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Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial

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Disfruten la lectura.


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Capítulo 21.

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Dio un vistazo a su alrededor, viendo la arquitectura de los edificios que lo rodeaban. No negaría que había sido un recorrido lleno de edificios imponentes, aunque le hubiera prestado poco o nada de atención a la guía que les había explicado todo.

No se consideraba a sí mismo ese tipo de turista, cuando estaba en sus viajes de trabajo aunque dejaba al final unos días para sí mismo, no era que los usara para salir a recorrer la ciudad en la que estuviera y conocerla a detalle. Por lo general esos días para sí mismo en sus viajes laborales los usaba para descansar en el hotel, si acaso para salir a algún bar cercano para conocer una mujer si es que estaba de humor y tenía esa necesidad por cubrir.

Y cuando se tomaba vacaciones de la empresa lo suyo solía ser pedirle a Kiba o a quien fuera su asistente que le hiciera una reserva en algún resort. Un lugar en el cual todas sus necesidades pudieran ser cubiertas sin tener que hacer ningún esfuerzo, en el cual poder simplemente tenderse a descansar y desconectar por completo su mente de su día a día. No quiso fruncir el ceño de pensar precisamente que por eso la idea de la castaña de un viaje a la deriva por todo un año era descabellada, él no servía para ese tipo de viajes.

No, él no estaba pensando en la estúpida idea, tampoco quería enojarse de nuevo por la irresponsabilidad en las palabras de Tenten al decir que había prácticamente elegido un lugar al azar para dar a luz. Una completa casualidad que fuera un buen país y no alguno con un deficiente sistema de salud, y ni hablar sobre el parto adelantado no previsto. Definitivamente no quería enojarse, porque de querer estaba seguro que podía empezar una discusión con la mujer que tan solo esperaba a la salida del baño que Yumiko saliera y no lo veía directamente.

Hasta antes que Shino se acercara a hablarle, consideraba que la cita había ido bien, estaba dando sus primeros pasos en entender si era verdad lo que decían acerca que la sangre llamaba o algo así. Esas palabras sobre tener sentimientos solamente por el hecho que sabía que hablaba con su hija, pero la verdad es que no, las palabras con las que podía describir lo que pasaba por su cabeza al hablar con Yumiko era curiosidad, de momento nada más que eso.

De por sí que él no era una persona muy curiosa y tampoco es como si fuera un hombre extremadamente social que hablara porque sí con la gente. A diferencia de cuando estaba en el instituto, su circulo social era más amplio, pero además de su familia se componía en su mayoría de contactos de negocios. Empresarios importantes con cargos similares a los suyos con los que había hecho tratos en el pasado o con quienes se cruzaba en el club las veces que pasaba por allí.

Así mismo en su día a día normal sus conversaciones solían resumirse a los futuros planes y estrategias para continuar creciendo la corporación de la familia. Siempre había sido un hombre pragmático que no encontraba mayor entretenimiento en las charlas casuales, a menos claro está que estuviera pensando en llevarse a la mujer a la cama y fingiera interés en saber cuál era su color favorito o tonterías de esas para lograr su objetivo.

Lo cual no era el caso en ese momento, obviamente. Estaba tratando de hacer un esfuerzo genuino por conocer a su hija, no solamente como un primer paso para poder hablar posteriormente sobre el tema legal sino porque tal vez quería comprobar si aunque nunca había interactuado con ella antes podía ver alguna de las características de su familia o de sí mismo. Dejando de lado el color de sus ojos.

Una maldición sonó en su mente ante el pensamiento de los ojos de Yumiko, precisamente al rasgo que dejaba claro el parentesco entre ellos y que dada la ausencia de los anteojos de sol ahora sus guardias los habían visto. Él sí había notado que ella no los usaba, pero no había relacionado lo que eso conllevaría, porque sin el obstáculo que estos ponían había podido ver cada una de sus expresiones.

