Disclaimer: The Legend of Korra no me pertenece, sus excelentes personajes y grandes aventuras son propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko… Y de Nickelodeon.


Ni aunque la muerte nos separe

La vida estaba repleta de una amalgama de increíbles y constantes misterios que seguro nunca obtendrían una respuesta concreta.

¿Cuántas estrellas habría exactamente en el cielo?

¿Habría otros mundos además del humano y el espiritual?

¿Estarían en este planeta? ¿En otros planetas?

¿Otros planetas tendrían vida? ¿Tendrían espíritus? ¿Quizás su propio Avatar?

¿Alguna vez acabarían las acciones malvadas en la humanidad?

No, definitivamente ni ella siendo El Avatar tenía una respuesta para todo eso.

Y quizás fuese porque después de tantos años se le pegó la curiosidad innata de su esposa o porque últimamente había tenido mucho tiempo libre de las "cosas de avatar", pero lo cierto era que esas y muchas más preguntas, unas más banales y otras más trascendentales, venían a su mente en sus momentos libres.

Pero quizás el mayor misterio de la vida para ella, era lo irónica que esta era.

Sí, en definitivamente era eso.

La vida era una ironía constante. Da tantas vueltas que muchas veces se siente como una encriptada burla que va más allá de los parámetros lógicos de la inteligencia humana y que, si bien con sus acontecimientos te hacía aprender, la forma en que lo hacía era como mínimo una mofa, un engaño a la buena fe y al raciocinio y una broma de muy mal gusto.

Para muestra y cuenta lo que sucedió hace ya unas seis décadas, cuando la Kuvira que salvó a su padre de morir por una atroz caída en el Pico Laghima, fue la mujer que tiempo después intentó matarla.

O cuando Asami y su papá finalmente se reconciliaron y conectaron nuevamente… pero tan solo horas después cayó en la terrible batalla contra el coloso de Kuvira.

Asami quedó tan destrozada y odió tanto a la ex "Gran Unificadora" … pero luego, con otro cambio irónico del universo, terminaron trabajando juntas. Y fue esa misma Kuvira, que mató a su padre a sangre fría y que intentó matar a su esposa, la persona que hace treinta años se sacrificó para salvar a sus amados gemelos recién, Hirraq y Sennsuko, cuando la última célula del loto rojo los había secuestrado para chantajearlas y hacer que Korra se entregase.

Claro, también había ironías no tan tétricas; como la de su ahora buen amigo el Presidente de la República Tierra, Wu, al cual hace muchos años todos odiaban (en especial su guardaespaldas, Mako), pero que había madurado y dado tal cambio, sin dejar su esencia excéntrica, que ahora todos lo apreciaban inmensamente (en especial su esposo, Mako).

¿Quizás todo se basaba en el poder de cambio del ser humano?

¿Quizás todos teníamos la capacidad de generar con nuestras acciones esa "ironía", para bien o para mal

Sí, quizás fuese así, pero definitivamente no aplicaba a todas las circunstancias.

Esto no tenía que ver con eso. La situación actual no se podría modificar con un cambio de filosofía de vida o con el despertar espiritual.

No, nada mejoraría aun cuando ella sonriera, todo seguiría su irremediable curso de hechos.

Asami moriría, no sabía en qué momento, sólo que pronto lo haría; aun cuando Korra pusiera todo su esfuerzo en sonreír a su alrededor para no preocuparla, pero la situación estuviera consumiéndola lentamente por dentro.

Y eso era lo que le molestaba de la estúpida e irónica vida.

En las más de cinco décadas que llevaban casadas, su esposa siempre tuvo un inmenso terror de perderla en alguna misión. Era comprensible, después de todo los Avatares siempre están en constante peligro al buscar generar equilibrio y justicia; y por asuntos de la empresa (que dicho sea de paso había crecido y expandido de manera impresionante en todos estos años), la CEO no podía acompañarla siempre. Además, cuando ya tuvieron a sus hijos, con ayuda de los espíritus, alguien debía cuidarlos; y aunque muchos de los miembros cercanos de la Nación del Aire se ofrecían sonrientes, y habían empleados de confianza en la mansión, ellas preferían en lo posible no abusar de la gentileza de la gente y turnarse para el cuidado de sus retoños.

