Capítulo Treinta y Nueve
Un Año Después
2 de julio de 2000
Mildred estaba completamente nerviosa y emocionada, finalmente se graduaba de Hogwarts como una bruja en toda regla. Ese día iba a ser inolvidable, iba a ser la última vez que recorrería los corredores de Hogwarts con sus hermanas, la última vez que visitaría los jardines y la cabaña de Hagrid. La última vez que estaría en el castillo y el primero de comenzar la siguiente etapa de su vida.
Tras la muerte de Sartana, el maleficio que le había puesto de cambiar su apariencia se había roto, devolviéndole su cabello moreno y sus ojos castaños de antes. Aunque fueron días difíciles de que su familia se adaptara al cambio de su apariencia, pero al paso de los mismos, se acostumbraron a su apariencia.
Desde que la Segunda Guerra Mágica había acabado, las cosas habían cambiado con el nuevo milenio. Shacklebolt se había vuelto Ministro de Magia y trabajó codo a codo con el nuevo presidente del Gobierno Mágico Mexicano tras el término del sexenio de Anastasia Dávalos. Los Malfoy habían sido perdonados de los cargos debido a que Lucius proporcionó información de los mortífagos que faltaban capturar. Ellos obtuvieron de regreso su fortuna y la Mansión Malfoy, abandonado casi por completo la pureza de sangre.
Bellatrix y Felicity seguían juntas y en unos dos años, ella se casarían. La ex-mortifaga también había sido perdonada tras sus acciones en la Batalla de Hogwarts y empezaba a adaptarse de nuevo a la sociedad con la ayuda de Felicity y la familia Black. Rodolphus Lestrange, por su parte, regresó a Francia a reunirse con su verdadero amor, una bruja francesa de sangre mestiza que había conocido en su juventud.
María deshizo el sortilegio que usó para proteger a su familia durante el apogeo de la guerra mágica. La pelirroja les explicó sus motivos por los que ella se unió al bando de los mortífagos y porque había hecho tal hechizo para protegerlos. Al principio fue decepción por parte de sus padres y un paso a ser repudiada de su familia pero comprendieron las razones por las que lo hizo. No obstante, recibió un castigo duro por ocultar tal secreto.
Había más compromisos para la boda en ese año. Miguel Suárez se había comprometido con Liliana Álvarez del Castillo, tras unos dos años de relación y pronto se casarían. Severus y Valentina ya se habían casado el año pasado y ahora esperaban su primer hijo o hija. Rafa cumplió su ambición de hacer brillar a la familia Black, con la nueva generación que vendría y más con el nuevo negocio que abrió con Alejandra, su familia y sus amigos.
Tantas cosas habían cambiado en su vida y alrededor de ella; unas parecían más extrañas. Theresa había decidido quedarse en Inglaterra y ejercer su labor de hada guardiana de la familia Hardbroom. Chabela también se quedó con la familia Hardbroom, seguía siendo leal a sus miembros y se sintió cómoda con ellos.
Ahora, Mildred y sus hermanas estaban en el Gran Comedor con sus demás compañeros de Gryffindor y la Profesora Mcgonagall. Los fotógrafos de El Profeta tomaron la foto del recuerdo, así lo harían con las demás casas. Era su graduación, Mildred y sus hermanas miraban con orgullo sus pergaminos que indicaban que habían concluido sus años escolares en Hogwarts.
Hubo un discurso emocionante para los recién graduados y por última vez, los de séptimo año atravesaron el lago negro en las lanchas de madera. El año escolar había acabado y ahora era momento de regresar a casa.
Las hermanas Hardbroom habían llegado a la estación King Cross más tarde y encontraron a sus madres, sus tíos y Chabela, con regalos para las tres chicas. También se encontraban sus primas Caroline, Catherine y Destiny. Al siguiente año, Destiny sería la siguiente en graduarse.
— Muchas felicidades a todas ustedes — dijo Hecate con una sonrisa orgullosa. — Estoy muy feliz que hayan concluido su educación mágica con altos honores.
