[One-shot]
De compras con Kanae
—Sanemi S. & K. Kanae—
La adorable maestra de biología de la Academia Kimetsu, Kanae Kochō necesitaba comprar un par de bikinis nuevos antes del viaje a la playa con sus compañeros de trabajo. Sanemi Shinazugawa, el estricto e inclemente profesor de matemáticas, la acompaña.
Disclaimer:
Kimetsu no Yaiba © Koyoharu Gotōge
De compras con Kanae © Adilay Fanficker
Advertencias: Inspirado en el manga de Kimetsu Gakuen. / Un poco de OOC. / Escena corta de lemon.
Notas: Fui invitada a la actividad "Sensual verano" de la página "Mundo fanfics de Inuyasha y Ranma".
Luego de sopesar mucho en el fandom para el que escribiría el fic, decidí que KNY sería la mejor elección. Esta es la primera vez que escribiré también sobre la ship SaneKana, y espero que les guste.
NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.
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—No puedo creer que estés de acuerdo con esta ridiculez —bufó Sanemi Shinazugawa a su pareja, Kanae Kochō, quien a los ojos del resto del mundo, era sólo su compañera de trabajo en la Academia Kimetsu.
La aludida sonrió con ternura sin importarle realmente el tono quejumbroso de Sanemi, pues ella ya lo conocía en serio enfadado y ahora estaba muy lejos de eso. Sólo estaba haciendo un pequeño berrinche. En ese estado, él le recordaba un poco a su hermanita, Shinobu.
—Yo no puedo creer que tú hayas accedido a venir con nosotros, a pesar de que no te gusten las playas —respondió con calma, pasando por el pasillo de bañadores femeninos junto a al querido sensei de matemáticas.
Negándose a responder eso, Sanemi miró de reojo algunos conjuntos de prendas con un ligero rubor en sus mejillas. A pesar de lo duro y severo que era con sus alumnos y su hermano Genya, cuando se trataba de mujeres en bañadores (en especial Kanae) se sentía algo abochornado y nervioso.
Y pensar que en su adolescencia coleccionaba revistas tipo Playboy, pero en la actualidad, desviaba la mirada ante mujeres con poca ropa y/o prendas muy ajustadas.
—Deberías escoger algo para ti también —aconsejó Kanae—, cerca de las playas, todo estará más caro.
Para Sanemi fue fácil, simplemente tomó la bermuda para playa menos horrenda y más barata; de color azul marino sin dibujitos que aproximadamente le cubriría hasta por encima de las rodillas.
Para cuando buscó y se reencontró con Kanae, ella llevaba en su mano izquierda 5 ganchos con 5 conjuntos diferentes.
—¿Llevarás todos esos? —preguntó él, arqueando una ceja.
Sólo irían 3 días a la maldita playa, ¿para qué 5 conjuntos de bañadores?
—No —se rio ella—, estoy algo indecisa. ¿Me ayudarías a escoger dos?
Una invitación inocente, ¿no es así?
Bueno, no es como si Sanemi no estuviese acostumbrado a ver a Kanae con poca ropa o incluso desnuda.
Él creyó que podría mantener la calma. Sólo iba a ayudarla a elegir, lo que no vio venir fue que ella lo arrastrase hasta la sección de vestidores, donde se hallaba una chica encargada de aproximadamente 19 años, quien revisó los conjuntos de Kanae y la dejó pasar.
—Recuerde, debe probárselos por encima de su ropa interior —dijo la chica.
—Muy bien.
Sanemi se quedó afuera esperando.
Él creyó que sólo era cuestión de verlos en los ganchos y elegir uno al azar, después de todo, Kanae había sido bendecida con verse hermosa daba igual lo que se pusiese; aún si eso incluían las camisas, camisetas o playeras holgadas de su pareja.
La joven de los vestidores se puso a ver su teléfono celular, él no supo si debía agarrar el suyo o esperar solamente.
—¡Nemi! ¿Qué tal este?
Kanae se dejó ver por el pasillo; llevaba sus sencillos zapatos marrones, pero lo que Sanemi tenía que ver era el resto.
Tenía que admitirlo, le dio un poco de gracia que Kanae llevase su ropa interior (unas bragas rosas y un sostén sin varillas rojo) por debajo del primer bikini, pero trató de no reír ante eso y centrarse en lo que ella le pedía: ayudarla a escoger dos conjuntos.