Sí, Asami siempre temió por su vida; por eso Korra, todas las veces que salió a alguna misión peligrosa sin su presencia, le aseguraba con mucho amor y convicción que volvería sana y salva a abrazar a su familia… Por lo cual era irónico que dentro de poco Korra y sus hijos se quedarían sin el cálido abrazo de su alma gemela.

Era irónico que Asami siempre le dijese que se cuidara porque no quería perder "su esencia de mar", pero ella por años no priorizara su salud y ahora el innato aroma de su esposa, aquel de atrayentes jazmines, se apagaría y nunca más lo podría apreciar.

Era irónico que los avatares tuviesen la predisposición a vivir vidas longevas…

Pero una vida sin Asami, simplemente no sería vida.

—Vamos Korra, fuerza. Ella no debe verte triste. Debes ser su fortaleza. -se susurró a sí misma, mientras entraba nuevamente a la habitación que compartían desde hace años.

Había ido a preparar algo de té de Dragón Blanco, el único que Asami últimamente toleraba y prefería; todo para que su amada tome los analgésicos de la noche que eran necesarios para que los dolores no la afectasen tanto y la dejaran dormir en paz.

—Volví, amor…

La delgada mujer que estaba recostada en la cama le sonrió débilmente, y con una voz cansada pero igual de hermosa que en sus años mozos, contestó.

—Mi Korbear, te extrañé…

—Lo sé amor, y yo a ti. Pero todo sea por un delicioso té nocturno ¿No te parece? Además, no debes mentirme… sé que te gusta más el té de lo que te gusto yo. – bromeó el avatar, acercándose con una charola y dejándola en la mesita de noche.

Mientras su esposa la ayudaba a sentarse, Asami fingió pensar el asunto, pero al ver el puchero de su esposa finalmente su rostro meditativo rompió en una sonrisa. Definitivamente se alegraba de que ese lado infantil de su pareja, siguiera siendo parte de su esencia.

—No mi Kor-Kor, tú me gustas más que cualquier cosa en este mundo. - susurró con amor la ojiverde, mientras cogía las manos de su esposa entre las suyas y besaba sus callosos nudillos

Korra se sonrojó ante las palabras de su amada, era increíble cómo aún después de tantos años pudiese hacerla sentir como una tímida adolescente apabullada. Cuando Asami dejó de besar sus manos y la observó fijamente, sintió su rostro acalorarse aún más y al ver la leve sonrisa juguetona de su pareja sabiendo el efecto que aún tenía, prefirió carraspear y seguir con lo que estaba haciendo.

La ojiazul cogió una de las tazas, la que tenía una pastilla en el platillito inferior, y se la entregó a su esposa, mientras ella misma tomó la propia y se sentó acomodó sentándose a su lado.

Quedaron en un cómodo silencio, con ambas disfrutando del aroma y sabor del té. El mismo estaba tibio, ideal para que Asami pudiera saborearlo y tomar su medicina sin riesgo a quemaduras. Cuando un tiempo después Korra ya había terminado el suyo, la ojiverde finalmente tomó el último sorbo de su taza y dio un suspiro de satisfacción.

—Gracias, cariño. -susurró complacida- Estuvo delicioso como siempre, eres un encanto por mimarme.

—No es nada mi Sami- respondió la morena, cogiendo la taza de su esposa y la propia, dejándolas ambas en la charola. - para mi es un placer.

Tras dejar las tazas en su lugar seguro, Korra se volvió a acomodar junto a su esposa, ambas apoyadas contra la cabecera de caoba de la cama y tomó su mano, acariciando sus nudillos inconscientemente. Eran las ocho de la noche, en antaño una hora tan temprana en la que su pareja hubiera estado trabajando en el vehículo o moto de turno, o que hubiera insistido en salir a cenar en familia bajo la primicia de que "La noche es joven".

