A la mañana siguiente de su llegada a Londres, Lizzy recibió una carta de su padre que la dejó sorprendida.
19 de Abril 1812
Longbourn
Mi querida Lizzy,
A pesar de que te extraño y desde que tu y Jane se fueron de Longbourn escasea la conversación inteligente en esta casa, tienes mi permiso para quedarte unos días más en Londres. Solo envíame un correo para avisarme cuando quieras volver para mandar a Tom a buscarte. Espero que Jane también vuelva contigo, ya que hace varios días que no tenemos noticias de ella. Si alguna de ustedes vuelve con un pretendiente o mejor aún comprometida calmaría mucho los nervios de tu madre.
Quería además avisarte que ayer recibí una interesante carta de los Collins junto a una nota de la Srta. De Bourgh solicitando que vuelvas a Hunsford.
Lamentablemente en esta ocasión no puedo acceder a tal petición ya que la tuberculosis es una enfermedad muy contagiosa y no deseo que corras riesgos innecesarios.
Tu padre
Después de leer la carta, sintió mucha pena por no poder volver a Kent y ver nuevamente a Anne, pero entendía los motivos de su padre. Quería estar unos días más con Jane, ya que notaba que su hermana aún no se había recuperado completamente, y le había dicho que quería quedarse un tiempo más en Londres. Después de hablar y mostrarle la carta a su tío Gardiner, y a Jane, le contestó a su padre que iba a volver sola a Longbourn y quería quedarse en Londres dos semanas más.
Esa misma noche, su tío invito a cenar a dos de sus principales socios ya que habían cerrado un negocio muy lucrativo. El Sr. Harrison y el Sr. Thompson. El Sr. Harrison era un hombre de la edad del Sr. Gardiner y vino acompañado de su esposa, mientras que el Sr. Thompson era un hombre viudo, relativamente guapo de unos treinta y cinco años.
Durante la cena, el Sr. Thompson se sentó al lado de Jane, mientras que Elizabeth se sentó al lado de la Sra. Harrison, que era una mujer muy similar en edad y temperamento a su tía Gardiner. Elizabeth mientras conversaba animadamente con dicha señora, disimuladamente observaba el comportamiento de Jane y del Sr. Thompson.
El Sr. Thompson habló toda la noche casi en exclusividad con Jane y parecía genuinamente interesado en ella, pero, por otro lado, Jane tenía una sonrisa forzada en el rostro y demostraba muy poco interés en lo que decía el caballero. Incluso su hermana parecía estar ausente o aburrida por la compañía.
Esa misma noche, al acostarse en el dormitorio que solían compartir en casa de los Gardiner, Lizzy aprovechó la ocasión para preguntarle directamente a Jane su opinión sobre el Sr. Thompson. La respuesta de Jane la sorprendió profundamente…
"El Sr. Thompson tiene 35 años, es un hombre muy amable e inteligente, es dueño de una empresa importadora similar a la de tío Gardiner. Tiene un ingreso de aproximadamente unas 1000 al año, una única hija de cuatro años y su esposa murió poco después de que la niña nació."
"Bueno, te olvidaste de agregar que también es alto, guapo y parece estar muy interesado en ti." Agregó Lizzy juguetonamente.
"¡No seas absurda Lizzy! El Sr. Thompson apenas me conoce, y dudo mucho que cuando me conozca mejor siga interesado en mí."
"¡Jane, no es verdad lo que dices! Estoy segura que si el Sr. Thompson te conoce mejor va a estar aún más interesado en ti de lo que está ahora."
"¿Eso crees Lizzy? ¿Si soy tan especial, entonces, cómo explicas el abandono del Sr. Bingley?"
"El Sr. Thompson es un hombre de treinta y cinco años que evidentemente sabe lo que quiere. El Sr. Bingley es simplemente un joven rico e inconstante que no sabe lo que quiere. ¡Fijate solo en esto, alquiló una hacienda y después nunca más volvió! Se que se comportó en forma deshonorable al proponerte matrimonio e irse al otro día, pero créeme que dudo mucho que el Sr. Thompson o la mayoría de caballeros se comporten de esa manera."
"No Lizzy. No quiero correr ese riesgo nunca más. Además, es muy difícil que un caballero quiera casarse conmigo ahora."
Lizzy miró a su hermana asombrada, y le dijo enfáticamente, "No puedes pensar semejante tontería. Estoy segura que muchos caballeros gustosamente se casarían contigo si tú les demostraras simplemente un mínimo de interés."
"No quiero hablar más de este tema Lizzy, tengo mis motivos para sentir y pensar lo que te estoy diciendo. Lo que menos quiere ahora es discutir contigo. Buenas noches." Jane apagó la vela de su mesa de noche y con ello dio por cerrada la conversación.
Si bien no hablaron más por el resto de la noche, a ambas les costó varias horas lograr conciliar el sueño. Esa fue la primera vez en varios años que tenían una discusión, de la que sería una serie de discusiones que tendrían durante los siguientes meses...
