Lluvia compartida
Capítulo 1: Turno nocturno
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Tic tac, tic tac, sonaba un reloj de muñeca, marcaba la hora de la salida, 7:00 pm para ser exacto, Todo el día estuvo nublado y se pronosticaba una fuerte lluvia. Los relojes eran una mera invención del hombre que indicaba las horas en las que se tenía hacer todo: dormir, comer, trabajar, medicarte, entre otras cosas. Sin embargo no había alarma u hora que indicara en que momento un corazón debía dejar de latir, en su caso ella (por su trabajo) a veces adivinaba e inclusive a veces acertaba con esa escalofriante hora. Esos eran los pensamientos de Rize mientras tomaba un taxi para al salir del trabajo y terminar su rutina de todos los días, aunque en secreto no quería ir a trabajar mañana, quería congelar el tiempo. Tenía un pedazo de vendaje en la mejilla derecha que comenzó a rascarse cuando un taxi al verla se estaciono frente a ella.
Mientras sus compañeros quienes también salían llevaban portafolios de aspecto pesados y cuadrados con cierto aire amenazante para algunas personas, ella llevaba colgada de un hombro una pequeña bolsa de mano de cuero negro que parecía haber sido comprada en cualquier tienda departamental, un objeto común y corriente. Mientras que la mayoría de las personas que salían usaban uniformes característicos formales y pulcros, ella vestía una simple falda corta, blusa de manga larga, pantimedias más un abrigo sencillo.
Al abrir la puerta del vehículo, se sentó detrás del conductor en el asiento de pasajero, percibió el fuerte aroma del aromatizante del auto y sintió el aire acondicionado en la cara (se sintió incomoda por un momento). El conductor quien solo le daba la buenas noches como un saludo formal le preguntaba a donde se dirigía. Ella mientras buscaba algo en su bolsa de mano sin mirar al taxista le indico la dirección de un hospital con tono ausente (como si no le importara a donde la dejara).
—¿Podría irse por el cruce del tren?
—¿Está segura? Tardaremos más por el rodeo del camino—El conductor la miro desde el espejo retrovisor.
—Si, escuche que la carretera se ha puesto peligrosa y ha habido varias muertes en estos días—Rize miró al conductor mientras abrochaba su cinturón de seguridad.
—Entendido.
El vehículo arranco e iba a una velocidad de 70 kilómetros por hora. La radio se escuchaba el reporte de las noticias, el taxista cambió la estación buscando algo mejor que escuchar, a ella le llegaban mensajes a su teléfono (del trabajo, al parecer nunca tenía descanso). Rize luego de contestar unos cuantos mensajes, dejo su teléfono en el bolsillo de su abrigo concentrándose en el camino mirando todas las luces nocturnas que pasaban por su vista de manera rápida, cada vez había menos autos cuando se alejaban de la carretera principal o los suburbios de Tokio.
Pronto estaban en el cruce del tren detenidos, particularmente esa zona del camino estaba desierta, no había edificios o casas que se vieran a la vista, solo algo de vegetación, un par de fabricas a la distancia y una carretera que pareciera ser de un solo sentido. Las dos señales de alto junto con las luces rojas bajaban para impedirles que cruzaran por las vías del tren, eran los únicos en ese caminó solitario. El auto se quedo en neutral y el taxista puso el freno de mano, soltó el volante y desabrocho su cinturón de seguridad, la miró a través del espejo retrovisor. Pronto el tren pasaría frente a ellos.
—Puedo preguntar, ¿Cómo se hizo la herida en la cara? —El taxista dijo con tono curioso, no le había hablado en todo el camino hasta ahora.
Rize extrañada por la pregunta ladeo la cabeza, contestó con tono neutral rascándose de nuevo el vendaje—.Me araño un gato antes del venir al trabajo, me dejo una marca muy fea en la mejilla, me da miedo que se me infecte.
—¿Me dejaría verla…?
El ambiente dentro del auto había cambiado, se sentía algo más frío, ella de manera calmada se quitó su cinturón de seguridad cuando notó que el taxista comenzó a voltear el cuerpo hacia ella, tomó el único objeto que le importaba guardar en su bolso de mano en esos momentos.
