Ni la historia ni los personajes me pertenecen.
6
La tarde siguiente, Neji se paró frente a las ventanas del piso al techo y miraba hacia la ciudad, su mente corriendo en lo que se sentía como un millar de diferentes direcciones a pesar de que estaba quieto y sólido como el edificio en el que se encontraba.
Acababa de terminar una reunión con los funcionarios de planificación de la ciudad sobre los planes para iniciar la financiación del proyecto Industria Uchiha. Lo que había comenzado como una nueva oficina ahora se había transformado en todo un maldito complejo médico, pero las instalaciones de última generación significaron que el Dr. Flores se mantendría discreto cada vez que su familia necesitaba asistencia médica, y para eso, no había precio. Después de todo, si no hubiera sido por el silencio del Dr. Flores, habría sido fácil para el mundo descubrir que su hermana, Izumi, había estado viva durante los últimos diez años, y si ese conocimiento alguna vez salía a la luz, habría muchas preguntas. Unas que Neji y su familia preferirían no responder, debido a dónde conducirían esas preguntas.
El mundo no necesitaba saber que su hermana no solo había desaparecido a propósito, sino que se había ido con su primo y que también era una asesina… Suponía que eso corría en la familia.
Su teléfono sonó y se volvió, caminando rápidamente de regreso a su escritorio. Golpeó el botón de intercomunicador.
—¿Sí?
La voz de Derek Frain, su asistente, llegó a través del altavoz:
—Iruka Umino está aquí para verle —Hubo una pausa y la molestia en el tono de Derek fue claro en dos palabras— Otra vez.
La mandíbula de Neji se apretó mientras miraba el teléfono. El hombre los había perseguido cuando llegó a la familia Uchiha, confiando en que estaban involucrados en alguna gran conspiración y fechorías.
Irónicamente, Iruka tenía razón, pero le estaba ladrando al árbol equivocado. Como siempre. Pero Neji sabía que lo que alimentaba a Iruka era mucho más personal que la necesidad de escribir una lectura obligada sobre la familia Uchiha, pero a diferencia de su tío y el resto de su familia, no evitaba estas reuniones, que se estaban convirtiendo en un reloj, con Iruka
—Envíalo —ordenó Neji.
—Sí señor.
Tan pronto como Neji se sentó detrás de su escritorio, su asistente abrió la puerta y entró el reportero del Advocate. Derek ni siquiera necesitaba preguntar si necesitaba cualquier cosa. Simplemente cerró la puerta detrás de él, dejando a Neji solo con el reportero.
Iruka sonrió, mostrando dientes rectos y ultra blancos.
—No te ves muy feliz ahora mismo.
—¿Alguna vez me veo feliz cuando me visitas? —preguntó.
Completamente impávido, el joven dio un paso adelante.
—Pensé que habrías querido dar una declaración sobre la desaparición prematura y bastante escandalosa de Toneri Otsutsuki.
Neji se recostó en su silla.
—Ya hemos dado una declaración, como estoy seguro de que estás consciente.
—Ah, sí, pero pensé que habría más que los pensamientos y oraciones habituales de mierda, especialmente teniendo en cuenta que el hermano de la mujer con la que estás comprometido intentó matar a alguien y Kin fue reportada como desaparecida.
Iruka se sentó en la silla frente al escritorio.
—Entonces pensaste mal —respondió Neji suavemente— Y Kin ya no es mi prometida.
El interés se encendió en los ojos oscuros de Iruka.
—Eso es interesante.
—Realmente no. El compromiso terminó hace más de un mes —La mentira salió de su lengua tan suave como la verdad, pero siempre tuvo la lengua de un demonio, ¿no? Esa es una cosa que Fugaku le enseñó— ¿No sabías eso? Esperaba que un periodista con tu talento lo hubiera sabido.
Su mandíbula se endureció.
—¿Sabes lo que encuentro aún más interesante? Es esa falta total de información sobre la víctima de Toneri. Es como si esta mujer no existiera o estuviera conectada con alguien o alguna familia lo suficientemente poderosa como para mantener su información completamente fuera del ojo público, y ¿sabes en quién me hace pensar? Los Uchiha.
—O debería hacerte pensar que quienquiera que sea tu persona interna en el departamento de policía está haciendo su trabajo por una vez y manteniendo la identidad de la víctima en privado.
Iruka sonrió con suficiencia.
—Estoy seguro de que ese es el caso y no tiene nada que ver con que el nuevo jefe de policía teme morir de la misma manera que el anterior.
Él levantó una ceja.
—¿Morir de una enfermedad del corazón? Espero que no.
—Sí —Iruka sonrió con fuerza— Estoy seguro de que murió por causas naturales, al igual que estoy seguro que tu padre se ahorcó.
