Resumen: No importa con cuántos chicos intente salir Fubuki, Saitama es el único que consigue hacer latir su corazón. Fubuki ha llegado a la conclusión de que sólo hay dos tipos de hombres: Saitama y todos los demás.
- Anime: One Punch-Man (ワンパンマン)
- Todos los personajes le pertenecen a su creador: ONE®
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—Eres más he-hermosa en persona...
Fubuki ya había escuchado eso muchas veces en esa noche.
—Es increíble que alguien pueda tener tu... belleza y ser tan poderosa al mismo tiempo. —Dice el humano común y corriente.
Fubuki asiente y le sonríe de forma ladina. Le encanta que la halaguen, incluso si esos halagos provienen de personas que son fáciles de impresionar. Algo es algo. Nunca viene mal alimentar al ego de vez en cuando.
¿Belleza y poder? Ya quisiera Fubuki estar al mismo nivel que su hermana.
Fubuki ya sabe lo que sigue después, seguramente la invitarán a tomar una copa y luego a salir a tomar aire fresco fuera de la fiesta de gala. Pero ella no tiene interés en eso, no con este chico. —Gracias por recordármelo. Ahora deberías de irte y disfrutar la fiesta con otros clase C como tú. —Dice Fubuki con la misma sonrisa, tratando de no sonar demasiado cortante para que el chico no se molestara y desistiera de la idea de unirse a su grupo en un futuro cercano, pero tampoco demasiado amable para que el tipo fuera capaz de captar la indirecta al instante y dejarla sola. Suficiente tiempo desperdiciado en pequeños bichos raros de bajo nivel.
La sonrisa del chico clase C cae un poco, pero su sonrojo y tartamudeo se mantiene. —¡C-claro! ¡Perdón mucho por molestarla!
Fubuki agita su mano de forma desinteresada. —Claro, claro, disfruta la noche.
El chico se aleja con sus manos sudorosas y las orejas rojas mientras Fubuki mira su espalda. Él es lindo, un poco, justo ahora no recuerda su nombre, y eso que el tipo se lo dijo en varias ocasiones, pero no importa porque podría averiguarlo después sabiendo que en esa fiesta de gala sólo se encuentran los primeros rangos de las clase de héroes C, B, A y todos los de la S.
Obviamente no lo haría, no, claro que no; aunque podría hacerlo, pero no se le antojaba perder el tiempo de esa manera, no por alguien de menor rango que ella, nunca por hombre tan simple y corriente.
La cosa es que Fubuki nunca ha podido evitar sentirse atraída por el poder, sobre todo porque siempre se ha visto rodeada de eso: gente poderosa, monstruos poderosos, poderes psíquicos. En un mundo peligroso, el poder lo es todo. Cualquier tipo de poder es importante, sobre todo aquellos que hacen que te consideren alguien fuerte.
Pero ahora es mucho más difícil conseguir un hombre fuerte, sobre todo ahora que ya conoce a Saitama. Es como si de pronto todos los hombres "fuertes" parecieran demasiado débiles en comparación. Ella ya no puede buscar a alguien sólo por su fuerza.
Fubuki se dirige a la parte de la barra de bebidas en la fiesta y pide una copa de vino rojo, su favorito. Lo pide ella antes de que se acerque algún otro chico atrevido y sin dignidad a tratar de pedirlo por ella.
Estorbos, eso es lo que eran. Aburridos, atrevidos y desesperantes estorbos.
La mayoría de ellos vienen a ella ofreciéndose a invitarle bebidas, como si ella no pudiera comprárselas a sí misma, como si ellos tuvieran el suficiente dinero para consentirla como a ella le gusta; y aunque no le molesta que la gente gaste, no, invierta dinero en ella, sí le molesta la posibilidad de darles la idea de que una bebida gratis les da el derecho, no, el privilegio, de invitarla a salir y tratar de hablar con ella a solas. Fubuki obviamente no aceptaría eso, no cuando le costó tanto tiempo escoger un vestido elegante, negro como su cabello, que resaltara perfectamente sus caderas y dejara en exposición su cuello y parte de su gran busto; no cuando invirtió bastante dinero en un buen par de tacones y joyas que adornaran su cuerpo, pero que no resaltaran demasiado para evitar opacar sus grandes ojos verdes. Y, sobre todo, definitivamente no aceptaría irse de esa fiesta para estar a solas con un cualquiera teniendo frente a ella a un privilegiado inventario de héroes clase A y clase S.
