Hubo un largo silencio con una mezcla de miradas confusas y sorprendidas por parte de la pequeña Rin, y de furia y verdadera indignación por parte de Sesshomaru que había salido totalmente de su papel como profesor.
Aunque en el fondo sabía que se estaba pasando de la raya no podía limitarse a ver y escuchar ese comportamiento, ya no era una niña ya tendría que saber lo que está bien y lo que está mal, no la conocía, pero quería pensar que había cosas evidentes para todo el mundo, y que si una persona te hacía sufrir de aquella manera no te quiere de verdad, o por lo menos así pensaba él.
Por parte de Rin, simplemente miraba ensimismada en las últimas palabras del albino que se repetían constantemente en su mente y se clavaban en s corazón como afiladas garras venenosas que la consumían por dentro por aquella realidad que le querían hacer ver, o quizás ya era consciente de esto y simplemente lo ignoraba ya que ¿Acaso el amor no lo podía todo?
—Rin ... Tienes que acabar con esto antes de que vaya a peor—
Fue lo último que mencionó el mayor antes de soltarla con la misma delicadeza con la que la agarró, intentando volver a mantener la compostura mientras se volvía a sentar.
Por parte de la contraria solo se tapó rápidamente mientras se agarraba la muñeca como si le ardiera donde le había agarrado, aparte de la vergüenza que sentía por aquellas marcas que solo reflejaban su debilidad ante él.
Ciertamente andaba buscando las palabras para defenderse o simplemente justificar su esperanza que no sería así siempre, pero en su mente ahora todo era un caos de emociones y sentimientos que parecía que en cualquier momento fuese a estallar, así que ante todo aquel estrés que comenzaba a acumularse se levantó y salió rápidamente de aquel lugar dejando a Sesshomaru más serio de lo habitual.
Sabía que su papel era, entre otros, preocuparse por sus alumnos, pero perder el control esos microsegundos pudo haber desembocado algo muchísimo peor.
X X X
Aquel día Sesshomaru tenía que quedarse en la universidad más tiempo de lo normal sino quería llevarse papeleo a casa, aún tenía proyectos finales, exámenes y partes de faltas con lo que ponerse al día.
Había caído ya la noche cuando al fin se dirigía a su casa tras ese largo día, vivía en un pequeño apartamento cuyo salón era la estancia principal al cual se le unían las demás habitaciones, con la cocina unida al principal con solo un muro como separación de ambos, su vivienda no se encontraba muy lejos de la universidad por lo que podía ir y venir caminando sin problema.
En esta noche cerrada, el albino mantenía su mirada fijada en el infinito intentando despejarse de todo lo ocurrido aquel día, mientras que una suave brisa guiaba sus pasos bajo la escasa iluminación de las farolas que le rodeaban en las calles.
Aquel día habían anunciado tormenta y las primeras gotas no se hicieron esperar cuando ya estaba a unos pocos metros de su destino, sin embargo, mientras el resto de las personas huían de aquella llovizna una pequeña sombra huía de algo mucho peor, y al ver a Sesshomaru a la lejanía vio en èl un rayo de esperanza y no dudo en pedirle ayuda desesperadamente.
.-Flashback-.
La pequeña Rin tras salir corriendo de aquella clase se había quedado varios minutos conmocionada, aquellas palabras le habían afectado más de lo que cualquier otra persona le había dicho hasta el momento, no sabía si era por la seriedad de sus palabras o por la intensidad con la que le miraban aquel par de ojos dorados que le hizo dudar sobre si realmente se estaba negando a sí misma el derecho a tener algo mejor.
Aquella tarde después de la última vez habían quedado para verse con Koga, le parecía algo extraño que hubiese tardado más de dos días en querer verla, aunque por su parte no le había extrañado en ese tiempo, inconscientemente ya le tenía más miedo que aprecio.
Como era habitual, y ahora con más motivo, koga llegaba tarde, aunque no tenía derecho a quejarse sabía que vengaba de ella y por su parte solo podía suspirar y mirar hacia el horizonte mientras esperaba en aquella plaza, contemplando como el atardecer iba llegando a su fin dejando pasar a aquella fría noche que se posaría sobre ellos.
