Fate/Cuck Order
Capitulo I: Mash Kyrielight I
"Solo tenía unos problemas en su batería, Teach-san." Le reveló el pelirrojo mientras le entregaba una pequeña consola negra decorada con estampitas a quien estaba enfrente de él. Un hombre inmenso, barbado y con una expresión sumamente feroz... Que contrastaba terriblemente con la camiseta blanca que tenía estampada una imagen de One Piece, que llevaba puesta. "Debería de poder usarla ahora sin ningún inconveniente."
"Jojojo. ¿Entonces mi fiel Vita-chan está de regreso?" Rió animadamente el malgache antes de tomarla de las manos de Shirou. "¡Excelente! Te lo pagaré generosamente algún dia, Emiya-shounen." Y aquel agradecimiento vino acompañado de una serie de palmadas en la cabeza que hicieron que Shirou reprimiera las ganas de soltar un par de quejidos.
Acto seguido, el hombre se dio la media vuelta y trotó hasta perderse en la inmensidad del pasillo, dejando al técnico sobándose su cabeza mientras suspiraba.
"Si algún dia me hubieran dicho que le arreglaría su portátil al pirata Barbanegra, quien al parecer es un otaku..." Shirou sacudió su rostro antes de reír nerviosamente mientras comenzaba a caminar. "Chaldea nunca deja de sorprenderme."
El pasillo en su mayoría estaba desierto, pero apenas dobló la esquina no tardó en toparse con otros Servants a punto de deambular a este.
"Ah, disculpe." Murmuró, haciéndose a un lado con el fin de dejar pasar a un hombre de aspecto gélido, envuelto en una armadura negra y cuyo rasgo más característico eran unas extrañas gafas de aspecto anacrónico sobre su rostro.
El hombre hizo un gesto con su mano, dando a entender que no había problema alguno y continuó su camino tras sonreír flemáticamente. Shirou le dedicó una mirada por encima de su hombro, misma que aterrizó en la espada que llevaba colgando en su espalda.
Gram.
El Amanecer de la Ruina. La espada demoníaca fue a parar al interior de Unlimited Blade Works apenas captó su nombre.
"Ah, ese era Sigurd, entonces." Murmuró Shirou. "Pensé que solo estaba Siegfried aquí."
Había sido un accidente bastante bizarro en un intento de Tohsaka de reproducir una especie de fenómeno ligado a lo que ella llamaba la Segunda Magia Verdadera de acuerdo a lo que había estado aprendiendo de su misterioso tutor en la Torre del Reloj. De la nada, había estado acomodando unas cosas en el taller que ambos compartían, solo para terminar por quedar inconsciente y despertar tendido en una camilla, siendo atendido por...
"Ah, Sion." La alquimista de cabello púrpura se dio la vuelta tras escuchar su nombre y sonrió, dejando a un lado la tableta que había estado mirando. "¿Me necesitabas para algo?"
"No realmente, pero el director parece tener una orden para ti." Comento Sion, señalando hacia donde seguramente se encontraba el hombre. "Tiene que ver con Fujimaru-kun al parecer."
"Oh, entiendo." Asintió Shirou, dándose una idea ya de en que iba a consistir el encargo. "Bueno, mejor me apresuro. Ambos sabemos que el director no tiene tanta paciencia que digamos."
"Creo que eso no aplica para ti, Emiya." Añadió de manera burlona la alquimista con un gesto que le recordó demasiado a Mitsuzuri. "Tu sabes bien que al director le agradas por lo que sea que sucedió en tu mundo que involucró a su contraparte de este."
Había pasado alrededor de un mes desde que despertó en la clínica de Novum Chaldea, que descubriría después que se encontraba situada en el Mar Errante de otro mundo. Luego de una enorme explicación después que al principio había fungido como un tipo de interrogatorio, Shirou había terminado por decantarse por la opción de unirse a los esfuerzos de Chaldea como un miembro más de su administración.
Fuera de sus dotes taumatúrgicas, su experiencia como un anterior Master y alguna que otra habilidad bajo su cinturón le habían valido el tener la posibilidad de convertirse en otro subordinado más bajo las órdenes del director, un Gordolf Music adulto que había confundido con su padre Gordes, a quien había conocido en su mundo e incluso salvado su vida en una ocasión. El contarle aquella anécdota, que había sido comprobada como algo verdadero por medio de un método que desconocía parecía haberle ganado la aprobación del hombre al instante.
"Jajaja, si. Tienes razón." Admitió finalmente Shirou, rascándose nerviosamente la nuca antes de menear un poco su cabeza. "Igual, ya no te quito tu tiempo, Sion. Ire a ver eso, nos vemos luego."
Se despidió, caminando hacia la dirección en la que le había indicado la alquimista, quien regresó a la tableta.
Shirou había pensado inicialmente que lo usarían como un Master de acuerdo a los parámetros de las misiones de la organización... Incluso había accedido a que le realizaran lo que la subdirectora, un cuerpo artificial del espíritu heroico Leonardo da Vinci llamó un "Examen de aptitud para Rayshift" que tuvo resultados aceptables al parecer. Que el director lo llamara ahora, días después del fin de estos solo podía significar que se había tomado una decisión al respecto.
'Y pensar que quizás pueda lograr aquí lo que le dije a Archer.' Pensó el pelirrojo, mientras se acercaba a la puerta. Se sentía como una oportunidad dorada que cayó en su regazo del cielo.
Años habían transcurrido desde la Quinta Guerra de Fuyuki, en la cual había encarado a la encarnación misma de sus ideales en la forma del Espíritu Heroico EMIYA, y solo la fuerza de su convicción le había permitido ganar en cierta forma frente a su inflexible temple.
Finalmente la abrió, topándose con una estancia que tenía una mesa circular en el centro ocupada ya por cuatro personas, las cuales reconoció al instante. Fuera del director Gordolf y a la subdirectora Da Vinci, saludo también al resto.
"Holmes-san." Le dedico una respetuosa inclinación de cabeza al detective inglés, quien meramente asintió desde su sitio sin dejar de verlo con el interés clínico de un curador ante una pieza peculiar, todo con la pipa que sostenía.
"Fujimaru-kun." El último saludo fue para el adolescente pelinegro con uniforme blanco sentado a lado suyo. Este parpadeo con sus ojos cerúleos antes de murmurar.
"Emiya-san."
"Emiya." Gordolf habló, mientras juntaba ambas manos sobre la mesa una vez que Shirou ocupó su asiento. "Después de consultarlo entre nosotros, hemos llegado a una decisión sobre el lugar específico en la jerarquía que te daremos en Chaldea."
"Nos tomó casi todo el día anterior para poder ponernos de acuerdo." Añadió Da Vinci, antes de soltarle una mirada a Sherlock, quien retiró la pipa de sus labios antes de asentir.
"Por supuesto, te daremos una explicación concreta." Comentó, causando que las semillas de la sospecha comenzarán a germinar dentro de la mente de Shirou, quien de inmediato entorno sus ojos antes de asentir.
"De acuerdo." Hablo, esperando la respuesta.
Gorfolf parecía tragar saliva, antes de endurecer su expresión y comentar. "Chaldea no requerirá tus servicios como Master."
Ah, con que eso era.
Shirou ignoro la punzada en su interior al escucharlo y meramente parpadeo antes de asentir por segunda vez. "Ya veo."
"Estas muy calificado de acuerdo a lo que nos dijiste y lo que pudimos extraer de acuerdo a nuestros datos." Continuó Da Vinci, dedicándole una mirada de lástima. "Mucho más que el director incluso, quien tiene también el potencial de actuar bajo ese rol si se le requiere, sin embargo..."