Especialmente la clase S, porque tampoco es que la clase A fuera la gran cosa. Si ella quisiera, podría fácilmente estar en los diez primeros números de ahí. Si planeaba darlo todo para escalar de posición, al menos sería por un nivel considerablemente más alto.
Fubuki recibe su copa y toma asiento en la barra, dando un trago y suspirando con fastidio. No es que específicamente llegara con la idea de conseguirse un novio, pero hay veces donde ella sólo quiere relajarse y pasar el rato con alguien, sin dejar atrás la posibilidad de conseguir algo más, y esa noche era una de esas veces. Pero Fubuki tampoco lo pone fácil, ella tiene estándares demasiado altos en los hombres.
La mayoría de chicos se sienten intimidados por ella al grado de no poder dirigirle una palabra sin tartamudear, la otra parte son unos completos idiotas que no conocen lo que es el espacio personal, hay otros más que son tolerables, pero nada más que eso.
También está ese pequeño grupo de chicos con los que disfruta pasar el tiempo como los del Grupo Saitama y el Grupo Fubuki. Pero al Grupo Fubuki se le ha pedido que se mantuviera al margen para no limitar los planes de su líder y nadie del grupo de Saitama se había aparecido en toda la noche.
Genos, King y Bang desde un principio no mostraron interés alguno en el evento, lo cual es una lástima porque Tatsumaki ahora se muestra malhumorada de no ver a King, el único hombre al que parece tenerle un poco de respeto, por ahí. Fubuki describiría la expresión del rostro de su hermana mayor como una de ligera decepción y molestia, lo entendía porque así se sintió ella cuando se dio cuenta de que Saitama no aparecería por el lugar porque ni siquiera fue invitado.
No es que Fubuki "deseara" que Saitama estuviera ahí, es sólo que lamenta la idea de no tener a alguien tan simple como él a su lado para hacerla resaltar y lucir mejor a los ojos de todos los demás. Si se pusiera a un diamante junto a un pedazo de cartón, por supuesto que el diamante luciría mucho más brillante y pulcro.
Claro, hay unos cuantos clase C y humanos corrientes por ahí también, pero no es lo mismo. Para empezar, Saitama es tacaño así que nunca intentaría invitarle algo de beber, por lo tanto, nunca tendría una razón para hacerla abandonar la fiesta e invitarla a cenar o cualquier cosa que la desviara de sus planes. De hecho, es más probable que Saitama llegara al evento con los bolsillos vacíos y buscando comida gratis y para llevar.
Fubuki sonríe ante el pensamiento, sus labios rojos se curvan cuando piensa en las muchas cosas ridículas que Saitama es y sería capaz de hacer.
Si no fuera por Genos, seguramente Saitama llegaría al evento en pantalones cortos y una camisa publicitaria de algún restaurante de sushi barato, sandalias, la mirada perdida y su mal humor al darse cuenta que la mejor comida sólo está reservada para la clase S.
Quizás ella debería considerar una fortuna el que Saitama no se haya aparecido, así se evita pasar vergüenzas.
Pero, sin Saitama a su alrededor, todo se vuelve mucho menos interesante. Él tiene cierta chispa de sorpresa y desesperación que le provoca todo un complejo de emociones, todas ellas de forma intensa y tenebrosamente reconfortantes.