Neji sonrió de lado.
—Tienes una imaginación tan fantasiosa, Iruka.
—¿Imaginación? Estoy carente en el departamento.
Mirándolo, cruzó una pierna sobre la otra y cruzó los dedos ociosamente juntos.
—Sabes, me alegro de que me hayas visitado hoy.
—¿En serio? —La respuesta de Iruka fue seca.
—¿Qué está pasando con TenTen Ama?
Las cejas de Iruka se fruncieron.
—¿TenTen? ¿Qué hay con ella?
—¿Tú de todas las personas vas a jugar de tímido? —Neji encontró su mirada— ¿Cuál es tu relación con ella?
—¿Mi relación? —Iruka soltó una carcajada— Es curioso de tu parte preguntarlo.
—Teniendo en cuenta que no tienes problemas en meterte en mis asuntos, entonces tampoco deberías tener ningún problema en que yo haga preguntas —respondió Neji— ¿Qué es ella para ti?
Iruka no respondió por un largo momento.
—¿Por qué estarías haciendo ese tipo de pregunta?
—¿Crees que no sé que TenTen es quién te presentó a Hina? —Neji levantó una ceja— Tu amistad con TenTen es bastante conveniente.
—Conozco a TenTen desde hace unos dos años —Un músculo se flexionó a lo largo de la mandíbula de Iruka— Antes incluso de saber quién era Hinata Hyuga.
—¿En serio? —La mirada de Neji parpadeó sobre su rostro— Si la estás usando para información, como trataste de hacer con Hina, la estás poniendo en una muy mala situación. Espero que no le hagas eso a una persona inocente. Es decir, si es inocente cuando se trata de lo que sea que estés haciendo.
Las fosas nasales del periodista se dilataron y pasó un largo momento.
—Haré cualquier cosa para llegar a la verdad.
—¿Lo hará TenTen? —preguntó Neji— ¿Está dispuesta?
Iruka sonrió mientras agarraba los brazos de su silla.
—Puedo ver que no estoy llegando en ninguna parte con esta conversación. Me iré.
—Espera —Neji sonrió levemente cuando el periodista se quedó quieto— Tengo otra pregunta para ti. Algo por lo que he tenido curiosidad.
Iruka levantó las cejas.
—Soy todo oídos.
—¿Crees que no sé quién era tu novia? —preguntó Neji— O lo es. Dado que todavía se le considera desaparecida.
Un cambio vino sobre el hombre. Su mirada se agudizó al igual que sus rasgos. La tensión lo llenó, instalándose en cada línea y sombra en su rostro.
—Sé por qué sigues viniendo. Sé lo que piensas y lo que crees de mi familia y su participación —continuó Neji— Incluso entiendo por qué no lo dejarás pasar.
Los nudillos del hombre se estaban poniendo blancos.
—¿Entiendes, Neji?
—Sí.
Y lo hacía. Entendía de una manera que esperaba que Iruka nunca tuviera la desgracia de saber.
—Entonces tienes que saber que nunca me rendiré hasta que sepa la verdad de qué le sucedió a ella —ladró Iruka— Y no te atrevas a sentarte frente a mí y decirme que ninguno de ustedes tuvo nada que ver con su desaparición.
Neji no dijo nada mientras miraba al hombre. Los labios de Iruka se despegaron en un gruñido.
—En todo este tiempo, nunca me has dicho que sabías. ¿Por qué mencionarlo ahora, Neji? ¿Me estoy acercando demasiado a la verdad?
—Nunca has estado más lejos de la verdad —dijo Neji— Y si continúas por este camino, nunca la vas a encontrar.
—¿Es una amenaza? —Una oleada de ira se deslizó por las mejillas de Iruka.
Neji sacudió la cabeza.
—Es un consejo. Gratis. ¿Y otro consejo? No me envíes otra fotografía con las palabras "Sé la verdad" grabadas. Esta no es una novela de misterio.
—¿Y cómo sabes que fui yo?
—Porque no soy estúpido, Iruka.
—Jódete —Iruka se puso de pie— No tienes idea de lo que sé. No tienes idea de lo cerca que estoy de exponer a cada uno de ustedes, hijos de puta.
—¿Exponiéndonos como qué? —preguntó, un poco curioso.
—Por lo que todos ustedes son —dijo Iruka— Asesinos.
El disfraz era… era simplemente guau.
TenTen se giró por la cintura mientras estaba de pie frente al espejo de cuerpo entero colgado en la puerta de su baño. El tiempo se había escapado y no se había probado el vestido para asegurarse que funcionara antes del baile. Así que, aquí estaba, el viernes, la noche de la Mascarada y acababa de ponérselo. Gracias a los bebés chupacabras en todos lados, funcionaba… el vestido definitivamente funcionaba. TenTen había encontrado el antiguo vestido de novia en una tienda de segunda mano, y cuando lo compró en toda su gloria de crema y marfil, no estaba segura de qué podría hacer con él para convertirlo en un disfraz adecuado, pero ahora no se parecía en nada al vestido de novia que había encontrado.
