—Aún es demasiado pronto para saber estas o no embarazada, pero si tienes los síntomas que mencionas es muy probable que estes encinta, por el momento te abriré un historial médico para hacer un seguimiento de tu embarazo.
Por lo pronto vuelve dentro de una o dos semanas y te podré decir con exactitud si esperas una criatura—
Concluía así el ginecólogo Miroku una vez volvió con la pequeña Rin a su consulta, sin haber perdido el terror que el albino le infundió minutos antes.
La consulta de Goketsu Miroku era bastante grande, casi todas las paredes de los laterales estaban repletas de estanterías con libros de medicina tanto en su campo como en otro similares.
Su escritorio encabezaba la sala con algún que otro papel revuelto, tarjetas con su número privado y un lapicero lleno de bolígrafos.
En frente de este se encontraban dos sillas para la comodidad de los pacientes y acompañantes a la hora de dar su veredicto, y para recibir a estos mismo que por lo general siempre les invitaba a sentarse, y donde ahora se encontraban Rin y Sesshomaru.
—Entiendo, muchas gracias por todo, en ese caso volveré en dos semanas a más tardar ¿Verdad Sesshomaru?—
Agradecía y preguntaba al mayor ya que, aunque quisiera no dependía de ella el poder volver a aquella consulta.
—Sí, volveremos—
Se limitaba a contestar el albino algo tenso ya que seguía sin fiarse mucho de ese hombre a pesar de que era su única alternativa para este tema.
—Oh venga Sesshomaru no estes tan rígido, deberías estar emocionado al saber que vas a ser padre de un hermoso bebe—
Intentaba limar asperezas el azabache, con la esperanza de dejar ser visto con esa fría mirada que le dedicaba el mayor.
—¿Qué te hace pensar que no estoy emocionado? —
Preguntaba de la manera más neutral posible a pesar de que aquel comentario le había dolido por las circunstancias en las que habían acabado así.
—Oh no no, nada nada no se en que pensaba, tú siempre has sido así de...pasional ejem y dime Rin ¿Le has dado ya la noticia a los futuros abuelos? —
Volvía a dirigirse a la morena viendo que con ella podía hablar sin temer por su vida.
—Bueno... Aún no, es muy pronto y ... Me gustaría decírselo en una ocasión especial...—
Contestaba siendo bastante sincera, quería contárselo todo a sus padres, pero aún no sentía el valor necesario para hacerlo.
—Nos vamos ya, yo te avisaré cuando volveremos para la próxima revisión—
Finalizaba Sesshomaru antes de que Miroku siguiera preguntando cosas que a su parecer no le importaba.
—Por lo general soy yo como el médico el que da la cita para la próxima visita para establecerme un horario y no se me acumule el trabajo, pero vale Sesshomaru como tú quieras—
Comentaba resignado y con una sonrisa de oreja a oreja, para así intentar parecer que no le importara que decidiera por él.
Una vez estuvieron fuera de la consulta se mantuvieron con las manos entrelazadas de camino hasta el coche, ciertamente ya no era necesario según las condiciones de Sesshomaru pero según se dice la gente se acostumbra rápido a las cosas buenas.
Al montarse nuevamente en el coche ninguno de los dos dijo nada, ninguno de los dos sabía que hacer ahora y mucho menos que decir.
Rin tenía varias dudas, sobre todo con aquel acercamiento hace unos minutos, pero también tenía otras cosas muy claras como que tendría aquel bebe sin importarle lo mucho que llegara a cambiar su vida y que le contaría todo a sus padres antes de que se le empezara a notar su condición.
Por parte de Sesshomaru tenía mucho que decir, pero pocas palabras con las que expresarse, incluso alguien tan directo como él podía entender que aquello era una situación complicada y por lo mismo tenía que encontrar las palabras indicadas o más bien el lugar indicado.
A la mente del albino le abordó un recuerdo de su infancia sobre un lugar algo lejos de allí pero que si salían ahora hacia allí llegarían a tiempo para ver el atardecer.