Para Fubuki, Saitama es interesante en ese aspecto. Él puede impresionarse con cosas simples como carnes de calidad o videojuegos, pero también verse completamente aburrido de cosas tan impresionantes como matar monstruos de un solo golpe o de la destrucción imparable de una ciudad. Es por eso que escuchar un alago a su vestido y maquillaje de parte de Saitama tendría mucho más valor que cualquiera de los halagos que ya ha escuchado antes infinidad de veces. Incluso si eso implica poner en duda si la apariencia de Fubuki en esa noche es demasiado simple o demasiado impactante para el hombre más fuerte de la tierra.
En cambio, si le preguntaran a un humano común y corriente, diría que Fubuki es una mujer fuerte y poderosa y hermosa por el simple hecho de que era una heroína con poderes psíquicos.
¿Y quién más tenía poderes psíquicos? Exacto, Tatsumaki.
La gente esperaría que ambas fueran similares en poder, pero en realidad había un abismo de diferencia entre ellas, casi tan grande como el que existía entre Fubuki y un humano cualquiera sin poderes. Pero no más grande que el que existía entre todos los hombres más fuertes en esa habitación y Saitama. Saitama y todos los demás.
Esa diferencia es considerable, es por eso que Fubuki busca relacionarse con gente poderosa y fuerte, gente que pueda hacerle el favor de subirla de status y hacerla ver como alguien invencible o lo más cercano a lo que sea que Tatsumaki siempre ha sido. Por eso, durante mucho tiempo Fubuki creyó que sólo podría tener ojos para cualquier chico de clase S que fuera fácil de atrapar.
Pero eso era difícil. Para empezar, ella puede contar con los dedos de su mano la cantidad de hombres clase S que están disponibles. Sólo basta con mirar la habitación y encontrarse con ellos. En el cúmulo de gente cercana a la sala está Superholly Darkshine haciendo flexiones y dando algunos autógrafos, él es fuerte, pero no tiene nada en la mente que no sean sus músculos, o sea que tampoco tiene muchos temas de conversación por abordar y por mucho que a ella le atraigan los hombres fuertes de forma inherente, Fubuki no puede simplemente pasar toda una noche hablando de pectorales y rutinas de ejercicio. Así que Superholly Darkshine queda descartado por aburrido.
No es que ser aburrido sea del todo una razón para descartar a un hombre. Hay hombres que podrían considerarse aburridos, pero de una forma tolerable, como Saitama.
Sí, Saitama. Saitama es un chico aburrido, pero en un nivel tolerable. Al menos no es tan malo discutiendo y, de vez en cuando y con mucha paciencia, es capaz de escuchar apropiadamente a alguien si se lo propone. Además, saber de la rutina de ejercicios de Saitama es mucho más interesante, por lo ridícula que es, que escuchar hablar a Darkshine por más de cinco minutos.
Fubuki mira su copa de vino y recuenta sus posibilidades. Definitivamente no tiene oportunidad con alguien como Prisionero Lindo-Lindo. También Blast, Bang, Genos, Atomic Samurai, Niño Emperador, Watchdog Man, Metal Knight y Drive Knight quedan completamente descartados. King es un hombre misterioso y atroz que sólo podría estar con una mujer tan fuerte como Tatsumaki, así que también él está totalmente fuera de su alcance al igual que Amai Mask, quien no sólo tiene unas expectativas tan altas en las personas como Fubuki, sino que también le daría la tarea extra en el cortejo y la obligaría a competir y enfrentar a cada una de sus fanáticas dementes y él no vale tanto la pena como para que ella se tome la molestia de aplastar a cada uno de sus clubs de admiradoras.
Entonces, a su mente vuelve a llegar la imagen de Saitama.
Había escuchado de Genos que Saitama deseaba en el fondo tener su propio club de admiradores. Fubuki lo entendió en su momento porque ella conoce lo que es estar hambrienta de atención, de reconocimiento, de gente que te admire; pero ahora considera eso como un sueño ridículo. ¿Por qué Saitama necesitaría la atención de tantas chicas? Saitama es un poco demasiado para cualquier chica común y corriente comparadas con Fubuki. Al menos Fubuki tiene poderes y es una heroína y una muy hermosa y con buen gusto. Obviamente a Saitama no le importa nada de eso y, si Saitama no tiene interés alguien como ella, ¿por qué lo tendría en personas comunes y corrientes como esas?