"Todos los contratos con los Servants mantenidos en Chaldea han sido por el sistema FATE y se encuentran estrechamente ligados a Ritsuka, aquí." Término Sherlock, señalando apenas al único Master de Chaldea quien se había mantenido en silencio desde el inicio de la conversación y parecía querer mirar a todos lados menos hacia el. "Quitarlos y pasarselos a alguien más, retiraría todo el avance que mantienen estos, lo cual seria una perdida de tiempo."
"... "
Shirou calmó sus pensamientos, de modo que su decepción no se mostrará abiertamente. Aun así, escucho lo que decían.
"Aunque existe la opción de entregarte algunos de los contratos que no han tenido un avance notable en un tiempo, quizás." Da Vinci volvió a interceder antes de suspirar. "Tendrás que reportarte conmigo y Meuniere en los próximos dias para darte una asesoría sobre como actuar como un técnico aquí."
"Y otra cosa." El detective tamborileo con sus dedos, la superficie de la mesa."Parece que tendremos que dejarte como un asesor más de Ritsuka en un área menos... Extrema."
"¿Hmm?" Shirou parpadeo con aquello último. "No entiendo. Es cierto que participe en una Guerra del Grial, pero Fujimaru-kun ha experimentado ya varios eventos en el nivel de una. ¿Que podría asesorarle con eso?"
"Su experiencia se limita a comandar Servants y recibir ordenes. Mucho me temo que aun con casi dos años, sus capacidades para el combate se encuentran limitadas." Comentó Sherlock, causando esta vez que Shirou alzara una ceja. Bueno, eso tenía sentido... Pero había otro problema.
"Si no me falla la memoria, existen bastantes Servants aquí que podrían cumplir perfectamente el rol de mentor para él en ese campo. ¿Porque yo específicamente?"
"Dos motivos, principalmente." Gordolf volvió a hablar. "Un Servant como entrenador... Simplemente, es un escenario bastante incómodo. Por no decir, arriesgado. Y el segundo..."
"... Causaría un conflicto innecesario por atención entre ellos." Musito Ritsuka, ruborizándose cuando la atención de los otros cuatro se centró sobre él, obligándolo a quedarse callado.
"Para Ritsuka, sería preferible alguien que pudiera servir como un modelo más cercano a su nivel. Modelo que puedes llevar muy bien tu, Emiya-san." Comentó Sherlock. "¿Cuentas con veintiún años, no? Poco mas de cuatro por encima de el."
"Lo entiendo." Shirou asintió. "En ese caso. ¿Cuándo comienzo?"
"Lo más pronto posible. ¿Mañana te parecería bien?" Tras verlo asentir nuevamente, Gordolf se incorporó, siendo seguido por los dos Servants. "En ese caso, esta junta ha llegado a su conclusión. Bienvenido a Chaldea, Shirou Emiya."
"Agradezco la bienvenida, director Music." El pelirrojo se encargó de devolverle el apretón de manos, antes de que los adultos comenzarán a retirarse, dejando a los dos jóvenes solos.
Shirou no necesito ni mirar en aquella dirección para saber que el pelinegro lo estaba viendo. Entonces, finalmente volteo, justo cuando Ritsuka abría la boca para volver a hablar.
"Ah, Emiya-senpai." Ritsuka sonaba bastante apenado al dirigirse a él, por lo que se mantuvo en silencio para no interrumpirlo. "Siento mucho todas las molestias."
'¿Senpai?' Pensó Shirou, antes de ladear un poco su cabeza. 'Bueno, tiene sentido.'
Casi alza una ceja al ver como el Master de Chaldea inclinaba su cabeza. "Aun así… Quedo a su cuidado, gracias."
"No es nada. Puedes alzar la cabeza." Le instruyó serenamente Shirou, antes de suspirar. "Por favor, mañana preséntate en la sala de entrenamiento más cercana a la cafetería. "Veré que puedo hacer contigo ahí."
"Ohh, entiendo. Ahí estaré, Emiya-san." Respondió animadamente el joven, antes de dirigirse hacia la puerta. "De nuevo, gracias y una disculpa por todo."
Shirou no le dedicó más que un par de segundos de atención a la puerta cerrada, antes de casi poner los ojos en blanco.
Ritsuka era demasiado transparente. Si bien había hablado con sinceridad, Shirou podría haber notado a leguas como estaba de lo más aliviado por lo que había ocurrido.
¿Por qué? Shirou no tenía ni la menor idea. Se decidió a permanecer donde estaba, intentando sin mucho éxito el ponerle orden a sus emociones.
La decepción por no poder ser más útil era la más notable, pero terminó por desecharla al ver que al menos tenía alternativas.
Al cabo de varios minutos, optó por salir del lugar.
En ese entonces abrió la puerta, topándose con alguien más del otro lado.
"Ah, Kyrielight-san." Shirou reconoció de inmediato a la mujer joven de cabello rosado y con anteojos. "Si estas buscando a Fujimaru-kun, me temo que él ya salió hace tiempo, pero ignoro a dónde. Con permiso."
Y tras abrirse paso, se alejó por el pasillo. No había interactuado mucho con ella y si bien no acostumbraba ser tan cortante, en aquellos momentos realmente no tenía paciencia para más.
De no ser por eso, hubiera notado una extraña expresión formándose en el rostro de la joven.
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No tardó mucho en encontrarlo, cerca de la cafetería. En aquel cruce de pasillos, Mash escuchaba atentamente lo que había pasado en aquella reunión de la boca de Ritsuka.
"Me parece muy bien, senpai." Sonrió Mash ansiosamente, mientras esperaba a que el pelinegro recordará la razón por la cual lo había venido a buscar.
"¿Verdad? Solo toca esperar hasta mañana para saber que habrá." Dijo Ritsuka, antes de echarle un vistazo a su reloj. "Ay no, prometí que iría a recolectar algunos materiales con los Dioscuri, se me va a hacer tarde."
Y entonces, comenzó a trotar hacia otra dirección no sin antes decir. "Disculpa, Mash. ¡Estaré bien! Te veo luego."
Dejándola sola en medio de aquel cruce.
Nadie noto como la pelirosada se estremecía ligeramente a medida que andaba por los pasillos en un rumbo fijo, muy para su fortuna. Mash no pudo evitar sentirse de lo más aliviada cuando finalmente alcanzó su cuarto y terminó por cerrar la puerta detrás de sí.
Caminó entonces hacia su cama, mientras comenzaba a deshacerse de su armadura. Pieza por pieza, la coraza negra fue a parar a una de las alfombras del suelo, dejando a Mash ataviada solo con un leotardo gris, del cual comenzó a desprenderse también.
Un espejo en la pared de la izquierda, mostró el cuerpo desnudo y bien desarrollado de Mash, quien soltó un suspiro apagado antes de tenderse en el lecho y acomodarse a gusto.
En la privacidad de sus aposentos, finalmente podía buscar consuelo. Fue así que hizo que su mano derecha descendiera por su costado hasta alcanzar su zona más íntima. Sus dedos hurgaron con una práctica notable aquel segundo par de labios, provocando un gimoteo suave de su parte que se repitió cuando manipulo a dos de ellos para masajear su clítoris, causando que sus piernas se agitaran.
"Ahh..." Jadeo Mash, justo cuando finalmente introdujo los dedos en el interior y dejaba que estos se mecieran contra sus paredes vaginales.
Entonces, cerró los ojos y dejó que su mente corriera bajo los impulsos del lascivo acto que estaba realizando. No le tomó mucho imaginarlo.
El obsceno sonido de la piel de ambos en colisión inundaba la estancia, siendo acompañado por una miríada de gemidos y jadeos que en conjunto formaban una orquesta que tocaba una oda a la lujuria misma.
Podía verlo. Ojos tan azules como el mar y cabello como la obsidiana con rizos que ahora se movían de un lado a otro a la par que la pasión se manifestaba en su rostro.