De color verde bandera, la parte superior parecía ser una blusa con tirantes en lugar de mangas. Se ajustaba bien al pecho de Kanae, se agarraba bien de los hombros con las tiras y el resto caía como una delicada falda hasta casi llegar a su ombligo. Por otro lado, el calzón que se agarraba hasta sus caderas, era de color blanco y tenía palmeras del mismo color que la parte superior.
—¿Y? ¿Qué dices?
Él lo pensó. El verde le sentaba bien a Kanae, pero no le convencía mucho, cosa que le dijo a ella sin reparos.
—Mmm, sí —dijo ella mirando el conjunto—, me gusta cómo se ve, pero en mí tampoco me convence.
—¿Te acomoda? —preguntó lo que en su opinión, era lo más importante.
—No mucho en realidad.
—Entonces pruébate otro.
Primer conjunto descartado.
Mientras Kanae se cambiaba, Sanemi recibió un mensaje de texto por parte de Genya. Se quedaría a estudiar con Tanjiro Kamado a su casa y no volvería hasta mañana.
Luego de poner los ojos en blanco, Sanemi escribió de vuelta: "no me quieras ver la cara de imbécil, sé que te quedarás a jugar videojuegos hasta mañana con ese mocoso".
A lo que Genya respondió: "haremos eso después de estudiar, Nemi, sabemos que primero es lo primero". El muy sinvergüenza incluso le puso emoticones de tristeza.
Frunciendo el entrecejo, Sanemi escribió: "como repruebes te juro que te colgaré de los pulgares".
Rápidamente Genya puso: "tu forma de expresar tu amor hacia tu querido hermanito es preocupante, deberías hablar de eso con tu psicólogo".
Psicólogo. Sí, Sanemi desde hace tiempo recurría a uno de estos profesionales para tratar algunas cosas relacionadas a su estado mental, y aunque según este, Sanemi había hecho grandes progresos, eso no salvaría a Genya de un castigo como reprobase alguna de sus materias por irse de vago con sus amigos a jugar videojuegos.
Bueno, mejor que jugase videojuegos con sus nuevos amigos de la academia, a meterse en problemas con pandillas callejeras como hacía hace algunos añ…
—Nemi. Nemi, mira.
Kanae lo llamó antes de que Sanemi pudiese decirle a Genya que quería su trasero de vuelta mañana temprano, pues le tocaba a él preparar el almuerzo.
Qué bueno que la encargada de los vestidores todavía estaba inmersa en su teléfono, de lo contrario habría visto la expresión de Sanemi al ver a Kanae usando ese nuevo conjunto que contrarrestaba con el anterior; eso habría sido vergonzoso.
—¿Qué tal? ¿Te gusta? —sonrió estirando sus manos, dando una vuelta rápida.
Sí. Ese sí le gustaba.
De color morado con listones blancos, este nuevo bikini se conformaba por 2 pequeñas piezas. El calzón, el cual se amarraba de lado a lado de las caderas de Kanae con los listones blancos y el ligero brassier con dos copas que se ajustaba atrás del cuello de Kanae y su espalda, cuya función era sólo cubrir ambos pechos y dejar el resto casi descubierto.
A Sanemi no le costó nada esfumar con el poder de su mente las prendas que Kanae tenía debajo.
—Te favorece. Te ves bien.
—Y me acomoda —ella sonrió feliz.
—Llévalo entonces.
—Faltan tres —anunció dichosa, volviendo a su vestidor.
Apenas ella se perdió de su vista, Sanemi sacó su celular y le mandó a Genya un último mensaje de texto: "tienes razón, mereces un descanso; quédate con Kamado después de estudiar, nos veremos mañana por la tarde, y no te preocupes por el almuerzo, podemos pedir comida a domicilio".
Fue divertido ver la respuesta de su hermanito, un emoticón de desconcierto con el mensaje: "vale, gracias, hermano; nos veremos mañana".
Gracias a sus visitas al psicólogo, desde hace tiempo que Sanemi trataba de mejorar su comportamiento con Genya, y al menor siempre le desconcertaba cuando eso pasaba, pero al menos ya dejaba de preguntarle: "¿quién eres tú y qué le hiciste a mi Nemi?", lo que le haría merecedor de un golpe a su nuca. Sí, todavía le hacía falta hacer progresos, pero iba por buen camino.
—¿Qué dices de este, Nemi?