Una lenta sonrisa tiró de sus labios. El vestido estaba hecho de seda con un forro de nylon, lo que permitió a la costurera hacer su magia. Estaba teñido de un rojo carmesí y el detalle de cuentas del corpiño había sido removido, teñido de negro y usado como encaje alrededor del cuello del vestido, los bordes libres de las mangas y el dobladillo de la falda. Sin el corsé negro, el corpiño le quedaría suelto, pero con él, sus pechos nunca se habían visto mejor y su cintura nunca se había visto tan pequeña y ni siquiera lo llevaba tan ceñido como podría. Sabía que algunas mujeres seguramente llevarían enaguas o una falda de tafetán para recrear el típico volumen del período que representaba la Mascarada, pero ella estaba optando por no llevar la ropa interior pesada y engorrosa. Le gustaba el modo en que el vestido se movía contra sus muslos y caderas. ¿Por qué arruinar eso con una enorme falda?
Si Neji la viera en este vestido, se comería sus palabras y luego las vomitaría. TenTen sonrió ante su reflejo. Pero, por desgracia, era muy improbable que la viera. No es que ella lo quisiera, pero no pensaba ni por un segundo que Neji estaría en la Mascarada. Los disfraces eran un requerimiento, sin excepción, y no había modo en que ella pudiera imaginarlo llevando siquiera una máscara. Él probablemente tiraría una tonelada de dinero al evento y lo daría por terminado.
TenTen se volteó, revisó la parte de atrás y luego se dio una vuelta. Su sonrisa creció mientras se enderezaba el corsé.
Las cuentas se sacudieron repentinamente.
—Luces hermosa, bebé.
TenTen levantó su mirada y vio a su madre sonriéndole en el reflejo. Su madre había venido después del trabajo para ayudarla a ponerse el vestido y el corsé. TenTen no se parecía en nada a su madre o a su hermana. Bella compartía los mismos hermosos ojos y piel oscuros, junto con la figura elegante y parecida a un sauce que le recordaba a TenTen una grácil bailarina de ballet.
"Como sauce" y "grácil" eran dos palabras que nadie en su sano juicio usaría jamás para describirla. Si no algo más como "robusta" y "torpe". Un primo mayor solía molestarla sin piedad cuando eran niños, diciendo que había sido encontrada en el pantano y como era joven y tonta, corría directo a su madre, llorando histéricamente, porque estaba convencida de que había sido una bebé de pantano indeseada y/o robada.
Esa fue probablemente la primera y definitivamente no la última vez que sus padres se preguntaron cuán crédula era ella, pero los niños, incluso de la familia, podían ser tan malditamente crueles. No fue hasta que TenTen comenzó a hacerse mayor que comenzó a parecerse a su padre. Pero las tres mujeres Pradine tenían el cabello de su bisabuela. Grandes y gruesos rizos que eran una mezcla de pardo y castaño, con TenTen con unas rayas más castaño y las pecas de su padre. Eran tenues y no tan notables cuando llevaba maquillaje, pero estaban allí, probando que la genética era extraña.
—Gracias, mamá.
Su madre miró el vestido mientras se sentaba en la vieja y grande silla de estilo victoriano con cojines de terciopelo verde esmeralda que TenTen había puesto en la esquina, junto a las puertas del balcón.
—No puedo creer que ese era un vestido de novia.
—Lo sé, ¿verdad? —TenTen le dio la espalda al espejo y caminó hacia el vestidor. Levantó la máscara— ¿No crees que es demasiado simple, no?
—Cariño, con ese vestido, podrías simplemente pintarte una máscara.
TenTen se rio.
La máscara era una barata que había cogido de una tienda turística. Era roja con cintas negras alrededor de los bordes, simple comparada con aquellas adornadas con plumas y joyas.
—¿Me has visto intentar dibujar una figura de palitos? No hay forma en que pinte una máscara.
Su madre cruzó sus largas piernas. Había pasado después de salir de la pastelería, pero no tenía ni una pizca de harina encima. Cuando TenTen salía de la pastelería, lucía como si hubiese rodado en ella.
—¿Te dejarás el pelo suelto?
TenTen asintió. Había dejado que su cabello se partiera por la mitad y en este momento, mientras la humedad se mantuviera a raya, los rizos no se verían como una bola gigante de estática.
—Sé que todas probablemente llevarán el pelo amarrado, pero sin importar lo que haga, se verá genial cuando salga de aquí y luego luzca como si un puercoespín hubiese muerto sobre mi cabeza en quince minutos como máximo.