Amai Mask está en medio de la sala, más allá de donde está la parte del bar donde se encuentra Fubuki. Él es muy apuesto sin lugar a dudas, tiene clase y buen estilo y fama y fuerza y poder e influencias, él es una celebridad en toda la palabra.
En ese momento, él está sentado tarareando alguna parte de su nuevo sencillo, rodeado de muchas chicas que gritan y gritan y gritan por él. Fubuki se imagina todo eso en Saitama y siente una dolorosa espina encajarse en su pecho, su boca sabe amarga de pronto.
Ni de chiste. A ella no le gusta para nada esa imagen mental.
Saitama no es arrogante como Amai Mask y, por muy fuerte que fuera, tampoco es una máquina de matar andante.
Sí, es eso, Saitama es un hombre mucho más fuerte y humilde que Amai Mask y eso lo hace también mucho más agradable. Además de que tiene la ventaja de no ser perseguido constantemente por un grupo de chicas tontas.
Como sea, Fubuki se da cuenta que sus opciones están mucho más reducidas de lo que creyó.
De pronto, escucha a alguien eructar y al voltear se encuentra con Pig God en una de las mesas tragando a más no poder. Su camisa está manchada de salsa y boronas, las personas parecen asombradas de verlo comer tales cantidades, así que ellas no dejan de tomar fotografías y de grabarlo con sus celulares.
Fubuki hace una mueca. Pig God es todo un caso para ella, porque el chico no piensa en nada que no sea comida y no hace nada que no sea comer y ella no está interesada en los chicos de poca clase que no cuidan su imagen pública. Le resulta intolerable la gente que no cuida su apariencia, es una completa falta de educación, es como otra clase de desprecio a sí mismo y a su propio cuerpo. Porque el hombre es lo que viste y un hombre que mancha sus ropas así es, como mínimo, alguien terrible.
Aunque, bueno, la apariencia no parece importarle a la gente cuando eres alguien fuerte y útil y un héroe de alto rango, Pig God y Saitama eran los mayores ejemplos de eso. Ya que Saitama tampoco tiene buenos modales, él come casi cualquier cosa y viste lo primero que tiene a la mano sin importar si eso combina o si se ve ridículo o no. Su traje también es horrible... más o menos, quizás no tanto como a Fubuki le gustaría admitir. Sí, Saitama tiene mal gusto, viste colores chillantes y está calvo.
Fubuki entonces lo piensa un momento, pensando en la imagen que tiene de Saitama guardada en su memoria, aquella que últimamente viene con más frecuencia y sin querer a su mente la mayoría del tiempo.
Sí... Saitama tiene mal gusto, pero está claro que la apariencia no importa cuando se es fuerte, sobre todo así de fuerte como lo es Saitama. Por otro lado, aunque los colores chillantes de amarillo y rojo se ven horribles, de alguna forma se ven bien en él, de hecho, Fubuki debe admitir que todo eso corriente y desgastado se ve bien en Saitama. El amarillo combina genial con sus ojos cafés, la capa blanca es un toque bastante acertado en lo que a ella respecta, porque hace que su espalda de vea más ancha e imponente, caminar tras de él viendo su espalda la hace sentir como si no importara a dónde se dirigieran, todo era un camino seguro si estaba Saitama por delante.
La calvicie es lo de menos. Sobre todo cuando el sol de la tarde o de la mañana choca con los bordes de su cabeza y lo iluminan como si Saitama fuera la luz que el mundo tanto necesita, la luz que Fubuki tanto ha buscad-
—¿Fubuki? —Dice una voz amable y calmada, como la que tiene Saitama cuando está de buen humor.
—Zombieman... —Suelta ella al verlo acercársele.
—Es inusual verte alejada de tu grupo. —Dice él.
