Capítulo Veintitrés

Los XV años de Victoria

Finalmente, el día había llegado. La gran fiesta de XV años de Victoria Cortés había llegado y el jardín de la Mansión Malfoy estaba perfectamente adornado con globos y listones de colores azul y plata, mesas con manteles del mismo color y vajilla de lujo, además de música que ponía ambiente en la fiesta. Todos los mortífagos estaban vestidos elegantes para la ocasión; Voldemort llevaba la túnica de un verde oscuro mientras que Sartana llevaba un vestido rojo oscuro con negro y a su lado, Valenzuela estaba vestido de traje de color negro con una corbata verde esmeralda.

Mary estaba vestida con un vestido de color negro y verde, con su estilo de revolucionaria, en el color negro llevaba constelaciones de oro y en la chaqueta de cuero el escudo de los Black bordado en la espalda; cortesía de Yanira, quién seguía en su hogar a salvo pero mantenía información secreta de la Órden del Fénix. La pelirroja había invitado en secreto a Valentina, Liliana y Miguel, aquel joven historiador que Harry había conocido en la boda de Bill y Fleur. Los tres estaban bajo un encantamiento que les hacía cambiar de apariencia y pasar desapercibidos.

La pelirroja estaba acompañada por los chambelanes, todos ellos en traje de color negro y con corbata azul. La festejada estaba en una de las habitaciones de la Mansión Malfoy preparándose para su entrada triunfal. Mary estaba caminando de un lado a otro hasta que eso enfadó a Draco.

— Ay ya, Cortés, me vas a marear.

— Pos estoy nerviosa, Malfoy — dijo Mary. — Más tu tía que no deja de mirarme.

— Todo por hacer trato con ella — dijo Miguel. — Ay Marisela….

— Que no me llames Marisela — dijo la pelirroja golpeando al joven en el brazo. — Bueno, esperemos que la quinceañera no tarde y que la madrina dé el discurso.

— Ya me imaginé lo que dirá la vieja esa: Por la sangre sucia de Cortés que no tiene ni la más mínima de ser una señorita con educación y modales — dijo Miguel con una voz aguda llena de arrogancia.

— Si lo va a hacer, me cae bien este tipo — dijo Rabastan con una sonrisa. — Mírenla, bien pegadita con Valenzuela.

— Que asco — dijo Liliana. — Pero bueno, es mejor que estar con mi hermana.

En ese momento, ya era el momento de anunciar a la quinceañera. Victoria Cortés había llegado al jardín en un carruaje; estaba preciosa con su vestido azul marino y el pelo semirecogido en rizos suaves con una tiara de plata. La chica se sentó en la silla que estaba reservada para ella, aunque se le esfumó la sonrisa al ver a Sartana acercarse a ella.


Mary y los demás se sentaron en la mesa donde estaba cerca de la festejada, Sartana había comenzado con el discurso tradicional como madrina de Victoria.

— Bien saben que la edad de quince años es tan importante en la vida de una jovencita, por desgracia la festejada en cuestión no cumple con esa categoría — dijo la mujer con una vil sonrisa. — Aunque no hay que perder la esperanza de que se pueda convertir en toda una señorita, sería un milagro que eso sucedería porque tardará siglos en que se haga realidad.

Los mortifagos se rieron con burla, pero Mary y los demás la miraron con frialdad. Victoria miraba con enojo a Sartana, deseando agarrarla a golpes.

— Pero no hay que ser crueles con ella — dijo Sartana con una voz falsa maternal mientras colocaba su mano en la cabeza de Victoria. — Sé que está sangre sucia podrá dejar atrás su faceta de rebelde con el nuevo régimen; después de todo, el nuevo mundo que vendrá hará que nosotros dejemos de vivir en las sombras. Personas como Victoria Cortés tendrán que aceptarlo o sufrir la peor muerte posible.

Victoria miró a Mary y luego a Sartana.

— Felicidades por tu día, mi querida y dulce Victoria — dijo Sartana con una risa malvada.

Todos aplaudieron ante las palabras de la mujer, rápidamente Mary subió al escenario.

— Gracias por tan…. emotivas palabras — dijo Mary. — Pero bueno….. Llegó la hora del vals, que pase la quinceañera al centro de la pista con sus chambelanes.

Victoria salió de su trance y rápidamente se acercó a la pista, colocándose en su posición para el vals. Mary colocó la música para el vals, que sería Hijo de la luna pero la versión del grupo Haggard.