Sin embargo, esos eran otros tiempos. Actualmente su pareja se cansaba fácilmente y la carencia de energía le pedía a su cuerpo dormir más temprano.

Aunque al principio Asami insistía en que Korra siguiera despierta, viendo alguna película en el moderno Varrickvisor que tenían en la sala con sus hijos y no viniera a "aburrirse acostándose a dormir temprano como pollito", Korra descartó sus palabras sin pensarlo dos veces.

Desde la primera vez que Asami se acostó temprano, ella había estado gustosa a su lado acurrucada, acompañándola con infinito amor, y esta noche no sería la excepción.

Analizó a detalle las manos de su esposa, sus uñas estaban prolijamente cuidadas, seguramente gracias a la intervención de su hija que había adquirido el gusto y la habilidad para técnica de pintado de su madre. Dichos arreglos estéticos coronaban las largas falanges de unas manos pálidas con venas resaltadas, algo resecas y ciertamente un poco callosas, pero igualmente hermosas. Pese a las cremas de cuidado dermatológico de las que su amada era fan, la anterior tersidad de la juventud había sido reemplazada por las arrugas propias de la edad, arrugas que también se vislumbraban en sus propias y oscuras manos.

El contraste de sus pieles siempre fue su debilidad; tanto en el plano de pasión erótica, cuando sus cuerpos se fundían en uno solo; como en estos momentos de tierna calma, cuando sus manos se entrelazaban por la simple necesidad de transmitir el inmenso cariño que en sus corazones habitaba.

Entrelazó sus dejos con los de ella, siguiendo ese deseo, y levantó su vista hacia el rostro de su alma gemela. Pensó encontrarla dormitando, de hecho, ya planeaba mentalmente cómo recostarla sin despertarla y acomodarse a su lado.

Sin embargo, no lo estaba.

Ella la estaba viendo, con una mirada intensa e indescifrable en aquellos preciosos ojos verde esmeralda llenos de sabiduría que se sustentaba en las huellas de la edad que los rodeaban.

Sostuvo el contacto ocular mientras la analizaba. Con tantas décadas de conocerla de seguro podía sacar algunas características de aquella enigmática mirada.

Transmitía cariño… más que cariño, amor.

Sí, sin duda un profundo amor y también admiración. Pero eso no era todo, el amor y la admiración ella ya los conocía en aquellos espejos del alma de su "Sami".

¿Qué había allí? ¿Tristeza?

No, ella conocía la tristeza en sus ojos y la odiaba, por eso cuando tuvieron el diagnóstico y le dijeron que ni con cirugía o agua control habría cura, se esforzó aún más en colmarla de mimos y sacar dulces sonrisas en cada uno de sus días.

Lo que había allí era… era…

—No… Sami… tú…

No obstante, sus palabras se cortaron cuando ligeros golpes llamaron a su puerta.

—Adelante. -Susurró Asami, dándole un apretón a la mano de su amada y un último vistazo de aquella mirada que le había hecho que la garganta del Avatar se apretara.

Korra estaba petrificada, su cerebro sumido en una niebla mientras Asami recibía a los hijos de ambas. Sus lentas neuronas aún en shock captaron solamente retazos de la conversación que tenía su esposa con los gemelos y supuso que era lo típico de cada día: Los gemelos veían a despedirse de sus madres para darles las buenas noches y retirar la charola del té, pero no sin antes comentarle a su mamá cómo iba la empresa y obtener algunos sabios consejos que solo daba su vasta experiencia. No era para menos, después de todo desde que Asami había caído enferma, ellos habían subido temporalmente de cargo para quitarle carga y preocupaciones al cubrir su puesto como CEO de la compañía y así no dejar la empresa acéfala.

Aunque Korra no hubiese estado aún anonadada por su reciente revelación, igual su mente hubiera divagado, como siempre, ante la temática. Era normal, si bien Asami le intentó enseñar sobre el negocio familiar, definitivamente lo relacionado a ingeniería y negocios no era el fuerte del Avatar. No obstante, Hirraq y Sennsuko eran otro cantar.