Su pelvis impacta contra sus cuartos traseros, provocando que los gemidos de la chica en la cama fueran mucho más sonoros, siendo un fiel testimonio de cómo estaba siendo arrastrada por el placer. Igual lo demostraba, clavando sus uñas en la espalda de Ritsuka.
"M-master..." Gimoteo, abriendo sus ojos de un tono amarillo brillante mientras sacudia su cabeza, dejando que los mechones palidos que componian su largo cabello blanco se movieran. "M-master..."
"- Jeanne..." Jadeo Ritsuka, mientras que sus manos abandonaron la cintura de la Alter, para poder sujetar sus pechos que hace mucho habían sido liberados de algún impedimento.
Mash sintió venir cerca su clímax con aquella imagen, solo para resultar ser una falsa alarma. Concentrándose mejor, cambió aquel escenario a otro.
Un par de labios succionaban la punta del miembro de Ritsuka, la cual emergía de en medio del valle de los inmensos senos de la mujer que estaba inclinada en el borde de la cama donde el Master estaba sentado. Su lengua se paseó por el glande, saboreándolo como si se tratara de un dulce al mismo tiempo que le estimulaba con sus pechos.
"Ahh... Ahhh." Una serie de jadeos surgían de los labios de Ritsuka, quien sin duda alguna estaba cerca de venirse. Por mero impulso, dejó que su mano derecha alcanzara la cabeza de la mujer que le daba la felación y acarició sus cabellos morados.
La mirada pícara de BB se posó en el por aquel gesto y casi pareció guiñarle un ojo-
"Argh..." Esta vez fue un gruñido de frustración lo que se escapó de los labios de Mash al haber estado tan cerca y a la vez tan lejos de su clímax. Esos dos escenarios eran los más vividos que había logrado imaginar últimamente, pero haberlos usado tanto estaba cobrando su precio.
Respirando hondo, Mash revisó en su memoria alguna otra opción y sintió una punzada al toparse con justamente una que no había tenido planeado usar nunca. Era increíblemente... Obscena y por no decir, inmoral.
Pero la calentura que sacudía su cuerpo era demasiado fuerte. Este le pedía a gritos la oportunidad de poder liberar lo que necesitaba salir. Así que terminó por tomar la decisión.
"Oooohhhh eso da en el clavo. Deberíamos hacer esto más seguido." Ella gimió mientras dejaba que Ritsuka siguiera su propio ritmo. "No estoy segura de las demás, pero me encanta cuando te haces cargo, ¿no estás de acuerdo?" Sus ojos brillaban intensamente mientras golpeaba su trasero.
"No puedo estar más de acuerdo contigo." Ritsuka le propinó nuevamente una nalgada.
"¡Hmmm! ¡Me encanta eso! ¡Golpéame más!"Musashi gimió eróticamente. "¡Cuando me tratas como a una ramera, mi vagina hormiguea de emoción como si estuviera hecha para ser tu posesión!"
"Tienes que agradecerle a tu culo cachondo por eso." Él sonrió. "Sé honesta conmigo, Musashi, amas mi pene, ¿no es así?"
"¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii Me encanta. ¡ME ENCANTA, ME ENCANTA, ME ENCANTA! ¡Tú y solo tú puedes emocionarme tanto! ¡Hace años que no me corro así de fuerte!"
Él colgó su pierna sobre su hombro y comenzó a golpear a toda velocidad, empujando su cuerpo tenso contra él. "¡Ahora toma mi próxima carga!"
"¡Haaaaaaaaaaahhhh!"
Los labios vaginales de Musashi besaron su empuñadura mientras conducía más lejos que nunca hasta ahora. Gota tras gota de semen descuidado entró en el útero de la espadachina gracias a que su punta golpeó más allá de su cuello uterino. Musashi apretó su mano a lo largo de su muslo mientras gemía lo bien que se sentía su semen llenándola.
Y con aquello último, Mash finalmente sintió el escalofrío recorrer su vientre antes de liberarse desde su vagina. Soltando un gemido bastante agudo que le hizo agradecer que la habitación era aprueba de ruido, la pelirosada retiro finalmente sus dedos de su vagina, ahora inundada por los líquidos que habían fluido de su interior.
Respirando cada cierto intervalo, Mash dejó que poco a poco la sensación que la azotaba se fuera retirando, solo para ser reemplazada por una con la cual se había familiarizado demasiado estos últimos meses y era mucho peor.
Vergüenza. Una vergüenza inmensa que la consumía.
No sabía exactamente cuándo había comenzado a notar que solo podía sentir el placer suficiente para venirse cuando se masturbaba, imaginando aquellos escenarios.
Después de casi dos años, para Mash Kyrielight no quedaba la menor duda de que estaba perdidamente enamorada de su senpai, Ritsuka Fujimaru. ¿Cómo no podría estarlo luego de todo lo que habían vivido?
Lastimosamente, en ese trayecto, Ritsuka se había granjeado no solo la atención de varias mujeres. Mujeres que difícilmente eran ordinarias. ¿Contra Espiritus Heroicos de gran belleza y valor, como podía competir ella? Ese sentimiento, alimentado por varios sucesos terminó por convertirse en una pasta amarga que la consumió.
Una cólera transmutada a impotencia que después se convirtió en algo más. ¿Ahora? Por más que lo intentara, no importaba que tanto hurgara su vagina con sus dedos mientras imaginaba desesperadamente que era su amado senpai quien le penetraba desenfrenadamente mientras los dos gemían los nombres del otro a los cuatro vientos, al final... Solo podía alcanzar el éxtasis cuando lo imaginaba gozando de lo lindo con alguna de las muchas Servants con las que tenía un contrato.
Y eso no era lo peor. Necesitaba... Necesitaba liberarse.
El problema era que... Intentar acudir con un Servant era un no definitivo. Con sus lazos con el Master, abriría un frasco de gusanos que era mejor dejar cerrado. Ni de loca haría lo mismo con alguno de los empleados sobrevivientes.
Eso solo dejaba a senpai, solo que...
Mash se incorporó finalmente de la cama hasta su mesita de noche, logrando abrir un cajón en el cual yacía un vial rosado que emitia un aroma de lo más seductor.
Tenía que usar aquello si o si.
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Ver a su senpai disparar varios Gandr seguidos le daba la oportunidad perfecta para acercarse hacia el termo donde estaba su agua. Mientras Ritsuka estaba ocupado, intentando perfeccionar su puntería al mismo tiempo que su oponente, desviaba sin ningún esfuerzo los proyectiles mágicos, la pelirosada se escabullo hasta donde se encontraba el recipiente y no tardó en derramar el líquido del vial que llevaba en su interior antes de cubrirlo.
Ninguna de las dos personas había advertido lo que había hecho, lo cual era un alivio, Mash no tenía cabeza para mentirle a su senpai. Antes de salir del sitio, se aseguró de meterse a un pequeño cuarto de almacenamiento con una rendija que le permitiriá ver y asegurarse de que todo saldría bien.
En el proceso, pudo ver como su Ritsuka lucía frustrado por algo y se concentraba, antes de que de la punta de su dedo emergiera una oleada de múltiples Gandr. Eso era nuevo.
Aunque no el hecho de que estos fueran cortados por un filo en negro y blanco que volo por el aire antes de regresar a las manos de su oponente. Salvo que esta vez no se trataba de un hombre alto, con el cabello de blanco y bronceado.
"Es suficiente por hoy, Fujimaru-kun." Comento el pelirrojo, antes de dejar que sus dos espadas se disiparan en particulas azules.
"Hah...Hah... ¿Seguro, Emiya-senpai?" Comentó Ritsuka, jadeando. "Aun tengo mana de sobra..."