Rize vio un par de ojos con las escleróticas negras, con un iris de color rojo brillante en aquel sujeto, la expresión en el rostro de aquel hombre era clara: Tenía hambre. La adrenalina que ella sentía en esas situaciones solo hacían que reaccionara de una manera: Atacando.
"seis a trece segundos…" Pensó Rize al tomar el arma que ocultaba dentro de su bolso.
El tren pasó veloz frente al auto haciendo un silbido escandaloso y ensordecedor antes de que el kagune de aquel ghoul rompiera las ventanas o se escuchara un grito. Luego de unos segundos, la señal para pasar por las vías del tren se había levantado, pero el auto no avanzaba.
Una gran mancha de sangre se veía en el interior del vehículo manchando la ventana principal, se había cometido una ejecución en aquel taxi. Rize estaba manchada de sangre del rostro y parte de su uniforme del CCG mientras encajaba su arma (una especie de un picahielos de un material resistente como el acero que podía cambiar el largo de la punta si ella lo deseaba) en la garganta del ghoul atravesándole el cuello, él en sus últimos momentos se resistía jadeando por oxigeno agitando las manos hacia ella sin alcanzarla, su peso estaba cayendo de manera lenta hacia ella, moviendo su kagune fuera de las ventanas del auto, quería regenerarse. Al ser un espació reducido para un combate, ella sin perder tiempo logró patear el estomago del sujeto encajándole el tacón del zapato en el abdomen haciendo que la espalda golpeara contra la radio, sacando el arma y darle otro corte en la garganta, lo que hizo que otro chorro de sangre la manchara. Fue una decapitación para nada limpia por el espacio reducido del auto.
Rize suspiró de manera aliviada al ver el cadáver recostado en el tablero de la radio con la cabeza volteada de manera antinatural con solo un cacho de carne unida entre el cuello y resto del cuerpo (estaba a nada de caerse la cabeza). La sangre manchaba de manera lenta el interior del vehículo como un gran charco de agua espesa, el olor cambio rápidamente, al igual que la temperatura (ahora era más calida). Luego de que fuera seguro quitarle la vista al cuerpo sin vida, Rize salió con cuidado del auto limpiándose los restos de sangre la cara con un pañuelo que usaba para limpiar sus lentes dentro de uno de sus bolsillos de la falda, asqueada por el sabor de aquella sangre que manchaba su boca, al menos no había comido pesado. De haber sido novata no habría ido sola y muy probablemente hubiera vomitado. Pronto marco a un número especial del trabajo que no la hizo esperar nada.
—He asesinado a un ghoul, del que tenían sospecha desde hace semanas, él le gustaban las chicas con cicatrices—Dijo luego de que una voz al otro lado de la línea solo le dijera su nombre—.Estoy en el cruce de las vías del tren en dirección al norte, a unos 35 minutos de la oficina, el sujeto usaba un taxi.
La otra voz le dijo que esperara, que un auto la recogería y la llevaría pronto a hacer el reporte para el trabajo. Suspiró cansada, no le gustaba para nada el turno nocturno del CCG. Escucho el sonido de un trueno, no tardaba en llover, miró el cielo decepcionada, eso significaba que tenía que volver a meterse a ese taxi si no quería un atrapar un resfriado. Se quitó el vendaje de la mejilla sin tener ninguna herida debajo, dejando a su piel respirar de tan innecesaria curación.
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El café Anteiku había cerrado hacia apenas unos 15 minutos, Kaneki estaba colocando el letrero de "CERRADO" y había puesto seguro en la puerta principal. Desde el asesinato de aquel investigador del CCG, unas misteriosas muertes de mujeres y reporteros, el café cerraba más temprano. El jefe Yoshimura le había pedido que se quedara a limpiar y cerrara el café, pidiéndole que no tardara por los "peligros" que conllevaba la noche. Touka (su compañera de trabajo) se había ido más temprano, por lo que le tocaba el último trabajo de aquella noche.
