Tardó un par de segundos en reaccionar, pareció que el día no podía irle peor mientras que esos ojos curiosos esperaban una respuesta.

—No te importa... Yo no asisto a esta clase, solo vine a perder el tiempo por lo que veo, pero tranquilo que ya no me vera más...—

Aclaró intentando no perder los papeles con el que parecía un profesor, una cosa era no asistir a una clase, y otra meterse en problemas por contestar mal, allí era muy importante la educación y respeto a sus mayores y aquello seguía a raja tabla a pesar de lo enfadado que estuviera.

—Y ¿Qué te hace pensar que te dejaré salir? —

Volvía a formular otra pregunta casi con un tono sarcástico y una pequeña sonrisa que llegaba a parecer aterradora para algunos de los presentes.

—Tsk...no puedes obligarme a que me quede aquí... ¿Quién te cree que eres? —

Aquellas palabras casi las gruñía sin aguantar mucho más toda aquella frustración que iba en aumento.

—Soy vuestro nuevo profesor Takeru Sesshomaru , y por lo visto usted puede ser mmmm Soto Rin cierto, ¿no? Así que ahora va a venir como asiento sino quiere que me encargue de informarles a sus padres esta clase de actitudes—

Finalizó esta pequeña presentación dirigiéndose también al resto de la clase, aunque fuera el nuevo había hecho sus deberes y era consciente de que alguien había dejado de asistir a aquella clase repentinamente.

Era cierto que había muchos profesores (por no decir la mayoría) que se limitaba a dar su clase sin importarles cuantos alumnos quedaran al final de curso, pero él no era así, aquel hombre era tan apuesto como comprometido en su trabajo.

Consiguiendo matricularse y obteniendo varios masters a una edad bastante temprana, y considerándose así un prodigio para todos los profesores que habían tenido a lo largo de su aprendizaje en la carrera de magisterio.

Junto a todos sus atributos, estaba la responsabilidad que se auto asignaba de que cada estudiante que estuviera en algunas de sus clases estuviera de principio a fin, y aquella niña no se le iba a subir a las barbas en su primer día en este centro, aquel apasionado de su trabajo también podría llegar a ser tan autoritario como un general de un ejército si las circunstancias lo requerían.

Por otro lado, Rin se había encontrado un gran problema, sus padres últimamente siempre estaban fuera por trabajo así que ella solo tenía que aparentar que todo iba bien, por lo que aquella amenaza del aviso era más perjudicial de lo que pudiera parecer una simple vista.

Por esto mismo, no hizo falta más que una nueva y penetrante mirada del albino, dejando clara su autoridad, para que Rin retrocediera lentamente hasta el asiento más cercano para sorpresa de toda la clase, causando varios susurros y miradas curiosas de sus compañeros mientras Sesshomaru avanzaba para tomar el sitio que le correspondía en la mesa del profesor.

El resto de la clase fue orientativa y en la que se retomó los últimos trabajos que había dejado el profesor que se acababa de jubilar, era cierto que tenía una cierta edad, pero no esperaban que se fuera así sin más.

Durante toda la clase Rin solo esperaba en como escaparse y en lo seguro que estaba de que no volvería a pisar aquella clase nunca más, por lo que al escuchar al fin la sirena del descanso literalmente saltó de su silla en dirección a la puerta como si su vida dependiera de ello, sin embargo, aquella voz ronca y autoritaria volvía a frenarla estado solo a unos pasos de la libertad.

—Señorita Soto usted se queda—

Ordenó sin levantar la vista de varios papeles que tenía encima de su mesa.

La morena tras pararse en seco pensó que por esta vez le obedecería, pero solo para que supiera que era la primera y la última vez que la vería.

XXX

—¿Hay algún motivo en especial para tu arrepentimiento? —

Preguntó el nuevo profesor una vez la tuvo sentada frente a él, aunque para esto le tuvo que hacer señas con los dedos para que se acercara y tomara asiento.

—No ninguno, ¿Me puedo ir ya? me están esperando saben—

Preguntaba tras responder rápidamente y sin ningún interés en alargar aquella conversación, era cierto que la estaban esperando había quedado con cierta persona.

—Mira quiero hacer esto por las buenas sin tener que llegar a hablar con tus padres y.…—

No llegó a terminar la frase ya que fue mencionado a sus padres y Rin se levantó bruscamente de la silla golpeando la mesa con ambos manos.

- ¡No! ¡Olvídate de mis padres! Esto es la universidad no el instituto, aquí puedo decidir yo solita a las clases quiero asistir ya las que no ya ti no te tengo que importar s vengo o no... —

Se podría decir que había explotado, pero en su mirada no había ni ira u odio más bien miedo y frustración, o eso es lo que percibía Sesshomaru en los ojos de su alumna.

Estuvieron varios segundos mirándose fijamente, por un momento el tiempo se había detenido, Sesshomaru pensaba en las palabras adecuadas mientras observaba aquellos ojos temblorosos como si fuera a llorar en cualquier momento y, por otro lado, Rin no se había dado cuenta, pero se había perdido en aquellos ojos dorados que conseguían transmitirle la serenidad de su propietario, llegando a calmarla poco a poco hasta que el sonido de cómo se llamaban a la puerta la devolvió a la realidad.

—Disculpa esta... ¡Ey Rin! —

Exclamaba alegremente la misma persona que había llamado tras abrir la puerta, sin esperar que le respondieran, tras encontrar el perdón que buscaba.

—¡Koga!—

Exclamó algo sorprendida mirando al recién llegado, ya que no esperaba que la fuera a buscar, lo que le hizo pensar que quizás llevaba bastante tiempo esperando y aunque no lo aparentara podría estar muy enfadado con ella.

Esta idea hizo que sus manos empezaran a temblar levemente, siendo este acto involuntario visible para Sesshomaru , al tener aún las manos sobre la mesa, causando que tuvieran un mal presentimiento.

—Perdone, pero he venido a llevármela, espero que no haya ningún inconveniente—

Comentó el moreno al lado de la puerta mirando muy atento con los brazos cruzados a aquel profesor.

—No, no hay ninguno—

Respondió con indiferencia mientras veía como aquella chica al escucharle corrió hacia el encuentro con aquel chico.