Perdonad por haber estado tanto tiempo inactivo. Los exámenes de la universidad no me dejaban mucho tiempo para escribir y estaba muy cansado. Ahora que me he lesionado y tengo que esperar unos días en cama he aprovechado para escribir este pequeño fic sobre mi pareja favorita de OUAT y ponerme al día con unas ideas que tenía.
Emma Swan suspiró por enésima vez en el día. Emma no era capaz de enfrentarse a un caso tan simple como el de un pequeño robo ocurrido en Granny´s. Nada de mucho valor, por lo que no era muy urgente, pero Emma sabía que lo podía resolver en unos segundos, pero de alguna forma, su cerebro era incapaz de pensar. Los papeles esparcidos por la mesa de la oficina del sheriff se iban acumulando con el paso de los días y eso le ponía cada vez más nerviosa. Se levantó de la silla con tanta fuerza que casi la tiró y empezó a caminar como si fuera un animal enjaulado por toda la habitación. Llevaba varios días así y, por mucho que no lo quisiera aceptar, sabía perfectamente el motivo. Regina Mills.
La reina malvada no le había caído bien al principio, a pesar de haber visto el cariño y la preocupación que tenía por su hijo, pero poco a poco se había ido haciendo un hueco en su corazón, llegando a sentir emociones más fuertes que las que tenía por Hook. Sus entrenamientos con ella en la magia, la evolución que había tenido Regina como persona y sus intentos de redimirse le habían hecho ver que no era tan malvada como la pintaban en los cuentos.
Suspiró otra vez y se dirigió al cuarto de baño. Abrió el grifo y, en un intento por despejarse la cabeza, se echó agua por la cara. Al levantar la mirada y ver su reflejo en el espejo con pequeñas gotas cayéndole por sus facciones, decidió que no podía seguir así por mucho tiempo. Tenía que ser sincera con lo que sentía y solo había una forma de hacerlo. Tenía que dejar de huir de sus sentimientos.
En un impulso, Emma cogió su chaqueta favorita, que había dejado colgada en el respaldo de la silla, y salió corriendo sin preocuparse de cerrar la puerta de la oficina del Sheriff. Tampoco era algo que le preocupaba en ese instante. Sabía que la gente de Storybrook eran personas decentes, exceptuando casos aislados, y ella ahora mismo tenía otros problemas que tenía que solucionar.
Aparcó su coche amarillo delante de la oficina de la alcaldesa después de haber conducido por las calles de Storybrook saltándose las normas de seguridad al volante y dejando a un enfadado Leroy quejándose sobre ello cuando casi le dio con el espejo retrovisor al tomar una curva con demasiada velocidad. Hizo una nota mental de compensarle invitándole a tomar una tarta en Granny´s.
Después de entrar por las puertas presidenciales y subir de dos en dos los peldaños de las escaleras, Emma se encontraba delante de la ostentosa puerta que la separaba de Regina. La adrenalina había desaparecido de su cuerpo y se sentía como si estuviera tomando la decisión incorrecta y ahora dudaba de si debería volver a sus tareas como sheriff o confesarle sus sentimientos a Regina Mills y esperar que fueran correspondidos.
Se detuvo a pensar. Regina buscaba a Robin. Había logrado encontrar su final feliz después de sufrir durante tanto tiempo y ella le había prometido ayudarle a recuperarlo. No se merecía que ella ahora volviera su mundo patas arriba por un estúpido sentimiento que sentía. Emma se giró para volver por donde había venido, pero una voz a sus espaldas hizo que se detuviera en seco.
-Vaya, vaya, Swan. Espero que no seas igual de ruidosa en tu trabajo como Sheriff o tendré que buscar a alguien que ocupe tu puesto.
El tono sarcástico en la boca de Regina hizo que Emma esbozara una pequeña sonrisa. Era algo de su carácter de su antigua personalidad de villano que disfrutaba. Se giró sobre sus talones y su aliento se quedó atrapado en su garganta cuando vio a Regina apoyada sobre el marco de la puerta. Incluso sin sus vestidos reales, Regina sabía imponerse allá donde fuera y sus movimientos gráciles pulidos después de años de entrenamiento escondían un pequeño atisbo de peligrosidad. Cuando Emma la vio por primera vez pensó en ella como en un animal exótico, digno de admirar pero capaz de hacerte daño si se sentía amenazado. Desde luego que Regina tenía garras y colmillos y sabía utilizarlos cuando lo necesitaba, ella misma lo había visto y comprobado.
-¿Querías algo o simplemente subías las escaleras como un elefante solo para distraerme?- Regina levantó una ceja, dejando claro con ese gesto que no estaba para perder el tiempo.
