiero y salvaje combate, Levi usó su EDM3D para avanzar a través de los árboles gigantes con urgencia. Sabía lo que significaba aquel rugido que había escuchado con anterioridad. Su escuadrón hizo contacto con el Titán Hembra y Eren tuvo que transformarse para hacerle frente.
Levi nunca fue alguien positivo. Siempre actuaba basándose en el peor de los escenarios. Y el peor escenario en este momento era que todo su escuadrón estaba muerto y Eren se había transformado para vengar sus muertes, o porque estaba acorralado y no tuvo otra opción.
Sintió una punzada en su corazón al pensar en todo su escuadrón muerto y eso lo hizo apretar más fuerte el gatillo para liberar más gas y avanzar aún más deprisa.
Cuando pudo escuchar los gritos del Titán de Eren, supo que estaba cerca. Al cruzar por encima de una de las ramas de los árboles gigantes, se percató de una figura que iba delante de él. Vestía el abrigo de los militares, el cual estaba lleno de hollín y rasgado en algunas partes, pero pudo distinguir las Alas de la Libertad en él, identificándolo como un compañero Explorador.
Rápidamente, se puso a un lado del soldado y abrió ligeramente los ojos con sorpresa cuando lo reconoció.
—Tú... Estás vivo...
Victor volteó para mirar al Capitán. Fue entonces que Levi pudo ver el profundo corte que él tenía sobre su ojo izquierdo, junto con la sangre seca en su rostro, el cual tenía varios raspones. Parece ser que el joven soldado había pasado por un infierno para llegar hasta allí.
—Capitán...
Los ojos de Levi se endurecieron al verlo.
— ¿Qué demonios estás haciendo aquí, mocoso? Deberías de haber visto la señal de retirada. ¡Debes irte!
Victor frunció el ceño y fijo su vista hacia adelante.
—No voy a retirarme, señor—respondió él—. Tengo un asunto pendiente con ese Titán.
—Este no es momento para venganzas sin sentido—gruñó Levi—. La orden de retirada fue emitida. Tienes que volver a Karanes. Ese Titán es demasiado peligroso.
—Lo sé, señor. La razón por la cual ese Titán es tan peligroso es porque...
—Es una persona con poderes de Titán. Lo sabemos—interrumpió—. Es por eso por lo que intentamos capturarla para obtener información de ella. Pero todo el plan se fue a la mierda. Lo más probable es que Eren esté peleando con ella en estos momentos, pero debemos retirarnos.
—No podrá ganar—sentenció Victor—. Incluso en su forma Titán, Eren no podrá vencerla.
—Suenas muy seguro de eso, niño... — Levi arqueó levemente una ceja en su dirección—. ¿Es porque te enfrentaste a ella y sobreviviste?
—No... No es por eso... Y no sobreviví. Ella me dejó vivir. Supongo que no esperaba que yo me enfrentara a ella... Y un descuido mío fue todo lo que necesitó para incapacitarme...
Su respuesta le pareció curiosa a Levi. Cuando el Capitán volteó a verlo con más detenimiento, pudo ver el ceño fruncido en el joven soldado, junto con la expresión de urgencia y angustia en su rostro.
Fue entonces que la realización lo golpeó. Levi se colocó delante de Victor mientras seguían avanzando y lo miró con intensidad.
—Tú... Sabes quién es, ¿no es así? Conoces a la persona dentro de ese Titán. Es por eso por lo que volviste.
Con una expresión agria en su rostro, Victor apartó la mirada y asintió después de unos segundos.
— ¿Quién es? —demandó saber Levi con una voz baja y autoritaria.
El joven soldado dudó por unos segundos, viéndose reacio a revelar la identidad del Titán Hembra. Victor quería terminar esto lo más discreto posible sin que nadie más lo supiera, pero él sabía que eso era un deseo demasiado ingenuo. Annie había cometido muchos crímenes y se había convertido en enemiga de los Exploradores con sus acciones el día de hoy. Incluso había matado intencionalmente a Bertolt, uno de sus compañeros de la 104°.
Ella tendría que pagar por sus crímenes, pero Victor no quería matarla. No podría hacerlo. Quería capturarla y obtener respuestas de ella. Y sabía que para hacerlo, tendría que recurrir a la fuerza. Porque él sabía que Annie no se rendiría de buena gana.
Él miró a Capitán Levi, quien esperaba una respuesta de su parte. Alphonse le había dicho que el Capitán era un hombre de confianza. Su inigualable fuerza, junto con su gran sentido del deber, lo convertían en alguien respetable y admirable. En el mes de entrenamiento que él tuvo con los Exploradores, Victor había visto todo eso. Levi había sido casi como un maestro para él. Instruyéndole todo el conocimiento que podía con el objetivo de que pueda sobrevivir fuera de los muros.
Y si quería detener a Annie sin matarla, el apoyo del Capitán Levi sería de gran ayuda.
—Miembro de la Tropa de Reclutas 104°... —respondió Victor con lentitud—. Quinto lugar entre los mejores graduados... Annie Leonhart.
—Leonhart... —reflexionó Levi. Entonces abrió los ojos levemente con sorpresa y lo miró—. Alphonse mencionó su nombre una vez. Dijo que ella es...
—Mi novia—asintió Victor, apretando con fuerza sus espadas—. Es por eso por lo que tengo que ser yo quien la detenga, Capitán. Esto... Esto algo personal.
Levi lo miró de manera impasible por unos segundos antes de voltearse y mirar hacia adelante.
— ¿Crees que puedes razonar con ella? Alphonse intentó hablar con ella y fracasó—Levi lo miró sobre su hombro, expectante a su respuesta mientras lo perforaba con la mirada—. Esa novia tuya ha sido la causante de muchas muertes entre los Exploradores. Es una asesina, y una enemiga de la humanidad.
Levi sabía que estaba siendo duro con el chico, pero necesitaba que él supiera lo que estaba en juego. En estos momentos, no había espacio para sentimentalismos. Había demasiado en juego para dejarse llevar por sentimientos como el amor, el odio o la tristeza.
Victor tuvo una expresión abatida antes de responder.
—Aun así, tengo que intentarlo...
— ¿Y qué harás si se niega a cooperar? —presionó Levi—. ¿Volverás a dudar?
El joven soldado cerró los ojos por un segundo, y cuando los abrió había una mirada endurecida en su rostro.