—Eso suena como una exageración —respondió su madre— Sin embargo, me gusta suelto. Te hace ver sexy.
Ella arrugó su nariz hacia su madre.
—Moriré como una mujer feliz si nunca vuelves a referirte a mi como sexy, mamá.
Mamá puso los ojos en blanco.
—¿Sarah vendrá aquí o…?
—Me encontraré con ella en la casa. Hubo una pausa y luego:
—Entonces, ¿tienes otros planes para el fin de semana además del baile?
Dejando su máscara en el tocador, sacudió su cabeza.
—No realmente.
Eso podía cambiar si Jilly tuviera algún éxito logrando que la familia Mendez les permitiera hacer una investigación más larga. No había habido más actividad registrada en la grabación y justo ahora, Jilly estaba también intentando convencerlos de que permitieran que EPNO llevara a Sarah para ver si se podía comunicar, pero estaban vacilantes con aquello, lo que tanto ella como Lee encontraron extraño, pero la gente era extraña, incluso las personas normales que pensaban que su casa estaba embrujada.
Por supuesto, ahora Jilly estaba convencida de que la actividad venía de la casa que Sasuke había comprado y, en la opinión de Jilly, eso explicaba por qué había grandes intervalos en la actividad. Seguía acosando a TenTen respecto a tener acceso a la casa, tan solo hoy, le había dejado un mensaje tan largo que el correo de voz la cortó cuando llegó a la décima razón del porqué TenTen necesitaba preguntarle a uno de los Uchiha o a Hina sobre la casa.
—Eso es perfecto, entonces —dijo mama.
Sus ojos se estrecharon sobre su madre mientras enderezaba el corsé.
—¿Por qué eso es perfecto?
Su madre sonrió y fue esa sonrisa que TenTen conocía demasiado bien. Era demasiado ansiosa, servicial y tenía un brillo en sus ojos marrones, TenTen se preparó.
—Bueno, hay un encantador amigo hombre que creo que estarías encantada de conocer.
La boca de TenTen se abrió mientras sus dedos se quedaron quietos en la parte baja del corsé.
—Es amigo de Adrian —continuó su madre. Adrian era el esposo de su hermana— Es un terapeuta respiratorio, divorciado hace ya un tiempo. Según Bella, él es muy…
—Mamá —la interrumpió.
—¿Qué? —Puso una perfecta mirada de inocencia en su rostro— Solo te estoy dejando saber que hay un chico que estoy bastante segura de que está disponible este fin de semana y que amaría conocerte.
TenTen bajó sus brazos.
—Por favor, dime que no me enredaste otra vez.
—Nunca haría tal cosa —Su jadeo de indignación no fue efectivo considerando que su madre no la había comprometido no a una, si no tres veces a una cita sin que ella lo supiera— Encontrarte una cita no es enredarte.
—Bueno, es casi la misma cosa —respondió ella, devolviendo el corsé— No es como si no me gustara salir.
—Usar Tinder no es salir.
—Mamá —TenTen arrugó su nariz— Como si supieras lo que es Tinder.
—Oh, sé perfectamente lo que es y honestamente, estoy celosa de que no hubiese algo así cuando estaba soltera. Amo a tu padre con todo mi corazón, pero habría sido agradable tener esta pequeña y hábil aplicación de citas en mi teléfono.
Sacudiendo su cabeza, tomó aire y sus costillas se expandieron contra el hueso del corsé. Estas cosas eran lo peor, pero eran sexy como el infierno.
—Estarías deslizando hacia la derecha sin parar.
Su madre rio.
—Pero en serio, Erick, su nombre es Erick, amaría conocerte. Te enviaré su número.
TenTen cerró sus ojos y dijo una pequeña oración, no era una buena plegaria. Comenzaba con Niño Jesús, por favor ayúdame, así que dudaba que fuese respondida, pero valía la pena intentarlo.
—¿Tienes el número de este chico?
—Para ti. No para mí.
—Bueno, sí, obviamente. —TenTen hizo una pausa—. O al menos eso espero.
—No acordé que saldrías con él, pero espero que le escribas. —Se levantó de la silla y caminó hacia donde TenTen estaba de pie. Los ojos de su madre buscaron los suyos—. Solo quiero que seas feliz, bebé.
—Soy feliz. ¿No parezco feliz? Porque lo soy. Finalmente podré ir a la Mascarada así que de hecho estoy realmente emocionada.
—Lo sé, pero eso no es lo que quería decir. —Pasó su pulgar por la mejilla de TenTen—. Quiero que encuentres la felicidad que tenías con Kankuro.
TenTen contuvo su aliento.
