Contenido: Oneshot, drabble, angst, drama, romance.
Pareja: BajiFuyu (Baji Keisuke x Matsuno Chifuyu)
Disclaimer:
Hikari: ¡Feliz 26 de julio! Aunque no estaba planeado, quería publicar este pequeño drabble sí o sí en conmemoración del estreno del spin off de Chifuyu y Baji. En realidad, este escrito es un poco triste pero aun así espero que lo disfruten. Notas al final.
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¿Qué era exactamente la felicidad? ¿A que sabía? ¿De qué color era? ¿Cómo se oía?
Para Chifuyu la felicidad tenía el sabor de yakisoba peyoung, se sentía como Peke J ronroneando en su regazo, acompañada de la grata sensación de las manos rasposas de Baji tocando sus mejillas. Olía a cítricos, un olor combinado con un poco de sudor proveniente de esa larga melena que lo rodeaba cuando sus rostros se acercaban.
Olía a verano, con las cigarras escuchándose de fondo. Sabía a té caliente entre sus manos luchando contra el frío del invierno. Se sentía como un par de espaldas chocando entre ellas como gesto de protección mutuo, mientras eran rodeados por pandilleros en busca de pelea.
Si le preguntaban a Chifuyu sobre el significado de la felicidad, probablemente contestaría con cualquier recuerdo que tuviera junto a Baji-san.
Pero si aquello ya era suficiente para llamarse felicidad, ¿cómo debería nombrar a las otras veces en que sentía que algo dentro de su pecho explotaba? Cuando los sentimientos y emociones eran tan intensas que se desbordarían precipitadamente. Su cuerpo temblaba y juraba que en cualquier momento soltaría un mar de lágrimas… o de risas, no estaba seguro. ¿Cómo focalizar todo eso en una sola palabra?
Porque "felicidad" se quedaba corto cuando sentía los labios de Keisuke sobre los suyos. Cuando lo rodeaba con sus brazos, cuando juntaban sus frentes y se veían directamente a los ojos sin posibilidad mínima de huir.
-Estas más rojo que un tomate…- a pesar de tratarse de algún tipo de broma, Chifuyu no encontró otra respuesta además de sonrojarse aún más. Veía perfectamente la sonrisa burlona de Baji combinada con ternura y alegría. Pasó su pulgar sobre sus labios antes de acercarse lo suficiente para volverlo a besar.
Sostuvo su respiración sintiendo como ambas pieles se conectaban. Y cerró con fuerza ambos ojos, de lo contrario, sentía que si se atrevía a mantenerlos abiertos, seguro se vería a sí mismo en el reflejo de los de Baji y eso sería aún más vergonzoso cada vez.
¿Qué parte de la felicidad era esto entonces?
Escuchó una pequeña risita, casi imperceptible, luego de que ambos se separaran. Entreabrió los ojos, incapaz de poder encararlo directamente.
-Ah mierda, yo también me puse rojo.
Chifuyu sintió que podía aspirar aún más aire a pesar de sentir sus pulmones llenos. Su pecho se contrajo pero no fue una experiencia dolorosa, como si en lugar de sentirse lleno del estómago, luego de devorar una montaña de comida, sus pulmones no pudieran inhalar más oxígeno, pero a pesar de todo no sentía como si se estuviera ahogando.
Se sentía lleno, en paz, tranquilo… y al mismo tiempo nervioso, histérico, impaciente.
Desde que se había enamorado de Baji Keisuke, Chifuyu estaba lleno de tantas incoherencias que tenía el presentimiento de que en cualquier momento despertaría de aquel hermoso sueño.
Pero no era posible, ¿verdad? Porque aquella era la realidad, y por muy fantasiosa y hermosa que le pudiera estar pareciendo, nada de esto iba a desaparecer de la noche a la mañana.
Pero justo paso así.
Para el día antes de Halloween de ese año, para Chifuyu todo su sueño había dado un giro de 180°.
El que parecía ser el perfecto sueño, había comenzado a opacarse, la neblina de sus dudas a veces hacia flaquear su propia voluntad y, a pesar de no quererlo, los interminables "y si" se formulaban en las noches eternas de insomnio.
"¿Y si Baji en verdad traicionó a la toman?". "No. Jamás lo haría".
"¿Y si me golpeó en Valhala porque en verdad me detestaba?". "Baji-san no hubiera fingido estar bien con alguien que odia".
"¿Y si… ya no me ama?".
-No. No. Deja de pensar…- hundió su rostro en la almohada, soltando algo parecido a un gruñido lleno de frustración. Percibió como unas pequeñas pero ágiles patitas se hacían paso entre los cobertores y al final, le regalaban una amistosa mordida en la muñeca. Chifuyu se quejó, pero terminó despejando la vista solo para regalarle un par de mimos a su felino mascota.
-Todo saldrá bien, ¿cierto, Peke J?- como si en verdad le estuviera contestando a su cuestionamiento, el gatito maulló una sola vez, pasando su corta lengua ente sus colmillos.
Todo. Todo terminaría al día siguiente.
Y efectivamente así lo hizo. Pero Chifuyu, aun esperanzado por seguir en aquella efímera fantasía, se sintió mareado, como si en lugar de despertar de una pesadilla, estuviese entrando en una.
Antes de eso, todo lo relacionado con Baji Keisuke era felicidad.
Por primera vez en todo ese tiempo encontraba la primera cosa que no lo era. No, la sensación de volar por los cielos con sentimientos brillantes y suaves se esfumó en menos de un segundo. Su voz salía a modo de un extraño tartamudeo desde su garganta.
-Baji…san.- trataba de nombrar, acurrucándolo en sus brazos en un inútil intento de retenerlo más a su lado. ¿Que se supone que debía hacer? No importa que, la herida del vientre de Baji no dejaba de sangrar, hasta observaba cómo el cálido y rojizo fluido también comenzaba a entintar su propia ropa.
Lo abrazó con mayor fuerza. No. No. No. Esto sencillamente no podía estar pasando.
Sentía como si estuviera tratando de retener agua con sus manos. Y ésta, deslizándose inevitablemente entre sus dedos.
-Lo siento, Chifuyu.- la sonrisa de Baji siempre le pareció hermosa, siempre estaría plasmada en sus más sencillos y hermosos recuerdos. ¿Cómo es que la misma sonrisa ahora le parecía tan diferente?
Si esto era otro estúpido sueño debía despertar. Ahora, Chifuyu. Abre los malditos ojos.
Sin embargo, el que terminó cerrándolos era la persona que más admiraba en todo el mundo. La primera a la que llegó a amar.
-¡BAJI-SAN! Gritó con dolor, sin reconocer ni siquiera su propia voz.
La felicidad que tanto creyó que sería eterna, ahora, ya no estaba más a su lado.
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Hikari: Este pequeño drabble en realidad lo tenía olvidado a medias en la computadora de la oficina, y casualmente ahora lo rescaté entre varios documentos jajaja. Espero que les haya gustado y el bajifuyu, ahora con su spin off, nos regale más alegrías (y ¿Por qué no? También tristezas) dentro de nuestros corazones. ¡Bye bye-perowna!