"No tienes od ilimitado, Fujimaru-kun." Comentó Shirou, meneando la cabeza en el proceso mientras lo corregía. "Solo quería saber que tan bueno eras usando el Gandr que tu código místico te permite disparar. Mi mejor amiga es toda una experta en el tema, así que supuse que ese sería un buen sitio por donde comenzar."
Era verdad, después de consultarlo con la almohada y caer en cuenta de que era lo que tenia que hacer, se propuso al menos a darle un intento. Por el momento, se limitó a compartirle sus pensamientos al respecto a Ritsuka, sin saber que estaba siendo vigilado.
Mash ignoró su conversación, su atención estaba más puesta en el termo que había manipulado, todo mientras intentaba no pensar mucho en el origen del líquido vertido en este.
"¿Hmmm? Vaya, así que la pequeña ratoncita finalmente muestra sus verdaderos colores." Había muy pocas Servants que le provocarán un repelús mayor que la mujer que tenía enfrente. Ojos dorados y burlones con una expresión risueña, y cabellera idéntica en tonalidad a la suya.
La tiara en su cabeza y el vestido que llevaba delataba que pertenecía a la realeza.
"Que no se diga que no soy generosa de vez en cuando." Comentó Medb, antes de entregarle aquel vial. "Cuando el adorable Master beba de esto, será lentamente devorado por una vigorosa pasión hacia ti gracias a ese pelo que me diste."
"¿Y cuánto durará?" Pregunto entonces, sintiendo una punzada.
"No sabría decirlo. Cada hombre tiene un ímpetu distinto... Pero si deseas que termine, en ese caso..." La mujer presentó otro vial, este de un tamaño menor y con un líquido azul. "Hazle beber esto."
Como se alegraba de que Medb jamás hubiera sentido la tentación de ir a por senpai. La mujer no figuraba en sus fantasías por eso. Pero no importaba ya, una vez que todo saliera como debía... Jamás tendría que preocuparse.
Vio entonces como Ritsuka se acercaba a la salida y su corazón dio un vuelco cuando paso cerca del estante donde reposaba el inocente termo.
... Solo para ignorarlo por completo y caminar hacia la puerta.
'¿Qué?'
Algo hizo un corto dentro del cerebro de Mash. ¿Qué había pasado? ¿Como? Su primer instinto fue querer salir de ahí y agarrar el termo, antes de correr en su persecución y ofrecerselo.
Pero se llevó otra sorpresa cuando vio Shirou se acercaba a este y una sensación espeluznante se apoderó tras contemplar entonces cómo tomaba el termo y bebía de su interior por el orificio.
'No.' Pensó Mash con el pánico apoderándose de ella. 'No, no, no.'
Esto era malo. Esto era muy malo.
'Calmate.' Intento ponerle control a este. 'Tiene solución. Solo necesitas que beba el otro vial el cual está en tu cuarto...'
Ajeno a todo eso y tiempo antes, Shirou se había dirigido hacia el termo de agua abandonado en aquel rincón. Ritsuka no lo había tomado en toda la sesión y él realmente necesitaba un trago en aquellos momentos.
Abrió la tapa y se dispuso a beberlo, solo para sentir como sus ojos se abrían de par en par cuando el sabor dulzón de algo que no era agua hacía contacto con su lengua. Y al instante, buena parte del humor difícilmente benevolente que tenía en aquellos momentos se desvaneció.
'¿Qué?' Penso a la par que sentía a su cuerpo relajarse de tal forma que no creía haber experimentado en años. Shirou se permitió el suspirar con alivio mientras cerraba los ojos, saboreando tal experiencia
'... No, esto está mal.' Una parte de él, la más avispada alcanzó a notar la procedencia mágica del líquido que había tomado cuando hizo ademán de darle un nuevo sorbo. 'Tengo que...'
"Ah, senpai."
Shirou miró hacia la dirección de donde venía la voz y soltó un respingo al ver a Mash caminando a su encuentro. En su interior, algo dio un vuelco tras apenas captar su silueta y sin saberlo, los efectos auténticos del brebaje que había tomado comenzaron a surtir efecto.
"... Ah." Finalmente respondió al cabo de un par de segundos. "¿Buscabas a Fujimaru-kun de nuevo?" Le pregunto, sin notar como inconscientemente acentuó de manera poco grata aquel nombre.
Si Mash no pareció notar aquel hincapié y se limitó a menear su cabeza. "No, senpai. En realidad te buscaba a ti. Escuche de parte de Tomoe que a veces reparas algunas cosas aquí y tengo un reproductor en mi cuarto que no responde desde la mañana. ¿Podrías por favor venir a revisarlo?"
"Claro, puedo ir a darle un vistazo." Respondió Shirou, con un entusiasmo que no sabia que tenía. Entusiasmo que le incito a darle otro trago a la bebida que había tomado anteriormente. No se dio cuenta de cómo la expresión de la pelirosada era una de angustia y culpa tras ver aquello.
"Ah-ha... Sigueme, senpai..." Le instruyó, dirigiéndose hacia la puerta, con Shirou caminando detrás de ella.
Y de haber sabido la clase de pensamientos que rondaban ahora por la mente del pelirrojo, hubiera caminado a su lado en lugar de delante de él o al menos a un ritmo mucho más acelerado.
Shirou, por más que lo intentaba... No podía apartar su mirada de la espalda de Mash, con sus ojos de vez en cuando paseandose hasta la altura de sus caderas y descendiendo...
Inconscientemente, se relamió los labios antes de darle un tercer trago al termo que seguía llevando, no sabiendo que solo le estaba dando alas a aquel sentimiento lascivo que había sido plantado e intensificado en él sin su consentimiento. Un sentimiento que no estaba seguro de donde habia salido.
Al mismo tiempo, apresuro un poco más el paso con el fin de quedar más cerca de ella. Su mano derecha, tan traicionera estuvo a punto de estirarse y alcanzar..
"Aquí es, senpai." Mash abrió una puerta, permitiéndole entrar a su habitación. "Deme un segundo en lo que lo consigo."
Shirou agradeció la distracción, intentando seriamente controlarse. Pero sus ojos lo traicionaron, obligándole a mirar como la joven estaba agachada ante un cajón, buscando en su interior. Sus pies siguieron el ejemplo, comenzando a moverse en dirección a ella.
Justo al mismo tiempo en que ella se incorporaba y…
Una especie de frasco de cristal fue a parar al suelo, rompiéndose en pedazos a la par que derramaba su contenido. Pero a Shirou no podía importarle menos… Había llegado finalmente a su límite. Y lo demostró acorralando prácticamente a la pelirosada cuyas mejillas estaban sonrojadas tras ver como ella no trató de alejarse de él, y no parecía que se opusiera a lo que estaba haciendo. La poción finalmente había tenido al menos un efecto notable en él.
"Mash…", Dijo mientras golpeaba con una mano su trasero. Si hubiera estado completamente sobrio, no habría soñado con hacer esto, pero aunque no estaba ni la mitad de borracho, sus inhibiciones se habían reducido lo suficiente como para que saliera su lado más pervertido. No era asexual de ninguna manera, y se había entregado a la pasión varias veces en su vida.
"Senpai…" Gimoteo débilmente la joven, intentando salir del estupor provocado por ver a su único recurso para solucionar el problema, siendo arruinado. Y ahora tenía un problema mayor.
De ninguna manera Shirou era casto. Tenía muchas virtudes, pero esa no estaba entre ellas. Por supuesto, tampoco era un fanático absoluto. Había un momento y un lugar para todo, y no era como si pensara en sexo todo el tiempo, pero cuando se encendía el interruptor, podía hacerlo durante horas y horas y horas sin cansarse. Pero él no se permitiría excitarse seriamente por cualquiera. Sin embargo, bajo los efectos del hidromiel otorgado por Medb que lo incitaban a devastar a la mujer que tenía frente a él.