Ambos habían salido con el IQ abismal de Asami y sus aptitudes hacia ambas ramas mencionadas. Eran simplemente brillantes, una mezcla perfecta entre la versatilidad de sus talentos: La gran inteligencia de Asami con su don de invención y negocios en conjunto con la fuerza de Korra y su talento innato para el control de los elementos.

Sin contar con que fisonómicamente habían salido también bien dotados de sus más resaltantes características. Habían sacado su piel canela y su contextura muscular; sin embargo, portaban la altura de Asami en conjunto con los ojos verdes y el antaño distintivo cabello negro, ahora entrecano (igual que el propio) en su esposa.

A los ojos de ambas eran su adoración, definitivamente un orgullo para ambas.

"Orgullo"

Al escuchar salir esa palabra de los labios de su amada, su cerebro despertó del letargo y comenzó a prestar consciente atención en las palabras que estaba emitiendo la doncella de eternos labios rojos.

—Sí, hijos, así como les digo. Estoy infinitamente orgullosa de ambos. Sé que siempre los molesto con que ustedes, tengan la edad que tengan, serán mis eternos bebés; pero me enorgullece tanto la calidad de personas que son y en los adultos responsables, empáticos, centrados y buenos en que se han convertido… ¿No lo crees así, amor?

Al ver la benévola mirada de reojo de su esposa, mezclada con ese "no sé qué" recién comprendido, su garganta volvió a apretarse. Sin embargo, al ser consciente de que sus hijos la estaban viendo, tomó fuerzas y los miró.

Al observar sus jóvenes rostros expectantes, en su pecho floreció nuevamente el profundo sentimiento de amor a la descendencia que había criado con tanto ahínco junto a su pareja y las palabras fluyeron solas, como las aguas cristalinas que rodeaban a la Isla Ember.

—Hirraq y Sennsuko Sato, ya les hemos contado infinidad de veces la historia de su nacimiento, de cómo los espíritus nos ayudaron a cumplir el sueño de ser madres y su magia hizo posible que sean sangre de nuestra sangre… por lo que siempre deben recordar que son la prueba más fehaciente del amor y que en cada etapa de su vida hemos y seguiremos estando profundamente orgullosas de ambos.

Asami apretó la mano de su pareja y con su apacible voz continuó.

—Creo firmemente en que nuestro amor en conjunto con las enseñanzas que su madre y yo les hemos dado, es lo que los ha formado como los seres humanos íntegros que son y a los cuales admiramos.

—Y no es que tengan que ser perfectos. Sabemos que no lo son; de hecho, nadie lo es. -intervino Korra- Soy la viva muestra de los errores que en la vida se pueden cometer por los bríos de la juventud -agregó sinceramente, al recordar sus primeros años como avatar y lo que su volátil temperamento causaba- pero estamos seguras que su brújula moral está bien calibrada y que siempre los guiará por buen camino. Que, aunque por las circunstancias de la vida el norte a veces sea difícil de identificar, lograrán llegar a su destino.

La ojiverde mayor asintió y volvió a tomar la palabra.

—Recuerden que no solo son herederos de nuestros genes, sino también de nuestro legado. Y confío plenamente en las capacidades, individuales y en equipo, de ambos. Sé que, si uno se desvía de lo idóneo, el otro lo corregirá y se potenciarán mutuamente de forma positiva en todos los campos de su vida. -Asami hizo una breve pausa para tomar aire y continuó- Con la empresa en sus manos estoy tranquila, pues sé que El futuro será prometedor y mediante ella ustedes seguirán multiplicado el amor que les hemos dado, con toda la humanidad. Recuerden siempre que con amor fueron concebidos, con amor fueron criados, y nuestro amor por ustedes trascenderá el tiempo y el espacio.

