"Rock you like a hurricanne"
Capítulo 1:
En retrospectiva.
Disclaimer: No sé si hace falta decirlo, pero por si acaso. "Amphibia" y sus personajes no me pertenecen, sólo la historia de este fanfic.
—¿Pasaporte? ¿Billetera? ¿Boletos? ¿Equipaje?
—Todo en orden. — el señor B levantó un pulgar.
—¿Cómo te sientes, Anne? ¿Emocionada por volver?
—¡Por supuesto que sí! —afirmó la chica de alborotado cabello castaño —. Ya le he avisado a Marcy y a los chicos a qué hora llego, así que, si no me ven en el taxi, ellos me han secuestrado.
—No puedo esperar a ver a todos de nuevo . — la señora B no había parado de recibir llamada tras llamada de la comunidad tailandesa de L.A, todos estaban emocionados por tener a la querida familia de regreso.
—Sí… a todos…— Anne esperaba que, de verdad todos, y eso incluía a una vieja amiga, les diera gusto verla.
Los Boonchuy abrazaron a su hija al notar su ánimo decaído.
Hacía cinco años que se habían mudado de Los Angeles a Bangkok por problemas familiares. Según la voluntad de su abuela materna, debían mantenerse con ella, pues presentía cerca el día de su muerte. Aunque ese "cerca" se transformó en un año de espera, después en dos, después en cinco; ciertamente no es que los Boonchuy estuvieran esperando el momento en que la dulce anciana partiera del mundo, pero la premisa bajo la que habían hecho tal viaje y la situación actual los hacía sentirse un poco chantajeados emocionalmente. Tras una larga charla madre-hija, la matriarca aceptó de buena gana que regresaran a L.A.
En una divertida pero triste coincidencia, Marcy también se había mudado unos años después de que Anne lo hiciera. Su padre, el señor Wu, había conseguido un gran puesto en una popular empresa china de tecnología, pero después de un preinfarto, decidió que el ritmo demandante del lugar no le hacía bien, así que hacía un año había regresado a L.A con su familia.
A partir de estos sucesos, Marcy solía bromear con Anne en que, si seleccionaban la misma universidad para asistir, seguramente aprobarían juntas. La chica de cabello esponjado deseaba tener eso a su favor, pues adoraba pasar tiempo con su amiga, aunque fuera por videollamadas.
Ah…
Pero había algo que desde hacía años no dejaba de rondar por la cabeza de la chica Boonchuy, y eso tenía nombre y apellido: Sasha Waybright.
Sí… las cosas no habían terminado de la mejor manera para ellas dos. Anne lo entendía, después de 8 años siendo amigas, era normal que a Sasha le doliera la partida de la que consideraba una de las personas más importantes para ella… y justo cuando los padres de la rubia se estaban separando por primera vez. Ella lo entendía, no podía sanar el dolor de su amiga, mucho menos podía quedarse, pues… bueno, vivir solo a los 10 años no podía ser lo mejor para un niño, y claramente sus padres no lo iban a consentir. A pesar de que ya había pasado el tiempo y ahora tenía 16, sentía que esa niña de 11 años le pedía todavía que no dejara sola a Sasha.
Fue una promesa rota tras otra. El primer año habían estado técnicamente tranquilas a pesar de su dolorosa y desafortunada despedida. Tenían videollamadas entre las tres, a veces solo ellas dos. Sasha les contaba las novedades acerca de la separación de sus padres y ellas intentaban animarla para que no pensara en ello, pero en el momento en que tenían que colgar, los ojos tristes de la rubia atormentaban a esta chica de corazón blando.
La primera promesa fue: "Regresaré el año que viene. ¡Será justo para el baile de invierno! No aflojes la marcha con la guitarra, porque planeo que nos presentemos en el festival escolar".
Pero Anne no había podido volver. Los señores Waybright, después de varios intentos fallidos por salvar su matrimonio, habían comenzado definitivamente el proceso de divorcio, y aunque ambos querían hacerlo de la manera más pacífica, estaba claro que ni uno ni otro daría su brazo a torcer por la custodia de su hija. Las amigas de la rubia le habían aconsejado que siguiera a su corazón, no por elegir a su madre quería menos a su padre, ni por elegir a su padre quería menos a su madre, simplemente había una decisión que tomar, y debía pensarlo bien. Si Sasha decidía vivir con la señora Waybright, entonces se mudaría a Fresno, pero si se quedaba con su padre, entonces podría seguir viviendo en L.A.
La segunda promesa llegó con la decisión de Sasha de quedarse en Los Angeles, pues a pesar de que Anne no estaba ahí, regresaría, además de que también estaba Marcy, así que el plan cerraba bastante bien: "Mis padres dicen que nos quedaremos todavía este año, pero para el siguiente seguro que ya estaré ahí, no te preocupes".
Pero, de nuevo, los planes cambiaron.