—Mamá…
—Lo sé, bebé. Sé que han pasado diez años y que has seguido adelante, lo sé, pero yo… me preocupo por ti. Eres mi hija y me preocupa que no vayas a dejarte encontrar ese tipo de amor de nuevo, y realmente, ¿cuál es el punto de todo esto, de la vida, cuando no tienes a alguien con quien compartirla?
La parte posterior de su garganta quemaba.
—Tengo gente con quien compartirla. Tú. Papá. Bella. Mis amigos.
—Ese no es el tipo de compartir del que estoy hablando.
Respirando hondo, TenTen se alejó del alcance de su madre y retrocedió.
—Quizás… quizás no voy a encontrar ese tipo de amor de nuevo —dijo ella, levantando su mirada hacia la de su madre— Quizás él lo fue para mí. Quizás fue el único y yo no soy alguien que vaya a tener múltiples "únicos". Y estoy bien con eso.
Sus ojos se volvieron tristes.
—¿En serio lo estás, TenTen?
¿Realmente importaba si lo estaba? Porque si Kankuro era el único e indicado para ella, no importaba si estaba de acuerdo o no con ello. La vida real no siempre estaba llena de finales felices y un montón de gente nunca llegaba a experimentar eso. A menudo era exactamente lo contrario de felices para siempre.
Y quizás eso era todo para TenTen. Sus felices para siempre no sería encontrado en un hombre o una mujer. Iba a tener que ser encontrado dentro de ella misma.
Había pensado que aquello ya era verdad para ella, pero luego de momentos como este, no estaba tan segura.
—Tengo un extraño presentimiento sobre esta noche.
Agarrando la larga falda de su vestido para no irse de cara en la acera fuera de la casa privada en St. Charles, TenTen se detuvo a medio paso y se volteó para mirar a Sarah. A TenTen la habían dejado y había encontrado a Sarah esperando por ella cerca de la esquina de la calle.
Sarah se veía increíble con el traje similar. Siendo que era una buena cabeza más alta que TenTen, tenía la tez de durazno y crema por excelencia, y una masa de cabello rubio que se apilaba sobre su cabeza en un elegante peinado. Estaba vestida como TenTen, con la máscara roja con cordones negros y el mismo vestido largo, negro y rojo con las mangas sueltas y un corpiño de encaje tan extremadamente bajo que había una posibilidad de que el mundo fuera a ver a las chicas de Sarah en algún momento esta noche. No es que TenTen tuviera espacio para hablar. Si se inclinaba, había una alta probabilidad de que se derramaran, y tal vez incluso se desmayara, porque lo primero que hizo Sarah cuando vio a TenTen fue apretarle el corsé de tal manera que se sorprendió de que sus costillas no se hubieran roto.
Pero cuando Sarah dijo que tenía un sentimiento extraño, TenTen escuchó.
—¿Como un extraño sentimiento de "vamos a casa ahora mismo"? ¿O simplemente un sentimiento extraño en general?
Ignorando las miradas molestas de otros en trajes de época que tenían que caminar a su alrededor, Sarah cerró los ojos azules y se acercó a TenTen.
—Es un sentimiento bastante fuerte.
TenTen esperó por más explicaciones, sintiendo un estremecimiento alrededor de su nuca. El aire de la tarde era fresco, pero sabía que era algo más que solo las temperaturas lo que la hacían temblar.
—Estoy empezando a sentir que no debería haber aceptado tu invitación.
Riéndose de eso, Sarah inclinó la barbilla hacia un lado y TenTen se sorprendió de que no se volcara con todo ese pelo recogido en la parte superior de su cabeza.
—Si te dijera que ibas a perder un dedo esta noche, todavía estarías aquí. Has querido asistir a la Mascarada durante años.
—Cierto.
Un hombre que pasaba por delante de ellas vestido como, asumió TenTen, el vampiro Lestat, la distrajo momentáneamente. Era un disfraz bastante auténtico. Se concentró en Sarah.
—Pero tienes un sentimiento extraño.
—No es un mal presentimiento. Es solo que escuché esta voz.
Una farola parpadeó encendiéndose, proyectando un tenue resplandor amarillo en la cerca de maíz que cubría el frente de la mansión. Sarah se volvió y levantó los dos sobres de marfil para abanicarse. Por supuesto la Mascarada no hizo boletos o invitaciones en línea. Eran de la vieja escuela, papel por completo.
—Fue más como un susurro.
—¿Un susurro? —TenTen estaba acostumbrada a esto cuando se trataba de Sarah, susurros y sentimientos al azar— ¿Sabes lo que dijo el susurro?
Sarah asintió y un mechón de cabello se deslizó hacia adelante, cepillando la máscara.
—Si no hay riesgo, no hay recompensa.