Una vez llegó koga se saludaron con naturalidad y a partir de ahí todo comenzó a ocurrir muy rápido para Rin, la había ido a buscar en su coche, sin embargo, vez de ir a algún lugar en concreto, se la llevó a un callejón sin salida.
Antes de que la menor pudiera hacer nada ya tenía a Koga encima recordándole que haría lo que fuera para compensarle y él sabía lo que quería, pero debido a su impaciencia no había asegurado las puertas del coche, y entre medio de aquel forcejeo Rin consiguió abrir la puerta del copiloto y salir corriendo sin fijarse si la seguía o no, solo escuchaba su enfurecida voz exigiéndole que volviera, en ese momento en la mente de Rin retumbaban una vez más las palabras de Sesshomaru sin poder evitar llorar, mientras sus lágrimas se camuflaban con las gotas de aquella llovizna que apenas iniciaba.
Instintivamente acabó cerca de la universidad durante su huida como si esperaba encontrar algo o a alguien, pero como era de esperarse estaban todas las luces apagadas y a Rin le impulsaba la necesidad de seguir corriendo, no se sentía segura en ninguna parte. Buscaba un lugar donde sentirse a salvo y sin estar sus padres no podía ir a su casa aparte de que sabía que allí sería el primer lugar donde la buscaría.
Estaba realmente desesperada entre las solitarias calles hasta que vio una figura no muy lejos de donde se encontraba, y sin importarle quien pudiera ser, acudió a esta para pedirle auxilio.
—¡Por favor ayúdeme! —
Pedía agarrando del brazo izquierdo a aquella persona sin creer de quien se trataba cuando este se giró.
. -Fin de flashback-.
La joven morena se encontraba sentada y cabizbaja en el sofá de aquella persona a la que pidió ayuda, que no era otra que Sesshomaru, que no dudo en llevarla a su apartamento y darle una toalla para que se secara todo lo que pudiera mientras él se cambiaba.
Apenas habían intercambiado palabras, aunque podría adivinar que había ocurrido, y por parte de Rin apenas sabía por dónde empezar estando cada vez más nerviosa, sobre todo cuando el albino volvió al salón con una ropa más informal y con aquella larga melena que solía llevar suelta ahora recogida en una cola de caballo.
—¿Qué ha ocurrido? —
Preguntaba directamente el mayor sentándose a su lado con los brazos cruzados sin mirarla fijamente para no ponerla más nerviosa.
—L.…lo siento...tenías razón, todo el mundo tenía razón... Me llevó a un sitio que no conocía cuando oscureció e.…e intent—
No podía evitar tartamudear mientras se abrazaba a sí misma recordando como había intentado propasarse con ella y la brusquedad de sus acciones.
—No hace falta que sigas, ¿Te ha hecho daño? —
Mantenía como podía su serenidad, pero verla así le ponía enfermo llegando a apretar sus puños inconscientemente.
—No...estoy bien, escape por suerte, pero me encontrara y será peor...no quiero que me vuelva a tocar—
Estaba entrando en pánico, cada vez estaba más nerviosa y empezaba a temblar de miedo.
En ese momento algo dentro de Sesshomaru se movió y a modo de consuelo, atrapó a Rin entre sus brazos sin decir ni una palabra.
Para la morena aquello fue una gran sorpresa y un gran alivio, nadie diría que un hombre tan serio pudiera ser tan cálido, sin embargo, el miedo seguía presente, el miedo de que Koga le arrebatara a la fuerza algo tan íntimo suyo y en ese momento fue cuando comprendió que podía hacer para dejar de tener ese miedo y comenzar de nuevo a partir de aquel día.
—Sesshomaru...quiero dejar de tener miedo, por favor no pienses mal de mi...te prometo que iré a todas las clases y haré todos los trabajos, y que si después de esto no quieres no me volverás a ver más...pero por favor necesito que te acuestes conmigo—
