Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you Ariel for giving me the chance to share your story in another language!

Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Treinta y uno: Bella

13 de octubre de 2022

Cambridge, Inglaterra

El sonido de mi celular nos despierta. Es tan ruidoso y repentino que grito, tirando a Edward del sofá. Se estrella sobre el piso, maldiciendo mientras yo rebusco mi teléfono.

—¿Qué? —grito, respondiendo la llamada. Edward sigue maldiciendo y volteo a verlo—. Perdón —murmuro—. ¿Te magullé el culo?

—¿Bella?

Miro mi teléfono, desorientada.

—¿Alice?

—¿Qué están haciendo Edward y tú? ¿Dijiste que le magullaste el culo? —Se une la voz de Rose y Alice gime mientras yo me burlo.

—Pues estábamos…

—¡Detente! —grita Alice—. No, no puedo, tengo que poner un límite.

Rose y yo nos reímos, y Edward se pone de pie frente a mí.

—Iré a preparar la cena —dice, frotándose la cadera. Asiento y me estiro hacia él, jalándolo hacia mí. Frunce el ceño al acercarse. Me muevo hacia enfrente para besarle el culo y lo hago reír. Lo dejo ir con una palmadita en el trasero.

—¿Bella?

Oh, Dios, me olvidé por completo de que estaba al teléfono.

—¿Eh?

Edward se ríe al dirigirse a la cocina.

—¿Hay algo que quieras contarnos?

Parpadeo.

—¿Esme te contó?

Alice se ríe.

—No pudo guardárselo. Siendo justas, la llamé como tres minutos después de que colgó con ustedes.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Qué sucede? —pregunta Rose.

—Esperen, vamos a hacer videollamada.

Cambiamos la llamada y me siento aliviada al ver sus rostros. Dios, las he extrañado.

—Bien, ¿qué está pasando? —pregunta Rose, alzando una ceja. Tarareo.

—Es que he sido infectada.

Alice resopla mientras que Rose se acerca a la cámara.

—¿Qué?

Asiento con aspecto severo.

—Con el Engendro del esperma.

Alice estalla en carcajadas, se ríe tan fuerte que tiene que soltar su celular. Rose se ve confundida y luego se está riendo también.

—¿Engendro del esperma? —brama Alice—. Dios, qué bonita forma de referirte a mi sobrina o sobrino.

Resoplo.

—Descargué una aplicación de embarazo para registrar esta mierda. Me preguntó cuál era el nombre del bebé, así que escribí Engendro. Es una locura recibir actualizaciones diarias sobre mi Engendro.

Las chicas vuelven a estallar y ahí estamos las tres sentadas, riéndonos a carcajadas.

—Espera, espera —dice Rose, sacudiendo la cabeza—. Entonces, estás embarazada. O sea, ¿embarazada de verdad?

Suspiro.

—Sí, el doctor lo confirmó y todo. Tengo nueve semanas.

Alice se ve como imaginé que se vería Esme, y Rose… carajo. Rose tiene lágrimas en los ojos y la sonrisa más jodidamente enorme que he visto en ella.

—Bella, ¡felicidades!

Sollozo, las lágrimas me llenan los ojos.

—Um, sí —chillo. Las chicas fruncen el ceño.

—¿Qué sucede? ¿Cómo te sientes?

Volteo hacia la cocina. No estoy segura de si Edward puede escucharme o no, pero de todas formas no es como que esto sea información nueva para él.

—Yo, uh… —Hago una pausa y sacudo la cabeza. Si no puedo contarles a ellas, ¿a quién carajos puedo contarle entonces?—. Estoy jodidamente aterrada. Se suponía que íbamos a esperar años y ahora estoy en otro país sin ustedes y Edward está raro, y está superencantado con el hecho de que me voy a poner más loca, pero incluso él debe tener sus límites, ¿cierto? ¿Y si me voy al lado oscuro?

Alice se ríe.

—Bella, mi hermano está estúpidamente enamorado de ti. ¿Cuántas veces has intentado matarlo ya?

Sollozo, encogiéndome de hombros.

»Exacto, más de las que se pueden contar. No puedo imaginar que haya algo que puedas hacer para espantarlo, en especial porque lo vas a convertir en papá. —Suspira—. Edward siempre ha sido un cuidador. Apuesto a que se muere de la emoción.

Sollozo otra vez.

—Sí, es irritante.

Las chicas sonríen, saben que no lo digo en serio. Me encanta lo emocionado que está.

—¿Qué podemos hacer? ¿Qué necesitas?

Niego con la cabeza.

—La verdad, nada. Fue un asco no poder hacerme mis pruebas de embarazo con ustedes, pero… —Hago una pausa y ambas se ríen—. Solo estoy… yendo paso a paso.

Las chicas sonríen.

—Sabes que estamos aquí para ti sin importar la hora, ¿verdad? —pregunta Rose. Alice asiente, mostrándose de acuerdo.

—Lo sé —sollozo—. Gracias.

Nos quedamos platicando un rato, y por un momento es como si nada estuviera mal en la vida. No hemos tenido oportunidad de platicar las tres juntas desde hace mucho, y en nada de tiempo ambas me tienen riéndome con tanta fuerza que creo que podría orinarme encima.

Colgamos un rato después, cuando Edward me avisa que la cena está lista, y ambas chicas tienen que irse ya a trabajar. Prometo mantenerlas informadas, no importa si estoy emocionada o aterrada, y al colgar me siento un poco mejor. Nuestros padres ya lo saben y están increíblemente felices, mis amigas siguen aquí, apoyándome incondicionalmente, y tengo a Edward, el esposo más leal, comprensivo y amoroso del mundo.

¿Cómo esto podría salir mal?