Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you Ariel for giving me the chance to share your story in another language!

Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Treinta: Edward

6 de octubre de 2022

Cambridge, Inglaterra

Bella tarda un buen rato en calmarse. Estoy noventa y nueve por ciento seguro de que son las hormonas del embarazo lo que la tiene tan llorona.

No se lo digo, pero verla llorar así me hace querer llorar a mí también. Me contengo, apenas, y solo la abrazo mientras se calma.

Llamamos a mi mamá cuando ella se siente lista.

—¡Bella! Cariño, ¡qué alegría saber de ustedes! ¿Cómo está todo? ¿Ya se instalaron? ¿Cómo le va a Edward? ¿Ya hizo amigos en la escuela? Encontré algunas cosas para su nuevo hogar, cosas pequeñas, pero se las iba a enviar…

—¡Mamá! —digo, interrumpiéndola—. Gracias, pero estamos bien, todo está bien.

—Edward, ¡cariño! ¿Cómo te va en la escuela?

—Me va genial, mamá. —Miro a Bella, que ve ansiosamente mi teléfono como si mi mamá pudiera salir de ahí y empezar a limpiar ya—. Tenemos noticias.

—¿Oh? ¿Debería traer a papá? Espera. —La línea se queda en silencio un momento y Bella me mira.

—Se va a mudar para acá cuando se lo digamos —susurra. Resoplo.

—Sí, probablemente.

—¿Edward? ¿Bella? ¿Siguen ahí?

—Sí, mamá. Aquí estamos.

Mamá tararea.

—Ya tengo a papá aquí conmigo. Carlisle, tienen noticias. No, no sé qué es. Espera, los pondré en altavoz.

Bella se gira hacia mi pecho, luchando contra una risita. Al fin mis padres están listos.

—Bien, ¿cuáles son sus noticias? ¿Te vas a graduar antes? ¿Te ofrecieron trabajo?

Me río.

—No, mamá. ¡Tengo como tres días en la escuela!

Bella sonríe a mi lado. Solo mi mamá asumiría que sus hijos son capaces de acortar un programa de doctorado a unos cuantos días.

—Es, déjalos que nos cuenten —dice papá, suena un poco divertido.

—Bueno, es que estoy muy emocionada por saber de ellos. Dijeron que nos llamarían todo el tiempo —comenta.

—Cariño, nos llaman una vez a la semana.

Mis padres empiezan a discutir y puedo sentir que la conversación se nos está yendo de las manos.

—¡Estoy embarazada! —exclama Bella.

Se escucha un chillido raro y jadeante en el teléfono, y Bella me mira con ansiedad.

—¿Mamá? ¿Acabas de gritar? —Es difícil identificar qué fue eso.

—¿Un bebé? —Sí, definitivamente está gritando—. ¿Qué? ¿Cuánto tienes? ¿Cuándo nace? ¿Ya compraron algo? ¿Eligieron nombres?

—No, mamá —la interrumpo otra vez, riéndome—. Bella tiene nueve semanas. Todavía no le decimos a todos, solo a la familia.

Espero que quede claro lo que intento decirle.

—Bueno, ¿ya le contaste a la abuela Platt?

Pongo los ojos en blanco.

—No, mamá, todavía no llamamos a la abuela.

—¿Quién es tu doctor? ¿Es bueno?

Bella pone los ojos en blanco.

—Es un fanfarrón —le dice Bella—, pero creo que probablemente sabe lo que hace.

—Carlisle, haz unas llamadas. Averigua con quién puede ir Bella. Necesitamos solo lo mejor para nuestro nieto.

Prácticamente puedo sentir a papá poniendo los ojos en blanco.

—En fin, mamá, queríamos que ustedes lo supieran. Ya casi es hora de cenar para nosotros, así que nos vamos, pero hablaremos otra vez el domingo, ¿de acuerdo?

—Espera, Edward, ¿ya han…?

—Les hablamos después, chicos. Felicidades —dice papá, interrumpiendo a mamá. La línea se corta y Bella estalla en risitas.

—No quiero estar nada cerca de Chicago en este momento. ¿Puedes imaginar la reacción violenta que está a punto de enfrentar tu papá por cortar así a tu mamá?

Me río.

—Lo sé, que Dios lo acompañe.

Bella se ríe y se acurruca en mis brazos. Estamos recostados en el sofá y se siente muy cómodo. Ha sido agradable poder pasar el día juntos.

—¿Vas a llamar a las chicas? —pregunto.

Bella tararea.

—En un minuto —bosteza un poco—. Ya estoy cansada.

Asiento.

—Sí, nos vendría bien una siesta.