—No dudaré—aseguró él—. La detendré, sin importar lo que cueste... Haré lo que deba hacer.
Los miembros restantes del Escuadrón Levi y Mikasa miraron asombrados como su Capitán y Victor trabajan juntos para incapacidad de una vez por todas al Titán Hembra, y aunque ella pudo regenerar sus ojos, no puedo hacer nada para evitar que ambos soldados cortaran sus músculos con precisión a una velocidad abrumadora e inhumana. Se movían demasiado rápido para que ella pudiera esquivar o defenderse al endurecer su piel en las zonas donde atacarían.
—Son... demasiado rápidos—dijo Furlan, sus ojos abiertos en señal de asombro. Casi incapaz de creer que había alguien que casi podía seguir el ritmo de Levi.
— ¡Ambos son increíbles! —exclamó Isabel, asombrada.
Mikasa solo pudo asentir sin apartar la mirada. Hubo un tiempo en el que le costaba admitirlo, incluso le desagradaba, pero llegó a aceptar que Victor la superaba con creces. Mientras veía a ambos soldados usar el EDM3D de una manera monstruosa, ella se cuestionaba si sería capaz de hacer lo mismo que ellos.
Alphonse sonrió de manera orgullosa al ver a su hermanito en acción. Sabía sobre sus circunstancias, pero verlo de primera mano era un asunto diferente. Ahora entendía el potencial que tenía que Victor. Si en tan solo tres años casi podía seguir el ritmo de Levi, quien es considerado el Soldado más Fuerte de la Humanidad, ¿Qué podría llegar a hacer en otros 3 años?
¨Realmente... se ha convertido en una gran soldado¨ pensó él ¨La Sra. Hilda estaría orgullosa¨
Trabajando juntos, Levi y Victor solo tardaron unos segundos en cortar todos los músculos que mantenían estable al Titán Hembra. Ella retrocedió de manera tambaleante, incapaz de sostener su propio peso hasta que terminó desplomándose contra el tronco de un árbol gigante.
¨No... ¡No otra vez! ¨
La frustración era evidente en su rostro, junto con el creciente pánico cuando observó con impotencia como los dos soldados no desistían en sus ataques, cortando todos los músculos de las articulaciones, imposibilitando cualquier movimiento de su parte.
Por la fracción de un segundo, sus ojos se encontraron con los ojos plateados de Victor y pudo ver angustia, tristeza y dolor en ellos. Parecía ser como si hacer esto le doliera más a él que a ella.
Pero también se lo veía decidido. Y ella supo que él no se detendría.
Ella sabía que estaba completamente acorralada. Era solo cuestión de tiempo antes de que finalmente la sacaran de su Titán y la sometieran.
En su estado vulnerable y lleno de pánico, el Titán Hembra utilizó su última carta desesperada y abrió la boca.
Percatándose de sus intenciones, Levi abrió los ojos con alarma y rápidamente se impulsó para cortar sus cuerdas vocales. Cuando sus espadas hicieron contacto con la piel del Titán, se rompieron en pedazos debido a la capa de cristal que la protegía.
El estridente grito del Titán Hembra resonó por todo el bosque por segunda vez. Levi sabía lo que ese grito significaba y sabía que todo estaba perdido.
— ¡Victor, retrocede! —ordenó él—. ¡Tenemos que...!
Sus palabras quedaron atascadas en su boca cuando observó a Victor impulsarse hacia la nuca del Titán Hembra. Ella abrió los ojos con sorpresa y comenzó a redirigir el endurecimiento de su cuello a su nuca, pero no logró hacerlo a tiempo, ya que las grandes cuchillas se clavaron profundamente en su cuello e hirieron a la persona que se encontraba dentro, causando que los gritos del Titán cesaran.
Sin detenerse un segundo, Victor comenzó a cortar a una velocidad alarmante la piel y músculos que cubrían a la persona que se encontraba dentro. La sangre humeante y restos de carne volaban por los aires, aterrizando sobre el cuerpo del joven soldado, pero él no se detuvo, no dudó un solo segundo hasta que pudo ver a su objetivo.
Con un último grito de esfuerzo, Victor blandió sus espadas con fuerza, causando que los brazos de Annie fueran cortados con brutalidad a la altura de sus codos.
Annie gritó de dolor y observó con los ojos muy abiertos en señal de sorpresa cuando Victor la agarró del cuello y de su chaqueta y la sacó con fuerza de su Titán. Ella se encontró con la mirada depredadora de Victor, quién rápidamente apuntó el filo de su espada manchada de sangre a su cuello.
—Se acabó, Annie... —gruñó él con voz baja.
—Vic... tor...
Él entrecerró los ojos al mirarla. Annie se veía exhausta, el sudor cubría todo su rostro, junto con extrañas marcas debajo de sus ojos. Sus brazos amputados comenzaron a humear, señalando su lenta regeneración, pero él sabía que ella estaba demasiado exhausta para volver a transformarse. Y si algo sabía acerca de los poderes de Titán, es que se necesitaba mucha energía para transformarse.
Había tantas cosas que quería decirle, tantas cosas que quería preguntarle, pero cuando escuchó el sonido de pisadas volverse cada vez más fuerte, supo que no tenía tiempo para eso.
Victor le dio una última mirada de pena a Annie antes de retirar la espada de su cuello.
—Lo siento—dijo él.
Antes de que Annie pudiera responder, Victor la golpeó en la sien con la culata de su espada con la suficiente fuerza para dejarla inconsciente. Él agarró su cuerpo cuando ella se desplomó y la sostuvo con gentileza. Se quitó sus gloggles y puso las correas en la boca de Annie para luego apretarlas con fuerza, evitando que ella se mordiera la lengua en caso de despertar.
¨No es una mordaza, pero servirᨠpensó él, mirando a Annie de manera afligida.
Pero no tuvo tiempo para dejarse llevar por sus sentimientos cuando los Titanes finalmente llegaron al claro donde estaban. Él volteó con alarma para observar como un Titán de 7 metros corrió rápidamente hacia ellos con las fauces abiertas.
Victor estuvo a punto de impulsarse con el EDM3D llevando a Annie consigo, pero no fue necesario cuando el Titán cayó bruscamente al piso con un profundo corte en la nuca.
— ¡Nos largamos de aquí! —ordenó Levi, aterrizando en el hombro del Titán Hembra—. ¡Ahora!