Su trabajo le quedaba a 20 minutos caminando de su hogar. Una pequeña casa del barrio de una sola planta. Al limpiar la cocina, subir las sillas a las mesas para que Touka limpiara los pisos mañana por la mañana (que era Sábado) sin que nada le estorbara y revisara que todo estaba en orden en el café. Se cambió a su ropa de civil, guardando su uniforme en su mochila. Apagó todas las luces del local y salió por la puerta trasera cerrando con su llave. Miró el cielo sin estrellas, iba a llover. Se puso la capucha de su sudadera bajo la chaqueta.
Al caminar por un callejón medio iluminado que servían para ocultar los contenedores de basura de varias zonas de negocios y departamentos, ahorrando tiempo de trayecto evitando las calles concurridas y problemáticas iba a paso lento, sin prisa, observando al frente, hasta que percibió un olor que esencialmente le llamó la atención, el aroma estaba a seis o trece metros (su olfato era bueno), su boca salivó, pero a la vez supo que eso no era una buena señal y menos donde él cazaba.
Camino acelerando el paso intentando no hacer tanto ruido con la suela de sus zapatos deportivos encontrando algo que a muchos los asustaría, pero él solo se sorprendió para luego suspirar cansado. Había un ghoul alimentándose de la garganta de una mujer en el suelo como si fuera un perro comiendo del piso dejando un gran charco de sangre, era un hombre de treinta y tantos de aspecto sencillo con un cubre bocas colgándole de la oreja, sin duda era uno de esos que no tenían cuidado y terminaban involucrando a más de un distritos por sus ejecuciones sucias.
El ghoul al verlo con la expresión ansiosa y la boca llena de sangre con algunos cabellos femeninos pegados a la cara, los ojos de Kaneki se hicieron negros de las escleróticas y rojos del iris. Primero que nada tenía que dar entender de que él no era comida, pero tampoco un aliado.
—¿Y que demonios me miras? ¡Piérdete! —le dijo el ghoul enojado escupiendo algunos pedazos de carne, tomando en brazos al cadáver de aquella mujer. —¡Yo me la encontré primero!.
Kaneki con las manos en los bolsillos de su chaqueta contestó tranquilo—.No como carroña, pero él que debería perderse eres tú, este distrito ya está llamando la atención y empezaras a atraer a las palomas como moscas con ese cadáver.
El otro ghoul (cabreado) activo su kagune que sobresalía de los omoplatos, él retrocedió, decidido también a pelear, iba a terminar rápido ya que detestaba trabajar más de la cuenta. La lluvia había comenzado, al menos el agua ayudaría a eliminar parte de la evidencia. Activo su kagune que eran cuatros extensiones en forma de ciempiés aparecieron en la parte baja de su cintura. Comenzó a llover, al menos no había que preocuparse por los posibles testigos que los descubrieran. Todo mundo se ocultaba cuando se venía la lluvia.
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El combate había durado más de lo que Kaneki hubiera deseado, al principio fueron golpes de kagune contra kagune, su oponente queriendo llegar a perforar su cuerpo y él manteniendo la distancia con el mismo objetivo, para luego esquivar uno del otro sus ataques. No habían salido del callejón, la lluvia los empapaba a los dos, Kaneki en una oportunidad logró darle en un costado a su oponente con su kagune, pero al gritar de dolor el ghoul atrajo la atención de alguien que al verlos por una ventana de un departamento dio el grito en el cielo con la frase "¡Llama a la CCG y a la policía!".
Kaneki al escuchar de cómo estaban llamando la atención su oponente lo golpeo en el estomago con su kagune mandando a volar al otro lado del callejón, cayendo de costado a pocos metros de la calle principal dejando sin aire unos segundos haciendo que desactivara su kagune, no se veía nadie por la lluvia más uno que otro auto que pasaban veloz. En el suelo Kaneki corrió rápidamente alejándose de su oponente, si tenía suerte podría perderlo y matarlo antes de que el CCG los alcanzara. El otro ghoul corrió siguiéndole gritándole que no se iba a escapar.