Y Shirou ya estaba demasiado ebrio para ver algo malo con el razonamiento artificial, por lo que agarró la camisa de Mash y comenzó a subirla más, comenzando a desvestir a la pelirrosa que se retorcía ante él, intentando resistirse mientras él la desnudaba, y para cuando la tuvo en ropa interior, se dio un momento para apreciar la lencería que Mash había elegido para llevar, mirando el sostén y las bragas semitransparentes de encajes. Sus pezones eran visibles incluso desde detrás del sostén, y con la forma en que las prendas abrazaban su figura, la carne flexible de la mujer la desbordaba explosivamente. Su cuerpo era indescriptiblemente lascivo, y Shirou no pudo evitar disfrutar al verlo.
Mash, por su parte, no sabía cómo reaccionar a lo que estaba pasando. No se suponía que debía de ser así. ¿Que acaso ese no había sido el punto de pedirle a esa mujer algo como esa poción? La necesitaba para su senpai… Para que este pudiera finalmente satisfacerla directamente y no dejar que se siguiera hundiendo en la miseria de fantasías así.
Pero al mismo tiempo… No podía evitar sentir un escalofrío que era todo menos desagradable dentro de ella cuando el hombre retiró buena parte de su ropa por la fuerza y entonces comenzó a desprenderse de la suya.
Estaba bien formado, un poco más fornido que su senpai; era mucho más activo y físico en su estilo de vida, y tenía cierta escultura y tono superior en sus músculos. Ritsuka no era escuálido, sin duda, pero su fuerza era del tipo fibroso y sinuoso, más ágil y flexible.
Se sentía atraída por Ritsuka, por supuesto, y no creía que él fuera físicamente inadecuado, pero había algo en el físico del pelirrojo que la mojaba, y cuando bajó la mirada hacia el endurecimiento de su pene, su corazón fue asesinado, su cuerpo fue conquistado, su mente y alma terminaron siendo cautivadas.
Miró su falo, tan asombrada por verlo como la virgen que era, a punto de tener su primera experiencia con un hombre. Ella tembló, preguntándose si esta cosa sería capaz de caber dentro de ella, y dudó. No fue ningún recuerdo de fidelidad lo que despertó este fugaz arrepentimiento, sino solo su pura aprensión ante la inmensidad de su hombría. Sin embargo, al mismo tiempo, también sintió una llama de deseo recién avivada. Si una parte de ella estaba intimidada por el pene de Shirou, otra parte estaba entusiasmada, y fue con un temblor en su cuerpo y un calor tórrido entre sus piernas que Mash levantó los ojos para encontrarse con los de Shirou. Ella tragó saliva, mirándolo.
Sus manos estaban sobre ella. Los dedos se engancharon debajo de la cinturilla de sus bragas, estirándolas y tirando de ellas, lentamente hacia abajo. Detrás de ella, sintió el cosquilleo de su piel entre sus hombros, bajando hasta encontrar el broche de su sostén.
Ella era como masilla en sus manos, y cedió felizmente a los movimientos ebrios del hombre. Pero incluso intoxicado, era hábil y diestro, desabrochándole el sostén y quitándoselo, deslizando las bragas por sus piernas para poder ver su sexo desnudo y empapado.
Había un poco de vello púbico rosado, y la excitación se filtraba de su raja, manchando y humedeciendo sus labios inferiores. Las yemas de sus dedos rozaron su piel desnuda, bailando sobre la carne de su muslo, y Mash respiró hondo ante la oleada que la atravesó. Se sentía como si todo su cuerpo fuera agarrado, y ella se inclinó tontamente hacia él, maullando suavemente y casi olvidando todas las intrigas cuidadosas que la habían traído aquí.
Ella recibió su toque como si fuera ella quien hubiera iniciado esto, como si fuera ella quien hubiera venido buscando tenerlo, y no ella quien se hubiera esforzado tan persistentemente por llamar la atención de alguien más. Era como una doncella lloriqueante, una niña que se derretía en los brazos de su enamorado mientras él la preparaba para convertirse en mujer.
Casi se desmaya cuando los labios de Shirou se abalanzaron para engullir los suyos, mientras la boca del hombre se sellaba húmeda, hambrienta sobre la de ella. Ella gimió cuando él la besó, derritiéndose y zumbando mientras la golpeaba y sorbía. Sus manos la tomaron con firmeza, y ella se dio cuenta de que él la levantaba y la acostaba sobre la mesa, golpeando el termo abandonado y haciendo que rodara por el suelo, derramando lo poco que quedaba de su contenido.
Profundamente, sus dedos se adentraron en los tejidos flexibles y flexibles de su cuerpo, el hombre la toqueteaba mientras se besaban. Él acarició su pecho, sacudiendo las protuberancias de sus pezones desnudos y acariciando las laderas de su seno acolchado.
Mash era algo voluminosa, en ese sentido. Si bien había chicas que la superaban en términos de tamaño de busto (Muchas Servants principalmente) no era una lista muy larga. Mash no era una mujer demasiado superficial, pero en privado aún se enorgullecía del tamaño y la suntuosidad de sus senos. Sabía que sus tetas eran una de sus mejores características, en cuanto a atractivo sexual básico, e incluso si no podía compararse con otras mujeres en términos de tamaño, había algo más sensual en ella, y lo sabía.
Fue el encanto comparativo de sus rasgos lo que le dio un erotismo adicional, e incluso a través de su bruma, podía decir que Shirou estaba apreciando esto. Podía sentir cómo sus manos saboreaban la exploración de su pecho, y cómo su lengua exploraba con más entusiasmo sus labios, metiéndose en su boca mientras gruñía.
Fue un poco aterrador ser sostenida así, y Mash no pudo evitar temblar débilmente, solo un poco, cuando Shirou la besaba más fuerte y más profundo a la par que acariciaba sus tetas mientras ella yacía frente a él en su propia mesa.
Sus piernas colgaban lánguidamente por el costado, sus pies apenas tocaban el suelo, su sexo al nivel de la cintura y perfectamente abierto, presentándose al hombre mientras él la raspaba y la acariciaba. Había ferocidad en su toque, contundencia en sus movimientos, y la forma en que se movía sobre su cuerpo era algo de lo que maravillarse.
Mash no pudo evitar derretirse ante él y dejarlo pasar, sintiendo que la cabeza del pene del hombre rozaba su entrada. La puerta cedió, abriéndose de par en par cuando él entró, pavoneándose en su santuario como si fuera el dueño del lugar. Él se hundió en ella con una familiaridad que la hizo estremecerse, e intentó débilmente igualar sus besos, pero la intensidad de su lengua y la lascivia de sus labios era más de lo que podía soñar con igualar en su estupor ebrio.
Su cuerpo estaba débil. Con sus músculos tan sueltos y su cuerpo tan flácido, sin mencionar lo empapado que estaba su coño, fue muy fácil para Shirou encajar dentro de ella. Era grande, sin duda, casi insoportablemente grande en tamaño. De la punta a la base, era como una torre de piel estirada sobre una gran aguja de roca, caliente y vital y temblando con un pulso poderoso.
Su erección parecía un elefante dentro de ella, una inmensa extensión de carne inflexible que la llenaba y la abría de par en par. Se sentía como si él la fuera a partir por la mitad mientras empujaba su polla, y como si ella fuera a estallar, empujada más allá de su capacidad por su dureza.
Ella se rindió a él felizmente, escupida por su vara y tontamente boquiabierta, asombrada y herida por la sensación de su sexo dentro de ella. Corrió a través de sus venas y pinchó sus nervios cuando él comenzó a follarla, apartando los labios para mirarla con una cara rubicunda y un aliento humeante.