Victor asintió y disparó sus ganchos hacia la cima de los árboles, agarró a Annie envolviéndola con un brazo y luego se impulsó con un chorro de gas. Levi rápidamente lo siguió justo a tiempo, cuando la horda de Titanes llegó al claro y comenzaron a devorar el cuerpo en descomposición del Titán Hembra, pero hubo algunos que comenzaron a perseguir a ambos soldados.
— ¡Victor! ¡Levi! ¡Salgan de allí! —exclamó Alphonse desde la cima de una de las ramas más altas.
—Maldita sea—gruñó Victor, mirando sobre su hombro a los tres Titanes que lo perseguían—. ¿Por qué vienen hacia nosotros? ¡Hay un cuerpo de 14 metros que pueden devorar por allá! ¿Acaso será porque se sienten atraídos hacia Annie de alguna forma?
—Pensaremos en eso más tarde—sentenció Levi—. Ahora nuestra prioridad es escapar vivos de aquí.
Victor asintió y apretó su gatillo para liberar más gas, pero abrió los ojos con alarma cuando la boquilla de liberación de gas expulsó un último y débil chorro de gas para que luego no saliera nada.
— ¡Maldición! ¡Ahora no! —exclamó él, mirando sus tubos de gas ahora vacíos.
Levi volteó para mirar con conmoción, como el joven soldado se había quedado sin gas y solamente avanzaba por su último impulso.
Victor volteó sobre su hombro para mirar a los Titanes que se acercaba y luego miró al cuerpo inconsciente de Annie que llevaba en su brazo.
Sabía lo que tenía que hacer.
— ¡Capitán! —gritó él, ganando la atención del hombre y arrojando a Annie en el aire con todas sus fuerzas. El cuerpo inconsciente de Annie voló en el aire y fue atrapado por Levi, quien gruñó levemente ante la fuerza con la que fue arrojada—. ¡Sáquela de aquí!
— ¿Qué demonios estás...?
— ¡El objetivo de la misión es capturar al Titán Hembra! ¡¿No es así?! ¡Ya lo hemos hecho! ¡Ahora, váyase!
El impulso de su último gas llegó a su fin y Victor despegó el gancho, aterrizó en el piso e inmediatamente comenzó a correr, poniendo la mayor distancia posible entre él y los Titanes mientras se perdía entre los arbustos y árboles.
Alphonse abrió los ojos con pánico al ver a su hermano pequeño a merced de los Titanes.
— ¡Victor! —llamó él, dispuesto a ir en buscarlo.
— ¡Detente! —interrumpió Levi, aterrizando en la rama donde todos se encontraban mientras él cargaba a Annie. El Capitán rápidamente cubrió el rostro del cambia formas con su capa, pero Mikasa alcanzó a ver mechones de cabello rubio—. ¡Es demasiado peligroso ir a por él! ¡Retirémonos!
Todos abrieron los ojos con sorpresa al escuchar al Capitán, ninguno más que Alphonse.
— ¡¿Estás diciendo que dejemos a mi hermano?! —exclamó él, completamente incrédulo e iracundo.
—Estamos en territorio de Titanes—replicó Levi, manteniendo a raya sus conflictivos sentimientos y pensando con lógica, aunque había un deje de remordimiento en su voz—. La formación ya habrá llegado a los límites del bosque y si no nos damos prisa, quedaremos atrapados aquí. Además, tenemos heridos con nosotros, junto con el espía que vinimos a capturar. Debemos retirarnos. Es una orden.
Alphonse apretó los dientes en señal de conflicto. Sabía que Levi tenía razón. La misión fue exitosa. Habían capturado al cambia formas. Muchos se habrían sacrificado para lograrlo. Y, en el gran esquema de las cosas, Victor sería uno más. Debían retirarse antes de que sea demasiado tarde. Además, tenían heridos con ellos que necesitaban su ayuda para poder movilizarse.
Pero aun así...
Alphonse le dio la espalda a Levi y caminó hacia el borde de la rama.
— ¡Alphonse! —llamó Levi.
El Teniente volteó a mirarlo con una mirada seria en su rostro.
—Sé que dije que tenemos que tomar grandes riesgos, y estar preparados para sacrificarlo todo. Pero... —sus facciones se arrugaron con tristeza mientras apretaba el agarre de sus espadas hasta que estos temblaron—. No quiero sacrificar a mi hermano pequeño... Ya abandoné a la Sra. Hilda... Y no podría vivir conmigo mismo si también abandono a Victor.
Sin dudar, Alphonse giró y saltó de la rama, disparando sus ganchos e impulsándose hacia donde Victor había desaparecido entre los árboles.
— ¡Alphonse! —llamó Isabel, pero fue demasiado tarde.
Él ya se había ido.
Levi apretó los dientes con frustración. La primera vez que Alphonse desobedecía sus órdenes y lo hacía para lanzarse de cabeza hacia los Titanes que tanto le aterraban para salvar a su hermano. Era una locura, pero era algo que se esperaría de su Teniente.
—Capitán... —llamó Mikasa—. ¿En serio vamos a dejarlos?
Ella miró el lugar donde Victor había desaparecido, sintiendo un impulso casi doloroso de ir a buscarlo y salvarlo. Él ya la había salvado en el pasado y ahora quería hacer lo mismo por él. Quería todos volvieran juntos.
—Si Alphonse logra poner a salvo a Victor, enviará una señal de auxilio—razonó Levi—. Si estamos con la formación a las afueras del bosque, podemos verlo y enviar a alguien para ayudarlos. Pero no servirá de nada si la formación nos deja atrás.
Mikasa asintió levemente antes sus palabras, aunque aún no podía calmar la preocupación en su corazón, ni el deseo de ir a buscar a Victor ella misma.
—Informaré a las personas que necesitan saber que hemos capturado al espía cambia formas—anunció Levi—. Ustedes mantendrán esta información en secreto. No se lo dirán a nadie. Por lo que los demás saben, esta expedición fue un fracaso y queremos que permanezca así. ¿Entendido?
—Entendido... —respondieron todos, aún algo aturdidos por lo que acaba de pasar. Levi no podía culparlos.
—Furlan, Isabel, ustedes llevarán a Eld y Gunther—ordenó Levi—. Petra, ¿crees que puedes llevar a Auruo?
—Puedo hacerlo—asintió ella. Incluso si aún se encontraba algo mareada y dudaba que pudiera pelear si la situación lo requería, aún podía llevar a su compañero herido.