Un breve silencio llenó el cuarto mientras las cuatro personas en el se miraban. Korra analizó el rostro de sus amados gemelos, estaban visiblemente sorprendidos por las repentinas y profundas palabras de sus madres, pero a la vez era notorio que se sentían cálidos y felices del gran cariño y orgullo que sus progenitoras les estaban demostrando con su improvisado discurso.

Hirraq finalmente habló, su voz traicionando la emoción ante lo escuchado

—Yo… mamá… nosotros… nos sentimos muy halagados por lo que acaban de decir…

—Sí -continuó Sennsuko- Y las amamos también mucho… Pero no entiendo… aunque obviamente apreciamos sus palabras… ¿A qué vino todo esto, mamás? -preguntó confundida, mientras su hermano asentía en igual estado.

Korra lo vio en sus rostros: La feliz ignorancia sobre las intenciones de Asami. Sí, estaban extrañados y quizás un poco preocupados, pero al no saber la gravedad del asunto de antemano y asumiendo sin dudas que ella se recuperaría como siempre y volvería a la empresa como la luchadora que era, se notaba que no tenían la más mínima idea de lo que había detrás de la mirada ojiverde de su otra madre.

Quizás era producto de su juventud, o tal vez porque ellos no tenían la profunda conexión que ella tenía con su esposa; a lo mejor era ambas cosas. Sea como fuese, les tenía una envidia sana ante la burbuja de desconocimiento que por ahora les rodeaba.

—¿Tiene que haber un motivo para elogiarlos y decirles cuanto los queremos? -Bromeó Asami, enarcando una ceja. Pero al ver los rostros de sus hijos levemente sonrojados de vergüenza, finalmente rió de forma ligera y prosiguió- Nada queridos, sencillamente son cosas de viejas temáticas y sentimentales... -Decretó guiñándoles un ojo, aún con la sonrisa en sus labios- Ahora vayan a descansar, por lo que me han contado del trabajo de seguro están agotados y necesitan energías para afrontar un nuevo día.

Después de agacharse para darles un beso en la frente a sus madres y unas últimas palabras de agradecimiento y cariño por lo escuchado, los gemelos cogieron la charola con las tazas y salieron del cuarto, cerrando tras ellos la puerta de roble.

Korra desvió la mirada del punto donde ellos, hace menos de un segundo, habían desaparecido; enfocándose ahora en cómo Asami aún estaba en posición de despedida, con la mano libre levemente levantada, una ligera sonrisa en la comisura de sus labios y aquella mirada…

Ella ya sabía de lo que se trataba.

Sabía lo que la mirada encerraba:

Resignación.

Y eso, finalmente, la rompió.

La máscara de aparente positivismo que había cuidado de mantener alrededor Asami, cayó.

Inevitablemente de sus orbes comenzaron a brotar lágrimas y no supo en qué momento su esposa soltó sus manos y comenzó delicadamente a secar con sus pulgares el torrente que ya se había desatado.

La morena abrió los, y entre lágrimas volvió a toparse con la mirada que tanto esperaba que no se diera, la que anunciaba lo indecible y profetizaba lo inaceptable por su alma.

Con profundo dolor y llorando aún más desconsoladamente se arrojó a los brazos de su amada y la abrazó, la abrazó fuerte, intentando fundirse en su carne, arrancarle su mar, apropiárselo y dejarla sana por muchos años más.

Asami la recibió con infinito amor, y comenzó a acariciar delicadamente sus entrecanos cabellos semi castaños.

—Sami tú… tú estás…estás…

—Shh… Shhhh…. -calmó su esposa en un susurro- Tranquila amor, todo está bien. Yo estoy bien.

—P-pero… pero tú…

—Sabíamos que tendría que pasar.

Las palabras no ayudaron a calmar al avatar y maldijo nuevamente a la ironía.

Según por manejar los cuatro elementos era el ser más fuerte del mundo, sin embargo, en realidad era una pequeña, menuda e impotente humana que no podía hacer nada para salvar a su amada.