Mash gimió, su respiración se atascó en su garganta. Miró con un poco de incredulidad la forma ondulada del musculoso torso de Shirou, viendo cómo su piel se movía sobre los músculos tensos, flexionados y sintiendo la fuerza de esas manos presionando sobre ella.
Sus caderas aplaudieron contra las de ella, sus ingles bombeando lentamente de un lado a otro. Sólo había una mínima torpeza en sus movimientos, un magistral azar de coordinación. Ese mínimo descuido de sus movimientos lo hacía aún más efectivo, agregando una imprevisibilidad adicional a sus acciones, así como un giro y un tirón adicionales.
Rechinando y girando dentro de ella, balanceándose como un hombre a punto de caerse, pero arándola con una fuerza y persistencia que podría humillar a cualquier amante, incluso a pesar de los cabeceos y sacudidas de su cuerpo, preciso en sus caricias y apretones a pesar de que sus manos se movían vertiginosamente sobre su forma. Él la estaba deslumbrando a un grado que ella nunca podría haber soñado posible, y maravillado por los movimientos magistrales de sus miembros, Mash miró hacia el techo.
Amaba a Ritsuka y lo respetaba, pero todos los años que había pasado mirándolo, todos esos años de ese cortejo largo, lento y vacilante, ahora parecían irremediablemente desperdiciados.
Él era embelesador y cautivador, y ella casi se rompió con su toque, derritiéndose desesperadamente bajo sus ojos humeantes y jadeando, gruñendo, gimiendo en éxtasis mientras él la embestía más rápido, más fuerte y más profundamente en su coño empapado y ardiente.
No quería decir que Mash se hubiera enamorado repentinamente de Shirou, mientras su verga bombeaba vorazmente dentro y fuera de su coño. No, decir esto habría sido errar el blanco por una gran distancia. Lo que sentía por Shirou en ese momento no era amor en ningún sentido, sino en el que se podría decir que una yegua de cría ama al semental que la montó. Este no era un sentimiento romántico; no era un sentimiento nostálgico, agridulce, sincero, puro, cortés y admirable.
No no no. Lo que sentía por Shirou era vulgar, bajo, vergonzoso. Una lujuria servil y descarada, una entrega primitiva e irreflexiva de la feminidad a la virilidad máxima. De no ser por el condicionamiento de sus fantasías, no se habría sometido a tan infame deseo.
Pero la ausencia de satisfacción ordenada dejó su necesidad de polla inflamada más allá de una proporción saludable, y se aferró a ese primer alivio como alguien que ha estado hambriento durante mucho tiempo podría atiborrarse de forma glotona e insegura. Su cuerpo había estado anhelando sexo, por una verdadera y adecuada cogida, y el hecho de que lo que Shirou ahora le dio fuera algo de una calidad tan extraordinaria solo amplificó su conciencia de esto.
Fue profundamente impactante, y ella arqueó la espalda y empujó hacia arriba sus ingles para encontrarse con sus embestidas fálicas, tomando su polla de lleno en ella y sonriendo lascivamente mientras sus pupilas casi desaparecían detrás de sus párpados, mientras su boca se abría ligeramente formando una expresión insípida y lasciva que distorsionaba sus rasgos.
Casi como una cerda, ella gruñó, y torpemente, envolvió sus brazos alrededor de Shirou, tirando de él hacia abajo sobre ella contra la cama cercana. Su embestida se aceleró cuando ella tiró de él en una apretada presión de apareamiento, su pene golpeando contra su interior de modo que su cerebro se sacudió dentro de su cráneo.
La saliva se filtró por la barbilla de Mash mientras que su trasero golpeó el cobertor y sus tetas chocaban contra el pecho de Shirou. Su figura erótica y voluptuosa estaba sujeta debajo de él, su coño siendo arado para que no pudiera pensar con claridad. La cabeza le daba vueltas mientras maullaba, gemía y se retorcía sobre la cama. La cama gimió en protesta por el peso y la fuerza de sus cuerpos que se acoplaban furiosamente.
Él la estaba follando. Él la estaba follando.
Él la estaba follando sin parar, sin ralentizar, sin vacilar ni perder el ritmo. Nunca antes Mash pudo imaginar un deslumbramiento tan completo; nunca antes había sentido una satisfacción tan perfecta de una sola vez, apenas necesitando cambiar de posición para que él golpeara todos sus puntos dulces a la vez.
Estaba viendo estrellas mientras él la golpeaba, y temblaba casi de miedo ante la creciente intensidad del placer. En lo profundo de su útero, parecía estar creciendo. Se hizo más y más grande dentro de ella, una feroz euforia creciendo para inundarla. Subió y subió y subió, llenándola hasta el borde, expandiéndose hasta que esta pura sensación de sexo caliente e intransigente abarcó todo su ser.
Su identidad pareció encogerse al lado de esta dicha floreciente, todo lo demás se desvaneció en el calor que todo lo consumía de una liberación sexual como nada que hubiera experimentado en todos los días de su vida. Fue la trascendencia, fue la sublimación. Era la perfección misma. Podría haber muerto en ese momento sin ningún atisbo de arrepentimiento. Se habría regocijado de tener un final tan ideal para su vida.
Ella se vino como si estuviera explotando. La fuerza de eso parecía que la desgarraría por dentro, todo su cuerpo temblando como si estuviera casi en una convulsión epiléptica. Se corrió, y se corrió, y se corrió, rociando a Shirou con sus fluidos y casi agotando toda la fuerza que le quedaba.
Estaba mareada, agotada, apenas consciente de sí misma. Imbecilmente, yacía debajo del hombre, maullando mientras abrazaba su cuerpo fuerte y agitado. No podía mover un músculo. Sus tendones parecían líquidos, flácidos e impotentes. El esfuerzo era impensable, y la despedida era inconcebible.
Ella suspiró, pensando que todo había terminado y sintiendo que podía llamar a esto una conclusión perfecta.
Pero Shirou aún no estaba ni a mitad de camino.
Él la levantó de la cama y se tambaleó hasta el suelo. La intoxicación no había pasado del todo aun. Y esta actividad vigorosa estaba causando que su cuerpo cediera a los efectos del alcohol más rápidamente. Cualquiera sea el caso, sus ojos estaban más nublados cuando la miraron, el hombre un poco menos consciente de lo que estaba haciendo. Sujetó a Mash con firmeza, levantándola ligeramente de su erección.
"... Hmmm" Shirou dijo como si estuviera ligeramente sorprendido por ese hecho. "¿Por qué estamos haciendo esto?"
Mash se estremeció, sintiendo un dolor al ser separada aunque sea infinitesimalmente de su polla.
"Porque necesito que me satisfagas.", Gimió. "Necesitaba que alguien lo hiciera por mí, y… ¡ohhh! Eres incluso mejor de lo que imaginaba, senpai."
Todavía ligeramente zumbado, Shirou interpretó las palabras de Mash y se relajó un poco.
Él agarró su trasero, sintiendo sus nalgas. Eran suaves.
Su polla latía, su cuerpo recordaba cómo se había sentido follar a Mash y ansiaba otra oportunidad. Podía ver en sus ojos que ella también lo quería. Ella le estaba pidiendo en silencio que la golpeara, claramente se había vuelto un poco adicta desde que lo sintió dentro de ella.
Ella lo deseaba, lo cual era muy conveniente, porque él también la deseaba, así que se inclinó y presionó bruscamente sus labios contra los de ella. Mash se estremeció ante esto, sintiendo que Shirou le robaba otro beso. Su boca se abrió para encontrarse con la de él, y su lengua se deslizó hacia delante, bailando con la de él; gimieron el uno dentro del otro, presionando sus cuerpos juntos. Shirou se sentó, encontró el camino de regreso a la cama y agarró los muslos de Mash mientras ella se empujaba hacia abajo detrás de él, tragándolo con su coño.