—Bien. Yo llevaré al espía. Y tú... —él volteó a mirar a Mikasa, quien aún sostenía a Eren—. Llevarás a Eren.
—Entendido, señor... —respondió Mikasa en voz baja, apretando a Eren, pero su mirada se dirigió hacia donde había desaparecido Victor, esperando que Alphonse apareciera en cualquier momento cargando consigo a su hermano.
—Andando.
Levi cargó a la inconsciente Annie y disparó sus ganchos a uno de los árboles. Antes de apretar el gatillo para liberar el gas, él volteó al lugar donde había ido Alphonse.
Chasqueando los dientes con culpabilidad, él liberó su gas y se dispuso a volver a la formación, dejando atrás a quién fue su Teniente desde hace más de 5 años. Esperando una señal de auxilio de su parte.
A las afueras del bosque de los árboles gigantes, los Exploradores se habían detenido para atender a los heridos y prepararse para volver a los muros. Mikasa se acercó a uno de los carruajes de gran tamaño y miró dentro de él para ver a Eren junto con el Escuadrón Levi. Todos estaban inconscientes, pero quien parecía pasarla peor era Erd, quien se removía incómodo en su lugar con una mueca de dolor en el rostro. De todos ellos, era él quien peor lo había llevado, ya que su pierna derecha fue destrozada. Y aunque había recibido primeros auxilios para evitar perder demasiada sangre y en consecuencia la vida, pasaría un tiempo antes de que pudiera volver a caminar. O si es que alguna vez volvía a hacerlo.
Mikasa volteó para mirar las largas filas de los soldados caídos, todos ellos envueltos alrededor de una manta blanca, las cuales estaban manchadas de sangre. Se preguntó cuántas de las personas que conocía estaban allí, y si es que algún día vería a alguien cercano a ella ser envuelto por la misma manta blanca.
Su mirada luego se dirigió al bosque de los árboles gigantes que se veía en la distancia, esperando ver una señal de auxilio como lo había estado haciendo desde hace más de media hora. Desde que salieron el bosque, ella constantemente miraba por los cielos en busca de una señal que demostraba que Victor y su hermano estaban vivos. Estaba preparada para ir sin perder un solo segundo si llegaba a verlo, pero cuando no veía ninguna señal de auxilio, sentía un peso crecer en su corazón.
En un lugar más apartado, Furlan ayudó a Levi a mover el cuerpo inconsciente de Annie a un carruaje, envolviéndola en una manta blanca para hacerla pasar por un soldado muerto más.
Detrás de ellos, Isabel no apartaba la mirada del bosque, esperando la señal de auxilio de Alphonse, pero esta nunca llegó. Ella bajó la mirada de manera abatida y sintió la mano de Furlan en su hombro en señal de apoyo.
Levi no dijo nada, pero estaba igual de expectante que Isabel mientras miraba el bosque de los árboles gigantes. En sus manos, sostenía los goggles de Victor, esperando a que el joven soldado volviera para devolvérselos, acompañado de su hermano.
Pero ellos no volvieron. Cuando los Exploradores buscaron por los alrededores del bosque de los árboles gigantes, no encontraron señales de los dos hermanos. No podían adentrarse demasiado al interior del bosque debido al gran número de Titanes que el Titán Hembra había atraído y aún rondaban por los alrededores, pero habrían visto alguna señal de auxilio si hubiera sido lanzada. Y como no habían visto ninguno, no tuvieron otra opción de que sentenciar a ambos hermanos como desaparecidos en combate.
Cuando los novatos recibieron la noticia por parte del Capitán Levi, ninguno lo tomó bien. Todos conocían a Victor de alguna manera. Habían pasado tres años juntos y se habían convertido en compañeros y amigos cercanos. Quienes lo tomaron peor fueron Krista y Jean. La joven chica rubia se había derrumbado sobre sus rodillas y comenzó a llorar, sintiéndose destrozada por la pérdida de una persona tan importante para ella. Cada vez que sollozaba, solo parecía una apuñalada más en el corazón de los presentes.
Ymir se había acercado a ella y comenzó a consolarla, acariciando su espalda en un intento de confortarla. Tenía que ser fuerte por ella en estos momentos. Ella tenía que ser la base en la cual Krista podía sostenerse, independientemente de sus propios sentimientos al respecto.
Mikasa le lanzó una mirada casi asesina al Capitán a la vez que apretaba los puños con rabia a penas contenida.
—Si no hubieras decidido dejarlo atrás, esto no habría pasado—le recriminó ella de manera mordaz—. Pudiste haber ido a ayudarlo, pero no lo hiciste. ¡Lo abandonaste!
— ¡Mikasa, detente! —intervino Armin, colocando una mano en su hombro—. Recuerda que su Teniente también se quedó atrás. El Capitán simplemente tomó la decisión que consideró ser la mejor. No podía arriesgarse a perder más de sus hombres, considerando que más de la mitad de ellos estaban heridos y uno necesita atención médica inmediata. Victor sabía que poner a Eren a salvo era más importante que salvarse a sí mismo. Entiendo que estés molesta, pero el Capitán no tiene la culpa.
Esa fue la mentira que le habían dicho a los nuevos cadetes, al menos por ahora. Le habían dicho que Victor salvó a Eren de ser comido por una horda de Titanes que habían sido atraídos en un último grito desesperado del Titán Hembra. En ningún momento les dijeron que Victor se había quedado atrás para que la persona dentro del Titán Hembra fuera capturada. Ninguno de sus amigos sabía la verdad, excepto Mikasa.
Ella no pareció escuchar las palabras de Armin y simplemente frunció el ceño con más fuerza mientras miraba a Levi.
El Capitán se vio imperturbable por su mirada mientras rebuscaba entre los bolsillos de su capa.
—Incluso si era solo un novato, Victor tenía las cosas muy claras—dijo Levi lentamente—. Él sabía lo que estaba en riesgo, pero eso no lo detuvo. No dudó en lo que debía hacer. No tuvo miedo de pelear en lo que creyó fue lo correcto... Incluso si eso lo destrozaba por dentro. Nuestro deber como aquellos que volvieron con vida es recordar a aquellos que no pudieron hacerlo. Y mantener viva su memoria.