Se volteó tan rápido para verla que casi se hizo daño en el cuello. Esta vez la encargada de los vestidores sí lo vio; pero por suerte, la chica hizo de cuenta que no había pasado nada y volvió a su teléfono.
Pasada la vergüenza inicial, Sanemi se centró en Kanae.
Ese conjunto era de una sola pieza.
—A mí me gusta. ¿Tú qué dices?
De color blanco, bien cubierto de la zona inferior; sin embargo, en la zona superior…
«Si no llevase ese brassier…»
Sujeto de ambos hombros, pero dejando al descubierto el centro de sus pechos y poco más arriba del ombligo. Sanemi parpadeó un par de veces; su mente le jugó una mala pasada y la hizo imaginársela con ese conjunto empapado. ¿Al ser blanco, la piel de Kanae quedaría más expuesta?
—¿Y cómo te sientes con él? —preguntó luego de carraspear la garganta.
—Me gusta, es cómodo y aunque parece que se ve sencillo por la parte de enfrente…
¿Sencillo?
—Mira.
Se dio la vuelta sujetando su largo cabello, mostrándole que media espalda estaba descubierta.
—Se siente fresco.
—Su-supongo…
—Vale, faltan dos. Si ninguno nos convence, nos llevamos este y el morado.
Después de que Kanae volvió a su vestidor, Sanemi se rascó tras la cabeza, inhalando profundo. De pronto se sentía como si fuese un mocoso de preparatoria otra vez.
Alterándose por un bikini, vaya desastre.
El cuarto conjunto era de dos piezas como el primero, pero este era rojo de la zona superior y negro en la zona inferior. El brassier de Kanae se combinaba bien con el brassier del bikini; se ajustaba bien a su espalda y si Kanae no tuviese su ropa interior, sus hombros estarían desnudos.
—¿Te gusta?
El rojo también era un color que le favorecía.
Ahora él también estaba en duda sobre cuál conjunto le gustaba ver más en ella.
—Sí, sí. Se te ve bien —respondió lo más seguro que pudo, tratando de no ponerse en evidencia de que esto estaba afectándolo… sólo un poco—. Ahora el siguiente.
El quinto igualmente era de una sola pieza, color rosa, solo que este a diferencia del anterior cubría bien su pecho y espalda. Por otro lado, una delgada y corta falta se agregaba a su cintura, cubriendo a medias, su trasero. De todos, ese era el que menos le provocaba sensaciones vergonzosas.
«Tal vez ese sea el mejor» pensó apartándose el mechón de cabello de su cara acalorada.
Al poco tiempo Kanae salió completamente vestida con los bikinis en manos y ya puestos otra vez en sus respectivos ganchos. Agradeció a la señorita de los vestidores y se encontró con Sanemi.
—¿Y bien? ¿Cuáles nos llevamos? —Kanae hizo la gran pregunta.
—¿Cuáles te gustaron más a ti? —devolvió la pregunta no queriendo hablar de los menos favoritos de Kanae.
—Me encantó el morado, aunque, ¿no crees que es demasiado… revelador?
Alzó el bikini mencionado. Sanemi lo miró de reojo y luego volvió su vista al frente.
—No. Se te veía bien.
Ese en especial tenía que usarlo Kanae, sí o sí.
—¿De verdad? —él asintió; ella sonrió fascinada—. ¡Entonces nos lo llevamos!
Él casi gritó "¡sí!" junto con ella.
Para cuando llegó el turno de elegir el segundo, Kanae y Sanemi estuvieron en duda.
Je, si Genya viese a su impaciente hermano mayor tomarse su tiempo junto a Kanae, para elegir un bikini para ella y no estresándose en el proceso como otras personas en su lugar, seguro se reiría.
—El blanco se te veía muy bien —opinó Sanemi alzando el gancho del conjunto.
—Pero al mojarse, ¿no crees que… se vea demasiado?
La misma duda.
—¿Y este? —Sanemi alzó el bikini rosa de una pieza con la falda.
—Mmm, usaba uno parecido cuando era niña… no lo sé, no me convence.
Al final, terminaron llevándose la cuarta opción, el bikini rojo con negro de dos piezas.
Sanemi no quería admitirlo, pero iba a disfrutar viéndola usando ambos conjuntos.
