No lo digas

Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

¡Advertencia! Esta lectura es erótica y por supuesto OoC. No escribo canon, si no es de tu agrado abstenerse de leer, si eres menor tampoco debieses estar aquí.

O—

¿Cómo fue que llegamos a esto? ¿Por qué me ves así? No, no lo hagas, en serio no lo hagas, suplicaba con todas mis fuerzas.

—Deberías irte —fui tajante, pero ella no se movía.

—No he dicho nada —replicó de forma inmediata.

—Lo sé, por lo mismo.

—Ranma yo —la interrumpí de súbito.

—Akane, solo fue eso, ¿entiendes? Somos adultos ¿no? —hablaba sin titubear.

Debía ser firme, no podía flaquear en momentos como este. No quería arruinarlo, en realidad, así estaba bien.

—Claro —musitó ella con total decepción —Ya me iba, adiós —se despidió en medio de una brisa fría justo fuera del edificio en donde vivía.

Esa tarde me sobé la frente con disgusto, no debí ceder, no debí dármela de galán con ella. No estaba hecho para relaciones, "nada serio" ese era mi lema… sobre todo después de que mi corazón se ilusionara y rompiera sin miramientos, ya había aprendido mi lección.

Regresé a mi casa para olvidar lo que casi acababa de suceder, sin embargo al llegar la noche no era fácil, fui por una cerveza a la nevera me acomodé en el sofá y con la luz de la luna entrando por mi ventanal rememoré cómo es que llegamos a esto…

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Trabajábamos en la misma empresa, ella era la encargada de ventas, yo el supervisor de publicidad. Miradas intensas, un saludo vez en cuando, y la maldita fiesta de fin de año del equipo de gestiones; ahí la vi contonear sus caderas al compás de la pegajosa música, la ¡mujer era divina! Piernas largas, de muslos firmes que con ese mini vestido dejaba en evidencia el ejercicio que realizaba a diario. Una diminuta cintura cual avispa, unos bonitos y perfectos pechos que resaltaban por debajo de la maldita tela, porque sí, a esas alturas la tela era lo único que nos separaba. Su piel era blanca como la porcelana, una nariz respingada, sus labios carnosos cubiertos por un rojo cereza siempre tentadores invitándome a pecar… y qué decir de esos ojos, como la crema de una exquisita nutella brillaban de par en par cada vez que sonreía; Akane Tendo era hermosa e inteligente pero con una chispeza única y audaz.

Los mismos compañeros de trabajo nos habían incitado a bailar juntos, era la primera vez pegado el uno del otro. Electrizante, así lo definiría pues ella vibraba junto a mi entre pierna. ¿La deseaba? demasiado, pero cuando estuve a punto de atrapar su boca con la mía ella desistió sutilmente, pensé que había sido por lo público del evento y no quise insistir después de todo, no era mi intención ser el comidillo de la oficina la próxima semana.

Resultó ser que nos habían elegido como los mejores bailarines de esa noche, después de ponernos un par de coronas y flores nos llevaron a una sala para compartir una pequeña y especial degustación a solas; alcohol y manjares del mar ¡Todo muy afrodisiaco!

—Si quieres invita a tus amigas, esto es demasiado para nosotros —dije bebiendo un poco de vino blanco que había servido sobre la mesa, y no lo puedo negar, esa noche había ingerido una dosis alta de alcohol pero estaba en mis cabales, tenía buena resistencia.

La mujer caminó hasta la puerta y cerró pasando el seguro, levanté una ceja algo sorprendido. Cuando volteó a verme dijo una frase que hasta hoy no podía sacarme de la cabeza…

—¿Por qué habría de compartir mi premio? —esbocé una sonrisa, no estaba seguro de si estaba insinuándose o solo era mi instinto deseándola aún más que antes.

La mujer se abalanzó hasta mi boca de forma directa como un proyectil, sus labios jugaban suavemente junto a los míos, mi lengua no se hizo esperar, el sabor del vino en su boca era de otra dimensión y la sangre se agolpaba en un solo lugar.

Apenas pude dejar la copa que sostenía en la orilla de la mesa, sus pequeñas manos avanzaban rápidamente y con dedos ágiles desabotonaba la camisa. Se separó de mi boca solo para mirarme, era descarada y eso me excitaba, jaló del borde de la pretina de mi pantalón, y me preguntó…

—¿Traes protección?

—Sí —respondí ansioso.