Al llegar a la calle principal corriendo quedando en medio de la calle miró atrás, su oponente quería alcanzarlo con su kagune, pero de repente, un auto chocó violentamente contra su enemigo haciendo que el cuerpo saliera disparado dos metros, fue algo tan rápido que cayó sentado en el pavimento totalmente empapado, impactado viendo tal escena. Pero lo que más lo impresiono fue que vio como una mujer salir de aquel auto por la puerta de copiloto para correr hacia su oponente que estaba acostado en el suelo, pero no para auxiliar a la persona si no para clavarle una especie de espada delgada (como una de esgrima) en la frente perforando el cráneo asegurando la muerte de aquel ghoul, sin que este pudiera defenderse. Kaneki al ver tal acto necesitaba largarse ya que su combate fue terminado por una paloma, pero antes de que pudiera levantarse la investigadora lo vio y comenzó a caminar hacía a él.
Él por un momento pensaba sacar su kagune y acabar con los dos humanos, pero antes de que pudiera retroceder más o atacar, la paloma le ofreció una mano agachándose un poco. Kaneki enfoco la mirada, aquella persona era una mujer, joven, parecía ser de su edad, tenía el cabello largo color morado atado en una cola de caballo baja, estaba manchada de la vestimenta y parte del cabello con el inconfundible color de la sangre. La lluvia a penas comenzaba a mojarla, pero ella no parecía incomoda.
"Sangre ghoul…huele a muerte" Kaneki olfateo por un momento. Mirando al rostro de la chica, ella le sonreía de manera suave como si quisiera decirle "Ya todo está bien". La lluvia comenzó a diluir el olor a muerte.
—¿Te encuentras bien, puedes levantarte? —Preguntó la pelimorada con tono preocupada.
Él se quedo mudo unos momentos, apretando los puños, mirando como ella todavía sostenía el arma punzante que goteaba sangre con agua, si se levantaba repentinamente podrían seguirlo, si la atacaba no sabría si ella podría ser tan rápida como para ejecutarlo. La investigadora no parecía sospechar de que el era ghoul por lo como miraba.
El otro agente (quien la acompañaba y conducía el auto) también se le quedo viendo acercándose. Aceptó la mano de la investigadora parándose de poco a poco, le dolían los golpes que había recibido haciendo un quejido notorio, ella soltó el arma para ayudarle a ponerse de pie, haciendo que la investigadora lo sostuviera de la espalda baja ayudándole a recargar su peso con el de él.
—Gracias…—Kaneki solo pudo decir, intentando no caer en sospecha de aquella mujer, sorprendiéndose que ella lograba cargar con parte de su peso.
Mientras el otro investigador hacía una llamada telefónica llamando a más personas, Kaneki pudo verla más de cerca el rostro de la chica quien también se le quedaba viendo preocupada para luego sonreírle levemente, en ese momento un solo pensamiento paso por su mente.
"Es el rostro un ángel, con la profesión de un demonio".
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Notas finales: Queridos lectores comenzamos una nueva historia KaneRize, con este what if (que pasaría) si Kaneki fuera un ghoul puro y Rize fuera "humana". ASJASJAJSKAKLAKLGHJ, esta historia está un tanto basada en el capítulo piloto de Tokyo Ghoul, quien no lo haya leído básicamente era la idea que Kaneki desde un principio era un ghoul puro, escoge a personas al azar para no dejar un patrón en sus cacerías, es un poco más agresivo (tipo el segador negro, pero sin llegar a ser tan metódico) que aparenta ser una persona calmada y tranquila. Así que no es como el Kaneki del primer capítulo de Tokyo Ghoul.
He notado que cada año publico una nueva historia de varios capítulos. En 2019 escribí Hingabana, en el 2020 la teoría del caos, 2021 Seis minutos antes de medianoche y finalmente 2022 lluvia compartida. Espero quien lo haya leído le haya gustado, un abrazo a todo mundo quien comienza esta historia conmigo y les deseo lo mejor. Que tengan un muy bonito día/tarde/noche.
Sayonara…