— Cómo crecen tan rápido, ya no crezcan chamacas — dijo Chabela con lágrimas de alegría en sus ojos. — Las quiero chiquitas otra vez.
— Ay Chabelita, ya no llores — dijo Hermione con una risita. — Te seguimos queriendo.
— Sí, seguiremos siendo tus niñas consentidas — dijo Mildred.
— Te queremos muchísimo.
Chabela lloró de alegría y las abrazó. Valentina sonrió con ternura mientras las hermanas Hardbroom iban a abrazarla, le pareció hermoso ahora que ellas la llamaran tía.
— Les tengo una excelente noticia — dijo Valentina con una sonrisa. — Severus ha comenzado a trabajar en San Mungo en el área de tratamiento de maleficios de alto riesgo, es uno de los mejores.
— Y otra noticia — dijo Soledad con una sonrisa burlona. — ¿Adivinen quién va a ser la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras?
— No me digas que tú, Tía Soledad — dijo Once sorprendida.
— Así es, todo esto será la nueva profesora de Defensa — dijo Soledad orgullosamente. — ¡Ya me extrañaban, vuelvo al juego, cabronas!
— Ay Soledad, no cambias — dijo Constanza con una risita.
— Por eso la quiero mucho, ¿verdad primita?
— Ayyyy yo también te quiero, Pippa — dijo Soledad.
De repente, Valentina jadeó de dolor cuando se aferró al brazo de Severus.
— ¿Estás bien, cariño?
— Sí, Severus….. Es el bebé….. creo que ahí viene — dijo Valentina mientras sentía que la fuente se rompía. — Si viene, ¡ow!
— ¡Ay viene el chamaco!
Rápidamente la familia Hardbroom se trasladó a San Mungo, Severus y sus compañeros de trabajo entraron en la sala de partos mientras las demás esperaban.
— Ay madre santísima, ya va a nacer el chamaco — dijo Chabela jugueteando con su trenza. — ¿Será niño o niña?
— Solo esperemos que no salga igualito al papá — se rió Soledad pero se ganó un golpe por parte de su prima Constanza.
— Más respeto para mí hermano o como dicen en México, te surto a madrazos — dijo Constanza.
— Si eres capaz, primita.
— Ya compórtense las dos, parecen Mildred y Ethel — dijo Hecate con una mirada seria.
— Ayyyyy no hablen de su novia — dijo Once con burla. Mildred se puso totalmente roja.
En ese momento, Severus salió de la sala con una sonrisa enorme.
— Ya nació, fue una niña — dijo el mago con una risa. — Es una niña.
La familia Hardbroom entró en la habitación donde estaba Valentina, en sus brazos estaba la pequeña niña que había dado a luz. Tenía el cabello oscuro y los ojos negros, era la copia exacta de Severus salvo que obtuvo la nariz de su madre.
— Awwww es una ternura — dijo Pippa. — Nuestra sobrinita, Hecate.
— Miren chicas, ya tienen una nueva primita — dijo Hecate con una sonrisa.
— Está chiquita, hay que cuidarla — dijo Catherine con una sonrisa burlona. — Se ve bien preciosa.
— ¿Cómo se va a llamar? — preguntó Caroline con dulzura.
— Eileen…. Eileen Valentina Snape — dijo Severus. — En honor a nuestra madre y en honor a ti, amor.
— Que dulce eres, Sev — dijo Valentina besando a su esposo.
Mildred y sus hermanas vieron con alegría el momento. Ahora que tenían una nueva primita y era el momento de expander sus horizontes, las cosas comenzaban a tornarse brillantes. Mildred jamás creyó haber encontrado a su verdadera familia, que la llevaría a un sin fin de aventuras, hasta enfrentarse a la bruja más malvada de Inglaterra.
Ahora estaba ahí, presenciando el alegre momento del nacimiento de su prima Eileen y emocionada por empezar el camino que se le presentaba ese día.