Él les mostró los goggles de Victor. Había una parte que estaba mancha de sangre y uno de los lentes estaban agrietados, pero sin duda alguna todos reconocieron el objeto y lo miraron con tristeza. Fue Mikasa quien dio un paso adelante de manera tentativa y lo recogió con suavidad. Las lágrimas comenzaron a acumularse en las comisuras de sus ojos mientras su agarre temblaba ligeramente.
Levi no dijo nada más y se dispuso a ir a observar su escuadrón, dejando a los cadetes llorar por la pérdida de su compañero y amigo. Él volteó para mirar al bosque de los árboles gigantes. Incluso si su rostro permaneció impasible, sus ojos denotaban lo afligido que se sentía. No importaba cuanto tiempo pasara, él nunca se acostumbraría al hecho de perder a sus compañeros. Y, en esta ocasión, había perdido a un miembro de su escuadrón, un hombre que había estado con él desde el día que se unió a los Exploradores.
El día de hoy no solo había perdido a su Teniente, sino también a su amigo.
¨Cuento contigo para el resto, Levi...¨ recordó las palabras de su Capitana. La mujer que creyó y confió en él ¨Sé que serás un gran Capitán¨
Ahogando la culpa que sentía, fue a comprobar el estado de los miembros de su escuadrón que aún estaban vivos con una mirada sombría en su rostro.
—Mikasa... —llamó Krista, habiéndose recompuesto lo suficiente para hablar, pero en sus ojos aún se veían lágrimas—. Yo... Yo sé que es egoísta de mi parte decir esto, pero... —ella apuntó a los goggles que ella sostenía—. Puedo... ¿Puedo quedármelo?
Mikasa arrugó el rostro en señal de conflicto, viéndose reacia. Ella quería mantener los goggles consigo. Era el último recuerdo que tenía de él y no quería soltarlo. Pero ella reconocía que Victor era más importante para Krista. El vínculo que tenían Krista y Victor era mucho más fuerte que el que ella tenía con él.
A regañadientes, ella le entregó el objeto a Krista, quien lo acunó en su pecho con tristeza mientras nuevas lágrimas caían de sus ojos. En ningún momento Ymir se apartó de ella, manteniendo la compostura mientras colocaba una mano en su hombro.
Jean no dijo nada, simplemente apretó los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Se apartó del grupo y fue a sentarse a un lado de los carruajes, colocando sus manos sobre sus oídos mientras apretaba los dientes y fruncía el ceño.
Otra vez. Otra vez había perdido a uno de sus mejores amigos. Primero a Marco y ahora Victor.
No pudo evitar que las lágrimas se acumularan en las comisuras de sus ojos al recordar el tiempo que pasó junto a ellos.
Sasha y Connie no lo llevaban mejor. Mientras ambos preparaban los caballos para el viaje de regreso, Connie volteó a mirar sobre su hombro y se percató de que los hombros de Sasha temblaban erráticamente y él pudo escuchar sollozos ahogados provenientes de ella.
Él bajó la mirada con tristeza. Desde que salió de los muros, él habría querido volver a casa, y se alegró de que finalmente pudiera hacerlo al recibir la orden de retirada. Pero esa alegría rápidamente se esfumó y fue reemplazada por la culpa. ¿Cómo podía sentirse feliz de volver vivo cuando su amigo había desaparecido y posiblemente había muerto? Él frunció el ceño al pensar en eso, mientras el agarre que tenía sobre las correas del caballo temblaba.
El ambiente entre los Exploradores era sombrío. Todos se habían enterado de la desaparición del Teniente Alphonse, quien era uno de los soldados más veteranos entre los Exploradores, así que todos lo conocían de alguna forma. Su desaparición fue un golpe bajo para todos ellos, especialmente para el Escuadrón Levi, quienes habían perdido a su Teniente.
Pero incluso con las pérdidas que habían sufrido, los Exploradores aún se mantuvieron alerta por si aparecía algún Titán. Estaban en territorio enemigo, y no debían bajar la guardia en ningún segundo.
—Comandante, ya casi hemos terminado—informó uno de los Exploradores—. Hay cinco cadáveres que no pudimos recuperar.
— ¿Ni siquiera una parte de ellos? —preguntó Erwin, observando el informe de bajas que los Exploradores le habían presentado.
—Debido a los Titanes, no hemos podido acercarnos más. En todo caso, creo que esto es mejor para las familias afectadas…
Erwin miró el informe. Sus ojos se detuvieron brevemente en los nombres de Alphonse y Victor. Por unos segundos, su expresión se vio ligeramente abatida.
—Regístrelos como desaparecidos—dijo finalmente.
—Entendido—asintió el soldado—. Hemos avistado a varios Titanes en las proximidades del bosque. Pero, por ahora, ninguno se dirige hacia aquí. Por alguna extraña razón, se niegan a abandonar el bosque, incluso con una gran cantidad de nosotros aquí.
Erwin reflexionó sobre eso por unos segundos. Si los Titanes se negaban a abandonar el bosque, entonces este era su mejor momento para retirarse.
—Informen a todos los escuadrones de que nos vamos—él ordenó.
—Sí, señor.
Subiendo a su caballo y estando listo para volver, Levi miró a los miembros inconscientes de su escuadrón. Estaban siendo vigilados por Petra, quien tenía una venda envuelta alrededor de su cabeza y se veía realmente cansada. Había sido afortunada, ya que sus heridas se curarían con un par de días de descanso. Pero no podía decir lo mismo de Erd, el Titán Hembra había sido bastante brutal a la hora de incapacitarlo al destrozarle la pierna. Y aunque su vida ya no corría riesgo, no podía decirse con certeza si volvería a ser un soldado.
Incluso con todo eso, su escuadrón había podido sobrevivir. O al menos, casi todos ellos. Cuando Levi pensó en Alphonse, sus pensamientos se desviaron hacia su hermano, Victor. De igual manera, también pensó en el padre de ambos, Edward. Él no estaba ansioso por darle la noticia al hombre de que sus dos hijos, la única familia que le quedaba, habían desaparecido en combate. Eso, considerando que su esposa había muerto hace 4 años.
Si Levi era sincero consigo mismo, Edward lo podía nervioso. Transmitía un sentimiento demasiado peligroso que era imposible para él no estar alerta en su presencia, incluso si el hombre estaba lisiado. Pero ahora, inevitablemente, tendría que ser el portador de malas noticias. Otra vez.
Definitivamente, él no estaba ansioso por esa charla.