—¿Quieres que te ayude? ¡No hay tiempo que perder! —agregó bajándome la cremallera, saqué el sobre dorado del bolsillo mientras ella corría los alimentos de un lado de la mesa.

Bajé la tela de mi bóxer dejando en libertad mi notable erección…

—¡Wow, espera un momento! —chilló tomándolo entre sus manos, lo acarició de arriba abajo excitándome aún más, no estaba seguro si ella lo disfrutaba más que yo, se mordisqueaba el labio inferior al tiempo que presionaba asegurándose de mantenerlo hinchado y duro para el encuentro.

—Si continúas me correré —gruñí.

—Nada de eso, no todavía —comentó volviéndome a besar.

En ese momento la tomé por las caderas, el mini vestido que traía lo subí hasta su cintura, correr hacia un lado la ínfima braguita que traía puesta era pan comido, y posando sus nalgas sobre la mesa me acomodé de tal forma que la penetración fue sublime. Apenas y se había deslizado el preservativo por mi piel, estaba tan estrecha que gemí lleno de estupor.

—Vamos Ranma, muéstrame lo que tienes —decía ella para luego morder parte de mi cuello.

Esa fue la primera vez juntos, esos minutos fueron un deleite total. Sus jadeos cerca de mi oído me decían que disfrutaba cada embestida, la mesa amortiguaba cada penetración y mi falo exploraba cada vez con más profundidad aquel recoveco tibio y húmedo.

Estábamos a punto de llegar al clímax cuando el pomo de la puerta se movía de forma enérgica, intentaban entrar pero mi amante había pasado el seguro, Akane tomó mi rostro entre sus manos y con esa mirada ardiente comprendí que no podía parar.

Tan solo un poco más, la fricción era deliciosa y lo sentí venir la besé con pasión para ahogar ese jadeo de satisfacción, ambos disfrutábamos de un magnífico orgasmo.

Ágilmente nos acomodamos la ropa, abrí la puerta y llegaron algunos supervisores quienes bromearon con que nosotros "estábamos cogiendo" y por eso la puerta estaba con trabada. Nunca olvidaré su rostro mientras lo hacíamos, sobre todo la sonrisa coqueta y la mirada seductora que me dedicó al ser "descubiertos" por aquel atrevido comentario.

A la semana siguiente nos volvíamos ver, fue inevitable después de todo éramos compañeros de trabajo. Ella estaba en la fotocopiadora, y las hojas se habían acabado por lo que la encontré minutos después en la bodega de materiales de oficina, estaba encaramada sobre una banca para tomar una caja en la que se apilaba el papel, en cuanto entré Akane perdió el equilibrio y pude atraparla entre mis brazos.

Nos miramos con complicidad, sí, esa noche en la fiesta no había sido suficiente para los dos y lo teníamos más que claro.

—Debes tener más cuidado —dije posándola sobre el suelo.

—¿Ya te vas? ¿A qué venías? —preguntó en cuanto puse la mano sobre la manilla.

—Por papel… —respondí al tiempo que ella posaba la palma de su mano sobre la puerta.

Esta ocasión era la segunda vez; la misma situación, a solas y pasando el pestillo.

—Estamos en el trabajo —comenté mientras ella me arrinconaba,

Me consideraba un galán, había tenido algunas novias, un amor real, y muchos encuentros casuales. Sin embargo era la primera mujer que me acorralaba de esa forma, siempre tomando la iniciativa, sin dudarlo ¿lo quería? Lo obtenía porque sabía que la deseaba.

—¿Y? ¿No quieres? —cuestionó mientras desabotonaba su blusa delante de mí.

Mi respiración se entre cortaba de solo verla, la mujer me gustaba, y claro que deseaba otro furtivo y candente encuentro. De un momento a otro la besaba lleno de ímpetu, mis manos masajeaban uno de sus pechos e introducía su mano dentro de mi pantalón sin ningún tipo de vergüenza. Su mirada desafiante hizo salir lo bestia que hay en mí, la voltee de una sola vez y subí su falda para nalguear esas hermosas posaderas.

Otra vez el sobre dorado que traía conmigo era necesario, cubriendo mi glande fui por ella. Mis manos masajeaban sus respingados pezones al tiempo que la corrompía, la mujer se sostenía de la maldita repisa y jadeaba suavecito para no ser descubiertos. A ratos la tomaba por las caderas y cada vez estrechaba más el encuentro, nos entendíamos perfectamente, y el hecho de ser descubiertos le daba ese toque de adrenalina extra.