Mientras hablaba con su hija había visto los gestos que iba haciendo, por ejemplo la mirada enojada cuando al parecer él había ofendido al esposo de Tenten. Los orbes chocolate y los orbes malva habían mostrado enojo, pero por una vez no era un gesto idéntico entre madre e hija, si bien ambas habían torcido la boca de la misma forma, por un momento sintió que se veía en un espejo. Esa era la manera en que él mismo veía a los demás cuando algo le molestaba, él sabía reconocer sus propias expresiones y esa mirada enojada de Yumiko al decirle que no iba a permitir que nadie hablara mal de su padre sin duda había tenido el sello Hyūga.

Y luego estaba la mirada cuando un tema le interesaba, ese ligero tono inquisitivo al fondo de sus ojos a medida que contestaba sus preguntas y hacía algunas propias, o cuando parecía sorprendida por la historia que contaba la guía turística sobre el edificio de turno. Era casi como estar viendo a Hanabi cuando tenía esa edad, incluido ese ligero dejo de rebeldía.

La maldición que había resonado en su mente no se debía a haber reconocido que a pesar de nunca haber interactuado con su hija, esta tenía las expresiones de la familia. Se debía precisamente a su familia, o a su tío si es que tenía que ser mucho más específico. Había estado tan inmerso en ver esos pequeños detalles en los orbes malva que pasó completamente por alto que no quería que sus guardias los vieran.

Y ahora Hiashi lo sabía, o bueno, dada la diferencia horaria todavía no estaba al tanto, pero era cuestión de horas para que su tío despertara y recibiera un mensaje o tal vez una llamada que le informaría no solamente lo que él había hecho durante el día sino de la identidad de la joven que había aparecido y que ahora sus guardias sabían que era su hija.

Si bien cuando estaba en el instituto había sospechado que el conductor que siempre lo esperaba a la salida le decía a su abuelo y a su tío si él salía más temprano o más tarde, jamás había sospechado que siempre había alguien vigilando sus movimientos. No fue sino hasta su tercer año de la universidad que descubrió esto, una tarde en la que iba caminando por el campus y unos hombres intentaron atacarlo, se había preparado para defenderse y alcanzó a dar un par de golpes cuando de la nada aparecieron los que supo eran sus guardias personales.

Había ido hasta la mansión para hablar al respecto con su abuelo, él había seguido usando el conductor pero eso había sido porque la universidad era retirada y el tráfico le parecía irritante, así que su licencia de conducir era un elemento decorativo. El anciano le explicó que dado su apellido era importante tener un esquema de seguridad a su alrededor, el ataque había sido un intento de secuestro por parte de alguien que sin duda esperaba perjudicar a los Hyūga.

Ese argumento podía entenderlo, pero no que lo vigilaran sin que él supiera y que lo siguieran todo el tiempo, por no pensar en el hecho que hasta el momento no lo había notado. Fue su tío, que también estaba presente, quien le aclaró que incluso desde antes de mudarse fuera de la mansión había personal de seguridad a su alrededor para prevenir cualquier problema. Sin dicho personal probablemente esos hombres habrían logrado llevárselo, o por lo menos herirlo seriamente porque lo superaban en número.

Así que de mala gana y sin dejar de fruncir el ceño había tenido que darle la razón a su familia sobre la necesidad de tener guardaespaldas, la única condición que puso fue que dejaran de estar en las sombras y sin que él supiera quiénes eran exactamente las personas a su alrededor que lo estaban cuidando. Desde esa tarde oficialmente había empezado a tener siempre un guardia a su lado, sabiendo que había 3 hombres más en las inmediaciones y el conductor.

Cuando se iba para la universidad, dentro del auto iba con otro guardia, al menos este se sentaba en la silla delantera junto al conductor. Y tras el vehículo en el que él se movilizaba iba otro con los hombres restantes. No entraban al aula de clase con él, pero lo esperaban afuera y si el salón era en un primer piso podía ver a alguno del otro lado de la ventana haciendo rondas.