Eren se despertó de manera abrupta de su sueño con un jadeo de terror. Pudo reconocer el cielo del atardecer sobre su cabeza, junto con el inconfundible ruido de un carruaje avanzar. Cuando su visión se enfocó, pudo reconocer a Mikasa sentada a su lado.
—Eren—llamó él, con preocupación—. No te levantes aún. Debes de descansar.
—El Titán Hembra... —recordó él—. ¿Qué pasó con ella?
Mikasa arrugó el ceño antes de responder.
—Ella... fue capturada con éxito...
Eren se alegró visiblemente y sonrió.
—Eso... ¡Eso es bueno! —él miró por los alrededores, buscando a sus compañeros de escuadrón—. ¿Y los demás? ¿Dónde están?
Mikasa frunció los labios y apartó la mirada, como si no quisiera decirlo.
La expresión de Eren decayó al verla.
—Mikasa... ¿Qué fue lo que pasó? —presionó él.
Encontrando la resolución para decir la verdad, Mikasa lo miró directo a los ojos.
—Capturamos al Titán Hembra, pero... Victor no lo logró. Su gas se acabó en el momento que él sacó a la persona dentro del Titán. El Teniente Alphonse fue a ayudarlo cuando una horda de Titanes lo perseguía, pero... no hemos sabido nada de ellos desde entonces.
Los ojos de Eren se agrandaron con conmoción ante la noticia. Sus labios comenzaron a temblar hasta que finalmente logró decir:
—No... no puede ser—él farfulló—. Victor es fuerte. ¡Es el más fuerte de nosotros! ¡Y el Teniente Alphonse encontraría una salida para cualquier situación! Ellos no pueden...
Eren buscó desesperadamente con la mirada a los dos hermanos, esperando recibir un comentario sarcástico de Alphonse o una broma de mal gusto de Victor, pero no los encontró. Donde mirara, solo encontraba las expresiones sombrías y abatidas de los Exploradores.
—Hemos estado esperando por más de una hora una señal de ayuda por parte de ellos—prosiguió Mikasa, con un tono derrotado—. Pero no hemos visto ninguna señal de humo... El Comandante los ha registrado como desaparecidos en combate.
Eren soltó un jadeo de dolor al escucharla y bajó la mirada, viéndose destrozado. Victor había sido su compañero por tres años. Habían pasado tanto tiempo juntos, derramando sudor, y sangre, en casos extremos, durante los entrenamientos. Habían tenido sus diferencias, sí, pero los habían superado. Él le había hecho darse cuenta de muchas cosas que antes ignoraba o daba por sentado, como el hecho de que aún tenía a Mikasa como su familia, o que simplemente buscaba una venganza vacía contra los Titanes al unirse a los Exploradores. Victor lo había ayudado de maneras en las que él jamás podría devolver el favor, enseñándole a pelear, ayudándolo a crecer mentalmente, creyendo en él cuando descubrieron sus poderes de Titán y defendiéndolo de los demás que dudaban de él.
Victor era alguien que Eren admiraba. Alguien al cual aspiraba ser algún día.
De igual manera, Alphonse había sido alguien que siempre lo apoyó. Alguien que creyó en él y lo incentivó a controlar sus poderes de Titán. Nunca dudando de él, sino viéndolo como un camarada. Alguien en quien confiar.
Y ahora, ambos probablemente estaban muertos.
Sintió un nudo en la garganta y un dolor punzante en el pecho al pensar en eso. Las lágrimas comenzaron a arder en sus ojos y no hizo ningún intento por ocultarlas mientras apretaba los puños, hasta el punto de que las palmas de sus manos comenzaron a sangrar.
Incluso si la misión de capturar al Titán Hembra había sido un éxito, él creía que el precio de la victoria fue demasiado alto.
Mikasa lo miró son pesar, comprendiendo el dolor que Eren estaban sintiendo en estos momentos. Ella no dijo nada, simplemente puso su mano sobre la de él en un intento de consolarlo mientras él sollozaba en silencio y no apartaba su mano del pequeño consuelo que ella le ofrecía.
La ciudad abandonada a las afueras de Wall Rose, ubicadas en el distrito Karanes, se podía ver en el horizonte. Incluso antes de llegar al muro, los Exploradores ya podían escuchar el resonar de las campanas que anunciaban su llegada.
La gran puerta de entrada se abrió para permitirles la entrada. Los Exploradores, liderados por el Comandante Erwin al frente, junto con Hange y Mike, avanzaron por la carretera principal. A los lados del camino, las personas se habían reunido para verlos. La gente se apiñaba en los espacios reducidos o miraban por las ventanas de sus casas al grupo de Exploradores heridos, maltratados y manchados de sangre que ni siquiera sabían si era de ellos mismos o de sus compañeros.
Las expresiones de los ciudadanos que los miraban pasar era una mezcla de lástima, pena, y desagrado.
—Sus números han disminuido un poco en comparación a cuando salieron en la mañana—se percató uno de los ciudadanos.
—Sí, hay muchos menos—coincidió otro—. Parece ser que esta vez también ha sido un desastre.
—Y eso que esta mañana estaban actuando muy duros y han vuelto el mismo día como perros apaleados—dijo otro, con un tono condescendiente—. ¿Qué se supone que han hecho?
—Quién sabe—respondió otro—. Pero solo hace falta mirar la cara de estos tipos para saber que han malgastado del dinero de nuestros impuestos. Perdemos más recursos manteniendo a estos tipos que sustentando a familias enteras con ellos.
—Sí, ganaríamos más dedicando ese dinero en cultivar la tierra aquí dentro de los muros que desperdiciarlo con estos inútiles.
Eren sintió su sangre hervir al escuchar a aquellas personas. Para él, estaban insultando a los buenos hombres y mujeres que habían muerto del día de hoy para la expedición fuera un éxito. Insultando a aquellas personas que luchaban por algo mejor.
Sus pensamientos fueron a Victor, quién se unió a los Exploradores para retomar Wall Maria y así darle a la humanidad un poco de esperanza. Ese fue su sueño, su objetivo, su ambición. Y ahora, él estaba muerto, y aquellas personas insultaban el sacrificio que él había hecho para que la humanidad diera un importante paso adelante. Insultaban a Alphonse, y todas las contribuciones que él había hecho por el bien de la humanidad.