La música sonó y el baile comenzó. Victoria bailó primero con Rafa, ya que era tradición abrirlo con el padre pero la chica había quedado huérfana. Rafa se movía con toda naturalidad, mientras le daba palabras de ánimo a la chica. Los demás chambelanes se movían a sus lados.

— No le hagas caso a lo que dice esa víbora, tú eres mucho mejor que ella — dijo Rafa.

— De acuerdo, Rafita.

Victoria dió una vuelta y ahora bailó con Lucius. El hombre se movía con elegancia, hacia qué Victoria siguiera los pasos con facilidad. La chica bailó después con Snape, aunque fue un poco rígido pero elegante como Lucius.

Los dos hermanos Lestrange eran los siguientes y cargaron a Victoria, recibiendo los aplausos de los demás. Cuando terminó su turno, Victoria bailó con Draco y al igual que su padre, bailó como todo un profesional.

Finalmente, la chica bailó con Derek. La joven disfrutó bailar con él y se perdió en su mirada, solo eran ellos bailando en la pista. Los demás chambelanes estaban a su alrededor. La parte final había llegado y los demás chambelanes se unieron para cargar a Victoria, recibiendo los aplausos de los invitados.

— ¡Eso Rafita! ¡Eso! — gritó Alejandra.

— ¡Así se hace! — dijo Bellatrix emocionada.

— Ahora sí, vamos al festín — dijo Mary alegre de ver la cara de frialdad que Sartana puso. — Pongan música para el ambiente.


La siguiente música que pusieron fue Me Cuesta Tanto Olvidarte de Ana Torroja ft Los Ángeles Azules. La comida había sido comida mexicana y británica, todos degustando los platillos que Doña Refugio, Chabela y las primas Snape habían hecho.

— Muchísimas gracias, prima — dijo Victoria con una sonrisa. — Esta ha sido la mejor fiesta del mundo.

— No solo a mi, también a mi jefa, a Doña Hardbroom y su hermana, a Soledad, a Chabelita…

— No te vayas a cansar con las felicitaciones — dijo Sartana con sarcasmo. — O ya se te olvidó que yo fui la que aportó a esta fiesta.

— Bueno, también a Doña Sartana, tu madrina que solo será hoy — dijo Mary.

— Así es, ven Cortés — dijo Sartana jaló a Mary del brazo para ir a un lugar donde nadie las molestaría.

— ¡Ora! ¡Pos si ya cumplí la parte del trato!

— Todavía no, niña — dijo Sartana maliciosamente. — Tu prima no ha bailado con Marco y…. entretenerlo.

— ¿Qué? ¿Usted no puede hacerlo o qué?

Sartana la abofeteó con fuerza.

— No te hagas la chistosita conmigo, esto aún no acaba — dijo la mujer amenazadoramente. — Puedo entretener a mi esposo pero Victoria…. Es una ocasión especial, querida.

En ese momento, Mary cayó en la cuenta a qué se refería Sartana.

— ¡Que ni se le ocurra tocarla ese infeliz!

— Tu la vendiste, corazón — dijo Sartana maliciosamente. — Siempre gano, sangre sucia inmunda.

Sartana ordenó a Greyback que la encerrara en una de las habitaciones que estaban en las cocinas. La mujer colocó un encantamiento para evitar que se escapara.

— ¡Maldita perra! ¡Maldita zorra! ¡Te odio! ¡Maldita! — gritó Mary enojada mientras golpeaba la puerta. — ¡AYUDA! ¡MALFOY! ¡OMAR! ¡AYUDA! ¡MIGUEL!


Miguel vió que Sartana había regresado pero sin Mary, eso lo alarmó mucho. Los demás notaron la ausencia de la pelirroja, Miguel se acercó rápidamente a la mujer.

— ¿Dónde está Cortés? — preguntó Miguel a Sartana. — ¡Dígame dónde está!

— Tuvo que hacer algo en la mansión, no tardará mucho — dijo Sartana fríamente. — No debería importarte una sangre sucia.

— ¡No la llames de esa manera, víbora del infierno! — dijo Miguel con furia.

— ¿Qué le hiciste a Mary, Sartana? — exigió Rafa con frialdad. — ¡¿Qué carajos le hiciste?!

— Ya les dije que está ocupada, Medina — dijo Sartana con una sonrisa maliciosa. — Victoria, Marco quiere verte en su habitación, tiene una sorpresa para ti.

— ¿Qué? Pero….