Siguió llorando por un tiempo indescifrable, siendo consolada por su amada con caricias y palabras, hasta que finalmente logró calmarse un poco. No sabía si se le habían acabado las lágrimas o las fuerzas, lo cierto era que Asami finalmente la había librado de su abrazo instándola a sentarse bien y le estaba secando, nuevamente con los pulgares, los últimos vestigios de las saladas gotas que aún se negaban a abandonar sus sonrosadas mejillas o sus patas de gallo.

La mirada alicaída de Korra solo subió cuando su esposa levantó su mentón y sonriendo ligeramente le habló.

—¿Me ayudas a acomodarme como siempre, Kor-Kor? Se ha pasado un poco nuestra hora de dormir y estoy muy cansada.

Desconfiando de la capacidad de su voz para no romperse, Korra simplemente asintió a su amada y aunque algo torpe por lo nerviosa que se sentía, la ayudó a acostarse, siguiendo su ejemplo mientras las arropaba a ambas con la manta.

—Sabes que de ti también estoy orgullosa ¿Verdad? – Cortó el silencio Asami, acostándose de lado y viendo cómo su pareja imitaba su ejemplo, pero sin encontrar su mirada- Has avanzado tanto, madurado tanto y hecho tantas cosas buenas por este mundo. Creo que mi admiración por ti solamente es superada por el infinito amor que te tengo, Cariño.

Con tales palabras le fue imposible a Korra seguir esquivando la mirada de su pareja. Después de todo era su amada y nada le gustaba más que escucharla decir cuánto correspondía a sus profundos sentimientos. O quizás sí había algo que le gustara más, decirle cuanto la adoraba.

—Si alguien está orgullosa aquí, soy yo. Eres la persona más maravillosa que he conocido en toda mi vida… es más, me atrevería a decir que de todas mis vidas. Tu increíble intelecto solo se ve superado por tu inmenso corazón. Con tu empresa, inventos y actos has ayudado a tantas personas alrededor del mundo que parece inverosímil. Pero esa eres tú, haciendo siempre real las cosas más increíbles. Asami, no conozco todas las palabras necesarias para expresarte cuánto te amo; es más, no sé si existen tantas maneras para poder hacerlo puesto que mi cariño por ti es solamente comparable en inmensidad y trascendencia al de Tui y La.

—Si te pones a pensar… a lo largo de nuestra vida hemos sido como ellos ¿No? -mencionó Asami, agarrando con cariño la mano de Korra por encima de las sábanas- Complementándonos, empujando y tirando, siendo el equilibrio de la una para con la otra.

Korra asintió levemente contenta de que Asami recordara la leyenda que le contó hace tantos años, cuando viajaron a la Tribu Agua del Sur y vieron a los espíritus cara a cara en su eterna danza.

—Exacto amor, esas somos y seguiremos siendo tú y yo, impulsadas por nuestro amor.

—¿Cómo la danza eterna? ¿Quiere decir que me amarás para siempre? – susurró Asami, intentando mantener sus ojos abiertos pese al sueño, pero siendo traicionada por un bostezo.

Korra soltó una risilla ligera mientras soltaba brevemente su mano del agarre de Asami y la ponía en su mejilla, atrayéndola para un profundo beso.

No supo si era el cansancio, el desgaste del llanto o simplemente la aceptación de lo que estaba pasando, pero sintió un peso menos dentro de sí y fluyó como su elemento primario.

Evocó todos los cálidos sentimientos que tenía por su esposa, la remembranza de sus experiencias vividas juntas, las peleas, las reconciliaciones, la maternidad, la pasión, la líbido, el trabajo, la ternura, el cuidado, la preocupación; todo aquello que las moldeó como personas, formó como madres y las fortaleció como pareja.

Todo, absolutamente todo de su alma lo plasmó en ese beso.

En ese último beso.

Lentamente se separaron, ambas viéndose sonrojadas y compartiendo ahora esa característica particular en la mirada. Korra acarició su mejilla, dio un último beso ligero como mariposa en los labios de Asami y volvió a alejarse, tomando nuevamente su mano para entrelazar sus dedos con los propios, pero sin cortar el vínculo de la mirada.