—¿En serio? —respondió TenTen secamente—. ¿Un fantasma susurró un discurso motivador en tu oído?
—Gracioso, ¿verdad? —Levantó un hombro—. ¿Alguna vez le dijiste a alguno de los Uchiha qué pasó durante nuestra lectura?
TenTen también estaba acostumbrada al rápido cambio de tema de Sarah.
—No. No pienso que me creerían, y bueno, tienen sus manos llenas de muchas cosas —explicó, pensando en Hinata— No es lo más fácil de mencionar en un conversación con un extraño.
La sorpresa ensanchó los ojos de Sarah.
—Estoy un poco sorprendida de que no encontraras a unos de ellos inmediatamente y les dijeras.
TenTen apretó los labios. Era difícil explicar por qué no había dicho cualquier cosa. Por supuesto, la mayoría de la gente entendería por qué, porque sonaba como una locura y le molestó a TenTen que no hubiera compartido esa información, pero requeriría que hable con un Uchiha y posiblemente llame la atención de Neji.
Lo que probablemente era inevitable ya que planeaba visitar a Hina nuevamente pronto.
Sarah la estudió un momento y luego asintió.
—Deberíamos ir entrando.
Y luego con eso, Sarah estaba caminando hacia la multitud constante de personas entrando por la estrecha abertura en la valla. Era bueno que a TenTen le gustara lo raro, porque maldita sea, Sarah podría ser realmente rara a veces.
Aferrándose a su vestido, alcanzó a Sarah y echó un vistazo a la impresionante mansión de renacimiento griego que se encontraba cerca de la Universidad Loyola. TenTen la había visto lo que parecía cien mil veces, pero nunca así. Nunca en la noche de la legendaria Mascarada, donde los más poderosos y los más ricos de Nueva Orleans se frotaban los codos y el dulce Señor sabía qué más. Pero TenTen realmente no estaba interesada en ninguno de ellos.
Arrastró su mano sobre el pequeño bolso de cuentas, sintiendo la pequeña grabadora de voz cuadrada. TenTen sonrió. Su único objetivo esta noche era atrapar la voz del fantasma de la novia asesinada. Lo más probable es que no volviera a tener la oportunidad, así que tal vez lo que la voz que Sarah había escuchado había transmitido era un mensaje muy importante, sino un mensaje increíblemente cursi. No había recompensa sin riesgo.
Un equipo de guardias de seguridad estaba en la puerta, por eso estaba tomando tanto tiempo entrar, pero Sarah mostró sus invitaciones y pronto terminaron, sus pasos más lentos al entrar a la propiedad. Había encaje blanco y negro en todas partes, un mar de tafetán y máscaras de plumas y elaboradas pelucas. Señoras pintadas con lunares falsos, caras blancas como tortas de arroz y cuellos con polvo brillando con lo que parecían verdaderas esmeraldas y zafiros. El olor empalagoso de perfume y colonia mezclado con lo cerca que estaban todos dejó a TenTen un poco mareada. Bueno, el corsé probablemente tenía algo que ver con eso, pero lo ignoró. Había vino adentro, con suerte el verdadero vino caro que nunca compraría, porque no tenía dinero.
—Es realmente hermoso, ¿no? —Sarah enroscó su brazo alrededor del de TenTen.
Realmente lo era. La mansión se veía desde la calle, y parecía que cada luz interior estaba encendida. El gran patio delantero estaba iluminado con suaves luces de hada blancas y linternas de papel colgando de postes. La amplia pasarela conducía a un set de escalones que eran tan largos como el ancho de la casa.
—Gracias por invitarme —dijo TenTen, apretando su brazo— Sé que ya te agradecí, pero vale la pena repetirlo. Esta es una experiencia increíble.
Sarah se inclinó hacia ella y bajó la voz cuando llegaron a los escalones.
—¿Una experiencia increíble para subir sigilosamente a esa habitación?
Dirigiéndole una mirada tímida, fingió un jadeo ofendido.
—Cómo te atreves sugerir tales cosas.
—Ajá. —Sarah se rió mientras subían las escaleras— Si te atrapan, no te conozco.
TenTen sonrió.
—Me aseguraré de gritar el nombre de tu ex prometido desde las vigas para que todos lo escuchen.
—Esa es mi chica.
Un aire más frío picó sobre su piel caliente mientras cruzaban el amplio vestíbulo ovalado. La magia vudú tenía que ser la razón por la que pudieron enfriar el interior cuando todos los cuerpos se apiñaban y las puertas se dejaban abiertas, pero estaba muy agradecida por eso. Había esperado que el lugar se sintiera como una sauna, pero era bastante aireado. Era difícil tener una idea del espacio, con la risa, el zumbido de las conversaciones y gente en todas partes. Había mucho que escuchar y ver, estaba un poco abrumada, y le recordó a tratar de navegar por las calles durante el carnaval. Escudriñó las caras ocultas y los cuerpos disfrazados. Sí había alguien aquí que conocía —lo cual era poco probable porque no se molestaba con las grandes multitudes— no los reconocería… sus ojos se agrandaron. Santas llamas bebés, los hombres llevaban puesto...