El divorcio de los señores Waybright se completó y, para sumar a la lluvia de "buenas noticias", el padre de Marcy anunció a su hija que se mudarían a China. Fue devastador para el estado de ánimo de Sasha y… Bueno… Anne prefería olvidar esa parte de la historia.
La tercera promesa apareció en un mensaje de texto al celular de la rubia, quien simplemente se había alejado de sus amigas: "Parece que el siguiente año ya podré regresar, por favor, hablemos de lo que pasó más tarde, en verdad no quiero que esto nos separe".
Este juramento corrió con la misma suerte que los otros dos, y entonces… Anne no tuvo las palabras para hacer una cuarta promesa, y al notar que Sasha ya no respondía sus mensajes y la había eliminado de su lista de amigos en redes sociales, se limitó a mandar uno cada semana deseándole felicidad, animándola a compartir su sentir con su padre y madre para llegar a una solución. Cada mensaje que enviaba terminaba de la misma manera, dos palomitas azules que confirmaban que la chica de cabello rubio los había leído, pero nunca obtuvo una respuesta de vuelta.
Ese mensaje semanal se volvió mensual, después pasó a una felicitación por su cumpleaños… y así se quedó.
Cuando Marcy regresó a L.A, actualizó a Anne con las noticias que esperaba obtener de parte de la misma Sasha, pero que, al parecer, no obtendría de su voz.
La chica Waybright no había cambiado mucho, seguía siendo la misma adolescente temperamental y difícil de leer de siempre, quizá ahora era más enigmática, pero seguía teniendo un buen corazón, pues al parecer, había aceptado a la hiperactiva pelinegra de nuevo como amiga, tal parecía que nada había cambiado entre ellas. Esto alegraba a Anne, pero también le producía una sensación agridulce. Se preguntaba cuál era la razón por la que no le había respondido ni un solo mensaje durante todo ese tiempo, o ni siquiera los había visto en el último año. Gracias a Marcy, Sasha retomó el bajo e hicieron una banda… o algo así junto a otros chicos que se habían sumado a la formación: Yunan Rossi, Olivia Spencer, Sprig y Polly Plantar.
Yunan era una chica agradable, pero con una autoestima que debía molestar a las nubes de tan alta que era. Se la pasaba el día alardeando de sus hazañas en los muchos campamentos de supervivencia a los que había asistido, junto a sus medallas en tae kwon do y natación. Era adorable, sin embargo, y tenía razones para alardear, tocaba el bajo como nunca habían escuchado a nadie hacerlo. Olivia era un poco más recatada, no tocaba ningún instrumento, pero había conseguido un bajo a buen precio para Sasha, trabajo durante ese verano para todos y era muy buena para regatear con los dueños de los cuartos de ensayo donde solían quedarse a tocar. Oficialmente la nombraron mánager de la banda que no era banda, pero era una banda; nombre pendiente.
Sprig y Polly, un año y dos menores, respectivamente, por su lado, eran los presidentes del club de fans conformado por ellos mismos y Marcy. Su rol en la agrupación era más bien… el apoyo moral, y eran buenos en eso, vaya que sí. Cada ensayo se sentía como un concierto real gracias a la energía de los hermanos Plantar. Sprig en algún momento había colaborado con las dos composiciones originales que poseían. A pesar de tocar el violín de manera bastante diestra y suplir a Marcy en la batería cuando la pelinegra estaba en "modo fan", insistía en que la composición y dirección eran sus verdaderas pasiones.
Según contaba Marcy, desde que el grupo de amigos se había formado, Sasha había cesado completamente de hacer las maldades que su padre tanto le recriminaba, el señor Waybright decía estar en deuda con la chica Wu.
Anne los había conocido en videollamadas con Marcy, llamadas en las cuales Sasha nunca apareció. Las chicas intentaban omitir el nombre de la rubia y cualquier cosa que la involucrara, pero era claro para Anne que no quería verla, por mucho que Yunan, Olivia y Marcy se lo negaran. Sprig y Polly no estaban enterados de la historia, así que ellos eran el alivio tierno durante esos momentos.
Su estómago no la dejaba en paz, esa semana apenas y había podido dormir, deseaba estar ya en L.A para apachurrar por fin las mejillas de Sprig y Polly, abrazar a Yunan y Olivia… Al fin sentir a Marcy cerca de ella, la pelinegra siempre había sido su lugar seguro cuando se peleaba con Sasha, cuando lo que consideraba grandes problemas en la niñez la entristecían, cuando la gente la molestaba por sus rasgos tailandeses, en fin, Marcy era parte de su hogar, una de sus mejores amigas.
Y aunque Sasha hubiera desechado sus sentimientos, también ansiaba verla y abrazarla, pedirle perdón por las promesas que no pudo cumplir y por no estar ahí cuando más la necesitó…
Sólo esperaba que Sasha también pudiera aceptarla de nuevo en su vida.