Esto le daba un ambiente perfecto, para poder hablar con la morena y a que a la vez no fuese un entorno tan frío como la calle o ¿El asiento de su coche?
Con el destino en mente se dispuso a ponerse en marcha hasta que notó la mirada de Rin pendiente de él, de alguna manera quería que aquel lugar fuese una sorpresa para la menor y por tanto llevarla sin decirle nada, pero por otra parte entendía que quizás ella pensara que la llevaría a su casa.
—Rin, piensa con tranquilidad lo que quieres para tu vida, al fin y al cabo, solo tu eres dueña de esta, y por eso te apoyaré en lo que decidas, no es necesario precipitarse aún hay un largo camino por delante—
Le comunicaba a la morena con esperanzas de que entendiera que aún no la llevaría a su casa, y de paso intentar aclarar algunas de sus dudas.
Rin se limitó a asentir para después suspirar hondo, en este caso no fue para relajarse sino para reunir fuerzas para poder preguntarle a Sesshomaru todo lo que quería saber para cuándo llegaran a su destino.
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Tal y como había pensado el mayor llegaron a aquella enorme playa de blancas arenas y mar cristalino justo para despedir a los últimos rayos de sol.
Rin nunca habría imaginado que Sesshomaru la llevase a un lugar así, el cual había conseguido iluminar su rostro al verlo desde el coche.
Ahora se encontraban descalzos sobre la arena y tomados de la mano a distancia perfecta para contemplar el mar y como la suave brisa jugaba con las olas y el cabello de Rin.
Esto último era algo que solo veía Sesshomaru, al igual que el reflejo del mar adornado con aquellos tonos anaranjados a través de los ojos de la menor.
Se respira una inmensa tranquilidad con el sonido de las olas al romper en la orilla y la risilla de algunos pequeños que se habían adelantado a las vacaciones de verano y disfrutaban del final de un día de playa con su familia.
Las vacaciones de verano, esta era una realidad que les había hecho pensar a los dos sobre lo rápido que había pasado el tiempo.
Solo quedaba una semana y después iba a estar sin verse casi dos meses, aunque pudieran hablar por mensajes ciertamente no iba a ser lo mismo y esto hacía aún más importante que estuviesen allí, tenían que hablar con sinceridad.
—Sesshomaru ... Hay algo que no puedo quitarme de la cabeza, no es acerca del bebe, la verdad es que tengo claro que lo quiero tener no me importa las consecuencias por las que he terminado así, sigue formando parte de mí y merece tener la oportunidad de vivir—
Comenzaba así a hablar Rin con la mirada perdida en el horizonte hasta el momento que hizo esta pausa para ahora mirar fijamente al mayor.
—Pero lo de antes ... Sesshomaru yo necesito saber que soy para ti, yo no sé qué pensar—
Le pedía con el corazón a mil por hora, el cual se aceleró aún más cuando este se giró hacia para responderle.
—Eres alguien importante en mi vida, no sé lo que has hecho, pero me siento en la obligación de cuidarte y protegerte de todo lo que quiera hacerte daño, incluso de mí mismo—
A medida de respondía iba uniéndose a Rin en un cálido abrazo de los que no sabía que había necesitado tanto hasta ahora.
A Rin aquella respuesta le había quitado una pesada carga y no dudo en corresponder aquel abrazo con todas sus fuerzas, sin embargo, una parte de su corazón se había mantenido caprichoso y algo inconforme, espera algo más, algo que ella misma se negaba e intentaba ignorar.
¿Quién no estaría conforme con algo así?
Tenía su apoyo, cariño y protección, aunque tuviese que ser todo aquello un secreto ¿Qué más podía pedir? ¿Qué más podía desear? Si sus sentimientos no iban más allá de la gratitud y todo lo que decían Ayame y Sango eran solo fantasías y palabras sin sentido o ¿Tal vez no?