—Calzones —susurró TenTen, una lenta sonrisa tirando de sus labios mientras su mirada giró sobre un lote que estaba en exhibición de calzones gruesos, súper-ajustados, grises, tostados y negros. Muchas de esas piernas se combinaron con un aspecto bastante auténtico con botas de correr. Por alguna razón no se había dado cuenta de eso afuera—. Están usando calzones.
—Claro que sí.
TenTen no pudo mirar hacia otro lado.
—¿Crees que lleven una bragueta debajo de sus calzones?
Sarah resopló.
—¿Sabes, para que sean históricamente precisos? —susurró TenTen— Porque algunos de esos... paquetes no parecen reales.
—Realmente espero que lo que estoy viendo no sea el resultado de una bragueta —respondió ella y luego agregó— Sin embargo, hay algunos culos bastante agradables en el grupo.
Una mujer frente a ellas miró por encima del hombro, sus brillantes labios rojos inclinándose en una leve sonrisa mientras las miraba descaradamente, su mirada deteniéndose debajo de sus barbillas.
—Hay mucha belleza... aquí esta noche —respondió la mujer y luego guiñó un ojo antes de darse la vuelta.
Sarah y TenTen intercambiaron una larga mirada.
—Necesitamos encontrar algo para beber —Sarah mantuvo su brazo alrededor de TenTen— Debería estar a la izquierda, en la gran sala.
TenTen dejó que Sarah guiara el camino y cuando se separaron de la multitud, pudo ver más de la gran casa. Observó las paredes de roble y la impresionante gran escalera de ciprés. Las habitaciones estaban adornadas con medallones de yeso y las molduras elaboradas que pensó eran originales.
Sarah tenía razón. No solo había una barra libre en la gran sala, la multitud también era mucho más ligera, lo cual era sorprendente ya que allí era donde estaba el licor. Había un pequeño grupo de mujeres junto a la ventana grande, mirando a los hombres que estaban en el bar.
—Pongamos un poco de dulce, dulce moscato en ti. —Sarah sonrió— Y consigamos un caro como el infierno whisky en mí.
—Suena como un plan maravilloso —dijo TenTen mientras se acercaban al bar.
—Disculpen, caballeros —dijo Sarah con una voz que goteaba acento sureño— ¿Podemos entrar?
Dos de los hombres más cercanos se volvieron y maldita sea si sus miradas no eran tan descaradas como la mujer en el vestíbulo.
—Por supuesto —murmuró uno de los hombres.
Él dio un paso a un lado, así como lo hizo el otro. Ambos tenían cabello rubio y ojos marrones, mandíbulas fuertes y agradables sonrisas. Con la mitad de sus rostros oscurecidos, eso era todo lo que podía hacer con sus características. Eran guapos, decidió mientras les sonreía, porque la mayoría de los hombres eran guapos cuando usaban una máscara.
—Gracias —dijo ella.
—¿Qué están bebiendo? —preguntó Sarah, y mientras respondían, TenTen llamó la atención del cantinero. O sus senos lo hicieron. Lo que sea funcionó.
Ordenó sus bebidas y luego se volvió hacia los dos hombres, apoyando su cadera contra el bar.
"Quiero que encuentres esa felicidad que tenías con Kankuro".
Las palabras de su madre se deslizaron en sus pensamientos, no deseadas, pero allí estaban y molestamente ruidosas, también. ¿Quería eso otra vez? Sí, lo hacía, pero no... Al darse cuenta de que uno de los hombres le estaba hablando, se retiró de sus pensamientos.
—¿Disculpa?
—Está bien. —Su sonrisa era cálida— Estaba diciendo que mi nombre es Theo. ¿Y el tuyo?
—TenTen —respondió ella, aceptando su copa de vino rosado y espumoso.
—Me gusta. ¿Eres de aquí, TenTen?
Tomando un sorbo de vino, miró a Sarah. Su amiga estaba en camino a olvidar a su ex.
—Nacida y criada. ¿Qué hay de ti?
—De Baton Rouge, pero me gusta pensar que fui adoptado por Nueva Orleans —dijo— He estado aquí por cuatro años.
—Bueno, ¿sabes lo que dicen de Nueva Orleans? O te acepta con los brazos abiertos o te escupe de inmediato.
—Nunca se han dicho palabras más verdaderas. —Theo brindó por eso.