—¡Oye, espera! —Kanae le sujetó del brazo mientras iban de camino a la caja registradora. En la canasta azul que Sanemi cargaba, ahí iban los bikinis, un bloqueador solar, un par de sandalias playeras y unas toallas nuevas.
—¿Qué pasa?
—Que no dejé que te probarás tu traje de baño —con pena, señaló la bermuda—. Vamos, aún hay tiempo.
—Déjalo, Kanae. No tiene ciencia —se rio él—, es demasiado simple y lo más importante, es de mi talla y no me costará mucho.
—Mmm.
Al pagar en caja, Kanae y él se hicieron cargo de sus propias cosas; salvo el bloqueador solar que compartirían, ese lo pagó Sanemi.
Salieron del centro comercial y se dirigieron al auto de Kanae. Una vez sentado en el asiento del copiloto, él suspiró, como queriendo sacar un tema "incómodo" a colación.
—¿Sabes? —habló—. Hoy Genya estudiará con Kamado.
—¿De verdad? —Kanae sonrió, encendiendo el auto—. Me alegra mucho, ¿lo ves? En verdad se esfuerza. Deberías estar orgulloso de él.
Sanemi volvió a suspirar, pero esta vez lo hizo con decepción.
—Lo estoy.
Con una canción pop sonando a volumen bajo en el radio, Kanae manejó hasta afuera del estacionamiento cuando Sanemi volvió a lanzarle una "indirecta" más directa.
—Kanae…
—¿Sí?
—Genya no va a dormir en el apartamento hoy.
—Jugará videojuegos hasta tarde con Kamado, ¿verdad? —se rio ella parando en una luz roja, viéndolo. Él la observaba de vuelta con los ojos entrecerrados, entonces ella se rio—. ¡Sí lo entendí a la primera! —admitió divertida—. Pero no pude evitar molestarte un poco, mi cielo. Lo siento.
Volteando su mirada hacia la ventana, Sanemi bufó.
—Olvídalo. Le diré que ni se le ocurra sacar su trasero del apartamento —masculló entre dientes, pensando en serio en desquitarse con su pobre hermanito.
—¡No! —se quejó Kanae en un puchero—. ¿Cómo crees que tendremos sexo esta noche con tu hermano durmiendo al lado? No, ni hablar.
Mientras Kanae prestaba atención al frente y volvía a poner en marcha el auto ante la luz verde, él giró su cuello lento hacia ella, con una expresión de estupefacción en su rostro.
—¿Qué? —preguntó Kanae dudosa, ante su silencio, no ante esa mueca que él traía y ella no veía—. ¿No quieres?
—Bueno sí… es sólo que… nunca lo habías dicho así —masculló sorprendido.
De pronto, él saltó sobre su propio asiento ante la mano de Kanae sobre su pierna, muy cerca de su miembro… y a la vez tan lejos.
—De hecho —sin soltarlo y usando un tono de voz más serio, ella no dejó de ver al frente, manteniendo el control del volante con la mano derecha—. Me frustra un poco que no me hayas seguido a los vestidores, pero lo entiendo, no estábamos solos.
—¿Seguirte a los…? ¿Querías que nosotros…? ¿Ahí? —la vio asentir con la cabeza—. ¿En serio?
—¿Me harás decirlo? —las mejillas de Kanae se coloraron un poco.
Ambos se quedaron callados por un rato; luego de darle un suave apretón, Kanae volvió a sujetar el volante con ambas manos y Sanemi sacó su celular del bolsillo de su pantalón, marcando.
—¿Qué? —se oyó a un adolescente resoplar.
—¿Ya estás con Kamado? —le preguntó Sanemi a Genya.
—Sí, acabo de llegar a su casa. ¿Por qué? ¿Quieres hablar con su mamá o algo? —preguntó en tono sarcástico.
—Más te vale comportarte; es todo.
—Y yo que pensaba que ibas a desearme las buenas noches.
Sanemi colgó devolviendo el teléfono a su bolsillo.
—Genya ya está en casa de Kamado. Acelera, por dios santo.
Sonriendo, Kanae accedió a la petición casi desesperada de Sanemi, pues ella no estaba en mejores condiciones.
Ambos olvidaron las bolsas adentro del carro en su afán de entrar al apartamento de los hermanos Shinazugawa. Apenas la puerta se cerró atrás de ellos, las prendas fueron cayendo al piso de una en una mientras los dueños de estas unían sus bocas y lenguas.
