Disclaimer: Harry Potter no me pertenece.

Advertencias antes de empezar: Viajes en el tiempo, MUCHA muerte de personajes, algo de estrés post traumático, Harry siendo amado por casi todos menos Tom Riddle (porque, bueno, para mí o es Tomarry o no es nada, no puedo ver a Tom compartiendo a Harry, pero Harry es del pueblo so... harem). Parejas hétero, parejas homo, etc.

¿Ships principales? Hermione/Harry, Severus/Harry, Ron/Harry, Draco/Harry, Fred/Harry/George. ¿Habrán más? Bueno, el Cedric/Harry se ve tentador, pero no lo sé, hay que ver que hago, pero ese está en discusión.

(...)

Año 2004.

Harry no sabía muy bien que debía hacer en esos momentos.

Ron y Hermione estaban asustados, tanto como él cabe aclarar, y la verdad nadie en esa situación sabría cómo proceder. Entraron juntos al bar más cercano, uno lleno de muggles porque, lastimosamente, todo indicio de lugar con magia era rápidamente reportado a los oficiales y si algo así llegaba a ocurrir su mundo terminaría por destruirse más de la cuenta.

Hace unos años, justo después de la caída de Lord Voldemort en Gran Bretaña, había empezado todo; matanzas en cada clase social del mundo de los magos por la culpa, porque, aunque él y Hermione se esforzaran tanto en creer lo contrario, de los muggles de todas partes del mundo.

Algo extraño había ocurrido en esas fechas, al parecer las matanzas llevadas a cabo por los mortífagos despertaron la consciencia de los humanos no mágicos y después de un tiempo fue imposible borrar de sus mentes el hecho de que existía la magia y que los seres que la poseían eran un peligro para la especie.

Cuatro años habían pasado desde que las cacerías habían empezado en todo el globo terráqueo, claro que el primer ministro muggle había intentado evitar todo; porque entre los no mágicos sin ningún parentesco con magos y brujas él era uno de los pocos que conocían de la existencia de su mundo; lastimosamente eso no había funcionado, el pueblo entró en pánico al pensar que los magos acabarían con los humanos y que tal poder de su parte sólo era un indicio de que la más grande guerra debía comenzar para salvar a la humanidad.

Harry no pensó que viviría otro momento como en 1998 que la guerra ocurrió, pero empezaba a creer que esta vez ni él ni nadie podrían evitar todo el desastre, al menos con Tom Riddle estaba escrito que alguno debía morir para salvar al mundo, pero la humanidad era más fuerte que los magos, porque, aunque no tuvieran magia tenían armas, tenían poder y avaricia y saber que ellos no podrían tener poder solo con desearlo les había calado muy hondo en su orgullo.

Al principio todo era normal, los tiempos de Voldemort pasaron y casi fueron olvidados por la gente, el cuerpo de Riddle fue enterrado en Azkaban lejos de la vista del mundo y Hogwarts y los demás colegios mágicos volvieron con las actividades como si todo mal nunca hubiera existido.

Era paz, la tan ansiada esperanza que por tanto tiempo estuvo en sus corazones y que de repente fue perturbada por la noticia de que el Decreto Internacional del Secreto ya no era tan secreto. El primer Ministro entró en pánico, sin detenerse a pensarlo, Kingsley intentó hacerle ver que no tenían motivos para temerles y que no era necesario actuar pues los magos nunca harían daño a los muggles, pero el hombre no creyó en sus palabras y, en secreto, empezó a tener encuentros con los demás países para erradicar a los magos.

Fue justo a principios de los 2000 que guardias uniformados de negro empezaron a transitar las calles con la excusa de que era para salvaguardar a los ciudadanos, se decía que con ayuda de Magos Pro-Sangrepura lograron crear una forma de saber quién era mago y quien no, y que, con esa tecnología la cual fue llamada "rastreador", pudieron detectar la magia y saber a quién atacar.

Hermione había exclamado más de una vez que ese tipo de medidas iban en contra de los derechos humanos y que si seguían así significaba que no consideraban a los magos parte de la humanidad.

Ron sólo se alejó de su familia el día en que los Weasley se mudaron con ayuda de Harry a un sitio más alejado de los muggles y del peligro. Decidió unírseles porque, como la mayoría del mundo mágico, creía que Harry tendría una manera de acabar con la guerra y devolver la paz que sólo había durado dos años.

En esos momentos el trio de oro estaba en la mesa más alejada de la gente, buscando encontrar a otros refugiados y ver cómo podían resguardarlos de los rastreadores.