Fubuki se endereza y de forma disimulada trata de acomodar su vestido y su cabello. Ella le sonríe. —Hay cosas que me gustan disfrutar sola… —Fubuki lo mira directo a los ojos, sus largas pestañas moviéndose con lentitud mientras sus labios se mantienen por un instante entreabiertos. —…y otras que prefiero hacerlas en compañía de alguien, tú sabes, interesante.
Zombieman alza una ceja, luego suspira y le sonríe. Él acerca su cuerpo más al de Fubuki con cierta confianza que la obliga a corresponder la sonrisa ladina. Zombieman vuelve a hablar. —Mmh, me pregunto si yo podré ser considerado como "alguien interesante".
—Seguramente.
Parece que la noche no terminaría en un fracaso después de todo. Pese a sus principales consideraciones, Fubuki aún no había contemplado lo suficiente al héroe inmortal de clase S, Zombieman.
Observador, reconocido, hábil, respetado, elegante, buen conversador y muy, muy, apuesto. Es evidente que su vestimenta fue seleccionada bajo los buenos criterios de la etiqueta y el buen porte, que resaltara su excelente complexión física y combinara con su piel pálida. El chico tiene estilo y buen gusto. Zombieman sin duda se encuentra en el otro extremo de donde se encuentra alguien como Saitama, incluyendo el hecho de que Zombieman es considerado el héroe clase S más débil físicamente; aunque eso no quería decir que Saitama no fuera apuesto, o hábil, o que fuera incapaz de vestir bien; Fubuki podría ayudarle con eso si él tan sólo le permitiera cortar la distancia, abrir la puerta de su casa y quizás de su corazón. Dejarse abrazar de vez en cuando no le haría mal, tampoco el dejarse rozar sus manos… recostarse en su hombro, besar sus mejillas, ver una película juntos…
Los pensamientos de Fubuki aterrizan de inmediato cuando Zombieman vuelve a hablar. —¿No te parece algo aburrido? —Pregunta él señalando con la bebida de su mano a su alrededor, obviamente refiriéndose a la fiesta en general.
Fubuki no puede evitar sonreír al pensar que eso es algo que Saitama hubiera preguntado.
Ella se aclara la garganta. —No creo que me corresponda a mí decirle eso a un clase S, especialmente a ti. Si no me equivoco, eres uno de los que organizó este evento, ¿no es así?
Zombieman suelta una ligera risa y Fubuki siente su pecho dar un pequeño salto, no por la sonrisa de él, sino por el pensamiento de encontrarse hablando con un clase S de forma tan natural; justo como lo hace Saitama con Genos y Bang y King.
Fubuki se pregunta otra vez qué estará haciendo Saitama en ese momento, qué es lo que él haría si estuviera junto a ella en ese preciso instante. ¿Zombieman se hubiera acercado a ella si Saitama hubiese venido? ¿Ella hubiera preferido la compañía de Saitama sobre la de los demás? ¿Por qué al final la respuesta parece demasiado obvia?
No es sólo el rango y la clase de Zombieman, son sus ojos determinados y su voz amable, cualidades que ella tiene que admitir haber visto en Saitama en más de una ocasión.
Por alguna razón, imaginar esos mismos ojos y voz en Saitama también provoca un revoloteo en el estómago de Fubuki. Sólo porque es él y nada más.
Entonces Fubuki se recuerda a sí misma que es Zombieman, y no Saitama, con quien esta hablando en ese momento. Ella regresa su vista hacia la de él y la mantiene por varios instantes. Sus ojos, su mandíbula, el contorno de su cuello, todo en él se veía bien. Un hombre apuesto hecho para cortejar a una hermosa mujer como ella. Él es un pez gordo.
—¿Todo está bien? —Pregunta él después de un largo momento en silencio, en ningún momento ha dejado de sonreírle apaciblemente. —Has estado mirándome por un largo tiempo.
Esto toma desprevenida a Fubuki quien se exalta y se sonroja de forma repentina pero no tan escandalosa.