—Sí Amor, ni aunque la muerte nos separe.

Asami sonrió y una lágrima furtiva lentamente cayó de uno de sus orbes, pero fue rápidamente absorbida por la tela de la cama. Pronto los ojos de La ojiverde comenzaron a cerrarse y solamente cuando ya no volvieron a abrirse, la ojiazul hizo lo mismo.


Las Cuatro Naciones están de luto.

En una Rueda de prensa emitida ayer por la tarde, Hirraq y Sennsuko Sato anunciaron públicamente el fallecimiento de sus madres, la CEO de Industrias futuro Asami Sato y el Avatar Korra Sato.

Según sus hijos, ambas mujeres fueron encontradas sin vida en su cama matrimonial, al parecer el hecho ocurrió mientras ellas dormían.

"Parecían simplemente dormidas, de lo serenas que se veían cuando nos acercamos." -Indicó la señorita Sennsuko Sato, con lágrimas en los ojos.

Mientras, su hermano Hirraq Sato le entregaba un pañuelo y acotaba "Las encontramos cogidas de la mano como las eternas enamoradas que eran y con leves sonrisas en sus rostros, por lo que tenemos la plena seguridad en nuestros corazones de que partieron en paz y que sus almas reencarnadas volverán a encontrarse en la próxima vida, para seguir amándose."-Exclamó, viéndose visiblemente afectado al igual que su hermana, pero con una leve expresión de alivio ante su alentador pensamiento.

Posteriormente la señorita Sennsuko se recompuso, asintió a lo dicho por su gemelo y añadió "Las despedimos la noche anterior y ambas nos dijeron palabras alentadoras que nunca olvidaremos. Las dos amaban este mundo y en especial esta Ciudad, por lo que seguiremos con el legado de impacto positivo siguiendo las ideas visionarias y filantrópicas que Mamá Asami y el Abuelo Hiroshi tenían para Industrias Futuro."

Su hermano finalmente añadió "A la vez también, como miembros del Loto Blanco, nos ofrecemos a ayudar a la futura capacitación en fuego control y agua control del nuevo Avatar; educándolo también sobre el legado de equilibrio y respeto entre el mundo humano, con sus diferentes naciones, y el mundo espiritual, que nos dejó Mamá Korra. Como cabecillas de industrias Futuro también nos comprometemos a colaborar incansablemente en mantenerlo." -Terminó, con un gesto decidido hacia la multitud de periodistas que filmaban y tomaban feroces apuntes de cada palabra emitida por los actuales Dueños y líderes de Industrias futuro.

Aprovechando que el tema salió a colación, se intentó consultar si ya se había comenzado la búsqueda del nuevo Avatar, que según el ciclo debería aparecer en algún estado de la República Tierra; sin embargo, los Sato indicaron que la información al respecto por es ahora confidencial y que más adelante habría una rueda de prensa para informar los avances al respecto.

Dado que cada nación favorecida por el trabajo de ambas mujeres quiere mostrar sus debidos respetos hacia las mismas, se darán cuatro diferentes ceremonias de cuerpo presente, aquí en Ciudad República, para poder ayudar a la afluencia de personas y espíritus que han llegado a darles un último adiós a quienes en vida sirvieron tanto a nuestro mundo. Cabe recalcar que, aunque las celebraciones tendrán una temática específica dependiendo de la nación que la organiza, la entrada a todos los eventos es libre, sin discriminación por etnias.

Los eventos de cada día comenzarán a las 09:00 a.m. y cronograma es el siguiente:

El día de hoy se dará la ceremonia en la Embajada de la Nación del fuego, con el mismísimo Señor del Fuego Iroh II, dirigiéndola.

Mañana se realizarán los honores en la Sede de la República Tierra, en dicho evento el Presidente Wu y los Lideres de Zaofu Wei y Wing Beifong se aliarán para su organización.