Nuestros sexos se deleitaban de cada embestida, me gustaría desnudarla por completo pero en aquella circunstancia sería demasiado. Besé la fina línea de su espalda, enloquecido por su aroma, jalé su cabello con delicadeza y podía oír el compás de sus pechos, era una melodiosa sinfonía que nos llevaba al éxtasis.

¿Cómo podría olvidar esas caderas? Y en esos momentos eran completamente mías. Mi miembro rebosaba de dicha ante tanta estrechez…

—¿Un poco más? —pregunté con la voz entre cortada.

—No te detengas —pedía casi en súplica.

Un "ah" otro "ah" y un "más" hicieron que mi velocidad aumentara, literalmente la cogí duro contra el muro, y juntos volvimos a tener nuestro segundo orgasmo.

Su frente notoriamente perlada por el ejercicio recién efectuado le daba un brillo seductor. Akane se acomodó la ropa tan ágil como la primera vez y salió de allí con la caja entre sus manos, cinco minutos después salía yo en otra dirección.

En cuanto llegué a mi oficina solté un tremendo suspiro, busqué mi silla y me acomodé para trabajar pero a mi mente solo venían escenas eróticas que acaba de realizar.

¿Qué estoy haciendo? No era de embaucarme dos veces con la misma mujer, pero con ella no lo podía frenar. ¿Cómo negarme si ambos nos complacíamos a la perfección?

Esa semana la volví a ver, esta vez en el casino, era viernes. Fui tarde almorzar, ya no quedaba nadie en el lugar. Solo dos bandejas con tazones de comida para calentar, uno tenía mi nombre el otro era de ella, sí, de Akane.

Cuando la vi aparecer por esa puerta se sorprendió, no esperaba verme.

—¿Qué tal Saotome? —preguntó muy cordial.

—Todo bien, vine por comida ¿quieres almorzar junto a mí? —pregunté muy casual, ella asintió.

Caminó dando pasos largos en sus tacones y entró hasta la cocina a buscar un no sé qué, de pronto un grito proveniente de su garganta me asustó y corrí a ver qué le pasaba. Se miraba uno de sus dedos haciendo un mohín de dolor…

—Me quemé —señaló, me acerqué hasta ella tomé su dedo del medio y no sé por qué lo llevé hasta mi boca.

Nuestras miradas ardían de deseo el uno por el otro, nos fundimos en un profundo beso. ¡Ay esa boca provocaba una erupción en mi interior! Caminamos torpemente hasta chocar con una puerta, la abrimos sin titubeos, dentro habían unos cajones con vegetales y otros llenos de coles.

Tomé su mano y le pedí que se recostara sobre estas, cogí una de sus piernas y lentamente fui rasgando las mallas negras que traía puestas, besé sus muslos con alevosía. Mi objetivo era llegar a ese preciado lugar, se veía preciosa con las mejillas rosadas cuando deslicé un lado de su braguita, ella lo sabía, quería hundirme en ese recoveco y degustarla.

Apenas acaricié su suave y almidonado monte de venus ella jadeó sutil, un beso por aquí y por allá y pronto sus piernas se entre lazaban a mi cuello. Mi lengua saboreaba su sexo; de dulce a salado, exquisito. Akane se retorcía arqueando su espalda, mi entre pierna punzaba con fuerza y el dolorcito subía de nivel, pero anhelaba hacerla correr en ese estado. Con la ayuda de mis dedos exploré mucho más, su clítoris era como el botón de una rosa, y justo allí ella se deshacía en gemidos sugerentes y desvergonzados.

Sentí sus manos tirando de mi cabello y como sus piernas hundían mi rostro en su zona más íntima, lo estaba disfrutando en su máxima expresión…

—Ya no aguanto… —musitó apenas, me aferré a sus caderas esperándola y tan solo unos segundos después explotó dentro de mi boca.

Me incorporé más que satisfecho, quería otro round, en verdad lo esperaba pero su móvil sonó estrepitosamente. Y fue allí que me enteré de que tenía novio.

—Debo irme —comentó subiendo su braga.

—Espera —dije sin más.

—¿Qué sucede? —preguntó.

—¿En verdad, tienes novio? —ella asintió.

