NOTA: Bishojo Senshi Sailor Moon no es de mi autoría. Le pertenece a Naoko Takeuchi. Yo solo utilizo los personajes de dicho manga/anime sin ninguna intención lucrativa, tan solo con la finalidad de generar entretenimiento y diversión.
I. Ami Mizuno
–Excelente procedimiento, como siempre, señorita Mizuno. Puede ir de nuevo a su asiento.
Colocando de nuevo la tiza en su lugar y agradeciendo a su profesor con una ligera reverencia, Ami se dirigió de nuevo a su silla. Su vista pronto se posicionó en el libro que se encontraba sobre su mesa, mientras tomaba su lapicera y comenzaba a hacer apuntes de lo que el maestro comenzaba a explicar.
–Tsk, de nuevo esa chica cerebrito. Sí que es alguien engreída.
–Cállate, te escuchará.
Un suspiro salió de sus labios, mientras sus dedos instintivamente apretaron con un poco más de fuerza la lapicera con la que se encontraba realizando apuntes en su libreta. No era la primera vez que escuchaba comentarios de esa índole acerca de su persona y sabía que era algo que no iba a terminar.
Pero aun así, algo dentro su pecho se sentía vacío cada que escuchaba comentarios así.
A veces, solo a veces, deseaba poder dejar de ser como era.
A veces, solo deseaba poder tener una amistad con quien pasar las tardes y hablar de un montón de cosas.
Meneando su cabeza, eliminando esos pensamientos, enfocó toda su atención en la explicación del maestro, mientras tomaba los apuntes correspondientes que le ayudarían para repasar de nuevo en su casa.
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La primera mitad del horario escolar había por fin finalizado. Era la hora del receso y Ami pudo observar como la mayoría de sus compañeros salían corriendo para dirigirse a algún lugar retirado y poder conversar, otros deseaban permanecer dentro del salón y juntaban sus sillas mientras se mostraban felices los almuerzos que sus madres les habían preparado para comer y los restantes deseaban quedarse mientras adelantaban tareas y comían al mismo tiempo su almuerzo.
Ella era una de ese último grupo.
Al tener una personalidad tan reservada y siendo intimidante por su alto desempeño y el alto IQ que muchos especulaban que poseía, solo tenía su salón de clase como el lugar adecuado para pasar el tiempo libre que solían tener en la escuela y poder continuar con sus estudios y adelantar sus correspondientes tareas.
Su desayuno, aunque sencillo, consistía en una porción pequeña de arroz, acompañado con unos trozos pequeños de carne y un poco de frutas y verduras que había encontrado en el refrigerador esta mañana.
Una pequeña sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro. Sí bien su habilidad en la cocina no era la más envidiable y su madre, entre turnos y guardias en su hospital, no podía prepararle un almuerzo como el que escuchaba presumir entre sus compañeras de clase, podía decir con gran confianza de que sus lecturas a múltiples recetarios y libros sobre cocina comenzaban a dar frutos para experimentar con más y más ingredientes.
–Mizuno-san. – la silueta de una chica se posó frente a ella. Levantando la vista, observo que era una joven de cabellera negra y de sonrisa enorme.
–Yukishiro-san. –le sonrió, cerrando un momento su libro y tapando su almuerzo para dedicarle toda su atención a la chica. – ¿Ha ocurrido algo?
Un ligero sonrojo se dibujó en las mejillas de la chica, en ese momento detalló que sus brazos se encontraban posicionados tras su espalda y lentamente los volvía a posicionar frente a ella, mostrando una libreta con unos problemas sin resolver.
–Verás, ayer no pude resolver estos problemas de la tarea de matemáticas y quería saber si podías explicarme como resolverlos.
Una ligera sonrisa apareció en su rostro, mientras asentía con su cabeza y observo como la chica acomodaba su silla para poder escucharla con atención.
–Verás, estas son integrales y la fórmula para poder resolverlas es…
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La segunda mitad del horario escolar había terminado por fin. Mientras colocaba sus cosas de manera delicada dentro de su maletín y escuchaba con atención a las ultimas indicaciones de su profesora de turno, Ami tono como todos sus compañeros comenzaban a balbucear sobre a donde irían saliendo de la escuela y formaban planes para los días siguientes.
Era viernes, con una magnifica tarde de primavera y con un fin de semana por delante. Los fines de semana la relajaban, pues eran los días donde podía concentrarse completamente en sus tareas y estudios para sus clases y además, eran los días donde podía convivir un poco más con su madre y aprender muchas cosas sobre su carrera.
Con un "y eso es todo por hoy", el presidente de su salón dictó la orden de ponerse en pie y agradecer de manera grupal la lección impartida por la profesora, seguido por un agradecimiento de parte de ella.
–Ah, señorita Mizuno. –la llamó la profesora, mientras todos los demás alumnos comenzaban a retirarse. –necesito que me acompañe al salón de profesores.
– ¿Ha ocurrido algo malo con mi desempeño?
–Oh, no. Nada de eso. –sonrió la profesora, tratando con eso de calmar su creciente nerviosismo. –es solo que tenemos una situación en la cual necesitamos que usted nos pueda ayudar. Lo hemos discutido en la hora de receso, pero no queríamos interrumpir su horario académico, así que acordamos charlarlo al finalizar las clases.
Con un suspiro de relajación, pudo sentir como liberaba el aire que sin querer había estado conteniendo en esos momentos. Con un asentimiento, siguió a la profesora hasta el salón de profesores y observando que ahí no terminaba el trayecto, mantuvo su paso hasta estar frente a frente a la puerta de la oficina del director del instituto.
Tras unos leves golpes y una voz que desde adentro les autorizaba entrar, la profesora abrió la puerta y, permitiéndole entrar primero, cerró la misma al estar ambas adentro.
–Ah, señorita Mizuno. –le saludó el director, mientras que con una sonrisa le señalaba un lugar vació frente a su escritorio –gracias por haber venido, por favor tome asiento.
Ami agradeció, con una ligera reverencia, mientras se sentaba en el lugar que le habían indicado y fue ahí cuando se dio cuenta de que no era la única estudiante que había sido citada ahí.
De cabellera castaña y larga, amarrada con una larga coleta, portando un uniforme ajeno al de la escuela, con sus brazos cruzados y ceño fruncido.
–Ella es Makoto Kino –comenzó el director, mientras observaba fijamente a Ami. –es una estudiante que recién ha ingresado a nuestra escuela y necesitamos que usted nos apoye como su tutora para que pueda ponerse al corriente con los temas, ¿nos ayudaría con eso, señorita Mizuno?
Ella no pudo hacer más que tragar saliva pesadamente, asentir y rezarle a Dios que todo saliera bien. Un vacío en su estómago y el sudor frío que corría por su espalda solo le hacían preguntarse algo: ¿en que se había metido?
THE END
Espero que esta nueva historia que tengo en mente les vaya a gustar : trataré de actualizarla lo mas pronto posible, asi que no desesperéis jsjsjs
¡Se cuidan, mis guerreros!