Él apretó los puños con fuerza y rabia a penas contenida. Se levantó, ignorando sus músculos doloridos y su falta de energía para mirar a la multitud y gritarles, pero quedó congelado en su lugar cuando pudo ver a dos niños pequeños, un niño y una niña, cuyos ojos brillaban con admiración y emoción al verlos.
— ¡Qué geniales son! —exclamó el niño—. ¡Los del Cuerpo de Exploración son geniales! ¡A pesar de verse destrozados, ellos siguen peleando!
Eren perdió toda su rabia al escucharlos, si no reemplazado por vergüenza y culpa. Hubo un tiempo donde él había visto a los Exploradores de la misma manera que aquel niño. Con aquellos ojos inocentes e ingenuos. Y ahora, estaba del lado opuesto y sabía las cosas no eran como él las veía anteriormente.
Todos los demás miembros de la Tropa 104° caminaban con la cabeza gacha, con distintas expresiones de decepción, frustración y amargura.
Krista sostenía con ambas manos los goggles de Victor, acunándolo contra su pecho como un objeto frágil y preciado. Sus ojos estaban rojos e hinchados. Ya no tenía lágrimas para derramar, pero el dolor punzante en su corazón no había hecho más que crecer.
A su lado, Ymir avanzaba con una expresión neutral en su rostro con la mano colocada en el hombro de Krista, dándole a entender que ella aún estaba allí. Pero para Krista, el sentir su mano en su hombro, pero no sentir la mano de Victor en su otro hombro era solo un duro recordatorio de que él no estaba con ellos.
Jean avanzaba con la cabeza gacha y los ojos ensombrecidos, lo único que sus ojos captaban era la tierra delante de sus pies. Aunque parecía que su cuerpo avanza de manera automática mientras su mente se encontraba en un lugar lejano.
— ¡Comandante Erwin, queremos respuestas! —exigió uno de los ciudadanos—. ¡¿Han obtenido resultados que compensen tantas muertes?!
— ¡¿Acaso no siente nada tras haber perdido a tantos soldados?! —recriminó otro.
El Comandante Erwin permaneció impasible ante los gritos y los reclamos de los ciudadanos. Su expresión permaneció dura y sombría mientras recibía las duras críticas de las personas. No le afectaban tanto como en el pasado, porque sabía que su misión había tenido éxito. Después de cinco años, finalmente había obtenido una victoria, pero el precio a pagar fue demasiado alto. Y ese precio permanecería en su memoria.
Cuando sus ojos azules se encontraron en la distancia con un par de ojos plateados que los miraron con dureza y frialdad, sabría que tendría que hacer frente a las consecuencias de su plan y pagar por el precio de su amarga victoria.
— ¡Petra! —llamó una persona entre la multitud, quien se abrió paso para acercarse al carro donde la mujer soldado estaba apoyada.
Ella alzó la mirada y sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta de que era su padre.
—Papá... —musitó ella extendiendo su brazo, mientras el hombre lo tomó suavemente y comenzó a caminar a un lado del carruaje.
—Mi dulce niña, me alegro tanto de que estés bien—dijo el hombre con los ojos llorosos.
—Yo... no estoy tan bien—admitió ella, apartando la mirada con vergüenza.
—Volviste con vida, y eso es más que suficiente para mí.
—Oh, papá...
Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos mientras apretaba la mano de su padre, sintiéndose inmensamente aliviada de poder volver. No podía decir lo mismo de Alphonse o su hermano, donde ellos tenían a un padre esperando por su regreso.
—Está bien, querida. Está bien—consoló su padre, limpiando las lágrimas que habían caído por los ojos de su hija—. Ya estás en casa.
En el carruaje de atrás, entre los cadáveres envueltos con mantas de los Exploradores, Annie escuchó la conversación de padre e hija y sintió una punzada de dolor y anhelo.
Había fallado.
Había fallado en su misión.
No pudo convertirse en un soldado y se quedó corta como guerrera.
Nuevamente, había manchado sus manos con sangre de inocentes. Y todo fue en vano.
Pero, por sobre todo, había fallado en la promesa que le había hecho a su padre, un hombre que estaría esperando a su hija, que tal vez nunca volvería a casa.
¨Annie... Me equivoqué. Es demasiado tarde para pedirte perdón¨ esas fueron sus palabras, llenas de tristeza y arrepentimiento ¨Pero... Solo... Solo te pediré una cosa. Haz del mundo entero tu enemigo si es necesario. Incluso si eres odiada por todos, ¡tu padre siempre estará de tu lado! Así que, por favor, prométeme... Prométeme que regresarás¨
¨Lo siento, papá...¨ pensó ella, mientras las lágrimas picaban en sus ojos.
El recuerdo de la espalda de Victor destelló en su mente. La manera en la cual él volteaba al percatarse de ella y sonreírle de una forma en la cual calentaba su corazón.
¨Realmente eres una persona maravillosa¨ esas fueron sus palabras, llenas de amor y aprecio ¨En ese sentido, tú y yo no somos tan diferentes. Simplemente, queremos lo mejor para nuestros seres queridos¨
Recordó la manera en la que él la miró cuando descubrió su identidad y de la manera depredadora, pero a la vez dolida, en la que la miró cuando la arrancó a la fuerza de su Titán con el objetivo de detenerla.
¨Lo siento¨ fue lo que él dijo.
¿Qué es lo que él le diría ahora?
¿Le reclamaría?
¿Le gritaría?
¿La odiaría?
¿Qué es lo que diría ahora que descubrió quién era ella realmente?
¿Sería capaz de mirarla a los ojos ahora que descubrió qué era ella realmente?
Un monstruo con las manos manchadas con sangre de inocentes...
Solo una cosa era segura, y es que ella tenía miedo de volver a ver a Victor.
Cerró los ojos mientras lentamente se dormía, anhelando despertar de esta pesadilla y que todo volviera a ser como antes.
Annie se despertó de manera brusca cuando le arrojaron un balde de agua fría a su cuerpo.
—Es hora de despertar, perra durmiente—dijo la voz de la persona que la había arrojado el balde de agua.
Annie entrecerró los ojos detrás de su cabello mojado que se adhería su rostro, adaptándose a la habitación fría y poco iluminada para reconocer al Capitán Levi, quien la miraba de una manera tan dura que causó que un escalofrío recorriera por su columna, o tal vez fue por su ropa mojada que se adhería a su cuerpo. Solo vestía sus pantalones y su sudadera, al menos no le había dejado desnuda como a un animal.