Zombieman nota esto, por supuesto que lo nota. Él es muy observador y atento… a diferencia de Saitama.
—¿Qué ocurre? —Vuelve a preguntar él.
—No es nada, —Fubuki trata de recomponerse, — es sólo que es extraño verte en traje. —En su interior admite que le queda demasiado bien.
Fubuki aún no puede creer la familiaridad con la que está hablando con este héroe clase S.
Zombieman da un paso más cerca mientras se recarga sobre la barra de bebidas y posa su rostro frente al de Fubuki. —¿Y me veo bien?
Otro momento de silencio. Fubuki debe admitir que Zombieman ha conseguido descolocarla un poco… sólo un poco.
—Tienes buen gusto. —Su voz es calmada y provocativa.
—Escuchar eso viniendo de una mujer como tú suena como un logro.
Espera… ¿escuchó bien?
Un clase S la acaba a de halagar.
Fubuki se da cuenta que eso se siente bien…
Pero no tanto como si lo hubiera hecho Saitama… por alguna razón.
—Pero tengo que decirlo, —continúa Zombieman, —no me siento cómodo en esta clase de ambiente.
Fubuki sabe a dónde se dirige todo esto, ella lo deja terminar.
—¿Te gustaría salir a un lugar más tranquilo?
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Salir de esa fiesta compartiendo pasos con un héroe tan popular como Zombieman debería tomarse como una victoria por parte de Fubuki, incluso si no se siente del todo satisfecha.
Al menos él la había llevado a un restaurante bastante distinguido para beber un poco y conversar a solas. No como los restaurantes que siempre escoge Saitama, esos con platos baratos de comida que apenas llega a lo decente… Pero el udon era bastante pasable una vez que se ignoraba la cantidad de grasa que contenía. Por otro lado, el que Saitama sea un tacaño es una ventaja para el bolsillo de Fubuki; ya que así ella no tendría que preocuparse demasiado de que Saitama perdiera su billetera o intentara huir de nuevo dejándole la cuenta, también le da un gran número de oportunidades de invitarlo a comer y pasar más tiempo justos sin quedarse corta de dinero.
—¿Qué haces en tus días de descanso, Fubuki? —Pregunta Zombieman mientras ambos esperan sus órdenes. —No pareces ser tan dedicada al trabajo como tu hermana.
Fubuki trata de no dejar que su molesta por la repentina comparación con su hermana mayor quede expuesta. Es normal que la comparen, ambas tienen mismos poderes en el mismo trabajo, aunque a escalas muy diferentes. Zombieman no lo hace a propósito.
Aunque Saitama nunca la ha comparado con su hermana, ni siquiera por error, ni siquiera aquellas veces donde su histeria y su mal humor era totalmente comparable al de Tatsumaki. De hecho, Saitama le ha asegurado que ambas se parecen y que no hay razón para creer que Fubuki nunca podrá alcanzarla.
—Me gusta visitar los diferentes puntos de reunión del Grupo Fubuki, también suelo ir de compras.
Zombieman es un buen oyente, sabe prestar atención y tiene una sonrisa que inspira confianza. Sus ojos son amables. Él habla del tiempo que disfruta pasar investigando sus inquietudes por su cuenta, sobre su cacería a los miembros de la ex-casa de la evolución y las tardes de malteadas que comparte con el Niño Emperador.
Pero Fubuki se siente incapaz de concentrarse durante mucho tiempo en su conversación. Cuando la voz de él es pausada, le recuerda a Saitama. Cuando sus ojos se posan en ella y la miran con paciencia, le recuerdan de nuevo a Saitama. Cuando él se queda en silencio, también le recuerda mucho a Saitama. Saitama está en los labios de Zombieman, en los cubos de hielo de las bebidas que les entrega el camarero, en la lista de precios del menú, en su reflejo en la copa de cristal y en la luz que se refleja sobre los ojos verdes de Fubuki.
Saitama está ahí y acá y allí y por allá también. Persiguiendo a Fubuki mientras intenta mantenerse al tanto de la conversación que está llevando a cabo con un hombre tan atractivo e inteligente y poderoso como Zombieman.