—¿Qué? ¿Tú no? —Estaba muy sorprendido, tanto que no pude articular palabra —Estuvo delicioso —agregó haciendo un guiño, me besó en los labios y se fue.

Como si eso no fuese suficiente, un mes después otro evento de la empresa eso sí más formal nos llevaría a vernos nuevamente. Luego de esa última vez había decidido evitarla, tenía novio y no me lo había dicho, es más si no fuese por esa llamada creo que no me enteraba de ese gran detalle. Una cosa era coger como un puto don juan, otra muy distinta era entrometerme entre faldas con compromisos.

Esta fiesta era para premiar a los colaboradores que participaron de un concurso especial. El salón de evento estaba elegantemente decorado, los asistentes podían venir con un acompañante, y ella no fue la excepción. El sujeto a su lado no le soltaba la cintura, era su forma de demostrar que le pertenecía, ¡pobre iluso! Pensé mientras bebía una copa de champagne. Ella sonreía y saludaba a todo mundo, se veía preciosa y cuando volteó pude entender por qué el sujeto la acaparaba tanto; el escote en su espalda era de miedo terminando en el inicio de su bonita y pronunciada cola.

—¿Ya la viste? —preguntaba un colega.

—No sé de qué hablas —respondí haciéndome el desentendido.

—No te hagas Saotome, recién la mirabas.

—Yo no veo nada y tú deberías hacer lo mismo.

—Pero es que Tendo se ve ¡divina! Lástima que tenga novio ¿no crees?

No quise contestar, rápidamente cambiamos de tema y nos divertimos bastante en la hora siguiente. Fui hasta el jardín trasero para fumar un poco, vi a varios ir y volver así es que aprovecharía de echar algo de humo antes de una última copa y regresar a casa. Hacía frío pero no lo sentía tanto, encendí mi cigarrillo y lo llevé hasta mi boca fue entonces que escuché unas voces…

—¡Ya déjame! —alcé la vista y era ella quien intentaba zafar del novio.

—Vámonos de aquí, ya estoy aburrido —replicaba él.

—No quiero, lo estoy pasando genial ¿acaso no puedes hacer eso por mí?

—Es difícil concentrarse contigo así —respondía el sujeto haciendo alusión a su vestido.

—Me aburres, mejor vete ¿sí?

—¿Vas a empezar con eso de nuevo? Hace semanas que no te toco, no me dejas ¿qué te pasa?

—¡Cállate! —le gritó ella incómoda al notar que pasaba gente cerca.

Maldición, el cigarrillo se me acababa y quería saber cómo terminaba ese dramón.

El tipo la tomó de su muñeca y la obligaba a caminar hasta que ella se sentó ignorándolo por completo, el hombre bufó y se fue muy enojado.

Me acerqué ignorando la orden de mi cerebro…

—¿Quieres? —pregunté ofreciéndole un cigarrillo, ella negó.

—¿Oíste todo? —susurró algo avergonzada.

—Un poco, mejor ve tras él… podría hacerte un escándalo ¿no crees?

—¡Me importa muy poco! Le pedí que se comportara, pero no puede hacerme un solo favor —reclamaba.

—Bien, suerte —indiqué con la mano para irme, pero ella sujetaba la tela de mi saco.

—No te vayas —pidió con voz sutil.

—No hagas esto, podrían vernos —dije sacando su mano con cuidado, pero entonces vi su muñeca enrojecida y me sentí enojado, ella incluso se sorprendió no lo había notado —¿Siempre te trata así? —cuestioné molesto.

—No, es que no quería que usara este vestido y quería que nos fuéramos.

Entonces el sujeto apareció justo en el momento más inadecuado.

—¿Disculpa, por qué tocas a mi novia? —preguntó alterado al ver que aun sostenía su mano entre la mía.

—Es un compañero de trabajo, me estaba ayudando —comentó Akane poniéndose de pie para darle la mano interponiéndose entre los dos.

El tipo la veía con evidente molestia, pero en cuanto pasó por mi lado puso en mi bolsillo un trozo de papel, la vi alejarse con él sin más.

"00:00" era lo único que decía, vi la hora en mi móvil y solo faltaban unos quince minutos. Regresé al salón me despedí y tomé un último brandy, fui hasta afuera y busqué mi coche en el estacionamiento, no podría conducir en este estado, llamaría a un conductor designado y no la esperaría; esa mujer está loca dije en voz alta.

—¿Loca? —habló de pronto espantándome por completo.