Inmediatamente, intentó moverse, pero resultó inútil cuando sus brazos y piernas a penas se movieron. Ella estaba encadenada a la pared. Movió su pulgar hacia su dedo índice intentando sentir su anillo, pero se percató que sus manos aún no se habían regenerado del todo desde que sus brazos fueron cortados por Victor cuando la sacó de su Titán.
Reconociendo que estaba a la merced de los Exploradores, Annie miró en el lugar donde estaba. Era una celda, y a juzgar por la falta de ventanas y la escasa iluminación proporcionada por lámparas de aceite, era en un lugar bajo tierra.
Había cuatro personas presentes, ella los reconoció debido a que eran los soldados más destacables dentro del Cuerpo de Exploración.
El Comandante Erwin Smith, el Capitán Levi y los Líderes de Escuadrón Hange Zoë y Mike Zacharius.
—Entonces, Señorita Leonhart—dijo Erwin, quien estaba sentado delante de ella en una silla, con los dedos cruzados delante de su rostro y los codos apoyados sobre sus rodillas mientras la miraba con intensidad, autoridad, pero a la vez con curiosidad—. ¿Estás dispuesta a cooperar con nosotros al darnos las respuestas que queremos?
Annie miró fijamente al Comandante manteniendo una expresión neutral y fría, aunque interiormente su corazón comenzaba a bombear con creciente ansiedad y pánico.
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¡Y eso es todo por ahora, mis queridos lectores!
Con este capítulo, finalmente terminamos la Expedición 57°, junto con el arco del Titán Hembra.
Ha sido un largo trayecto hasta aquí y muchos tenían una gran curiosidad por saber cómo se desarrollaría este arco, considerando el emparejamiento de VictorxAnnie.
Es en este punto donde pueden ver la principal divergencia del cannon, con Annie no encerrándose en el cristal, ni tampoco rindiéndose ante los Exploradores debido a su relación con Victor, sino siendo capturada a la fuerza por la persona que ama.
Ahora, momento de las explicaciones.
1-Annie vs Eren y el Escuadrón Levi:
Quise darte crédito tanto al Escuadrón Levi y Eren dándole una dura pelea a Annie e incluso poniéndola contra las cuerdas en más de una ocasión. Pero incluso con todo eso, creo que Annie demostraría porque es tan letal en su forma Titán. Creo que le di bastante crédito a ambos y estoy satisfecho con el resultado, aunque no se alejó mucho del cannon.
2- La interacción entre Levi y Victor:
A pesar de lo duro, frío y apático que aparenta ser Levi, él es alguien que realmente se preocupa por sus compañeros y subordinados. Sin mencionar que también es un muy buen juez de carácter. Lo demostró cuando vio a Eren por primera vez y supo que tipo de persona es él, alguien que no se detendrá ante nada. Así que cuando se reencontró con Victor, con él confesando la identidad del Titán Hembra y diciendo que haría lo que sea para detenerla, Levi supo que él hablaba en serio y por eso decidió dejar que Victor intentara hablar con Annie.
Lo que lleva al siguiente punto.
3- El reencuentro de Victor con Annie:
No sé qué tipo de reencuentro esperaban, ¿Uno donde Annie escapaba y se reencontraba con Victor en la batalla de Sthohess donde él la convencía de unirse a los Exploradores? ¿Tal vez uno donde Annie escapaba de los muros y volvía a aparecer más adelante en la historia? ¿O tal vez uno que seguía el canon y Annie se cristalizaba para no ser atrapada y así Victor pudiera tener la oportunidad de estar con Mikasa (como muchos quieren que suceda)? Las posibilidades fueron muchas, las repasé muchas veces en mi mente, pero creo firmemente que este fue el mejor desenlace para la Expedición 57°.
A lo largo de la historia, he expresado que Victor y Annie pueden llegar a entenderse fácilmente. A pesar de no conocer quién es ella realmente, Victor pudo reconocer que Annie no se detendría en su intento de capturar a Eren. Y a pesar de los sentimientos que abrumaban a ambos, ellos aún siguieron adelante con lo que decidieron, especialmente Victor. Él la detendría, pero no la mataría porque quería respuestas y porque la ama.
En cuanto al futuro de su relación, eso aún está por verse.
4- El hecho de que Levi decidió dejar atrás a Victor y Alphonse:
Levi, siendo un Capitán veterano en los Exploradores, se vio forzado a tomar una decisión en las circunstancias en la que estaba.
Como dijo Armin; en retrospectiva, es sencillo decir lo que uno debió de hacer. Pero en el momento de tomar la decisión, Levi consideró la situación en la que estaba. Tenía a casi todo su escuadrón herido y a la espía capturada, sin mencionar que tenían que retirarse porque creyó que la formación lo dejarían atrás. Tuvo que tomar la decisión de salvar a su escuadrón y llevar al espía capturado, dejando atrás a dos soldados. Además, él también creía que Alphonse salvaría a Victor y luego daría una señal de auxilio para que después puedan ir a ayudarlo.
En el gran esquema de las cosas, es un sacrificio pequeño, considerando todo lo que Annie podría ofrecer de información. Esa es mi lógica al escribir esa escena. ¿Qué piensan ustedes? Sé que no esperaban que Victor y Alphonse se quedaran atrás y sean declarados como desaparecidos en acción. Además, no he leído un fic donde Annie es capturada durante la Expedición 57°, supongo que quise hacer algo diferente y desviarme definitivamente del cannon.
Esos son los puntos discutibles de este capítulo. ¿Qué les pareció? Déjenme un comentario sobre su opinión.
El próximo capítulo tal vez será el final de la temporada 1.
¿Qué creen que pasará?
¿Cómo reaccionará Annie ante el hecho de que fue capturada por Victor? Y posteriormente, ¿Cómo se sentirá al saber que él desapareció en combate?
¿Crees que Annie colaborará con los Exploradores?
¿Cómo reaccionará el padre de Victor, Edward, al saber que sus dos hijos fueron registrados como desaparecidos en combate?
¿Qué pasó con Victor y Alphonse?
Son preguntas a las que me gustaría saber su opinión y teoría, ya que siempre es genial leerlos y responderlos individualmente si tienen una teoría o desarrollo interesante de la historia.
En fin, supongo que eso es todo por ahora. ¡Manténganse alerta para el final de la 1.ª temporada!
Y sin nada más que decir… ¡Hasta la próxima, guapos y guapas!