"Eres candente." Dijo Shirou. No pudo pensar en un comentario más inteligente cuando Mash comenzó a empujar su polla, meciendo sus ingles hacia arriba y hacia abajo. Era una declaración verdadera, en cualquier caso.
Ella realmente lo era, tanto en el sentido de verse sexualmente atractiva como en el sentido de sentirse cálida al tacto. Su cuerpo estaba ardiendo en su lujuria, ardiendo con su deseo por su polla, y gimió cuando su beso se interrumpió, sus tetas saltando y golpeando su pecho. Se inclinó un poco hacia atrás para que Shirou pudiera tener una visión clara de su unión, y él miró su forma con los ojos.
Ella musito algo con voz áspera, sintiendo que el glande de su pene golpeaba contra su cuello uterino. Las caderas de Shirou saltaron debajo de ella, el hombre respondió a sus movimientos con un vigoroso empujón, sumergiéndose en ella mientras ella se hundía sobre él. Sus dedos se clavaban en sus muslos, acariciando y amasando los tejidos más suaves de sus piernas, y ella jadeó cuando sintió que él la acariciaba. Su trasero se estremeció, las mejillas regordetas saltaron mientras deslizaba su cuerpo hacia arriba y hacia abajo. Sus pechos se agitaron, elevándose hacia la cara del pelirrojo de ojos color ámbar, y ella sonrió y empujó sus tetas a su boca, implorándole que las degustara.
Su intención con esa accion era enfatizar su deseo por Shirou y su disfrute de sus relaciones sexuales. Shirou se envalentonó y la abrazó con más fuerza, empujando más fuerte para que la cama comenzara a raspar el suelo y se balanceara ligeramente debajo de él. Tomó uno de sus pezones en su boca y chupó como si esperara extraer leche, hasta que ella chilló.
Sus manos se movieron sobre ella. Con habilidad y entusiasmo, acarició a Mash, trabajando sobre ella con los dedos. Él gruñó contra su pecho y movió las caderas, empujando dentro de su coño. Sus dientes pincharon ligeramente su pezón, y ella siseó, con ojos viendo estrellas. Luego gimió, derritiéndose en sus brazos. Su coño se aplastó con sus continuas embestidas, su cuerpo se balanceaba y rodaba mientras él empujaba repetidamente sus caderas contra ella, introduciendo su pene en su vagina una y otra vez.
Mash estaba empezando a babear de nuevo, jadeando pesadamente, y se estremeció mientras lo abrazaba, sintiendo su sexo chocar contra el de ella. Ella había sido la que había hecho la mayor parte del trabajo durante un tiempo, pero ahora Shirou estaba afirmando su iniciativa una vez más, golpeándola para que la cama temblara cada vez mas.
El cuerpo de Mash fue arrojado por las caderas de Shirou, lanzado en lo alto por su empuje. Ella saltaba con cada oleada de su hombría, y caía con cada retracción, el flujo y reflujo de la relación era un ritmo que la desconcertaba y la molestaba. No podía seguir el ritmo de los movimientos de Shirou. Pronto sintió una vez más que estaba totalmente a su merced, como si no fuera más que una receptora pasiva de su polla, subiendo y bajando con sus embestidas, cada movimiento de su cuerpo era una reacción a sus avances amorosos. Ella lo recibió y disfrutó de él, gimiendo mientras él la escarbaba, sintiéndolo a medida que avanzaba de una forma cada vez más agresiva. No era mezquino ni rapaz, exactamente, pero había algo intenso en cómo la follaba, un furor y una ferocidad que humillaba su orgullo.
Nuevamente, cuando el empuje de Shirou alcanzó un punto álgido, esos pensamientos tontos revolotearon por la cabeza de Mash. Mientras el placer una vez más se elevaba sobre ella como la oleada de un maremoto, su creciente lujuria como toda la masa de un gran mar oscuro arrojada en una terrible convulsión del firmamento, la cresta de una ola del fin del mundo espumeando mientras se encrespaba para estrellarse contra ella y empujarla hacia abajo, hacia las profundidades de una concupiscencia más vergonzosa, pensó en lo feliz que la haría ser suya. Su polla era el eje alrededor del cual parecía estar centrada toda su existencia, y sus labios eran un soplo de inspiración que daba vida y movimiento a su carne dormida. Su calor era una llama devoradora que surgió dentro de ella, destruyendo su antigua forma para que pudiera convertirse en algo nuevo. Era como una transfiguración extática, y ella brillaba con una llama interna propia, su cuerpo femenino respondía a Shirou con una alegría descarada.
Era como una fuerza de la Naturaleza. Si Mash hubiera sabido lo formidable que era antes de intentar corregir su error, podría haber temido hacerlo. Incluso mientras una parte de ella se regocijaba de sentir cómo la tocaba, otra parte de ella tenía miedo. No quería saber qué tan abajo podría hacerla caer Shirou con solo meterle la polla. No quería ver cuán completamente podía romperla con solo un beso o un toque o un solo empujón descuidado.
Se sentía como si pudiera romper los cimientos de su existencia con un solo golpe de su verga , como si con un simple movimiento de sus caderas pudiera rasgar la bóveda del cielo y desnudar su piel al sol desnudo.
Ella se corrió nuevamente. Fue un cataclismo que dejó su mente en blanco. Por un momento, no conoció nada más que el éxtasis más puro, y durante varios segundos después no pudo reunir ni siquiera el esfuerzo de pensar. Su cuerpo se desplomó en sus brazos, casi sin fuerzas por la euforia poscoital, y se estremeció, mirándolo a los ojos. Su rostro estaba sonrojado y jadeaba suavemente. Se estremeció ante el toque de Shirou, y fue vagamente consciente de que él salía de ella.
Mirando pesadamente hacia abajo, Mash vio que la polla de Shirou todavía estaba bastante dura. Intentó recordar si ya había eyaculado. No le parecía posible que no lo hubiera hecho, después de follarla dos veces con tanto fervor, pero la rigidez inquebrantable de su virilidad suplicaba diferir. Volvió a mirar a los ojos de Shirou, y lentamente se dio cuenta de que, de hecho, ni siquiera había eyaculado todavía.
Su boca se abrió y se cerró en silencio, como si intentara formar palabras y fracasara. Shirou se puso de pie, sonriéndole sardónicamente mientras la dejaba caer suavemente al suelo.
Ella estaba arrodillada ahora ante él. Su polla, dura como una roca y apestando a su coño descuidado, se presionó contra su cara. Se frotó contra su mejilla. El olor era abrumador, dejándola mareada, y el tacto era estimulante, haciendo que sus entrañas se sintieran débiles. Ella se retorció, sintiendo su vara presionando contra su piel, y se preguntó por qué tenía que tener una hombría tan maravillosa. Realmente no era justo que este tipo fuera tan talentoso.
¿Por qué no podía haber sido suya?
Ese pensamiento volvió a ella cuando abrió la boca sonrojada. Su lengua se adelantó para deslizarse sobre la punta carnosa de Shirou, y se preguntó débilmente sobre todo. Deseó, quizás tontamente, poder rendirse a Shirou y sentir esta dicha para siempre. Era tan bueno, tan grande, duro y caliente, e incluso la acritud de su polla era excitante.