Pasado mañana los cuerpos se trasladarán a la Embajada de la Tribu agua del Sur (Antiguo centro cultural); Los monarcas Eska y Desna dirigirán el acto, este será el último bajo su mando antes de que el presidente democráticamente electo tome el mando en dos semanas. Los lideres fusionarán para la ceremonia tributos de ambas tribus, priorizando el de la tribu sureña de la cual su prima era originaria.

La última de estas excelentísimas exequias se dará al día siguiente, en la Isla del Templo Aire, a Cargo de la Maestra Jinora, Lider actual de la Nación del Aire, y de sus hermanos los maestros Ikki, Meelo y Rohan.

Tras esa última ceremonia, los restos de las Señoras Sato serán trasladados al Cementerio de Ciudad República, donde la nueva presidenta Blackstone-Moon, hija de la ex presidenta Zhu-Li Moon y del fallecido genio inventor Varrick Blackstone, dará un discurso en honor a ambas mujeres que eran buenas amigas de su familia.

Finalmente, los cuerpos de ambas ilustres mujeres descansarán eternamente en el Mausoleo Sato, Junto a las tumbas de los padres de ambas y de Naga, la guía espiritual del Avatar, que falleció por causas naturales hace un mes.

Por su parte, La Gaceta de Ciudad República, extiende sus más sinceras y profundas condolencias a la familia y amigos de quienes en vida fueron las Señoras Sato. Ambas sin duda serán recordadas por generaciones como las mujeres más influyentes y la pareja más poderosa; epítome de avance, superación, libertad y modernidad.

Sus respectivos legados, tanto individualmente como en conjunto de la amorosa alianza de su matrimonio, son positivos emblema de responsabilidad social, puesto que utilizaron sus respectivos poderes de forma sabia, responsable, solidaria y en pro del avance mundial y la lucha contra todo tipo de discriminación, corrupción y maldad.

Ciudad República y el mundo entero ha sufrido una gran pérdida con su ausencia, pues no sería el mismo sin su gran influencia; sin embargo, confiamos en que su descendencia, así como los más allegados a ellas mantendrán vivo su mensaje.

De la misma manera, todos los ciudadanos debemos seguir su buen ejemplo y cada uno hacer eco de su mensaje para mantener la paz y armonía por la cual ambas lucharon sin parar.

Nuestra perpetua admiración y loor hacia sus espíritus.

Gaceta de Ciudad República.


¡Hola!

Esta idea nació de una frase que escuché en Discovery ID, no recuerdo el contexto, pero seguramente no fue bueno por la temática del canal, pero a mi vino una idea que, aunque no fuese relacionada a crímenes, sí sería algo triste… lo cual es raro ya que no me gusta escribir cosas sad, pienso que para tristezas ya está el maldito mundo real y prefiero que la ficción aporte la parte positiva y alentadora… pero igual decidí aceptar el auto reto.

En el momento en que se me vino la idea estaba a full haciendo un trabajo, por lo que simplemente la anoté en un blog de notas y la dejé guardada hasta que tuviera más tiempo libre… o hasta que cogiera fuerzas para escribir algo así.

Entonces este fin de semana finalmente me envalentoné y me preparé con mi playlist de La Oreja de Van Gogh del disco "Un susurro en la Tormenta" (entre otras canciones de ellos) y con un video de "Una hora de 'Los malaventurados no lloran'" para ponerme lo suficientemente melancólica y trágica para desarrollar mi idea… y salió esto.

(Nota para MoonGrey: me pegaste tu "Maldad Angst", pero gracias por traer a la mente esa canción de PXNDX.)

Ahora ando en posición fetal, maldiciéndome por ser masoquista, por amanecerme dos días seguidos para escribir esto, queriendo saber dibujar más que bolitas y palitos para retratarlas en su última escena, llorando por lo que yo misma escribí, y esperando a que ustedes hagan lo mismo… porque si yo sufro, quienes me lean también deben sufrir.

Espero sus comentarios de cómo les pareció.

Saludos.

Le chat et l'abeille.