Harry y Ron eran los menos indicados para aparecer por las calles, Harry por haber sido una figura pública y ser todavía un héroe nacional, y Ron por ser de una familia sangre pura y no saber muy bien cómo comportarse en el mundo no mágico, Hermione era más discreta, ella misma le había echado un Glamour(1) a Harry para cambiar su apariencia y que no fuera descubierto, también se encargaba de regañar a Ron cada vez que hacía algo muy propio de mago.

Pidieron algo sencillo para comer y esperaron a que los guardias pasaran por la avenida para poder marcharse.

-¿Hacía donde deberíamos ir ahora? -preguntó Hermione cabizbaja para no llamar la atención-. He oído que cerca de la mansión Malfoy hay refugiados, puede sonar increíble, pero Lucius deja que magos que no son sangre pura pasen el tiempo en sus territorios, he escuchado también que Irlanda está menos custodiada por el gobierno, ese sería un buen lugar para mandarlos.

Ella suspiró, hace unos meses decidió separarse de sus padres por segunda vez y dejarlos por fin en Australia con un obliviate que no sabía muy bien cuando desharía. Miró de soslayo a Ronald temiendo decir algo sobre la familia Weasley y su ahora hogar en Egipto, todos, incluso Percy y George, habían ido a parar ahí, Fleur y Bill habían ido a Rumania con Charlie para ser protegidos por lo que quedaba de los dragones.

Potter y Granger sabían que Ron la estaba pasando mal, tal como en el pleno ascenso de Lord Voldemort, temía que en cualquier momento le llegara una lechuza con la noticia de que Molly, Arthur o Ginny estaban en poder del gobierno egipcio, o que la bebé de Bill y Fleur, Victoire, había sido descubierta mostrando su magia accidental.

Harry hacía mucho que no veía a su familia, no visitaba a Teddy desde unos meses atrás cuando su rostro fue puesto en los carteles de Mago Registrado.

-Cualquier lugar será bueno si podemos alejarnos de Gran Bretaña por un tiempo-tomó del agua que había pedido y dirigió su vista a la puerta en el momento en que oficiales pasaban para asegurarse de que nada extraño pasaba ahí-. Creo que deberíamos irnos.

Harry tenía el cabello rojizo, pero seguía manteniendo sus ojos verdes, era indudable que ahora el vivo reflejo de su madre, y hasta podría pasar por hermano de Ron.

Cuando los guardias empezaron a ir mesa por mesa con el aparato en sus manos fue cuando ellos decidieron salir, afuera no era muy distinto; el cielo parecía más gris y las calles estaban desoladas, producto del miedo de la gente de ser catalogado como mago.

Se cubrieron con las capuchas de sus sudaderas y prosiguieron intentando no llamar la atención.

En el justo momento en el que iban a cruzar una esquina para desaparecerse la alarma fue activada, guardias pasaron por ahí y ellos no tuvieron más remedio que correr, aparecerse sería más peligroso si su magia era rastreada hasta su escondite.

Antes de irse Harry podía jurar que uno de los oficiales sonreía en su dirección y luego todo se volvió verde.

(...)

En algún lugar del bosque que Hermione visitó hace años junto a sus padres ellos terminaron apareciendo.

No era la primera vez que Granger los llevaba a esconderse ahí, ese, junto a las áreas rurales de El Valle de Godric, eran los sitios que más veces habían frecuentado en los últimos seis años.

Antes de siquiera ver bien cuan mal se encontraban por la repentina desaparición armas terminaron apuntándoles, los oficiales ya estaban listos para atacar en cuanto la señal de magos alrededor sonó.

Ni siquiera soltaron sus manos cuando Hermione decidió alejarse de ahí mediante otra desaparición.

(...)

Un grito ensordecedor salió de los labios de la castaña en el momento que vio a Ron caer desangrado en el suelo del bosque que ahora sí se encontraba desierto.

Harry buscó en su mochila lo más cercano a una poción cicatrizante y Hermione intentó conjurar algo que le ayudara a sanar heridas.

Pero, había un problema; Ron ni siquiera se movía, no se quejaba y parecía ido.

Fue duro hacerle ver a Hermione que ya no había que pudiera hacerse, que Weasley había perdido esa batalla y que mientras más pronto buscaran esconderse todo estaría bien.

Un entierro sencillo, Harry cavó la tumba y ella conjuró las flores, pusieron los hechizos protectores necesarios y pasaron ahí la noche.

Hermione no habló durante unos días, mantenía la bufanda que era antiguamente de Ron escondida dentro de su bolso y sólo se limitaba a mantenerse a salvo.

Solo eso quedaba, Ron había muerto y la guerra continuaba.