No le tomó mucho tiempo darse cuenta que sus guardias no solamente lo vigilaban en el sentido de su seguridad física, sino que todo lo que él hacía o los lugares que visitaba le eran reportados a su abuelo. También todo lo relacionado a las visitas que él recibía en su departamento, escuchando un reclamo por parte del anciano por un sábado en que pasada la medianoche había recibido a 2 mujeres que no se habían ido hasta el mediodía del día siguiente.

La excusa que recibió fue algo para nada creíble, por lo que pidió el cambio de guardias, pero sin importar cuántas veces los cambiara siempre pasaba lo mismo. Y ni hablar de cuando había entrado a trabajar para la empresa de la familia que se dio cuenta que su asistente también filtraba su agenda. De nuevo, no importaba cuántos asistentes despidiera, volvía a ocurrir. Así que desde muchos años atrás se había acostumbrado a la falta de privacidad en ese sentido, que esa fuera otra forma de controlarlo.

Por eso a su edad solamente confiaba ciegamente en 2 personas en su vida, el primero era Shino quien probó ser un guardia leal a sus 25 años y había sido quien lo había acompañado a hacerse su vasectomía, sin revelarle jamás a nadie en dónde había estado. Ni siquiera a su jefe de seguridad de ese momento que estaba claramente molesto por su desaparición sin que todo su esquema de seguridad lo acompañara. Por eso cuando la vacante para dirigir su equipo de seguridad estuvo disponible, él mismo le pidió al Aburame que asumiera ese lugar.

Y la otra persona era Kiba. Dado el hecho que siempre despedía a sus asistentes por filtrarle su agenda a su abuelo y a su tío, ni siquiera se esforzaba en que le cayeran bien en la entrevista o le importaba conocerlos al menos un poco, le era indiferente también si eran hombres o mujeres. El único requisito dado su cargo era que hablaran inglés y supieran lo relacionado a las tareas administrativas porque él no iba a perder su tiempo explicándoles nada.

El Inuzuka no tenía mucha experiencia y a decir verdad no es que le hubiera agradado su personalidad extrovertida, pero dado el hecho que la otra opción era una mujer que se le había insinuado toda la entrevista y una mujer mayor que lo había exasperado por sus comentarios sobre la importancia que un hombre de su edad empezara a sentar cabeza, se había decantado por este. En su mente lo único que pensaba es que por mucho duraría 6 meses o algo así antes de cometer algún error que dejara ver que filtraba su agenda y que era su tío quien le asignaba algunas citas para despedirlo.

Sin embargo, después de casi 5 años seguía con Kiba. A su abuelo no le había caído muy bien y su tío claramente lo detestaba porque el Inuzuka jamás había permitido que le fuera agendado nada sin consultarlo con él primero. Y cuando algo así pasaba era porque su tío decía que era una cita para discutir temas de la empresa pero al llegar era que descubría que había sido algo más parecido a una emboscada. Así que en más de una ocasión Hiashi le había dicho que lo despidiera porque una asistente mujer sería mejor o que ya era hora que cambiara por alguien más y que fuera mucho más económico, él no pensaba hacerlo.

Era consciente que su asistente no estaba allí después de tantos años porque le encantara ser un simple asistente y no poder ascender, sino por el dinero. Pero no estaba dispuesto a perderlo y volver a tener un desfile sinfín de nuevos asistentes, por eso le tenía un salario bastante elevado para el cargo. Y después de tantos años se había acostumbrado a la personalidad extrovertida de este, personalidad que también era buena porque era con el hombre con quien tenían que hablar los demás.

También era algo bueno que entre Shino y Kiba se había formado cierta camaradería, después de todo estaban hablando todo el tiempo y tenían muchas reuniones entre los 3 cuando algún viaje se aproximaba o durante estos.

Pero tenía que ser realista, no estaba solamente son los hombres en los que confiaba, también estaban los otros guardias y estos sí eran un enlace directo a Hiashi. Era algo que ni siquiera el Aburame había conseguido controlar y por eso mismo sus planes siempre se hacían contando que aunque no tenía un topo en su círculo cercano, sí los había a su alrededor.

