Contrario a lo que Jane pensaba y deseaba, el Sr. Darcy de acuerdo a lo que había hablado con Elizabeth, efectivamente fue a casa de los Gardiner.
A pesar de la declaración de amor del Sr. Darcy, Lizzy tenía leves dudas sobre la constancia del caballero. Al verlo llegar a la casa de sus tíos, se sintió contenta y aliviada. En esos pocos días que habían estado separados, había tenido tiempo de analizar sus sentimientos por el caballero. Se daba cuenta que admiraba al Sr. Darcy y que era muy probable que estuviera a medio camino de enamorarse de él.
Al entrar en la habitación, los ojos de Darcy buscaron enseguida a Elizabeth, y la miraron con total devoción mientras que ella le dedicó su mejor sonrisa.
Después de las presentaciones y saludos de rigor. La Sra. Gardiner tuvo ocasión de observar el comportamiento del Sr. Darcy y sus sobrinas. En muy pocos minutos, se dio cuenta de que el Sr. Darcy estaba muy interesado en Elizabeth y le daba la impresión de que el sentimiento era recíproco. Mientras que Jane miraba conversar al Sr. Darcy y a su hermana con el ceño fruncido.
La Sra. Gardiner trató de que el mal humor de Jane pasara desapercibido, y le estuvo hablando por varios minutos al Sr. Darcy sobre su infancia en Lambton. Elizabeth y Darcy trataron en más de una ocasión de que Jane participara en la conversación, pero ella respondía solo con monosílabos y solo cuando le hacían directamente una pregunta.
Disimuladamente, la Sra. Gardiner en un momento en que fue a hablar con la cocinera, le pidió a un sirviente que fuera a buscar al Sr. Gardiner que estaba trabajando en su empresa. El Sr. Gardiner al recibir el mensaje, enseguida regresó a su casa, y llegó justo cuando Darcy le estaba dando un beso en la mano a Elizabeth en la puerta.
Al ver a su tío, Elizabeth se sonrojó e hizo las respectivas presentaciones. "Sr. Darcy, le presento a mi tío, el Sr. Gardiner" hizo una pausa y agrego, "Tío Gardiner, él es el Sr. Darcy."
"Sr. Gardiner, es un gusto conocerlo. Si dispone de unos minutos, me gustaría poder conversar con usted sobre un tema personal."
El Sr. Gardiner lo miro impasible y le respondió, "El gusto es mío Sr. Darcy. Si desea podemos conversar ahora en mi despacho."
"Excelente, por mi parte no hay problema."
"Entonces, venga conmigo…"
Después de cerrar la puerta de su oficina, el Sr. Gardiner que estaba acostumbrado a ser directo en los temas concernientes a su familia, interrogó a Darcy.
"Para ser honesto Sr. Darcy, estoy sorprendido por su visita. Dado que hasta hace unos minutos no nos conocíamos, siento curiosidad por saber que desea hablar conmigo. ¿Dígame en qué puedo ayudarlo?"
Darcy lo miró a los ojos y le respondió con total franqueza, "El motivo por el que quiero hablar con usted es porque hace unos días le pedí permiso a su sobrina la Srta. Elizabeth para cortejarla. Para mi buena fortuna, ella me hizo el honor de aceptar. Hoy vine a su casa a visitar a la Srta. Elizabeth y además porque deseo aclararle que mis intenciones son honorables. No quiero que haya ningún tipo de mal entendido."
El Sr. Gardiner visiblemente sorprendido le dijo, "No esperaba esto. Agradezco su sinceridad, sé que mi sobrina es una joven muy bonita y especial, y celebro su buen gusto, pero igual me sorprende que un hombre de su posición social, que puede aspirar a casarse con la hija de un conde, quiera casarse con la hija de un caballero de menor rango."
"Sr. Gardiner, todo lo que usted ha dicho es verdad, y créame que antes de tomar esta decisión lo he pensado seriamente. Usted no me conoce, pero créame que no tomo decisiones de este tipo a la ligera. Me gustaría tener su permiso para visitarla en su casa y cortejarla."
El Sr. Gardiner asintió, "Como guardián de mi sobrina cuando está en Londres, que como sabrá aún no ha alcanzado su mayoría de edad, le doy permiso para que la visite y corteje en mi casa, siempre y cuando este mi esposa o la Srta. Bennet como chaperona…"
Esa misma noche, durante la cena, el Sr. Gardiner les contó a su esposa y sobrinas los pormenores de la conversación con el Sr. Darcy. Elizabeth estaba muy contenta y esperaba con ansías que continuara el cortejo, la Sra. Gardiner estaba gratamente sorprendida y Jane estaba preocupada.
El Sr. Gardiner a pesar de que le pareció que el Sr. Darcy era sincero y nunca había escuchado un mal reporte de él, decidió que era prudente investigarlo. Tenía varios conocidos y algunos familiares de su esposa que vivían en Derbyshire y por ello esa misma noche tanto él como la Sra. Gardiner escribieron cartas con sutiles preguntas sobre el Sr. Darcy.