TenTen estaba a punto de preguntar qué lo trajo a Nueva Orleans cuando sucedió… la sensación de dedos cálidos viajando por su columna vertebral. Vino de la nada, y antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, miró por encima de su hombro. Su mirada había aterrizado sobre él con una precisión desconcertante. El hombre se apoyaba contra la barra, con las piernas cruzadas por los tobillos y el brazo descansando en la parte superior de la barra. Estaba bebiendo una especie de licor de color ámbar de un vaso corto y la miraba fijamente. Sus miradas se encontraron, y la conciencia más extraña azotó a TenTen, causando que la piel de gallina se extendiera a través de su carne a pesar de las largas mangas.
Espera un segundo...
Incluso con una máscara negra y estando demasiado lejos para ver el color de sus ojos, reconoció el cabello negro perfectamente alisado y la mandíbula de granito.
¡Maldición, qué mala suerte!, era Neji Uchiha.
No podía creerlo. En ningún momento realmente creyó que estaría aquí. Nada en él indicaba que estaría en una Mascarada y usando una máscara, pero ese era él y se veía...
Su mirada cayó. Llevaba pantalones negros y se veía… Un escalofrío se abrió paso a través de ella, pero éste era febril, como si estuviera de pie demasiado cerca de una llama.
Oh querido Señor, ¿por qué Dios era tan cruel?
Con gran esfuerzo, levantó la mirada. Con esa máscara y esos pantalones, parecía algo sacado de una fantasía. Un lado de los labios de Neji se torció en una sonrisa mientras levantaba su vaso en su dirección.
Por el amor de Dios, tenía la peor de las suertes. Realmente no quería verlo, especialmente después de lo que le había dicho en su casa.
Antes de voltearse, levantó su copa de vino y extendió su dedo medio a lo largo del cristal, enseñándole el dedo medio en forma vulgar. TenTen volvió a centrarse en... demonios, ¿cómo se llamaba? No podía recordar, y ahora él la estaba mirando de una manera que decía que había estado hablando de nuevo y no había estado escuchando ¿Cómo podía? Incluso de espaldas a Neji, podía sentirlo, mirándola. Ella no podía estar en esta habitación y, además, no había venido para coquetear con hombres guapos cuyos nombres no podía recordar o que le perforaran agujeros en la espalda.
Murmurando una disculpa al hombre que tenía delante, llamó la atención de Sarah. Con una mirada, ella supo a dónde se iba TenTen. Ignorando la presencia de Neji al final del bar, salió de la habitación lo más despacio posible, esperando que su culo se balanceara de una manera atractiva y no como si tuviera una cojera.
Lo único bueno de verlo esta noche fue que él la vio. Ella y el increíble vestido que hacía que sus senos se vieran absolutamente divinos, así que al menos allí estaba eso.
Decidida a no pasar ni un momento estresada por la inesperada apariencia de Neji, entró en el vestíbulo todavía lleno. Algo estaba pasando en la parte de atrás de la casa, donde tocaba una banda. Se deslizó más allá de un grupo parado cerca de la gran escalera. Con su copa de vino en la mano, caminó tal como su madre le había enseñado a hacer.
Caminó como si tuviera todas las razones para estar donde estaba, y como siempre, funcionó. Nadie la detuvo. Nadie gritó mientras arrastraba una mano por la hermosa madera. Llegó al segundo piso con una sonrisa engreída.
Totalmente podría ser una espía.
O una ninja.
Mejor aún, una ninja-espía.
Girando a la derecha, su pie se enganchó en el borde de un corredor. Tropezó, tirando su mano libre para recuperarse. Se produjo un milagro y no derramó su bebida.
De acuerdo, definitivamente no podría ser una espía o una ninja.
Sacudiendo la cabeza, se dirigió por el pasillo que conducía a la parte de atrás de la casa. Por favor que esté desbloqueado. Por favor que esté desbloqueado. Alcanzó el mango del último dormitorio a la izquierda. La puerta se abrió y suspiró con alivio. Encendió la luz y echó un vistazo a la habitación mientras entraba, dejando la puerta entreabierta. Era bastante pequeño y escasamente decorado. Solo había una cama y una mesita de noche contra una pared, una cómoda cerca de la puerta. Un espejo de pie estaba al lado de una ventana con cortinas. Todo era nuevo, así que por alguna razón, no se sintió tan mal cuando colocó su copa de vino en la mesita de noche.
Lo que estaba haciendo en la habitación sin permiso era poco ético, pero nadie en su posición hubiera dejado pasar la oportunidad. Tanto Lee como Jilly lo habían hecho varias veces y ambos habían sido atrapados muchas veces.
Abriendo su bolso, buscó dentro la grabadora de voz.
—TenTen —vino una voz profunda y muy familiar— Qué sorpresa.