- ¿Mamá? — la voz de Yumiko lo devolvió a la realidad, notando que había salido del baño y le hablaba a la castaña que no reaccionaba — ¿Mamá? — la joven movió una mano frente a la mujer — ¿Mamá?

- ¿Qué?

- ¿En el mundo de qué libro estabas? — él tan solo las veía, posiblemente al ser escritora era usual que Tenten se perdiera en su propia imaginación — ¿Mamá?

- Lo siento, ¿qué?

- El baño ya está libre ¿vas a entrar?

- No — la respuesta fue automática — voy a esperar que lleguemos al hotel

- ¿Ya nos vamos? — Yumiko se anticipó a su pregunta

- Sí, te dije que no nos quedaríamos hasta muy tarde

- Pero apenas hemos estado un par de horas — la voz fue lastimera — no me quiero ir todavía

- Yumiko...

- Si estás cansada puedes irte — comentó — nosotros podemos ir a comer algo y después llevaré a Yumiko al hotel

- ¡NO VOY A DEJAR A MI HIJA A SOLAS CONTIGO! — su ceño se frunció ante el tono enojado con el que la castaña le habló

- No es solamente TU hija — siseó sin querer subir la voz — además ya estuve a solas con ella y no le pasó absolutamente nada

- ¡No me importa!

- ¿Acaso crees que no soy capaz de cuidar a mi propia hija? — no quería igualarse a la molestia de Tenten, pero encontraba bastante extraño su repentino cambio de actitud

- Ni siquiera sabías de ella hace 2 días, no vengas a actuar de repente como si fueras su padre — su ceño se frunció mucho más

- ¿Y quién fue la que decidió que no lo sería? — reclamó

- La misma persona que está decidiendo que es hora de irnos — fue un tono irónico que tan solo lo molestó más — Yumiko, nos vamos

- Mamá... solo 1 hora más, mientras comemos algo...

- Dije que no

- ¿Qué clase de madre no escucha a su propia hija? — fue su turno de usar el sarcasmo

- ¡NO TE ATREVAS NI POR UN MALDITO SEGUNDO A INSINUAR QUE NO SOY COMPETENTE COMO MADRE! — Tenten lo señaló con la misma mano en la que usaba su anillo de casada. Varios de los guardias se acercaron, eso no era enojo, era ira pura y sin duda se preparaban para intervenir en un posible ataque

- Señora Sabaku — fue Shino quien habló a la vez que hacía una seña para que nadie se acercara — estoy seguro que esta es una conversación que sería mejor que ustedes tuvieran en privado — los orbes chocolate evaluaron la escena a su alrededor

- Mamá — la voz de Yumiko apenas fue un susurro que contrastaba con el grito previo — ¿quieres que te traiga algo?

- Yumiko, por favor... — la castaña había bajado la mano y parecía a punto de hiperventilar — vámonos, solo... vámonos

- Está bien — aceptó la joven — ¿quieres que pasemos primero a una farmacia o...? — Tenten negó con la cabeza — bueno, supongo que es todo por hoy

- Todavía tenemos la cita de mañana — les recordó

- Tiene que ser una maldita broma

- ¿Por qué habría de serlo? — ahora fue el ceño de la castaña el que se frunció

- Bien — casi escupió ella — pero será la última cita

No esperó que nadie dijera nada, tomando la mano de Yumiko para darles la espalda y empezar a avanzar hacia el parqueadero. A lo lejos pudo ver que un guardia las seguía pero tan solo un segundo después que él lo notara pudo escuchar que Shino activaba el radio.

- No he autorizado que nadie las siga — pronunció el hombre — todos regresen a su respectivo lugar — luego de eso hubo varios segundos de silencio mientras podía sentir el viento helado en su rostro — ¿Neji?

- Comeré en el hotel — fueron sus palabras empezando a caminar hacia el auto, pensando que más que la cena lo que se le apetecía era un par de copas de whisky.