Sartana movió su mano e hizo desaparecer a la quinceañera.

— ¿A qué estás jugando, Sartana? — exigió Rafa agarrando a su prima del brazo. — ¡Respóndeme, maldita sea!

— Solo les diré que ustedes se arrepentirán de haberme arruinado mis planes en el pasado — dijo Sartana. — Y qué mejor que pagándolo con ese par de asquerosas sangre sucias.

— ¡Eres una desgraciada!

Sartana se fue riéndose con maldad mientras Rafa y los demás iban rumbo a la mansión Malfoy a salvar a las primas Cortés. Al entrar, se dividieron en dos grupos y se pusieron en acción.

— ¡Mary! ¡Mary! ¿Estás ahí? — llamó María. — ¡Mary!

— ¡AYUDA! ¡AQUÍ ESTOY!

El grupo bajó por las escaleras rápidamente hasta llegar a la fuente del sonido.

— ¡Saquenme de aquí! ¡Valenzuela va a violar a Victoria!

— Ya van a detenerlo, te vamos a sacar de ahí — dijo María mientras sacaba su varita. — ¡Aléjate! ¡Bombarda!

La explosión mágica logró abrir la puerta y Mary salió abrazando a sus amigos.

— ¡Rápido, mi prima está en problemas!

Los demás siguieron al equipo que subió al piso principal. El segundo grupo fue hacia el pasillo y de repente escucharon los gritos de Victoria y Valenzuela.

— ¡Cállate, estúpida!

— ¡AHHHHHHH! ¡AYUDA!


El grupo subió hasta otro pasillo y el sonido se hizo más fuerte, llegando a la primera puerta a la derecha. Rafa intentó abrir la puerta pero no podía, tenía un maleficio que lo impedía.

— ¡DESGRACIADO DÉJALA YA!

— ¡AHHHHHH!

El grupo intentó romper la puerta y con varios encantamientos, pero fue imposible. En ese momento, los Salazar habían aparecido con otros mortifagos que traían a Valentina y Liliana.

— Así los queríamos encontrar, la tan famosa Corte de Atenea — dijo Antonieta. — Arantza, eres una traidora.

— Lo siento, Antonieta pero prefiero serlo a estar como tú.

— ¡¿Acaso creyeron que seguirían de manera incógnita?! — preguntó Yahir con maldad. — Aprovechamos esta fiestecita para atraparlos. ¡Están detenidos! ¡Bajen las varitas o las matamos!

En ese momento, el grupo tiró las varitas al suelo y los mortifagos las recogieron. Otros amarraron a los miembros y fueron llevados al sótano donde estarían como prisioneros. Mary estaba muerta de la preocupación por Victoria y de repente, la chica apareció.

Valenzuela la agarraba del brazo, la chica miraba para otro lado. Tenía marcas en sus brazos y su vestido estaba destrozado y manchado de sangre, especialmente la que escurría por su pierna. El cabello estaba todo revuelto y su rostro tenía marcas de golpes.

— Fue divertido pasar tiempo con ella, lástima que es una sangre sucia — dijo Marco con una sonrisa maliciosa y aventó a la chica al suelo.

— ¡ERES UN DESGRACIADO! ¡UN CERDO ASQUEROSO! — gritó Rafa e intentó ir hacia él, pero estaba encadenado. — ¡TE VAS A PUDRIR!

— ¡DAÑASTE A UNA MIEMBRO DE LOS LESTRANGE! ¡LO PAGARÁS MUY CARO, VALENZUELA! — gritó Rodolphus con furia.

El hombre no le hizo caso y se fue del sótano, riéndose a carcajadas. Victoria fue hacia su tía y su prima, comenzó a llorar mientras las abrazaba.

— Esto es mi culpa, todo esto es mi culpa — dijo Mary con tristeza. — Fui una tonta, esto nunca me lo voy a perdonar.

— No es tu culpa, mijita — dijo Doña Refugio. — No es tu culpa.

Mary también empezó a llorar, ella quería que Victoria tuviera una fiesta de XV años pero todo había resultado en una tragedia; una dura cicatriz que le quedaría marcada a Victoria por siempre. Ahora más que nada, Mary deseaba que Harry, Ron y las hermanas Hardbroom destruyeran los Horrocruxes lo más pronto posible y terminar con la guerra.

Y de Valenzuela y Sartana…. Ellos harían pagar el terrible error de meterse con una tepiteña, con la familia Cortés, con la familia Black, con la Corte de Atenea.