—¿Qué haces aquí y tu novio?

—Ya lo despaché —respondió inclinándose hacia mí.

—Que bien, ahora déjame pasar quiero irme a mi apartamento.

—¿Por qué tan aburrido Saotome? —musitaba tironeando de mi corbata.

—Akane ¿no lo entiendes?

—Wow, dilo otra vez —pidió, la miré confundido.

—¿Akane? —entonces ella jaló más de mi corbata obligándome a verla de cerca, se acercó a mi oído y susurró…

—Vamos hacerlo otra vez, quiero oír mi nombre en tu boca —me alejé lentamente, la mujer buscaba con ansias este tipo de encuentros, más bien me buscaba a mí, ella quería sexo pero solo conmigo.

Sabía que me estaba metiendo en un embrollo, que no debía pensarla más, pero Akane me gustaba y fantaseaba con quitarle ese sexy vestido.

—He bebido un poco… ¿no te importa?

—La primera vez, los dos bebimos —respondió.

—No puedo conducir, estaba a punto de llamar a alguien…

—Yo conduzco, no bebí nada esta noche ¡lo juro! —exclamó alzando su mano como toda un boy scout.

Puse mi dedo en la manilla del carro, esta leyó mi huella y me senté de copiloto. La intrépida mujer comprendió rápidamente, pasó por delante de mis ojos para subirse al coche, en cuestión de minutos llegábamos a mi edificio. Nos bajamos del carro con un solo objetivo, estar a solas y a puertas cerradas. Más no imaginamos lo que sucedería después, nunca había sentido tanta tensión sexual con una fémina, mientras el elevador subía hasta el piso ocho nos veíamos expectantes, no estábamos solos, no era posible realizar un candente preámbulo. Sin embargo en cuanto entramos a la privacidad de mi hogar, eso cambiaría, esta vez sería diferente, era momento de acorralarla por completo. La besé con tanta pasión que creí sacarle todo el pintalabios que traía puesto, las manos picaban por arrebatarle el vestido, solo que el toque en el timbre de mi puerta nos descolocó.

Ella no quería que atendiera, y no le hice caso… entre la oscuridad, mi deseo por poseerla y las copas de más en mi cuerpo abrí la puerta encontrándome con un tipo de ojos agua marina, acto seguido su puño en uno de mis ojos y al suelo.

El tipo saltó sobre mí y me volvió a golpear esta vez cerca de la boca, estaba completamente aturdido, lo que es peor, pude reconocerlo pues era su novio.

Akane chillaba para que me soltara, ante la euforia y necedad del sujeto no halló nada mejor que golpearlo en la cabeza con la jarra de agua que mantenía siempre fresca en la cocina.

Nuestra noche de pasión había llegado a su fin, como pude lo arrastré hasta el elevador y abajo lo empujé dentro de un taxi.

¿Y ella?, se fue con él.

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Y hoy, luego de varias semanas evitándola a toda costa. Ha venido a buscarme, era sábado por la tarde y venía de tomar un café con un amigo. Se veía algo pálida, y con semblante notoriamente cabizbajo, no la dejé hablar, en verdad no quería más líos.

Esperaba cualquier cosa, mucho menos que me viera así, su mirada la delataba. Dime lo que sea menos eso, pensé. No lo sé, que solo pasabas por ahí, que me extrañabas, que le gustaba, incluso que amaba esa mezcla de perfume y cigarrillo que solía usar, que me parecía a su actor favorito o que tuviésemos otro encuentro para luego seguir cada quien por su camino.

No estaba preparado para eso, incluso aunque no lo dijo, no puedo superar cómo es que lo gritaba con la mirada.

Fin

Estimado lector, inspirada escuchando algo de la banda "Miranda" con su tema "No, pero no" este shot fue escrito con la perspectiva de un Ranma quien detesta el compromiso. Como pudieron leer, él era un galán de encuentros furtivos sin embargo no repetía dos veces con la misma mujer. Claro está, para hacerlo más entretenido mi hermosa y sexy protagonista no podía ser otra que Akane, quien lo traía bien embobado sobre todo después de probarla.

Agradecida de sus lecturas, comentarios y recomendaciones.

Dedicada a esas aventuras donde es mejor no exponer lo que dice el corazón.

Desde un rincón de Chile, una fanática más de Ranma.

¡Que nunca muera el fandom!

Sweetsimphony._