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No estaba segura de cómo se había subido al auto, tan solo sabía que veía el volante al frente suyo como si nunca en su vida lo hubiera visto antes y sin saber exactamente qué era lo que debía hacer a continuación. Sus músculos estaban totalmente tensos y fue cuando su cabeza le recordó que tan solo unos minutos atrás sus nervios habían colapsado por completo, todo desencadenado por la confirmación que ese hombre ahora sabía que ella había fallado.

Miedo, eso era lo único que había procesado su cabeza al entender que Neji era vigilado como en antaño y ahora el horrible hombre sabía que lo que ella no podía permitir que pasara, había pasado. Todo el miedo de esa vez años atrás había vuelto a recorrerla, sin que ayudara ni un poco el darse cuenta que aunque estaba a medio mundo de distancia, en ese momento volvía a estar rodeada de guardias.

Sabía que su reacción había sido exagerada, que la máscara que trataba de usar no estaba funcionando y que más que tratar de alejar a Neji lo que la estaba haciendo era parecer una loca o alguien que gritaba sin sentido. Lo de mentir era mucho más fácil cuando solo tenía que hacerlo en clase, o cuando imaginaba que era un personaje de sus libros quien lo hacía.

- ¿Mamá? — ella no volteó a ver a su hija — ¿te sientes bien?

- Sí — dijo de forma poco convincente, la peor parte era que Yumiko la viera de actuando de esa forma, no solo de manera diferente a como ella era en su día a día, sino que además la escuchara mentir en voz alta. ¿Cómo podría al regresar a casa reclamarle por mentir para escaparse? ¿Cómo podía seguir siendo una figura materna en la que su hija podía confiar?

- ¿Estás segura? — asintió con la cabeza, respirando profundo a la vez que presionaba el botón de encendido del auto pero sin hacer nada más — ¿quieres que conduzca yo? — ahora negó — ¿mamá?

- Tú licencia es de aprendiz, creo que por el cambio de provincia aquí no es válida — no estaba del todo segura de esa información, no es como si hubiera leído las leyes de Quebec antes de subirse al auto para ir a esa provincia a buscar a su hija — estoy bien — afirmó un poco más calmada — estoy bien — reiteró tras respirar profundo

Quitó el freno de mano para después asegurarse de poner el auto en marcha, tenía que recomponerse, no podía permitirse seguir mostrando su debilidad ni frente a su hija ni mucho menos frente al Hyūga. Tenía que recuperar la compostura y prepararse para volver a usar la máscara al día siguiente, esta vez sin que se quebrara.

También tenía que encontrar la forma de convencer a Neji de no querer acercarse más a Yumiko, porque la actitud de él en esa tarde había dejado claro que buscaba tender un puente. Tampoco le era muy útil confrontarlo directamente, él estaba molesto y que ella replicara de la misma forma tan solo estaba consiguiendo provocarlo más. El problema es que su mente en ese preciso momento estaba completamente en blanco en lo de crear un plan.

- ¿Quieres ir a cine? — a pesar de no tener ninguna idea sobre lo que haría al día siguiente, estaba mucho más calmada entre más se alejaban del Hyūga, así que podría disfrutar lo que quedaba del día solamente con su hija

- Supongo — ella hizo su mejor esfuerzo por sonreír, entregándole su teléfono a Yumiko para que buscara en el GPS cuál era el cine más cercano — ¿segura que estás bien?

- Sí, cariño — reiteró en cuanto el aparato empezó a dar las indicaciones — lo siento, no debiste verme de esa forma... — tampoco debió escucharla mentir descaradamente — es solo... — se mordió el labio a la vez que encendía la luz direccional para indicar que iba a girar a la derecha — te tuve siendo muy joven

- Lo sé

- ¿Recuerdas que te dije que pasamos casi medio año en idas y venidas al hospital cuando eras bebé?