Mash se la tragó sin vergüenza. Era difícil encajar todo, y casi se atragantó a mitad de camino. Tuvo que retroceder un poco para respirar y relajarse, y le tomó un momento mentalizarse para otra oportunidad. Pero su deseo, si nada más, finalmente la empujó más allá de esa desgana, y ella abrió mucho y deslizó su boca hacia abajo. Todavía era difícil meterlo todo. De nuevo, vaciló en el punto medio, haciendo una mueca y ahogándose con su polla. Pero ella no retrocedió esta vez, no más de una pulgada, antes de seguir obstinadamente.
Finalmente, consiguió el ángulo correcto, o consiguió relajarse lo suficiente. Sus labios se deslizaron por su eje, abajo y abajo y abajo, tragándolo lenta pero constantemente. Sintió que se le subía a la garganta y eso la excitó. Ella golpeó sus labios contra su piel mientras su dureza latía en su boca, empalando su cara en su grueso falo. Finalmente, sus labios tocaron fondo. Shirou movió sus caderas, empujando un poco dentro de ella, y sus bolas golpearon su barbilla. Sus ojos se abrieron un poco y luego sonrió lo mejor que pudo, gimiendo y tarareando de modo que su boca vibró alrededor de su polla.
La agarró del cabello, Mash se estremeció, sintiendo con qué brusquedad la sujetaba y con qué audacia empezaba a conducirla. Él corcoveó sus caderas, empujando, y tiró de su cabeza y la empujó, moviendo su rostro para que su boca se encontrará con su bombeo. Él gruñó, follando su rostro mientras ella se arrodillaba ante él. Los ojos de Mash estaban vidriosos mientras lo miraba fijamente, y sus mejillas se coloreaban de un rojo profundamente dichoso. Ella gimió en su vara, sintiéndola bombear dentro y fuera, y golpeó, sorbió y succionó su polla, complaciéndolo lo mejor que pudo.
El coño de Mash estaba goteando, filtrando su excitación hasta el suelo. Su trasero estaba rodando, moviéndose con el giro delirante de sus ingles. Todo su cuerpo estaba en movimiento, retorciéndose tortuosamente sobre la vara de Shirou, sintiéndolo follar y follar y follar su cara hasta que pensó que se iba a volver loca. No podría seguirle el ritmo, y no sabía si alguna vez sería capaz de hacerlo. No podía pensar en absoluto, su polla exigía toda su atención, el movimiento de su pelvis sacudía su cabeza y embotaba su ingenio para que solo pudiera sonreír y tomarlo con alegría.
Shirou se movió lentamente más rápido, su ritmo aumentó. Se bombeó de un lado a otro en su garganta, sumergiéndose dentro y fuera de su boca. La respiración de Mash era áspera mientras tragaba aire entre sus embestidas profundas, jadeando y babeando por toda su polla. Ella hizo todo lo posible para satisfacerlo, tratando de estimular a este hombre que le había dado una dicha como nunca había conocido en toda su vida. Chupó la polla de Shirou con más y más fuerza, lamiendo la parte inferior y tragando saliva, tratando de excitarlo y complacerlo. Él gruñó nuevamente mientras le follaba la cara, tomándola del pelo, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera con solo cómo le abofeteaba la cara con el ombligo.
Avanzó cada vez más rápido, empujándose más ferozmente. No decía nada ni emitía ningún sonido, centrándose por completo en su liberación. Se estaba empujando a sí mismo hacia adelante, construyéndolo más y más y más hasta la cima. Su resistencia era inmensa, sobrehumana por decir lo mínimo, y no se detuvo ni vaciló ni disminuyó la velocidad ni por un segundo mientras le escariaba la garganta, usando efectivamente su boca para masturbarse.
Mash se sonrojó al hacerlo, sintiendo la intensidad y rapidez de sus movimientos. Fue tan profundo con cada embestida, y había tanta fuerza detrás del momento de sus caderas. Se sentía como si casi pudiera recibir un latigazo cervical por la rapidez con la que él estaba martillando su garganta, y gimió en su vara, sintiéndola latir poderosamente. Su pecho se agitó, su humedad derramándose aún más libremente, su cuerpo temblando con espasmos de más placer.
Estaba mareada. Incluso acostumbrarse así la excitaba. Todo lo que Shirou le hizo se sintió maravilloso, desde la caricia más tierna hasta los golpes más brutales. Se estaba derritiendo con su toque, y se sentía como si la habitación estuviera girando a su alrededor. Podía escuchar la respiración de Shirou, y era vagamente consciente de la gran convulsión de su polla.
Él se retiró, su hombría temblando, la primera gota de semen ya era visible, un instante antes de que soplara su carga sobre su cara sonrojada y sus tetas moviéndose. Gruesos hilos de semen brotaron de su raja, atrapándola en la boca, sobre la mejilla, sobre sus pechos. Se roció y brotó masivamente, una eyaculación que hizo que incluso las emisiones copiosas más impresionantes en sus fantasías parecieran los pequeños chorros débiles de alguien que se había quedado completamente seco.
Cuando la erupción finalmente terminó, ella se quedó aturdida. El olor estaba en todas partes, y podía saborearlo con tanta fuerza en la boca. Parecía cálido contra su piel, también, y la sensación era excitante. Se humedeció los labios y lo probó. Ella inhaló y lo olió. Tenía un efecto más embriagador que todo el hidromiel del mundo.
Ella se estremeció, mirando hacia abajo a sus pechos. Ella vio cuán copiosamente su semen había salpicado sus tetas. Podía sentirlo húmedo y pegajoso en su cara. Se preguntó cómo se vería.
Imaginarlo le dio una emoción.
Gimiendo, Mash se acarició entumecida. Fue consciente de un resplandor caliente y un zumbido de hormigueo. Se le ocurrió que ella también acababa de llegar.
Se sonrojó bajo el semen de Shirou.
"Está en todas partes…" Susurró. "... Es demasiado."
"¿Sí?" dijo Shirou, sin parecer prestar mucha atención. Su cara estaba floja, relajada, y disfrutaba de la sensación de liberación, pero se notaba a leguas que los efectos de la pócima aún lo mantenían bajo su control. "Qué lindo."
Mash se estremeció.
Se lamió los labios, saboreando su semen de nuevo. Todavía estaba de rodillas ante Shirou, y había comenzado a inclinarse hacia adelante, casi automáticamente acariciando su cara en su entrepierna. Había algo muy agradable y tentador al respecto. "Ah, senpai.❤"
Frotó su mejilla contra su pene, y un poco de su flacidez desapareció. Sintió que la cosa se contraía contra su piel y se ponía rígida por minutos. Esto envió una emoción a través de su cuerpo. Joder, tenía un efecto abrumador en ella. Casi no era justo, de verdad...
¿Por qué tenía que ser tan atractivo? ¿Por qué tenía que ser tan bueno en la cama?
Mash se apartó una pulgada de Shirou. Ella sintió sus ojos vagando sobre su cuerpo. Se le puso la piel de gallina y se estremeció agradablemente.
No se le escapó que se estaba poniendo duro de nuevo.
Shirou no dijo nada, se lamió lentamente los labios mientras bebía la desnudez de Mash.
"Súbete a la cama." Le ordenó.
Mash sonrió. Podría haber estado adolorida y cansada, pero no diría que no a otra ronda. Ella no podía decirle que no a esa polla. No podía negarle a este hombre nada de lo que pedía.
Ella realmente ya era adicta a él.
Levantó las caderas, presentándose descaradamente mientras abría la boca. Sintió manos agarrar sus caderas y su cuerpo se estremeció cuando la polla se hundió en ella, y se derritió cuando su cuerpo comenzó a sacudirse y sacudirse con los empujes que venían desde atrás.
Shirou fue un poco menos gentil esta vez, y así era exactamente como le gustaba.
No le dedico ningún pensamiento, a su tan amado senpai en ningún momento mientras se hundía en aquel mar de depravación a la par que sus gemidos desenfrenados se escuchaban por toda la estancia.