—Hay personas verdaderamente fuertes en este mundo. Alguien me habló de un sujeto demasiado fuerte que fue capaz de romper los límites del potencial humano… pero la verdad dudo que exista alguien así.
Estas palabras captan la atención de Fubuki al instante, de pronto encontrándose metida de lleno en la plática. Ella definitivamente conoce a alguien así.
—Existe. —Responde ella sin chistar. —Sí existe alguien así.
Zombieman la mira asombrado y baja su bebida a la mesa. —¿Lo conoces?
—Bueno… conozco a alguien así…
—¿Quién es?
—Su nombre es Saitama.
Zombieman la mira confundido, él no parece reconocerlo. Así que Fubuki decide continuar, hablar de Saitama es algo que últimamente disfruta hacer.
—Él es un héroe que apenas ha comenzado su carrera, por lo que aún se encuentra entre los últimos rangos de las clases inferio… quiero decir, él no es un clase S pero-
—¿Por qué alguien tan fuerte no estaría en la clase S? —Zombieman se encuentra notablemente desconcertado. Fubuki lo entiende, ella también se siente así, ella se pregunta lo mismo.
—Porque mi… mnh, mi "amigo" es alguien fuerte pero evidentemente es alguien bastante tonto, seguramente falló la prueba de inteligencia y fue salvado únicamente por el examen físico… —Conforme las palabras salen de su boca y la imagen de Saitama invade su mente, Fubuki va tomando más valor y pasión al hacer su descripción. Ahora entiende cómo se siente Genos cuando presume a su maestro, también se da una idea de cómo deberían sentirse todos al hablar de ese tesoro escondido llamado Saitama, el pedazo de cartón que probablemente tiene un valor mayor al de cualquier otro diamante. Fubuki no se da cuenta en qué momento la sonrisa alegre se forma en su boca, sus manos comienzan a moverse con libertad y sus ojos se iluminan, ella sigue hablando con entusiasmo. —…Pero él está escalando de rango con una rapidez impresionante, en menos de dos meses ha pasado de la clase C a la clase B. Es cuestión de tiempo para que llegue a la clase A y la supere.
—Si es un clase B entonces no debe de ser tan fuerte.
El comentario de Zombieman sonó más como un pensamiento dicho en voz alta, pero para Fubuki eso había sido una señal de desinterés y hesitación que no le había agradado para nada.
Fubuki siente su ceño fruncirse y de pronto ella se encuentra mirándolo mal.
Sí, de cierta manera podría tomarse ese comentario como una especie de insulto implícito, el que Zombieman esté poniendo en duda sus palabras o el que alguien de clase B, como ella misma, no pueda ser considerado "tan fuerte". Pero lo que en verdad le molesta a Fubuki es ver la forma en la que él está desprestigiando el progreso de Saitama. ¿Cómo se atrevía alguien a subestimar a Saitama de esa forma? Él es mucho más fuerte que Zombieman, casi tan comparable como Tatsumaki, Blast y King. El Grupo Saitama podría considerarse como la división más fuerte de toda la Asociación de Héroes. No cualquiera sube de rango con esa rapidez.
Después un incómodo silencio, Zombieman por fin nota la desconformidad de Fubuki hacia su comentario anterior y trata de remediarlo.
—No es que esté desprestigiando las habilidades de tu amigo como héroe, mucho menos las tuyas, pero comparar a alguien de un rango menor con un clase S sería desprestigiar la verdadera fuerza que representamos los clase S, sobre todo cuando estamos hablando de una fuerza más allá de lo entendible.
Fubuki se cruza de brazos y entrecierra sus ojos con enfado. Por supuesto que la fuerza de Saitama está más allá de lo entendible. Su fuerza no es normal. Saitama tiene razón, la jerarquización de clases no sirven, él mismo es la prueba de ello.
Zombieman trata de cambiar de tema pero Fubuki no se lo permite.