Ni siquiera quisieron llegar al cuarto de Sanemi, cayeron sobre el sofá. Sanemi sentado, y ella de rodillas, ya desnuda, encima de él que tampoco tenía ropa alguna.
—¡Nemi! No tan… ¡fuerte! —exclamó ella, abrazada de su cuello, con la cabeza echada hacia atrás.
—¿De qué hablas? —gruñó—. ¡E-eres tú la que…! —apretando los dientes, respirando agitado, él sólo la sujetaba mientras Kanae lo montaba y mecía sus caderas sobre su miembro de forma enloquecedora.
En otro momento se habrían tomado su tiempo para jugar un poco, tal vez practicando un poco de sexo oral, sin embargo, ya tendrían el resto de la noche para eso.
Sanemi, quiso cambiar de postura. Hizo que Kanae se acostase sobre el suelo de madera de espaldas, tomó sus dos piernas y las sujetó de lado a lado de su cadera, entrando en ella otra vez.
Ella estaba tan húmeda que el sonido de sus embestidas junto a los gemidos altos de Kanae, llevaron a Sanemi a ser más agresivo hasta el punto de ocasionarle a su pareja varios espasmos continuos.
Ojalá los vecinos no los estuviesen oyendo.
Después de alcanzar el tan necesitado orgasmo junto a Kanae, Sanemi cayó sobre ella, sujetándose con los antebrazos para no incomodarla. Ella lo abrazó con las piernas, respirando agitada, disfrutando de ese momento de satisfactoria calma.
«Bendita vasectomía» pensó él considerando una ventaja el ya no tener que preocuparse por el maldito condón, o las malditas pastillas que afectaron a Kanae durante sus primeros años de relación.
El procedimiento era reversible, pero por ahora, Sanemi no estaba de ánimos para hacerse cargo de otro mocoso además de su hermano. Incluso con esa operación, él solía usar condón (sólo por si acaso) cuando tenía sexo con Kanae, pero digamos que hoy ni siquiera se le pasó por la cabeza sacar alguno de su habitación.
Por otro lado, Kanae y él aún no hablaban de matrimonio o siquiera comenzar a vivir juntos. Sea como sea, ambos eran adultos independientes y sabrían lidiar con cualquier cosa que saliese mal.
Al final, haberse sometido a esos meses de recuperación infernales había valido la pena. Ella ya no tenía necesidad de implantarse o tomarse nada que pudiese afectar su salud.
—Lamento no haber cumplido tu fantasía allá —le dijo respirando agitado sobre su cuello, el cual besó—. Creí que… sólo querías ayuda con… los malditos bañadores.
—No te preocupes —suspiró ella, acariciándole el cabello—. Ya habrá otras fantasías que podrás cumplirme.
Ambos se rieron, tomándose su tiempo antes de separarse y tomar turnos en la ducha.
Como le dijo a Genya que haría, Sanemi pidió una pizza a domicilio mientras Kanae revisaba los programas y películas disponibles. Sobre su cabeza, una toalla estaba envuelta para evitar que su cabello mojase su ropa.
—No puedo creer que ya no esté Betty, la Fea en Netflix —se lamentó Kanae cuando vio a Sanemi volver con platos y vasos.
Sobre la mesa ya se encontraba la pizza y un bote de refresco.
—Sí, esa novela colombiana era su gallina de los huevos de oro; y ahora gracias a esos ejecutivos hijos del carajo ya no sabré si Betty maquilló el maldito balance antes de la junta directiva o no —respondió él sacudiéndose el cabello aún húmedo, tomando el refresco, sirviendo en ambos vasos—. Pon Disney —sugirió fastidiado.
Kanae se rio accediendo a la petición de su pareja.
Mientras veían Wreck-It Ralph y comían pizza, a Kanae se le ocurrió que, durante el viaje a la playa, quizás su Nemi y ella podrían experimentar algo de verdad divertido.
—FIN—
Okey, miren, quise hacer un lemon mejor elaborado y una historia un poco más... enfocada en la playa, sin embargo, comencé a divagar en todo menos en el tema central de la actividad y me salió un fic de más de 7,000 palabras...
Tuve que iniciar de nuevo y he aquí este otro fic.
Sí, este fic tiene una segunda parte que fue la que escribí primero y todavía (a la hora de publicar este) está en borrador xD.
Quizás luego lo publique. Mientras tanto, espero que este les haya gustado.
Gracias por leer.
Saludos.
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