- Claro, cuando tuvieron que hacerme la cirugía que dijiste que salvó mi vida — jamás le había ocultado a su hija la razón de su cicatriz, siempre era honesta con ella

- Exacto, antes de descubrir que tenías ese problema congénito todos los médicos y enfermeras eran... bueno, no solían ser muy amables porque pensaban que te estaba descuidando y siendo una madre negligente... — inhaló profundo — cuando se supo la verdad de tu enfermedad dejaron de juzgarme erradamente, pero... bueno — pausó por un momento — siempre he hecho todo lo que ha estado en mis manos por tu bienestar, así que ni en ese entonces ni ahora he tomado muy bien que nadie se atreva a poner en duda mis habilidades como madre

- Eres una buena madre

- Gracias, cariño — redujo la velocidad a medida que entraba al parqueadero — creo que solo... estoy cansada y por eso reaccioné de más, no volverá a pasar — aunque era una promesa difícil de cumplir no quería seguir pensando en eso. Detuvo por completo el auto y ambas se bajaron — ¿revisaste la cartelera?

- Sí, aunque no reservé las entradas porque estábamos a solo unos minutos y es un día entre semana

- Bueno, si no conseguimos podemos buscar otro lugar... o también podríamos ir de compras — su hija sonrió y ella contestó de la misma forma dirigiéndose primero al baño porque todavía necesitaba entrar

- Mamá... ¿puedo preguntarte algo? — habló Yumiko cuando se retiraron de la ventanilla con las 2 entradas para la función y ahora caminaban hacia el puesto de comida para comprar un tazón gigante de palomitas para cada una

- Claro, cariño — por un momento pensó que le iba a preguntar el porqué de haber mentido sobre los meses de gestación que tenía cuando había llegado a Canadá

- Mi cirugía cuando era bebé... la cicatriz que tengo... es de una enfermedad congénita

- Así es — admitió ligeramente aliviada, estaban frente al cajero del área de comidas — un combo grande de parejas — ordenó de una vez porque era la opción que incluía comida suficiente para ambas

- Me dijiste que no lo heredé de tu lado de la familia... eso quiere decir... — continuó hablando Yumiko mientras esperaban que les entregaran el pedido — ¿Neji tiene la misma enfermedad? — ella asintió con la cabeza — ¿Su cicatriz es igual a la mía?

- Sí, al parecer le hicieron el mismo tipo de cirugía — y no la de corazón abierto que era la otra opción y dejaba una cicatriz muchísimo más grande

Si bien su hija todavía no había empezado su vida sexual no era como si no supiera del tema, con Gaara le habían explicado lo que era el sexo y que jamás debía dejarse presionar para tener relaciones, era una decisión que ella debía tomar cuando se sintiera completamente segura y porque de verdad quería hacerlo. Por eso mismo no tenía sentido insinuar que ella nunca había visto a Neji desnudo y que no conocía dicha cicatriz.

- ¿Es una enfermedad de los Hyūga?

- No lo sé, nunca supe quién le heredó esa condición a Neji

- ¿Sería irrespetuoso si se lo pregunto? — en ese momento les entregaron los dos baldes grandes palomitas, por lo que su pausa fue comerse un par de estas

- La verdad es que Neji no sabe de qué es su cicatriz — se encogió de hombros — ¿recuerdas que los médicos dijeron que sería como si nunca hubieras sufrido de nada? — Yumiko asintió — bueno, creo que su familia tomó esas palabras al pie de la letra y jamás le mencionaron su enfermedad ni la cirugía

- ¿Entonces por qué piensa él que tiene esa cicatriz?

- Si mal no recuerdo su abuelo le dijo que se cayó de niño — volvió a encogerse de hombros — no sé más

- Eso es raro ¿no? — Yumiko había tomado su respectivo balde y también estaba comiendo algunas palomitas antes de entrar

- ¿Qué es raro? — cuestionó al no entender a qué se refería exactamente su hija

- Que tu familia no te diga la verdad

- Es una familia rara — aseveró — y entre más lejos estemos de ellos, mejor — pudo ver la mirada contrariada de Yumiko por su respuesta, pero no dijeron nada más, dirigiéndose juntas a la sala para ver la película.

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Att: Sally K