Saitama se esforzó mucho en su entrenamiento físico y sabe perfectamente lo que es empezar desde cero en una industria tan competitiva como la de los héroes profesionales. Él merece más reconocimiento que la mayoría de héroes en esa estúpida fiesta. Él es más valioso para ella de lo que son todos los demás hombres allí.
Entonces el celular de Zombieman comienza a sonar y él tiene que disculparse para atender una llamada del Niño Emperador. —Debe haberse dado cuenta de que me fui de la fiesta, seguramente debe creer que no me gustó su evento. —Dice él antes de retirarse para responder y hablar en privado.
A Fubuki no le importa, ella da un trago a su bebida y saca su propio celular de su bolso. ¿A quién le importaba que Zombieman fuera así de apuesto cuando estaba Saitama? A decir verdad, Saitama también tenía lo suyo…
Un suspiro pesado y profundo se escapa de sus labios rojos, Fubuki no puede dejar de pensar en la mirada de Saitama, tampoco tiene el humor suficiente para seguir rehuyendo de las ganas que tiene de estar con él. Ha sido una larga noche y ella sólo quiere algo de paz.
El movimiento de sus dedos es rápido y preciso, casi de memoria, que da con el número de contacto de Saitama.
Es del teléfono que Genos le había comprado para asegurarse de que se mantuviera comunicado en caso de una emergencia y del que Fubuki había conseguido a través de mucha insistencia. Fubuki mira ese número de contacto durante un largo tiempo, preguntándose qué estará haciendo Saitama en ese momento, con quién estará, si él estará tan aburrido como ella lo está.
Por alguna razón sus manos comienzan a temblar levemente, se sienten sudorosas. Pero Fubuki no es una cobarde, así que toma valor y aire y decide ser la primera en enviar el mensaje:
"Hola"
Al poco tiempo, Saitama responde:
"hola"
A Fubuki le sorprende la rapidez de la respuesta y piensa que seguramente él está libre y aburrido.
"¿Está Genos por ahí?" Pregunta Fubuki.
Saitama comienza a escribir al instante y algo dentro del estómago de Fubuki comienza a hacerle cosquillas. ¿Por qué de pronto su rostro se siente caliente?
"Lo corrí hace como dos horas, ¿lo necesitas?"
Fubuki alza su cabeza y mira hacia donde estaba Zombieman, él sigue hablando por teléfono.
"No, es sólo que tengo bastante tiempo libre…"
Saitama ve el mensaje. Fubuki se apresura a volver a escribir. Por alguna razón, esa corta conversación con Saitama le resulta mucho más reconfortante e interesante que todas las conversaciones que ha tenido a lo largo de ese día, incluyendo la de Zombieman.
"Es una noche aburrida, ¿no es así?" Escribe Fubuki.
"Sí."
"Aunque todavía es temprano…"
"Sí…"
Fubuki decide ir directo al grano, la razón por la que decidió enviarle mensaje a Saitama en primer lugar.
"¿Quieres salir a cenar a algún lado?"
Pregunta Fubuki tratando de controlar su pulso extrañamente acelerado, tambaleándose entre su propia seguridad y con su mente carcomiéndose por la duda.
"Yo invito." Añade ella después, sólo por si acaso.
Pasa un momento, Saitama ve el mensaje y sigue en línea. El tiempo pasa demasiado lento durante la espera de su respuesta, incluso si esa espera no fue de más de un minuto.
"ok." Responde Saitama.
Y eso es todo lo que Fubuki necesita para comenzar a recoger sus cosas y ponerse de pie.
Zombieman llega y la mira un poco alarmado por la repentina despedida. Ella se inventa una excusa sin mucho detalle y se va de ahí dejándole la cuenta.
Sus pies se mueven con prisa hacia donde su corazón late más fuerte, donde su sangre corre de forma más cálida y donde los suspiros de aburrimiento se convierten en los de una chica enamorada. Alejándose de donde estuvieron todos los demás y yendo directo a donde sabe que Saitama estará.