Emma vaciló, todavía con los pies en diferentes escalones. Sopesó las posibilidades que tenía de que aquello saliera bien y pensó que lo más sensato era irse, pero un fuerza superior a ella la impulsó hacia el despacho de la alcaldesa. Si algo le habían enseñado sus padres era a no rendirse, por mucho que las probabilidades estuvieran en tu contra.
Con paso decidido subió las escaleras hasta estar a la misma altura que Regina. Ver la mirada seria que traía la rubia, hizo que la sonrisa socarrona que la reina esgrimía desapareciese de su boca y le diera la espalda, guiándola hacia el interior de su despacho. Si era algo tan importante como para hacer que Emma se preocupara, prefería tratarlo en un sitio donde nadie las molestara y no en mitad de las escaleras.
Cuando la reina empezó a caminar, Emma entendió lo que quería y la siguió como si estuviera hechizada por el movimiento de sus caderas. No iba a negar que más de una vez había recorrido los muslos de Regina con los ojos y con un apetito sexual propio de un animal en época de celo.
Regina le hizo un gesto con la cabeza, invitándola a sentarse enfrente a ella y sacándola de su embrujo. Verla desde tan cerca le hacía ver que los días le estaban pasando factura. Por mucho que lo intentara tapar con maquillaje, Emma podía ver las ojeras que se le formaban debajo de los ojos por dormir mal por las noches y el pintalabios que a Emma tanto le gustaba estaba mal colocando, resaltando la pequeña cicatriz que Regina tenía en el labio y por la que tantas veces se había preguntado Emma por su historia.
-¿Y bien, Swan? ¿Qué querías?- le preguntó. El tono sarcástico de Regina había sido cambiado por uno más preocupado y casi maternal que recorrió la espalda de Emma como un escalofrío.
Emma tragó saliva y se removió inquieta en la silla. Estaba allí y no podía echarse atrás ahora. Tenía que decírselo.
-¿Te acuerdas cuando te dije que te iba a ayudar a encontrar tu final feliz?- Emma le preguntó. Regina asintió con la cabeza y en sus ojos brilló un destello de esperanza- Quizá no era el final feliz que te esperabas, pero quiero serlo yo.
Cuando Emma dijo eso, se quedó esperando a que Regina dijera algo, ya fuera bueno o malo, pero no se esperaba que se quedara impasible y no fuera capaz de leerle la expresión. Emma entonces comprendió que se había equivocado y que había sido demasiado el decírselo, pero por lo menos había obtenido su respuesta, ahora podía continuar con su vida y pasar página.
-Lo siento, Regina. Quizá no debería haberlo dicho-Emma se disculpó mientras se levantaba de la silla y evitaba que las lágrimas se escaparan de sus ojos por mucho que le picaran. Sabía que iba a estar bien.
-Espera- Regina le dijo a sus espaldas. Emma se giró y vio a la reina malvada levantándose de la silla y dirigiéndose hacia ella. Cuando estuvo a su altura, volvió a hablar- Desde que mi madre acabó con la vida de Daniel he pensado que el amor verdadero no existía y me encerré en mí misma, incluso cuando Campanilla me ayudó a encontrarlo. Ahora que me he vuelto a encontrar con él me he dado cuenta de que tenía razón- esas palabras entristecieron más a Emma, pero se esforzó por no mostrarlo- En ese momento lo fue, pero ya no. He estado tan preocupada buscando al hombre del tatuaje del león que no me había dado cuenta de que el amor verdadero puede cambiar con el tiempo y tomar diferentes formas, como pasó con Daniel…y como ha pasado con Robin.
Esas palabras tomaron por sorpresa a Emma. ¿Estaba diciendo que sus sentimientos eran correspondidos o…? No le dio tiempo a acabar esa frase en su cabeza. Cuando se quiso dar cuenta, tenía los labios de Regina sobre los suyos, moviéndose al compás y disfrutando del momento.
-Resulta irónico que la persona que me quitó a mi primer amor verdadero haya sido la que me haya dado a la que espero que sea mi amor verdadero por el resto de mi vida- rio Regina, haciendo alusión a Blancanieves y sacándole una sonrisa a Emma. Su gesto cambió a uno más serio- pero esto no significa que debamos dejar de buscar a Robin. Necesito asegurarme de que está bien. Él y Roland me siguen preocupando.
Emma asintió y volvió a unir sus labios con los de Regina en un corto pero dulce beso.
Hace poco me he acabado la temporada 4 y necesitaba plasmar la tensión sexual que tienen Emma y Regina desde el principio. Espero que os haya gustado. Los comentarios son agradecidos y si queréis que desarrolle alguna idea, ya sea de esta pareja o de otra, podéis escribirme por mensaje privado.
